sábado, 16 de mayo de 2020

ACTUALIZACIÓN, NACIONALES, EL REPUBLICANO LIBERAL II, DOMINGO 17/05/2020

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, ÉPICOS FRACASOS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 5 minutos
“Hay una historia por escribir en Venezuela” -dice el historiador Naudy Suárez- “que podría tener como designio esencial investigar (…) cómo han hecho acto de presencia en ella dos modos contrapuestos de conducta política y social: la concertación y el enfrentamiento”. Los preliminares del estudio que aborda (2006, “Punto Fijo y otros puntos: los grandes acuerdos políticos de 1958”) apuntan a una desoladora conclusión: desde 1830 y “para desgracia de muchas generaciones de venezolanos”, ha dominado la segunda, un lapso que el autor compara con un ancho cementerio que acoge a los ca... más »

CARLOS PADILLA, PRINCIPALES NORMAS DE REDACCIÓN PARA FACILITAR EL ENTENDIMIENTO POR PARTE DEL LECTOR

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 16 minutos
En edición anterior nuestra apreciada amiga Soledad Morillo Belloso, afirmaba con mucha certeza que "Lo más importante en el asunto de escribir y hablar es lo que cualquiera puede entender como básico. Es decir, es comunicación. Eso significa que hay un "emisor" que quiere enviarle un "mensaje" a través de un "medio" a un "receptor". https://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/2020/05/soledad-morillo-belloso-que-dijo-harry.html La afamada revista Selecciones Reader´s Digest que publica opiniones de destacados escritores en su edición es español, les recomendaba a sus posibles ... más »

LEONARDO MORALES: ALZADOS E INSURRECTOS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 24 minutos
La amenaza de una guerra civil en Venezuela ha estado en boca de sus principales líderes políticos; desde los tiempos de Chávez la amenaza estuvo en los principales diarios y discursos de los dirigentes de lado y lado (del gobierno y de la oposición: aquellos para anunciarlo y los otros para descartarlo). En agosto de 2012, en el marco de la campaña presidencial, Chávez advirtió sobre una eventual guerra civil de ganar Capriles: Luego de un par de meses, volvió a insistir: "hasta las familias ricas, piénsenlo bien, deberían votar por Chávez". Siempre -parafraseando a Bobbio- se ha ... más »

MARÍA ALEJANDRA DÍAZ MARÍN, DURMIENDO CON EL ENEMIGO INTERNO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 37 minutos
Los liderazgos de los estados nacionales soberanos deben tener claro porqué, para qué y contra quién resistir y combatir. La perspectiva sistémica supone subsistemas, organizaciones y funciones que frente al entorno hostil le permitan perseverar en su ser, ralentizar, eliminar, neutralizar todo desorden o incertidumbre. Los subsistemas de defensa deben producir efectos contrarios. Se debe disponer de un subsistema de contrainteligencia que genere soberanía e independencia, proteja lo tangible e intangible como sustracción excepcional inmune, y detecte inteligentzia que igual a un... más »

LEANDRO AREA, BOCHORNO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 44 minutos
No son tan solo la dictadura, la pandemia, el hambre, los presos políticos, el calor sin electricidad, la sequía sin agua y la calima, las tribulaciones mayores que sumadas a otras patrañas, que da vergüenza reseñarlas de tan propias y rancias que ya son, las que constituyen las exclusivas calamidades de nuestro presente interminable. Este breve menú de realidades apuntadas no hace sino ayudar a comprender, retratándonos en secuestro espero que forzado, así cueste hasta el asco mirarnos y admitir que eso somos en ese espejo empañado de fiebre que encandila, el perfil del ruinoso pa... más »

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN (I)

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 56 minutos
La era de la democracia civil venezolana que va desde 1958, hasta 1998, sin duda, ha sido la de mayor desarrollo en todo sentido. Ello no quiere decir que estuviera exenta de errores, o vicios. Sin embargo, el hecho de su instauración en medio de toda clase de dificultades políticas; económicas, y sociales, y luego de largos años de dictadura, la convierten en un hito histórico. Asedios internos y externos, hacían de la incipiente democracia venezolana, un sistema frágil y proclive al decaimiento, la cual, sobrevivió gracias a la fortaleza de su liderazgo, y la lealtad de los facto... más »

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, ÉPICOS FRACASOS

“Hay una historia por escribir en Venezuela” -dice el historiador Naudy Suárez- “que podría tener como designio esencial investigar (…) cómo han hecho acto de presencia en ella dos modos contrapuestos de conducta política y social: la concertación y el enfrentamiento”. Los preliminares del estudio que aborda (2006, “Punto Fijo y otros puntos: los grandes acuerdos políticos de 1958”) apuntan a una desoladora conclusión: desde 1830 y “para desgracia de muchas generaciones de venezolanos”, ha dominado la segunda, un lapso que el autor compara con un ancho cementerio que acoge a los cadáveres de “oportunidades perdidas para el diálogo, el acuerdo y la cohesión”.

Crónica de conatus que no tuvieron chance de desarrollarse en país “secularmente signado por la guerra y las dictaduras”. De fallidos intentos por sintonizar los ímpetus de rivales como Páez y Juan Crisóstomo Falcón. De absurdas movidas de supresión de toda disidencia por parte del auto-mentado liberal Antonio Guzmán Blanco. De rendición de élites intelectuales que tras impulsar posturas de claro talante democrático, aceptaron “el trueque de paz por libertad”, la bota que Gómez hundió en sus pescuezos. De buenos pujos por implantar un ambiente de paz social sin represión, atisbos de reformas que al no contar con el espaldarazo decidido de gobernantes como López Contreras o Medina Angarita, se licuaron en la desesperación. De expectativas volcadas en la Revolución de octubre, la luminosa promesa de Gallegos de convertirse en “el Presidente de la Concordia” y la desilusión que sobrevino con el golpe militar, la dictadura que Pérez Jiménez atornilló a punta de sangre y miedo. Todo ese ejercicio que anticipa la forja del “espíritu del 23 de enero” habla de vuelos truncos y aterrizajes forzosos en predios del desencuentro, de la propensión no a consolidar voluntades y condiciones para la unidad nacional, sino más bien a frustrarlas.

Tras la digresión de 40 años de esa democracia que se inaugura en 1958, “el año de la concertación en Venezuela” -época cuyos saldos, definitivamente, arrojan más luces que sombras- volvemos a topar con similares atascos. El presente lanza una mueca triste que se agrava en virtud de la emergencia humanitaria compleja, la tragedia de base agudizada a su vez por el avance del coronavirus, la parálisis económica que promete tragarse con apetito pantagruélico lo poco que queda en pie mientras la cuarentena sigue alargándose. Motivos sobran para explorar la pertinencia de un acuerdo mínimo, una articulación básica, un arreglo institucional que nos salve de ser arrollados por la estadística que va dando cuenta del estrago de la pandemia en Latinoamérica, y cuyo avance en ciudades como Lima, Manaos o Guayaquil ya “compite con los peores brotes del mundo” según reporta The New York Times. Pero a contrapelo del ultimátum, la disposición a entendernos brilla por su ausencia.

Sumando a la ristra de malogradas oportunidades para apelar al sentido común y promover el ganar-ganar, las élites políticas siguen aferrándose a sus inamovibles posiciones. El enfrentamiento marca el pulso de una relación que, antes que evolucionar para al menos dar alivio puntual al daño, sólo abona al indetenible, agotador, estéril escalamiento del conflicto.

Los abusos y la ineptitud el gobierno, cabal generador del derrumbe que sabemos, lucen más obvios en la medida en que el encierro forzoso se hace insuficiente para contener y gestionar el impulso más básico: comer y dar de comer. La oposición hegemónica, por su parte, lejos de ofrecer contrastes que subrayen las diferencias de forma y fondo que la separan de su adversario e inexplicablemente desconectada de la realidad, recurre a los mismos atajos que en 2002, 2014, 2017 ó 2019 demostraron su nulidad. ¿A alguien podrá sorprender que civiles sin poder fáctico, competencias ni ejércitos fallen redondamente al intentar contrapuntear con un gobierno militar en un terreno que este domina naturalmente, y con amplias ventajas?

Difícil no advertir allí los mohines de una “marcha de la locura”, la decisión una y otra vez tomada a espaldas de la evidencia; “política contraria al propio interés”, como bien la retrata Tuchman. Luego del bochorno y los moretones que dejó el 30A (cuando este grupo de dirigentes ansiosos por demostrar que la vía de la abstención era la correcta, decide “tomar el cielo por asalto" azuzando un enteco motín de soldados), ¿cómo entender esta nueva irrupción del síndrome del sí-o-sí, la renuncia a hacer política, el ominoso trato con mercenarios? ¿Cómo excusar la porfía infantil, el vulgar trámite de la impotencia, la incapacidad para reconocer las fortalezas propias, las debilidades y las verdaderas zonas de oportunidad; para saber dónde, como plantas carnívoras, prosperan las tentaciones del chacumbelismo?

Esa deriva autodestructiva a la que alude la reflexión de Naudy Suárez parece estar haciendo fiesta hoy, efectivamente. El impulso de cambio se pervierte en momentos en que planes como el descrito en el contrato que involucra a figuras del interinato, tienden no sólo a regalar coartadas a un régimen entrenado para sobrevivir “como sea”, sino a deslegitimar la razón de los demócratas. Y a erosionar, por ende, la cualidad del apoyo que el mundo libre nos brinda.

En medio del naufragio, no obstante, cobra peso la idea de que sólo un acuerdo forzado por la amenaza global pudiese ayudarnos a ver alguna luz. Al recordar las negociaciones entre EEUU y Vietnam, o las que hubo en Sudáfrica, a pesar del apartheid; las de Irlanda del Norte, Guatemala, El Salvador o Colombia, Joaquín Villalobos lo pone así: “en un conflicto negociar no es rendirse, sino luchar en otro terreno que demanda paciencia, persistencia y pragmatismo”.

A sabiendas de que a Maduro quizás no le urge una solución pactada, pero al país sí, habrá que ver cuánta capacidad tenemos para vigorizar esas voces pacientes, persistentes, pragmáticas y responsables que reconocen que acompañar los desbocamientos del extremismo no puede sino pagarnos con el más épico de los fracasos.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis

CARLOS PADILLA, PRINCIPALES NORMAS DE REDACCIÓN PARA FACILITAR EL ENTENDIMIENTO POR PARTE DEL LECTOR

En edición anterior nuestra apreciada amiga Soledad Morillo Belloso, afirmaba con mucha certeza que "Lo más importante en el asunto de escribir y hablar es lo que cualquiera puede entender como básico. Es decir, es comunicación. Eso significa que hay un "emisor" que quiere enviarle un "mensaje" a través de un "medio" a un "receptor". https://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/2020/05/soledad-morillo-belloso-que-dijo-harry.html   

La afamada revista Selecciones Reader´s Digest  que publica opiniones de destacados escritores en su edición en español, les recomendaba a sus posibles autores algunas normas para facilitarle al lector la comprensión de sus artículos y aplicaba esos criterios para aceptar la publicación.   

Algunas de esas normas las presentamos de seguida de forma y manera sucinta.  

EL TÍTULO  

Es la primera noticia que tiene un lector por ello debe ser atrayente sin caer en el amarillismo sensacionalista, grosero o morboso, este espanta al lector pues la experiencia nos indica que casi nunca anuncia verdaderamente el contenido del escrito.    

Debe ser lo más breve posible de una sola oración principal que funcione para atraer al lector y realmente lo introduzca de una vez en el tema.    

Por otra parte, es recomendable, cada vez que se pueda, utilizar números ya que está probado que funciona para llamar la atención del lector, Por ejemplo, es más atrayente para el lector escribir “Los 10 errores cometidos por la oposición” que “Los errores cometidos por la oposición”.    

También ayuda el uso de los adjetivos interesantes Por ejemplo “Los 10 errores increíbles cometidos por la oposición”     

Si se trata de una lista proponga una lógica única de secuencia por ejemplo “Los 10 errores increíbles cometidos por la oposición y sus razones”     

Prometa algo factible e interesante. Por ejemplo “Los 10 errores increíbles cometidos por la oposición, sus razones y como evitarlos”   

Llegado hasta aquí, solo nos resta preguntarnos si nuestro título, si aplica, contesta a las siguientes preguntas: Qué, quién, porqué, cómo y cuándo.   

En el desarrollo de nuestro ejemplo debimos haber contestado dichas preguntas:  

¿Qué?: Los 10 errores cometidos  
¿Quién?: La oposición, sus razones y como evitarlos  
¿Porqué? Son Increíbles  
¿Cómo?: Las razones   
¿Cuándo?; En el pasado   

Si es necesario se puede agregar un subtítulo en beneficio del título.    

Pruebe esta fórmula: NUMERO O DISPARADOR + ADJETIVO + PALABRA CLAVE + PROMESA DE VALOR.   

LOS PÁRRAFOS, LAS ORACIONES Y LAS PALABRAS  

Cada párrafo debe ser breve, máximo cinco oraciones. Compuesto de una oración principal que presenta la idea principal seguida de oraciones subordinadas que deben estar conectadas con la principal mediante nexos que las enlacen.    

Las oraciones subordinadas, siempre explicativas, pueden ser sustantivas que nombra o designa a personas, animales, cosas, lugares, sentimientos o ideas, También adjetivas las cuales suministran más información puntualizando cualidades generales o que lo circunscriben a una clase determinada, o bien detallando una característica en particular que le es inherente. Las hay adverbiales relativas al modo, lugar, tiempo, certeza, de lo expresado en la oración principal como modificadores o complementos Desde luego no hay que utilizarlas todas tan solo las necesarias al tema que estamos tratando.     

Las palabras deben ser breves, máximo cinco silabas y siempre deben ser concretas y no abstractas. Deben evitarse las siglas y las fallas ortográficas     

Así mismo evitar el peso muerto de aquellas palabras que si las quitamos no varía el sentido de lo que estamos escribiendo. La redundancia en palabras hay que eliminarla y más aún la redundancia de ideas que solo se acepta cuan queremos reforzarlas,     

EL CIERRE   

Un párrafo de agradecimiento al lector por haberse interesado en el tema, incluir algo de lo tratado y por el privilegio que no da al leernos.   

Por ejemplo: “Agradecemos el haberse interesado en el tema de una buena redacción, dándonos el privilegio de llegar hasta ustedes, en la seguridad de que nos permitirá leer sus excelentes trabajos con mayor asiduidad”    

Carlos Padilla 
carpa1301@gmail.com 
@carpa1301 

LEONARDO MORALES: ALZADOS E INSURRECTOS

La amenaza de una guerra civil en Venezuela ha estado en boca de sus principales líderes políticos; desde los tiempos de Chávez la amenaza estuvo en los principales diarios y discursos de los dirigentes de lado y lado (del gobierno y de la oposición: aquellos para anunciarlo y los otros para descartarlo). En agosto de 2012, en el marco de la campaña presidencial, Chávez advirtió sobre una eventual guerra civil de ganar Capriles: Luego de un par de meses, volvió a insistir: "hasta las familias ricas, piénsenlo bien, deberían votar por Chávez".

Siempre -parafraseando a Bobbio- se ha invocado el termino fuerte, la guerra, para lograr el débil, la paz. En el año 2017 el gobierno impuso, abusando del control obsceno que ejerce sobre los demás poderes públicos, una ANC, excluyente e ilegítima, con el fin de “conseguir la paz”, pero los tambores de la guerra interna nunca dejaron de sonar, sino que redoblaron su intensidad.

Con el nombramiento de la junta directiva de la AN y la autoproclamación de Guaidó como presidente encargado escalaron las amenazas del conflicto interno. 

Los peligros de una confrontación no pueden ser descartados: por un lado, el gobierno sigue sin dar señales de querer avanzar hacia un acuerdo que permita, a través de las instituciones, todas severamente debilitadas, superar las diferencias políticas para conducir la país hacia la recuperación social y económica. Por el otro, el extremismo opositor sigue tejiendo su política sobre sus antiguos y persistentes fracasos, construyendo escenarios donde el “término fuerte” es protagonista: el conflicto y la violencia.

Vía confrontacional

Los sucesos de Macuto y otras localidades revelan, de acuerdo a tesis ortodoxas de la guerra civil, que se vienen dando los pasos para una confrontación existencial. Un sector opositor que, aun cuando lo nieguen, no puede ocultar que las redes y ayudas externas están fuertemente establecidas. Para éstos la obtención y conquista del poder pasa por la generación de violencia horizontal, siempre dirigidas a sus adversarios y actuaría, según John Keane, sobre “el sistema nervioso de la estructura de poder del enemigo, es decir, las élites gobernantes, los centros de comunicación y transporte y las industrias de mayor importancia estratégica.”

No fue acaso la Operación Gedeón vinculada con el fracaso del desembarco en Macuto y Chuao - ¿fracasó? – esa fase dos que culminaría con una serie de levantamientos en distintas zonas del país, desarrollándose un conflicto armado que permitiría el objetivo principal: la toma del poder. Esa carta jugada por el extremismo, de esas que se resguardan bajo la mesa, puede no ser la última, otros ases hay dentro del mazo que pueden estar tentando a sus promotores.

Los diseñadores de la Operación Gedeón, tropezaron con una complejidad que no estuvieron presentes en otras intervenciones extrajeras. Aquí no estamos en presencia de una fuerza social levantada en armas contra el gobierno de Maduro, sino de un “presidente encargado”, que ni gobierna ni manda, pero es reconocido por un número importante de países y, por otro, un gobierno que cuenta con el respaldo de los poderes públicos y de algunos otros países cuyo peso e influencia no son deleznables. Así, la intervención militar extranjera en auxilio al presidente reconocido termina estando repartida en naciones con intereses diversos en Venezuela. Ya había advertido Michael Waltzer que: “…tan pronto como una potencia exterior viola las normas de neutralidad y no intervención, queda la vía libre para que otras potencias hagan los mismo”.

Esquivar la violencia

Fumar la pipa de la paz siempre será más provechoso y menos doloroso para ambos bandos: el primero, el gobierno, siempre será el responsable ante el orden interno y externo de lo que ocurra en el país. Su fama como gobierno maula, represor y violador sistemático de los derechos humanos son tan enormes que no podrá justificar más derramamiento de sangre. Y, el segundo, el extremismo guaidocista, dispone de muy pocos efectivos nacionales, adiestrados y entrenados, para promover una insurrección y, además, la contratación de empresas y mercenarios para que le hagan la tarea resulta chocante y poco atractiva para muchos de los países que hasta ahora le han brindado respaldo.

A los venezolanos les interesa que sus dirigentes actúen atendiendo al interés nacional y no al interés foráneo. Desde distintos sectores, Oslo, Barbados, Unión Europea, hasta el mismísimo y desaparecido Grupo de Lima, partidos y dirigentes nacionales, Mesa de Diálogo Nacional, han llamado a la búsqueda de una salida, negociada, pacífica y cívica.

Cada fracaso, cada tropiezo en las negociaciones o diálogos son signos de que las cosas no se hicieron bien. En modo alguno significa que el método fuera malo. La democracia no es perfecta, pero es la mejor forma que la humanidad ha conseguido para dirimir sus diferencias y cada vez se insiste en perfeccionarla. El diálogo y la negociación, difíciles, largos y tediosos, siempre será preferible que estar compadeciéndose por el dolor de centenares de familias que pierden a seres queridos en insurrecciones irresponsables.

Leonardo Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP

MARÍA ALEJANDRA DÍAZ MARÍN, DURMIENDO CON EL ENEMIGO INTERNO

Los liderazgos de los  estados nacionales soberanos deben tener claro porqué, para qué y contra quién resistir y combatir. La perspectiva sistémica supone subsistemas, organizaciones y funciones que frente al entorno hostil le permitan perseverar en su ser, ralentizar, eliminar, neutralizar todo desorden o incertidumbre. Los  subsistemas de defensa deben producir efectos contrarios.

Se debe disponer de un subsistema de contrainteligencia que genere soberanía e independencia, proteja lo tangible e intangible como sustracción excepcional inmune, y detecte inteligentzia que igual a un virus pretende penetrar ideas, doctrinas, conceptos estratégicos, tácticos y técnicos, replicándose infectarlo y reiniciarlo con valores contrarios.

Un ejemplo de ello, la extensión de la lógica carcelaria territorializada en el barrio, las comunidades, la sociedad, permeando sus códigos, sus órdenes, y sus contravalores. Grupos criminales proyectan miedo y terror, sus nomenclaturas y palabras, dinamizan el lenguaje nuestro de cada día resemantizándolo: carros, pranes, luceros, gariteros, reos, población común, jerarquía de poder que funciona y se distribuye por orden ascendente/descendente cuya base sociológica ha sido justificada por el “nacimiento de una nueva especie”, que sigue proliferando en los lugares de miseria, “sin miedo a matar ni a morir”, la especie “post miseria” (Karina Biondi)

El plan mayor de infiltración es inocular doctrinas de pacificación foráneas y destruir nuestra Doctrina de Seguridad y Defensa integral, convertir la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en fuerza instrumentalizada, inhibida, inactiva, sin poder de decisión, generar la obsolescencia de su función de escudo protector de la Nación.

Debe imponerse el interés general sobre intereses de bandas criminales actuando con espíritu de cuerpo. No es un simple problema de orden público o interno, la vida de la República está en juego. Sin mostrar debilidad el Estado debe ejercer la autoridad, AUCTORITAS que le asiste para actuar decididamente. Es ingenuo suponer que se puede negociar con el diablo, o engañarlo. Sólo se puede ganar. 

Esta es la ley de la guerra espiritual (Duguin). Estamos durmiendo con el enemigo. Actuemos en consecuencia, no vaya a resultar que un día ese enemigo  interno, el unheimlich, nos degüelle y no amanezcamos.

María Alejandra Díaz Marín
mariaalejandradiazredessociales@gmail.com.
@MariaesPueblo
@UNoticias
Constituyente

LEANDRO AREA, BOCHORNO

No son tan solo la dictadura, la pandemia, el hambre, los presos políticos, el calor sin electricidad, la sequía sin agua y la calima, las tribulaciones mayores que sumadas a otras patrañas, que da vergüenza reseñarlas de tan propias y rancias que ya son, las que constituyen las exclusivas calamidades de nuestro presente interminable.

Este breve menú de realidades apuntadas no hace sino ayudar a comprender, retratándonos en secuestro espero que forzado, así cueste hasta el asco mirarnos y admitir que eso somos en ese espejo empañado de fiebre que encandila, el perfil del ruinoso país que nos dibuja

Aunque suene absurdo insistir, aburrido contar e incomprensible, todo este aparente y caótico mazacote de realidad que padecemos, cuando se observe con la perspectiva que otorgan el tiempo y los distanciamientos cicatrizantes, podremos entender que fueron eventos, no todos previstos es verdad, aunque en su gran mayoría calculados que, enhebrándose en sus detalles y capítulos, dieron luz verde finalmente, ¿fatalmente?, a tan abruptas subidas y bajadas de telón. Parafernalias rocambolescas y saltos de guion y talanqueras adquirieron sentido y ritmo en el aparatoso transcurrir de los días y en el sonar de instrumentos y voces que creíamos percibir como ruido lo que era partitura.

A este tiempo tal vez se lo defina en su conjunto por avezados investigadores del futuro como “pandémico”, lo que no sería precisión pertinente ni científica para explicar la especificidad de nuestra frustración venezolana que no puede cobijarse, compararse o diluirse escuetamente, en esa otra que es mundial, ojalá pasajera, mientras que la nuestra propia es ya una plaga bíblica parecida en tanto a la eternidad.

Y es que con ese tapabocas que hemos llamado, rimbombante, “perspectiva”, nos daríamos cuenta y cobraría sentido de totalidad el entramado y difuso conjunto amorfo de partículas y particulares señas, que como señuelos parecen de escalas desiguales o pertenecientes a intereses contradictorios, o utensilios distintos de fuerzas en pugna y excluyentes que pudieran ser económicas, políticas, ideológicas o geoestratégicas, o ninguna, o todas juntas a la vez.

Todo se resolvería explicativamente aduciendo una síntesis cuasi perfecta de contradicciones en armonía donde unos factores y actores no son posibles sin la existencia de sus negativos complementarios, como lo son el bien y el mal o como si el color negro pudiera existir sin la presencia del blanco. Lo uno en dependencia de lo otro en una relación de pervivencia, convivencia y connivencia existencial. O que esa aparente contrariedad excluyente, amigos-enemigos, no fuera si no el guiso argumental separativo y artificial que diera congruencia a la unidad de dos apellidos de distintas familias en una sola persona; plural en singular.

Sería, en resumen, como una máquina que funciona cabalmente a partir de piezas, mecanismos y junturas, que se contradicen, rechazan y repelen entre sí dando origen y propósito de sustentación, razón de ser y movimiento, a lo que hoy padecemos.

Sería pertinente, insisto en las probabilidades, para estos historiadores del mañana que escribirán sobre estas ruinas de país que somos hace tiempo, que informen con cuidado y matiz que el argumento anterior, si fuese valedero, no quiere indicar, no implica malintencionadamente o solapadamente que todos fuimos culpables, cómplices de la misma calaña, aquí la necesaria clasificación, ya que el juicio de la historia invalidaría pues de responsabilidades, culpas y castigos, a asesinos, torturadores y hambreadores de tanta gente durante tanto tiempo, y a destructores aviesos de unas formas de vida medianamente civilizadas, de sociedad ambiciosa de paz y democracia aunque sin particulares rasgos proclives al respeto por los derechos humanos, amantes también sea dicho de paso de rebatiñas populistas y de caudillos hablachentos, sin olvidar a todas estas el peso del excelso clima que nos mece y que influye tanto en nuestras dificultades por conseguir lo que natura no regala.

Es que este tiempo que se nos ha echado encima, más allá de pandemias y otras sombras chinescas, es tan cruel y de elaborada maldad, que no tiene perdón, menos olvido, y reclama justicia, aunque a veces a uno a pesar de sensible come flor y buena gente le ronque desde las vísceras y desde el corazón la palabra venganza, para que veas hasta donde es capaz de llevarnos el mal huracanado que el bochorno provoca.

Hasta esa esquina de hiel nos han empujado estos rufianes que nos acogotan a todos, casi, sin que las reacciones en contrario al fin cobren fuerza y nos encontremos tantos, quiénes, dónde y aún, con una sola agenda y transparente en el barco común con el que atravesar el río de nuestras podredumbres que bien aspiro a que alguien narre la historia de esta historia que un día terminó como un volcán ahora dormido.

Y que se escuche, y los hijos por venir sepan a su vez, incluyamos a nietos por si acaso y bisnietos también, que en esta tierra de Dios y de desgracias hubo algunos que no quisieron llorar del todo la ignominia que llevamos por dentro y no nos deja, y se encontraron en plazas, calles, casas y demás rincones extraviados, por encima de pandemias y cuarentenas de chantaje inducido, a decir sus pesares y verdades, y a exigir y lograr a voz una, ojala que sea pronto, lo que la mayoría necesita y reclama, que antes que nada es pan, dignidad y energía compartida para imponer y lograr respeto en libertad, historia ambicionada de la Venezuela reiterada de siempre.

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN (I)

La era de la democracia civil venezolana que va desde 1958, hasta 1998, sin duda, ha sido la de mayor desarrollo en todo sentido. Ello no quiere decir que estuviera exenta de errores, o vicios.

Sin embargo, el hecho de su instauración en medio de toda clase de dificultades políticas; económicas, y sociales, y luego de largos años de dictadura, la convierten en un hito histórico.

Asedios internos y externos, hacían de la incipiente democracia venezolana, un sistema frágil y proclive al decaimiento, la cual, sobrevivió gracias a la fortaleza de su liderazgo, y la lealtad de los factores comprometidos en su establecimiento.

El Pacto de Punto Fijo, modelo de alianzas políticas de las élites dirigentes para la construcción de un sistema de gobierno estable y alternativo, que auspició la apertura para la construcción de una sociedad moderna con la participación del sector privado de la economía, y la dirigencia organizada de los trabajadores en sus sindicatos y federaciones.

Aun en medio de la suspensión de garantías económicas en el gobierno de Betancourt, hubo participación del sector privado de la economía en libertad. Del mismo modo, se abrió la posibilidad de desarrollo para la clase obrera; se masificó la educación pública, y se comenzó la construcción de la obra civil en todo el país.

El quinquenio del presidente Betancourt, sometido a toda clase de ataques desde distintas posiciones ideológicas internas e internacionales. Los golpes de Estado, y alzamientos militares, fueron derrotados afortunadamente, poniendo a prueba la solidez del liderazgo político, y el interés ciudadano en el establecimiento de un sistema de libertades.

En el del presidente Leoni, consolidación paulatina de la democracia, pero también la continuación del asedio de los comunistas nacionales, auspiciados por la dictadura cubana y la URSS, período dentro del cual, promovieron –entre otras afrentas- la invasión por Machurucuto en 1967, por fortuna derrotados por el entonces glorioso ejército venezolano. Quinquenio difícil, pero que logró derrotar política y militarmente a los enemigos de la democracia venezolana, y comenzar a partir de allí con el proceso de pacificación.

Luego vino el primer gobierno del presidente Caldera, hecho político importante habida cuenta de que con la división del partido Acción Democrática, nació el Movimiento Electoral del Pueblo, dirigido por el maestro Prieto Figueroa, cuya candidatura presidencial dividió la votación de AD, y permitió el triunfo de Copei por breve margen. Continuación de la consolidación de la democracia como sistema, y culminación del proceso de pacificación para la integración mayoritaria de las fuerzas desleales a la democracia, hasta integrarse en la sociedad partidista con amplia participación.

En el 73 se produjo el triunfo arrollador de Carlos Andrés Pérez, marcando un nuevo estilo de liderazgo, signado por el dinamismo. El país accede a la explosión de los precios internacionales del petróleo, y lamentablemente no se cumplió con el mensaje que el propio presidente Pérez había anunciado: ¨Administrar la abundancia con criterio de escasez¨. Por el contrario, esa riqueza súbita pervirtió la forma de gobernar, y comenzaron los más sonados casos de corrupción. Pero también hay que admitir, que se crearon instituciones que fortalecieron y desarrollaron nuestro sistema, tales como el plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho; el sistema nacional de orquestas infantiles y juveniles. Además, se nacionalizó la industria del petróleo y el hierro, entre otras obras.

Luego vino el quinquenio del presidente Herrera, y el país vivió una nueva bonanza petrolera, que tampoco fue aprovechada para el desarrollo del país. La honestidad indiscutible del presidente Herrera, contrastaba con la voracidad y afán de riqueza de buena parte de sus funcionarios. Un hombre vinculado de verdad con la cultura y el deporte, y solidario ampliamente con la lucha de los pueblos centroamericanos por la democracia.

Continuará.

 Román Ibarra:  
romanibarra@gmail.com
@romanibarra