martes, 1 de octubre de 2019

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, MIÉRCOLES 02/10/2019

MARYCLEN STELLING: AVATARES

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 8 minutos
La internacionalización del conflicto venezolano ha conducido indefectiblemente a la internacionalización del diálogo, sometido en consecuencia al influjo de actores y factores externos. Estamos en presencia de la internacionalización cuando, “explícita y conscientemente”, uno o más actores domésticos deciden incluir agentes externos en cualquier fase de un conflicto interno. La internacionalización, se refiere entonces al grado de exposición de un asunto interno a la comunidad de naciones y actores del sistema mundial. La internacionalización puede ser política o de carácter milit... más »

IBSEN MARTÍNEZ: MADURO, ¿TERCERA TEMPORADA?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 14 minutos
La ofensiva lanzada en Venezuela desde comienzos de año por la coalición que apoya a Juan Guaidó es buen ejemplo de que la intención humanitaria y la amenaza de intervención militar no se avienen como receta ideal para lograr un cambio de régimen. Aquí calza bien, creo, remitir una vez más a lo mucho que al respecto ha observado atinadamente David Rieff. En verdad ya podemos alegrarnos de que, a pesar de la mortal calamidad que atraviesa mi país y la latencia de un conflicto armado subregional de grandes proporciones, no nos hayamos precipitado todavía a un escenario siquiera remot... más »

LEANDRO AREA PEREIRA: PARA UNA MEMORIA DE LO NO VIVIDO (*)

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 21 minutos
Pienso que al menos son cuatro los factores que explicarían en buena medida el devenir histórico de los venezolanos y de Venezuela, expresado en sus actitudes y comportamientos políticos. Ellos son: una profunda sensación de orfandad; un sentimiento de despojo; una persistente aunque imprecisa aspiración de libertad y; una ambición desmedida por el poder. El primero de los aspectos señalados refiere a la distorsión y utilización temprana pero sostenida en el tiempo por la Historia y los historiadores, no sé a quién responsabilizar primero, en la que se vende en exceso heroico, dra... más »

REINALDO AGUILERA: NEGAR LA EVIDENCIA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 36 minutos
La semana pasada puede considerarse un perfecto desastre para todos los miembros activos del régimen venezolano, lo ocurrido en los diferentes días y escenarios en los cuales se desarrolló la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York fue una tormenta perfecta en lo que al ámbito diplomático se refiere. Para empezar y de un modo que no es usual, pues no es muy común, se desarrolló una reunión encabezada por el mismísimo presidente de EE.UU Donald Trump para tratar lo que sucede en Venezuela, el encuentro realizado en el marco de la Asamblea General de la ... más »

JOSÉ LUIS ZAMBRANO PADAUY: SOMOS LOS PRIMEROS EN LA ONU

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 46 minutos
En toda novela siempre prevalece un protagonista. Su ingenio para destrabar los conflictos o los modos precisos para desarrollar su personalidad deslumbrante lo convierten el eje central de la trama. Pero en ocasiones, la figura principal puede ser el malvado cobarde y ruin de la historia. Las fechorías, sus risotadas a mandíbula batiente y sus decisiones para propiciar el mal en otros, pueden copar nuestro interés y anidar sus acciones detestables en cada página de ese tomo de emociones y conflictos. Algo similar sucede con Venezuela. Son tiempos sulfurosos para sus ciudadanos, qu... más »

HÉCTOR ALONSO LÓPEZ: ANTE EL PAISAJE EN RUINAS, UN TESTIMONIO DE LA BARBARIE.

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 56 minutos
“No hay documento de cultura que no lo sea al mismo tiempo de barbarie” Walter Benjamin (Obras. Libro I/Vol 2) Esta es la pregunta que está en el corazón del presente: ¿Qué nos pasó? Venezuela se está desmoronando y transita la senda estrecha de la destrucción y el abismo. Ni los muertos están seguros en sus sepulturas. La coyuntura es una agónica encrucijada de caminos. Y esta imagen no es una técnica dramática tremendista. No me propongo actualizar el viejo dilema de civilización o barbarie, no. Si hago mía la reflexión de Walter Benjamin en torno a la pregunta: ¿Cómo podemos hab... más »

MARYCLEN STELLING: AVATARES

La internacionalización del conflicto venezolano ha conducido indefectiblemente a la internacionalización del diálogo, sometido en consecuencia al influjo de actores y factores externos.

Estamos en presencia de la internacionalización cuando, “explícita y conscientemente”, uno o más actores domésticos deciden incluir agentes externos en cualquier fase de un conflicto interno. La internacionalización, se refiere entonces al grado de exposición de un asunto interno a la comunidad de naciones y actores del sistema mundial.

La internacionalización puede ser política o de carácter militar. La primera persigue obtener respaldo político para una causa, y para ello es fundamental el apoyo y legitimación de actores internacionales. La militar pretende el apoyo logístico o militar como vía para resolver el conflicto interno, tal como lo plantean sectores radicalizados de la oposición.

En el caso venezolano, el Gobierno busca legitimidad para obtener apoyo internacional a favor de su derecho a gobernar y atacar las amenazas internas y externas. La oposición procura legitimidad para obtener apoyo internacional en su lucha contra lo que consideran un “Gobierno ilegítimo, opresor y violador de los DDHH”.

La comunidad internacional, en concordancia con la polarización interna, se debate entre incrementar las sanciones o promover el diálogo, la paz y garantizar las decisiones que tomemos internamente. La mediación de Noruega – actor invitado a participar por las partes en conflicto- está oficialmente suspendida, aun cuando para otros espacios políticos se encuentra definitivamente cancelada. Situación objeto de todo tipo de rumores y especulaciones catastróficas especialmente en sectores radicalizados de oposición. Se afirma “el fracaso de Barbados”, se pronostica el recalentamiento de la conflictividad y el surgimiento de nuevos conflictos.

Internacionalizados tanto el conflicto como la negociación, el diálogo –en tanto víctima- transita por una suerte de calvario plagado de avatares, problemas, vicisitudes, acusaciones y nuevos desacuerdos que obstaculizan “sin querer queriendo” su feliz término.

A ello se añade el peloteo de la culpa entre los actores políticos, con la consecuente preocupación y el alto nivel de angustia en la población.

Maryclen Stelling:  
@maryclens 

IBSEN MARTÍNEZ: MADURO, ¿TERCERA TEMPORADA?

La ofensiva lanzada en Venezuela desde comienzos de año por la coalición que apoya a Juan Guaidó es buen ejemplo de que la intención humanitaria y la amenaza de intervención militar no se avienen como receta ideal para lograr un cambio de régimen. Aquí calza bien, creo, remitir una vez más a lo mucho que al respecto ha observado atinadamente David Rieff.

En verdad ya podemos alegrarnos de que, a pesar de la mortal calamidad que atraviesa mi país y la latencia de un conflicto armado subregional de grandes proporciones, no nos hayamos precipitado todavía a un escenario siquiera remotamente evocativo de lo ocurrido en los Balcanes y Afganistán a la vuelta del siglo. Las cosas, bien o mal, han ido en otra dirección.

¿Qué ha pasado desde que un joven político desafió las pretensiones de la dictadura, puso en boca de todos la palabra “usurpación” y convocó de nuevo a manifestar clamorosamente en las calles por el retorno a la democracia?

Se recordará que Guaidó salió al encuentro del país como quien dice caminando solo desde el horizonte y justo en medio de la más desoladora bajamar del fervor opositor que pueda recordarse.

Sin ser en absoluto bisoño, no se exagera diciendo que Guaidó era casi un desconocido para la gran masa opositora que, de súbito, vio en él a un paladín salido del libro de profeta Daniel.

El desconcierto en las zahúrdas infernales de dictador Maduro no pudo ser mayor ante el inusitado empuje y el gran arrastre de masas del joven diputado que reclamaba el fin de la usurpación y predicaba en pro de un gobierno de transición que condujese en breve a unas elecciones libres y supervisadas internacionalmente.

La plataforma del presidente legítimamente designado por la Asamblea Nacional abordaba con audaz creatividad política el obstáculo mayor: la cuestión militar. En vez de lenidad, se le ofreció a la alta oficialidad militar y al funcionariado civil, muchos de ellos señalados como agentes de los crímenes del régimen, la zanahoria de acogerse una ley de amnistía a cambio de suspender el apoyo a la dictadura plegarse a la constitución vigente y ponerse al lado del presidente designado. El garrote fue amenazar, no muy verosímilmente, con una intervención militar estadounidense. Aunque la baza de la insurrección militar no funcionó, sí dejó al descubierto los antagonismos internos.

De entonces a la fecha, y en vertiginosa sucesión de grotescos episodios, el país ha visto recrudecer la represión de cualquier forma de protesta cívica al paso que aumenta, ahora sí decididamente, la presión de la llamada comunidad internacional.

Han ocurrido asesinatos políticos literalmente en presencia de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y las masivas ejecuciones extrajudiciales en nuestras barriadas alcanzan ya cotas genocidas. Las cárceles rebosan de presos políticos, muchos de ellos insumisos oficiales de las fuerzas armadas. El ultrajante papel de los servicios de contrainteligencia cubanos en la ofensiva de represión es ya desembozado.

El hambre, la escasez y la ineptitud ahogan a un país sin agua potable ni electricidad. La crisis migratoria no ha hecho sino agudizarse y, a gran velocidad, desborda los cálculos más expertos.

Los países de la región, con Colombia a la cabeza, lucen ya resueltos a acometer acciones conjuntas para desalojar a Maduro del poder y quizá revertir con ello la ola migratoria. ¿Cuánto más ha de prolongarse la tiranía cleptocrática y asesina? Aun contado Maduro con el factor militar, ¿ por qué demora tanto un desenlace?

La emergencia de una incipiente y singular dualidad de poderes explica, a mi modo de ver, la demora de Maduro en dejar el poder pero, al mismo tiempo, anuncia ya el principio del fin. La admirable resiliencia de Guaidó – y la mano protectora de Trump, todo hay que decirlo – exponen a Maduro al escarnio de no poder detenerlo ni forzarlo al exilio.

Guaidó preside así, sin salir de Venezuela y en plan de agitador fugitivo y hasta ahora inatrapable, algo mostrenco y nunca antes visto en nuestra región: un gobierno en el exilio con nula competencia en el territorio, pero que, sin embargo, disputa a la dictadura, hasta ahora con éxito, el control de parte importante de los activos petroleros del país en el exterior.

Uno solo de ellos – la petroquímica Monómeros Colombovenezolanos −, exento de sanciones estadounidenses, genera ya, y no teóricamente, ingresos al gobierno legítimo. Convengamos en que no sería lo mismo un Guaidó sin refinerías exentas de sanciones estadounidenses que la actual dupla Guaidó−Monómeros. O Guaidó−CITGO, para ponerlo con siglas.

Añádanse a ello los recursos que Washington asegura haber aprobado para subvenir a los gastos ordinarios del tren de Guaidó y su perdurabilidad, aunque trepidante, está razonablemente garantizada en el futuro a la vista.

Un gobierno petroquímico en el exilio, aun con presupuesto deficitario y limitaciones legales para operar activos embarazados por hipotecas y cobro de acreencias, es algo que ni Maduro ni nadie podía siquiera imaginar a comienzos de año.

En Venezuela la palabra “política” se deletrea igual que la palabra “petróleo”. Visto así, hoy se despliega un paralelogramo de fuerzas que el economista Francisco Rodríguez describe muy bien al decir que “Maduro no puede ya vender petróleo al exterior ni Guaidó producirlo en Venezuela”. Lo cual solo augura para Maduro una tercera temporada inexorablemente corta.

@ibsenmartinez
Ibsen Martínez 

LEANDRO AREA PEREIRA: PARA UNA MEMORIA DE LO NO VIVIDO (*)

Pienso que al menos son cuatro los factores que explicarían en buena medida el devenir histórico de los venezolanos y de Venezuela, expresado en sus actitudes y comportamientos políticos. Ellos son: una profunda sensación de orfandad; un sentimiento de despojo; una persistente aunque imprecisa aspiración de libertad y; una ambición desmedida por el poder. 

El primero de los aspectos señalados refiere a la distorsión y utilización temprana pero sostenida en el tiempo por la Historia y los historiadores, no sé a quién responsabilizar primero, en la que se vende en exceso heroico, dramático y gramático, la separación de Venezuela de la Madre Patria en términos de quebrantamiento libertario, revolucionario, permisado y necesario. Esa visión echa raíces, flores y frutos hasta el día de hoy. 

De ese matriarcado colonial pasamos, y no sin traumas, al patriarcado de los libertadores que entre otros logros, de no poca virtud, se traicionaban y mataban entre ellos, cuenta otra vez la Historia y sus historiadores, en el efervescente caudillaje tribal de rutina tropical y levantisca de la cual tampoco se salvaría Simón Bolívar “El Padre de la Patria”, al que poco valió honra y honores para salir indemne de soberana humillación por parte de sus congéneres. 

En Venezuela, si es que el país aún existe, no hay territorio ni mausoleo suficiente para enterrar a tantas glorias y traiciones sin contar además con tanto heredero realengo, cobradores de peaje o de sucesión, que se reproducen a lo largo del tiempo por estos tremedales. Huérfanos pues, de padre y madre, “pueblo” decidieron llamarlo, y tal seguimos mendigos solicitando hospicio sustituto.

En agregado se encuentra además de esa, sin faltarles en todo la razón, esta otra interpretación multiplicada y saboreada por todos los rincones según la cual Venezuela ha sido y es un país invadido, mutilado, expoliado y reducido por propios y extraños. Allí se suman en fila interminable o en componenda, el Imperio Español, y ya desde gateando el británico y ahora Guyana que no se quede atrás, el Virreinato de la Nueva Granada hasta el día de hoy, los gringos ni se diga. Súmele a los traidores internos, a los partidos políticos en su momento, a las “élites podridas”, ahora a Chávez y su marea roja, a los cubanos del mar de la felicidad, al otro imperio, el ruso, a los chinos e iraníes y demás, FARC y ELN incluidos, que el menú da para todos los guisos y posturas políticas. 

El territorio, El Dorado, el petróleo, las riquezas, la identidad, todo ha sido amputado, sustraído, negociado, por lo que entonces, en razón de esa rapiña alienante, no hemos podido llegar ser lo que supuestamente deberíamos. Ese discurso hecho demagogia persiste desde los héroes libertadores y se hace abecedario diario en el discurso de caudillos, en la derecha, en la izquierda, en los interminables golpistas, en el centro, en el nosotros, y se entreteje nido en la cabeza de todos convirtiéndonos en culpables o en víctimas propiciatorias o en vengadores de un supuesto destino implacable. Pasajeros pues en permanente tránsito, turistas del gerundio, hacia la comarca siempre postergada del “quiénsabe, del “puedeser”, del “talvez”. ¡Bienvenidos sean pues los salvadores de la patria! 

Luego deambula incorpórea una imprecisa noción de libertad: “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó…” ¡Cómo nos fascina esa imagen con la que nos embelesamos y cantamos bajito para dormir a nuestros hijos y nietos en la cuna! Pero además con esa consigna nuestra gente sigue marchando por las calles frente a la dictadura y la he oído gritar pidiendo libertad más que comida. Somos peritos testarudos en construir imágenes bajo el sol implacable, labradores de soñadurías, ilusiones ingratas aunque paradisíacas. Al menos desde 1810 a nuestros días y contando. 

Que no se nos olvide la cuarta pata del taburete inestable sobre el que nos mantenemos a flote, balseros del espíritu, y que es el del gozo, la ambición por el poder, el instrumento fácil para llegar a ser personalmente, individualmente, lo que no nos permiten nuestras incapacidades colectivas. 
Guerra de la Independencia, caudillismo, dictaduras, democracia, izquierdismo, militares, empresarios y curas, chavismo-madurismo, oposiciones democráticas, en todos bulle esa avidez traumática por encontrar figura, lustre, riqueza, desproporción, gula de espejo y de fortuna. Bucaneros, mineros, almas en pena. 

Y si estos cuatro afluentes apuntados anteriormente fluyen sin cortapisa, sin diques de contención, como el Estado y otras instituciones, el Derecho, la Justicia, los principios, la ética, sin ni siquiera un simple semáforo en la calle, el río turbulento que se crea de esa sumatoria de causas no tiene freno. Torrente que sin madre se desborda permanentemente por doquier y derriba todo lo humanamente construido. 

Por su parte la izquierda criolla, su mitología, discurso y representantes, no son animales políticos ajenos a esta vorágine. Esa mentalidad de moda “marxista” caló desde muy joven aquí en el siglo XX venezolano. Baste leer a los pichones políticos de la llamada “Generación del 28” por ejemplo, sin contar a los del Partido Comunista, que cansados de tanta dictadura, atraso, exilio, con razón, agallas y corazón, proponían nuevas ilusiones de progreso y de ciudadanía con lenguajes calcados del Manifiesto Comunista o de la Revolución Bolchevique. Léase nada más, para muestra un botón, el “Plan de Barranquilla” firmado por sus autores en marzo de 1931.

Allí habría que husmear tal vez los orígenes de esos calenturientos marxistas venezolanos de los años sesenta, que de esos vientres nacieron y que con otros viudos del poder encabezaron golpes de Estado, guerrillas, y ejercieron entre ellos y otros tantos de afuera, acciones encaminadas a derrotar a la Democracia que acababa de nacer tambaleante. 

Varios escenarios acompañan esta aventura izquierdosa y zurda de los 60 explicada en distintas versiones por actores del reparto o elaboradas por historiadores, otra vez, u otros estudiosos de estos laberintos. De ese enjambre de explicaciones me quedo en principio con las que siguen:

En lo internacional los sesenta son los años de plena Guerra Fría y los intereses geoestratégicos y geopolíticos de las grandes potencias de entonces, los Estados Unidos y la Unión Soviética, poseen una especial importancia y significación para entender lo que ocurría en el mundo, en la región, y en nuestros frágiles y porosos países. 

Existían planes concretos de ambos bandos para penetrar y dominar a América Latina, patio trasero de potencias, en la que se reflejaba una lucha por el poder que iba más allá del simplificador título de “Democracia contra Dictadura”. No era pues tan solo ideológica la aspiración de dominación sino sobre todo económica, política, militar, cultural y multiplicadora, camuflada en el discurso pro defensa de ideales humanos y sociales. 

En lo regional por su parte era un tiempo convulso para los sistemas políticos latinoamericanos donde encontrábamos entretejidas unas con otras, asumiendo extrañas formas, tendencias democráticas, militaristas, dictatoriales, comunistas, socialistas, indo-americanas, populistas y personalistas todas, ninguna de ellas dominante en principio sobre las otras.

Era una época entonces de crisis del orden político, económico, social y cultural, también regional en países inestables, frágiles, con un crecimiento voraz de la pobreza, que en paralelo, es verdad, experimentaban el surgimiento de clases medias con crecientes aspiraciones de movilidad social. Subdesarrollo clásico.

Aspecto relevante y aparte, lleno de interrogantes, es el de por qué el triunfo de la revolución cubana logró tanto eco, aplauso e influencia imantadora en buena parte de los países de América Latina.
En lo nacional no puede dejarse de lado en primer lugar que existía para el momento una recóndita, y a veces evidente, fractura entre los factores de poder que derrocaron a la dictadura del General Pérez Jiménez. No había atracción política suficiente entre ellos, ganaba a veces la dispersión de fuerzas y de esfuerzos. 

Habría que agregar la decepción en cierta juventud adeca que se vio frustrada frente a unas mayores aspiraciones de cambio reprimidas una vez que “el partido del pueblo” es gobierno en 1959. A pesar de no pertenecer generacionalmente a la camada de los pioneros del 28, mantenía enfoques y apetitos que se conservaban inscritos en el ADN doctrinario abonado desde los documentos fundacionales y otras trazas, tantas, marxistas y radicales de lucha dejadas a través de escritos, discursos y acciones producto de lo vivido en el tan intenso periodo que ocupa 20 años,1928-1948, de lucha política partidaria, la mayoría del tiempo clandestina, que incluye el golpe y derrocamiento del Presidente Isaías Medina Angarita y el posterior periodo de gobierno (1945-1948) conocido como:“El Trienio Adeco”.

Reitero que esas inclinaciones juveniles, ideológicas y políticas, no se sintieron satisfechas con el plan político “consensuado” que se planteaba en el gobierno de Rómulo Betancourt y así, dentro de todas estas circunstancias, se apura la ruptura, la insurgencia, la guerrilla armada en Venezuela.
Aparte pero no tan lejos, a veces en comandita, en amplios sectores del perejimenismo siguen vivas sus aspiraciones de volver al poder. Allí están ojo avizor sectores de las Fuerzas Armadas, siempre anhelantes, apostando al mejor demandante que representara sus ambiciones en esos primeros años de desequilibrio, turbios y complejos. Valga nombrar un agregado paliativo y es que para la democracia naciente sirvió de mucho la aparición de la izquierda y la lucha contra el comunismo para que las Fuerzas Armadas Nacionales tuviesen en la agenda algo más que conspirar y andar dando golpes de Estado contra la Democracia. “Por ahora”.

Simultáneamente se sentía el efecto deslumbrador de la revolución cubana y la figura carismática de Fidel Castro. Explicarnos hoy a la Venezuela de 1959 recibiendo alborozada al líder cubano y sus milicianos barbudos, fusil al hombro, echada a la calle para vitorearlos, no es concha de ajo. Algo pasaba, algo se sentía, algo sobraba, algo se necesitaba. ¿Con nuestros líderes no era suficiente; Rómulo, Caldera, Jóvito y demás?¿En nuestro proyecto democrático no estaba de sobra la revolución Caribe? Igual pasó con su visita a Venezuela cuarenta años después, en febrero de 1989, ahora de traje y corbata, y para ello baste leer el “Manifiesto de Bienvenida y sus abajo firmantes”, que nos puede dar un pulso indicativo del deterioro del paciente que venimos auscultando. Tema por demás pendiente para una investigación necesaria.

En esas aguas turbulentas se construiría la democracia, contra ellos mismos irrumpirían militares, marxistas y demás, quienes de una u otra manera se abrogaban la paternidad del siempre huérfano pueblo venezolano. Sobre ese aluvión se instala en la década de los sesenta la Democracia de Partidos Políticos en Venezuela y se pone en práctica el Pacto de Punto Fijo con su Plan Mínimo Común, excluyendo a los comunistas, cometiéndose así un grave error histórico. 

Allí al lado, en Colombia, está ocurriendo en paralelo lo mismo: cae la dictadura de Rojas Pinilla, se instala el Frente Nacional, se excluye también a los comunistas. Liberales y conservadores allá, adecos, copeyanos y etcétera de aquí, fundan cada quien sus democracias compuestas con sus particulares aliños nacionales incluyendo como aquí a la insurrección armada, financistas y ad lateres. 

Es fácil observar ahora por el retrovisor siempre empañado de la historia que el producto de todos estos elementos puestos en la licuadora de las circunstancias produjera esa fuerza que se llamó de izquierda que incluía en su menú: guerrilla, conspiraciones, “alianzas dialécticas”, toma del poder por las armas, frentes de liberación nacional, etc. 

¿Habrá algún hilo histórico conductor que nos permita comprender la irrupción de Chávez, “el repetido no deseado”, el neo populista-militaroide-comunistoide, como engendro de cierta continuidad, piezas del mismo rompecabezas de lo que fuimos, creímos dejar de ser durante 40 años de paréntesis democrático, y seguimos siendo? 

Mitos, símbolos y realidades políticas que emergen como recurrencias en la pesadilla del hoy histórico. Destino nunca. Interrogantes siempre. Por eso es que seguimos hilvanando apresurados lo que podemos llegar a ser a partir de lo que hemos sido para entender a través de la memoria de lo vivido, de lo no vivido y de lo por vivir, con los pies sobre la tierra, el camino que necesitamos andar en busca y construcción de un país de ciudadanos en Democracia y Paz, que brinde progreso generoso para todos y para cada uno. 

*Se publica con la autorización de Enrique Viloria coordinador del libro colectivo “La década de los 60 en Venezuela: Testimonios y reflexiones”, de próxima aparición.

Leandro Area Pereira
@leandroarea 

REINALDO AGUILERA: NEGAR LA EVIDENCIA

La semana pasada puede considerarse un perfecto desastre para todos los miembros activos del régimen venezolano, lo ocurrido en los diferentes días y escenarios en los cuales se desarrolló la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York fue una tormenta perfecta en lo que al ámbito diplomático se refiere.

Para empezar y de un modo que no es usual, pues no es muy común, se desarrolló una reunión encabezada por el mismísimo presidente de EE.UU Donald Trump para tratar lo que sucede en Venezuela, el encuentro realizado en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ocurrió el día miércoles y reunió a 12 presidentes de países latinoamericanos y representantes diplomáticos de otros, con la delegación de Juan Guaidó, líder opositor reconocido, correspondiendo a Julio Borges dar el discurso de apertura para explicar la magnitud de la tragedia que se vive en nuestro país y proponer fórmulas paran continuar ejerciendo presión y buscar prontas soluciones a la crisis venezolana. 

Mientras muchos líderes aprovecharon la palestra para destacar los desafíos a los que se enfrenta cada uno de sus países en un mundo casi totalmente conectado por la tecnología, como lo demostró el joven presidente de El Salvador, otros estaban tratando de negar lo evidente, respecto al caso de Venezuela, caso puntual de la señora Rodríguez quién apareció ya casi al final de la jornada para dirigirse a un reducido grupo, pues muchas delegaciones abandonaron el recinto antes de su intervención.

Llamó poderosamente la atención que todos los representantes de Juan Guaidó sostuvieron encuentros y reuniones con diversos asistentes a la cita mundial, mientras que “otros” estuvieron muy limitados, sintiéndose de alguna manera la presión internacional que se cierne sobre el régimen de Nicolás Maduro, con lo que se puede concluir que sin lugar a dudas hubo un revolcón diplomático para quienes tienen al que fuera un gran país en el suelo.

Cabe destacar que estando en pleno desarrollo la Asamblea en las Naciones Unidas, se aplicaron sanciones por parte de la administración Trump a miembros de alto rango militares, policiales y civiles vinculados al chavismo/madurismo, con la salvedad de que dichas medidas se extendieron a los familiares directos de éstos, con lo cual se sigue derrumbando de alguna u otra manera la estructura mediante la cual hablan mal del “Imperio” mientras se la pasan allá e incluso residen en territorio norteamericano, cosas de la revolución bonita como digo yo. 

Finalizando la semana vino otro golpe a los rojos rojitos, Naciones Unidas abrió una investigación a Venezuela por los atropellos del régimen de Maduro, es así como el Consejo de Derechos Humanos aprobó la creación de una “misión internacional independiente de determinación de los hechos” cuyo propósito es realizar una indagación a fondo de “las ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias y las torturas y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos desde 2014”, lo que constituye un hecho inédito para un país latinoamericano.

Por su puesto ante lo indicado anteriormente hubo reacción inmediata, en la misma línea de siempre, tocó a la señora Rodríguez señalar que el informe presentado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (DDHH), Michelle Bachelet, sobre la situación de Venezuela, niega la historia y las luchas de los pueblos de América Latina ante las arremetidas imperiales; no dijo nada nuevo y mucho menos aceptó cómo el 98% de los Venezolanos se encuentran sobreviviendo con dos dólares (2$) mensuales de salario por decir lo poco, ya todos saben que “ellos” viven en una realidad paralela a la de los demás.

Ahora bien, lo realmente increíble es que pasan cosas a diario y parece que todo sigue igual, quizás no es así pero la sensación es esa, lo que hace que continúe el éxodo de personas sea por tierra, aire o mar en franca huida de la locura que constituye vivir en un país que se ha transformado en un gran pueblo sin ley.

En conclusión, la semana pasada constituyó un fuerte revés para la “Revolución Bonita” que ya se conoce como una de las más feas del planeta, los ojos del mundo se enfocaron en la crisis de Venezuela durante la Asamblea General de la ONU ni más ni menos; en el organismo internacional no solo se aprobó una comisión multilateral de investigación sino que además presidentes de la región dedicaron su discurso a la crisis generada por la tiranía de Nicolás Maduro con lo que lo dejaron más descubierto aunque pretenda a diario negar la evidencia, así de simple y sencillo. 

Reinaldo J. Aguilera R. 
@raguilera68 / @AnalisisPE

JOSÉ LUIS ZAMBRANO PADAUY: SOMOS LOS PRIMEROS EN LA ONU

En toda novela siempre prevalece un protagonista. Su ingenio para destrabar los conflictos o los modos precisos para desarrollar su personalidad deslumbrante lo convierten el eje central de la trama. Pero en ocasiones, la figura principal puede ser el malvado cobarde y ruin de la historia. Las fechorías, sus risotadas a mandíbula batiente y sus decisiones para propiciar el mal en otros, pueden copar nuestro interés y anidar sus acciones detestables en cada página de ese tomo de emociones y conflictos.

Algo similar sucede con Venezuela. Son tiempos sulfurosos para sus ciudadanos, quienes tienen a sus gobernantes orgullosos de accionar un sistema perfecto para la miseria. El mundo entero lo sabe ya, con cabeza pensante y amueblada de convencimiento. Por eso la ONU quería dedicarse por completo en su asamblea general, a la desazón generada por el cambio climático y evitar cualquier colapso apocalíptico inconmensurable. Pero nuestra realidad se lo impidió.

La saña aguda sembrada en el continente, con emigrantes sometidos a su propio destierro y señalados en muchas ocasiones de incómodos, por atiborrar a las otras naciones con su presencia y su dolorosa realidad, complica el panorama para la continuidad de este sistema oprobioso y demencial. Bien lo dijo el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien no deja de sorprenderme a estas estas alturas por su cambio sorpresivo de posición política: “hemos salido de ese engaño, el falso socialismo del siglo XXI, el cual no existió jamás. Ecuador habría acabado como Venezuela”.

No solo su acertada intervención en la ONU fue de mi agrado. El presidente colombiano, Iván Duque, nos regaló otro motivo para soñar con determinaciones futuras: “Mi gobierno tiene pruebas fehacientes y contundentes que corroboran el apoyo de la dictadura, a grupos criminales y narcoterroristas que operan en Venezuela para atentar contra Colombia”. Su frase terminante y estremecedora, vino acompañada por un dosier de imágenes que entregó con emoción a la asamblea en pleno.

Este nuevo encuentro en Nueva York no fue en vano. Lo digo convencido que puede ser el abreboca de acontecimientos imperturbables en los días próximos. Donald Trump se reunió con varios de sus homólogos de América Latina y dejó en claro que los tormentos de nuestro país siguen estando entre sus prioridades.

Habló de una coalición histórica que necesita alcanzar la meta de sacar al dictador de su trono: “estaremos con el pueblo venezolano todos los días hasta que finalmente se liberen de esta horrible y brutal opresión", expresó con su modo peculiar y poco avezado en política. "Serán liberados. Va a suceder". Ese mismo día firmó una proclamación para prohibir la entrada a EEUU a miembros del ejército, policía y guardia nacional; hacia cualquier relacionado con el mandato inefable de Maduro.  

El protagonismo febril de nuestro país fue más allá de lo esperado. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió crear una misión internacional independiente, encargada de investigar las violaciones recurrentes desde 2014, con una urgencia consciente y con la negativa inmediata de los personeros de Miraflores. Seremos el primer territorio latinoamericano en ser investigado por este organismo, cuya distinción tiene en ira fecunda a todo el régimen.  

Mientras se escenificaba esta asamblea premonitoria, Maduro se subió en un avión, voló hacia Rusia y trató de tramar una fortaleza protectora internacional. Más raro resultó el viaje contorneado de Diosdado Cabello a Corea del Norte y Vietnam. No sé si tales periplos son para generar mayor provocación o para alcanzar algún apoyo verdadero.

Se ve todo con gran claridad. No hace falta ser un experto de tomo y lomo, como para entender que se seguirán mellando los cimientos de la tiranía venezolana.

El momento más difícil para Cuba fueron los años noventa, en el cual se instauró un periodo especial de restricciones extremas. Esa nación está muy cerca de retornar a esa etapa cruenta, pues los buques con petróleo venezolano llegan menos, mientas las nuevas sanciones emanadas desde la Casa Blanca también les está afectando. Mancillar al mentor del Maduro es la tarea suprema de los próximos meses.

 Estamos inmersos en una competencial crucial para ver con ojos propios, hasta cuándo puede aguantar el dictador y sus secuaces en el poder. Es una lucha fratricida de unos malandrines descorazonados por no abandonar sus privilegios, a costa del infortunio de todo un pueblo. Pero el tiempo corre en contra de estos malhechores, mientras el horizonte comienza a pintarse de sueños insólitos y amables, para una nueva Venezuela a punto de nacer.      

José Luis Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571

HÉCTOR ALONSO LÓPEZ: ANTE EL PAISAJE EN RUINAS, UN TESTIMONIO DE LA BARBARIE. . (PRIMERA PARTE)

“No hay documento de cultura que no lo sea al mismo tiempo de barbarie”
Walter Benjamin (Obras. Libro I/Vol 2)

Esta es la pregunta que está en el corazón del presente: ¿Qué nos pasó? Venezuela se está desmoronando y transita la senda estrecha de la destrucción y el abismo. Ni los muertos están seguros en sus sepulturas. La coyuntura es una agónica encrucijada de caminos. Y esta imagen no es una técnica dramática tremendista.

No me propongo actualizar el viejo dilema de civilización o barbarie, no. Si hago mía la reflexión de Walter Benjamin en torno a la pregunta: ¿Cómo podemos hablar de historia?  La historia se construye a través del acto mismo de relatarla. Para aquel desventurado filósofo y critico cultural víctima del nazismo, el problema no era responder cómo se han desarrollado las cosas, sino saber plantear las interrogantes. 

Apoyado en el concepto del presente, Benjamin enjuicia el Angelus Novus, la acuarela del artista alemán expresionista Paul Klee. El ángel de la historia tiene la boca abierta, los ojos desorbitados y las alas desplegadas. Su interpretación de la obra está contenida en la tesis número once:

“Pues este aspecto deberá tener el ángel de la historia  Él ha vuelto  su rostro hacia el pasado. Donde ante nosotros aparece una cadena de datos, él ve una única catástrofe que amontona incansablemente ruina tras ruina y se la va arrojando a los pies. Bien le gustaría detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destrozado. Pero, soplando desde el Paraíso, una tempestad se enreda en sus alas, y es tan fuerte que el ángel no  puede cerrarlas. Esa tempestad lo empuja incontenible hacia el futuro, al cual vuelve la espalda mientras el cumulo de ruinas ante él va creciendo”.

Creo entender que el sentido de la historia humana se muestra en las rupturas, en el repentino  surgimiento de lo imprevisible. Luego entonces no hay un destino fijado escrito en piedra. Al concebir la  historia como un paisaje en ruinas, Benjamin mostro cual fue su experiencia personal. En cualquier caso, esta es para mí la enseñanza a retener: la instancia del presente condiciona nuestra  visión del pasado y del futuro.   

 ¿Cómo hemos llegado a la debacle y a la eventual disolución nacional? Intentar responder a esa interrogante es mi homenaje a la fiesta de la memoria, ahora y en la hora en que Acción Democrática celebra el nuevo aniversario de una larga existencia. Este escrito esboza un recuento personal que invita a pensar, a participar y a comprometerse.   

Aprendimos sobre la Venezuela heroica narrada en los libros de escuela. Nos conocimos cuando éramos adolescentes. Compartimos los mismos sueños. A lo mejor las mismas utopías. Intercambiamos literatura novedosa que satisfacía nuestra sed de aprender. Pero una vez más el tiempo fue aleatorio y la historia contingente.

Nada en el país ha transcurrido a espalda de Acción Democrática. No hay obra de beneficio colectivo que no tenga el sello del partido. Es la evidencia clara a 78 años de su fundación.  Más de la mitad de nuestras vidas la entregamos al ideal que nos unió. Y es de justos reconocer las oportunidades políticas y personales que hicieron posible nuestro crecimiento como ciudadanos.

En horas de oscura opresión hubo resistencia, ofrendas de vidas, exilios, confinamientos, torturas, humillaciones, persecuciones, pecho abierto ante la bayoneta cruel, pero sobre todo dignidad frente al feroz perseguidor. Esa historia no estuvo exenta de omisiones, desviaciones, graves errores y traiciones. Hubo de todo, al fin de cuentas fue obra humana.

AD es la tierra nutricia de nuevos partidos políticos. La última división ocurrió en 1967. No olvido la imagen del edificio en Las Mercedes. Yo, un recién llegado a Caracas, veía como la sede nacional se repartía en dos pedazos.  Dos hermanos entraron en discordia y termina ganando la presidencia de la Republica quien nunca hubiera podido con los votos mayoritarios de la gente común.

De allí en adelante se hizo presente un lento proceso de disminución. Todavía éramos muchos con la misma comunidad de sentimientos, aunque unos estaban adentro y otros fuera. A pesar de las circunstancias adversas, el promedio de los resultados electorales de Acción Democrática fue de 32%. Hoy es apenas algo menos de una tercera parte.

Vistas así las cosas, la pregunta que quiero formular con interés histórico  es: ¿por qué llegamos a esta situación de naturaleza extrema? Insisto, la historia me interesa en la medida en que es una construcción que da sentido al presente. La otra concepción, respetable, cuyo método es la composición mediante acontecimientos donde el pasado nunca pasa, no encaja con mi propósito de articular la comprensión del presente. 

Tuvimos un liderazgo político que fue capaz de contener el autoritarismo, que hizo de la conciencia civilista el camino para resolver nuestros problemas y dirimir en paz los conflictos. Tuvimos convicción democracia para admitir la alternancia.  Pero una vez perdida la perspectiva  para renovar el proceso democrático, se abrieron las compuertas y descubrimos que la barbarie seguía viva entre nosotros.

Ahora atravesamos la zona de turbulencia de una crisis profunda  en camino hacia un severo conflicto mayor. Percibimos la disolución de todo vestigio de instituciones democráticas y nos encaminamos a un proceso de violencia, intolerancia, y fanatismo, a la disolución  de los fundamentos de una vida civilizada. No es poca cosa la que está en vilo.

El militarismo disfrazado con el traje de justicia social es una treta pragmática. El propósito es subordinar la sociedad a un estado mafioso. Las relaciones del gobierno con el mundo exterior son afines con los autoritarismos.  Aquel manipula el comodín del imperialismo de Estados Unidos, mientras que las empresas del nuevo zarismo ruso y el capitalismo chino con sus barajitas y abalorios dominan la economía nacional.

La organización social del gobierno se apoya en minorías desclasadas llenas de odio y resentimiento, sin conexión con la clase obrera y campesina. Son los harapientos de espíritu que denunció Carlos Marx en  18 de Brumario de Luis Bonaparte. La propiedad colectiva es una ficción, los trabajadores dueños de nada  ven como las fábricas expropiadas terminan enterradas en los cementerios de miles de empresas venezolanas.

El socialismo del siglo XXI se mantuvo en medio de enormes mil millonarios ingresos fiscales, repartidos a discreción, para beneficio de una nueva y vieja oligarquía de políticos, empresarios y militares. Hoy tenemos  un país más desigual donde contrasta la fastuosa riqueza asiática de la nomenclatura gobernante encumbrada y la pobreza paleolítica de millones en estado de sitio.     

Debemos asumir nuestras responsabilidades. Admito plenamente la mía, sin complejos. No hay espacio para el yo sino coraje para el nosotros. No pretendo aconsejar a nadie ni mucho menos ser juez que sentencia. Para los hombres públicos ya dictaminará la historia.  No puedo dejar de recordar que pertenezco a una generación que fue protagonista. Omitirlo resultaría una flaqueza de espíritu  imperdonable. 

Claudio Fermín, Rafael Ángel Marín Jaén, Timoteo Zambrano, Antonio Ledezma, Luis Emilio Rondón, Johan Perozo, Homero Parra, Pedro Benítez, Ángel Medina, Alfonso Marquina, Manuel Rosales, Eduardo Morales Gil, Pablo Pérez, Domingo Alberto Rangel Vega, Jorge Ramos Guerra, Liliana Hernández, Jorge Millán, Jesús Gabriel Peña Navas, Juan Requesens, muchos más y yo,  fuimos políticos destacados del partido. Paradójicamente, ya no estamos en él. Unos cuantos hemos llegado a tiempos de descuento.    

Mis fracasos no me definen, pero mi determinación sí.

En tres documentos pretendí dejar constancia de mi posición en la acción política nacional. Un documento dirigido a la militancia de AD del 12 de julio de 1990. Un segundo documento dirigido al CEN de AD del 24 de febrero de 1992. Y  el libro de vivencias personales El Rostro humano de la política, en especial el capítulo denominado Reunificación de la familia.

En calidad de candidato a la secretaria general de AD propuse la renovación del partido, modernizar la organización mediante prácticas de democracia interna más amplias. En aquella época tuve la convicción en la bondad de un partido abierto a la sociedad, una formación que dejara atrás la soberbia maquinaria cerrada que nos había enajenado tantas voluntades. Sin falsa modestia hoy digo que la realidad habla por sí sola.

Luego de los sucesos del 27 de febrero que indicaron la presencia de un poderoso malestar social, y tras la intentona militar del 4 de febrero, manifesté que la respuesta no podía ser meras declaraciones de prensa.  Entonces propuse la necesidad de repensar al Estado macro cefálico e ineficiente, avanzar en la implantación de un Estado fuerte que diera al ciudadano la posibilidad de hacer su propio destino. Prediqué en el desierto.

Héctor Alonso López
@hectoralonso