miércoles, 30 de septiembre de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, JUEVES 01/10/2020



GRISELDA REYES, EL TEMA URGENTE
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 11 hours ago
La situación venezolana llama con razón al interés y la preocupación de la comunidad internacional. Durante dos décadas los enfrentamientos y la polarización política, en un cuadro que muchos asimilan a una nueva versión de la guerra civil, ha significado la división de los venezolanos con las consecuencias que ello representa para la estabilidad institucional y el equilibrio de los poderes públicos. De allí que los recientes informes de organismos internacionales sobre violación de los derechos humanos- a diferencia de otros países- se explican por los alcances de la crisis nacio...
CARLOS BLANCO, GUERRA O NEGOCIACIÓN
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 11 hours ago
1.- La furtiva maniobra de los negociadores con Noruega, Barbados y ahora con la delegación de la Unión Europea, ha sido la de dejar colar ante la opinión pública nacional que el dilema es guerra/enfrentamiento/caos, o negociación. En términos lógicos es la falacia del falso dilema o bifurcación: ya que nadie puede querer la guerra, entonces hay que caer inexorablemente en la negociación; pero, ¿cuál negociación? Desde luego, la mía. 2.- El problema de la negociación que se ha llevado a cabo y que parece continuar a espaldas de la opinión pública es que precisamente esa está llen...
LUIS FUENMAYOR TORO, LAS PROTESTAS RECIENTES
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 11 hours ago
En los últimos días se han producido una serie de manifestaciones populares de protesta en varias ciudades del país, aunque las del estado Yaracuy han sido las que han llamado más la atención, entre otras cosas por involucrar a por lo menos tres ciudades importantes: Chivacoa, Yaritagua y Nirgua. Pero además por su número y duración, por la numerosa participación de la población, por el carácter de las demandas efectuadas y por la vehemencia y valentía de los manifestantes, al defenderse de los cuerpos de seguridad del Estado. Han sido además directamente aludidas por funcionarios ...
VÍCTOR A. BOLÍVAR, CREO MÁS EN YARACUY QUE EN LA ONU
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 12 hours ago
“No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso”. Walt Whitman Insistiremos en poner el acento en la mayor o menor viabilidad de las salidas que se proponen para resolver la gran tragedia de un país que ya se desdibuja en el imaginario del venezolano. Con esa angustia, entre tanta penuria, está ganado a creer todo aquello que lleve consigo cualquier expectativa. Solo hemos pedido sinceridad desde estas líneas, pues, como bien dice un buen amigo “tantos orgasmos fallidos dejan un desencanto insalvable”. Dos hechos trascendentales para e...
LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, SANCIONES VS. PROTESTAS
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 12 hours ago
Sí existe algo que frenéticamente tema el régimen es la protesta, la presión social, incluso teme más que a las sanciones internacionales las cuales evade sin mucho esfuerzo. Las protestas sociales de hoy nada se parecen a las de 2002, 2003, 2014 ni 2017 en las cuales existían justificados motivos políticos, jurídicos y venezolanistas, las de hoy son enteramente por dignidad, por la más pura sobrevivencia, por justicia en todos los aspectos. En primer lugar, el régimen se encuentra absolutamente desconocido por la comunidad internacional determinante de occidente, casi todas las ...
OSCAR ARNAL, EL PAÍS EN LLAMAS Y LA UNIDAD OPOSITORA
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 12 hours ago
La protesta toma cuerpo en todo el país. El pueblo está en la calle protestando por la crisis terminal de los servicios públicos, la falta de gasolina y la hiperinflación desbordada. El régimen se ve desbordado. Mientras tanto en los cuatro puntos cardinales de Venezuela y en el mundo democrático el reclamo es por la unidad de los distintos líderes opositores. No se justifica ante la crisis humanitaria compleja y el informe demoledor de la O.N.U. sobre las graves violaciones a los Derechos Humanos que tengamos divergencias públicas que son aprovechadas por el régimen. Nos tienen q...

 

GRISELDA REYES, EL TEMA URGENTE

La situación venezolana llama con razón al interés y la preocupación de la comunidad internacional. Durante dos décadas los enfrentamientos y la polarización política, en un cuadro que muchos asimilan a una nueva versión de la guerra civil, ha significado la división de los venezolanos con las consecuencias que ello representa para la estabilidad institucional y el equilibrio de los poderes públicos. De allí que los recientes informes de organismos internacionales sobre violación de los derechos humanos- a diferencia de otros países- se explican por los alcances de la crisis nacional y no solo por la comprobada actuación represiva de un gobierno.

A ello se añade un verdadero colapso de la economía tradicionalmente sustentada en el recurso petrolero. En la práctica la quiebra de Pdvsa no es la quiebra de una empresa importante sino mucho más: es el colapso del principal resorte financiero del Estado. Habría que pensar lo que ello significa cuando asistimos en los últimos años al grave deterioro de las condiciones sociales del venezolano. Basta con padecer los efectos de la hiperinflación y la casi desaparición del bolívar como la moneda histórica de la nación. Basta con solo ver el deterioro de los servicios públicos, la desaparición de las fuentes de empleos y el cuadro de desolación de las ciudades y pueblos del interior que en los últimos días han salido a protestar no por simples razones políticas y partidistas sino como un grito desesperado de sobrevivencia.

A esa realidad se le añade el costo que representa la cuarentena del coronavirus que significa gigantescas pérdidas financieras, altas cifras de desempleo y desinversión y caída de los niveles sanitarios en los países de mayor desarrollo económico del mundo. Habría que calcular lo que ello significa para un país que ya soporta un derrumbe económico y social sin que se apliquen las medidas necesarias y pertinentes en busca de soluciones.

Todo un cuadro que exige un gran esfuerzo por supuesto de las autoridades y poderes del Estado cuya responsabilidad en lo que ocurre es obvia, sino también de los partidos políticos y las instancias de la sociedad civil que padecen los estragos de la crisis y que solo superándola en lo posible, podrán encontrar espacio para su actuación y la conquista de sus objetivos. Desgraciadamente todo indica que no se trabaja en esa dirección. La llamada dirigencia política sin exclusiones aparece divorciada de ese tema urgente y prioritario. Lo demuestra la manera como está siendo encarada la próxima elección de la Asamblea Nacional prevista para el venidero 6 de diciembre. Resulta lógico que se preste atención a la mejor selección de los candidatos y que se aceiten las maquinarias para la mejor campaña electoral, pero al mismo tiempo ahora es necesario y en este caso indispensable que se asuma el compromiso de juntar esfuerzos y de presentar salidas consensuadas mediante proyectos de leyes y acuerdos para que el país retorne a una normalidad mínima que permita tranquilidad y confianza a los venezolanos que sin distinción de colores ni de ideologías, son víctimas de una enorme catástrofe cuya prolongación implicaría la verdadera ruina de la patria. Ese es el tema urgente...

Griselda Reyes
griseldareyes@gmail.com
@griseldareyesq

CARLOS BLANCO, GUERRA O NEGOCIACIÓN

1.- La furtiva maniobra de los negociadores con Noruega, Barbados y ahora con la delegación de la Unión Europea, ha sido la de dejar colar ante la opinión pública nacional que el dilema es guerra/enfrentamiento/caos, o negociación. En términos lógicos es la falacia del falso dilema o bifurcación: ya que nadie puede querer la guerra, entonces hay que caer inexorablemente en la negociación; pero, ¿cuál negociación? Desde luego, la mía.

2.- El problema de la negociación que se ha llevado a cabo y que parece continuar a espaldas de la opinión pública es que precisamente esa está llena de trampas, medias verdades, ocultamientos, que no conducen al fin propuesto y asumido por la mayoría del país que es el cambio de régimen sino el de su consolidación porque “es lo que hay”. ¿Y el reemplazo? Para más adelante.

3.- Lo primero es saber a nombre de quién negocian los que negocian. Si lo hacen por su cuenta están asumiendo una representación de manera arbitraria y a espaldas de la sociedad venezolana; si lo hacen en nombre de Guaidó y su grupo, la situación es otra porque tendrían representación del presidente interino. Suponiendo que sea este último el caso, lo que habría que ver es qué se negocia.

4.- Guaidó recibió un mandato por medio del cual se convirtió en interino. Ese mandato no surge de ninguna elección popular sino de un mecanismo constitucional en virtud de que Maduro no fue electo en 2018 de manera legítima; de lo cual surge el preciso mandato de conducir al reemplazo del régimen de Maduro, objetivo que además asumió explícitamente con el famoso -y olvidado por su promotor- “cese de la usurpación”.

5.- De tal manera que cualquier negociación debe estar enderezada a lograr el objetivo del reemplazo del régimen. Es aquí donde los negociadores se equivocan o creen que son más vivos que Tío Conejo. Si la negociación es para sustituir a Maduro y la Banda Presidencial cometerían grave error de amateurs si estiman que la lógica irrefutable de sus argumentos va a convencerlos: “Ni ustedes ni nosotros queremos esta crisis, ni sanciones, ni bloqueos; así es que, por favor, gentilmente, salgan de Miraflores por aquella puerta”. Como esta ilusión es inviable, la única negociación posible es simultáneamente construir la amenaza creíble que obligue a la salida ordenada del régimen, la cual no es posible por la magia de un razonamiento convincente.

6.- ¿Por qué unas buenas razones no convencen a los jerarcas rojos? Porque su proyecto ya descontó la falta de apoyo popular, la crisis brutal de la sociedad, el cerco internacional; saben que no pueden aspirar a revertir ese proceso, aunque se busquen al Zapatero de ocasión para que les tienda la mano cuando están a nivel de ahogo. La lógica del régimen –como la del cubano- es mantenerse en el poder al costo que sea porque estiman que las olas van y vienen como les ha ocurrido por más de 20 años.

7.- La construcción de una amenaza creíble, concentrada en tres instrumentos (R2P, 187.11 y TIAR) es lo que puede llevar a Maduro a otra mesa de negociación, con otros negociadores y con otra agenda para concretar la salida de su régimen del poder. Esto requeriría que Guaidó encabezara sin ambages este proceso, como el presidente que es reconocido internacionalmente. Esto no lo puede hacer en este momento sino él; por eso es de una necedad monumental que se le diga a los que plantean este camino que por qué no lo hacen ellos; sencillamente porque no pueden, es tarea que le corresponde al interino.

8.- De manera que negociar sobre condiciones electorales no es solo abandonar la ruta para la cual se designó a Guaidó sino volver a alimentar la estabilización del régimen. Obsérvese cómo hay en el país dos conversaciones paralelas y sin conexión una con otra: la de la protesta creciente de la ciudadanía y la de las elecciones en la élite dirigente, que ignora una vez más aquella protesta y, al final, busca acallarla. No es casual que desde 2014 –desde mucho antes, en realidad–, cuando la protesta sube se abre una negociación que no la emplea como arma sino que promete rebajarla para que el régimen ceda; por supuesto no cede porque cuando aquella cesa el régimen se siente manos libres.

9.- En la actualidad hay un tejemaneje de Borrell y miembros de la Unión Europea en estado de zapaterismo puro, con el propósito de avanzar en unas “condiciones mínimas”, lo cual es nombre código para unas elecciones que jamás esos europeos aceptarían en sus países. Es la tesis de que esta gente de América, situada al borde del Caribe, si ya no se conforman con espejitos y lentejuelas, tal vez se conformen con elecciones chimbas. Se sabe que Capriles y otros andan en eso, solicitan aplazamiento y observación europea, pero si lo europeos van a requerir sus “condiciones mínimas” ya se sabe que cualquier cosa puede ser “mínima”.

10.- En sana rectificación Guaidó ha solicitado recientemente la aplicación de la Responsabilidad de Proteger para Venezuela. Está muy bien, le correspondería aprobar en la Asamblea Nacional el 187.11 y trabajar con dedicación a reconstruir el mecanismo del TIAR, porque su misión es “el cese de la usurpación” y no otra. Es de esperar que los “Comandos por la libertad y elecciones libres” que propone se centren en la libertad, mediante la salida del régimen y luego de la transición en las elecciones libres. No resulta congruente con esa posición lo que algunos negociadores plantearon a los europeos: “renuncia” de Guaidó y de Maduro, conformación de un gobierno de transición con los próceres rojos (estilo mamarrachada del 30 de abril) y elecciones con el mismo régimen rojo en el poder para finales de 2021.

11.- Una cosa es con guitarra y otra cosa es con bandola. Una negociación que perpetúe el régimen es una cosa y otra es la que conduzca a su salida, lo cual requiere rodearla de las condiciones de fuerza para que se produzca. De manera que el dilema no es guerra o negociación, sino negociación con fuerza o negociación boba.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

LUIS FUENMAYOR TORO, LAS PROTESTAS RECIENTES

En los últimos días se han producido una serie de manifestaciones populares de protesta en varias ciudades del país, aunque las del estado Yaracuy han sido las que han llamado más la atención, entre otras cosas por involucrar a por lo menos tres ciudades importantes: Chivacoa, Yaritagua y Nirgua. Pero además por su número y duración, por la numerosa participación de la población, por el carácter de las demandas efectuadas y por la vehemencia y valentía de los manifestantes, al defenderse de los cuerpos de seguridad del Estado. Han sido además directamente aludidas por funcionarios del gobierno nacional, lo que implica que les han llamado la atención y les atribuyen cierta importancia. Adicionalmente, un alcalde “gobiernero” local ha dado una respuesta amenazante de carácter fascistoide a los manifestantes, lo cual por supuesto ha enervado más los ánimos.

En otras partes también se han producido manifestaciones parecidas, aunque no tan masivas. San Mateo, Maiquetía, Mochima, Nueva Esparta, Cumaná. En realidad, en el país se producen a diario decenas de protestas por las carencias extremas de bienes fundamentales como la electricidad, el gas, el agua, la gasolina, a las que se suman los ridículos salarios, el altísimo costo de la vida, la inseguridad personal, el desempleo, la insalubridad, la corrupción, el “matraqueo” y abuso de funcionarios policiales y militares, la represión ante los justos reclamos populares y las restricciones por la pandemia de la covid-19. Esto ha hecho que, en las últimas movilizaciones, la gente vaya más allá en sus demandas y comience a exigir derechos de naturaleza política o ciudadana. En una masiva manifestación en Yaritagua, la gente exigía “libertad” y vociferaba contra el gobierno de Maduro y contra la represión y la indolencia, ante los graves y continuos sufrimientos del pueblo.

La respuesta gubernamental regional ha sido la usual: el uso de las fuerzas policiales para terminar con las movilizaciones de protesta. A los gases lacrimógenos y los disparos de perdigones se suman las amenazas e insultos por parte de los alcaldes oficialistas y las consabidas detenciones. La respuesta nacional del gobierno ha sido también la de siempre: culpar a sus enemigos políticos de ser los causantes de las movilizaciones. Es decir, para Maduro no hay razones para protestar ni derecho a hacerlo. Para ellos, las protestas no tendrían ningún asidero en las pésimas condiciones de vida actuales. La miseria existente no tendría nada que ver con los sucesos, ni en Yaracuy ni en ningún otro sitio. Vivimos en el mar de la felicidad, según el gobierno, y la gente sale sólo por la instigación maligna de Voluntad Popular y sus líderes López y Guaidó aupados por el “imperio”.

Nadie en Venezuela se chupa el dedo. Todos sabemos que, en toda protesta importante, siempre aparecen líderes políticos opositores que la acompañan, que tratan de ganarlas para sus políticas, de conseguir adhesiones para sus partidos y grupos o para hacer creer que las dirigen. También pueden aparecer para impulsarlas, para redirigirlas hacia objetivos particulares que consideren importantes. Es así y siempre lo será. Los extremistas pueden incluso tratar de crear hechos y situaciones violentas, en sintonía con su política nacional y con la creencia de que las mismas desembocarán en una caída del régimen o conducirán a la tan anhelada invasión “humanitaria”.

Pero lo que es una falacia es considerar que, sin la existencia de condiciones socioeconómicas y políticas desesperantes, se pueden generar movilizaciones masivas de la gente. Si no hubiera razones para la protesta, ésta no se produciría. Se puede organizar pequeños grupos de activistas violentos, como los usados en las llamadas “guarimbas”, y en ello es experta Voluntad Popular. Pero no se puede movilizar a numerosas personas si no existen las condiciones materiales para ello. Es decir, las protestas tienen dentro de sí todas las fuerzas necesarias para su desarrollo, sin la necesidad de intervención de factores externos. Estos pueden existir, pero su contribución no tiene carácter causal. La gente protesta en Venezuela porque tiene que protestar ante unas condiciones de vida infames, que para muchos ya rayan, además, en el límite de la subsistencia.

La gente tiene derecho a manifestar su inconformidad y hacer sus demandas en forma pacífica, según lo garantiza la Constitución venezolana, sin necesidad de solicitar ningún permiso previo. Es un derecho constitucional que el gobierno debe ser el primero en acatar. En esas manifestaciones siempre hay personas exaltadas proclives a realizar acciones violentas de baja intensidad. Puede haber incluso gente infiltrada a tal efecto o con intenciones mayores. Así ha sido siempre y lo será por muchísimo tiempo más. Y no es un fenómeno circunscrito a nuestro país. Lo vemos en el resto del mundo, sin importar el desarrollo económico de las naciones. El gobierno tiene que actuar ante estas desviaciones en forma muy comedida, sin excesos que violenten los derechos ciudadanos, sin acciones excesivas de fuerza que pongan además en peligro la salud de los manifestantes.

Pero lo principal a hacer por el gobierno es oír los reclamos del pueblo y trabajar seriamente para resolverlos. No es con represión como se solucionan los problemas de los venezolanos. Es con trabajo duro, serio, eficaz y honesto como se puede afrontar el dificilísimo reto actual. Se olvidaron de la participación protagónica del pueblo y han trasladado el protagonismo a las fuerzas militares y policiales, que hacen lo único que saben hacer: usar la violencia. Han llegado al colmo de autodenominarse gobierno cívico-militar-policial. Es hora de recapacitar o irse y abrirle campo a otros que hayan demostrado ser patriotas, amantes de la nación venezolana, activistas por la paz y la democracia y defensores de la soberanía y desarrollo nacional.

Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro

VÍCTOR A. BOLÍVAR, CREO MÁS EN YARACUY QUE EN LA ONU

“No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso”. Walt Whitman

Insistiremos en poner el acento en la mayor o menor viabilidad de las salidas que se proponen para resolver la gran tragedia de un país que ya se desdibuja en el imaginario del venezolano. Con esa angustia,  entre tanta penuria, está ganado a creer todo aquello que lleve consigo cualquier expectativa. Solo hemos pedido sinceridad desde estas líneas, pues, como bien dice un buen amigo “tantos orgasmos fallidos dejan un desencanto insalvable”.

Dos hechos trascendentales para el país, aún en curso, lo constituyen la invocación de la responsabilidad de proteger (R2P) en el marco de la Asamblea de la ONU y la reactivación -por combustión espontánea-  de fuertes protestas de calle, con Yaracuy como epicentro. Desde esta columna, hemos abordado, en extenso, el tema de la eficacia y viabilidad de posibles salidas propuestas en el ámbito internacional, como también de aquellas que pudieran surgir en una Venezuela contestataria que pase a la acción, dejando la sumisión.

Con respecto a la propuesta del R2P, tantas veces requerida y pocas veces entendida, debemos asumirla en su verdadero alcance: Mostrar al mundo entero el alto grado de desesperación que nos lleva al extremo de su invocación. Articulada con el informe elaborado por la Misión de Determinación de los Hechos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, específicamente en lo que refiere a la perpetración de delitos de lesa humanidad, la pertinencia de la solicitud es incuestionable. Pudiera tener sentido a los efectos de una mayor sensibilización de la comunidad internacional y, posiblemente, alguna disuasión en el accionar criminal de aquellos que al descubierto quedan por los términos del informe. Igual puede imprimirle alguna fuerza a la iniciativa en la jurisdicción penal internacional. Hasta allí.

Entendemos su aprovechamiento para denunciar el drama nacional,  pese a su obviedad, pero sería irresponsable hacerle ver a los venezolanos que de verdad tenemos por delante una panacea que resuelva nuestros problemas. De la ONU y sus órganos poco podemos esperar los venezolanos para la efectiva y definitiva solución de la grave crisis humanitaria que nos aqueja. Su estructura burocrática e instrumentos normativos son limitantes insalvables; principalmente el Consejo de Seguridad que por su integración y el derecho a veto impedirían una acción sintonizada con nuestra terrible realidad. Allí va a parar nuestra solicitud y allí van a morir nuestras expectativas. Sería absolutamente irreal creer que China y Rusia le den paso franco; y mucho mas irreal, que ambos países pasen a ser factores de solución cuando son parte esencial de nuestro problema. Los venezolanos debemos entender que puede solo venir apoyo puntual de la ONU que nos ayude a sobrellevar la crisis, pero no nos la resolverán. A este régimen les resbalará cualquier otra sanción emanada de la ONU, saben que jamás vendrían los cascos azules.

La misma suerte corren las expectativas sobre el informe y una cónsona decisión por la mayoría de los integrantes del Consejo de Derechos Humanos, entre los que se encuentran países de la misma cilindrada que tiene este régimen en materia de violación de DDHH como son Nicaragua, Somalia, Filipinas, Sudán, China, Libia, Nigeria, Eritrea y la República Democrática del Congo, entre otros.  ¿Así, o más claro?

La Venezuela contestataria, ya en efervescencia con su epicentro en el valiente Yaracuy, por su lado, representa sí una viva llama que no ha podido extinguir el régimen. Es el corazón que aún late para desconcierto de los perpetradores de la destrucción del país. Es salir de la animación suspendida, en la que nos postró la sumisión, para desafiar con coraje a la dictadura y vencerla. Solo falta un liderazgo genuino que no calcule sus pasos en función de intereses partidistas.

Definitivamente, creo más en Yaracuy que en la ONU.

Víctor Antonio Bolívar Castillo 
vabolivar@gmail.com
@vabolivar

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, SANCIONES VS. PROTESTAS

Sí existe algo que frenéticamente tema el régimen es la protesta, la presión social, incluso teme más que a las sanciones internacionales las cuales evade sin mucho esfuerzo. Las protestas sociales de hoy nada se parecen a las de 2002, 2003, 2014 ni 2017 en las cuales existían justificados motivos políticos, jurídicos y venezolanistas, las de hoy son enteramente por dignidad, por la más pura sobrevivencia, por justicia en todos los aspectos. 

En primer lugar, el régimen se encuentra absolutamente desconocido por la comunidad internacional determinante de occidente, casi todas las naciones de este lado del mundo no le dan valor legal ni legitimo, debilitándolo enormemente en comparación a las protestas anteriores donde generosamente aún era reconocido como gobierno. 

En segundo lugar, al no ser reconocido, limita enormemente su capacidad de apaciguar dichas protestas tal como ha ocurrido anteriormente. En los años anteriores, según palabras del mismo Ministro de Defensa Vladimir Padrino López, la FANB protagonizó actuaciones “atroces”, además de permitir colectivos armados que dejaron alrededor de tres centenares de muertos, donde la ley brilló por su ausencia. En las tres ocasiones aún no se conocen culpables materiales e intelectuales. Difícilmente la comunidad internacional permita otro episodio como esos “sin gobierno”. 

En tercer lugar, el informe definitivo de la ONU que certifica las violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Maduro coloca en el ojo del huracán al chavismo, además de estar presuntamente implicada en otros delitos como narcotráfico (según Estados Unidos/sus aliados) y vínculos terroristas. La alianza fortificada Maduro-Irán hace la región redoble esfuerzos para que retorne la democracia y la constitucionalidad a Venezuela. 

En cuarto lugar, algo determinante. En 2020 no salen a protestar estudiantes, sectores políticos, tampoco militancia partidista, hoy día salen las amas de casa, los padres de familia, nuestros abuelos, los enfermos, los trabajadores, las comunidades desde lo más profundo… sencillamente porque los venezolanos no contamos ni con lo básico para la subsistencia. Más de 20 años de chavismo destruyeron a Venezuela desde sus cimientos, amén que padecemos un proyecto país impuesto a la fuerza que hace 13 años, en aquella reforma constitucional que perdió Chávez en 2007, dijimos no queríamos vivir ¡Que injusto sufrimiento! 

El régimen desde sus vocerías, desde su inconstitucional control mediático, intenta inútilmente desvirtuar la realidad, lo que todo venezolano sabe; la destrucción de Venezuela por corrupción, desidia y por la imposición del modelo cubano que crea gobernantes idolatrados a la fuerza, sostenidos a través de la violencia institucionalizada, sometiendo una nación premeditadamente llevada a la miseria.  

Se viven horas cruciales, momentos determinantes, en que la escasez de agua, gasolina, gas, electricidad, hospitales, escuelas y universidades aptas, alimentos por falta de poder adquisitivo, dan cuenta de lo perjudicial que resulta, no solo el espectro comunistoide, sino toda ideología antepuesta a la realidad, al pragmatismo que en política lo es todo. 

Para finalizar, nunca olviden que en política lo determinante es lo que no se ve, pero cuando lo que se ve es tan contundente, es porque lo inevitable ocurrirá pronto. 

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango

OSCAR ARNAL, EL PAÍS EN LLAMAS Y LA UNIDAD OPOSITORA

La protesta toma cuerpo en todo el país. El pueblo está en la calle protestando por la crisis terminal de los servicios públicos, la falta de gasolina y la hiperinflación desbordada. El régimen se ve desbordado. Mientras tanto en los cuatro puntos cardinales de Venezuela y en el mundo democrático el reclamo es por la unidad de los distintos líderes opositores. No se justifica ante la crisis humanitaria compleja y el informe demoledor de la O.N.U. sobre las graves violaciones a los Derechos Humanos que tengamos divergencias públicas que son aprovechadas por el régimen. Nos tienen que unir los principios, la necesidad del cambio y de reconstruir nuestra nación.

La cátedra de Constitucional de la U.C.V. ha reafirmado que concurrir al proceso electoral parlamentario es convalidar un fraude a la ley. Es prestarse para el juego del oficialismo, al que le exigen todos los sectores posponer los comicios, para que pueda venir una observación electoral independiente y profesional. Sin embargo, como el único objetivo de Maduro es acabar con la Asamblea Nacional y con la designación de Guaidó como presidente interino, hace cualquier cosa para tratar de pasar su aplanadora. De cualquier manera, bajo la tesis legítima de la “continuidad administrativa” a partir del 5 de enero el actual parlamento seguirá en funciones.

Es el empate catastrófico del que se habla. Un poder de facto y otro que se opone, reconocido por las democracias de occidente. El gobierno de Maduro se hunde sin recursos y plagado de sanciones. Hasta ahora la población es la que más sufre. ¿Hasta donde aguanta un país? en cesación de pagos, sin producción petrolera, agotándose las reservas y con una hiperinflación sin fin. Ni hablar de las colas por la gasolina, la escasez de agua, las fallas eléctricas y unos servicios públicos en el subsuelo. Las grandes mayorías que no tienen acceso a divisas van muriendo de mengua o de coronavirus. Las siete plagas de Egipto se quedaron cortas.

Ante el descalabro no queda sino exigir la unidad de la alternativa democrática. Cuando alguien de la oposición alza la voz contra otro u otros, el repudio y desconcierto es general. Para llegar a la democracia en Venezuela fue vital “el espíritu de unidad del 23 de enero”, el “Pacto de Punto Fijo” y el “Programa Mínimo Común”. Hay que seguir el ejemplo de quienes fundaron los partidos modernos en Venezuela. A pesar de sus diferencias ideológicas y de que se disputaban el poder, se pusieron de acuerdo para acabar con las inveteradas dictaduras. Es de nuevo la tarea de hoy. El cambio está cerca.

Oscar Arnal 
oscar.arnaln@gmail.com
@OscarArnal