viernes, 12 de febrero de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ SÁBADO 13/02/2021


SOLEDAD MORILLO BELLOSO, OTRA PELÍCULA

Los venezolanos de a pie no tienen claro que una empresa del Estado es propiedad de la nación y, por ende, nuestra, de los ciudadanos. Creen, muy equivocadamente, que una empresa estatal es del gobierno, es decir, de los que están en el gobierno. Y, para más INRI, los que están en el poder también lo creen.

A la gente normal y corriente le parece muy mal, por válidas razones éticas, que unos cuantos miles de directivos, gerentes, empleados, contratistas y etcétera hayan masacrado a las empresas estatales, pero pocos ciudadanos entienden que tal masacre no fue perpetrada contra empresas del gobierno sino una atrocidad contra todos y cada de unos de nosotros los venezolanos. No se comprende empero que esos que con su accionar, complicidad o pasividad desguazaron a nuestras empresas estatales son responsables ante la nación, ante nosotros. 

Uno escucha el chorro de babas que se traduce en una letanía de "yo no fui". Lo dicen ex ministros, ex gerentes, ex empleados, ex contratistas. Son esos "ex" que durante estos años estuvieron allí, masacrando, haciendo y deshaciendo, o, en el más leve de los casos, siendo mudos y pasivos testigos. Hoy se justifican con una ristra de "yo nada podía hacer"; se lavan las manos a lo Poncio Pilatos. La lista de empresas estatales despedazadas llena páginas. La lista de quienes con mínima hidalguía o alguito de decoro aceptan su responsabilidad y piden perdón es cortísima. Y nos sobran dedos a la hora de contar los juzgados por esos crímenes. 

Pero con todo y lo espantoso que es ver nuestras empresas estatales quebradas, saqueadas y vueltas puré, no es ese el mayor aniquilamiento que ha habido en estos años. La carnicería ha sido tanto o más barbárica en otros espacios. Venezuela hoy no tiene un aparato sindical robusto como alguna vez lo tuvo. No tiene gremios lo suficientemente sólidos como para poder ponerle coto a la cerrilidad del régimen. No cuenta con iglesias que puedan tasajear el poder de un régimen que comete terribles pecados. No tiene un sistema judicial que frene la delincuencia del régimen. No tiene unas fuerzas armadas que comprendan que su lealtad no es para con el poder sino para cuidar y proteger a los ciudadanos. No tiene un sistema de medios de comunicación que sea ese tan necesario "cuarto poder". La Revolución cumplió su plan: destruyó las "fuerzas vivas". En su programación de toma del poder estuvo ir, poco a poco, paso a paso, haciendo de la sociedad un ente endeble que no tuviera cómo salirle al paso a lo que no ha sido jamás un gobierno en el sentido democrático del término, sino la conquista y ocupación de un país. Y como no le pareció suficiente con convertir a Venezuela en territorio sodomizado, procedió a hacer secuestro político de los partidos y abigeato de varias ong's. 

Pero la estrategia de los ocupas tiene un fallo grave, gravísimo: es autodestructiva. Al haber hecho virutas la economía y añicos a las empresas estatales que eran principalísima fuente de ingresos fiscales, si bien es cierto que unos cuantos miles se magnatizaron, pues esta estrategia convirtió formalmente al régimen en un agente pobre. Parece que fue ayer aquel tiempo cuando en cadena nacional el jefe hablaba con descarada pompa de los millarditos de dólares que tenía para lo que se le pintara la gana. El régimen hoy no tiene ni para costear el clap. Y hoy, de Ripley, el aporte fiscal del sector privado es mayor que el del sector público. Así las cosas, con razones de peso, ahora Fedecámaras no le habla al régimen en tono de perrito recogido en la calle. Ladra como pastor alemán. Y gruñe. Cusanno habla y el régimen no tiene de otra que escuchar. 

Por supuesto que la estrategia de venta de bienes producirá ingresos al régimen. Pero es de corto aliento. Es de a locha, un "Venga, que Venezuela está en remate". Se sabe de Lácteos Los Andes, Central Azucarero de El Tocuyo, algunos Hoteles Venetur, Movilnet, etc.

Venderán hasta la fuente de la Plaza Venezuela. Muchas de esas empresas serán compradas con capitales de quienes se hicieron multimillonarios a punta de robarnos. Lo harán con su nombre y "pellide", o enmascarados tras testaferros locales o foráneos, o por la vía de fondos de inversión. Pero también habrá capitales decentes que aprovecharán el ofertazo. Y al cabo de un tiempo, más corto de lo que creemos, el país verá sus empresas estatales -y aquellas que fueron vilmente expropiadas- con carteles de "nueva administración". La nueva gerencia se esmerará en prestar buen servicio a cambio, claro está, de nuevas tarifas aprobadas con anterioridad al remate para alejar el engorroso trámite de la autorización de los inevitables e indispensables aumentos. Note el lector que suben las tarifas de los servicios, justo antes de la rebatiña de la privatización. Es el "black friday" de la Revolución. 

Negociar es un arte. Hermoso, interesante y complicado. Pero cuando se negocia con delincuentes es una transacción. De hecho, aunque parezca lo contrario, negociar con delincuentes es mucho más fácil, porque es eso, una mera transacción, un "cuánto hay pa' eso", sin irrenunciables. 

Y en el medio de todo esto, mucha habladera y movedera sobre nuevo CNE y calendario para ir a votar. No tengo nada claro el panorama electoral. Y creo, con todo respeto, que mal presumen quienes creen que todo lo saben. Se mueven muchas piezas en muchos tableros. A veces el "no sé" es muestra de sensatez. Decir que los venezolanos queremos votar es una obviedad. En 2015, con obstáculos enfrente pero con un mínimo de garantías que hoy no existen, nos volcamos a las urnas para elegir. Por abrumadora mayoría perdió el régimen y eso hizo que luego hicieran el abigeato que ya conocemos y del que huelga hablar. Lo que no sobra es repetir que votar es para elegir y para ello el proceso electoral tiene que dejar de ser sórdido. 

Yerran quienes creen que estamos en más de lo mismo. El escenario ha cambiado y mucho. Esta es otra película.

Soledad Morillo Belloso
soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob
@ElUniversal

JOSÉ RAFAEL HERRERA, BAR-BAR (LA LEPRA DE LA CIVILIZACIÓN)

Decía Walter Benjamin que “no existe documento de la civilización que no sea al mismo tiempo documento de la barbarie”. La impactante afirmación hecha por el filósofo alemán dejó de suscitar perplejidad para comenzar a cobrar conciencia histórica después de la Segunda Guerra mundial, especialmente después de Auschwitz, Hiroshima, Nagasaki y Gulag, entre otras tantas muestras de barbárica crueldad por parte de la llamada civilización. Constancia objetiva de cómo la razón instrumental puede llegar fácilmente a convertirse en locura criminal, en la más viva y auténtica expresión de la barbarie. También el camino que conduce hacia el corazón de las tinieblas puede ser transitado invirtiendo los flechados de la historia.

Las formas vaciadas de contenido, propias de la racionalidad instrumentalizada, ocultan tras su aparente neutralidad y sus presupuestos “universales” la misma violencia inmanente a la barbarie. De hecho, ella misma es barbarie reflexivamente sublimada y elevada a modo de vida, bajo cuyo dominio aún subsiste, clandestinamente, el ser de la civilidad. Del antiguo Bar-Bar de los griegos va quedando poco. Para ellos, un barbaroi designaba a todo aquel que no hablaba griego. Pero el hecho de no saber hablar griego no lo convertía en un extranjero (xénos). El bárbaro propiamente dicho designa a un cierto tipo de población extranjera carente de organizaciones representativas, regido por poderes autocráticos o por un mandato de linaje impuesto sobre los fámulos (de donde proviene el término “familia”). Se trata de pueblos en los que no existen leyes igualitarias ni libertad de expresión, es decir, de pueblos carentes de ciudadanía. Y así lo asumieron los romanos de la República, antes de la construcción del Imperio. De hecho, barbarus es un modo de nombrar a todo aquel que desconoce por completo el significado (el contenido) de las palabras justicia y libertad. Pero el movimiento espiral de la historia es indetenible y las relaciones sociales van dejando marcadas sus huellas con el paso del tiempo. 

Al penetrar otros territorios para “llevar la palabra” y ampliar las fronteras, el Imperio fue asimilando progresivamente las formas, los usos y costumbres, de los conquistados. Después de todo, el “llueve” o “no llueve” no funciona en la historia viva, a menos que sea impuesto como “ley” y que sustituya la realidad, que es, de hecho, una expresión “clara y distinta” de barbarie. Y fue entonces que se comenzó a dar por sentado el “nosotros” y el “ellos”, hegémone visible mediante el lenguaje, que ya desde entonces reflejaba la inversión especular del sí mismo en el otro. “Nosotros”, los racionales, los justos, los educados. “Ellos”, los irracionales, los crueles, los ignorantes. El veneno había surtido efecto, y ahora, la “palabra” comportaba un nuevo significado, hasta hacerse barbarie ritornata. El entendimiento abstracto iniciaba su dominio sobre el mundo, guiado por las manos manchadas de tinta de la escolástica, la madre putativa de la Ilustración. 

La fiereza y crueldad de la barbarie ya no es exclusividad de “los otros”. Quienes creen poder formar profesionales universitarios eliminando la investigación científica, la formación clásica y la autonomía, sustituyéndola por el “caletre de memoria”, la “didáctica” y la “metodología”, es decir, por un conocimiento sin conocimiento, un mero requisito formal para obtener un “título” de “tapa amarilla”, con el fin de incorporar a los futuros “profesionales” y “técnicos” a un mercado laboral ficticio o para engrosar aún más la miserable burocracia, ni sabe qué es educar, ni tiene idea de lo que es una universidad, ni le interesa. Después de todo, la barbarie ha terminado por convertirse en el sentido común del presente, el más común de todos los sentidos, la auténtica lepra de la llamada civilización contemporánea, la “barbarie leprosa”. 

La demediación -el partir o dividir en mitades, propio del entendimiento abstracto- es la objetivación de la conciencia desgraciada del mundo contemporáneo, la más palmaria expresión de la pobreza de Espíritu que gobierna sobre el ser social de la época. La hegeliana Gebrohene mitte. El “otro”, el enemigo de la civilización, el ente irracional y feróz, se ha internalizado: es el calvario que la actual civilización lleva por dentro. ¿Qué puede quedar entonces del viejo término de bar-bar en medio de este progreso regresivo, en el que las fuerzas productivas de la sociedad se han transmutado en fuerzas cada vez más destructivas? Pareciera que no solo la barbarie se ha civilizado sino que la civilización se ha barbarizado. Es el respetado -temido- gánster vestido de regia seda en su mansión o en su camioneta blindada, y que de lunes a viernes atiende sus “negocios” desde el palacio presidencial, el tribunal supremo o el parlamento. Es el reconocimiento y la institucionalización del terrorismo de Estado. 

La barbarie ha devenido hija de la civilización, en tanto que esta última ha devenido razón instrumental. La neutral enseñanza de cómo se enseña, sin que se sepa qué se está enseñando, la utilización de presuntos “mapas” o metodologías de la realidad social y política, que luego la convierten en un dato sin importancia, a los efectos del procesamiento de datos y la simbolización binaria, ni son neutras ni, mucho menos, inocentes. El mejor modo de destruir una sociedad consiste en aniquilar el ente generador del saber autónomo. Las universidades tienen que ser desplazadas por instituciones en las cuales ni se ponga en duda lo existente ni se encuentren soluciones para los grandes problemas que aquejan a la sociedades. Ya no hay verdades por descubrir. Eso es un invento humanista. Cosa del pasado. La barbarie vive. La lepra de la civilización sigue. 

José Rafael Herrera,
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela

JUAN GUERRERO, EL ÁNGEL INNUMERABLE

Fue en una mañana de febrero de 1997, cuando mi entrañable amigo, Ángel Valencia, se apareció acompañado con una persona, que, a cierta distancia, por su porte al caminar un tanto desgarbado, alto, y con un maletín de semi cuero negro, parecía un cobrador de impuestos municipales. De hecho, creo que estaba trabajando en algo así.

  Era ya el final de la mañana, y entre las mesas todas ocupadas en la famosa heladería 4D, en la concurrida avenida 4 de mayo, en la isla de Margarita, nos quedamos un buen rato conversando mientras decidíamos dónde poder almorzar. Nos decidimos por un comedor vegetariano, en lo alto de un edificio al doblar la esquina, a sugerencia de mi amigo, Ángel, quien profesaba unas creencias sobre la transmigración del alma a través de las ingestas frugales y vegetales. 

  En la alegre charla descubrí que ese nuevo personaje había concurrido con nosotros en un mismo lugar, la insufrible e histórica Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Teníamos poco más de 18 años de no vernos. Mientras Ángel ordenaba las coordenadas del tiempo para lograr conectar con la isla del presente, el personaje que estaba sentado a mi lado, de pronto alzo el maletín, lo colocó en la pequeña mesa, apartó sellos húmedos, papeles y copias al carbón, libretas de pago, una grapadora, y demás rudimentos oficiales, y del fondo sacó un libro. Después de escribir algo en él, me lo entregó. 

  -Esto es para ti, mi olvidadizo amigo. Nosotros nos conocimos en la Escuela a mediados de los años setenta, ¡para que no te olvides de mí, chico! Después todo fue una peladera de dientes, entre risas, recuerdos, menciones de otros amores, preguntar por viejos amigos, profesores, hasta ese presente que ya tiene más de 24 años de aquel día. Día que se alargó en más de dos en celebraciones, entre el mediodía de su salida del trabajo y escaparse o acompañarlo en su recorrido de centros comerciales y locales, oficializando cancelaciones o multas. 

  Ahora tengo otra vez su libro entre mis manos, El ángel innumerable, de Carlos Cedeño Gil, (1952-2021), libro que fue premiado en el Concurso de Poesía “Madre Perla”, en 1992 y editado por Fondene, 1993. 

  Termina su dedicatoria, así: “…antiguo compañero en cualquier lugar donde la poesía y el amor convivan su aventura de riesgo y dioses. Afectuosamente, El Ángel Innumerable de Carlos.” 

  Lo leí inicialmente cuando, regresando una noche a tierra firme, después de ese largo encuentro, tuve que pernoctar toda una madrugada, frente al embarcadero de Porlamar, para salir rumbo a Cumaná en un viejo ferry que solo transportaba camiones y gandolas. Mientras veía a los recios choferes encontrarse e intercambiar sus botellas de ron y guarapitas, mi mirada se alargó hasta el frente de la larga fila de vehículos y se detuvo, mientras afinaba el oído para escuchar a un Javier Solís que dejaba salir su voz melodiosa y melancólica, entre un grupo de hombres sudorosos, semidescalzos y sin camisas, que, botellas en mano, permanecíanhipnotizados por esa ternura de voz. –¡Échese una, hombre!No ve que es mejor escuchar el mal querido tomando ron. Lo agradecí, también por escuchar al trovador, ChelíasVillarroel y a Francisco Mata, y allí permanecí gran parte de la noche larga. Después, regresé a mi camioneta y con el ron entre los labios, me dediqué a leer el libro de mi viejo amigo. 

  Ahora, releo otra vez ese incandescente libro y me asaltan las olas (alas de un ángel) de una obra en verdad luminosa, esplendorosamente viva en sus imágenes que traen el viento fresco de la mar eterna, que es memoria, encantamiento y lucidez. 

  Porque este libro es un cuerpo vivo, sensual, construido desde la riqueza idiomática poblada de sabores, colores, de memoria y resquicios. –Este es el otro ángel, más rebelde y caribeño, que Rilke dejó atrapado en el castillo de Miramar, en Trieste. Sonreímos mientras terminamos nuestro vegetariano almuerzo, tan soso y desabrido.

  Así habla la voz poética de Carlos Cedeño Gil: “A qué Dios imaginas reinando/ En parajes donde impera la vastedad del agua y la nostalgia/ Al sumergido anclaje de la melancolía/ O al nombre grabado entre ventiscas/ Cuál voz ocultas/ Entre oquedades de pajuelas errantes/ El misterio encerrado en tu mirar profundo/ Cuál lenguaje y qué gesto tiene el viento y su imagen/ Codiciados espejismos de mar/ Irradiando aquel verdor paisaje y su música/ Donde doras tus senos al alba/ Sobre aquel cuerpo desnudo la memoria detiene su viaje.” (Dios memorable). 

  Muy temprano partió mi amigo, Carlos Cedeño Gil. Sin embargo, además de este libro del cual comentamos, El ángel innumerable, también publicó: Poema sencillo, Bajo la sombra del vuelo, Poemas de la mujer de otro sueño, Socaire. Fue merecedor de varios premios literarios, entre los cuales mencionamos: Premio de Poesía, Luis Castro, Finalista del concurso de cuentos Empresas Polar, Premio de Poesía, José del Valle Lavaux, Premio de Poesía, José del Carmen Rosa Acosta. 

  Hoy debo borrarlo de mi lista de poetas con quienes deseo conversar, dialogar, entrevistar, y que, por tantas otras razones, han sido olvidados por la ventisca del momento. Sin embargo, su poesía es luz de talismán que descubre una obra de revelaciones, elegante, sensual y de claros amaneceres, donde la imagen de un ángel dibuja la sonrisa del eterno enamorado de la vida y sus instantes.

Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com   
@camilodeasis   
Venezuela

ENRIQUE CONTRERAS RAMIREZ, FILOSOFAR ES PELIGROSO

 

Desde hace muchísimos años –incluso siglos- los seres humanos se examinan o nos examinamos sobre nosotros mismos, sobre el cosmos, la creación, la génesis. Deliberamos sobre los temas existenciales, sobre las dificultades que nos atañen. Es hacernos las interrogantes convenientes y adecuadas para poder reflexionar sobre las mismas y seamos capaces de encontrar en nuestro cerebro ideas implícitas, que se encuentran en estado de reposo y ocultas. Es utilizar la mayéutica, su técnica que para Sócrates y otros filósofos fue tan útil.

Sin embargo en los últimos tiempos la filosofía está en desmoronamiento, menospreciada cada vez más por los políticos y los grupos de poder, en la misma academia universitaria suprimida injustamente, además de ser calificada por sectores muy godos de inservible e infecunda.


Pero a pesar de todo esto, pensar como una acción individual, como acto propio, representa y es para las clases que dominan, para los que están en el poder una acción conspirativa, sediciosa y subversiva, porque lo que se piensa si se está consciente de la realidad plagada de injusticia, es para cambiar los modelos societarios existentes que no fueron capaces de emancipar la humanidad y ese filosofar, ve con imperiosa necesidad de cambiar esos modelos

que pisotean la condición humana. Modelos que incluso dividieron la sociedad, la familia, nos pusieron a pelear entre nosotros mismos y donde la tolerancia no

tiene cabida.


La filosofía perpetuamente ha sido fundamentalmente imperiosa en el devenir de la humanidad –claro está- en cada contexto histórico cuyas categorías se encuentran dentro de un espacio, tiempo y sociedad, pero cada contexto histórico-social distingue y divisa la urgente necesidad de pensar de acuerdo a su propia realidad.


Estamos en presencia de una crisis civilizatoria en todos los planos jamás conocida y vista en la historia de la tierra, son tiempos muy oscuros, los gobiernos hablan de paz, pero una paz con miedo no es paz, pues las circunstancias en que se vive, solo ha dejado una pandemia inducida para asesinar y disminuir la población, aparte de la pobreza, miseria y hambre.


Ante estos escenarios se presenta la necesidad de construir un camino que nos lleve a salirnos de estos modelos societarios tan tenebrosos, oscuros, peligrosos, pues puede aniquilar la vida existente en el planeta. El gran capital se apodero del mundo bajo la complicidad de gobiernos sin alma y donde el humanismo fue dejado de lado, pues los modelos conocido hasta ahora, llámense capitalistas o socialistas aupados por los gobiernos, sus partidos políticos y los grupos de poder, no respetaron ni respetan los valores humanos, al contrario los pisotean, no los reconocen e intentan desaparecerlos a como dé lugar - para ellos- poco importa la vida de los más desamparados, la sociedad donde se asientan, creyendo siempre que la tierra, la casa grande que habitamos todos los seres vivos, es simplemente mercancía, se puede vender y se puede comprar, para seguir acumulando riqueza, dejando de largo en sus actuaciones miseria, pobreza y muerte.


El filosofar tiene que colocar a la humanidad como centro de su pensamiento, de su ideario y reflexión, pues cuando se piensa es reconocerse concienzudamente como ser humano, que formamos parte de una sociedad, de un país, de un mundo y de ese pensamiento se concientiza una realidad y esa misma realidad le indica que la sociedad en que vive se puede transformar, hacerla mejor. Ese pensar nos lleva a un proceso de desalienación mental y nos conduce al camino de la libertad.


Atreverse a pensar es filosofar, para producir conocimiento, para idear, entender, comprender, planificar acerca de lo que hay que hacer para tratar dignificar la vida en plena convivencialidad entre los seres humanos, en la necesidad imperiosa de mantener la vida en armonía con la naturaleza, es recrear una ética y una deontología que enaltezca la condición humana, lo que conduciría a escapar del modelo o modelos “civilizatorios” que nos ha tocado vivir. Entiendo que para aquellos que manejan el poder esto es calificado de terrorismo, conspiración, rebelión, situación que para sus clases dominantes es muy peligroso y por lo tanto hay que aplastar a quienes se atreven a pensar distinto de ellos. Es por lo tanto ese pensamiento un acto subversivo, siempre lo ha sido, no es simplemente un ejercicio mental como muchos lo hacen ver, el pensamiento, el filosofar con conciencia propia des alienada de la influencia del EUROCENTRISMO puede cambiar el modo de vida y de esta manera poder encontrar el camino que siempre alentó nuestro Simón Rodríguez. 


El filosofar, puede generar un pensamiento que al materializarlo crea o se puede crear sociedades más justas, más libres y sobre todo sociedades mucho más humanas, para muchos puede ser utópico, pero también puede ser la condición real para buscar soluciones a tanto problema que en la actualidad ahoga la humanidad. Ese filosofar puede construir en la juventud, si se sabe orientar, una fuerza civilizatoria para la nueva sociedad, si entendemos que la vida en común tiene como circunstancia poder ser transformada colectivamente.


Cuando observamos la calle en que vivimos, la urbanización donde estamos, la ciudad en su conjunto, el país en el que vivimos y vamos más allá, al querer entender el mundo, es cuando comparto la idea de que es en la calle, en ese medio ambiente donde nace la filosofía, donde también hay que tener bien claro la necesidad, lo útil y lo imprescindible de la academia, pues es un todo lo que hace que la filosofía sea un proceso ontocreador de la humanidad y esto hay que decirlo, trasmitirlo y comunicarlo a otros señalándoles que hay posibilidades de vida distintas a las que nos ha tocado vivir y maneras de estar en esta casa grande llamada tierra, si asumimos la responsabilidad colectiva y consciente de querer cambiar el mundo en que vivimos.


Creo hoy más que nunca que para afianzar nuestra propia identidad y librarnos de la influencia inducida de ese eurocentrismo colonizador, tenemos que construir nuestra propia filosofía, para poder pensar como nosotros, como latinoamericanos que somos, lejos de las ideologías alienantes que arrastramos desde la colonia hasta nuestros días. 


Del mismo modo entiendo que la confrontación es muy dura y que en la actualidad nos encontramos en gran desventaja pero tenemos algo que no tienen ellos: son los poderes creadores del pueblo, tal y como lo afirmara nuestro poeta Aquiles Nazoa. 


Quiero culminar mi filosofar, si es que se le puede llamar así, con simples pero complejas preguntas: 


La libertad que nos da el filosofar, es la de poder hacernos interrogantes en la búsqueda de las respuestas –si es que las hay- ¿cómo carajo hemos llegado a este extremo, donde peligra la vida?, y que hacer de manera colectiva, para salir de tal perversidad que ha creado el poder que conocemos,

 

Enrique Contreras Ramirez
comentando.noticia@gmail.com
@enriqcontrerasr
‏@RUPTURAorg
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, ¿POR QUÉ EL ESTADO COMUNAL?

El expresidente Chávez entró en desgracia cuando el 3 de diciembre de 2006, resultados en mano y sabiéndose reelecto, sustituyó la “camisa del amor” color azul con la que realizó su campaña electoral y se soldó la roja. A partir de ese momento el “socialismo” impregnó su discurso, sus intenciones reales, sus acciones. Los efectos fueron inmediatos; en 2007 perdió la reforma constitucional, en 2008 comenzó perder las alcaldías y gobernaciones más importantes, en 2010 perdió la AN (solo que por artilugio antidemocrático el CNE permitió obtuviera más diputados con menor votos que la oposición) y en 2012, según declaraciones del mismo Jorge Giordani, tuvo que saquear las arcas nacionales para ganarle a Capriles… todos estos hechos están registrados.

El punto fuerte de Chávez es que supo como extraer el mayor provecho a la autodestructiva “viveza criolla”, de la mano (in)fortuita del mayor boom petrolero de la historia, comenzó hilvanar programas de populismo salvaje que le redituarán en votos, no fueron políticas sociales como las de Lula quien permitió salir de la pobreza a más de 20 millones de brasileros, fueron/son estipendios mensuales que no permiten la superación de la pobreza personal ni familiar, sino crear dependencia, esclavitud electoral.

Sin embargo, ante el progresivo deterioro de la calidad de vida, sobre todo después de la destrucción de Pdvsa, todos esos programas populistas (Misiones) quedaron prácticamente en el olvido, sus aportes no alcanzan ni para comprar medio cartón de huevos. Así, bajo el ardid del inefable “Carnet de la Patria”, el régimen intentó motivar a su remanente de acólitos, pero sin éxito. Desde 2017, con la “constituyente”, lo electoral quedó sepultado, el venezolano ha demostrado desde esa fecha que no volverá a votar mientras las instituciones del Estado sean forzosamente chavistas, pues asesinaron el voto: no premia, no castiga, no genera ningún cambio, luego de cada proceso electoral el país empeora dramáticamente.

La idea del Estado Comunal en Venezuela no es nueva, hace 14 años fue rechazada por los venezolanos, pero (opinamos) ni los gobernadores ni alcaldes rojos rojitos del momento lo querían porque perdían sus espacios naturales de poder, además, esa reforma solo contemplaba la reelección indefinida de Chávez, no de los demás cargos de elección popular.

Sea como sea, en 2021 el régimen desempolva nuevamente el Estado Comunal sencillamente porque no tiene más remedio, siendo incapaz de volver obtener un triunfo electoral democrático, constitucional y transparente, trata de consolidar este sistema donde los gobernantes “podrían” escogerse desde las comunidades en elecciones de primer grado y luego hacía arriba en elecciones de segundo y tercer grado, de este modo, con comunidades asediadas por colectivos y demás métodos intimidatorios, el partido del régimen Psuv jamás perdería un espacio… exactamente igual a pobre Cuba.

Es nuestra opinión, el Estado Comunal representa un retroceso inconmensurable solo equiparable con el tercer mundo, asegurando la perpetuidad de una élite todopoderosa a costillas de toda una nación sometida a una pobreza inducida, a una sobrevivencia indignante de controles, racionamientos y castración de derechos/libertades. El chavismo (minoría de minoría dentro del país) trata de imponernos el Estado Comunal mientras más del 90% desea democracia, instituciones públicas profesionales, apegadas a la ley. Parafraseando a Churchill “Nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos”  

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela 

ENRIQUE PRIETO SILVA, ¡CORRUPCIÓN EN LA FRONTERA!

Desde siempre, sin que pueda catalogarse el hecho como novedoso y fáctico, o consecuencial relacionado con la política pública actual o derivada de las acciones de emergencia nacional, como se ha dicho: “para enfrentar la guerra económica y los llamados bloqueos de otros países”, ha surgido el morbo de la corrupción en la frontera. Si bien es cierto, que al presente es no solo notorio sino exponencial, no puede culparse a las instituciones nombradas, ya que la corrupción, no solo en la frontera, sino en todo el ámbito del poder público, surgió y se potencializó con la sarta de barbaridades gubernamentales de este gobierno y régimen decadente.

Muchos son los escritos y opiniones que tratan o intentan conseguir las causas de dicha gubernamental, que ha dado origen a la debacle prevista y anunciada, nominando instituciones que nada tienen que ver con los hechos de sus integrantes, quienes se valen de esta patente de corso, que sin querer, los hace inimputables por sus hechos, al adosárselos a la institución que quieren personalizar como forma de concluir la discusión. Es el caso de querer resolver el problema de la corrupción valorándola en número encuestado, que da como resultado indicar que las instituciones mas corruptas son las fuerzas armadas y la policía.  

 Aparece como noticia, que “El estudio de la Coalición Anticorrupción de Venezuela (CAV) del período correspondiente al año 2019, arroja una cifra terrible para la institución castrense venezolana, porque la inmensa mayoría de los consultados en la frontera considera a la Fuerza Armada venezolana y a los cuerpos policiales como las instituciones más corruptas del país.”

No entraremos a analizar esta conclusión como elemento de validez impoluta, como lo hace una mayoría critica, toda vez que como inicio en nuestro análisis, tendríamos que valorar la calidad de los integrantes de esa “coalición CAV”, ya que no se habla de personas naturales, que tienen responsabilidad personal en derecho, sino de instituciones, de quienes responden sus dirigente y conductores, por lo que no tiene sentido calificar a las instituciones con cuantía de criterios, que pudieran ser infundados o no bien valorados por falta de conocimiento para discernir en la valoración, es decir, por falta de formación necesaria para hacerlo.

Nosotros, como venezolanos que hemos servido en la institución Fuerzas Armadas; que ayudamos a establecerla como una institución moderna para la guerra en la defensa nacional, tenemos la obligación de defender su institucionalidad, no asumiendo posiciones de tonto radicalismo, sino como parte de lo establecido en la doctrina de Seguridad de la Nacional, hoy contemplada como obligación en el artículo 322 de la Constitución. “La Seguridad de la Nación es competencia esencial y responsabilidad del Estado, fundamentada en el desarrollo integral de ésta y su defensa es responsabilidad de los venezolanos y venezolanas; también de las personas naturales y jurídicas, tanto de derecho público como de derecho privado, que se encuentren en el espacio geográfico nacional”.

Es decir, la seguridad de la nación es responsabilidad de “todos y todas”, por lo que no se debe escurrir el bulto intentando de buscar responsables de las ocurrencias de muchos, que han logrado desestabilizar al sistema democrático, no solo eludiendo su responsabilidad, sino inculpando a las instituciones, como si estas fueran seres vivientes con responsabilidades en las áreas de su competencias.

Olvidan, que las instituciones surgen del precepto constitucional que las crea, y son los hombres y mujeres que la integran en su organización, y los que planifican, conducen sus operatividad, la controlan y evalúan su ejercicio, quienes son los responsables de la orientación y resultado de estas operaciones; por ello, no podemos culpar a la institución de la hechura errónea de sus conductores y mucho menos darles calificativos como quieren hacer hoy con la Fuerza Armada y la Policía al endilgarles el apelativo de “instituciones más corruptas de la frontera”.

No fue ni es la institución armada la culpable de la “postura” de Chávez. Él fue derrotado por ella en su intento de golpe de Estado en 1992, cuando la Constitución (de 1961) establecía como función de las Fuerzas Armadas Nacionales defender la constitución y las leyes, también restablecer el orden público si éste era violentado y no podían hacerlo las fuerzas de policía, pero esto fue eliminado en la “mejor constitución del mundo”, hoy vigente, que no fue hecha por las fuerzas armadas sino por seguidores del “comandante eterno”, cuando creyó la mayoría de los venezolanos, que había aparecido el mecías necesario para consolidar la independencia después de Bolívar.

Desde hace tiempo, se instauró un gobierno militarista de pocos jefes militares, quienes creyeron que eran mejores que los políticos para gobernar, y han gobernado, conduciendo al país a la bancarrota que hoy tenemos. No es gobierno de la Fuerza Armada, sino que el poder político corrompido en el Ejecutivo, con el apoyo del TSJ, lograron eclipsar a la Asamblea Nacional que quiso restaurar la democracia, pero fracasó por muchos diputados opositores, que se enfrascaron en la tarea de creer que era necesaria la intervención militar para sacar al gobierno usurpador. Esto no lo han visto lo que quieren calificar a la institución militar como el chivo expiatorio que mantiene el poder.

No deben olvidar, que los militares en retiro solicitaron al TSJ, mediante un amparo, que apartara a los militares activos de la participación política, como lo establece el artículo 330 de la CRBV, pero la Sala Constitucional declaró sin lugar al amparo y aprobó esta perla decisoria:

“…se puede afirmar que los mensajes que pueden ser difundidos por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana a través del empleo de un saludo o una consigna militar en nada trastoca el orden jurídico que rige para las instituciones y demás autoridades de las cuales depende esta institución militar…”

“…esta Sala… no encuentra reproducido ningún mérito… capaz de demostrar que la actuación, presuntamente violatoria de los integrantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, y de la superioridad jerárquica de la cual depende, que implique propaganda o proselitismo político…”

“No obstante, sobre el tema planteado bien cabe acotar, o aclarar para este caso en particular, que la participación de los integrantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en actos con fines políticos no constituye un menoscabo a su profesionalidad, sino un baluarte de participación democrática y protagónica que, para los efectos de la República Bolivariana de Venezuela, sin discriminación alguna, representa el derecho que tiene todo ciudadano, en el cual un miembro militar en situación de actividad no está excluido de ello por concentrar su ciudadanía, de participar libremente en los asuntos políticos y en la formación, ejecución y control de la gestión pública –siguiendo lo consagrado en el artículo 62 de la Constitución de la República de Venezuela-, así como también, el ejercicio de este derecho se erige como un acto progresivo de consolidación de la unión cívico-militar, máxime cuando su participación se encuentra debidamente autorizada por la superioridad orgánica de la institución que de ellos se apresta.”

Toda una verdadera perla jurídica, que sería bueno analizarla por los estudiosos del derecho comparado, utilizando el articulado 328, 329 y 330 de la CRBV.

Enrique Prieto Silva
enriqueprietosilva@yahoo.com
@Enriqueprietos
Venezuela

VIDEO HOJADERUTA JORGE BOTTI CON RAFAEL ARRAIZ LUCCA

 


Jorge Botti

@jbotti1