miércoles, 27 de abril de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY MIERCOLES 27/04/2022, DESDE VENEZUELA PARA EL MUNDO, PARA LEER PULSAR SOBRE EL TITULAR EN ROJO

 

  HOY - OPINIONES TEMAS INTERNACIONALES Y NACIONALES - * 27/04/2022 *


CORINA YORIS-VILLASANA: LA GLORIA DE LAS LETRAS ESPAÑOLAS Y UNIVERSALES, DON MIGUEL DE CERVANTES Y SAAVEDRA (I). DESDE VENEZUELA

Apenas hace tres días se celebró el «Día del Libro y los Derechos de Autor», así como el «Día del Idioma Español». Luego, creo que me corresponde hablar ahora de don Miguel de Cervantes y Saavedra ¿Qué puedo decir sobre este prodigioso escritor, monumento de la lengua española, que no se haya dicho hasta el cansancio? Sin embargo, voy a enfrentar el artículo con el ánimo de aportar unas líneas, que nos permitan acercarnos a su vida y producción literaria.

Cervantes, el Everest de la literatura española, incluso, una de las cumbres más grandes y gloriosa de la literatura universal, nace durante una de las etapas culturales más significativas de la historia política de España. Cervantes protagonizó y fue testigo de excepción de los tiempos más fecundos de todas las categorías literarias en esos dos siglos entre los que transcurre su existencia. Abrió sus ojos y se educó durante la plenitud del Renacimiento, e incluso participa de unos años del siguiente siglo, cuando ya el movimiento cultural renacentista había avanzado y se llega al derroche de las formas barrocas.

Se suele situar su fecha de nacimiento entre el 29 de septiembre, día de san Miguel, y el 9 de octubre, día de su bautizo, del año 1547. Fueron sus padres, Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. Se conoce que el padre había sido médico; poco se sabe de la madre. Suele decirse que Rodrigo de Cervantes, con intención de mejorar su posición, residió en Valladolid, en Córdoba, en Sevilla, en Madrid; existe la presunción de que en esas ciudades le acompañó su hijo Miguel. De estos años de la vida de Cervantes, hay escasa información, como tampoco se dispone de suficientes datos para saber cuáles fueron los estudios que hizo y en dónde. En algunas biografías consultadas, he encontrado ciertas conjeturas, sacadas de sus propias obras, pero quienes las narran advierten siempre que no hay pruebas verdaderamente irrebatibles. Dicen, por ejemplo, que estudió con los jesuitas en Córdoba o en Sevilla y que probablemente también hizo estudios en la Universidad de Salamanca. Felipe II, en mayo de 1561, resuelve desplazar la Corte de Toledo a Madrid, y en 1566, la familia de Cervantes se muda a la capital, presumiblemente buscando mejores condiciones de vida.

En Madrid, fue discípulo en el Estudio de la Villa. Juan López de Hoyos, quien era el rector, publicó en 1569 la«Historia y relación verdadera de la enfermedad, felicísimo tránsito y suntuosas exequias de la Serenísima Reina de España Doña Isabel de Valois, nuestra señora», y en dicha publicación agregó unas composiciones de Cervantes a quien llama «nuestro caro y amado discípulo». Esta cita de lo escrito por López de Hoyos aparece en la mayoría de las reseñas biográficas más conocidas. Y, precisamente, en estas semblanzas siempre se recuerda que la ascendencia de don Miguel ha sido una materia llena de mucha controversia, y que,si bien se le asume como «cristiano viejo» en el conocido informe que fue elaborado por propia solicitud, cuando estuvo de vuelta de Argel, jamás exhibió la confirmación de su «limpieza de sangre». Recordemos que la «limpieza de sangre» fue una tramitación institucional encaminada a averiguar el linaje del interesado para demostrar su «calidad y demostrar que no pertenecía ni descendía de judíos ni moros». Esta tendencia originó la instauración de los Estatutos de limpieza de sangre como herramienta práctica de «exclusión de los judíos, moros y sus descendientes de posiciones importantes en el ámbito público y religioso de la sociedad española».

Dicha controversia, sobre si Cervantes provenía o no de una familia de conversos, originó posturas radicales; se ha llegado a usar expresiones descalificadoras como «criptojudío», «judío oculto» o «judío encubierto»,y escarban la historia familiar para conseguir, aunque sea un rastro de un antepasado con sangre judía para calificarlo de «manchado». ¡Inquisidores modernos después de cuatrocientos setenta y cinco años desde el nacimiento del imponderable escritor!

En esos años, entre 1570 y 1571, huyó a Roma; se cuenta que había herido a un hombre en un duelo y había sido condenado a que se le amputase la mano derecha y al destierro por varios años; en Roma, entró al servicio de Giulio Acquavivad’Aragona, cardenal de la Iglesia católica durante el papado de Pío V.

A pesar de ignorarse la fecha exacta, se presume que en 1570 Cervantes entró a servir como soldado en la compañía del capitán de infantería Diego de Urbina, quien había recibido el hábito de Santiago, símbolo de ser digno de haber servido a la Corona, personalmente o por algún pariente. La compañía de Urbina formaba parte del tercio del capitán Miguel de Moncada en el ejército de don Juan de Austria. Un tercio constituía un componente militar del ejército español en los años del reinado de la Casa de Austria. Cervantes navega en la galera “Marquesa”, nave que entrará en la batalla de Lepanto, durante la cual fue herido y quedó inútil de la mano izquierda.Esta participación siempre fue motivo de orgullo para Cervantes. Al leer el prólogo de sus «Novelas ejemplares», menciona este glorioso momento vivido por él: «Perdió en la batalla de naval de Lepanto la mano yzquierda de un arcabuçazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por averla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los passados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debaxo de las vencedoras vanderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos Quinto, de felize memoria…» (Citado fielmente de la edición Schevill-Bonilla, p.21).

Decidió regresar a España, para lo cual obtuvo el permiso correspondiente, así como también consiguió cartas de don Juan de Austria y del Duque de Sessa, donde se le hacían reconocimientos a sus méritos durante las contiendas en las que había participado. Partió de Nápoles, acompañado de su hermano Rodrigo en la galera ‘Sol’, con destino a Barcelona. Cerca de la costa, fueron interceptados por piratas que los secuestraron y, creyéndoles personajes muy importantes, pidieron sumas muy altas por su rescate. Cinco años estuvo Cervantes en Argel, hasta que los padres trinitarios pagaron la suma del rescate y así volvió a España.

En 1584, contrajo matrimonio con Catalina Salazar en la Parroquia de Santa María de la Asunción de Esquivias. En el año de 1585 publicó ‘La Galatea’. Cuando en 1605 salió la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, logró un gran éxito. En 1615 publicó la segunda parte.

Se sitúa el año de 1613, con la publicación de las «Novelas ejemplares», como la cúspide de la creación cervantina. En «Rinconete y Cortadillo», usa magistralmente la picaresca; el lector se adentra en el mundo hamponil de la Sevilla del siglo XVII, crea el célebre «patio de Monipodio», que se convirtió en una locución usual para significar el lugar donde se reúnen maleantes de toda ralea. «El amante liberal», otra de las novelas cortas contenidas en «Novelas ejemplares», es una novela bizantina, género literario narrativo en prosa propio de la España del Siglo de Oro, donde se imita a los novelistas helenísticos, aunque Cervantes también le hace algunas críticas implícitas a este género.

Don Miguel de Cervantes y Saavedra murió en Madrid el 22 de abril de 1616, y al día siguiente fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas. La fecha de su inhumación, 23 de abril, fue escogida por la Conferencia General de la Unesco para conmemorar el «Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor» como señalé en el inicio del artículo; también se celebra el «Día del Idioma Español» en el mundo hispanohablante.

Podría seguir citando sus obras, escribir un antipático y largo etcétera, pero dejaré para el próximo artículo los comentarios indispensables sobre «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha». Conocer a los hacedores de nuestra lengua es un deber. Hay análisis muy reputados que pueden consultarse, pero lo mejor, sin duda alguna, es adentrarse en la lectura del «libro de los libros escritos en lengua castellana».



«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones 
que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad; así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres» (Don Quijote, II, Cap., LVIII)

Corina Yoris-Villasana
cyoris@gmail.com
@yorisvillasana
@ElNacionalWeb

BENIGNO ALARCÓN DEZA: ¿PARA QUÉ SIRVEN LAS SANCIONES?. DESDE VENEZUELA

La llamada “carta de los 25” en la que, entre otras cosas, se demanda la eliminación de las sanciones contra Venezuela, ha reavivado el debate entre opositores sobre los resultados y efectos de las sanciones, como parte de una polémica que se inserta en la discusión sobre la estrategia que debe asumir tanto la oposición como la comunidad internacional frente al control hegemónico del poder y la necesidad de prepararse para la elección presidencial de 2024. ¿Cuál es la lógica de las sanciones? ¿Han logrado las sanciones el resultado esperado? ¿Tiene sentido mantener las sanciones?

Mientras la oposición democrática pareciera continuar paralizada en el interminable debate sobre quién y cómo elegir a la persona que debe liderarla de cara a las elecciones de 2024, la élite que controla el poder, encabezada por Maduro, continúa avanzando magistralmente, como habíamos advertido con ocasión de la elección parlamentaria de 2019, en su estrategia: “divide et impera” que, ante la miopía de algunos actores políticos y de la sociedad civil que no se sienten piezas del tablero de juego nacional, controlado por el gobierno, sino que sus posiciones son “independientes”, “racionales” y “por encima” de los intereses egoístas de los factores enfrentados, terminan por jugar (a veces ingenuamente y de buena fe, y otras de manera interesada) a favor del gobierno, al confundir sus preferencias e intereses con los del país.

Muestra de ello, ha sido la “carta de los 25” dirigida recientemente al presidente Biden, en la que algunos de sus firmantes, nos consta, son personas serias y respetables, que me siento orgulloso de conocer personalmente, pero que por razones que cuesta entender se han sumado a la estrategia gubernamental de generar una coral de voces, distintas a las del gobierno, para demandar el cese de las sanciones “contra Venezuela”, olvidando que las sanciones no son “contra Venezuela”, sino contra el gobierno liderado por Maduro, al que la mayoría del país y la comunidad internacional democrática no reconocen como legítimo, por sus violaciones a los derechos humanos, la libertad y la democracia, entre otros delitos.

Exigir el cese de las sanciones a los Estados Unidos y a los países que las han aplicado, equivaldría a dejar sin instrumentos de presión a la comunidad internacional y sin alternativas a quienes se sientan a intentar negociar con el gobierno, fortaleciendo aún más la posición dominante de quienes detentan el poder, y devolviéndoles los recursos financieros tan necesarios para mantenerlo -y que hoy, al igual que ayer cuando abundaban no serían invertidos en beneficio del país sino en mecanismos político clientelares para comprar lealtades y tratar de ganar la elección de 2024, alejándoles de la necesidad de tener que alcanzar los acuerdos políticos que se le han venido demandando en las mesas de negociación de Oslo, Barbados y México, y que se traducirían en una apertura democrática que pondría en jaque su control hegemónico sobre el poder.

La sustentabilidad de un gobierno autoritario depende, casi siempre, del compromiso y la lealtad de algunos actores individuales e institucionales. Pero tal compromiso y lealtad, especialmente en el caso de un régimen autoritario, exige, por lo general, incentivos y recompensas que se traducen casi siempre en una distribución clientelar de beneficios, recursos y poder. El sentido de las sanciones es el de restar recursos disponibles a quien gobierna para reducir su capacidad de recompensar el compromiso y lealtad de quienes le sostienen en el poder.

La realidad es que pese a que algunos afirman que las sanciones no han servido para nada, otros creemos que sin sanciones ni presión interna el gobierno nunca se habría sentado a negociar en República Dominicana, Oslo, Barbados, o México. Y si algún día vuelven a negociar será en buena parte porque las presiones internas y externas (sanciones) se hacen sentir, como lo demuestra el hecho de que cada vez que el gobierno se sienta con la oposición, los Estados Unidos o cualquier otro actor internacional, lo primero que pide es que se le retiren las sanciones. Si las sanciones desaparecieran, con ellas desaparecerían los incentivos del gobierno para negociar un acuerdo que permita la re-democratización del país.

A todo evento, si bien es cierto que las demandas del gobierno para que cesen las sanciones es la mejor prueba de que duelen y por tanto sirven para presionar, también es cierto que el objetivo de alcanzar un acuerdo que permita la redemocratización del país no se ha alcanzado, pero nadie podría esperar que ello fuese fácil, sobre todo si consideramos que para el gobierno democratizar implica perder el poder, por lo que, por ahora, ha preferido mantener las sanciones y el poder.

Y es por ello que el gobierno hoy ha renunciado a continuar demandando el cese de las sanciones en la mesa de negociación facilitada por el Reino de Noruega, porque eso, lejos de acercarlos al objetivo de su levantamiento, apunta hacia el fortalecimiento de la posición de su contraparte y la comunidad internacional democrática, y ha optado por levantarse de la mesa para tratar de demostrar que puede continuar manteniendo el poder, pese a las sanciones, y gracias a la experiencia y ayuda de socios autocráticos como Rusia, China e Irán, y a la diversificación de fuentes de financiamiento, cuyo origen es menos transparente.

Asimismo, el gobierno ha logrado sumar a su estrategia contra las sanciones otras voces con mayor legitimidad, como es el caso de algunos empresarios, Organizaciones No Gubernamentales, voceros de la sociedad civil, e incluso actores políticos de oposición, tal como sucede con algunos de los nuevos gobernadores y alcaldes recientemente electos. En algunos casos estos actores se suman al coro contra las sanciones por presión directa del gobierno, mientras que otros lo hacen porque sufren los efectos de las sanciones de manera directa o indirecta. Es así como “por las sanciones” el gobierno condiciona la transferencia de recursos a las regiones a la buena conducta de los gobernadores, que deben inhibirse de hacer oposición, igualmente “por las sanciones” desaparece el diésel de las estaciones de servicio y el abastecimiento es a través de un mercado negro que pareciera no tener más justificación que el enriquecimiento de determinados actores que tienen acceso a las fuentes directas de abastecimiento, además de servir para sumar nuevas voces de protesta contra las sanciones.

Es por ello que los países que siguen aplicando sanciones, y principalmente los Estados Unidos, discuten hoy el rediseño del esquema de sanciones a fin de evitar que el gobierno, con la ayuda de sus aliados internacionales, continúe burlando o transfiriendo el peso de estas medidas a la población, o a determinados actores políticos, económicos o sociales. En este sentido, es predecible que veamos desaparecer algunas sanciones que hoy podrían ya no ser útiles como instrumentos de presión contra el gobierno liderado por Maduro y las élites que lo sostienen, y podrían implementarse otras con un efecto más directo sobre el gobierno y sus soportes individuales e institucionales.

Aunque algunos apuestan a que la política de la administración del presidente Biden hacia Venezuela podría cambiar tras las elecciones de medio término que tendrán lugar el 8 de noviembre de 2022, en la que se elige a los representantes de 34 de los 100 estados presentes en el Senado norteamericano, la realidad es que luce poco probable un cambio de política en la que las sanciones contra el gobierno de Maduro desaparezcan antes de que en Venezuela se produzca una nueva elección presidencial, cuyas condiciones se consideren aceptables para la comunidad internacional.

Benigno Alarcón Deza
@benalarcon
@centrogumilla
Venezuela
Director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello.

DAVID BITTAN OBADÍA: CHINA EN SILENCIO IRRESPONSABLE . DESDE VENEZUELA

Por su parte China, esta jugando un ajedrez, de manera descarada y silenciosa pero con objetivos claros que la hacen cómplice de este conflicto

Desde el 24 de febrero se inició la invasión de Rusia a Ucrania; los bombardeos y la destrucción de distintas ciudades ucranianas no han cesado .

Rusia ha cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad atacando a población civil, hospitales, residencias de ancianos, colegios, centros religiosos, estaciones de trenes, cementerios y lo que es peor aún se está bloqueando la entrada de ayuda humanitaria.

Putin tiene una obsesión con Ucrania, su locura pone en jaque al mundo, pero calculó mal: no se imaginó que Occidente estuviera tan unido; pensó que las sanciones serían similares a las que les impusieron al anexarse Crimea; además se equivocó en su percepción del pueblo ucraniano y su presidente que no se van a rendir y están dispuestos dar su vida por la patria y a convertir aquello en un Vietnam.

La ineficacia de Naciones Unidas queda al descubierto, en vez de promover un bloqueo diplomático y general a Rusia y pedir acciones militares, se limitan a debatir si hay que expulsar a Rusia del Consejo de Seguridad. ¡Qué vergüenza!

A la comunidad internacional le falta mucho por hacer, si bien no quieren entrar de frente en el conflicto para evitar una escalada nuclear, por lo menos deberían de dar las herramientas necesarias para lograr desactivar estratégicamente parte de la artillería y de la fuerza aérea rusa, tratando de evitar mayores bajas en la población civil. El armamento que está recibiendo Ucrania es para intentar resistir.

En el ínterin aparecen los mediadores de “buena voluntad”, oportunistas como Turquía, pero en su caso ya sabemos por dónde cojean: al final solo restan.

Por su parte China, está jugando un ajedrez, de manera descarada y silenciosa pero con objetivos claros que la hacen cómplice de este conflicto. China apoya a Rusia no condenándola y seguramente suministrando logística, paralelamente, Beijing sí que acusa a Estados Unidos por crímenes de guerra en Iraq y todavía en la Casa Blanca no le ponen recato a China, que es el verdadero peligro.

Para China el declive de Rusia implica un ascenso hegemónico, después de esta guerra ejercerá un poder mayor sobre Rusia y Europa y tendrá mucha más fuerza para enfrentar a su enemigo directo: Estados Unidos.

Pronto China se anexará Taiwán y no pasará nada; Pekín no deja de insistir con el cuento que la isla con sus 23 millones de habitantes forma parte del territorio “inviolable “de China.

China planificó una estrategia de manipulación mediática en la invasión Rusa y la esta siguiendo a cabalidad. Los medios de comunicación no se atreven a señalarla y la alcahuetean; en una entrevista reciente en un medio muy importante en español, un periodista le decía a su invitado, quien acusaba a China de ser cómplice con Rusia lo siguiente: quizás tenemos una cordial y pequeña diferencia en relación a China”. ¡Esto es inaceptable!.

Solo espero que en su momento se le impute a China su responsabilidad, sus manos están teñidas de sangre también.

¡Ya está fuerte, no podemos seguir siendo tan insensibles con esta desgracia. Apoyemos al pueblo de Ucrania!

David Bittan Obaldía
Twitter: @davidbittano
Venezuela

ARTURO SOLORZANO: EL POPULISMO. DESDE NICARAGUA

El populismo es uno de esos términos que -como el neoliberalismo– “se ha convertido en un cajón de sastre empleado por un gran número de profesionales de la comunicación, la disciplina politológica o la economía” tomando las palabras de Eduardo Fernández Luiña, en su ensayo “Los Movimientos Populistas” (2016) en el cual realiza un análisis de este fenómeno. En su publicación toma elementos del documento de trabajo de Susanne Gratius, “La “tercera ola populista” de América Latina” (2007) que afirma que “Aunque sus orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XIX en Rusia y Estados Unidos (EE.UU.), en la actualidad, el populismo es ante todo un fenómeno latinoamericano.

He incluido este tema debido a su fuerte vinculación con el fenómeno del totalitarismo y el autoritarismo y que se inicia con la manipulación de las masas por líderes carismáticos, la mayoría demagogos, que ofrecen dar respuestas a sentidas demandas populares, llegando al poder por el voto popular en el marco de un sistema democrático, pero una vez que logran el poder se proponen a desmantelar el sistema, para seguir gobernando.

El populismo no es exclusivo de la izquierda, “es una lógica de acción política en la que están involucrados políticos e intelectuales de izquierda y de derecha” (Fernández), pero han sido más numerosos los casos en que los políticos de izquierda han utilizado la retórica populista hasta concluir en la instauración de regímenes populistas autoritarios e implementado políticas socialistas.

Axel Kaiser y Gloria Álvarez identifican cinco elementos característicos del populismo: Existen al menos cinco desviaciones que configuran la mentalidad populista y que es necesario analizar para entender el engaño que debemos enfrentar y superar. La primera es un desprecio por la libertad individual y una correspondiente idolatría por el Estado, lo cual emparenta a nuestros populistas socialistas con populistas totalitarios como Hitler y Mussolini. La segunda es el complejo de víctima, según el cual todos nuestros males han sido siempre culpa de otros, y nunca de nuestra propia incapacidad para desarrollar instituciones que nos permitan salir adelante. La tercera, relacionada con la anterior, es la paranoia «antineoliberal», según la cual, el neoliberalismo —o cualquier cosa relacionada con el libre mercado— es el origen último de nuestra miseria. La cuarta es la pretensión democrática con la que el populismo se viste para intentar darle legitimidad a su proyecto de concentración del poder. La quinta es la obsesión igualitarista, que se utiliza como pretexto para incrementar el poder del Estado y, así, enriquecer al grupo político en el poder a expensas de las poblaciones, beneficiando también a los amigos del populista y abriendo las puertas de par en par a una desatada corrupción. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

Gratius define tres olas de regímenes populistas en América Latina: Lo que llama “nacional–populismo”. En este primer grupo están los regímenes populistas anteriores a 1975: Juan Domingo Perón en Argentina (1946-1955; 1973-1974), Getúlio Vargas en Brasil (1930-1945; 1951-1954) o Rómulo Betancourt en Venezuela (1945- 1948; 1959-1964). El populismo de derechas o “neopopulismo”. En este grupo incluye los regímenes de Carlos Menem en Argentina (1989-1999) y Alberto Fujimori en Perú (1990- 2000). El populismo de izquierdas del siglo XXI. En este grupo están los regímenes populistas del autollamado “Socialismo del Siglo XXI” Hugo Chávez en Venezuela, la derrotada Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, el indigenista Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador o el sandinista Daniel Ortega en Nicaragua.

Las características comunes de los regímenes populistas de izquierdas o del “Socialismo del Siglo XXI” son las siguientes, según Gratius: Inventar símbolos colectivos. El culto a la historia política de la nación, culto a los próceres de la independencia –como Bolívar [como Bolívar [y revolucionarios como Sandino] y culto a determinados movimientos sociales como pueden ser los sindicatos. Crear movimientos propios, como, por ejemplo, el peronismo [el sandinismo] o el chavismo.Difamar a la “oligarquía nacional”. Aquellos individuos o grupos organizados que no ingresan en la definición de pueblo. [Estos son caracterizados como enemigos internos]. Cambiar las instituciones, incluyendo la constitución. Estatizar la economía. Aumentar del gasto dedicado a proyectos “sociales” que favorecen el clientelismo político y el culto a la figura del líder y su gobierno. Actuar con y contra la religión. Defender la independencia y la soberanía [La realidad ha demostrado que es más demagogia que principios aplicados]. Buscar enemigos externos.

Según Fernández, los regímenes populistas presuponen la existencia previa “de un sistema liberal-democrático con sufragio pasivo y activo universalmente habilitado” y un “descontento generalizado con una situación político-social determinada”. Esto implica que hay un sistema democrático en el que el líder populista participa, en el marco de las leyes vigentes. Su liderazgo carismático es construido generalmente en base al discurso demagógico, prometiendo el fin de los problemas económicos y sociales que aquejan a la población descontenta. En esto no se diferencia mucho de cualquier otro político, puesto que casi todos, en general, buscan atraer simpatizantes y obtener votos prometiendo el cielo en la tierra. Los políticos responsables que se atreven a sincerarse en sus plataformas políticas electorales, generalmente pierden las elecciones.

Por lo tanto, y a modo de resumen, podríamos sintetizar los pasos populistas de la siguiente forma:

Liderazgo carismático. Se necesita un líder o un grupo pequeño de líderes que guíen el proceso. La política, aunque suene contraintuitivo, es un ejercicio minoritario, de élites. El populista construye su imagen y son pocos los individuos que están a su alrededor participando en la toma real de decisiones.

Fusión entre líder y pueblo. El líder edificará un discurso que evidencie la fusión con el conjunto de los ciudadanos. Dicha fusión facilitará la concentración y centralización de poder en el ejecutivo.

Erosión total o parcial de la división de poderes y de la estructura de derechos y libertades liberales clásicas. El proceso de concentración y centralización de poder facilitará la destrucción del sistema tal y como lo conocíamos.

Axel Kaiser y Gloria Álvarez caracterizan la mentalidad y las políticas populistas en los siguientes párrafos. 

En primer lugar, refiriéndose a la visión que el populista tiene del Estado y las políticas que pone en marcha:

En la mentalidad populista se espera siempre de otro la solución a los problemas propios, pues se hace siempre a otro responsable de ellos. Es la lógica del recibir sin dar, y, ante todo, es esa cultura según la cual el gobierno debe cumplir el rol de providente y encargado de satisfacer todas las necesidades humanas imaginables.

… La mentalidad populista es liberticida. Es improbable ver a un líder populista diciendo que va a privatizar empresas estatales, que va garantizar la independencia del banco central y la prensa, que va a reducir impuestos, que va a reducir el gasto estatal o que va a recortar beneficios a la población para estabilizar las cuentas fiscales. Tampoco se ha visto a un populista expandir el espacio de libertad civil y cultural de las personas ni reconocer la individualidad de ellas. Al contrario, las diluye en la masa y las desconoce, homogeneizándolas y valorándolas sólo como parte de la muchedumbre. Las promesas siempre son todo lo contrario: utilizar el aparataje del poder estatal para supuestamente elevar al «pueblo» a un mayor nivel de bienestar mediante regalos y prebendas de distinto tipo.

… un Estado gigantesco que se mete en todo y lo controla todo; masiva redistribución de riqueza a través de altísimos impuestos y regulaciones que obligan a los privados a asumir roles fiscalizadores más otros que no les corresponden. Y sumemos otras: altas tasas de inflación, producto de la monetización del gasto estatal; controles de capitales para evitar que los dólares se vayan del país; discrecionalidad de la autoridad en todo orden de asuntos económicos, lo que implica la desaparición del Estado de derecho; burocracias gigantescas e ineficientes; deuda estatal creciente; caída de la inversión privada; incremento del desempleo; corrupción galopante; aumento del riesgo país; deterioro del derecho de propiedad y de la seguridad pública; privilegios especiales a grupos de interés asociados al poder político, y creación de empresas estatales totalmente ineficientes.

Nada de lo anterior es un fenómeno exclusivamente latinoamericano, por cierto. El nazismo alemán y el fascismo italiano, por ejemplo, …, también fueron movimientos populistas que hicieron del odio a la libertad individual y de la adoración del Estado su propulsor fundamental. Lo cierto es que, más allá de la complejidad de la comparaciones, ideológicamente, gente como Mussolini, Hitler, Stalin y Mao estuvieron en la misma trayectoria de un Chávez, Perón, Castro, Iglesias, Allende, Maduro, Morales, [Ortega,] Correa, López Obrador, Kirchner y Bachelet (esta última en su segundo gobierno, en el cual implementó un programa refundacional con el objetivo de terminar el exitoso sistema de libertades prevaleciente por más de tres décadas). Guardando las distancias históricas y culturales, el elemento ideológico antiliberal, anti individualista y anticapitalista radical fue tan de la esencia del nazismo y del fascismo como lo es del socialismo populista del pasado y del socialismo del siglo XXI.

Otro rasgo del populismo es su acendrado victimismo. La imagen de víctima de los “enemigos” identificados como el capitalismo, el neoliberalismo y el imperialismo, es una de sus creencias que busca como infundir en la gente. De ahí que el populista sea anti capitalista, anti neoliberal y anti imperialista. Sobre este aspecto, Kaiser y Álvarez dicen lo siguiente: 

Un rasgo esencial de la mentalidad populista ha sido siempre —y continúa siendo— el culpar de todos los males de la sociedad a otros: a los ricos, a los gringos, al capitalismo o la CIA. Difícilmente un líder latinoamericano o europeo populista dirá: «En realidad hemos fracasado en resolver nuestros problemas porque no hemos sido capaces de crear las instituciones que nos saquen adelante». Como hemos dicho, el líder populista fomenta sobre esa base el odio de clases y el resentimiento en contra de algún supuesto enemigo interno y/o externo que conspira para mantenernos en la pobreza y el subdesarrollo. En pocas palabras, siempre somos víctimas y, por tanto, necesitamos de un «salvador» que ponga fin a la conspiración conjunta de las oligarquías nacionales y los perversos intereses capitalistas internacionales.

… La tesis central de [la teoría de la dependencia] seguía la idea estructuralista de centro y periferia de Prebisch, añadiendo el paradigma de Lenin y Rosa Luxemburg, según el cual los países desarrollados «explotaban» a los subdesarrollados del mismo modo en que los capitalistas explotaban a los proletarios. [Más adelante se ofrece una ampliación de esta teoría].

Las ideas de gente como Prebisch y Frank tuvieron un alto impacto en el imaginario colectivo de la región, y, por cierto, no se quedaron en textos académicos de alta complejidad. La misma tesis de que los latinoamericanos somos pobres víctimas explotadas fueron las que popularizó el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su best seller Las venas abiertas de América Latina. [Poco antes de morir Galeano renegó de esta obra. Dijo que cuando la escribió no sabía nada de economía. Posteriormente, Carlos Alberto Montaner escribiría Las raíces torcidas de América Latina, que, además de refutar la teoría victimizante de la dependencia, se ampliaba sobre varios aspectos que inciden en el subdesarrollo latinoamericano.].

La faceta más peligrosa del populismo es su carácter anti democrático. Cuando el populista usa esta palabra distorsiona su verdadero significado para acomodarla a sus intereses autoritarios, pervirtiendo y avasallando las instituciones democráticas.

Hace ya varias décadas, Carlos Rangel advirtió de que uno de los éxitos más lamentables del marxismo en Latinoamérica había sido erosionar el concepto formal de democracia representativa y los principios de la revolución liberal.[79] Pocos análisis pueden ser más pertinentes para entender la naturaleza de la mentalidad populista que el uso y abuso que esta hace de la idea de democracia, de las instituciones y de los mecanismos plebiscitarios para concentrar el poder en el Estado y destruir las instituciones republicanas.

… En América Latina, lamentablemente, no triunfó la democracia liberal más que por un breve período en el mejor de los casos. En la región latinoamericana y en España, la democracia como concepto es utilizada hoy como una mascarada, una verdadera farsa para avanzar proyectos populistas que buscan apariencia de legitimidad popular. En ninguna parte se presenta una preocupación seria por los límites al poder del Estado, por el Estado de derecho, la protección de derechos personales e individuales, la existencia de una prensa realmente libre y una sociedad civil capaz de articularse para enfrentar los abusos del poder. He ahí el impacto que el ideal marxista de democracia denunciado por Rangel ha tenido sobre nuestros países.


…No hay ningún líder caudillista o totalitario socialista de la región latinoamericana que no haya llevado a cabo su programa de demolición institucional sin ponerle la etiqueta de «democrático», e incluso, en los casos más recientes, como los de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, se han justificado los proyectos de concentración de poder bajo el pretexto de que son «democráticos» porque el pueblo así lo quiere. Nuevamente, en este aspecto, Venezuela, país convertido hace años en dictadura —o en «autocracia electoral», para usar el término que emplea el índice de transformación de Bertelsmann Stiftung—,[80] ha marcado el paso. Chávez llegó al poder ganando limpiamente las elecciones de 1998, y de ahí en adelante todo su programa se concentró en mantener la fachada democrática para consolidar una dictadura. Creó una nueva Constitución que también sometió a referéndum y que sirvió de base para liquidar la independencia de los poderes del Estado, especialmente el judicial, hoy completamente alineado con el régimen. Igualmente, la Asamblea Nacional pasó a ser un mero «buzón» de Chávez, aprobando todas sus iniciativas, algo que más tarde no le fue ya necesario, porque se impuso el gobierno por decreto, como en toda dictadura. [Este guión ha sido seguido por los regímenes llamados del “Socialismo del Siglo XXI“].


La siguiente característica del populismo es su obsesión por la igualdad material, es decir, igualdad de ingresos y riqueza, cuya fuente es la doctrina marxista. En ningún modo significa igualdad de oportunidades, igualdad ante la ley o igualdad de derechos, como en la doctrina liberal.


En América Latina, dada la aplastante influencia marxista, el discurso populista derivado de ella ha puesto siempre el énfasis central en la idea de igualdad material. Si la teoría de la dependencia y el estructuralismo promovidos por la CEPAL se basaban en que había una enorme desigualdad entre los países desarrollados y los latinoamericanos, que los primeros explotaban en su beneficio y que había oligarquías que, coludidas con el capitalismo internacional, explotaban a los pueblos de la región, la argumentación populista de hoy no es muy distinta. Siempre se alega que hay un grupo que tiene demasiado, y otro, muy poco, y por tanto debe confiscarse al que tiene más para repartir.

…No cabe duda, por supuesto, de que en nuestros países existen élites empresariales y sindicales bastante corruptas que han buscado enriquecerse mediante sus contactos con el poder político y utilizando los privilegios que así pueden obtener. Pero hay menos dudas aun de que cada vez que el populista llega al poder para hacer «más iguales» a todos, lo que hace es concentrar el poder en sus manos incrementando la desigualdad y condenando a la población a mayor miseria material.

Ellos [los líderes populistas] …se hicieron millonarios mientras pontificaban sobre la igualdad. … hacen de la igualdad su gran bandera de lucha mientras se llenan los bolsillos. ¿Cómo puede ocurrir esto? La respuesta la daría, una vez más, George Orwell en su célebre Rebelión en la granja. Al final —viene a decir Orwell—, los predicadores de la igualdad que lideran la revolución, en realidad, lo que quieren no es abolir los privilegios, sino transferírselos a sí mismos y asegurárselos para siempre. Entonces el régimen que vienen a instaurar es mucho más radical y crudo que el anterior, porque ahora ellos deben asegurarse de que no les pase lo mismo que a quienes desbancaron. Axel Kaiser y Gloria Álvarez. El engaño populista. 2016.

La idea de beneficiar a los más pobres no es reprochable, sino al contrario. La mayoría de las políticas populistas se orientan a entregar subsidios estatales indiscriminados. Algunos de ellos benefician por igual a pobres y ricos. Es el caso de subsidios como los aplicados a los combustibles, que crean distorsiones de precios en la economía, como en el caso de Venezuela, donde cuesta lo mismo llenar el tanque de un auto de gasolina que comprar una libra de arroz, induciendo el despilfarro de combustibles; o como el reciente caso de Ecuador, donde la eliminación de tales subsidios provocó una airada revuelta azuzada por la izquierda.

Los subsidios conducen a generar dependencia en quienes los reciben y poco les ayuda a salir de la pobreza. Un famoso refrán dice que es mejor enseñar a alguien a pescar en vez de regalarle un pescado. Hay subsidios específicos que sí pueden ayudar a la gente a salir de la pobreza, como los orientados a la educación, salud y nutrición, especialmente para los niños. Este tipo de subsidios, más que un gasto, es una inversión para mejorar el futuro de los beneficiados.

A simple vista, pareciera que la ignorancia populista del funcionamiento de la economía es infinita, ya que se desentienden de los efectos nocivos de los subsidios. Pareciera que no entienden que para que el Estado pueda repartir beneficios primero hay que generar ingresos fiscales que sean sostenibles, es decir, contar con un aparato productivo capaz de generar suficientes ganancias que puedan ser gravadas con impuestos.

Sin embargo, no es esa su prioridad, sino repartir beneficios a cuenta de los fondos del Estado, sin importar de dónde sale la plata, que al final debe provenir de impuestos o deuda pública. Como cargar más impuestos a las empresas o productores es generalmente insuficiente o contraproducente, en la mayoría de los casos se recurre al endeudamiento irresponsable. Para ellos, lo que importa es gastar el dinero en subsidios y dádivas para satisfacer a la clientela, no importando hipotecar el futuro del país. Cuando se agotan las fuentes de préstamos, de manera irresponsable se recurre a imprimir dinero, generando inflación, y todos sabemos que la inflación es como un impuesto indiscriminado que a quienes más afecta es a los más pobres, conduciéndolos a la miseria.

Tal parece que este simple razonamiento no es entendible para los populistas, a menos que sí lo entiendan pero sus razones verdaderas son ocultadas: los efectos negativos, con las desastrosas consecuencias para la economía y para los pobres no importan porque no se dan a corto plazo. Lo que importa es conservar el poder a toda costa, mientras se logra extraer dinero para enriquecerse, pues para cuando eso suceda, ya tendrán listos los discursos para echar la culpa del desastre a los imaginarios enemigos de siempre y ellos estarán forrados de la plata suficiente que los inmuniza de vivir las desgracias que vive el pueblo o dejar que un nuevo gobierno resuelva el desastre que ellos crearon. Esa ha sido la historia recurrente en Latinoamérica.

Arturo J. Solórzano
ivan.perez@uam.edu.ni
@UAMNica
Nicaragua

SIMÓN GARCÍA: LÍNEAS ROJAS, PARTIDOS Y POLÍTICOS . DESDE VENEZUELA

En términos éticos, las líneas rojas pertenecen a la conciencia, en términos políticos organizan las desconfianzas. Las auténticas línea rojas son actos personales al margen de valoraciones o dictados externos.

Podría afirmarse que su compendio, para un partido y sus militantes, son los Estatutos. Pero, si se mira bien, se trata de mecanismos de coacción impuestos desde afuera, que validan una igualdad donde unos terminan más iguales que otros y requieren la herramienta de un tribunal disciplinario. Estos, pueden convertir en líneas rojas los desacuerdos con decisiones de la cúpula dirigente o reclamos por la anulación de derechos. Pueden azotar lo que estipulen como indisciplina o ejercer la persuasión y la pedagogía para estabilizar las relaciones internas.

Traspasar una línea roja, si se fundamenta en nociones de bien y virtud, es una transgresión que quiebra. La fundamentación es importante, porque a veces las líneas rojas se construyen con, bulos del poder, manipulaciones ideológicas o criterios azarosos

En la época de las dictaduras latinoamericanas los detenidos políticos debían esperar un tiempo para dar su nombre y dirección. Este lapso, que permitía resguardar personas y lugares conocidas por el preso, variaba de un país a otro. Entre nosotros desde la dictadura de Pérez Jiménez la prohibición era absoluta. La línea roja resultaba solidaria con los militantes afuera; pero dejaba indefenso al prisionero hasta que los policías decidieran “aparecerlo” en un calabozo.

A la política venezolana, partidos y militantes, le urge rehacer el vínculo ético de ideales y principios con su práctica. No puede ser un vínculo utilitarista y menos un acto pre-político donde un falso moralismo, de doble rasero o sin fondo real, imponga falsas purezas. La desconexión ética que nos afecta encubre una política que hace boxeo de sombras con el gobierno, sin disminuir un ápice las bases de sustentación de la autocracia. Estas actitudes, producto de visiones políticas extremistas, han consagrado una oposición crónica, aunque sea duro admitirlo.

La coherencia entre ética y política debe acumular logros democráticos, aun parciales, en condiciones autoritarias. Reto multiplicado por dos hechos: los políticos deben tomar conciencia de su distanciamiento con la población. Y no pueden eludir más la reflexión sobre cómo corregir errores y carencias.

Hay que asumir el imperativo ético de unirse, porque el costo de no hacerlo es contribuir a perpetuar al régimen. Las diversas oposiciones, fragmentadas por diferencias por diferencias reales y artificiales, merecen dirigentes capaces de superarlas o colocarlas temporalmente en un plano que no impidan objetivos de país.

El retorno a la vía pacífica y al camino electoral es buena señal. Pero debe continuarse en un debate para identificar oportunidades de éxito conjunto y generar experiencias, que aún en ámbitos locales o sectoriales, muestren el poder virtuoso de trabajar unidos en medio de las diferencias.

Tener líneas rojas es, sobre todo, saber donde colocarlas. Descalificar a los otros, competir con golpes bajos, considerar que toda la razón está de nuestro lado debe ser una. Ella puede darnos alivio para revisar y reformular estrategias de cambio y diseñar un nuevo esquema de entendimientos, en la oposición y de ajustes en la zona de acuerdos posibles con el gobierno.

Es hora de delimitar el territorio de los fines en vez de reincidir en demarcar intereses de parcela. Hora de cambiar expectativas negativas por un plus de esperanza, credibilidad y consentimiento, formas modernas de legitimidad y eficacia de la política.

Simon Garcia
simongar48@gmail.com
@garciasim
@DiarioTalCual

OMAR GONZÁLEZ MORENO: PANTOMIMA ROJA. DESDE VENEZUELA

Otra pantomima más. El congreso del Psuv fue otra demostración de farsante pomposidad de quienes están en el poder desde hace más de 20 años.

Fue una nueva evidencia que certifica que ellos son una cofradía de pillos que se cubren las espaldas los uno a los otros. A pesar de las rencillas internas, de los odios de grupos y las peleas de parcelas de poder, al final se ponen de acuerdo para repartirse el botín.

La imagen del congreso del Psuv nos hizo recordar la escena de la película El Padrino cuando observamos a “Don Corleone” reunido con los demás “cabezas de familia”, llegando a treguas y pactos. Así mismo actúan quienes militan en el partido de la usurpación.

En el Psuv no habrá cambios porque allí todos conocen la debilidad del otro; allí todos tienen cola que le pisen y más de uno quiere pisarlas. Es por ello que se dan esas alianzas peligrosas, las mismas que se tejen puertas adentro en esa organización seudo política.

La procesión va por dentro. La puja en el Psuv es terrible, y lo vemos en pequeñas dosis –pues, debemos reconocérselo, ellos si saben lavar sus trapitos en casa– no obstante han existido episodios que demuestran que las cosas, en el partido que usurpa el gobierno, están que arden.

Las tensiones con el tema del reparto de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia es atroz; por algo Pedro Carreño salió despotricando de varios miembros de ese TSJ plenamente ilegítimo. Pues, la lucha por los puestos está al rojo vivo.

El acto de confrontación del designado gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, –quien desafió indirectamente a Diosdado Cabello – es una demostración que no hay plena paz en el partido que destruyó a Venezuela en más de 20 años.

Cuando Lacava dijo “el Dracu-fest va… y mi único jefe es el presidente Nicolás Maduro Moros”, le lanzó un reto a la alta jerarquía pesuvista.

Con todo esto, podemos calibrar que la pelea por el control del coroto es intensa y avasalladora.

Esta guerra silente, se vio otra vez evidenciada en la conformación de la directiva del Psuv, debido a que quedó demostrado que existen dos grandes grupos en esa tolda, la que controla Nicolás Maduro y la de aquellos que siguen a Diosdado Cabello.

Además, existen otros subgrupos donde resaltan los hermanos Rodríguez (Delcy y Jorge), el que comanda la propia Cilia Flores, y no podemos olvidar un grupo suelto donde pudieran resaltar Francisco Arias Cardenas, Francisco Ameliach, y algunos chavistas más.

El pulseo político entra Diosdado y Maduro es palpable; sin embargo la guerra mortal es entre Diosdado y los hermanos Rodríguez, pues todos están de acuerdo que para ellos Nicolás Maduro es inamovible –por ahora– de la jefatura del Estado que ellos han usurpado y que llevan más de dos décadas corrompiendo.

Lo que es más lamentable de todo esto, es que a pesar de las fracturas internas del Psuv, éstos demuestran mayor cohesión y sentido de entidad que muchos en la oposición.

El liderazgo actual opositor ha dejado que se les escape de las manos más de una oportunidad de acabar con la actual pesadilla, y ellos, por el desatino de su conducción y la improvisación que desemboca en la desunión, no han tenido la capacidad para actuar.

Mientras los usurpadores se mueven entre sus intrigas, la oposición se pierde en la maraña de sus propios errores, esto ha prolongado a la usurpación en el usufructo del poder.

Es por todo esto que la oposición necesita un nuevo liderazgo que sí enfrente al chavismo de verdad y aproveche la pelea interna de quienes se mantienen írritamente en Miraflores.

¡Así de simple!

Omar González Moreno
programamardefondo@hotmail.com
@omargonzalez6
@VenteVenezuela
Venezuela