jueves, 24 de marzo de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY JUEVES 24/03/2022, DESDE VENEZUELA PARA EL MUNDO, EL REPUBLICANO LIBERAL II, PARA LEER PULSA SOBRE EL TITULAR,

GISELA ORTEGA: HABLEMOS DEL PERDÓN

El tema del perdón es complicado y difícil. Perdonar no es olvidar, tampoco es amnesia, ni resignación, –entre otras cosas– porque no sería lógico borrar al infractor de nuestra base de datos y quedar por ingenuidad en riesgo de un nuevo ataque.

Se han dado muchas definiciones de lo que es perdonar y muchas reflexiones sobre el porqué de su práctica, pero las reacciones de la mayoría de la gente a este asunto demuestran que no saben exactamente perdonar, ni están completamente convencidos de que las razones a favor del perdón lo justifiquen.


Según el diccionario, el significado de la palabra perdón es: dejar de sentir desagrado hacia alguien; eximir, dejar libre de obligación, deuda o culpa. La absolución de los pecados es símbolo de perdón, concedido por el confesor. Amnistía se refiere a una institución por la cual el poder público anula las sanciones jurídicas de ciertos hechos, extinguiendo las aplicaciones punitivas provenientes de los mismos.

Clemencia se define como la virtud que modera o regula el rigor de la justicia. Compasión indica un sentimiento de lástima hacia el mal o desgracia de alguien. Condonación expresa la acción o efecto de absolver, perdonar una deuda o castigo. Gracia es un don o favor que se hace a alguien merecida o inmerecidamente. Indulgencia indica la facilidad en perdonar las culpas ajenas.

En la Iglesia Católica es el perdón de las penas debidas por los pecados. El indulto es un privilegio concedido a los condenados. Jubileo entre los cristianos es la indulgencia plenaria y universal que el Papa concedía en ciertos tiempos y ocasiones. Piedad indica abnegación y misericordia en ciertos actos. Remisión se refiere a la acción de perdonar una pena o liberar de una obligación.

Perdonar es un estado de ánimo, una actitud mental y está íntimamente relacionado con el amor. Es un proceso complejo. Es algo que nosotros mismos podemos hacer. Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder de sanarnos. La experiencia liberadora del perdón, siempre llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor.

El perdón ciertamente, no surge en la persona de manera espontánea y natural. Perdonar sinceramente en ocasiones puede resultar heroico. Aquellos que se han quedado sin nada por haber sido despojados de sus propiedades, los prófugos y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir odio y deseo de venganza.

Perdonar no es justificar comportamientos negativos o incorrectos, sean propios o ajenos. No es hacer como que todo va bien cuando no es así. El maltrato, la violencia, la agresión, la traición y la deshonestidad son sólo algunas de las conductas que pueden ser totalmente inaceptables. El perdón no quiere decir que se apruebe o defienda la actuación que ha causado sufrimiento, ni tampoco excluye que se tomen las medidas para cambiar la situación y proteger nuestros derechos.

El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. La compasión opera un cambio de corazón. Debemos ponerle fin al ciclo del dolor por nuestro propio beneficio. Ahora bien, el perdonar no borra el mal hecho, tampoco elimina la responsabilidad del ofensor por el daño cometido ya que el perdón se otorga a su persona, no al agravio, ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida.

El acto de perdonar no entraña que debamos renunciar a defender nuestros derechos o dejar de luchar por lo que creemos.

El doctor Walter Riso, señala: “perdonar no es olvidar, es extinguir el rencor y los deseos de venganza. Es negarse a que el resentimiento siga echando raíces. El perdón requiere de ciertas condiciones. Solamente la persona ofendida es quien tiene el derecho a perdonar. El perdón es algo personal, en él sólo intervienen los involucrados directos y requiere tiempo”.

«Mi defensa del perdón –afirma Riso–, obedece más a razones psicológicas que espirituales o religiosas. Desde un punto de vista cognitivo, no sólo es un regalo que le hago al infractor, lo cual puede llegar a ser importante desde una perspectiva humanista, sino es un regalo que me hago a mí mismo, en tanto dejo de sufrir. Perdonar es aliviar la carga que me causa el rencor, es dejar mi corazón libre para que vuelva nuevamente a creer o amar, es volver al cauce natural».

¿Cuánto dura el proceso de perdonar? Nadie sabe. Pero si intuimos que no es inmediato. Hay que sopesar muchas cosas, hay que pensar y darle razones al corazón para que decida.

Todas las religiones enseñan que el perdón es algo que debe practicarse. La norma general es que, para ser un buen cristiano, es preciso tratar de perdonar. Jesucristo dijo a sus discípulos que deberían perdonar «hasta 70 veces siete».

El distinguido fraile dominico Henri Lacordaire dijo. ¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona.

Gisela Ortega
giselaoo@gmail.com
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Venezuela

JOSÉ RAFAEL HERRERA: LIEBRES DE MARZO

“La liebre de Marzo será mucho más interesante y, tal vez, como nos encontramos en Mayo no estará loca de atar..., por lo menos no tanto como estaba en Marzo”. Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas

La primavera de cada siglo conspira contra sí misma, en medio del infinito curso de la historia, hasta el desquicio de la superfectación. Palabra, por cierto, poco conocida y tan extraña como su significado. No obstante, a pesar de esa inhabitual condición, su uso tanto en las ciencias médicas -especialmente en obstetricia- como en el campo de la zoología, no es del todo infrecuente. Pero no así en el de la lógica simbólica o, por extensión, en el de aquellas disciplinas que han hecho del silogismo aristotélico su fundamento natural, su punto de partida y de llegada. 'P>Q', fin de la discusión. O llueve o no llueve. No se puede ser o estar y no ser y no estar en el mismo espacio y al mismo tiempo. Y, sin embargo, la superfectación, a pesar de las precisas indicaciones aristotélicas, comporta la posibilidad cierta de que, por ejemplo, una mujer quede embarazada estando ya embarazada, a pesar de que cuando se produce la fecundación de un óvulo -como indica la reseña en cuestión-, “se inicia una cascada hormonal, cuyo objetivo es impedir que sigan madurando nuevos óvulos y que se produzcan nuevas fecundaciones”. Pero -y es que en filosofía, como en la vida misma, siempre acecha un terrible pero- “en ocasiones acaban anidando en el útero varios fetos en distinto estado de desarrollo. Así, la zoologa Kathleen Röllig, del Instituto Leibniz, en Berlín, ha descubierto con ecografías que las liebres preñadas pueden sufrir un segundo embarazo”. Durante su época de apareamiento, en marzo, las liebres macho boxean entre sí por el amor de las hembras. Se dice que pierden por completo “la cordura”. El estar “loco como una liebre de marzo”, es una conocida metáfora popular, especialmente en los países de ascendencia anglosajona.

Unas cuantas liebres de marzo han terminado 'boxeando' sobre el fértil terreno de la lógica aristotélica, generando a la larga peligrosas superfectaciones que, poco tiempo después, terminan en empreñamientos de doble factura, curiosas epifanías, Janos o 'vuelvan caras', cuyas insolvencias materiales y espirituales terminan produciendo esos extraños freakies que, tarde o temprano, ponen en peligro el buen nombre de la civilización humana. No cabe duda: tipos como Hitler o Stalin, Mussolini o Mao Tse Tung, Franco o Fidel, Chávez o Putin, son el resultado de tan curiosas experiencias, de esos extraordinarios fenómenos que reciben el nombre en cuestión. 

Son la liebres de ese largo, prolongado marzo de la historia. Y no son pocos los casos tanto en las ciencias sociales como en las ciencias políticas. La obra de unos cuantos filósofos adolesce de esta engorrosa condición. Especialmente la de aquellos que gozan de mayor popularidad. Ya lo decía Sartre en relación con una obra como el Manifiesto de Marx: se trataba, en su opinión, de “la vulgarización de un pensamiento”. 

Y es que -para no tener que atravesar las aguas del insufrible barruntar posmoderno, en relación con Nietzsche- bastará con señalar que cuando Marx postula la actividad sensitiva humana -la praxis- como núcleo central de su filosofía, con ello, y a fortiori, está declarando la bancarrota del materialismo. 

Pero si Marx -según lo que oficialmente sostienen los apologetas de la franquicia- es un materialista, entonces inevitablemente le pone fin a la actividad sensitiva humana como centro motor de su pensamiento. Más aún, cuando la filosofía ejerce su función como legítima teoría crítica de la sociedad, con ello desecha la vana manía de pretender predecir el futuro. Pero cuando ésta se dedica a predecir el porvenir, con ello cesa su función como teoría crítica y, por ende, como filosofía en sentido estricto. 

Una concepción filosófica no es, y no puede ser, una doctrina, una fe, un dogma, una ideología. Mientras la filosofía se esfuerza por denunciar -more geometrico demostrata, diría Spinoza- la irracionalidad, la injusticia o la decadencia de una determinada formación cultural, las llamadas doctrinas procuran sembrar esperanzas en un mundo construido, según la conocida expresión maquiaveliana, “sobre las nubes”, garantizando con ello su propio beneficio y preservación.

Cuenta un entrañable amigo de siempre que, durante sus años de “formación” ideológica en la Juventud Comunista, Pedro Ortega Díaz les decía, no sin severidad enfática: “el marxismo no es un dogma.. ¡Repitan conmigo..!”. Por supuesto, Lenin lo superaba con creces: según su ortodoxa opinión, “el marxismo es una ciencia exacta”. Pero, en todo caso, el así llamado “socialismo del siglo XXI” es, en relación con sus figuras precedentes, la superfectación de una superfectación. 

Y, por cierto, nada de esto tiene que ver con el pensamiento dialéctico. En primer lugar, porque no es pensamiento sino representación. En segundo lugar, porque no es dialéctica sino fe positiva, tomada de la más momificada versión del entendimiento abstracto. 

Así, pues, Heinz Dieterich, padre de la creatura del llamado “nuevo proyecto histórico”, que consiste en apuntalar una sarta de recetas acerca del cómo se debe implementar un régimen neo-totalitarista: “desarrollismo democrático”, “economía de equivalencias”, “democracia participativa y protagónica”, organización de los “colectivos de base”, construcción del “Bloque Regional de Poder” como garante de la integración económica de los “Estados progresistas” latinoamericanos O el “Bloque Regional de Poder Popular”, suerte de coordinadora continental de los movimientos sociales en apoyo al “proceso revolucionario”. En fin, la ficción puede resumirse en una consigna: “liberalismo sin capitalismo; socialismo sin estatismo”. De nuevo, una superfectación. Por fortuna, the dream is over, como diría Lenon.

Sin más fundamentación que la presuposición y el dar por sentado, y tomando como referencia immobile esa especie de alter ego de un Marx superfectado por la fértil imaginación del fanatismo materialista soviético, el novísimo socialismo del siglo XXI, fecundado por una liebre de marzo, dejó de ser un legajo de sublimes -y ociosas- fantasías para terminar -puesto en manos de un roedor de las estepas barinesas- en el más vetusto de los regímenes autocráticos, cuyo destino inevitable es el terror, la corrupción y el crimen. En una expresión, la gansterilidad. Decía Hegel que los sueños más sublimes de la revolución francesa terminaron en la pesadilla de la guillotina. Sí, “sublime, terriblemente sublime, pero no bellamente humano”. 

Dieterich declaró, entre brincos y saltos, que Lepus, el Galáctico, desvió el camino que él, magistralmente, había trazado. Doctor Frankenstein se niega a asumir las consecuencias de su monstruosa creación. A pesar del frescor -o quizá como su consecuencia-, la primavera.

José Rafael Herrera,
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela

VÍCTOR A. BOLIVAR : LA INICIATIVA DE LOS EEUU NO TIENE DESPERDICIO PARA SUS OBJETIVOS

El 22 de octubre de 2020, por este mismo medio, nos referimos al tema de la eficacia de las sanciones como instrumento preponderante para una transición democrática en el país. En aquel entonces señalamos en el artículo “Queremos formar parte de ese 21%”, que solo en ese porcentaje las sanciones fueron parte del éxito para una transición.

Apuntábamos que según los datos del estudio “El impacto y la naturaleza real de las sanciones económicas impuestas sobre Venezuela. Crisis económica y social. Causas y consecuencias” del economista Manuel Sutherland, en 67 países sancionados entre 1976 y 2012, las sanciones han tenido un impacto muy severo en el crecimiento económico y en los efectos perniciosos que tiene en las clases más depauperadas; manifestamos que en un cuadro como este las sanciones (que el régimen ha ocasionado), pasan de ser disuasivas para convertirse en una parte más del problema que de la solución.

Sin embargo, para entonces, los venezolanos estábamos esperanzados, resistiendo con bizarría excepcional, las penurias, la represión y persecución. Decíamos que no bastaba, que era indispensable que nuestra clase dirigente encauzara a ese pueblo que esperaba mejores decisiones que la estéril consulta que en ese momento era la “pócima mágica” para salir del régimen.

Viene al caso la referencia visto que luego de transcurridos mas de dos años de aquellas lineas, se reactiva el debate sobre mantener o no las sanciones impuestas, especialmente las aplicadas por los EEUU, ahora en un nuevo contexto geopolítico marcado por hechos extraordinarios puertas afuera, detonados por la invasión de Rusia a Ucrania, pero también marcado en el ámbito interno por el fracaso de nuestra dirigencia opositora, caracterizada por su desarticulación y precariedad, sin peso específico para imponer condiciones sobre la pertinencia o no de las sanciones.

En absolutos términos estratégicos, la iniciativa de los EEUU no tiene desperdicio para sus propios intereses. Sería mezquino analizarla a la luz del corto plazo y no atribuirle importancia a sus acciones y efectos en el mediano y largo plazo. Destacaremos, entre varias, dos de ellas: Una, de carácter estrictamente energético. Según analistas especializados, se trata de revertir las importaciones por petróleo apto para varias refinerías de la costa este y algunas del oeste de ese país.

La Cámara Petrolera de Venezuela, por su parte, manifiesta que pueden aumentar la producción para reemplazar el crudo ruso. Así lo declaró su presidente Reinaldo Quintero al exponer que en nuestro país es posible aumentar su producción de petróleo en 400.000 barriles por día y que cuenta con la infraestructura para elevar sus niveles de producción de los actuales 800.000 barriles diarios a 1,2 millones.

A los efectos propios del debate sobre las sanciones, la mención que Reinaldo Quintero hace sobre este aspecto es de una importancia capital, cuando dice que no espera que se levanten las sanciones, pero que la administración de Biden probablemente emitirá licencias que permitan a las empresas extranjeras operar en Venezuela, eximiéndolas así de las sanciones. Con Chevron expectante y ganada para esos nuevos supuestos para reforzar su actual posición, y la posibilidad de las inversiones privadas internas, es difícil pensar que los pragmáticos norteamericanos no se jueguen esa carta para sustituir proveedores.

El otro aspecto, es de carácter político. En el caso de los estadounidenses, pese a las diferencias internas que han quedado expuestas ante esta propuesta, principalmente por emblemáticos congresistas que incluso iniciaron un proyecto de ley para impedir el acuerdo petrolero, no cabe duda que el vital tema energético, al ser considerado asunto de interés nacional, responda a la consabida política de Estado y por tanto ajeno a banderías. En el caso del régimen el asunto tiene otras connotaciones. No existe una política de Estado, temen que el reparto del botín que hasta ahora ha funcionado con rusos, chinos y cubanos, se les vaya de las manos por un mayor control del gobierno de los EEUU. Ya el asunto se debate entre quienes están de acuerdo y los radicales antiimperialistas. Está por verse cuán profundo ha calado este planteamiento que de momento pudiera provocar incluso que el aliado cubano, con su extraña neutralidad ante el conflicto ruso-ucraniano, apunte a su visto bueno, lo que sin duda favorecería una apertura que aliviaría parte de la presión interna en EEUU.

Esperamos que en nuestro caso tengamos como contrapartida un cambio significativo que mejore realmente la calidad de vida de los venezolanos mas necesitados y se presente un nuevo escenario en el que una oposición seria y fortalecida pueda generar el cambio en el modelo político que requiere el país.

Víctor Antonio Bolívar Castillo
vabolivar@gmail.com
@vabolivar
Venezuela

RAFAEL VELOZ GARCÍA:EN LA RECTA FINAL

No vamos a exponer una simple percepción en este nuestro artículo de opinión de esta semana. Vamos a enunciar algo que es una tangible realidad que hemos observado en el transcurso de la gira nacional que adelantamos desde hace semanas, para llevar a los ciudadanos del país el mensaje del Movimiento Salvemos a Venezuela. Se trata del masivo interés de los ciudadanos en unirse a esta acción de manera organizada para buscar el cambio político en Venezuela lo antes posible, a través de las herramientas que nos otorga la constitución nacional.

Contar aquí todo lo vivido es imposible por razones de espacio, pero sí hay factores que son dignos de resaltar y que merecen por lo tanto amplia difusión, para que los venezolanos tengan la oportunidad de estar bien informados sobre todo lo que acontece en relación al Movimiento Salvemos a Venezuela, que no es solo un título sino una acción bien diseñada para el logro de los objetivos que tenemos planteados.

Como señalamos, nos mantenemos en el recorrido de la gira por los estados del país, en la que no solo hemos sostenido reuniones y establecido contactos en las capitales de las entidades visitadas, sino también en otras poblaciones en el interior de esos estados. En todos ellas son innumerables los problemas con los que tienen que lidiar a diario los ciudadanos. La mayoría están relacionados con el tema de la precariedad de los servicios públicos que, en honor a la verdad, es una situación mucho más grave que la que se vive en Caracas, lo que es decir bastante.

Entre los principales problemas que están presentes en todos los estados tenemos dos muy acentuados. El suministro regular de agua potable es uno. Hay comunidades con meses y hasta años sin recibir una sola gota de agua y cuando llega queda en evidencia el grado de contaminación que trae consigo. Otro es el racionamiento del servicio de energía eléctrica y/o los continuos apagones y bajones en la tensión eléctrica, que provocan cortes intermitentes y que han sido causa de primer orden en el desperfecto de los aparatos electrodomésticos de los venezolanos, que en algunos casos obligan a su reparación, con el elevado costo que esto supone, pero en otros resultan en su total pérdida. El Estado está obligado a resarcir esos daños, pero sencillamente no lo hace.

También existen otros problemas muy frecuentes que tienen que ver con el saneamiento ambiental, tema de la recolección de basura incluido; el lamentable estado de los centros hospitalarios, por la falta de insumos médicos y de aparatos para tratamientos y diagnósticos. Igualmente la falta de combustible o la eliminación de la gasolina subsidiada; el alumbrado público, gas doméstico, delincuencia, invasiones a la propiedad privada, deterioro de las vías públicas, de los planteles educativos y del servicio de telecomunicaciones, en el que sobresale la ausencia total o fallas de internet y las de telefonía residencial de Cantv.

El panorama es dantesco como se puede apreciar, por lo que las comunidades a diario en todo el interior del país salen a las calles a protestar con mayor frecuencia que en Caracas, por ejemplo. A esas protestas por servicios públicos básicos se unen las que realizan por salarios dignos y la de los pensionados y jubilados, cuyos ingresos no les permiten cubrir sus gastos por conceptos de alimentos y medicinas. Lamentablemente, esas protestas y ese clamor de solución a los problemas de los ciudadanos caen en saco roto.

Frente a ello, sin temor a equivocarnos, hay que decir que la categorización de Estado fallido se ajusta por completo al venezolano, todo por causa de la corrupción, la desidia y la incompetencia, que demuestran que al régimen de Nicolás Maduro, padre de la crisis humanitaria de Venezuela, en nada le importa lo que sufren los ciudadanos de nuestra nación. Y también es una muestra que desnudan la realidad que llevó a muchos venezolanos a emigrar a otras naciones en búsqueda de la calidad de vida que merecen y que el gobierno usurpador les niega.

Hoy, como parlamentarios de la legítima Asamblea Nacional electa en 2015, podemos afirmar que nuestro compromiso con la gente ha crecido aún más. A todos esos ciudadanos que hoy pasan penurias queremos decirles que buscaremos la solución a esos problemas de manera prioritaria una vez que hayamos puesto el punto final al régimen de Maduro. No lo duden.

El punto de referencia: 

Durante nuestra gira tuvimos la ocasión de sostener una interesante y muy útil reunión con el alcalde Duglas Rojas del Municipio Rómulo Gallegos del estado Apure. El equipo encabezado por el colega diputado Freddy Superlano y quien escribe no solo apreciaron de cerca la dura realidad que allí se vive sino también la importancia de una verdadera unión de todos los factores de la oposición del país.

En todas las reuniones, asambleas, contactos con los líderes sociales y políticos el punto de referencia en esta etapa de lucha es lo sucedido en el estado Barinas, con su doble éxito en las elecciones regionales del 21 de noviembre de 2021 y del 9 de enero de 2022. De todos esos encuentros el resultado es que la unión sí es posible, hoy más que siempre, porque ese ideal de Simón Bolívar, del auténtico, no del apócrifo comunista que nos vende el régimen, está vivo entre nosotros, por ser un ideal de libertad.

La unión ciudadana, como medio para alcanzar la libertad, es la manera de enfrentar al régimen, el cual sabemos que utiliza de manera arbitraria e ilegal todos los fondos públicos, todos los recursos del Estado, así como el amedrentamiento con las fuerzas militares y el sistema de justicia, para arrebatar los derechos ciudadanos y torcer su voluntad.

Hay algo muy significativo. En todos esos encuentros que hemos sostenido en el interior del país las personas ya sienten que están en la recta final hacia el cambio político, el cual se logrará a través de las elecciones presidenciales y parlamentarias, que nos deben, y que son los objetivos del Movimiento Salvemos a Venezuela. Y no están equivocadas, porque no hablamos de grupos reducidos de personas, pues los lugares donde hemos realizado asambleas se hacen pequeños por la presencia masiva de ciudadanos.

Lo anterior, repetimos, emerge de manera tangible en la reuniones del Movimiento Salvemos a Venezuela, donde hacen vida distintas organizaciones políticas y en el que se han incorporados importantes líderes sociales, incluyendo políticos de Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia, que han participado junto a nosotros en esos encuentros, porque el interés va más allá de los intereses particulares y partidistas. El único interés es el urgente cambio político, que es salir de la dictadura para iniciar la reconstrucción de nuestro país.

Nosotros seguiremos avanzando sin pausas, para volver a prestar también especial atención al interior de los estados. Ya próximos a cubrir todo el país en nuestro peregrinaje, como hemos hecho, continuaremos escuchando a los ciudadanos y a los líderes políticos de las regiones.

A la par, como dirigentes de Voluntad Popular que somos, seguiremos invitando a los miles de activistas de nuestra organización política a participar en el proceso de legitimación y de renovación de nuestras autoridades, donde miles de personas van a acudir a los municipios a expresarse con el fin de poner en sintonía a Voluntad Popular en lo que es el cambio político y para poder elegir de verdad en una elección transparente y democrática al candidato de la oposición a la presidencia de la república.

En el pasado hemos cometido errores y el propio Presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, lo ha reconocido. Pero de ellos hemos aprendido, para no repetirlos, por lo que esos errores podemos decir que hoy se traducen en una importante experiencia.

Seremos francos. Creemos que en realidad nos encontramos en la recta final de alcanzar la meta del cambio político en el país. La certeza nace en el firme espíritu de unidad que hemos observado en los ciudadanos, no solo en las capitales sino también en el interior de los estados, durante ese proceso de construcción de la unión del pueblo venezolano, que nos conducirá a una rotunda victoria en un momento que ya se avecina.

Rafael Veloz García.
rafaelvelozg@gmail.com
@Rafaelvelozg
Venezuela - Estados Unidos