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sábado, 5 de junio de 2021
TITULARES DE HOY PULSA SOBRE EL TÍTULO PARA LEER
BEATRIZ DE MAJO: UNA DOBLE CONSPIRACIÓN EN MARCHA. CHINA HOY
CARLOS ALBERTO MONTANER: CRISTIANA CHAMORRO DE LACAYO
Daniel Ortega se quedó helado. A fin de cuentas, quería que le dijeran la verdad. No deseaba que lo engañaran, como en 1990, cuando estaba absolutamente seguro de que ganaba las elecciones y así se lo hizo saber a Fidel Castro. El viejo dictador cubano no era partidario de que se “jugara” el poder en unas elecciones libres. Se encolerizó cuando Ortega le explicó que, por imposición de Gorbachov, que no estaba dispuesto a continuar financiando la guerra civil nica, iba a seguir la senda venezolana de Hugo Chávez.
A Ortega le llevaron una encuesta muy bien hecha. Eran
1200 entrevistas que reflejaban la realidad política del país. De acuerdo con
los números mostrados, Cristiana Chamorro, si las elecciones hubieran ocurrido
la penúltima semana de mayo, habría sacado el 59% de los votos. Daniel Ortega,
el presunto contendiente, apenas el 41%. ¡Qué familia para oponerse a sus
proyectos de controlar permanentemente a los nicaragüenses!
Por supuesto, Ortega se dotaría de una coartada para
tratar de impedirle aspirar a Cristiana. La hizo acusar de “blanqueo de
capitales” y de haber recibido dinero de la corrupción para sustentar su
campaña. Pero todo fue inútil. Nadie lo ha creído. Era el pájaro tirándole a la
escopeta. Todavía existía entre los nicas el recuerdo de lo efectivo que fue el
gobierno de Violeta Chamorro y Antonio “Toño” Lacayo en borrar las huellas del
sandinismo. Liquidó de un plumazo la hiperinflación que carcomía el sistema
productivo. Devolvió algunas propiedades y el país comenzó a crecer y despegar
de nuevo. Mantuvo la paz y con el impulso inicial fue capaz de transmitirle la
autoridad a otros dos gobiernos liberales. Si no hubo un tercero fue producto
de la división de los liberales (el mal político nicaragüense) entre José Rizo
y Eduardo Montealegre. Toño Lacayo fue marido de Cristiana, hasta su muerte
prematura (2015), como consecuencia de un accidente de aviación. Era
perfectamente lógico que los nicas miraran a Cristiana como la salvación para
quitarse de encima el salvajismo de Daniel Ortega, que ya contabilizaba a más
de 300 opositores muertos.
El 92% de los nicas se disponían a votar en la
encuesta que tenía Ortega sobre su mesa. Un porcentaje mayor del que votó en
1990. De acuerdo con la historia de las votaciones, en el momento de sufragar
el número de los que acudían a las urnas se reducía en torno al 85%. En todo
caso, son muchos y Cristiana estaba algo mejor posicionada que Doña Violeta. Su
madre había sacado el 55% de los votos. Ella, repito, el 59 en la encuesta de
marras. Pero votar contra el Frente Sandinista era muy diferente y mucho más
arriesgado.
Daniel Ortega es visto como un traidor no sólo por sus
adversarios, sino también por los sandinistas. Dánae Vilchez, una colaboradora
desde Managua del Washington Post, quien se ocupa de examinar la violación de
los Derechos Humanos en este país, titula uno de sus artículos “Daniel Ortega,
traidor de la revolución sandinista”. El propio Edén Pastora, el mítico
Comandante Cero que dirigió la operación que sacó de la cárcel a Ortega, y
quien murió recientemente de Covid en Managua respaldando al gobierno, pasó por
Madrid en los años ochenta del siglo pasado, invitado por un programa de
televisión que dirigía Mercedes Milá. Dijo horrores de Ortega frente a las
cámaras.
Pero no se trata sólo del inestable Pastora. El
excelente novelista Sergio Ramírez, vicepresidente de Nicaragua durante la
década del primer gobierno sandinista, Jaime Wheelock, Henry Ruiz y Dora Téllez
entre otros muchos, comenzando con el general Humberto Ortega, hermano del
dictador nica, han roto abiertamente con el matrimonio Ortega-Murillo. Dora
Téllez ha llegado a comparar a Ortega con Somoza, diciendo que no es
infrecuente que quienes combaten a los tiranos acaben pareciéndose a ellos.
Daniel Ortega, es verdad, mataba y mata mucho más que
Somoza. Pero hace más de 30 años Ortega creía que tenía la razón y se
comportaba como un joven revolucionario idealista que construía el socialismo.
Ya no construye nada. El socialismo desapareció de la faz de la tierra y de sus
objetivos personales. O mejor aún: construye su fortuna para su disfrute y el
de su familia. Es algo así como el Somoza bis. Un viejo calvo y enfermo, como
casi todos los que pasan de los 75 años, que se protege obsesivamente de los
atentados que seguramente planea un Rigoberto López Pérez revivido. (RLP fue el
poeta que en 1956 intercambió su vida por la del fundador de la dinastía de los
Somoza).
Al fin y al cabo, el poeta mártir no era miembro del
“Frente Sandinista”, que ni siquiera
existía, sino del “Partido Liberal Independiente” (PLI) que en el 90, cuando la
primera debacle electoral de Ortega, lo dirigía Virgilio Godoy, el
vicepresidente de Violeta Chamorro. Lo dicho: ¡Qué familia para oponerse a sus
proyectos de controlar permanentemente a los nicaragüenses!
Carlos Alberto Montaner
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner
Cuba- Estados Unidos-España
RICARDO VALENZUELA: LA ESTAFA MÁS GRANDE DE LA HISTORIA
ENRIQUE AVOGADRO: PREGUNTAS Y COMPROBACIONES
En el actual escenario, ¿qué probabilidades tenemos de superar la grieta, si uno de sus lados, precisamente el oficialismo, lo que pretende es destruir a la República tal como la describe la Constitución? La semana pasada pregunté cómo podría nuestro país emerger de la profunda crisis institucional, política, económica, social, educacional y sanitaria que, tan multifacética, lo golpea como nunca antes y, como respuesta, formulé un dilema de hierro: votaremos a quienes nos ofrezcan los mismos espejitos de colores que nos trajeron hasta aquí o a quienes nos dijeran que harán lo necesario (reducción del gasto público, disminución drástica de la inflación, privatización de las empresas deficitarias, liberación del comercio y las exportaciones, reforma fiscal y laboral, combate a la corrupción y al narcotráfico, regulación de la inmigración, etc.) para terminar con esta catástrofe producida por esa otra pandemia, el populismo, mucho más compleja que la que trajo el virus y que nos enferma hace tantas décadas.
Con enorme pena, me inclino a creer que, por distintos
factores (falta de educación, pobreza y miseria, dádivas tarifarias y planes),
la opción que mayoritariamente escogeremos será la primera, aún si los
elegidos, como sucedió con Carlos Menem, hicieran después exactamente lo
contrario a lo prometido en campaña. Pero, si quienes llegaran al poder con
este ardid no fueran peronistas, seguramente se fundaría de inmediato un nuevo
"club del helicóptero" formado por organizaciones sociales trotskistas,
gremios de todo color, "trabajadores de la educación" y hasta
subversivos autóctonos e importados, como el que en épocas muy recientes
intentó expulsar a Mauricio Macri de la Casa de Gobierno antes de tiempo.
Tal como quien esto escribe predijo hace tiempo, el kirchnerismo está buscando el default con el Club de Paris y el FMI y profundizando, intencionalmente, todos esos dramas sociales porque busca transformar a toda la sociedad en paupérrima y Estado-dependiente, como hicieron sus númenes cubanos y venezolanos. La carta que firmaron el 25 de mayo tantas de sus sucias espadas en ese sentido lo probó con creces.
Un tema absolutamente vinculado a éste es la clara deriva de nuestra política exterior hacia los dictados del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, que ha obligado al Gobierno a exagerar su hipocresía internacional, tal como demostró el reciente retiro de la Argentina de la denuncia que muchos países formularon contra Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por la probada violación de los derechos humanos, traducida en asesinatos, torturas, secuestros y censura a la prensa que comete diariamente, o la negativa a condenar a la organización terrorista Hamas, equiparándola con Israel. Y el financiamiento oficial del viaje de una multitud de izquierdistas radicales a Colombia para incentivar allí las violentas e inducidas protestas que allí se realizan amerita la calificación de cínica e hipócrita que le adjudico.
Todo esto da cuenta del claro alineamiento de la
Argentina con el eje formado por Rusia, China, Irán, Nicaragua, Cuba y
Venezuela, y en la demostrada vocación por recurrir al auxilio de Xi Jinping
para sus necesidades pre (vacunas) y post (financieras, pero imaginadas)
electorales.
Todo ese panorama me obliga a formular otras
preguntas: dado que ya no resulta posible financiar este Estado elefanteásico
por la falta de crédito interno y externo ¿es factible realizar esos
imprescindibles cambios en democracia?; aclaro que no hay posibilidad alguna de
un golpe militar, porque las fuerzas armadas ya no son revolucionarias ni el
mundo aceptaría hoy algo así. Pero ¿se reproducirán aquí convulsiones sociales
de la magnitud de las que ocurrieron en Ecuador y todavía se ven en Chile y
Colombia?; de producirse, ¿cómo reaccionaremos? Entonces, ¿cómo salir sin
disolvernos como nación independiente? No tengo respuesta, pero todos
debiéramos reflexionar con urgencia sobre este tema.
En otro orden de cosas, si usted ha tenido la enorme
paciencia de leer mis antiguas notas recordará que, luego del intencional
aborto de la candidatura de Daniel Reposo para ocupar el cargo de Procurador
General, por haber falseado su declaración de antecedentes académicos, Cristina
Kirchner propuso a Alejandra Gils Carbó, que fue aceptada por todo el arco
político en forma casi unánime. ¿Estaremos ante una situación similar, donde el
rol de Reposo lo ocupe ahora la resistida pretensión de modificar la ley de la
Procuración, y el papel de la ex Procuradora militante lo desempeñe hoy el Juez
Daniel Rafecas? ¿Nuevamente actuarán con angelical inocencia los senadores de
Juntos por el Cambio, impulsados por las declaraciones de Elisa
"Lilita" Carrió, que lo considera un mal menor? No hay que olvidar
que este magistrado rechazó la denuncia del asesinado Fiscal Alberto Nisman
contra la entonces Presidente y su entorno por traición a la Patria (memorándum
con Irán) sin siquiera abrir su investigación.
Para terminar, sólo me resta expresar mi sincero apoyo y respaldo, personal y profesional, a Patricia Bullrich, que tuvo el enorme coraje cívico de desnudar la maloliente trama de inmunda corrupción y capitalismo de amigos que rodea a la falta de vacunas en la Argentina, convertida en un indudable delito de lesa humanidad, precisamente en el país que, con casi 77.000 muertos, alcanzó el podio de fallecimientos por millón de habitantes, sumados a una curva de contagios que no cesa de ascender.
ARIEL PEÑA: LATINOAMÉRICA: ¿CALAMIDAD O INTEGRACIÓN?
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia
ALFREDO M. CEPERO: EL CONTINENTE DE LA DESESPERANZA
La
America Latina ha sido con frecuencia abatida por terremotos telúricos, pero
peores han sido sus desestabilizadores terremotos políticos. Ningún país de la
región ha disfrutado jamás de una prolongada estabilidad política. Si Martí,
Bolívar o San Martín resucitaran me darían la razón. Nuestros políticos son
arrogantes, corruptos y ambiciosos; pero ambiciosos, corruptos y arrogantes son
los políticos americanos, ingleses, franceses e italianos y a ninguno se les ha
ocurrido dar un golpe de estado. Al mismo tiempo, los pueblos no han sido
diferentes a sus políticos porque estos últimos han salido de su seno. Con el
agravante de que los pueblos latinoamericanos han creado hombres providenciales
que han devorado con la misma velocidad que los crearon.
Pero
este deplorable estado de cosas no ha sido obstáculo para que muchos nos
atribuyan cualidades que no tenemos. En este error han caído figuras tan
disímiles como prelados católicos y militantes comunistas. Hace más de
cincuenta años, en 1968, el Papa Paulo VI dijo que América Latina era "el
continente de la esperanza". En mayo de 2007, con motivo de su visita a
Brasil, Benedicto XVI dijo casi exactamente lo mismo. Pero lo más sorprendente
es que el primer Papa latinoamericano, que ha vivido la realidad argentina, se
haya sumado al coro de predicciones de grandeza para nuestro continente. El 13
de Diciembre de 2014, con motivo de una misa en honor de la Virgen de Guadalupe
en el Vaticano, el Papa Francisco dijo que América Latina, era "el
continente de la esperanza".
Entre
los políticos que se convirtieron en mitos predicando una esperanza que nunca
se convirtió en realidad estuvo el militar y comunista brasileño Luís Carlos
Prestes. Este hombre fue al mismo tiempo una figura emblemática y una
personalidad trágica a quién sus seguidores bautizaron con el romántico
apelativo de "Caballero de la Esperanza". En 1924, siendo capitán del Ejército, Prestes
lideró en Santo Ángelo, una provincia de Río Grande do Sul, un alzamiento
contra la jerarquía castrense. Se unió a otros sublevados paulistas e integró
la histórica Columna Prestes, a la que se unieron soldados, mujeres,
campesinos, intelectuales, en una inédita lucha guerrillera que con una fuerza
de casi tres mil combatientes, recorrió 13 estados brasileños, en una marcha de
25 mil kilómetros, a lo largo de dos años y medio. Cuando se convenció de que
no triunfaría por medio de las armas, Prestes optó por la militancia en el
Partido Comunista y se asiló primero en
Bolivia y después en la Argentina antes de viajar a la entonces poderosa Unión
Soviética.
Sin
embargo, entre las sombras, ha habido períodos de luz. Tal es el caso del
quinquenio entre el 2015 y el 2019 en que muchos países del continente tuvieron
gobiernos democráticos producto de la voluntad popular. Entre los más
destacados estuvieron Mauricio Macri (Argentina12-2015), Sebastián Piñera
(Chile 12-2017), Lenin Moreno (Ecuador 4-2017), Jair Bolzonaro (Brasil
10-2018), Iván Duque,(Colombia 8-2018) y Jeanine Añez (Bolivia 11-2019).
El
triunfo de estos demócratas desplazó del ominoso pantano latinoamericano a
personajes de mala catadura como: Cristina Kirhner, Michelle Bachelet, Rafael
Correa, Evo Morales, Juan Manuel Santos y Dilma Rousseff, discípula aventajada
de Luiz Inácio Lula da Silva, el hombre que, después de Fidel Castro, es el que
más daño ha hecho a la democracia en el continente con su Foro de Sao Paulo.
Para vergüenza de América nunca se ha hecho la luz en los agujeros negros de
Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Desgraciadamente,
los malos políticos tienen más vidas que los gatos. Y parafraseando el refrán:
"La alegría en casa del pobre dura muy poco". En 2020 comenzaron las
resurrecciones de los malvados. En las elecciones que se avecinan en Brasil
tanto Lula como Bolzonaro tienen los mayores índices de rechazo entre el
electorado, de 36% y 54% respectivamente. Nadie los quiere pero no hay
sustitutos viables. En el caso de Lula, esta será la sexta ocasión en que será
el abanderado del Partido de los Trabajadores.
En
Colombia, el Presidente Iván Duque ha visto reducido su nivel de popularidad a
causa de una reforma fiscal que dio motivo a manifestaciones populares masivas
que comenzaron el pasado 28 de abril. Pero lo más preocupante es que, según
encuestas de la Revista Semana, el comunista Gustavo Petro lidera la intención
de voto con el 25%, mientras que sus rivales aparecen con cifras muy
inferiores, lo cual revela que el senador no tiene prácticamente competencia, a
un año de las elecciones.
En
Chile, una de las consecuencias del caos político desatado en las últimas
elecciones ha sido la prostitución de la constitución. La constitución de los
Estados Unidos, aunque ha sido objeto de varias enmiendas, se ha mantenido en
vigor durante 233 años sin ningún cambio estructural. Los latinoamericanos
cambiamos de constitución como de camisa.
Los
independientes y la izquierda del Partido Comunista y el Frente Amplio han sido
los grandes triunfadores en estas últimas elecciones. Su objetivo principal es
el cambio de la actual constitución que contiene clausulas de naturaleza
conservadora. La llamada Concertación, que gobernó por más de dos décadas y
garantizó la transición a la democracia a partir de 1990, ha quedado
políticamente enterrada con los resultados, en un contexto de incertidumbre por
la emergencia de nuevas figuras, en medio de tensiones ideológicas e
institucionales.
En
Perú se observa una situación similar donde el candidato izquierdista Pedro
Castillo presentó hace una semana un plan de acción con propuestas para los
primeros 100 días de su probable Gobierno, en el que ratificó su intención de
reformar la Constitución vigente. Según Castillo, la actual Carta Magna de
Alberto Fujimori en 1992: "prioriza los intereses privados sobre el interés
público, el lucro por encima de la vida y la dignidad".
Por
ello, propone una Constitución en la que el Estado "tenga rol
planificador, regulador e inversor; donde el interés público, el de todos los
ciudadanos, prime sobre el privado". Si eso no es comunismo de la más pura
especie "que venga Dios y lo vea". Y como para quitarle el sueño a
los peruanos conservadores, el periódico La República presentó un sondeo del
Instituto de Estudios Peruanos, en el que Castillo mantiene una ventaja de casi
siete puntos sobre la candidata conservadora, Keiko Fujimore, con un 36,5% de
apoyo, frente al 29,6% de la Fujimore.
De
esta manera, Castillo seguiría el rumbo que en las últimas décadas han trazado
Venezuela con el liderazgo de Hugo Chávez (1999); Ecuador (bajo el Gobierno de
Rafael Correa, 2008); Bolivia (con Evo Morales, en 2009) y que actualmente está
siguiendo Chile, en un proceso convocado por Sebastián Piñera tras el estallido
social de 2019-2020.
Mientras
tanto, en Nicaragua, los partidos de oposición no logran un acuerdo y
concurrirá por separado a las elecciones generales de noviembre. Los intentos
de unidad provienen de la agitación nacional tras las protestas contra
Daniel
Ortega que estallaron en abril de 2018. Unas 326 personas murieron durante
meses de disturbios que fueron sofocados por las fuerzas de seguridad. Y lo más
desalentador es que, aunque Ortega es profundamente impopular en amplios
sectores de la sociedad nicaragüense a raíz de los sucesos de 2018, el líder
socialista cuenta con un firme apoyo de la base de su partido sandinista.
Este
breve recorrido por la política latinoamericana nos lleva irremisiblemente a la
conclusión de que la misma es un péndulo que se mueve entre la dictadura y la
democracia, entre la esperanza y la desesperanza. La idea de un continente
pletórico de libertad y oportunidades para todos sus hijos es un sueño que
hasta ahora ha sido obstruido por la sed de poder de caudillos sin otra meta
que el enriquecimiento y la gloria personales aprovechando la inercia de multitudes
ignorantes de sus derechos y sus deberes como ciudadanos de naciones libres.
Para que la esperanza prevalezca sobre la desesperanza es necesario comenzar
por educar a nuestros pueblos.
Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
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