viernes, 28 de enero de 2022

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com HOY VIERNES 28/01/2022

 

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                 HOY -  OPINIONES INTERNACIONALES Y NACIONALES -                                                                          * 28/01/2022 *

BEATRIZ DE MAJO: EN LA ANTESALA DE LAS OLIMPIADAS. CHINA HOY, DESDE ESPAÑA


GABRIEL BORAGINA: COSTO CONTABLE, ECONÓMICO Y MARXISMO. DESDE ARGENTINA


TRINO MÁRQUEZ:RUMBO A 2024

JOSÉ RAFAEL HERRERA: DE HEGEMONÍA Y OTRAS INQUISICIONES





BEATRIZ DE MAJO: EN LA ANTESALA DE LAS OLIMPIADAS. CHINA HOY, DESDE ESPAÑA

Xi Jinping nunca imaginó en 2015, cuando postuló a su país como sede de los juegos olímpicos de invierno de este año, que la cuesta sería tan empinada. El líder chino apenas llevaba dos años al timón de la potencia mundial.

El diseño y la adecuación de los sitios donde se celebrarían las justas deportivas y la preparación y desarrollo de los eventos de gran espectacularidad como todo lo que caracteriza a las ceremonias y proyectos visibles del gigante asiático eran lo de menos aunque el camino estaba plagado de escollos logísticos, comunicacionales, ambientales, de transporte y políticos. La aceptación mundial del régimen chino que sigue manteniendo un cuestionable estilo de actuación totalitario era también una variable que requería ser mejorada hasta el punto de no provocar resquemores generalizados.

Lo que era imposible de imaginar entonces era que China enfrentaría dos dificultades mayúsculas: la presencia de una pandemia que sigue golpeando duramente a la humanidad y la posibilidad de una conflagración bélica de inmenso impacto transnacional cuyos prolegómenos se encuentran en franco desarrollo. Frente a todas estas contingencias la imagen china debería salir fortalecida.

Ya a menos de semanas del inicio de los juegos todos los preparativos están concluidos. Lo que se espera no es que no se presenten fallos en lo organizacional, sino que el mundo quede boquiabierto ante el alarde de belleza y de eficiencia en todo lo que atañe al desarrollo de las justas deportivas. El propio Xi se ha asegurado que las instalaciones puestas a punto o construidas desde cero para albergar la contienda no luzcan en absoluto extravagantes.

Lo que se refiere al manejo de las estadísticas sanitarias relacionadas con el COVID que están interviniendo en el país, las ciudades o los sitios de los juegos es algo sobre lo que es imposible especular. Si existe un secreto bien guardado es el que tiene que ver con los contagios de Omicron en China, en sus aeropuertos, sus estaciones de tren o en todo lugar de concentración del público o de los deportistas. Dos vertientes paralelas de información llegan hasta la prensa mundial: la bien cuidada y dosificada información proveniente de fuente oficial y las investigaciones de terceros sobre la expansión del virus, coloreadas ellas de su buena dosis de amarillismo. El Comité Olímpico internacional contribuye con algo de incertidumbre por ser parte interesada en el éxito de los juegos y por no estar dispuesto a adversar al gobierno de Pekín. La realidad es que hay un esfuerzo comunicacional en marcha encaminado a no provocar ansiedad en quienes siguen de cerca estos eventos.

Una cosa es incontestable: se han diseñado operativos para garantizar el mejor y el más detallado manejo de las variables sanitarias susceptibles de afectar a los participantes activos o pasivos de los juegos.

De no ser por una inesperada contingencia bélica entre terceros sobre las que China no tiene un control, todo está a punto para que se encienda la llama olímpica. Algunos países han bloqueado diplomáticamente la competición, como Australia, Canadá y Estados Unidos pero desde la capital se han dado todos los pasos en todos los foros internacionales para que el sistema político del país anfitrión no sea un elemento limitante para los deportistas.

Doblegar las críticas de los defensores humanos no será el resultado de este magno evento deportivo por muy exitoso que él sea, pero China se crecerá ante los ojos del planeta. Su imagen saldrá edulcorada hasta en el tema que tiene que ver con su cuestionado tratamiento del origen y desarrollo de la contaminación mundial generada por el Covid 19.

Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Venezuela – España

GABRIEL BORAGINA: COSTO CONTABLE, ECONÓMICO Y MARXISMO. DESDE ARGENTINA

‘’Hay otra visión, rival, que dice que las cosas no tienen un costo de por sí, que el costo no es intrínseco a las cosas sino extrínseco a ellas, que las personas le atribuyen a las cosas un costo, le dan un determinado costo. ¿Cuál es el costo de la cosa? Lo que yo dejo de hacer para tener la cosa. Entonces se dice, tal vez como un pleonasmo, que el costo es el costo de oportunidad, que el costo es la oportunidad sacrificada. Desde esta definición subjetivista que responde a la idea de valor subjetivo, mientras la otra responde a la idea de valor objetivo, el costo de la carpeta no sería sus integrantes, el costo no sería un problema de contabilidad, sino el costo de la carpeta seria su alternativa, el costo sería un problema económico, elecciones alternativas que tengo yo que tomar. Entonces el costo de la carpeta seria lo que yo pude haber comprado en lugar de esta carpeta’’.[1]

El costo de oportunidad se puede manifestar de dos maneras distintas. Por un lado, puede ser lo que se deja de hacer para hacer otra cosa, mientras que por el otro es lo que se deja de tener para obtener otra cosa. En ambos casos las evaluaciones que hace el sujeto actuante son subjetivas, y eso es lo que tienen en común. Pero lo que se sacrifica, en un caso y en el otro, son cosas diferentes: en una es una actividad y en otra es un objeto material (dinero u otra cosa como en el trueque).

Es lo que se da a cambio lo que marca la diferencia entre un modo de costo y el otro. El subjetivo no excluye el contable (si por este término se entiende una determinada cantidad de dinero a dar a cambio de otra cosa) porque el dinero también es valuado subjetivamente por el agente, dado que con la misma cuantía de dinero que dispongo yo puedo comprar otras cosas. El costo de ir al cine puede ser no ir a clase, (costo de oportunidad) pero además debo pagar la entrada de cine con lo que a ello tenemos que agregar el costo contable de ir al cine. Hay pues un doble costo (de oportunidad por un lado por la actividad que resigno) y otro contable (el dinero que debo dar a cambio de lo elegido)

En situación, el costo de la carpeta va estar dado por la valoración que yo haga entre lo que deba entregar por ella y la carpeta misma. Y así, su costo contable es lo que debía dar por ella, y ‘’lo que yo pude haber comprado en lugar de esta carpeta’’ sería su costo de oportunidad, pero ahora en un sentido diferente al de dejar de hacer sino al de dejar de tener.

‘’Desde este punto de vista se sostiene que todo tiene un costo. ¿Cuál es el costo de estudiar en la universidad? Los objetivistas dirían que el costo de la universidad o el costo de una clase es lo que has pagado en tesorería para venir a la universidad, los subjetivistas te dirán que el costo de una clase es lo que podrías estar haciendo en vez de estar en la Universidad, que sé yo, un partido de futbol, durmiendo, estando con tu enamorado o enamorada, fumándote un cigarrillo, tomándote un café’’[2]

La diferencia es clara, pero cabría preguntarse ¿por qué el primer concepto es el más aceptado por la gente y el segundo el minoritario o el que esa gente encuentra más extraño?

Una elucidación posible podría ser que el concepto objetivo es el que aprendemos primero desde pequeños en nuestras casas, la escuela, la universidad, los amigos, en los medios de comunicación, etc. Pero ¿Por qué este y no el otro?

F. A. v. Hayek explicó que la economía es una ciencia contraintuitiva, y posiblemente aquí está la pista de una respuesta. La teoría subjetiva del costo es una teoría económica y como tal -siguiendo al maestro austriaco- es contraintuitiva, por ende necesita ser explicada, reflexionarse sobre ella, analizarla y –finalmente- comprenderla, y esto requiere un cierto trabajo mental, al que el grueso de la gente por lo general le escapa.

‘’Entonces esto nos lleva a un problema complejo. Para los objetivistas el costo es uno solo, para los subjetivistas dos personas no tienen el mismo costo por la misma cosa. Porque cada uno de nosotros sacrifica cosas distintas para hacer algo. Hay quien dice, por ejemplo, ¿Cuál es el costo de tu enamorada? Los objetivistas dirían, bueno lo que te cuesta invitarla al cine, sacarla a bailar, a comer a la calle, yo que sé. Los subjetivistas te dirán que el costo de tu enamorada es la otra chica con la que no estás. Tal vez es un ejemplo no muy ilustrativo, pero sí práctico, o tal vez al revés: muy ilustrativo pero poco convencional’’.[3]

Esto marca una discrepancia interesante, porque es uno de los aspectos que sirve para instruir acerca de la diferencia entre contabilidad y economía, y de paso entre lo que decíamos antes: lo intuitivo y lo contra intuitivo, en términos de Hayek.

Para la visión puramente contable, el costo -en última instancia- es un problema de números y se resuelve calculando. Para la economía es -por el contrario- una cuestión de valores y de alternativas, y la solución va cambiando de sujeto en sujeto y de acuerdo a las valoraciones disimiles de cada uno de ellos.

A esto hay que agregarle algo en lo que insistimos siempre: la educación. La gran paradoja del último siglo y medio consistió en el triunfo intelectual de Marx que fue el que impuso la enorme mayoría de los errores políticos, filosóficos y económicos que hoy la humanidad da por sentados. El mayor propagador del materialismo dialectico logró enseñar a la gente a pensar en términos precisamente materialistas. Una pena.

[1] Enrique Ghersi ‘’El costo de la legalidad’’. publicado por institutoaccionliberal • 16/01/2014 • El costo de la legalidad | Instituto Acción Liberal http://institutoaccionliberal.wordpress.com/2014/01/16/el-costo-de-la-...
[2] Enrique Ghersi. ibídem.
[3] Enrique Ghersi. ibídem.

Gabriel Boragina  
gabriel.boragina@gmail.com 
@GBoragina  
Argentina 

MOISES ORRAIZ: SINGAPUR: LIBERTAD ECONÓMICA COMO POLÍTICA PARA CONSTRUIR RIQUEZA. DESDE VENEZUELA

Hace 60 años, una generación, Singapur era un país socialista subdesarrollado que se encontraba en la miseria. En la actualidad su riqueza por habitante (PIB per cápita) es una de las más altas en el mundo.

Las medidas que optó y permitió el desarrollo económico del país son las siguientes: reducción de los impuestos para atraer inversión extranjera, reducción de la burocracia, seguridad jurídica, protección de los derechos de propiedad, regulaciones moderadas, una reforma educativa y, por, sobre todo, la libertad económica.

En resumen, Singapur siguió la receta libertaria: más mercado, menos gobierno; más sector privado, menos sector público; más capitalismo, menos socialismo; más individualismo, menos colectivismo.

Singapur es catalogado como el país que más rápido transitó desde el subdesarrollo al desarrollo con una tasa de crecimiento anual de 7,6%, durante el periodo de 1960 a 2013.

La Constitución de Singapur contiene tres leyes fiscales que promueven la responsabilidad fiscal. Entre ellas exigen que el presupuesto del gobierno siempre debe estar balanceado.

La creciente liberalización financiera ha contribuido en el proceso de hacer de Singapur un centro financiero mundial. Gracias a esto, Singapur experimentó un rápido crecimiento económico en las últimas décadas. El país busca transformar la economía en un centro internacional de innovación tecnológica.

La meta de Singapur es ser el agente financiero de Occidente en Oriente, y con los problemas que tiene actualmente Hong Kong debido a China, parece que se quedó sin competidores para lograr este objetivo.

Sin embargo, si bien Singapur puede ser un ejemplo del éxito libertario en temas económicos, no es así en temas civiles. Se podría decir que Singapur es libre económicamente, pero no del todo políticamente. Su esfera civil se asemeja más a una dictadura que a una democracia, a causa del entorno formado sobre el legado que dejó Lee Kuan Yew que sentó las bases del orden, de la disciplina y respeto hacia los demás. En consecuencia, las faltas de libertades civiles básicas están muy presentes en la actualidad como la expresión, asociación, prensa u orientación sexual. Cabe aclarar que no existe corrupción en Singapur como podría pensarse.

Singapur es un ejemplo de que las libertades políticas están sobrevaloradas. No tiene mucho valor la democracia y poder votar si todas las opciones van a oprimirte. Es como si tuvieras dos opciones: votar por el Opresor A o por el Opresor B. ¿Qué clase de libertad es esta? Es mejor no poder votar y tener libertad económica que poder votar por un candidato estatista que intervenga en la economía y aumente el tamaño del aparato estatal.

Dicho todo esto, lo mejor de ambos mundos es tener una República Constitucional como la que tuvo Estados Unidos por casi 100 años. Los mercados eran libres, la democracia era estrictamente limitada, el poder del gobierno federal era mínimo y los estados que conformaban la unión tenían autonomía e independencia (un concepto clave llamado “federalismo”).

Moises Antonio Orraiz
moi_orraiz@gmail.com
@moi_orraiz
Venezuela

TRINO MÁRQUEZ:RUMBO A 2024

Decapitado el referendo revocatorio, la opción que le queda a la oposición democrática es prepararse con paciencia y tesón para las próximas elecciones presidenciales establecidas en la Constitución. 2024 parece una fecha lejana, pero son tantos y tan complejos los retos que debe enfrentar, que tres años se harán cortos.

Lo primero que ha de asumirse es que esa fecha debe convertirse en un ícono. Ya han aparecido algunas voces que hablan de buscar un acuerdo con el fin de reformar la Constitución que permita adelantar las elecciones presidenciales. Si el RR –cuyo inspirador y promotor fue Hugo Chávez, padre de la revolución bolivariana- ha encallado dos veces durante la etapa de Nicolás Maduro –una en 2016 y otra en 2022-, ¿a partir de cuáles indicios objetivos puede pensarse en la posibilidad de que tal modificación, que reduciría el período presidencial y tendría en la práctica las mismas consecuencias que el RR, se materializará? No existen. Esa iniciativa está condenada a fracasar al igual que el RR. Su falla básica reside en colocar todos los resortes del proceso en unas instituciones controladas totalmente por el régimen. Conviene olvidarse de ese atajo. La Constitución concede derechos –como la reforma que permitiría reducir el período presidencial y adelantar las elecciones- que solo pueden materializarse cuando la fuerza de quienes aspiran a ejercerlos resulta avasallante. La oposición no se encuentra en esa situación ni remotamente.

En 1984 la oposición chilena a la dictadura de Augusto Pinochet, luego de un arduo trabajo de orfebrería de los dirigentes más sensatos y moderados, entre ellos Patricio Aylwin y Ricardo Lagos, definieron el plebiscito de 1988 como el momento cumbre de esa resistencia porfiada, pero ineficaz, enfrentada a la autocracia militar. Ese año 84 –venciendo obstáculos y sospechas de los partidos más escépticos de la amplia gama de grupos existentes en Chile- la mayoría de los grupos que luego integraron la Concertación Democrática, resolvieron acudir a la consulta establecida en la Constitución de 1980. En el marco de los acuerdos alcanzados por las diferentes facciones, se definió un programa que contemplaba numerosas actividades, entre ellas la negociación con factores del pinochetismo que propiciaban el respeto a la Carta del 80. La historia de la participación en el plebiscito de octubre de 1988 y la campaña por el NO es ampliamente conocida. Lo que más me interesa destacar es que la decisión fue tomada cuatro años antes, lapso que les parecía eterno a algunos sectores opositores desesperados por salir de Pinochet cuanto antes.

En el caso de Venezuela y Maduro, hay quienes señalan que lo mismo que el mandatario hizo con el RR, abortarlo, podría hacerlo con las elecciones nacionales de 2024. No se trata de eventos iguales. En lo único que se parecen es que ambos involucran consultas populares. La cita del 24 constituye una fecha taxativa fijada en la Constitución. El 10 de enero de 2025 tiene que juramentarse un nuevo Presidente para un período que comienza ese día y dura seis años. Allí no caben interpretaciones jurídicas. Quien tome posesión del cargo, tendrá que haber sido electo en unos comicios universales y secretos realizados con anterioridad. En este punto tampoco caben las exégesis. La Constitución es explícita. Maduro solo puede desconocer estos mandatos si da un autogolpe o, de una forma más velada, adopta la estrategia de Daniel Ortega en Nicaragua: inhabilita a los dirigentes democráticos y los encarcela.

El peligro de que esa amenaza se concrete hay que reducirlo a su mínima expresión. Pinochet pudo haber desconocido la Constitución de 1980 y obviado la consulta de 1988. No lo hizo porque se encadenó un amplio conjunto de eslabones domésticos e internacionales que lo obligaron a aceptar medirse. Alguien podría decir: el General estaba confiado en que su victoria sería categórica. Puede ser que ese factor haya influido. Sin embargo, el mérito fundamental estuvo en la sabiduría opositora y en la conexión entre las fuerzas democráticas internas y los factores internacionales que deseaban ver Pinochet fuera de La Moneda de forma pacífica e institucional.

Algo similar podría ocurrir en Venezuela en 2024. Los países amigos de la democracia desean que la insondable crisis venezolana –con efectos tan negativos en las naciones de la región, que no fue el caso del Chile de Pinochet- comience a resolverse de manera pacífica, electoral y constitucional. En el plano internacional, las fuerzas democráticas cuentan con poderosos aliados que incluyen desde la Unión Europea y Estados Unidos, hasta naciones de América Latina cuyos gobiernos se inclinan hacia la izquierda. Con excepción de Cuba y Nicaragua, el continente latinoamericano espera una solución pacífica en Venezuela. A esos países e instituciones no les interesan los laberintos, por muy derechos constitucionales que sean. En esas aventuras no van a acompañarnos.

La oposición tendrá que solucionar el espinoso desafío de designar el comando unitario que organizará la participación electoral, con el fin de lograr vencer los miedos y desconfianza que el gobierno fomentará, al igual que elegir sin traumas al candidato presidencial. Deberá presentar consignas comunes y un programa atractivo. Estas son solo algunas de las labores que debe asumir para encarar con posibilidades de triunfo el 2024.

Trino Márquez
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc
Venezuela

JOSÉ RAFAEL HERRERA: DE HEGEMONÍA Y OTRAS INQUISICIONES

“Si hay algo que aprendí de mi trato con Herr Hitler, es que no se puede jugar al póker con un gánster sin tener cartas bajo la manga”. Neville Chamberlain.

El pensamiento de Antonio Gramsci ha tenido, históricamente, una desafortunada recepción, tanto por parte del izquierdismo extremista, que en algún momento intentó convertirlo en el símbolo viviente de su voluntarismo ciego e irracional, como por parte del extremismo de derecha, que se lo imagina como uno de los más peligrosos enemigos de la vacía e imaginaria “sociedad abierta” que postula. Si, como decía Marx -siguiendo a Hegel-, el idealismo abstracto es materialismo abstracto y el materialismo abstracto es idealismo abstracto, se podría afirmar análogamente lo mismo de las abstracciones propias del izquierdismo y el derechismo. A los partidarios del comunismo primitivo -como, por cierto, lo llamaba Marx- se les olvida que Gramsci fue un disidente de los regímenes despóticos y totalitarios, característicos de las sociedades orientales. A los partidarios de las “robinsonadas” de un liberalismo sin historia se les olvida que fue uno de los más influyentes liberales italianos, el economista Piero Sraffa, el encargado de sustraer, clandestina y sigilosamente, nada menos que las cuatro mil páginas que Gramsci escribió en prisión. “Lo que natura non da Salamanca non presta”. Lo mismo pasa con la comprensión dialéctica de los procesos históricos. Y aquí, por natura debe comprenderse no tanto la primera como la seconda, cabe decir, la formación integral, ética y estética de la sociedad que transustancia lo dado en hecho, en actividad sensitiva humana.

Hace unos cuantos años, en un encuentro de “negociaciones” sostenido en el Palacio de Miraflores, algún vocero principal de uno de los partidos de la llamada “Unidad”, perteneciente a la autodenominada “oposición” venezolana, al pronunciarse en cadena nacional, declaraba su firme rechazo al concepto gramsciano de hegemonía, porque, en su opinión, dicho concepto implicaba una forma de dominación del todo contraria a la democracia, típicamente stalinista, incompatible con los ideales propios de la libertad occidental. Para él, el concepto de hegemonía desarrollado por Gramsci se hallaba penetrado por un fuerte aroma a dictadura, a régimen tiránico, despótico, totalitario. El político en cuestión, se podría decir que instintivamente, asumía la expresión en su acepción en inglés -hegemon-, haciendo de ella una referencia exclusiva, “universal”, característica de todo aquel que ejerce su dominio sobre los demás. Su representación de la hegemonía fue, en síntesis, definitoria de la del capo que domina al resto de los individuos y se reserva para sí el control absoluto del poder. Lo que, por cierto, en su caso particular se ha convertido en una vieja práctica.

Es muy probable que los miembros de la dirigencia de la Junta Patriótica, que organizaron y ejecutaron exitosamente la rebelión cívico-militar contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, no conocieran los Quaderni del carcere de Antonio Gramsci, y ni siquiera sus Lettere. Es más, resulta difícil pensar que alguno de ellos supiera en aquel momento quién era el filósofo y dirigente político italiano. De hecho, a pesar de haber fallecido en 1937, su obra fue comenzada a publicar en la segunda mitad de los años cincuenta del siglo XX por su viejo camarada Palmiro Togliatti, y solo fue a finales de los años setenta y principios de los ochenta que se publicó la primera edición crítica de los Quaderni, al cuidado de Valentino Gerratana. Además, por aquellos años de subversión contra la dictadura perezjimenista, concentrados como estaban sus dirigentes en las labores de organización táctica, en la búsqueda de un consenso cada vez más orgánico que tradujese en éxito definitivo la lucha por la conquista de la democracia, difícilmente quedaba tiempo para las disquisiciones eruditas y las referencias hermenéuticas o bibliográficas sobre la obra de un dirigente comunista asesinado que había representado una amenaza real para el régimen fascista y, además, una auténtica incomodidad para la ortodoxia soviética.

Y sin embargo, la labor de la Junta Patriótica -quizá sin tener clara conciencia de ello- fue, justamente, una labor gramsciana. Porque, in der Praktischen, se puso en funcionamiento la estrategia de generar el consenso de la voluntad general de la sociedad civil venezolana, oponiéndola a la vieja sociedad política, en manos de la estructura militarista fundada por los caudillos durante la era posindependentista. De suerte que el viejo concepto de sociedad se fue resquebrajando aceleradamente, al punto de que las nuevas generaciones de profesionales de las fuerzas armadas ya no podían respirar dentro de sus enmohecidas casamatas. Eso es lo que significa para Gramsci hegemonía: un nuevo consenso por parte de la sociedad civil, sustentado en una innovadora educación ciudadana, integral, con nuevos valores e ideas, capaces de presionar, con tanta determinación, que las positivizadas, esclerotizadas -y, por ende, anquilosadas- fuerzas del aparato coercitivo terminan por estallar, para dar paso a un Ordine Nuovo, a un nuevo «bloque histórico», en el que la sociedad política tiene la necesidad de reinventarse a objeto de adecuarse plenamente con las aspiraciones de la pujante sociedad civil, transformándola en su más fiel reflejo. Ordo et conectio idearum idem est ac ordo et conectio rerum.

Que los partidos políticos venezolanos -especialmente aquellos que confunden los términos “oposición” y “distinción”- sigan presuponiendo que la sociedad civil es ajena a las organizaciones políticas, es decir, que ellos no son parte de ella; que no sepan diferenciar entre Estado y sociedad política; que confundan la idea de consenso con la de alianza o, peor aún, con la de acuerdo o negociación; que identifiquen hegemonía con dictadura; que, en fin, lejos de representar la búsqueda de un gran consenso nacional -una gran red, entramada con la urdimbre de sus hilos morales e intelectuales- sigan ejerciendo la función política como marketing, como si un partido político fuese una franquicia comercial o una oficina de colocación de empleos. Que aún no se hayan percatado -o no se quieran percatar- de que se enfrentan contra auténticos gánsters, ya deja mucho que pensar. Pareciera no comprenderse, en efecto, que la construcción de una nueva hegemonía es “la carta bajo la manga” para llevar a término al gansterato. Tal vez, estas consideraciones contribuyan a comprender la enorme diferencia cualitativa existente entre el éxito obtenido el 23 de Enero de 1958 y el rotundo fracaso de la menesterosa política actual de la llamada “oposición” venezolana.

José Rafael Herrera
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela

LAUREANO MÁRQUEZ: UN RÉGIMEN ANTIFRAGILÍSTICO.

No es fácil encontrar categorías teóricas que nos ayuden a comprender el proceso político venezolano: La demolición de uno de los países que por sus condiciones materiales podrían considerarse de los más afortunados y prometedores del planeta. Acosado por un modelo político destructor, es difícil entender cómo este se sostiene, cómo logra fortalecerse mientras peor es su desempeño, cómo logra sobrevivir con el mundo en contra, con sanciones internacionales y una larga lista de etcéteras.

Resulta, pues, que ya hay un desarrollo conceptual que nos permite explicar el fenómeno político venezolano de los últimos tiempos: La Antifragilidad. La idea ha sido desarrollada por el escritor libanés-norteamericano Nassim Nicholas Taleb en su libro: Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden.

Creo que la mejor manera de presentar este concepto es como lo hace su propio autor: "Algunas cosas se benefician de los sobresaltos, prosperan y crecen cuando se exponen a la volatilidad, la aleatoriedad, el desorden y los factores estresantes y aman la aventura, el riesgo y la incertidumbre. Sin embargo, a pesar de la ubicuidad del fenómeno, no hay palabras para lo opuesto a lo frágil, llamémoslo antifrágil. La antifragilidad está más allá de la resiliencia o la solidez. El resiliente resiste los choques y permanece igual, lo antifrágil mejora".

El régimen político venezolano es, quizá, el más claro ejemplo de antifragilidad aplicada a la política. Fenómenos como la corrupción, el irrespeto al ordenamiento constitucional, el fraude electoral, la violación a los derechos humanos y la destrucción de la economía, entre otras situaciones que, en su conjunto o aisladamente, han acabado con los regímenes políticos que los promueven, en Venezuela terminan robusteciendo al poder. Mucho se dijo -por ejemplo- que, sin dinero, un sistema político populista no podría sostenerse. Pues parece que la ausencia de ingresos le hace más fuerte en otras formas de dominación. Cada desastre brinda a la oligarquía gobernante nuevas oportunidades de afianzar su poder. Si la gente emigra huyendo, se beneficia de las remesas internacionales; si escasea la comida, el control político de la gente que depende de los alimentos repartidos por el gobierno es mayor; si convoca a elecciones y frente a ellas la oposición se abstiene, se beneficia porque le resulta menos complicado ganar, pero si participa, también se beneficia, porque logra legitimar la trampa. Es que, incluso, la crisis del combustible en un país petrolero ha hecho que el aumento del precio de la gasolina -tan polémico en otros tiempos- se haya dolarizado, como decían los giros de crédito de antes: "sin aviso ni protesto". Todo lo que para otros regímenes políticos es adversidad, para el de Venezuela es aprovechable, ventajoso, favorable: Narcotráfico, guerrilla, terrorismo internacional, etc.

Los propios errores terminan convirtiéndose en una gran ventaja para el régimen venezolano: Si falla la electricidad, se logra movilizar a la población contra el "Imperio que ha causado la falla" y entonces cada apagón termina favoreciendo la tesis de la conspiración y del complot internacional, que además sirve de excusa para detener a adversarios políticos que puedan representar incomodidad u obstáculo. Quizá el más reciente ejemplo de la antifragilidad del régimen es la pandemia de covid-19. Mientras que en otras latitudes ha debilitado gobiernos, en Venezuela le vino al régimen como anillo al dedo para aumentar el control social, para convertir el retorno al país en un delito, para encarcelar a periodistas independientes dispuestos a informar, para ayudar a sobrellevar el colapso del combustible y para mantener a la gente recluida e impedida de protestar.

Laureano Márquez
eventos@laureanomarquez.com
@laureanomar
Venezuela

HOY VIERNES 28/01/2022 UN VIAJE DE NOTICIAS POR VENEZUELA Y EL MUNDO

 

HOY VIERNES 28/01/2022,
UN VIAJE DE NOTICIAS POR VENEZUELA Y EL MUNDO, CINCO ESTADOS, BOLÍVAR CARABOBO COJEDES DELTA AMACURO DISTRITO CAPITAL,  DIVERSAS FUENTES, 





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