sábado, 1 de agosto de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, DOMINGO 02/08/2020

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, CRIMEN DE INCONGRUENCIA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 43 minutos
Una de las tensiones que, lejos de resolverse, se agudizó en Venezuela a santo del desempeño de la revolución bolivariana, fue la que prevalecía entre el discurso democrático y la praxis política que de él se deriva. Naturalmente, no olvidamos que el ascenso de Chávez se produce en el marco de la crisis de la democracia liberal y representativa; del colapso del sistema de partidos y sus secuelas, ese “desencanto democrático” que se traduce en anomia, en abstención. El deterioro del ejercicio político, el oportunismo, la opacidad, el caudillismo dentro de organizaciones donde se imp... más »

CARLOS BLANCO, ENREDO NACIONAL

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 47 minutos
1.- Llegaron los noruegos a ver cómo estaba la cosa. Viajaron para saber lo que se muestra en las noticias todos los días, incluso en Noruega. Dijeron que viajaban para actualizarse y su actualización no incluyó visitas a los presos políticos o a los hospitales; tampoco a los mercados ni a la frontera. Su actualización se limitó a ver un tirano talla grande y a unos opositores que nadie ha dicho quiénes fueron. Poco a poco se sabrá. 2.- Sin duda que andan en lo que puede calificarse como zapaterismo incurable: darle oxígeno a Maduro así, como quien no quiere la cosa, de lado, y con... más »

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, DEMÓCRATAS CRISTIANOS, G80 Y ASDRÚBAL ROMERO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 53 minutos
Dentro de las diferentes corrientes de las fuerzas democráticas venezolanas existen espontaneas y coincidentes interconexiones que surgen de la necesidad de salir del régimen de Nicolás Maduro lo antes posible. Leyendo el mismo día el manifiesto de los Demócratas Cristianos, que yo suscribo por este medio de comunicación social, creí importante dar a conocer parte de él. Asimismo, lo planteado por un grupo de carabobeños (G80) y de seguida el escrito intitulado “Lectura del episodio Calderón Berti” del exrector de la UC Asdrúbal Romero quien forma parte de un respetable conjunto d... más »

JUAN GUERRERO, EL PAÍS AUSENTE, LECTURAS DE PAPEL

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 59 minutos
Es difícil escribir sobre un país en ruinas. Se decía en años recientes que de no existir acuerdos entre el liderazgo nacional íbamos a negociar sobre los cadáveres de cientos de miles de venezolanos. Pues bien, después de tanto esquivar/engañar la realidad acá finalmente nos encontramos: entre el basural de un país que en la práctica no existe y que mucho menos, resulta el mejor país del mundo. No lo es porque en un país normal, su gente no huye despavorida a refugiarse en otras naciones. Tampoco es un país normal, porque poco más del 94% de su población se encuentra en situa... más »

VICENTE BRITO , REALIDADES, NÚMEROS Y EL FUTURO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
La actual situación en la cual se encuentra la Nación Venezolana merece ser analizada sustentada en las informaciones conocidas, estas son corroboradas con los números publicados por las distintas instituciones nacionales e internacionales que realizan estos diagnósticos en el orden social y económico. Los cuales nos demuestran la complejidad en que nos encontramos y nos indican que vamos a un futuro incierto que dificulta nuestras posibilidades de superar las elevadas limitantes que como camisa de fuerza nos impide surgir hacia delante. A pesar de ser un país dotado de grandes re... más »

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XII

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Continuamos con esta serie, y aprovechamos para recordar que en el capítulo anterior estuvimos comentando el momento en que Chávez asumió la Presidencia de la República, con un discurso cargado de odio al momento de juramentarse en presencia del Presidente saliente, Caldera, y el Presidente del Congreso, Luís Alfonso Dávila. Comenzaba así el plan de destrucción de la República civil, y para ello emplearía toda la fuerza del estado, para ir desmontando progresivamente el mismo Estado que le correspondía dirigir, hasta convertirlo en esta ruinosa existencia que es hoy la República B... más »

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, CRIMEN DE INCONGRUENCIA

Una de las tensiones que, lejos de resolverse, se agudizó en Venezuela a santo del desempeño de la revolución bolivariana, fue la que prevalecía entre el discurso democrático y la praxis política que de él se deriva. Naturalmente, no olvidamos que el ascenso de Chávez se produce en el marco de la crisis de la democracia liberal y representativa; del colapso del sistema de partidos y sus secuelas, ese “desencanto democrático” que se traduce en anomia, en abstención. El deterioro del ejercicio político, el oportunismo, la opacidad, el caudillismo dentro de organizaciones donde se imponía la “ley de hierro de la oligarquía” desembocó en desconfianza respecto a instituciones que garantizaban la reproducción del sistema, acabó agusanando sus bases. ¡Ah, menudo crimen de conquista malbaratada!

La democracia imperfecta –una cuyo potencial de regeneración fue abortado por el asalto populista- terminó brindando trampolín para verdugos y cuervos que se empeñaron en no ver en ella ni viabilidad, ni dote, ni concordancia entre promesas y resultados. Según Chávez, rey del pathos discursivo, el sistema “olía mal”. Toda virtud trocó así en pecado. “¡Puntofijismo!”, se encajó con ánimos de demonizar el pacto de élites y endulzar la ruptura por venir. Lo que obtuvimos a santo de esa mudanza, no obstante, fue el ingreso al peor de los mundos. Esto es, el ricorsi, fin de una etapa de estabilidad excepcional en nuestra historia republicana; el revocamiento del proyecto de modernidad que, a contravía de la sarta previa de autocracias, tuvo lugar entre 1958 y 1998.

No se trata de desligar el avance del outsider, insistimos, del malestar que desde finales del s.XX se gestaba en el seno de una sociedad desintegrada, con expectativas cada vez más distantes de las motivaciones del liderazgo tradicional. Pero también habrá que admitir que la brecha entre lo que preconizó esa supuesta democracia “participativa y protagónica” y lo que se impuso por vía de los hechos, habilitó una distorsión todavía mayor: una autocracia de nuevo cuño, un régimen híbrido presto a usar, facultar, estirar, contraer o descartar la institucionalidad democrática, según conviniese. Un sistema de dominación flexible, Fernando Mires dixit, que vampiriza a la democracia, que se apalanca en la ilusión de la relación directa caudillo-masas y cuyo aggiornamento apela a los rasgos de la era post industrial.

La demolición de la democracia en nombre de la democracia, de la política a manos de la política, en fin, es paradoja con la cual lidiamos desde entonces.

Así, frente al titánico afán des-democratizador, frente al blindaje de un Leviatán mucho más burocrático, centralizador, opresivo y excluyente que el que antes se fustigó, todo indicaba que el mejor salvavidas era -¡es!- aferrarse con uñas y dientes a los escombros de esa enteca cultura política que dejó el Ancien Régime. Un reto en medio del éxtasis revolucionario, pues los espejismos que urdía la copiosa renta hicieron ver en el “Socialismo del siglo XXI” una panacea para males endémicos como la pobreza y la desigualdad. ¿Cómo poner a competir a la desteñida sociedad abierta con logros que parecían depender de los atributos del hombre fuerte?

Hubo forcejeo, sin embargo: entre idas y venidas, una oposición tan tenaz como seducida por la fragmentación luchó por esquivar las trampas de la “Hamartia”, el error fatal, la pifia del héroe trágico. Ese ethos democrático en desventaja pero comprometido a seguir respirando, ponía en evidencia la no-correspondencia entre lexis y praxis que emanaba desde el poder: “si no estás conmigo, estás contra mí”… “al enemigo, ni agua”. Gracias a la cooperación -no perfecta, pero funcional- que cristalizó en la MUD, no sólo pudo remontarse la asimetría, dar nuevo impulso a los partidos, perfilar una alternativa creíble. También se logró moderar el autoritarismo endógeno, tumor que nunca ha dejado de importunar. El triunfo electoral de 2015 premió con creces la consistencia estratégica.

Desde entonces, y como por obra de la agonía de “los que fracasan al triunfar”, la ansiedad pareció desbancar a la paciencia estratégica. Al revés de lo que aconsejan figuras ligadas a procesos de transición –promover la convergencia, crear coaliciones amplias y robustas, pues un movimiento democrático debe ser inclusivo- y frente a los intentos del régimen por desalojar la lógica política de la ecuación, sectores opositores han ido cediendo ante la carnada de la autocratización. La regresión identitaria es evidente. El contraste con un modelo que preconiza la visión unilateral y hegemónica del poder, la épica heroica sustituyendo a la lucha agonista, la negativa a aceptar la duda, la gestión civilizada del conflicto o a integrar la diferencia para formar un “nosotros” plural, luce cada vez más desleído.

La vieja incongruencia no sólo persiste, sino que prospera entre quienes, sumidos en la atomización, están especialmente obligados a pensar-hablar-actuar según valores democráticos. La resistencia interna -más poderosa que la externa, afirma Fernando Henrique Cardoso- sufre así los bandazos de la escisión. Cabría preguntarse si la supervivencia contra todo pronóstico del régimen autoritario, de algún modo se registra y admite como referente de “buen hacer”… si así fuese, eso ayudaría a explicar la dificultad para procesar las alertas hechas respecto a una estrategia postiza, ajena a la índole de una oposición institucionalizada y que no exhibe hasta ahora logros ni diferenciadores útiles.

Ante el sofisma de que se debe “dejar la democracia para después”, que el talante criminal del adversario anula la naturaleza política de la disputa, conviene reflexionar. Entrar en el laberinto de la despolitización nos deja inermes; y replicar la transgresión que combatimos tampoco ayuda. Atribuirse el monopolio de la representatividad, insistir en tesis resbaladizas como la de la continuidad administrativa, por ejemplo, y reducir la expresión plural de un parlamento elegido por más de 14 millones de venezolanos a la porción que contempla adecuar la norma democrática, es otra contradicción. Al margen de lo que se decida en torno a la participación en elecciones, lo razonable será no traicionar la convicción, aparejar el decir y el hacer para que la brega común no acabe trágicamente deslegitimada.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis

CARLOS BLANCO, ENREDO NACIONAL

1.- Llegaron los noruegos a ver cómo estaba la cosa. Viajaron para saber lo que se muestra en las noticias todos los días, incluso en Noruega. Dijeron que viajaban para actualizarse y su actualización no incluyó visitas a los presos políticos o a los hospitales; tampoco a los mercados ni a la frontera. Su actualización se limitó a ver un tirano talla grande y a unos opositores que nadie ha dicho quiénes fueron. Poco a poco se sabrá.

2.- Sin duda que andan en lo que puede calificarse como zapaterismo incurable: darle oxígeno a Maduro así, como quien no quiere la cosa, de lado, y con mascarilla. Ningún ser civilizado se niega al diálogo siempre que no sea para que las sabandijas se perpetúen en el poder. Algunos opositores han dicho que lo que está planteado son condiciones electorales indispensables para sostener unos comicios libres y justos. Pero -¡ojo!- a veces hay trampa.

3. Cuando se habla de condiciones electorales y no de la salida del régimen, lo que está implícito –aun cuando el embeleco siempre se sabe- es que con Maduro puede haber elecciones decentes si se le obliga. Lo que no parecen advertir (en realidad sí lo saben) es que la fuerza que se necesita para que Maduro acepte elecciones libres es inferior a la que necesita para que salga en carrera hacia La Habana.

4.- En este titubeo se estará hasta que algunos eventos ocurran: el último mes de campaña electoral en Estados Unidos, se determine el ganador de esas elecciones, el impacto del covid-19 en Venezuela, la continuidad acelerada de la ruina del país y los elementos sobrevenidos, convertidos en la nueva normalidad de la época, incapaces de ser anticipados por los gurúes.

5.- Lo que se sabe es que el régimen hará elecciones y ya tiene en su Arca de Noé a gente producto de las divisiones de todos los partidos. Como en 1963, cuando AD se dividió entre la Vieja Guardia y el “Grupo ARS”, habrá AD gobierno y AD oposición, con la novedad de que ocurrirá idéntico con los partidos gentilmente cedidos por Maduro a sus confederados: VP, PJ y tal vez otros en la tubería.

6.- La mayoría de partidos y sobre todo de la opinión pública no participará en esas elecciones. Ni hay ganas, ni el virus lo estimula y se sabe de sobra que es una tramoya, como las decenas que ya se han visto en los actos de magia de esa corte de impresentables del Consejo Nacional Electoral. El problema es que desde luego es insólito participar en una comedia de tal magnitud; pero no se arregla el asunto con la mera renuncia a participar.

7.- Para los que participan es una manera de construir una nueva oposición que se asume como circunspecta. En los hechos es una parte del sistema de Maduro que, como en los países soviéticos del siglo pasado, tenían su oposición, completamente libre para discutir a rabiar la conveniencia de domesticar mariposas azules. La mayor parte de la oposición no participará, aunque tiene sus demonios internos que se preguntan cómo sobrevivirán a una sequía de varios años más, sin candidaturas con las cuales pasar la raqueta y servir a la patria.

8.- El problema es real: no participar es la opción mayoritaria; pero es correcto preguntar para qué sirve. Una primera respuesta obvia es no convalidar la farsa; no prestarse a una relegitimación de Maduro. Respuesta correcta, desde mi punto de vista; pero hay otras formas más sutiles de relegitimar a Maduro. Una de las que me parece más riesgosa es la de prolongar la actual Asamblea Nacional como un mecanismo para tener un presidente interino de manera indefinida. ¿Por qué?

9.- Si usted se plantea que la actual AN y Guaidó van a seguir en su lugar actual después del 5 de enero, usted también dice que Maduro y su régimen seguirán allí después del 5 de enero. Es un escenario sin duda posible. La gran adivinanza es por qué, en vez de sugerir la continuidad de la AN (y de Maduro), no se propone “el cese de la usurpación” como el escenario primero y más relevante.

10.- No es de esperar respuesta de Guaidó, quien al parecer no se siente concernido por estas cuestiones del abandono del “cese de la usurpación”; pero, tal vez haya quien caiga en cuenta que abstenerse sin concebir la salida del régimen en el marco de esa abstención (o suspensión de las elecciones) es sembrar una nueva ambigüedad.

11.- Cuando la participación en esas elecciones es jugar el juego de comparsa del régimen y la abstención sin estrategia es inútil, vale la pena volver a preguntarse por qué no volver al asunto central: la concertación nacional e internacional para salir del régimen

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, DEMÓCRATAS CRISTIANOS, G80 Y ASDRÚBAL ROMERO

Dentro de las diferentes corrientes de las fuerzas democráticas venezolanas existen espontaneas y coincidentes interconexiones que surgen de la necesidad de  salir del régimen de Nicolás Maduro lo antes posible. Leyendo el mismo día el manifiesto de los Demócratas Cristianos, que yo suscribo por este medio de comunicación social, creí importante dar a conocer parte de él. Asimismo, lo planteado por un grupo de carabobeños (G80) y de seguida el escrito intitulado “Lectura del episodio Calderón Berti” del exrector de la UC Asdrúbal Romero quien forma parte de un respetable conjunto de intelectuales valencianos.  Considero que allí hay, en esa tríada, un valioso material para hacer una especie de collage político intelectual consistente en yuxtaponer diferentes escritos sobre una misma base. Quiero realzar que la preocupación, el fin, el objetivo de estos demócratas son los mismos, no podría ser de otra manera. Prevalecen las coincidencias. Algo  también meritorio de distinguir es como se consiguen hacer críticas, sugerencias y observaciones sin ocasionar lesiones a la causa por la que tantos venezolanos luchan; ni lastimar al presidente interino Juan Guaidó; en fin, es factible decir cosas sin tapujos guardando la ponderación que da el hondo intelecto.

Luego de este resumido preámbulo voy a hacer el esfuerzo de recoger literalmente parte, pequeños trozos de lo planteado en esos escritos o manifiestos de los que hice referencia más arriba: Democracia Cristiana 2020: 1) “Urge el inmediato cambio político. Hacemos causa común con la gran mayoría de compatriotas que rechazan indignados la farsa electoral auspiciada por la dictadura. Iniciativa esta  acompañada además por el secuestro de los partidos políticos: Copei, AD, PJ, VP entre muchos que han sufrido el zarpazo inconstitucional que busca, con la falsificación de las entidades partidista, confundir al ciudadano común para llevarlo bajo engaño a participar a un proceso fraudulento.  Ningún auténtico demócrata participará en una mascarada colaboracionista. La única elección válida será la libre, garantizada y supervisada elección presidencial, que ponga fin a la usurpación existente. Garantías y supervisión avalada por la comunidad internacional. Elecciones presidenciales libres, que pongan fin a la usurpación existente”.

2) Este es el momento de mayor debilidad real en veinte años del régimen que ha destruido a Venezuela. Debilidad interna y externa. Si los factores políticos y sociales se muestran a la altura de su responsabilidad, se puede poner fin a la tragedia nacional. Por eso llamamos a la unidad real de todos los que inspiran su acción pública en los principios del humanismo cristiano; y a la unidad real de todos los sectores democráticos que, de verdad, rechazan la injusticia y el desorden del totalitarismo imperante. En 1858 la unidad nacional acabó con el Monagato que había consolidado su dictadura asaltando al Congreso el 24 de enero de 1848. En 1958 la unidad nacional acabó con el perezjimenismo que se entronizó con las elecciones fraudulentas de 1952.

Gente 80 (G80): El país en los  últimos 21 años  ha involucionado en todos los órdenes de la vida nacional, las condiciones económicas, políticas sociales, institucionales son cada día más precarias, se ha impuesto el centralismo, el autoritarismo y la autocracia. La segregación y  las discriminaciones es lo que priva en el manejo político administrativo de la nación, sin división de poderes y con marcado rasgos de represión y persecución de la disidencia. El resultado de este nefasto régimen es miseria, hambre, hiperinflación, desempleo, déficit crónico de los servicios públicos, corrupción generalizada, cinco millones de venezolanos han emigrado, deterioro de toda la infraestructura médico-asistencial y educativa. Adicional a la situación arriba descrita sufrimos de un ventajismo impuesto por la vía del TSJ y del CNE en materia electoral, incluido el militarismo ramplón, cuyo vocero más relevante, Vladimir Padrino, el día 5 de julio en alocución pública a la nación señaló...a los sectores de la oposición nunca más volverán a gobernar al país. Es un hecho muy significativo que denota premeditación, alevosía  y ventaja, porque son los componentes de las FAN quienes detentan las armas de la república y además son los responsables del resguardo de todas las etapas del proceso de votaciones. Esas son las condiciones con las que nos movemos tanto nacional, regional como local. Nos afecta a todos. En este orden de ideas declaramos a la opinión pública, que nuestro movimiento siempre ha tenido como premisa fundamental la celebración de elecciones en la que la ciudadanía se  exprese a través del voto, y de esa manera señale el rumbo que desean para nuestro país, siempre exigiendo condiciones precisas para que el proceso sea auténticamente democrático, transparente y auditable.  Lo que propone el régimen no satisface esos requerimientos mínimos. Es más de lo mismo de lo vivido en los últimos veinte años…

Asdrúbal Romero: …pero apartándonos de los tira y encoge de este episodio, lo más importante, en mi opinión, de esta entrevista a Calderón Berti es que saca a colación el tema del sectarismo generacional. Sus palabras pudieron haber sido mías. Le escuchaba exactamente lo que yo venía pensando desde hace ya unos cuantos meses y que, lo confieso, no había tenido la personalidad suficiente como para ventilarlo a viva voz como realmente se lo merecía. No es un tema fácil, circula en rumores de pasillo pero nadie se había atrevido. Con razón, un amigo, que ahora lo considero más amigo, me escribió para comentarme a raíz del anterior trabajo, “El Vacío Generacional”, que me había atrevido a abordar un tema tabú y melancólico. En los dos calificativos llevaba razón.

Hay sectarismo generacional, lo cual aunado a la sensación que tenemos la mayoría de los segregados de que las cosas no se están haciendo bien, crea las condiciones propicias para el llamado que hace Calderón Berti en su entrevista a que nos organicemos. ¡Yo estoy totalmente de acuerdo con esa convocatoria! En este lapso tan trágico  del país existe una creciente desconfianza de la sociedad civil venezolana, en que el estamento político que se autocalifica de opositor pueda brindarnos una vía de cambio integral que posibilite la recuperación de la República. Millones de venezolanos hemos alcanzado un estado en el cual carecemos de referencias creíbles por la ausencia de un liderazgo confiable. Siendo así, no podemos continuar siendo mudos testigos de este doloroso derrumbe.

Y quienes tenemos mayor responsabilidad de organizarnos para la participación, debemos ser los que por formación, madurez, experiencia y mayor visión en lo que debería constituirse como Estado para una Venezuela que va a ser necesariamente distinta a la que fue, estamos absolutamente convencidos que quienes actualmente dirigen la bandera del cambio no tienen una visión precisa y razonablemente adecuada de hacia dónde deben conducirnos. ¿Y por qué se atreve uno a decir una afirmación tan grave como esta habida cuenta de la coyuntura tan delicada a la que ha arribado el país?

Ahora bien: ¿Por qué, a pesar de las evidencias, ese liderazgo continúa moviéndose en el espacio de las propuestas políticas convencionales? En este tópico me desvío del contenido de la susodicha entrevista. Mi hipótesis -no tiene que ser necesariamente la única causal- es que la generación que, aparentemente, lidera el  cambio no conoce otra realidad ni otra forma de hacer política que la que los chavistas han creado. Ojo, esta hipótesis no es original. Ya otras personas –recuerdo un largo hilo tuitero de @juliococo- han planteado la tesis de que esta generación está, inconscientemente contaminada y penetrada por los modos de hacer del chavismo. Eso explica, por ejemplo, la voracidad de un sector que está allí y que se vio retratada en todas las francachelas que salieron a relucir en el episodio de la frontera colombo venezolana que condujo a la destitución de Calderón Berti.

Concluyo con una aclaratoria que ya estaba implícitamente asomada en el texto: No sería correcto tomar mis señalamientos como una condena a todos los miembros de la actual cohorte generacional que insiste en monopolizar el frente a pesar de la ausencia de resultados. Allí hay gente muy bien intencionada, me consta. Pero también se han infiltrado dañados y creo que esta afirmación no amerita mayor argumentación. Los hechos hablan claro por sí solos. Y lo otro lamentable, es que esos partidos que tenemos fueron incapaces de tamizar para separar la buena semilla de la mala.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez   

JUAN GUERRERO, EL PAÍS AUSENTE, LECTURAS DE PAPEL



Es difícil escribir sobre un país en ruinas. Se decía en años recientes que de no existir acuerdos entre el liderazgo nacional íbamos a negociar sobre los cadáveres de cientos de miles de venezolanos. Pues bien, después de tanto esquivar/engañar la realidad acá finalmente nos encontramos: entre el basural de un país que en la práctica no existe y que mucho menos, resulta el mejor país del mundo. 


  No lo es porque en un país normal, su gente no huye despavorida a refugiarse en otras naciones. Tampoco es un país normal, porque poco más del 94% de su población se encuentra en situación de pobreza. En un país normal no queman bibliotecas universitarias ni asaltan y desvalijan sus instalaciones, laboratorios ni roban su mobiliario. En un país normal el personal jubilado no obtiene un sueldo mensual de menos de 2 dólares. 

  En un país normal funcionan los servicios públicos todos los días del año, las 24 horas. En un país normal, los espacios públicos, sus monumentos artísticos y naturales son preservados porque forman parte del acervo cultural de todos.  

  Pero Venezuela ya no es un país, es un territorio en la práctica sometido al saqueo de sus tierras. Poco más de 11 mil kilómetros cuadrados del territorio están bajo una salvaje y cruel deforestación buscando oro y minerales estratégicos. Consecuencia de ello es la contaminación por mercurio de la cuenca hidrográfica de gran parte de los principales ríos de la Guayana, donde el río Caroní es la principal fuente de agua dulce para una población superior a los 3 millones de habitantes. 

  Venezuela, hoy, es el peor país del mundo para vivir, para visitar, para hacer turismo o para establecer alianzas gubernamentales con instituciones solventes y países democráticos. Esto duele escribirlo, pero es la realidad. Y de ello su población debe tomar consciencia. Porque no tiene sentido seguir engañándonos haciendo falsas afirmaciones para banalizar a un régimen que ha terminado por controlar total y absolutamente a su población, acorralada, enferma, hambrienta, humillada, vejada, llena de incertidumbre yperseguida. 

  Hoy, la población que se vio en la necesidad de migrar para sobrevivir mantiene una idea del país de hace 5-10 años atrás. Ese venezolano de sonrisa amplia, de puertas abiertas y de fácil trato, ya no existe. Quedó como una fotografía congelada en el tiempo. Lo que existe es una población (lo dicen las estadísticas), enferma, pobre, profundamente deprimida (esta es la población donde se registra la mayor cantidad de suicidios en América Latina y el Caribe).  

  No, Venezuela no es el mejor país del mundo. No puede serlo porque la población infantil está en emergencia por desnutrición severa en un porcentaje demasiado alto. No puede ser un país, porque en un país normal, los ciudadanos confían en sus autoridades militares y policiales. Acá, los pobladores de este territorio temen a los cuerpos de seguridad, se refugian en sus casas cuando ven pasar un vehículo militar-policial. Tiemblan cuando deben salir después de las 6 de la tarde por alguna emergencia, porque saben que muy probablemente se encontrarán con grupos paramilitares, sea de los llamados Colectivos o comandos del crimen organizado, bandas armadas del narcotráfico o células de las guerrillas. 

  Nadie en su sano juicio puede hoy afirmar y defender la noción de Venezuela como un país, como una nación y menos como una república. Eso en la práctica no existe. La lógica indica que en un país normal al presidente no le buscan para detenerlo y por su captura ofrecen 15 millones de dólares. O que al presidente del Tribunal Supremo de Justicia lo buscan para juzgarlo por delitos y ofrezcan 5 millones de dólares.  

  Este territorio llamado Venezuela está, en la práctica, sub dividido en zonas de influencia extranjera. No existen ciudadanos ni ciudadanía. En la práctica somos pobladores, pisatarios que en cualquier momento podemos ser desalojados hasta de nuestras propias viviendas. La fuerza bruta, bélica, impera en todas partes. El día a día está regido por la violencia verbal, gestual. Una población sometida, lanzada a “devorarse entre ella” para sobrevivir. Los ejemplos se observan en las largas, extenuantes colas para surtir combustible, adquirir alimentos, obtener gas doméstico, subirse a un transporte público, lograr algunos litros de agua potable, entre un largo etcétera. 

  Donde usted fije su mirada verá la ruina, la desolación, el descuido, la mugre y el mal olor. La proliferación de moscas, zancudos, ratas y ratones es parte de la cotidianidad, de la conversación vecinal. Hay un tufo ambiental continuo que degrada la condición humana. El tradicional olor a perfume francés se evaporó. Este habitante tiene otro olor, se desplaza con otros modales y su habla es otra. Peor aún, la mirada contenida encierra su desesperación.  

  Pocos mantenemos un país acurrucado en nuestros recuerdos, prolijo y aquietado en nuestro corazón. Pero sabemos que es una falsedad. La ruina material de los grupos de poder del régimen, avanzan y trituran todo lo que tocan. Parques, plazas, museos, hospitales, cementerios, playas, bosques, avenidas, sistemas de transporte: aéreo, fluvial, marítimo. Empresas, industrias, partidos políticos, oficinas públicas, comunicaciones. 

  Consecuencia de ello son estos resultados que indicamos. No, no puede existir ni un país ni una ciudadanía medianamente normales. Los buenos no son más sino menos. Escasean las almas nobles, son raras y por eso se resaltan por las redes sociales cuando llegan donaciones o alguien logra salvar una vida. Lo normal en Venezuela es la anormalidad, la injusticia y un tipo de población rapaz, depredadora, capaz de pasar por encima de cualquiera para sobrevivir. Esa es la realidad. Hay una maldad que se evidencia en un tipo de venezolano que no tiene remordimientos, ni pasado ni futuro. Es banal, acomodaticio, mentiroso, depravado, inmoral, que vive al día sin importarle nada más que su interés individual. 

  Venezuela, hoy, es un territorio inhóspito, sórdido, donde impera la barbarie, sin ningún rumbo formal. Sólo buscar alimentos, medicinas y acumular agua para llegar vivo al siguiente día. Es casi un imposible creer en algo o en alguien. En estas condiciones, cualquier solución real, palpable, por insólita que parezca, sería bienvenida.

Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com     
@camilodeasis    

VICENTE BRITO , REALIDADES, NÚMEROS Y EL FUTURO

La actual situación en la cual se encuentra la Nación Venezolana merece ser analizada sustentada en las informaciones conocidas, estas son corroboradas con los números publicados por las distintas instituciones nacionales e internacionales que realizan estos diagnósticos en el orden social y económico. Los cuales nos demuestran la complejidad en que nos encontramos y nos indican que vamos a un futuro incierto que dificulta nuestras posibilidades de superar las elevadas limitantes que como camisa de fuerza nos impide surgir hacia delante.  A pesar de ser un país dotado de grandes recursos naturales y con elevados niveles educativos de sus habitantes en lo profesional, capacidades técnicas y voluntad para sostener sus actividades en dificultades.

Las realidades que vivimos y que se refleja en números al encontrarnos con crecientes dificultades para resolver nuestras más elementales necesidades del día a día; se evidencia cuando se requiere adquirir cualquier alimento, medicina, repuestos para el vehículo, comprar o reparar algunos de los electrodoméstico de uso familiar, adquirir ropa, zapatos o tener que obtener servicios médicos, etc. Cualquiera de esas necesidades se nos convierte en un reto cuando no disponemos de los recursos necesarios para cubrir el valor de cualquiera de ellas. Las estadísticas que llevan las empresas especializadas en análisis de consumo, nos indican que el 75% de las familias dedican en promedio el 80% de sus ingresos familiares a la adquisición de alimentos, quedando muy pocos recursos disponibles para cualquiera otra de nuestras necesidades o de alguna contingencia.

Los números que de manera permanente son publicados por las distintas instituciones que se dedican a estos análisis, nos indican la compleja situación en el cual nos encontramos. De ello, vale la pena destacar la pérdida del poder adquisitivo de los últimos tres años. Donde se indica que hemos reducido entre un 50% y 60% nuestra capacidad de consumo. Esto refleja en cuanto ha disminuido el ingreso per cápita al pasar de estar dentro de los primeros 50 países del mundo a quedar ubicados actualmente en los últimos cuarenta; las diferencias más preocupantes se observan en los niveles de ingresos familiares, que al compararlo de acuerdo al valor actual del dólar, coloca al 80% de las familias con ingresos mensuales menores a 50$ al mes. Siendo el tercero más bajo del continente Americano.


Nuestro futuro luce más preocupante al observar como las desmejoras no se detienen y se siguen agravando muchas de ellas, creando mayores limitaciones a las familias. Los anuncios efectuados para lograr cambios de rumbo no se han concretado adecuadamente salvo el permitir la libre flotación del bolívar con la flexibilización de los precios ya que los productos importados se adquieren en dólares, permitiendo una mayor oferta.

Encontrándonos con una producción nacional entrabada y sin posibilidades de recuperación que resulta difícil de activar. Los voceros oficiales insisten en que la situación se agrava como resultado de las sanciones aplicadas que han impedido la venta de petróleo y el congelamiento de los recursos depositados  en bancos internacionales o la pérdida de control de empresas estratégicas como Monómeros y Citgo. Según lo cual eso ha reducido sustancialmente los ingresos en dólares y limitan la compra de productos esenciales en otros países. La excusa perfecta.

Pero la reducción de las actividades productivas se han acrecentado con la aplicación del modelo estatista que propició la toma de empresas y tierras privadas que antes eran centros de producción y contribuían con el 75% de la producción agropecuaria  para el consumo nacional y un 60% del total de la producción industrial de la cual parte se exportaba.  Hoy está a la vista la situación en que se encuentran a pesar de haberse realizado en ellas inversiones cercanas a los 200 mil millones de dólares, siendo los aportes al sector eléctrico y la misión Agrovenezuela a los que se les otorgaron los mayores porcentajes superando ambas los 120.000 mil millones de dólares.

La Nación Venezolana observa cómo sus limitaciones siguen creciendo con las desmejoras sucesivas en calidad de vida y exige inmediatas soluciones.  Así lo podemos observar en las constantes manifestaciones de reclamos que se realizan a lo largo y ancho del país. Se necesitan lograr los acuerdos necesarios que den las soluciones esperadas. Las limitantes que nos afectan obligan a ello y la casi totalidad de los venezolanos lo solicitamos.

Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución 

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XII


Continuamos con esta serie, y aprovechamos para recordar que en el capítulo anterior estuvimos comentando el momento en que Chávez asumió la Presidencia de la República, con un discurso cargado de odio al momento de juramentarse en presencia del Presidente saliente, Caldera, y el Presidente del Congreso, Luís Alfonso Dávila.


Comenzaba así el plan de destrucción de la República civil, y para ello emplearía toda la fuerza del estado, para ir desmontando progresivamente el mismo Estado que le correspondía dirigir, hasta convertirlo en esta ruinosa existencia que es hoy la República Bolivariana de Venezuela; veamos.

Cuando Chávez gana las elecciones de 1998, hubo alta abstención y ello se demuestra porque las cifras del CNE de entonces indicaban que solo votó el 63.45 % de los electores inscritos, esto es una abstención del 36.54% de los electores. Así, aunque Chávez ganó esa elección con el 56,20%, fue un universo muy reducido de un poco más de 3.6 millones de votos.

Pudiera interpretarse que la abstención como fenómeno, es expresión de la posible desafiliación de los ciudadanos de los procesos políticos marcados en la Constitución, quizás por el incumplimiento –total, o parcial- del Estado, dirigido por los gobiernos, en cuanto a la demanda social. No obstante, hay que advertir que la abstención –por donde se le vea- ni ayuda, ni resuelve el problema de fondo. Todo lo contrario, lo agrava.

Es un hecho consumado, pero es obvio que el resultado pudo haber sido distinto si la gente hubiera votado masivamente.

A partir de esos datos de la realidad, Chávez y su gente comienzan a dar pasos acelerados para la transformación anunciada en su discurso de toma de posesión, y así el 25 de abril de 1999, previo Decreto Ejecutivo, se celebró el referéndum consultivo nacional para responder lo siguiente: ¨Convoca usted una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de transformar el Estado, y crear un nuevo ordenamiento jurídico que permita el funcionamiento efectivo de una democracia social y participativa¨?

En ese referéndum participó apenas el 37.65% de la población electoral, quiere decir que la abstención fue del 62,35%. Otra vez el fenómeno de la abstención fue decisivo en contra de los intereses de la mayoría, que de haber participado hubiese rechazado la intención de Chávez de acabar con el Estado venezolano contenido en la Constitución vigente entonces.

Con ese triunfo, se convocó de inmediato elecciones para elegir a los representantes de la Asamblea Nacional Constituyente, mediante un sistema nominal que destruía el conocido sistema de representación proporcional de las minorías. Esa elección ocurrió el 25 de julio de 1999. En ella se impusieron los aliados de Chávez, quienes con el 60% de los votos, obtuvieron el 95% de los diputados a elegir, mientras que la oposición con casi 40% de los votos, apenas obtuvo el 5% de los escaños, es decir, solo 6 diputados.

Un mecanismo absolutamente desproporcionado e injusto, que privó al 40% de la población de estar representados en la Asamblea Nacional Constituyente.

Acto seguido, y haciendo uso y abuso del carácter plenipotenciario conferido por el pueblo, la Asamblea Nacional Constituyente, intervino el poder judicial, y el parlamento recién electo en 1998. A partir de ahí, la reforma judicial comenzó a llevarse a cabo, generando todo tipo de cambios, y distorsiones, que hoy 21 años después, podemos asegurar que ha habido un retroceso gigantesco, que solo nos ha conducido a la peor crisis de nuestra historia republicana.

No obstante, eso fue solo el comienzo de la ¨nueva visión republicana¨ que estamos obligados a conocer en detalle para pensar fríamente cuales ha sido nuestros errores, y de qué manera solucionarlos. Hemos visto que la abstención no ayuda. Seguimos.

 Román Ibarra
@romanibarra
Para: Diario 2001

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, SÁBADO 01/08/2020

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