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domingo, 28 de marzo de 2021
ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ DOMINGO 28/03/2021
MIBELIS ACEVEDO DONÍS: ADICCIÓN AL DESTROZO
El laberinto discursivo en el que
nos metió el Socialismo del siglo XXI ha tenido que ver con eso, qué duda cabe.
Ira y resentimiento son padres de esa cultura del agravio que suele remitir no
al liderazgo sanador, sino a la agitación de cabecillas clamando por cobros y
resarcimientos. Motor de las revoluciones, afirma Sloterdijk, ambas pasiones
abonan al banco de “depósitos aplazados de los impulsos thimóticos” que hacen
rendir el deseo de venganza hasta el fin de los tiempos. Tal inquina, a menudo
embutida en el traje de la más legítima reivindicación, no deja de cosechar
adictos. También el odio, avisa Szymborska, “sabe crear belleza”.
Pero hay que admitir que en
Venezuela esa torva dinámica dejó de ser patrimonio exclusivo de
“revolucionarios” cada vez más desacreditados, cada vez menos capaces de atraer
devotos. Hace rato que el hartazgo y la frustración brindan caótica excusa para
la suspicacia, primero. Luego para la fobia, la intolerancia. Finalmente, para
la abierta destrucción del otro; y eso incluye al antiguo aliado, devenido en
rival. La arena política luce cada vez menos política y cada vez más llevada
por la hostilidad pequeñita y mezquina, oculta bajo la saya de las grandes
causas. La demarcación entre “ellos” y “nosotros” se traduce en archipiélago de
lotes liliputienses, en miopía para juntarse y domar la incertidumbre.
Y no se trata de negar la
discrepancia y el conflicto, elementos constitutivos de la política. El
problema está en los modos en que se entiende esa confrontación, en aceptar o
no la legitimidad del adversario, en decidir gestionar eso civilizadamente o no.
Es la designación del otro como enemigo existencial la fealdad que perturba, lo
que habilita la anulación de todo aquel que no es de “los nuestros”. Cierta
cultura de la cancelación -arbitraria, carnicera y dañina, como suele ser-
aplica acá su tenaza.
Cuánto retroceso. Podríamos decir
que, víctimas y promotores del “fuego amigo”, nos vamos haciendo expertos en
demoler puentes, los medios para conectar con el dolor ajeno. Pues en esos
disparos provenientes del propio bando, en esos frutos del fallo en la identificación
del objetivo, preocupa sobre todo distinguir cómo la compasión se va licuando,
volviéndose prescindible. El impulso que prevalece en algunos es triturar,
triturar todo lo diferente, todo lo que no calza en los moldes de cierto odio
identitario. En medio del tremedal, por supuesto, a expensas de la
normalización del despellejamiento y la fractura, la mucha o poca virtud que
pudiese haber tiende a sofocarse.
Tras habitar la zanja a la que nos
condujo la política de “al enemigo, ni agua” -tan afín al relato populista- o
la de “máxima presión” -a la que algunos entendidos tildan de "negligencia
diplomática"- pocas dudas deberían quedar acerca de la necesidad de
arreglos mínimos entre distintos. Eso, por cierto, jamás significará la supresión
del antagonismo político o la negación de la existencia de asimetrías (conviene
recordar de nuevo a Mouffe y su llamado a sublimar la visión schmittiana
amigo-enemigo mediante la lógica agonista). En las antípodas del “buenismo”, la
búsqueda de acuerdos -en especial si se brega en situaciones límite y con
rivales mañosos como zorros, pero también humanos y falibles- tiene un sentido
profundamente pragmático.
Pero hasta esa índole casi
“aséptica” del consenso social brinda carne a los rabiosos; a los de antes y
los recién bautizados, ocupados en seguir apuntalando el tugurio de enconos. El
instinto destructivo que algunos exhiben sin rubor (como si insultar o
descalificar, en vez de empequeñecer, encumbraran de algún modo) irrumpe bajo
la seña del Calibán posmoderno. Hay que ver cómo se valen del tejemaneje
retórico, de la mampara del sofisma, la caza de pajas en el ojo ajeno; cómo
siembran sospechas, endosan culpas, llenan de inmundicias la esfera privada o
blanden su derecho a “decir lo que siento”, no importa cuánta rotura y ociosa
disolución vaya en ello.
Contra los adictos al Destrudo
también es justo librar una realista cruzada. Seguramente no aflojarán en su
afán de arrancar “patetismo a las ruinas”, como denuncia Szymborska. Pero no
por eso podemos dejar que se naturalice su líquida embestida, su relativismo
falaz, su “vale todo”. Antes que arma arrojadiza, la libertad de decir debería
prestarse para la integración transformadora; más en un país donde todo incita
a la escabechina.
ANTONIO JOSÉ MONAGAS; ¿CÓMO ATASCAR EL ESTADO COMUNAL?
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela
OSCAR ARNAL: CIUDADES COMUNALES COLAPSARÁN
Se trata de crear un Estado
paralelo a la Constitución, que desdibuja al municipio, solapandolo con una
entidad marxista, que tiene como único objetivo concentrar más poder en Maduro
y el PSUV. Reedita aquello de “todo el poder a los soviet” y enfrenta el
derecho a la propiedad privada con la propiedad comunal. En la China de 1959
Mao decretó las comunas y 17 años después terminaron suprimiéndolas. La
hambruna se apoderó a tal punto de la población que los chinos para sobrevivir
tuvieron que comerse entre ellos reeditando la antropofagia.
El todavía proyecto deja en
entredicho la estructura municipal encabezada por un alcalde, y le quita
también fuerza a las gobernaciones, que en las ciudades comunales tendrán un
contrapoder. Añade mucha más burocracia a la vida pública y en materia
económica significa un ir en la dirección de desangrar aún más a la nación, con
los gastos que se generarán. Especialmente cuando se trata del Consejo
Económico y el de Planificación como parte estructural de las ciudades
comunales. Aquí se vuelve a la política de poner el proceso productivo en manos
de un Estado corrupto e ineficiente responsable de la quiebra nacional, de la
hiperinflación y de que casi todo, menos los salarios públicos, tenga que
pagarse en dólares.
El nuevo proyecto de ley acaba
también con el pluralismo, obligándonos a adoptar el socialismo como sistema, e
insiste con la Universidad Comunal en imponer un pensamiento único. Si con la
inmensa concentración de poder no han podido, es ridículo pensar que acrecentándolo
van a lograr
algo, cuando lo que tendrían que
hacer es darse cuenta que la única posibilidad de rectificación pasa por
devolver todo a sus dueños naturales y darles plena confianza y seguridad
jurídica a los emprendedores. De la misma manera, la ley recuerda las políticas
de estatización, expropiación, confiscación y compra, que transfirió miles de
empresas privadas al gobierno, que fueron quebradas y desfalcadas en el corto
plazo. Para mencionar una sola de ellas, bastaría el caso emblemático de
Agropatria.
Algo similar ocurre con las
universidades nacionales, se centraliza mucho más el poder cuando las mismas
denominadas como “autónomas”, no podrán ni siquiera cancelar los salarios a sus
profesores, que serán incorporados al “sistema o monedero patria”. El que paga
manda es lo que está implícito. Mientras tanto, hay que reconocer que las
universidades privadas siguen dando el ejemplo, y son la otra cara de la moneda
en medio de la pandemia.
Lamentablemente, la ley de las
ciudades comunales reafirma que no existe ninguna voluntad de cambio por parte
del régimen, y que la única opción es cambiarlo, con la unión de la alternativa
democrática y un plan que tenga como norte revocar a Maduro para terminar con
la larga pesadilla.
VICENTE BRITO: ROL DEL LIDERAZGO SOCIAL Y ORGANIZACIONES VECINALES
Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
redporladefensaaltrabajo@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente
Red por la defensa al
Trabajo, la Propiedad y la Constitución
ROMÁN IBARRA: VIDA O MUERTE
Así mismo, luego de supuestos
acuerdos y negociaciones, el ex diputado Guaidó como administrador de recursos
del Estado venezolano, según reconocimiento de los aliados internacionales,
acepta la utilización de cantidades para la adquisición de un lote de vacunas
para la población, llega el gobierno de Maduro, y sabotea el acuerdo,
paralizando la compra.
La misma vacuna que el gobierno de
Maduro ha rechazado, ha sido puesta en práctica tanto en Europa, como en
Estados Unidos y Canadá, luego de la aprobación de la OMS, y de sus respectivas
entidades responsables de la salud.
Cómo es que el gobierno de Maduro,
y sus asesores saben más de la efectividad de las vacunas, que la OMS, la OPS,
y países desarrollados de Norteamérica, y Europa?
Ahora, con absoluta crueldad
anuncia que debemos esperar hasta Julio a que los cubanos desarrollen su propia
vacuna, cuando todo el mundo sabe que la medicina cubana es, no solo un mito,
sino una estafa. Siempre pensando en que la cúpula inútil de la dictadura
cubana haga negocios millonarios a costa de los venezolanos.
Es inaceptable que Maduro recurra a
la opinión de gente desconocida en el mundo de la ciencia médica, teniendo
nuestro país grandes expertos en la materia. No sólo la opinión de nuestras
Universidades y Academias, sino la del ex Ministro Rafael Orihuela, y el Dr.
Julio Castro, entre otros valiosos especialistas han sido dejadas de lado por
la majadería y la irresponsabilidad del gobierno venezolano.
Fedecamaras en un aporte
significativo de sus agremiados ha propuesto que el sector asuma la compra y
distribución de las vacunas, y todavía no recibe respuesta del gobierno.
La burla sistemática a todas las
propuestas realizadas para atender de manera prioritaria los estragos de la
pandemia, ponen de bulto la insensibilidad y el desinterés del gobierno en
resolver los problemas que aquejan a la población.
Pero en qué manos estamos Dios mío?
Cuánta maldad y odio por los venezolanos hay en el gobierno? Hasta dónde quiere
humillar Maduro a nuestro país? Van a seguir con el cuento de las gotas
chimbas? Van a seguir matando a la ciudadanía? Y los presos son atendidos?
Tiene razón el Cardenal Porras
cuando dice que: la peor vacuna es la que no se pone¨!
Todo el gobierno ya se ha vacunado
con las que inicialmente adquirieron, mientras el ¨Dr. Maduro, médico
epidemiólogo especialista¨ recomendaba goticas al resto de la población. No se
puede ser tan irresponsable y caradura.
Parece que solo nos queda como
sociedad seguir presionando desde todos los sectores, a ver si logramos
sensibilizar por un rato a estos desalmados que están en el gobierno, y
finalmente permiten la entrada al país de las vacunas donadas por la OPS, y
proceder a adquirir el resto hasta vacunar a toda la población, comenzando por
el sector salud y personas vulnerables, hasta extenderlo al resto de la
población.
Hasta ahora, el gobierno venezolano
presenta el peor desempeño mundial en el tratamiento de la pandemia, por lo
cual, debemos insistir en revertir esa tendencia.
Caramba Maduro, haz un gesto noble
por un momento y deja entrar las vacunas. Que la gente crea que tienes un poco
de corazón, en vez del perro muerto que habita en tu pecho.
LUIS FUENMAYOR TORO: SOBRE “INVASIONES” MILITARES A VENEZUELA ANTES Y AHORA
En ésta y muchas otras materias no
se pueden tener posiciones duales o múltiples, ni ambiguas, dependiendo de si
las conductas al respecto son de quienes consideremos amigos o aliados o de si
tenemos como adversarios o enemigos a quienes las despliegan. No puede ser que,
si lo hace uno de los míos o alguno que esté de mi lado, está bien hecho y hay
que permitirlo y celebrarlo, pero si lo hace quien no está conmigo o de mi
lado, hay que condenarlo y enfrentarlo. Ese tipo de posiciones acomodaticias
son realmente deleznables y no favorecen los intereses de la nación venezolana.
Ahora, vamos a describir claramente
las distintas situaciones, que pudieran llevar a confusiones verdaderas y no
interesadas, para poder diferenciar las cosas muy bien, de manera de no caer en
errores conceptuales productos de posiciones subjetivas, emocionales o
interesadas. Afirmo que no existe hoy en Venezuela ninguna invasión militar de
otros países, como algunos han insistido en el caso de las relaciones con Cuba
o con Rusia, y a veces incluso extendida a los casos de China, Irán, Turquía y
El Líbano, o a la presencia de grupos irregulares militares de carácter
político o simplemente delincuenciales.
Y no existe invasión ninguna como
tampoco existía en el pasado adeco-copeyano ninguna invasión del ejército
estadounidense, independientemente de existir una misión militar permanente en
Venezuela y de llegar incluso a manejar y administrar material militar de
carácter estratégico, como fue el caso muy conocido de los radares del estado
Falcón. Había asesores militares en los cuarteles, hubo ejercicios militares
conjuntos entre nuestro ejército y el ejército gringo, como ocurrió en Guayana
con el Batallón de Selva a finales de los ochenta.
Hay varios artículos y
declaraciones públicas mías de la época de estos ejercicios, que se hicieron
sin autorización obligatoria del Congreso de la República, pero que en todo
caso fueron autorizados por el Ejecutivo Nacional del momento y no contrariaban
su voluntad. Se puede criticar agriamente la realización de ese tipo de
actividades e incluso calificarlas de ilegales e inconstitucionales, como lo
hice entonces, pero no se puede hablar de que se trataba de una invasión
militar, pues los destacamentos militares extranjeros no vinieron a conquistar
territorio ni a enfrentar a las FFAA venezolanas.
Hoy ocurre prácticamente lo mismo
con efectivos militares de Rusia y de Cuba. Pero estos efectivos están en el
país con el consentimiento del gobierno e incluso en labores de entrenamiento y
trabajo conjunto, algunas respaldadas por convenios, con los que podemos o no
estar de acuerdo, pero nunca calificarlas como una invasión militar. Estos
actores militares pueden tener capacidad de tomar decisiones, como la tuvieron
en su momento quienes operaban los radares de Paraguaná, pero tenemos que
entender que las decisiones finales las toma la FANB, como en el pasado las
tomaban las FFAA del país.
Sobre la existencia de grupos
armados irregulares en Venezuela de carácter político de cualquier signo,
escribiré en el futuro si la vorágine que sufrimos me lo permite. Sólo diré por
ahora que tampoco es un problema exclusivo de los gobiernos de este siglo,
aunque éstos pueden haberlo potenciado, y que tienen como causa el conflicto
violento de décadas existente en la vecina Colombia y su política de querer
transformar a Venezuela en el yunque, que permita aplastar con un martillo a
los irregulares colombianos que escapan en un momento dado de su territorio.
Algo siempre rechazado nuestros gobiernos pasados y actuales
Luis
Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Venezuela