viernes, 28 de junio de 2019

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, SÁBADO 29-06-2019

GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS: DÍA DEL PERIODISTA DE PREMIOS Y ANTIPREMIOS, AL COMPÁS DE LA CIENCIA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 5 minutos
Dedicado a RCR 750 AM y su gente, cuyo renacer marcará el renacer de la patria “Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público” fue el lema del “Correo del Orinoco” desde su día inaugural, el 27 de junio de 1818, un semanario fundado en Angostura por Simón Bolívar como órgano oficial del gobierno de la Tercera República y el más importante portavoz de la causa patriota. Por tal motivo, desde 1965 el 27 de junio es el día nacional del periodista en Venezuela., Por muchos años, ese día se otorgaron los Premios Nacionales de Periodismo como reconoci... más »

TRINO MÁRQUEZ: LA CORRECTA DOCTORA BACHELET

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 14 minutos
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos no va en misiones oficiales a países donde prevalece el Estado de Derecho, se respetan las minorías, la figura del preso político no existe, la gente come las tres veces al día con una dieta balanceada, hay libertad de prensa, se consiguen con facilidad medicamentos y la gente no emigra, ni les crea problemas a sus vecinos, pues se siente a gusto de vivir en su territorio. La Alta Comisionada no va a Suiza o a Noruega, salvo que quiera ver vaquitas con cencerros o fiordos. La doctora Michelle Bachelet nos visitó ... más »

EDILIO PEÑA: SANGRE Y ASFALTO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 25 minutos
La novela del siglo XIX quería ser crónica y ficción a la vez. El realismo la sustentaba. Pretendía dejar un testimonio y, con el mismo, trascender en esa invención perversa de la humanidad: el tiempo. Con la deliberada intención de que aquellos hechos trágicos nunca más debían volver a repetirse, mas si estos eran determinados por la propia humanidad. Víctor Hugo y Honorato de Balzac, estaban persuadidos de ello. Por lo cual narraban, en sus páginas, desde esa premisa, todas las ilusiones perdidas de los miserables. Entonces, una doble voz se comenzaba a escuchar, desde el río p... más »

NOEL ÁLVAREZ: HAZ LO QUE DIGO, PERO NO DIGAS LO QUE HAGO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 37 minutos
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, dijo en la novela Días y noches de amor, lo siguiente "Pensé que conocía unas cuantas historias buenas para contar a los demás, y descubrí, o confirmé, que escribir era lo mío. Muchas veces había llegado a convencerme de que ese oficio solitario no valía la pena si uno lo comparaba con la militancia o la aventura. Había escrito y publicado mucho, pero me habían faltado h… para llegar al fondo de mí y abrirme del todo. Escribir era peligroso, como hacer el amor cuando se lo hace como debe ser. A partir de allí, me di cuenta de que yo era un cazador... más »

JOSÉ LUIS ZAMBRANO PADAUY: DETENER EL DOMINIO INSÓLITO DE CUBA ES LA PRIORIDAD. SAINETE EN CÁPSULAS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 47 minutos
Trato de seguirle la pista a los acontecimientos. A veces llego al tedio y en otras ocasiones me demuele la inquietud. La naturalidad a lo nefasto ya parece incrustada en el acontecer y en las diatribas públicas. Por eso ya nada asombra, pues nos han acostumbrado a la confusión y a combatir con el pesimismo. Recuerdo a mi profesor de sociología en las aulas polvorientas de la universidad, que daba explicaciones abarrotado de ideologías y con sentido poco práctico de la política. Pero sus precisiones sobre la cotidianeidad eran impecables y certeras. “Los países se acostumbran a la... más »

OSCAR ARNAL: GRAVES VIOLACIONES A DERECHOS HUMANOS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 1 hora
Entre lo más importante de la visita de Bachelet a Venezuela está que se queda una delegación para la fiscalización de las violaciones a los Derechos Humanos, con acceso a los centros de detención. Interesante será ver si el desgobierno respeta sus actuaciones. La Bachelet al despedirse hizo un llamado urgente “a contener la situación de pobreza que se continúa agudizando” y a liberar a todos los presos políticos y relató que "Fue tortuoso escuchar a las víctimas de Derechos Humanos". "La lucha de todas esas víctimas es importante...es importante que haya justicia para cada uno de... más »

GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS: DÍA DEL PERIODISTA DE PREMIOS Y ANTIPREMIOS, AL COMPÁS DE LA CIENCIA

Dedicado a RCR 750 AM y su gente, cuyo renacer marcará el renacer de la patria

“Somos libres, escribimos en un país libre y no nos proponemos engañar al público” fue el lema del “Correo del Orinoco” desde su día inaugural, el 27 de junio de 1818, un semanario fundado en Angostura por Simón Bolívar como órgano oficial del gobierno de la Tercera República y el más importante portavoz de la causa patriota. Por tal motivo, desde 1965 el 27 de junio es el día nacional del periodista en Venezuela., 

Por muchos años, ese día se otorgaron los Premios Nacionales de Periodismo como reconocimiento a la labor comunicacional disciplinada, en el marco de la democracia y la libertad, más allá de militancias o ideologías. Darla post mortem a Hugo Chávez en 2013 “por su papel contra la mentira y la manipulación mediática” marcó el giro que tomaría el trofeo desde entonces, llamado ahora Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. El galardonado 2019 es José Numa Molina SJ, sacerdote activista de la causa revolucionaria, “por su actividad en pro de un periodismo por la paz y la vida”.

Se han conocido también los laureados al Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa, que desde 2009 otorga en 18 menciones la Fundación Movimiento por el Periodismo Necesario, “grupo de opinión, periodistas y comunicadores respetuosos del Código de Ética y la Constitución de la Rep. Bolivariana de Venezuela”, según reza su perfil en Twitter. Ganadores de ese premio han sido Eva Golinger (2011), el MG Miguel Rodríguez Torres cuando era ministro de RRII (2014) y este año el programa “Con el mazo dando” de VTV, por ser “adalid de la justicia comunicacional, al romper la censura impuesta por […] CNN y sus aliadas, con matrices de opinión antivenezolanas". Un reconocimiento a Codepink por su “defensa de las garras del fascismo en la Embajada de Venezuela en Washington”, corona los premios.

Parece guasa, pero no lo es. Se condecora a defensores, cómplices o actores directos de una política de estado que apunta a la supresión de la libertad de prensa y de expresión. Son ya 20 años de una sistemática operación “salami”, para rebanar poco a poco todos los espacios comunicacionales escritos, audiovisuales, en redes. 

La ONG Espacio Público en su informe 2018 reporta que ese año 130 personas fueron detenidas en su intento por buscar, recibir o difundir información o ideas; 139 medios de comunicación, entre ellos El Nacional y El Impulso (TalCual en 2017), se vieron impedidos en su circulación (por escasez de papel, retenido por el Complejo Editorial Alfredo Maneiro para su exclusiva distribución a medios complacientes) o en su difusión, por bloqueos de sitios web o ataques informáticos de plataformas. No han faltado atentados contra sedes físicas o contra reporteros durante la cobertura de calle. A finales de 2018, solo estaba activo 18% de los trabajadores de medios registrados en las bases de datos del Instituto Prensa y Sociedad Venezuela. 

La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) dio a conocer hace pocos días su Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019. El párrafo dedicado a Venezuela no tiene desperdicio: “La situación es muy preocupante en Venezuela (posición 148º), que baja cinco puestos y se acerca peligrosamente a la zona negra de la Clasificación. El autoritarismo de Nicolás Maduro, en el poder desde 2013, parece no tener límites. En 2018 se intensificó la represión contra la prensa independiente. RSF registró un número récord de detenciones arbitrarias y de actos violentos perpetrados por las fuerzas del orden y los servicios de inteligencia venezolanos. En paralelo, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) privó de frecuencia de difusión a emisoras de radio y canales de televisión que consideró demasiado críticos con el gobierno, y las autoridades detuvieron, interrogaron y expulsaron de su territorio a periodistas extranjeros. El deterioro de la situación ha empujado a numerosos periodistas a abandonar el país para preservar su integridad física, pues han recibido amenazas”.

Como ironía, lo más valioso del Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa es el “antipremio” que se otorga a quienes, según su peculiar visión, atacan “la Revolución Bolivariana y el pueblo venezolano”. Quién se lo llevará este año, lo sabremos el 29 de junio. En 2017, se lo dieron a los periodistas Alonso Moleiro y María Fernanda Flores… “¡por cercenar el derecho de los ciudadanos a estar informados!”. En 2016, a Provea “por cercenar el derecho a la información veraz y partidizar la lucha por los derechos humanos” y al diario ABC de España “por ser ejemplo de censura”, nada menos. 

¡Brindemos por ellos y por los periodistas combativos en su día!

Gioconda Cunto De San Blas 
@davinci1412  

TRINO MÁRQUEZ: LA CORRECTA DOCTORA BACHELET

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos no va en misiones oficiales a países donde prevalece el Estado de Derecho, se respetan las minorías, la figura del preso político no existe, la gente come las tres veces al día con una dieta balanceada, hay libertad de prensa, se consiguen con facilidad medicamentos y la gente no emigra, ni les crea problemas a sus vecinos, pues se siente a gusto de vivir en su territorio. La Alta Comisionada no va a Suiza o a Noruega, salvo que quiera ver vaquitas con cencerros o fiordos. 

La doctora Michelle Bachelet nos visitó porque Venezuela es notitia criminis. Pasó a estar en la agenda internacional de forma permanente por los desmanes que el régimen de Maduro comete.   De ser una democracia que causaba envidia en una región plagada de dictaduras, se transformó en una nación cuyo Gobierno y Estado avergüenzan por la cantidad y gravedad de atropellos que perpetran.
La sola presencia de la Bachelet en  nuestro país fue una victoria de las fuerzas democráticas. Las protestas internas y la presión internacional lograron sacudir la pesada burocracia internacional. Nicolás Maduro, consciente de que la venida de   Michelle Bachelet a tierras venezolanas sería inevitable, optó por invitarla en noviembre del año pasado. Estimó preferible tomar la iniciativa y aparecer como promotor de la visita, que quedar acorralado y verse obligado a aceptar una inspección a la cual no habría podido negarse. La expresidente había sido, sin mucho entusiasmo, su aliada en el plano internacional mientras gobernó a  Chile.

En la oposición, algunos grupos y personalidades se imaginaron que Michelle Bachelet se quitaría su ropaje de funcionaria internacional y se convertiría, por arte de magia, en militante de Voluntad Popular, de Primero Justicia o de cualquier otro partido opositor. Que atacaría sin piedad los abusos del gobierno. En el oficialismo, en contrapartida, la jerarquía del Psuv y del régimen a lo mejor estaban esperando que la doctora se derretiría en elogios a los logros de la revolución en materia de derechos humanos. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. En medio de su apretada agenda encontró tiempo para reunirse con las figuras claves del régimen, con Juan Guaidó, líder de la oposición,  y diputados de la Asamblea Nacional, con organizaciones de la sociedad civil y familiares de las víctimas que han muerto o han sido torturados, que sufren porque no consiguen las medicinas  requeridas o pasan hambre porque no pueden comprar alimentos. Testigos de esos encuentros destacaron el respeto y la atención con los cuales la Alta Comisionada los trató. De esos testimonios, destaco el de Susana Rafalli, una autoridad en el área alimentaria. La especialista quedó gratamente impresionada por la actitud comprensiva de Michelle Bachelet, quien, además de política exitosa, es médica pediatra.

Algunas voces, lamento que se encuentre entre ellas la  de Beatriz Becerra, la combativa e incondicional eurodiputada, se levantaron para señalar que la representante de la ONU vino a blanquear el rostro de la dictadura. Otros repiten de forma obstinada que la Alta Comisionada no debió reunirse con los torturadores, ni con el presidente de la írrita asamblea constituyente. Se horrorizan porque tuvo un guiño con Maduro, al acotar que las sanciones internacionales agravan la crisis económica y social. 

Esas reacciones viscerales se comprenden en personas alejadas de la atmósfera política; pero, sorprende cuando se trata de dirigentes veteranos, quienes deberían estar conscientes de  las complejas tramas que preceden la presencia  de una funcionaria de tan alta jerarquía, en un país atravesado por   conflictos tan graves  como Venezuela. 

El contenido del comunicado final de la visita fue ecuánime. Ni adulante con el régimen opresor, ni meloso con la oposición. Se mantuvo equidistante. Ajustado a los protocolos que deben seguirse cuando lo que se busca es ayudar a resolver, o al menos atenuar, la vulneración de los derechos humanos. Bachelet designó a dos representantes que se encargarán de evitar los excesos del gobierno. La decisión representa una ganancia neta.

La visita de Bachelet no supone un triunfo de la justicia y el Estado de Derecho en el corto o mediano plazo. De hecho, el mismo día de su partida, el régimen capturó y desapareció a cuatro militares y a dos funcionarios del Cicpc. Poco tiempo después agredió a un equipo de colaboradores de Juan Guaidó. La paranoia de Maduro –justificada por la deslealtad de algunos de sus colaboradores más cercanos- lo llevará a cometer nuevas agresiones.

El régimen, que no anda pensando en que los pajaritos van a la maternidad, reivindica la venida de Bachelet como un triunfo. En realidad fue una concesión y una derrota a su política de negar que en Venezuela se violan los derechos humanos, hay crisis humanitaria y se encarcela a dirigentes políticos. El comportamiento de Michelle Bachelet fue correcto. La victoria fue de la democracia, no de la dictadura.

Trino Marquez
@trinomarquezc

EDILIO PEÑA: SANGRE Y ASFALTO

La novela del siglo XIX quería ser crónica y ficción a la vez. El realismo la sustentaba. Pretendía dejar un testimonio y, con el mismo, trascender en  esa invención perversa  de la humanidad: el tiempo. Con la deliberada intención de que aquellos hechos trágicos nunca más debían volver a repetirse, mas si estos eran determinados por la propia humanidad. Víctor Hugo y Honorato de Balzac, estaban persuadidos de ello. Por lo cual narraban, en sus páginas, desde esa premisa, todas las ilusiones perdidas de los miserables. Entonces, una doble voz se comenzaba a escuchar, desde el río profundo que Heráclito había definido una vez, con esas novelas que querían transmutar la cruda realidad acontecida. La voz que debía oírse en el presente; y aquella otra voz, que apostaba por ser escuchada en el futuro. La novela del siglo XIX idealizaba esa posibilidad que tocaba las puertas de la utopía. Porque el género de la novela realista era inducido por esa sombra que acompañaba al romanticismo: el amor a la trascendencia. La ficción en la novela realista era como la garantía de que la justicia y la verdadera venganza de las víctimas habría de conquistarse en el porvenir. Lo paradójico es que las víctimas, en las que se inspiró la novela del siglo XIX no estarían vivas para ese momento estelar de la redención.

Escribir un libro sobre acontecimientos tan cercanos en el orden individual y colectivo, en este siglo XXI que se inicia, establece un reto mayor para el escritor que testimonia la desgracia en la que ha sido sometida una nación, a la que se le ha negado el horizonte de la libertad, así como a Venezuela la inmensidad del Mar Caribe. A ese desafío apuesta el libro de Carol Prunhuber Sangre y asfalto. Las denuncias que contiene su obra no pretenden ni demandan ser redimidas en el futuro, aunque sí conquistar en el presente la justicia ante los desmanes de la crueldad de una dictadura como la venezolana, inédita en su conformación estructural porque su sustento rebasa cualquier pulsión ideológica o política. Más cuando, en veinte años, hemos pasado de la euforia a la depresión, de la rabia a la impotencia y aún desde la acción política de la civilidad, en todas su formas y expresiones, no la hemos derrotado. Probablemente porque todavía, como dice Elisabeth Burgos: “Se tiene la tendencia de analizar los hechos históricos como si en el momento de suceder se dispusiera de todos los elementos para juzgarlos, cuando en realidad los escenarios son múltiples, los contextos imprevisibles”.

Por eso Sangre y asfalto, de Carol Prunhuber, es un desafío a la memoria. No sólo a la memoria de la razón sino a aquella que resguarda el cuerpo emocional de cada individuo afectado por la tragedia de su país. Esa que se  desgarra en llanto en la soledad de su incertidumbre. La paradoja es que en esta dimensión a veces la memoria pareciera perdurar más en el orden individual que en el orden colectivo, que tiene la tendencia al olvido y, por ello, a repetir los ciclos del horror. Especie de estigma que arrastra como carga la historia de los pueblos de la América Latina. Sangre y asfalto nos describe y muestra la representación visible de los acontecimientos de los últimos años y asoma, en su pormenorizada exposición, las motivaciones secretas de sus determinantes. En este libro, que va más allá de lo testimonial, respira entre su frondosa y luminosa relatoría e imágenes fotográficas una novela, una película, pero también el inapelable y contundente expediente, para un tribunal insobornable, que condene a los victimarios y pusilánimes que, a cambio de grandes beneficios económicos, acompañaron —y acompañan— la ejecución del sistemático horror contra el pueblo venezolano. La conspiración contra  la presidencia de Carlos Andrés Pérez fue  la gran conspiración contra la democracia venezolana. Un crimen que ha quedado impune. Cúpula de partidos políticos, notables intelectuales, empresarios, dueños de medios de comunicación, se juntaron a una facción de militares golpistas que, desde la derrota de la invasión castrista por las Fuerzas Armadas Venezolanas en los años sesenta del siglo XX, se había propuesto tomar el poder para apropiarse de las riquezas de Venezuela. Objetivo conquistado, finalmente, por Fidel Castro cuando Hugo Chávez tomó el poder.

Sangre y asfalto es un libro sobre la visibilidad de un pueblo, a través de las manifestaciones y protestas que se hizo sentir con su presencia ciudadana. Un pueblo que no perdió, en su acción de calle, su dimensión individual. Eso permitió que jamás las manifestaciones se transformaran en expresiones de masas, o muchedumbres ciegas, como las que acostumbran a acompañar, bajo ordenes y amenazas, las movilizaciones de la dictadura. En el libro testimonial de Carol Prunhuber el pueblo se expresa en todos sus contrastes. En sus ideas y sentimientos. La escritora consigna y describe esta épica ciudadana con maestría. Como un diario de guerra que busca, en el fragor de la lucha, no sólo consignar los detalles del combate, por igual, las inflexiones desencadenantes que cambian y alteran lo planificado. Siempre lo narrado está bajo la luz de aquel que testimonia con ojo avizor. El ojo de una conciencia despierta. De manera sistemática y detallada, Carol Prunhuber describe los acontecimientos de calle, convocando reflexiones e interrogantes que nos confrontan. La más capital es la historia de las manifestaciones sucesivas que se vienen repitiendo hace veinte años, en una progresiva y expectante ansiedad de liberarse de la dictadura que agobia a los venezolanos. Esas manifestaciones, que son como el síndrome del eterno retorno, con el cual toda repetición indefectiblemente está condenada al extravió, e inclusive, a la locura.

Estos amargos años transcurridos, con un altísimo porcentaje de manifestaciones y protestas, no agotó ni derribó a la dictadura venezolana, más bien la apuntaló. La conducción opositora creyó que convirtiendo al pueblo en masa manifestante, una y otra vez, era proporcionalmente superior a un individuo capaz de crear, desde su soledad políticamente activa, una táctica y una estrategia novedosa para no darse jamás por vencido y convertirse así en vencedor, o genio conductor de un pueblo para vencer. Esa valerosa y sistemática conducta propia del auténtico hombre rebelde. Sin figuración ni ostentación. Jamás alcanzada por ningún revolucionario. Ese estadio de rebelión donde se combate, ya no desde la clandestinidad de los reduccionismos militantes, sino  desde la existencial invisibilidad, pero mortal contra la trama de la dictadura. Aquel rebelde que no teme convertir la política pensante y actuante, en guerra silente y fulminante contra su declarado enemigo. Interno y externo. Nacional o extranjero. Mucho más cuando el pueblo extraviado y desorientado en manifestaciones inútiles es reprimido, asesinado, encarcelado, torturado, para luego ser rendido en la depresión, la impotencia y la rabia sin norte. La manifestaciones y protestas hacen visible a un pueblo en la calle pero, cuando arranca la represión de la dictadura, quedan en el pavimento los heridos y los muertos. Aquellos desaparecidos que no volveremos a ver. Ni siquiera oír sus gritos en los centros de tortura. Aquellos que perdieron su condición de existencia.

En Venezuela la dirigencia política apostó a que el pueblo se hiciera visible en cada manifestación. No se pasó de la manifestación a la rebelión, ni de esta a la insurrección. Entonces el combate final no fue posible. Cuando las manifestaciones no cesaron con la represión brutal, el gobierno optó por una sofisticada y eficaz manera de reprimir: el hambre y las enfermedades. Debilitó el cuerpo, la psiquis y el alma. El pueblo quedó inerme en su propia indefensión. El país fue convertido en un inmenso campo de concentración. Escribir es más que un peligro. Es una sentencia de muerte garantizada. Pero hemos aprendido a escribir en la oscuridad. La mayor crisis humanitaria del país terminó por abrirle los ojos al mundo al enterarse de lo que realmente sucedía en Venezuela. Este despertar de la comunidad internacional se tradujo en una coalición nunca antes lograda a favor de un país del hemisferio, pero fue abortada por las cúpulas que se apropiaron, con su protagonismo e inoperancia política, del urgente acto supremo de la liberación de Venezuela. Tuvieron miedo de activar la acción cruenta y culminante contra el enemigo del pueblo venezolano. En ese punto de inflexión comenzó la desconfianza hacia los líderes políticos venezolanos. Una fatiga existencial medró la voluntad política e insurreccional que privaba en cada ciudadano. Prosperó la desconfianza hacia algunas instancias internacionales y sus representantes, ocurrió hacia la alta comisionada para los derechos humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, al legitimar esta el horror de la tragedia venezolana con una visita a Venezuela, donde afianzó (subtextualmente) en su declaración ambigua, ante los medios de comunicación, las nuevas formas de gobernabilidad de la izquierda en la América Latina, que deberán ser tratadas, no de maneras tribunalicias y coercitivas, como merecen las dictaduras de derecha, sino de formas  diplomáticas infinitas,  que corresponden favorablemente a las dictaduras de izquierda. Así estas hayan nacido de un aborto ideológico.

La voracidad de China, Rusia e  Irán,  las FARC, el ELN, Hezbolá, se han sumado al festín de las grandes riquezas  que se encuentran en la Venezuela profunda. Entonces, en medio de este ardoroso dolor tropical, el pueblo venezolano no solo se halla en el reto de derrotar a una dictadura delincuencial conformada por las Fuerzas Armadas y sus servicios de inteligencia,  sino de enfrentar a un enemigo vasto que la apoya internacionalmente, el cual sólo puede ser aniquilado por la invisibilidad de una inteligencia opositora capaz y fulminante que tenga conciencia de la trama compleja y múltiple en que se ha agravado el problema venezolano. Ya el plan contra los criminales no puede ser político. Ha de ser quirúrgicamente militar en su impredecible acción.

Con esta reflexión, celebro este libro conmovedor y valiente, Sangre y asfalto, de Carol Prunhuber. Editado por Kalanthos.

Edilio Peña
edilio2@yahoo.com
@edilio_p

NOEL ÁLVAREZ: HAZ LO QUE DIGO, PERO NO DIGAS LO QUE HAGO

Eduardo Galeano, escritor uruguayo, dijo en la novela Días y noches de amor, lo siguiente "Pensé que conocía unas cuantas historias buenas para contar a los demás, y descubrí, o confirmé, que escribir era lo mío. Muchas veces había llegado a convencerme de que ese oficio solitario no valía la pena si uno lo comparaba con la militancia o la aventura. Había escrito y publicado mucho, pero me habían faltado h… para llegar al fondo de mí y abrirme del todo. Escribir era peligroso, como hacer el amor cuando se lo hace como debe ser. A partir de allí, me di cuenta de que yo era un cazador de palabras. Para eso había nacido. Ésa iba a ser mi manera de estar con los demás después de muerto y así no se iban a morir, del todo, las personas y las cosas que había querido". Yo me siento modestamente reflejado, en los conceptos expresados en este párrafo por Galeano.

La citada novela fue escrita en tiempos difíciles para redactar un párrafo y llevarlo a la prensa, controlada por las dictaduras de Argentina y Uruguay. Galeano percibía la complicidad entre las dictaduras y muchos “demócratas” que veían a los medios como vecinos incómodos que deberían darle apoyo a los gobernantes sin cuestionarlos en absoluto, en cumplimiento de aquella frase que algunos investigadores suelen atribuir a Lucio Séneca y otros a Sigmund Freud: Haz lo que digo, pero no digas lo que yo hago. Cuando los autócratas detentan el poder, imponen sus agendas a los medios y cuando lo pierden, redescubren de golpe las ventajas de que, esos mismos medios ofrezcan espacios para discursos y narrativas alternos a los oficiales. 

Perseguido por los dictadores, Galeano se preocupaba por el destino de sus compañeros universitarios y se decía: “A veces, se me da por sentir que la alegría es un delito de alta traición, y que soy culpable del privilegio de seguir vivo y libre”. Con una visión que incomodó a propios y extraños, reflexionaba sobre el hondo contenido de esa frase que le llevó a darle la razón al cacique Huilca, en el Perú, quien hablando ante las ruinas que dejan las dictaduras en su efímero paso por los pueblos dijo: “Aquí llegaron. Rompieron hasta las piedras. Querían hacernos desaparecer. Pero no lo han conseguido, porque estamos vivos. Estar vivos: una pequeña victoria. Estar vivos, o sea: capaces de alegría, a pesar de los adioses y los crímenes”.

Galeano fue un hombre con una pluma fuerte en contra de las dictaduras que no eran de su agrado, pero muy manso con Fidel Castro, Guevara, Hitler y otros depravados autócratas. Sobre La Revolución Cubana escribió: “Sometida a un acoso imperial incesante, sobrevivió como pudo y no como quiso. Mucho se sacrificó ese pueblo, valiente y generoso, para seguir estando de pie en un mundo lleno de agachados”. Para Cuba y otros países gobernados por dictadores, Galeano nunca pensó en elecciones libres, ni en la cantidad de masacrados por sus amigos. “Cuba duele”, escribió sobre el fusilamiento de tres cubanos que intentaron secuestrar una lancha de pasajeros, para más adelante señalar: “La

profundización de la democracia en Cuba es un asunto de los cubanos y solo de los cubanos. Desde siempre creo que la autodeterminación de los pueblos es sagrada”.

Sobre la autodeterminación de los pueblos, dicen los críticos que, este tema solo se anida en el pensamiento del idiota latinoamericano. Vargas Llosa define a estos personajes como: "un grupo de intelectuales; quienes a través de un rebuscado lenguaje, pretenden imponer su ideología, a un continente que duda de su identidad”. Surge “el idiota”, como respuesta a lo que algunos denominan "la cultura dominante”, y se nutre de los nuevos pensadores, pero también de la incertidumbre del pueblo, ansioso de que le digan lo que él anhela escuchar.

Álvaro Vargas Llosa dice: “somos el fruto de un complot histórico. “El idiota” es quien exige sacrificios al pueblo, otro clan similar, ya se los exigía a los soviéticos, con promesas de cambio” ¿Se cumplieron esas promesas? Los idiotas hablan de la democracia, de ideologías y de los derechos fundamentales. Alguien dijo que las ideologías son: el reemplazo barato para la falta de ideas. El idiota latinoamericano es un ser impregnado de ideología: producto envasado, al que, muy pocos, se atreven a contradecir. Concluyo este escrito, con un concepto lapidario expresado por Vargas Llosa: “el problema no es haber sido idiota, sino continuar siéndolo”.

Noel Álvarez 
@alvareznv
*Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
Noelalvarez10@gmail.com

JOSÉ LUIS ZAMBRANO PADAUY: DETENER EL DOMINIO INSÓLITO DE CUBA ES LA PRIORIDAD. SAINETE EN CÁPSULAS

Trato de seguirle la pista a los acontecimientos. A veces llego al tedio y en otras ocasiones me demuele la inquietud. La naturalidad a lo nefasto ya parece incrustada en el acontecer y en las diatribas públicas. Por eso ya nada asombra, pues nos han acostumbrado a la confusión y a combatir con el pesimismo.

Recuerdo a mi profesor de sociología en las aulas polvorientas de la universidad, que daba explicaciones abarrotado de ideologías y con sentido poco práctico de la política. Pero sus precisiones sobre la cotidianeidad eran impecables y certeras.

“Los países se acostumbran a las guerras”, decía sin perder sus emociones algo divertidas. “Irán e Irak vivieron ocho años de enfrentamientos. Tras el cese de estas ofensivas, sus ciudadanos quedaron perturbados. Lo bélico era ya cotidiano. Les hacía falta el estrago de la guerra”.

Algo de ese sentimiento nos salpica, pese al dolor estremecedor de la destrucción nacional. Todo el panorama lacrimoso se ha vuelto común. La conflagración y hasta los discursos torpes que nadie cree, son habituales y solo generan comentarios esporádicos.

Ya se hace usual el encolerizarnos sin remedio por un hecho y cambiar el tema en cuestión de segundos. Que todos los servicios estén mermados, el hambre atosigue y todo en general esté de cabeza ya no produce la extrañeza de antes.

Llegamos hasta a padecer del dolor conformista y rutinario. Por eso desprestigiar hasta de los esfuerzos más esperanzadores también es frecuente. Ese paquete insólito de rara resignación viene envasado desde Cuba, apretado en sus estrategias y confinado a ser ley, como el pan amargo de cada día.

Muchos están equivocados al considerar que no existe apremio para soltarle las ataduras a esta Venezuela distorsionada. No existe indigestión de perseverancia. Claro, se evidencia tachaduras en la libreta de planes, respecto a aquello que no funcionó. Dudo que Guaidó esté a tientas y more en algún trastorno por el fracaso.

Antes bien, debe cumplirse el tiempo programado. La intervención militar sería la última fase. Lo reiteró la semana pasada el jefe del Comando Sur, Craig Faller, con la convicción de siempre y sin mayores aspavientos: “nuestro trabajo es estar siempre listos y no hablamos más allá. No decimos lo que vamos a hacer, porque sería informarle a Maduro y a sus actores en qué andamos”.

No puede revelarse, por lógica bélica, cómo sería la sacudida final. Mientras, continúan realizando ejercicios en el Atlántico y en el Pacífico, midiendo sin estrés la capacidad de su fuerza naval.

Pero las recientes declaraciones de Donald Trump, a poco tiempo de anunciar sus pretensiones de allanar el camino hacia su reelección, no dejan duda alguna sobre dónde cortarán los hilos del poder en nuestro país. “Vamos a encargarnos de Cuba”, lo enfatizó mascullando en su propio orgullo. Lo expresó a un periodista de la cadena Telemundo, con la claridad hábil de que los escuchaba la comunidad latina.

Dijo que la salida del régimen es un proceso, reconociendo la presencia de 25 mil miembros de tropas cubanas en nuestro territorio. “¿Quién va a ser más severo con Venezuela y con Maduro que yo?”, se preguntó de forma enérgica y convencida, a pesar de su mala fama de charlatán y de negociador desmesurado.

No podemos enfrascarnos en nuestros delirios de frustración. Contamos ahora con varias piezas dispuestas y solo faltan unas pocas para la solución de nuestros dilemas. Por lo tanto, estamos casi obligados a defender con ferocidad esta oportunidad, al contar con tantos países conscientes de nuestro infortunio.

No estamos atascados, pese a la complejidad maléfica del adversario. No la tenemos fácil, pero se vislumbra un escenario más dispuesto a las definiciones anheladas. El secreto es la firmeza y no denigrar de la batalla, pese a tener grandes lecciones de cómo estar desilusionado por parte de los maestros cubanos.

Vendrán tiempos turbulentos. Lo sabemos con el reconocimiento de estar rodeados de mercenarios carentes de conciencia. Apostaremos a los movimientos simultáneos del plan, sin hacer eco de los rumores y de los comentarios insufribles de las redes sociales. Estamos en el año en que cada día del calendario cuenta. Debemos entonces equiparnos de una fe resuelta y protegida de la fatiga; con el sueño intacto por la libertad.

José Luis Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571

OSCAR ARNAL: GRAVES VIOLACIONES A DERECHOS HUMANOS

Entre lo más importante de la visita de  Bachelet a Venezuela está que se queda una delegación para la fiscalización de las violaciones a los Derechos Humanos, con acceso a los centros de detención. Interesante será ver si el desgobierno respeta sus actuaciones.

La Bachelet al despedirse hizo un llamado urgente “a contener la situación de pobreza que se continúa agudizando” y a liberar a todos los presos políticos y relató que "Fue tortuoso escuchar a las víctimas de Derechos Humanos". "La lucha de todas esas víctimas es importante...es importante que haya justicia para cada uno de ellos, sean el color que sean".

La Alta Comisionada de DD.HH. de la ONU reconoció la escasez de medicinas y alimentos. También el aumento de la mortalidad por la crisis alimentaria y hospitalaria. Entre lo que dijo dejó claro que la crisis humanitaria compleja es preexistente a las sanciones, lo que desmontó un argumento sostenido del gobierno usurpador.

Sandra Hernández, esposa del Sargento de la Guardia Nacional (GNB) Bandres Figueroa, quien desconoció la autoridad de Maduro junto a otros 24 efectivos en Cotiza, detalló las graves violaciones que sufrió su pareja en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en Boleíta, Caracas: “Lo amarraron, lo golpearon, lo guindaron por ocho horas o más”. “Fue electrocutado, lo colgaron de los pies hasta que se desmayaba, luego lo mojaban y lo electrocutaban para despertarlo”, declaró la joven mientras Bachelet escuchaba atentamente.

Pero las vejaciones no se detuvieron allí. Según su pareja, a Figueroa “le colocaron una bolsa para asfixiarlo, intentaron violarlo con un palo, le abrieron las piernas entre dos personas y le golpeaban los testículos. Lo golpeaban tanto que defecaba y lo obligaban a comerse sus heces fecales, cosa que era imposible y vomitaba…”.

El padre de Requesens aseguró que “Bachelet lloró ante el testimonio de un familiar de un preso político”. La hija del general Baduel a Bachelet: “Usted sabe lo que siento al ser hija de un preso político”. Y es que más de 200 familiares de presos políticos se reunieron con Bachelet y también le solicitaron presionar para eliminar al FAES. Mientras tanto, los miembros de la Cátedra de Derecho Constitucional de la UCV, a la que pertenezco, nos pronunciamos sobre las siguientes acciones: a) Tomar las imprescindibles medidas que permite el Derecho Internacional Humanitario así como aquellas dirigidas a eliminar la situación de riesgo y conflictividad que derivan de una permisiva relación con la dictadura usurpadora. b) Velar por el cumplimiento de los Tratados Internacionales dirigido al respeto de la condición de refugiados de los ciudadanos venezolanos impelidos a huir al extranjero. c) En cuanto a la efectiva vigencia del Pacto de San José que establece la dogmática regional sobre Derechos Humanos, presionar al régimen de facto por todos los medios para que se cumpla el instrumento contentivo de Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas; y las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos adoptadas en el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente en 1955 y aprobadas por el Consejo Económico y Social, en la delicada situación que se encuentran los presos políticos venezolanos a los que se les violenta su integridad

personal y que son seres humanos secuestrados objetos de negociación.

El sentido práctico de su visita, el único que visualizamos, está en orden de provocar medidas concretas que deriven en la libertad de los presos políticos, contener el mensaje belicista de los factores diversos que integran el Régimen de Facto y frenar la represión brutal y el uso de la violencia institucionalizada contra una población indefensa. Específicamente, usted puede ser decisiva en la lucha por garantizar la vigencia del artículo 5.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el cual establece la prohibición a la tortura y las penas o tratos crueles, inhumanos y degradantes; y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. Repetimos, su acción sería decisiva y salvaría muchas vidas.

Le manifestamos nuestro profundo respaldo en la lucha por estos valores y le deseamos el mayor de los éxitos en su misión. Un trabajo que debe evitar caer en las maniobras de represores, torturadores y autoridades ilegítimas que solo ven en su visita una oportunidad para consolidarse en el poder.

Los primeros días de julio la presidenta Bachelet presentará el informe anual sobre Venezuela en la ONU, y lo ya adelantado augura que el desgobierno arderá como Troya.

Oscar Arnal
@OscarArnal