jueves, 21 de abril de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY JUEVES 21/04/2022, DESDE VENEZUELA PARA EL MUNDO, EL REPUBLICANO LIBERAL II, PARA LEER PULSAR SOBRE EL TITULAR EN ROJO

 

 


CAROLINA JAIMES BRANGER: SANTIAGO DE LEÓN DE CARACAS, ¡COMO ES!. DESDE VENEZUELA

Sí… sé que puede ser una maniobra de distracción lo del cambio del escudo, del himno y la bandera de Caracas. No será la primera ni la última vez que el régimen apela a este tipo de acciones. Pero, aunque sea una distracción, ¡va a quedar! Y si va quedando, la gente se va olvidando. Y como dijo Gabriel García Márquez, “la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”. Lo que muere es lo que se olvida. Y nos estamos olvidando hasta de nuestra pequeña identidad. Además, alguien debe estarse lucrando groseramente de lo que significan esos cambios. Quizás hasta ésa pudiera ser la razón de mayor peso para hacerlo…

Como si fuera poco, los estudios de Historia cada vez están más mermados en Venezuela, pues desde el día uno de Chávez en el poder, cambiar la Historia para contarla a su manera, fue una prioridad.

En 1560, Francisco Fajardo, uno de los primeros mestizos de estas tierras, para más señas conquistador como su padre español e hijo de Isabel, una india caraca hermana del cacique Naiguatá, salió de El Tocuyo con gente y ganado para iniciar la conquista de la región central del país, que los caribes tenían azotada. Fundó una especie de hacienda en el valle del río Guaire para que los productos que allí se cosecharan y los animales que se criaran sirvieran de sustento para los otros conquistadores. Muy cerca de ese hato, el capitán Rodríguez Suárez fundó el pueblo de San Francisco: esa fusión del hato de Fajardo con el pueblo de Rodríguez Suárez fue usada como base por Diego de Losada en 1567 para fundar la ciudad a la que dio el nombre de «Santiago de León de Caracas”. No es una historia épica, aunque ciertamente fueron hombres muy valientes quienes se entregaron a la conquista de estas tierras. Obviamente los movían intereses crematísticos, muy parecidos, por cierto, a los de los “revolucionarios” que ahora inscriben en el nuevo escudo de Caracas la fecha en que comenzó su pillaje y su latrocinio.

La historia no puede ni debe cambiarse. Lo que debe es aprenderse de ella. Intentar convertir en héroes a los vencidos, en libertadores a quienes fueron esclavos, en santos a quienes fueron asesinos no puede servir sino para propósitos muy viles de quienes aúpan esos cambios.

Si se lo que se quisiera fuera honrar a la ciudad, deberían empezar por procurar que sus habitantes tengan los servicios básicos: agua potable, electricidad, limpieza y recolección de desechos, servicios médicos, escuelas y centros comunitarios. Luego seguir con el mantenimiento de vías de comunicación y medios de transporte, labores de embellecimiento (léase bien, EM-BE—LLE-CI-MIEN-TO), no esos esperpentos que han construido en varias partes de la ciudad, como el indio Guaicaipuro en la autopista que honraba a Fajardo, la pirámide rosada de Juan Barreto, el enorme condón de la Plaza San Jacinto, la india Apacuana con sus tetas de silicona y otra sarta de horrores.

“Caracas no necesita que reescriban su historia, sino que se construya una más incluyente y armónica”, escribió sobre este mismo tema Guillermo Ramos Flamerich. Por lo pronto, como antídoto para el olvido y la manipulación histórica, propongo usar de ahora en adelante el nombre completo de nuestra ciudad “Santiago de León de Caracas” y reproducir nuestro verdadero escudo, el del glorioso león. A mí no me representa ni el indígena sojuzgado y palúdico, ni el negro esclavizado, mucho menos, el Bolívar del chavismo.





Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb
@ElUniversal
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: POLÍTICAMENTE ATEOS. DESDE VENEZUELA

Lo que ocurre en Venezuela es difícil de creer, una nación en occidente dueña de las riquezas más cotizadas en el planeta padeciendo de una pobreza extrema, de un deterioro de la calidad de vida similar a las naciones más pobres de áfrica, pues los servicios de agua y electricidad son privilegios de pocos.

Parte de la explicación es motivada a que hemos hecho de la política un entretenimiento, desde hace mucho tiempo (época de Chávez) las novelas y el beisbol dejaron de ser los pasatiempos favoritos de los venezolanos, pasó ser la política.

Lo acontecido en esta semana santa habla por sí solo, municipios sin hospitales, con infraestructura educativa en el piso, sin agua ni electricidad acudiendo masivamente a conciertos y demás celebraciones pagadas con dinero público… tampoco hay autoridad pública que emprenda investigaciones, que sancione. La misma población debió ser la primera en protestar, en lugar de ello, se unió a la fiesta.

Sabemos que el “gozar la vida” ha sido marca de fábrica de la venezolanidad, somos conocidos a nivel mundial por nuestro exacerbado sentido del humor, aún en los momentos más críticos mantenemos la sonrisa, a todo le sacamos no uno sino mil chistes, pero… ¿es momento de eso?

No se trata de amargarnos la vida, pero si se trata de jerarquizar lo correcto, comenzar por prestar atención a nuestras necesidades, a las formas y maneras de subvenirnos a la primitivización del país. Un fin de semana de rumba no puede estar por encima de la reparación de un hospital, una universidad o cualquier otro beneficio que se podía extraer de la incontable cantidad de recursos públicos invertidos en esas celebraciones fuera de lugar.

Ello ocurre porque quienes detentan el poder no tienen rivales, los han anulados de todas las formas posibles, además de la ineptitud propia de quienes dicen llamarse oposición. A todas estas, el chavismo sabe extraer beneficios, aunque a veces parezca muy elemental.

El secreto del régimen, a parte de la violencia institucionalizada, ha sido explotar al máximo la nefasta “mentalidad criolla”, las mieles de uno de los populismos más devastadores en la historia. Bonos o cualquier estipendio público de fácil captura, casas gratis o fiestas/conciertos pagados con erario de alcaldías, gobernaciones o estatal, parece algo sencillo e inofensivo, pero también ha sido parte vital en la destrucción del país.

Todo esto nos ha llevado a un escenario de ateísmo político, es decir, los habitantes de este país no tienen la más mínima fe en sus políticos/gobernantes, la desesperanza (hoy más que nunca) no solo es aprendida sino inamovible, por tal motivo emigrar parece lo más sensato.

Así, un país sin liderazgo es un desastre, quienes ocupan los cargos de poder son tan rechazados como quienes los ostentan. La sociedad civil se encuentra abandonada a su suerte, en un ambiente desinstitucionalizado, darwiniano, solo los más fuertes sobreviven.

Lo primero a rescatar es la confianza en nuestros actores políticos, solo así podemos esperar acciones en beneficio del país. Los rojos rojitos (en control absolutista de los recursos e instituciones) pudieran hacerlo siempre y cuando la eficiencia comience acompañar sus gestiones y se ocupen de lo que realmente importante, abandonando la ideologización (parece imposible). La oposición, relegitimando a sus actores a través de un proceso de primarias real, que conlleve acciones y objetivos claros.

Hasta hoy, Venezuela se encuentra encerrada en un ciclo que en cada vuelta la destrucción se agrava y retarda una futura reconstrucción nacional.

Leandro Rodríguez Linárez
@leandrotango
Venezuela

PEDRO ELÍAS HERNÁNDEZ: HEGEMONÍA. DESDE VENEZUELA

“En Venezuela, para que una hegemonía política sea longeva, es menester que se produzcan dos condiciones: La primera, que el sector que obtiene el poder haya vencido militarmente a las fuerzas que le antecedieron. La segunda, que lo mismo haya ocurrido en el terreno económico. Dicho de otra forma, el monopolio de las armas y el dinero deben cambiar radicalmente de manos”.

Las hegemonías políticas más importantes y prolongadas de la historia republicana de Venezuela la constituyen el liberalismo amarillo, comandado por Antonio Guzmán Blanco; el poder andino militar instaurado por Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez y la llamada república civil fundada por Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. La primera se enseñoreó en el país desde 1870 hasta 1899. La segunda duró de 1899 hasta 1945 y la tercera se mantuvo desde 1959 a 1999.

Tales períodos tuvieron una prolongación en el tiempo sin que fuera necesaria siempre la presencia de sus fundadores y mentores en el gobierno. Aparte de las anteriormente mencionadas, la otra hegemonía política venezolana que ha sido más prolongada en el tiempo es la que comienza con el ascenso de Hugo Chávez a la Presidencia de la República.

En Venezuela, para que una hegemonía política sea longeva, es menester que se produzcan dos condiciones: La primera, que el sector que obtiene el poder haya vencido militarmente a las fuerzas que le antecedieron. La segunda, que lo mismo haya ocurrido en el terreno económico. Dicho de otra forma, el monopolio de las armas y el dinero deben cambian radicalmente de manos.

Hasta ahora, y no hay signos de otra cosa en el horizonte, la revolución socialista bolivariana, como forma de hegemonía política instaurada por Hugo Chávez, ha podido desafiar la ausencia física de su principal líder y mentor. En los últimos 23 años, se ha dado un lento pero sostenido proceso de transferencia de poder militar y económico, desde quienes lo tenían a principios de 1999 a quienes lo detentan hoy. Ahora bien: ¿Cuán efectivo e irreversible ha sido el proceso de transferencia de ese poder militar y económico? Ésa es la pregunta clave que tendrá que ser respondida al calor de los venideros eventos políticos que vivirá el país.

El gobierno de Nicolás Maduro luce estabilizado y con pleno control de los diferentes hilos del poder a pesar de su turbulento inicio. Una gran dosis de pragmatismo económico (cuyos resultados exhiben relativo éxito), motivado más por la necesidad que por la convicción, han ayudado a este propósito, a pesar de que se mantiene una retórica revolucionaria a veces agresiva.

Cuando el “comandante presidente” anunció al país por primera vez lo de su enfermedad, el asunto de la sucesión presidencial era realmente un problema grave. A la vista no había para ese instante ningún líder del chavismo que tuviera las características necesarias para asumir su reemplazo. Pero desde ese momento hasta el día de hoy las cosas cambiaron y el ungido Nicolás Maduro ha venido consolidando alianzas internas y externas importantes. La muerte de Chávez no fue cualquier cosa y constituyó una circunstancia que el régimen pudo sortear con gran eficacia.

Hugo Chávez, que hasta mediados de 2011 suponía indefinida y sin trastornos su permanencia al frente del gobierno, construyó a toda prisa una línea de sucesión que le permitiera a su designado reemplazante salir airoso frente a lo que muy posiblemente iba a venir. Estamos hablando de una nueva elección presidencial, como en efecto ocurrió, para suplir su falta absoluta y un proceso de reacomodo interno en el liderazgo chavista.

Con toda seguridad, los últimos movimientos políticos hechos por Chávez antes de morir, algunos conocidos y otros por conocerse aún, contribuyeron a instalar inicialmente a Maduro al frente de Miraflores y con ello tratar de asegurar que la hegemonía política bolivariana iniciada en 1999 fuera tan longeva como las que la precedieron. Salvo algún trastorno impredecible, el chavismo aspira a cumplir sus tres décadas en el poder. Las presidenciales de 2024 serán una alcabala por la que tendrán que pasar. Amanecerá y veremos.

Pedro Elías Hernández
@pedroeliashb
Venezuela

CORINA YORIS-VILLASANA: DON PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA (II). DESDE VENEZUELA

«¿Qué es la vida? Un frenesí. 
¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son».

En la primera parte de esta dupla de artículos sobre el gran Pedro Calderón de la Barca, https://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/2022/04/corina-yoris-villasana-don-pedro.html  decía que, durante la década que va desde 1630 a 1640, Calderón entró a una etapa muy productiva y exitosa. Al mismo tiempo, de la mano del conde-duque de Olivares, entró en palacio y con ello comenzó a elaborar sus dramas de carácter cortesano y también a dirigir las puestas en escenas de tales obras.

Con el fin de conmemorar la culminación del nuevo palacio del Buen Retiro, obra ideada y dirigida por Olivares para exaltar la dignidad de Felipe IV, Calderón escribió el auto sacramental El nuevo Palacio del Retiro y la «fiesta cortesana», de contenido mitológico, El mayor encanto, amor. En esta residencia real empezarán a interpretarse entretenimientos de mucha importancia de representación teatral. Dichas producciones y funciones dedicadas al rey le valdrán a Calderón como mérito para recibir de manos de Felipe IV «el hábito de Caballero de la Orden de Santiago».

Después del cierre temporal de los corrales decretado en 1598 a raíz del fallecimiento de Felipe II, ya para 1649 se han reabierto los teatros, pero Calderón entra en una etapa de crisis existencial muy honda. Ocupará el cargo de secretario del sexto duque de Alba desde 1645 hasta 1650 y en octubre de ese año, entró a la Tercera Orden franciscana; fue ordenado sacerdote en 1651.

Durante estos años, Felipe IV contrajo nupcias con Mariana de Austria y en 1652 se logró la paz con Cataluña. Pero, ya se había dado inicio al declive español, hecho que se evidencia con la «Paz de los Pirineos» de 1659. Este acuerdo entre Francia y España ha sido calificado como el principio del fin de la supremacía del Imperio Español, así como de la merma de poder de la dinastía de los Habsburgo. Fue Francia quien salió más favorecida con la firma de este tratado, puesto que España debió ceder territorios: Artois, Conflent, Vallespir, parte de Cerdeña y el Rosellón. Algunas de estas regiones jamás retornaron a manos de España, lo que supuso considerables pérdidas para la corona, aunque España recobró el Franco Condado y algunas regiones en Italia. Además, Inglaterra tuvo el gran auge con Cromwell, y con ello socavó gradualmente el desarrollo comercial y naval español.

Calderón, que había sido nombrado capellán de la Catedral de los Reyes Nuevos de Toledo, entra en una nueva etapa de creación. Continúa con las representaciones en el Palacio del Buen Retiro, así como con la producción de los autos sacramentales, obras que Calderón cultivó para la fiesta del Corpus en Palacio. Los autos sacramentales fueron unos dramas litúrgicos, de organización simbólica que, por lo general, estaban montados en un solo acto, su argumento era preferentemente eucarístico, aunque es obligatorio agregar que otros temas también eran tratados, como la Última Cena, la Hagiografía, pasajes del Antiguo Testamento, alegorías evangélicas, hechos históricos, incluso, cuestiones mitológicas.

Calderón se imbuyó de esta manera en la que sería su última y extensa época de producción teatral. Sería imperdonable no mencionar sus iniciales y grandiosos autos sacramentales: El gran teatro del mundo, calificada como un auto de corte filosófico-teológico y La cena del rey Baltasar, de carácter bíblico.

En relación con la creación de los autos sacramentales de Calderón, dice Luis Miravalles en Cervantes digital: «Aquella exuberante imaginación de Calderón que hacía abrir cielos y tierra, y rasgarse montañas por donde surgían súbitamente toda clase de monstruos y animales feroces, precisó inevitablemente, para convertirse en realidad, de grandes medios y entre ellos de carros colosales de varios pisos a veces, sobre los que se montaban los escenarios y se representaban los autos el día del Corpus, día más señalado para la exaltación del misterio precioso de la Eucaristía… Sólo los vientos de secularización y anticlericalismo que afloraron en el siglo XVIII, el llamado Siglo de las Luces, eliminaron estas peculiarísimas representaciones españolas. De esta manera fue como en el año 1763 los ministros de Carlos III decretaron definitivamente su prohibición, aunque no su desaparición».

Calderón muere el 25 de mayo de 1681 y esta fecha se considera también el fin del Siglo de Oro español. Fue sepultado con honores, vistiendo sus «ornamentos sacerdotales y del hábito de la Orden de Santiago».

Si usted, amigo lector, va a Madrid, no olvide visitar el Madrid Histórico; dese una vuelta por el Barrio de las Letras, acérquese a la Plaza Santa Ana, y allí, frente al Teatro Español, encontrará el monumento a don Pedro Calderón de la Barca. En el basamento de la estatua de Calderón, hay unos relieves, hechos de bronce, que simbolizan escenas de: El alcalde de Zalamea, El escondido y la tapada, La danza de la muerte y, su obra imperecedera, La vida es sueño. Justamente, es con esta obra que quiero finalizar esta dupla de artículos.

En la innumerable cantidad de escritos y análisis sobre La vida es sueño, es común encontrar la alusión a que esta obra tiene como fondo una reflexión filosófica. ¿Usted nunca se ha preguntado sobre el sentido de la vida? ¿No le han llamado la atención los sueños? ¿No ha relacionado la vida con el mundo onírico? ¿Nunca ha reflexionado sobre la muerte y la posibilidad de vida después de ella? Precisamente, esta es la cuestión de fondo de la obra de Calderón.

¿Acaso nuestra vida es sueño? ¿Habrá vida después de la muerte y es allí donde comienza la verdadera? Estas preguntas no solo son de carácter filosófico, sino que se encuadran dentro de la teología cristiana. Sobre estas reflexiones, Calderón teje el argumento de fondo en su drama La vida es sueño.

Los temas centrales giran alrededor de la polémica entre el fatídico destino y el libre albedrío; el honor y la venganza; así como también está presente una trama muy importante en la obra, el eterno argumento referido a los conflictos entre padre e hijo. Aun cuando estos temas son de mucha profundidad, el drama posee un carácter mixto entre comedia y tragedia.

Al finalizar la obra, el ser humano se impone sobre su destino, triunfa el libre albedrío. En algunos de los análisis leídos por mí, he visto cómo quieren enmarcar esta lucha del destino versus el libre albedrío en unos cánones muy reduccionistas. Coincido plenamente con una interpretación de Evangelina Rodríguez (Cervantes Digital), quien establece la relación entre Calderón y la Polemica de auxiliis, controversia entre los dominicos y los jesuitas. La Polemica de auxiliis versa sobre el fuerte conflicto que se presentó al discutir sobre el libre albedrío y la omnipotencia de Dios. No puedo detenerme en este punto, pero los remito a la serie de tres artículos, publicados en estas páginas de Opinión, en meses pasados, con el título de «La transcendencia indudable de la Escuela de Salamanca y de la Universidad de Coímbra», donde explico el fondo de esta controversia.

La obra parte de la relación entre los dos personajes fundamentales, Basilio y Segismundo. El heredero al trono de Basilio, quien es rey de Polonia, es su hijo, Segismundo. La astrología le revela a Basilio que su hijo será un cruel y despótico tirano y será el responsable de la pérdida del reino. Ante estas predicciones, Basilio decide encerrar a Segismundo en una torre y solo lo acompaña Clotaldo, hombre de toda la confianza del rey.

Un día, Segismundo es llevado al palacio, y Basilio da las razones de esta decisión. Desea descubrir el carácter del príncipe, ya que, si su comportamiento es juicioso, lo liberará; si, por el contrario, se comporta cruelmente, volverá dormido a su prisión y creerá que todo fue un sueño. En el momento de su despertar, Segismundo, al saber la verdad de todo lo que ha estado sucediendo, entra en cólera y comete actos violentos; incluso, intenta matar a Clotaldo. Basilio se convence, de esa manera, de la verdad de las predicciones sobre el destino de Segismundo y ordena devolverlo a la torre.

Paralelamente, el pueblo conoce lo acaecido, se insubordina y rescata al príncipe Segismundo. Luego, hay una fuerte contienda entre hijo y padre, donde Basilio es vencido, pero Segismundo, quien ha sabido aprender de todo lo que ha vivido, perdona a su padre, es entronizado rey y contrae matrimonio con Estrella.

En un artículo referido a la trama básica de la obra, se llega a negar que la estructura narrativa básica se centre en cuestiones filosóficas como la del libre albedrío o que la vida de este mundo no es esencial; para el analista, el núcleo de la obra no es otro que la reflexión sobre el carácter legítimo o no de la sucesión real. Considera que el tema sobre el libre albedrío es un elemento secundario, así como la referencia a la esencialidad de la vida. Es en este artículo donde se lee que el tema del libre albedrío manejado por Calderón tiene su raíz en el agustinismo y el tomismo. Posición que, por lo que a mí respecta, considero tan errada como las posiciones que niegan el esplendor del Siglo de Oro español.

Calderón es un defensor de la libertad, de la responsabilidad de cada uno, a pesar de todas las restricciones que puedan aparecer en el devenir histórico y social.

Corina Yoris-Villasana
@yorisvillasana
@ElNacionalWeb
Venezuela

JOSÉ RAFAEL HERRERA: DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LA CIVILIDAD REPUBLICANA. DESDE VENEZUELA

La idea de la construcción de la eticidad o civilidad republicana, trasciende la percepción característica de las presuposiciones propias de las ideologías que configuran -y han venido determinando- el horizonte problemático de este inicio de siglo XXI. 

Se trata de un horizonte histórico, político, social y cultural en crisis orgánica, al que, sin embargo, se le pretende enmasillar con las tonalidades extremas -abstractamente reflejadas, en realidad- de los “ismos”, inherentes a toda fe positiva, carente de vida. 

Son esas tendencias ideológicas a las que, hoy en día, cada uno de los extremos involucrados suele designar bajo el nombre expiatorio de posverdad. Llámese socialismo, liberalismo o populismo. Pero, por eso mismo, la negatividad que algunos intérpretes rechazan y despachan sin más, como si se tratara del diablo, se vuelve contra ellos mismos, al punto de que, en vez de empeñarse en el estudio de la superación histórica de las antinomias -que es, además, el oficio que no sin paciencia conceptual ha asumido desde sus orígenes la filosofía-, se sugiere padecerlas, convivir inmersos en la charca de su martirio, anunciando “la buena nueva” de una herida sangrante, de una hemorragia indetenible. 

Como dice Hegel, “Ten el valor de equivocarte”. De ahí que el esfuerzo de “seguir pensando” -la superación que conserva-, que asume el rigor de lo negativo y la fuerza de la crítica histórica, se ha evidenciado como la mayor de las exigencias de la inteligencia del presente. Una exigencia necesaria y determinante, por lo que tiene que someter a juicio las abstracciones maniqueístas derivadas de la lógica de la identidad.

La idea de “la cosa pública” o de la Res-pública es, en efecto, una de las mayores contribuciones hechas por la filosofía a la historia de Occidente. Cada época, cada aquí y ahora, cada término del pensamiento y de la extensión del tiempo, ha tenido su modo particular de concebirla y comprenderla. Todos sus exponentes han ido tejiendo el entramado de su verdad. Lo que deja claro que ha sido justamente en virtud de su concrecimiento histórico de donde ha surgido su condición universal, ya que no se trata de un “modelo”, ni de una receta, ni de un esquema abstracto -ab extra- de interpretación de “la realidad misma” sino, más bien, de la autoconsciencia y el sistema de la realidad efectiva. No de la realidad inmediata (la realiter) sino de la realidad de verdad (la Wirklichkeit), la realidad comprendida como la acción de su realización, como “la hazaña de la libertad”. No, pues, como su práctica sino como su praxis. 

La lista es amplia. Para citar tan sólo a los más representativos: Platón, Aristóteles, Cicerón, Tito Livio, Maquiavelo, Moro, Bruno, Hobbes, Campanella, Spinoza, Vico, Montesquieu, Rousseau, Hegel. En todos ellos, la República manifiesta los caracteres propios de sus respectivas épocas. Pero todos ellos contribuyeron, cada uno a su modo, con la reafirmación de su autenticidad y, sobre todo, de su vigencia. Es el pasaje de lo pensado a lo pensante. La historia, dice Croce, siempre es historia contemporánea. Sólo basta reconstruirla, seguir su hilo de Ariadne, para poder comprender que los latidos del corazón del topo labran el presente y construyen el porvenir. No sin la paciencia del concepto, la mortaja de Ulises fue tejida, destejida y retejida, una y otra vez, con hilos de civilidad republicana.

Hoy, y quizá como nunca antes, el reordenamiento de la teoría y la praxis republicana se ha vuelto una exigencia. No se trata de la mera reivindicación verticalmente unilateral del concepto republicano en la jefatura del Estado. Ya ni siquiera se trata del republicanismo sino de la republicanidad. Y, por eso mismo, se trata de emprender el camino inverso: no el que va de las formas a la vida, sino el que va de la vida a las formas. 

Se trata, en consecuencia, de la recomposición -la superación que conserva- del orden y la conexión de la idea republicana y, en consecuencia, del compromiso de rescatar y reafirmar su condición institucional, esta vez, de manera abierta y flexible, sustentado en un renovado proyecto educativo, en una nueva expresión cultural. 

Si algo caracteriza la autenticidad de la vida republicana es la diversidad, la pluralidad, la diseminación. Su principio supremo es la real y efectiva división de los poderes, no solo de los constituidos sino, incluso, de los poderes más cercanos, los de las comunidades, esas que hacen posible la transformación del individuo en ciudadano. 

La confianza republicana no está depositada exclusivamente en las instituciones del poder central sino en la institucionalidad mínima local, porque es desde la base federativa de las comunidades que puede surgir la legitimación de toda la estructura. Por eso mismo, es menester traspasar las limitaciones propias del militante -y, todavía más, del miliciano- si se quiere tener una auténtica República de ciudadanos, en la que impere el reino de la justicia y la libertad, la nítida percepción de confianza y seguridad que sostenga, con bases firmes, la estabilidad integral de las instituciones. 

Nada más lejano del espíritu republicano y civil que el empeño invasivo presidencialista por controlar el funcionamiento de las instituciones del Estado. Toda forma caudillista le es contraria al espíritu y cuerpo republicanos.

Una nueva Ilustración se impone en medio de la tendenciosa oscurana de los “ismos”. Su atmósfera densa, corrompida, hipócrita y traicionera, oculta sus intereses particulares tras la atribución de una supuesta condición “natural”, de una “robinsonada”, ajena a toda historicidad. 

La verdad es que los antagonismos se complementan y solapan. Nada más solidario al populismo que el neoliberalismo, porque al destruir las bases de la republicanidad civil surge, casi de inmediato, la exigencia del atajo populista. Y, a la inversa, el fracaso al que siempre conduce el populismo es la premisa principal para la masiva irrupción de los intereses del cada quien y del cada cual, que pretenden sustituir el Ethos por la codicia. Quien quiera quejarse del uno debería quejarse del otro. En el fondo, son las mezquinas abstracciones, los extremos enajenados y recíprocamente indiferentes -el “otro del otro”- de toda sana civilidad republicana.

José Rafael Herrera
@jrherreraucv
Venezuela

JULIO BELISARIO: LA OTRA CARTA A BIDEN. DESDE VENEZUELA

Otro tema de carta suspensoria

Parte del liderazgo oficial de oposición, pelaje alazán ( ¿ alacrán? ) más o menos rojo, marxista socialdemócrata nostálgico de la IV, fracasado, fané y descangallado cuesta abajo en la rodada, movido por la desesperación, la confusión y el lucro político colaboracionista fácil; sigue perdiendo tiempo enredado en las ramas de la crisis, sin mirar el fondo de la misma: la obsolescencia irreversible del modelo de Estado federal centralizado con gobierno presidencial imperial (EFG/GPl) y la CNRBV1999/CNRV1961 totalitaria; le escribió al Presidente de los EE UU, una carta solicitando la suspensión de sanciones al Gobierno que, a pesar de las reacciones que ha despertado, es absolutamente inocua frente a la solución de la crisis.

EEUU tiene el derecho político y económico de sancionar o comerciar con el Gobierno imperial tiránico que le convenga, pero no tiene el Derecho Moral de infringir, aunque puede hacerlo, la Palabra de Dios, base de su nacimiento y grandeza ("Al contemplar la vida norte-americana tal como lo expresan sus leyes, sus empresas, sus costumbres y su sociedad, encontramos en cada caso el claro reconocimiento de que esta es una nación cristiana” (CSJ).

EE UU no puede ir en contra de la naturaleza y voluntad espiritual y política de Dios, quien tomó personalmente responsabilidad por los fracasos espirituales y políticos de su pueblo: lo liberó de la esclavitud política egipcia; le ofreció el primer pacto político del Estado Federal descentralizado con gobierno y democracia parlamentarios (EFD/GDP) por medio de Moisés para refundar y reorganizar las Ciudades (Estados) de la tierra prometida que eran todas EFC/GPIs; un Pacto que Israel no pudo acatar por la esclavitud espiritual del pecado de soberbia y codicia; Dios ofreció un Segundo Pacto de liberación espiritual por medio de Jesús que por fe perdona, libera de la tiranía del pecado y capacita para acatar el EFD/GDP y liberar políticamente los países del EFC/GPI.

Los padres fundadores de EE UU en la fe (" In God we trust "- En Dios confiamos")(Salmo 56) entendieron y aplicaron los Pactos.

EE UU en tanto representante o hermano mayor de la civilización occidental, tiene el deber moral de impulsar pacíficamente la liberación de países oprimidos y destruidos por gobiernos del EFC/GPI para que renazcan como EFD/GDPs y se exalte el poder, misericordia y sabiduría política de Dios, quien le pedirá cuentas a los Gobiernos(Mt25:31-46;Ez34).

El Gobierno de una nación cristiana y su ciudadanía entran en conflicto con Dios si conocen estos pactos y los acatan con egoísmo y mezquindad farisea y mercantilista ["Libra a los que son llevados a la muerte (Pr24:11;Sal 82:4): " El que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado-Stg4:17;Mt28:18-19: " Id, y haced discípulos a todas las naciones ". El alto Gobierno de EE UU sabe todo esto y cabe esperar que con o sin sanciones actúe consecuente con sus principios cristianos frente al gobierno delincuente, la oposición colaboracionista, la otra oposición, la SCO; y el Foro de Sao Paulo que financiado por Venezuela, Rusia, China, Turquía e Irán y asesorado por Cuba, promueve la destrucción de los valores de la civilización occidental ("Mientras fui director de Inteligencia y Contrainteligencia Militar de Venezuela, recibí una gran cantidad de reportes señalando que este financiamiento internacional estaba ocurriendo. Ejemplos concretos, son: Néstor Kirchner en Argentina; Evo Morales en Bolivia; Lula Da Silva en Brasil; Fernando Lugo en Paraguay; Ollanta Humala en Perú; Zelaya en Honduras: Gustavo Petro en Colombia, Movimiento Cinco Estrellas en Italia y Podemos en España. Todos estos fueron reseñados como receptores de dinero enviado por el Gobierno venezolano")( Gral. Hugo Carvajal )

La gloria, justicia integral y Palabra de Dios son incompatibles con la ambigüedad, el guabineo oportunista y la indolente ignorancia de los Pactos de Dios. A EE UU y líderes de la Civilización Occidental judeocristiana les corresponde motivar a la oposición, Sociedad Civil Organizada (SCO) e Iglesias cristianas a forjar una unidad para resolver la crisis, refundar y reconstruir el país. La solución de la crisis no es convencional, ni de un solo acto electoral, sino de dos tramos: (1) sustitución del gobierno por uno de transición de tres años que aplique los primeros auxilios a la economía y a la ciudadanía, y coordine (2) La redacción de una nueva Constitución que contenga un EFD/GDP.

La renuncia del Gobierno del PSUV puede obtenerse a cambio de garantizarle protección a personas y bienes, cero persecución y facilidades para que viajen al país de su preferencia. Eso se hizo con Mugabe, tirano, sustancialmente igual a Maduro. El ofrecimiento debería ser apoyado por la Comunidad Internacional y por movilizaciones multitudinarias de partidos políticos y SCO contra la opresión y clamor de las Iglesias cristianas por liberación, refundación y reconstrucción del país con el EFD/GDP de la libertad; y Dios liberará pacíficamente a Venezuela de Maduro, del EFC/GPI y de su mentirosa, encantadora y totalitaria CNRBV1999/CNRV1961; como lo hizo en Polonia en tiempos del papa Wojtila, Lech Walesa y Vaclac Havel. " Haciendo venir delante de él el clamor del pobre, esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre; y no reine el hombre impío para vejaciones del pueblo"(Job34:24-30).

El Dr. James Story, Embajador de EE UU en Venezuela con sede en Colombia, pregunta una y otra vez en su programa de Tv ( Aló Embajador): " ¿Que desean los venezolanos, un país donde haya paz, elecciones libres de sus líderes, separación de poderes, oportunidades y sin crímenes de lesa humanidad?" Si; los venezolanos deseamos ser un EFD/GDP como EE UU, Alemania, Francia, Italia, Israel, Suiza, Italia o Australia, de prosperidad, paz y alta calidad de vida sostenibles; y salir del surrealismo mágico político macondiano.

Julio Cesar Belisario Mejías
Ministerio Académico Internacional Arconte
@jbelisariom