miércoles, 12 de mayo de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ MIÉRCOLES 12/05/2021



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TITULARES


BEATRIZ DE MAJO: DE MAO A XI: LA UTILIDAD DEL CAOS. CHINA HOY

Cuando Mao Zedong, líder del partido comunista chino, lanzó las primeras ideas para sustentar la tesis de la validez y de la oportunidad de la Revolución Cultural que tuvo lugar bajo su égida entre los años 60 y 70, apuntaló su propuesta con una frase lapidaria : “ Hay caos bajo el cielo y esta situación es excelente. Un gran caos llevará más delante a un nuevo orden”. Su propósito libremente explicitado era el de crear un nuevo orden interno y preservar al comunismo mediante la eliminación de los resabios capitalistas de la sociedad al interior de sus fronteras.
 
Tal concepto está aún presente en el ideario de las elites chinas cuando se habla de la inminente instauración de un nuevo orden - esta vez internacional- el cual debe surgir a raíz del pandemónium que se ha precipitado en el mundo debido a la aparición de la pandemia del virus COVID 19. El mensaje de las altas esferas chinas a su población y al mundo, verbalizada sin ambages por Xi Jinping en los primeros días de enero de 2021, pero publicada estratégicamente el 30 de abril de este año, es que la terrible coyuntura actual está siendo y debe ser explotada a su favor.
 
Xi, el líder más destacado desde los días de Mao, aseguró que “ultimamente lo que mejor caracteriza al mundo es un simple concepto: caos. Y esta tendencia se va a perpetuar. El tiempo y el impulso están de nuestro lado”. Además se explayó explicando como la gobernabilidad y las ventajas institucionales de muchos países se han debilitado debido al manejo torpe de las crisis mientras que su país ha sido exitoso en la contención del mal, en el despertar de su economía. “Es de esa manera que hemos demostrado a todos nuestra resiliencia, nuestra determinación y nuestra confiabilidad.”
 
El escenario de hoy es, sin duda, uno diferente del de los sesenta y setenta. Mao era un ideólogo y comunista convencido hasta el extremo de haber producido una purga masiva y terrorífica al interior de su país. Sus rivales y los revisionistas fueron aniquilados y no en el sentido figurado del término. A partir del agosto rojo decenas de millones de personas fueron perseguidas. La cifra de muertes no se conoce pero oscila entre cientos de miles y varios centenares de millones de ciudadanos.
 
Nada parecido a esto les pasa por la cabeza hoy a su alta dirigencia, porque es una realidad que la juventud de ese país – cerca de 700 millones de seres de a pie entre 25 y 50 años- no experimenta ni fanatismo ni radicalismo, ni siquiera convicción ni apego respecto del comunismo. El sentimiento que sí es capaz de aglutinarlos en torno a una meta nacional es el liderazgo global e incontestable de su país, una aspiración que les ha sido taladrada con cincel en el cerebro para generar apego con la alta dirigencia china de hoy y sus ejecutorias.
 
Así es como la China que se desenvuelve bajo las riendas de Xi es un estado totalitario que no aspira a la implantacion de un credo comunista, ya que su única meta es la gloria universal. Todo lo demás se alinea a su servicio, incluyendo los derechos humanos. Su relación con terceros países se circunscribe a calibrar la manera en que sus políticas interfieren o colaboran con ese ascenso a la grandeza. Y en ese sentido actúan. Para Pekín los Estados Unidos ya no se relacionan con China desde una posición de fuerza sino desde dentro del más pernicioso caos. No se trata de Democracia versus Totalitarismo. Quien piense que la batalla que se libra hoy entre el gigante asiático y las otras naciones grandes de la globalidad se da en el terreno de las ideas se equivoca.

Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Venezuela – España 

ARIEL PEÑA: LA PESTE CHINA

En Colombia llevamos más de 15 días de protestas y paros, primero en contra de una Reforma Tributaria, la cual retiró el gobierno, y ahora por un pliego de peticiones que presentó el Comité Nacional de Paro, convirtiéndose toda esta situación en una crisis para la sociedad colombiana por la violencia que ha dejado un cuadro de dolor; sin embargo gran parte de la responsabilidad de la tragedia que casi nadie quiere ver, es lo que sucede con el Covid-19 o peste china que le ha traído una inmensa tribulación a la tierra y por supuesto a Colombia, a causa de que el único responsable de la desgracia que ha vivido la humanidad es el partido comunista chino, porque desde el país astático hace más de 20 meses se originó y propagó por el planeta el virus, sin que todavía el régimen chino por lo menos le pida perdón a la humanidad. 

Durante tres meses se permitió que la pandemia se extendiera desde China a las otras naciones, sin que existiera una alerta temprana, y claro que Colombia tenía que salir damnificada y como se dice coloquialmente “esos lodos nos traen estos polvos”, dado que parte de nuestras cuitas que vivimos actualmente se deben a la pandemia, sin embargo no se han visto en el mundo protestas significativas en contra del régimen chino, como si los pueblos estuvieran hipnotizados por la mercadería de Pekín; advirtiendo que en Colombia se han contagiado por la peste china casi 3 millones cien mil personas y al redor setenta y nueve mil han muerto; sin que se vean protestas o quemas de banderas del partido comunista chino; cosa contraria sucedería si en EE.UU hubieran aparecido los primeros casos de Covid-19. 

La Organización Internacional del Trabajo(OIT) vaticinó que por causa del Covid-19, se perderán millones de empleos en el planeta, situación que ha ocurrido especialmente en los países denominados del tercer mundo en donde esta Colombia, constituyéndose una catástrofe laboral, que traerá recesión que se podría convertir en una depresión como la de los años 30 del siglo pasado, por lo tanto hay que reafirmar que la calamidad se originó y propagó desde China con el ocultamiento del partido comunista, como se ha demostrado ampliamente; de ahí que las organizaciones de los trabajadores en este caso los sindicatos, no pueden guardar silencio y por eso tienen que denunciar un hecho que conspira en contra del trabajo y la vida. 

El Partido Comunista de China, no solo en esta oportunidad ha sido verdugo de los trabajadores con el Coronavirus, sino que al aliarse hace mas de 43 años con las grandes corporaciones financieras, para superexplotar a los trabajadores chinos, también fortaleció el neoliberalismo que desarrollo la flexibilización laboral en varios países de mundo, con las consecuencias nefastas para los trabajadores dentro de ellas la tercerización a gran escala. 

Lo que demuestra que el marxismo en su aplicación práctica es enemigo de los trabajadores, y que solo utiliza a los sindicatos para que sus élites mediante el engaño se tomen el poder o cuando ya se encuentren en él, ayuden a someter y enajenar a los trabajadores como ocurre en las dictaduras comunistas de Cuba, China, Vietnam, Corea del Norte y Venezuela; pero contrario a esa costumbre los sindicatos deben de ser expresión de independencia frente a cualquier Estado. 

Al marxismo en toda su historia no le ha interesado el bienestar de las masas, porque lo que pretende es mantener y reproducir la miseria como condición necesaria para que el Estado comunista represivo y burocrático perdure eternamente, por eso hay que volver a mencionar que el sacrificio de los Mártires de Chicago ocurrido en 1886 quienes eran libertarios y en cuya memoria se conmemora el Primero de Mayo es la antítesis del marxismo que aplasta la libertad individual, para montar nomenclaturas infames, cuyas élites parasitan oprimiendo a los pueblos y convirtiéndose en las burocracias más corruptas que hay sobre la tierra, pues al ser dictaduras no tiene ningún control. 

La justeza de las luchas sociales, que deben de ser lideradas por los sindicatos, especialmente, se tiene que basar en la solidaridad rechazando la infiltración de grupos marxistas leninistas terroristas, debido a que estas bandas buscan utilizar la protesta para desarrollar sus perversos planes, pues como seguidores del adefesio comunista pretenden tener a obreros, campesinos y comunidades como herramientas para satisfacer sus apetitos, recordando que el comunismo totalitario ha sido el peor enemigo de los trabajadores, desde que existe. 

El cristianismo católico ha sabido responder a los desafíos que de manera abyecta a impulsado el comunismo totalitario en el movimiento de los trabajadores, comenzando por el papa León Xlll quien el 15 de mayo de 1891 , promulgó la encíclica Rerum Novarum que este sábado cumplirá 130 años, siendo fundamento de la dignidad de los trabajadores, en ella se muestra el carácter social de la Iglesia, al apoyar incondicionalmente a los sindicatos, rechazando la acumulación desmedida de capital y repudiando la perfidia del comunismo totalitario. 

Por el complot del régimen chino con la pandemia, la tarea de los sindicatos tanto a nivel de las naciones como internacionalmente, es discernir las implicaciones que tendrá en Covid-19 para el futuro de los trabajadores en diferentes partes del mundo; teniendo en cuenta que empiezan a cambiar las relaciones comerciales entre los países, por lo que fortalecer la producción nacional es el camino, en donde los gobiernos democráticos podrán romper el paradigma de la globalización que favoreció a China, y que ha traído desgracias a la tierra como este del Covid-19 o peste china.

Ariel Peña

arielpena49@yahoo.com

@arielpenaG

Colombia

MARIO VARGAS LLOSA: EL JINETE APOCALÍPTICO

Dolientes de una víctima de la Covid-19, en momentos en que su cuerpo era cremado, entre mucho otros, en India. AFP

Durante este año y pico de confinamiento he leído muchos textos sobre el coronavirus, por supuesto, pero ninguno como el de Carmen Iglesias, titulado Historia de las pandemias, unas veinte páginas que no tienen una línea que pueda ser desperdiciada y que, además de trazar una síntesis muy ajustada de la manera como las pestes y las epidemias colectivas acompañan la historia de Europa, se las arregla para sacar conclusiones optimistas y civilizadoras sobre esta plaga y sus variantes –la británica, la australiana, la brasileña, la india- que, tenemos la impresión, están devastando Europa (y al resto del mundo, también). 

Iglesias nos recuerda que el poema fundador de Homero, La Ilíada, describe la mortandad que cae como castigo divino sobre los aqueos y como la venganza de Apolo por el secuestro de la hija de uno de los sacerdotes. Desde entonces, la literatura dará testimonio de aquellas incomprensibles devastaciones que sembraban el horror por todos los rincones de la tierra, y que las gentes, que no comprendían nada de lo que ocurría alrededor suyo, salvo que morían las personas como moscas, lo atribuían a un castigo de los dioses por los pecados de los seres humanos. Se buscaban chivos expiatorios, y, entre ellos, por supuesto, los judíos, las brujas, los magos, todos aquellos que eran distintos y constituían alguna forma de marginalidad. ¡Cuántas hogueras y víctimas causaba la ignorancia! 

Tucídides es el primer historiador que describe, en la Historia de la Guerra del Peloponeso, con rigor y sin atribuir responsabilidad alguna a los dioses, la peste que destruyó Atenas el año 430 antes de la era cristiana. Desde entonces, hay documentos históricos que dan cuenta de esos periódicos cataclismos humanos que van devastando todas las civilizaciones conocidas, desde las más estables y firmes, como el Imperio Romano en tiempos de Marco Aurelio (una de las víctimas de la calamidad) y el Imperio Bizantino, del emperador Constantino, destrozado por la peste bubónica, hasta una Edad Media arrasada por el cólera, el tifus, la disentería, la fiebre amarilla y otras pestes. Y, cabría añadir, luego de largos años, por los jinetes mongoles que invaden Europa no sólo con cuchillos en busca de gargantas sino que traen en sus alforjas todas las enfermedades y pandemias asiáticas que siembran por doquier las famosas “pestilencias” de las que nos hablan las novelas de caballerías. En el centro de Europa se llega a inventar, en aquellos años terribles, al “jinete apocalíptico” que va de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, repartiendo las enfermedades que acaban con la gente y mandan sus almas a quemarse en el infierno. La geografía de las ciudades se transforma en función de las pandemias, pues los sobrevivientes de cada oleada de las epidemias se adaptan a esos cambios y fundan nuevos pueblos y ciudades, huyendo de los desconocidos e invisibles agentes del diablo que, como es el caso de la lepra, destruyen poco a poco el organismo de las personas infectadas, antes de matarlas. 

El paso del tiempo no admite sosiego para los habitantes de Europa; con las pestes estallan “las supersticiones y dislates”. Pero, también, se incrementa el espíritu religioso y muchas de las largas procesiones que todavía recorren las calles europeas nacieron para combatir con las oraciones de los creyentes y sacerdotes y pastores los “castigos del cielo” que llegaban a la Tierra en forma de enfermedades colectivas. 

El cambio de clima suscita a veces trastornos espectaculares en la vida de las ciudades. Así ocurre durante los cinco siglos que se conocen como “la pequeña Edad del Hielo”, tiempos en los que se llegó a decir que era imposible comprender las variantes entre las temperaturas cálidas y las heladas que vivía Europa, y en las hambrunas que aquellas provocaban, como ocurrió entre 1315 y 1316, en que los países europeos quedaron literalmente diezmados por los súbitos trastornos de la atmósfera. Murieron tantos miles de familias como en las peores pandemias que se recuerdan. 

Y, sin embargo, pese a esa tradición destructiva, es posible decir que la humanidad ha ido aprendiendo y que de aquellas atrocidades han resultado extraordinarios hallazgos en los dominios del conocimiento, sobre todo en el campo de la medicina y en los sistemas de salud pública, y que nada como las pandemias periódicas a que estuvo acostumbrado (y lo estará acaso siempre) el mundo, para crear los modernos hospitales y enfermerías, y hacer progresar los hallazgos de la ciencia. El Covid-19 hubiera producido probablemente cien veces más de víctimas en todo el planeta si hubiera ocurrido antes o al mismo tiempo que la llamada arbitrariamente “gripe española”, a la que se atribuye haber matado a más gente que toda la que pereció en la Primera Guerra Mundial. La medicina ha avanzado de manera prodigiosa gracias a la peste, lo que no impide que ésta siga desafiando el saber científico como se ha revelado en la última pandemia. Cuando creíamos que aquello sería imposible en estos tiempos, en los que viajamos a la luna y varios países invaden las estrellas con sus naves espaciales, porque la naturaleza ya no parecía tener secretos para nuestros investigadores. Nos hemos llevado una sorpresa mayúscula, debido, al parecer, a un hombre que en una ciudad china se comió o fornicó con un murciélago, creando un virus que ha dejado decenas de miles de muertos regados por el ancho mundo. 

Una de las partes más interesantes del trabajo de Carmen Iglesias se refiere a la peste como incitante de los placeres, que ella llama el Carpe diem. La cercanía de la muerte, la atracción del peligro, despiertan apetitos sexuales en ciertos seres humanos, una excitación de los sentidos y una búsqueda irracional del placer que convierte los palacios y castillos en burdeles de lujo, donde se practican todos los vicios y se muere del exceso antes que de la enfermedad. Ya Tucídides da cuenta de este fenómeno durante la epidemia que devastó Atenas en el cuarto siglo de la era pasada. La literatura ha sido especialmente rica en presentar este aspecto mortuorio y ceremonial de los placeres en tiempos descentrados por la revolución o las plagas, como ocurre en la narrativa llamada “gótica” o en las pesadillas novelescas del marqués de Sade. 

En su ensayo, Carmen Iglesias cita con elogio el libro del historiador peruano Fernando Iwasaki, ¡Aplaca, Señor, tu ira! Lo maravilloso y lo imaginario en Lima colonial (2018), en lo concerniente a la llamada Muerte Negra, el inapelable fin del mundo, que se consideraba inminente y expandía el terror y la locura en vastos territorios, como en las lejanas colonias españolas de América. La misteriosa desaparición de culturas y civilizaciones como la de los Mayas en Centroamérica o los Moches en el Perú, tiene relación sin duda con este fenómeno. 

Aunque relativamente pequeño, este trabajo debe haber tomado buen tiempo a Carmen Iglesias, revisando viejos libros y documentos múltiples. Ella es una trabajadora discreta y pertinaz de la que suelen salir espléndidos ensayos. Yo he aprendido mucho sobre España leyéndola. Dirige la Real Academia de la Historia, es académica de número en la Real Academia Española, y muchos nos preguntamos cómo hace para que el tiempo le alcance para hacer todo lo que se impone. Ella fue también maestra en temas de Historia del actual Rey de España, Felipe VI, y no hay duda, oyendo sus discursos, que éste aprovechó muy bien sus enseñanzas. 

Mario Vargas Llosa

vargas_llosa@gmail.com

@Mariovargasllo

Perú-Españahttps://www.prensa.com/impresa/vivir/el-jinete-apocaliptico/(Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2021. © Mario Vargas Llosa, 2021)

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¿VOTAR O ABSTENERSE? ES LO MISMO

La organización partidista Psuv radica su control nacional en el espejismo electoral. Desde que arribó a Miraflores (como MVR), basó la retención del poder utilizando todos los recursos del Estado para alcanzar sus fines. Con Chávez hasta 2006 el populismo bastaba, desde 2012 todo cambió, la atroz violencia institucionalizada se sumó a la malversación de fondos públicos con fines electorales.
 
Ya para 2019 no quedó vestigio de legalidad ni de legitimidad para el chavismo, las sanciones internacionales penalizan las elecciones inconstitucionales y antidemocráticas que perpetra en Psuv, quien en líneas generales impone partidos, candidatos, electores y resultados, la gran pregunta ¿Cómo es que más elecciones de este tipo van a alivianar las sanciones?
 
Ahora es el turno de las regionales/municipales, en la que solo participa una pretendida oposición a la que el TSJ obsequió los partidos más importantes del país, en pocas palabras, los candidatos resultantes tienen alma roja. Es decir, y ello es solo uno de los peligros que reviste la maldición de las elecciones en condiciones mínimas/absurdas: no importa el resultado, el chavismo no ve peligrar su proyecto y, por qué no pensarlo, una de las encomiendas de estos “nuevos gobernantes” es ser puerta franca al Estado Comunal.
 
No se sorprenda al leer este artículo, porque sí observamos bien nos damos cuenta los candidatos de esta supuesta oposición se olvidaron del chavismo, dedican sus discursos (al igual que el régimen) a atacar a la oposición reconocida internacionalmente y condenar las sanciones a pesar que las causas que las originan día a día se agravan, precisamente, como este tipo de espejismo electoral en la que ellos son carne de cañón y desechables.
 
El régimen jamás permitirá elecciones transparentes, sabe perdería abrumadoramente, por ello alquila una oposición, repetimos, desechable. Sea como sea, este “esfuerzo” es estéril: en primer lugar, nunca ha perdido un poder público, tiene más de 20 años gobernando a sus anchas, las plazas que los venezolanos le han quitado por votos termina reteniéndolas al quitarle competencias, recursos e imponiéndoles un poder paralelo. En segundo lugar, este tipo de elecciones solo continuarán acarreando más abstenciones históricas, instituciones no reconocidas y más sanciones… aquí no hay sorpresas.
 
La abstención es independiente, el sentimiento más legítimo inclaustrado en la sociedad venezolana que modificó la conducta del régimen y de la oposición, ambos extrajeron provechos y desventajas, pero quien obtuvo la peor parte ha sido el chavismo quien quedó deslegitimado, ilegalizado internacionalmente, sancionado, solicitado, entre otros padecimientos.
 
Para quienes tienen cándidas esperanzas en la “vía electoral” reflexionen ¿Por quien va a votar, por una oposición a quien el TSJ les regaló los partidos? ¿Por innaturales candidatos desprendidos de partidos opositores expropiados, puestos a la orden del chavismo? ¿Por candidatos planificados para hacer oposición a la oposición reconocida, no al régimen causante de las tragedias? ¡No es momento para titubeos! El escenario electoral está agotado, el reto de la oposición requerida y de los ciudadanos es diseñar y aplicar nuevas estrategias.  
 
leandrotango@gmail.com
Venezuela

ENRIQUE CONTRERAS R.: LA TEOLOGIA DE LA LIBERACIÓN

Negar en el campo político, ideológico y filosófico la “Teología de la liberación” como corriente revolucionaria, es propio de los analfabetas funcionales que se refugian en el dogmatismo y el fanatismo irracional, pues en medio de su miopía política nunca han entendido que las revoluciones la hacen los pueblos y no los partidos y mucho menos los gobiernos.
 
Entendiendo que la teología es la ciencia que estudia las “cosas de Dios”. Su origen surge en Europa en el año 1917 a través del teólogo alemán Walter Rauschembusch, quien da a conocer sus ideas iníciales a través del libro “Una teología para el evangelio social”, allí se plantea que el cristianismo es un modo de vida y donde las enseñanzas de Jesús, representan el instrumento para la liberación de hombre, es un instrumento para la emancipación de los pueblos, para la libertad, para la convivencialidad, fraternidad, solidaridad y para dignificar la vida de la humanidad en comunión. Como virtud de convivencia humana. Más adelante otros teólogos, principalmente protestantes (alemanes y holandeses) desarrollaron la “Teología de la esperanza”. Inclusive este sector hablo de la necesidad de impulsar la “Democracia Eclesiástica”.
 
En América Latina, esta corriente del cristianismo comprometida e identificada plenamente con las luchas y los intereses del pueblo, se encuentra expresada en las posiciones de sacerdotes católicos como el padre Gustavo Gutiérrez (peruano), en sus obras como: “La verdad os hará libres”, “La densidad del presente”, “Beber en su propio pozo” –entre otras- de igual manera Leonardo Boff (brasilero) con sus obras “Florecer en el yermo”, “Tiempo de trascendencia”, “Experimentar a Dios”. El cura y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal con su comunidad Solentiname, su poesía comprometida donde denuncia el sufrimiento y la explotación de los pueblos en las llamadas repúblicas bananeras, temática que sirvió para dar origen al “Canto General”. En Ernesto Cardenal la teología de la liberación la manifiesta con mayor concreción en su poemario “Salmos” (1964) y “Oración por Marilyn Monroe” (1965).
 
Paulo Freire, otro de los representantes de esta corriente en su opúsculo, entre los cuales destaca “Pedagogía del oprimido”, “Educación como práctica de la libertad” , fue uno de los impulsores más influyentes en esta corriente y en su última obra, que fue una recopilación de sus escritos no editados hecha por su hija Ana María Araujo Freire, que lleva por nombre “Pedagogía de la tolerancia” indica, la necesidad de la tolerancia para la convivencialidad, la necesidad de vivir con el diferente. “Con el diferente, no con el inferior”.
 
Cabe destacar que dentro de la “Teología de la liberación” surgieron posiciones, que muchos han calificado de radicales, por haber tomado la lucha armada para hacer los cambios sociales que necesita América Latina, como son los casos de los curas Manuel Pérez y Camilo Torres Restrepo, el primero español y el segundo colombiano, miembros del ELN de Colombia, quienes murieron ofrendando su vida por amor al prójimo. Esta tendencia se consolidó en la Conferencia Episcopal de Medellín, Colombia (1968) y la de Puebla celebrada en México (1979), según muchos analistas allí se marco la matriz de la llamada “Teología de la Liberación”.
 
Desde luego, que en el marco del cristianismo, la propia Iglesia Católica ha producido documentos, que comprometen su accionar con la justicia social, encíclicas papales como “Pacen in Terris”, (1991) de Juan XXIII, donde exige y pide respeto a los derechos humanos, señala que los mismos ante todo, son personas, personas dotadas de inteligencia y con el derecho natural a la libertad, son derechos universales e inviolables, son absolutamente inalienables.
 
De la misma forma la encíclica “Populorum Progressio” (1967), de Pablo VI, donde se muestra la preocupación por temas sociales, como la situación de miseria que viven muchos seres humanos, producto de gobernantes y una clase política irresponsable y corrupta. Otra, La “Rerum Novarum” (2006) de Juan Pablo II, cuya preocupación se manifestó en la necesidad de dignificar a la clase trabajadora, la misma plantea el derecho universal al trabajo y a la organización sindical, cuyo único objetivo es buscar mejorar las condiciones materiales de existencia de la clase trabajadora. Otros pensadores, que además de manifestar su pasión espiritual, religiosa, filosófica, cívica y social como Teilhard de Chardin, Emmanuel Mounier, Jacques Maritain –entre otros- manifestaron en su pensamiento y sus utopías la necesidad de construir un mundo que respete la dignidad de los seres humanos, que busque el bien colectivo y que luche por lograr la perfectibilidad de la sociedad, en las posibilidades humanas. Aquí en esta corriente del cristianismo llamada “Teología de la liberación” hay un pensamiento comprometido con los cambios sociales, económicos y políticos, es una corriente revolucionaria comprometida con el accionar de las luchas del pueblo, es un pensamiento que no es marxista como lo quiere hacer ver la iglesia oficial. Pues bien es sabido, que su principal fuente inspiradora es el propio evangelio y la enseñanza y la conducta de Jesús crucificado, quien dio la vida por salvar a la humanidad. Negar en el campo político, ideológico y filosófico la “Teología de la liberación” como corriente revolucionaria, es propio de los analfabetas funcionales que se refugian en el dogmatismo y el fanatismo irracional, pues en medio de su miopía política nunca han entendido que las revoluciones la hacen los pueblos y no los partidos y mucho menos los gobiernos.
 
Enrique Contreras Ramírez
unasimpleopinion7@gmail.com 
@enriqcontrerasr
Venezuela

EDILIO PEÑA: EL ACTO LIBERTARIO NUNCA ANTES VISTO,

Napoleón Bonaparte inicia la fundación del Estado moderno con un golpe de Estado, bautizado como el 18 Brumario, en una confusa época donde todavía la resaca de la Revolución Francesa gobernaba.

El poder está muy cerca del crimen, esa fiera que lo acecha. Por eso, en todo golpe de Estado la sangre es el río más cercano que lo acompaña. Eso explica por qué los golpistas tienen alma asesina: es su amante predilecta. 

Cuando el golpista decide tomar el poder por la fuerza, no hay escrúpulos con ese cuerpo que quiere asaltar, violar, desmembrar, hasta verlo yacer como la obra magna de un artista del crimen postmoderno. No lo detienen vínculos ni afectos. Aunque después quiera lavar las pruebas del crimen en el propio río de la sangre y, hecho un sonámbulo, intentará huir de sí mismo. Sin embargo, la pesadilla después podrá atormentarlo con sobresaltos de pánico entre las retorcidas sábanas donde sus manos se aferran con angustioso delirio. Y entonces, se le verá deambular por los pasillos del palacio, insomne, murmurando como Macbeth: He asesinado al sueño. 

Quizá por ello, William Shakespeare dedicó buena parte de sus piezas referidas al poder a dos temas cruciales que fundaron el Estado clásico: el magnicidio y el tiranicidio. Macbeth representa esa dimensión primera y Julio César, la segunda. 

En ambas obras, Shakespeare no sólo desmonta los procesos de conspiración contra el Estado, que consolidan su fin a través de hechos cruentos fraguados por un individuo o una facción, sino que a su vez explora la conducta psicológica de sus protagonistas. Los caracteriza. Matar a un estadista noble, como es el caso de Macbeth al asesinar al rey Duncan, es un acto repudiado por la Corte y el pueblo. Hacer lo mismo con un dictador que se planteó el mayor expansionismo territorial del imperio romano, como Julio César, a manos de las espadas afiladas de los tribunos, miembros del Senado, constituyó un acto justificado por la voluntad popular y esa instancia deliberativa del Estado. Era legítimo en la república romana la existencia de grupos tiranicidas dispuestos a defender el Estado en situación de peligro y a ejecutar, sin dilación alguna, a aquellos gobernantes que se convirtieran en tiranos contra el mismo pueblo que los había celebrado una vez. Derecho constitucional a la rebelión y a la defensa que se le otorgaba al pueblo y a sus representantes. 

Napoleón Bonaparte inicia la fundación del Estado moderno con un golpe de Estado, bautizado como el 18 Brumario, en una confusa época donde todavía la resaca de la Revolución Francesa gobernaba. La modalidad de ese golpe le permitirá pasar —a Bonaparte— de genio militar a genio político. Su técnica se basó en un golpe parlamentario, evitando hasta el final el uso de la fuerza militar para consolidar su objetivo con el espejismo de que era una necesidad nacional. Preservó la legitimidad de su acción conquistando el reconocimiento institucional, así como la del pueblo francés. Usó la constitución como hoja de ruta para justificar su golpe de Estado, aunque después la transformó a su antojo para coronarse como Emperador. La paradoja no dejó de perseguirlo y al volver a sus andanzas militares para enfrentar a sus enemigos extranjeros —que lo veían como un peligro en expansión hacia los demás países— fue derrotado estrepitosamente, en medio de una laguna de sangre, en la batalla de Waterloo. 

En el siglo XX, el golpe de Estado se separa de lo político y militar para convertirse en un hecho técnico, como señaló Curzio Malaparte en su libro Técnicas del golpe de Estado. Y esa modalidad, la va a inaugurar León Trotsky con su táctica insurreccional y no Lenin con su estrategia de masas. Trotsky precisó que el corazón vulnerable de un Estado es su sistema de comunicación, siendo el primero que hay que tomar y neutralizar sin dilación. El triunfo de la Revolución Bolchevique se debe no a Lenin, sino a ese desterrado que comandó al Ejército Rojo y que después Stalin mandaría a matar con ese sobreviviente de la guerra civil española, Ramón Mercader, en México, con un pico de alpinista. Hitler coronará su golpe parlamentario al incendiar el Reichstag (La Asamblea), mientras sus grupos paramilitares sembrarán terror en la sociedad civil, configurando y culpando con ello, la figura emblemática de un despreciable enemigo de la raza aria, los judíos. El Führer logró juntar con astucia, legitimidad e ilegitimidad, para la toma del poder total. 

La nueva concepción del nuevo golpe de Estado en América tiene su naciente gangsteril y terrorista, anunciado en la novela El Padrino de Mario Puzzo que después se llevaría magistralmente al cine por Francis Ford Coppola, cuando las instancias del poder de la nación norteamericana comenzaron a ser corrompidas por las mafias italianas que arrojaba a la América del Norte, la Europa destruida por la Segunda Guerra Mundial. El personaje principal de la novela de Puzzo, Víctor Corleone, El Padrino, se negó a asociarse al tráfico de la droga para expandir, aún más, su poder mafioso. El vínculo afectivo a la familia, esposa, hijos, nietos, se lo impedirá como un rasgo de moralidad que todavía le sobrevivía de los valores morales aprendidos del lejano pueblo siciliano al que pertenecía: Corleone, como su apellido. No obstante, en Hollywood, la industria del cine apuraba el consumo de las drogas desde los años veinte. La mafia en Norteamérica se convirtió en un estado paralelo al oficial. Acechanza que no cesa con los grandes monopolios nacionales, vinculados con poderosas dictaduras, como la China y Rusa en nombre de la globalización del mercado. 

La dictadura actual que se ha instalado en Venezuela, en dos décadas, realizó progresivamente —a través de alianzas internacionales poderosas y grupos terroristas y narcotraficantes nunca antes vistos en su territorio— no un golpe de Estado sino la eliminación del Estado que ha puesto en peligro la desaparición íntegra de la república en un depredador saqueo de toda su riqueza natural. Ante la indiferencia de una globalidad que se reparte el mundo penetrando y modificando las instancias del derecho internacional para que no se pronuncien y actúen con diligente prontitud. Entonces, ante este espectro genocida y apocalíptico, es imposible, desde la civilidad, el rescate de un país sumergido en uno de los genocidios más terribles de la historia de la humanidad. Porque quienes se apoderaron de la nación no constituyen una instancia ideológica o política, sino la irracionalidad primitiva e impúdica, asesina y corrupta que no sólo destruyó el Estado, igualmente buena parte del tejido social y espiritual de Venezuela. No estamos ante un opositor político, un enemigo militar convencional, estamos ante el monstruo que devora a treinta y cinco millones de personas física, psíquica y espiritualmente, y el cual urge exterminar en una alta y sofisticada cirugía que reclama la imaginación y la templanza de la inteligencia táctica y estratégica, del pueblo sobreviviente que resiste con la conciencia verdaderamente despierta. Porque la liberación de Venezuela pasa por ejecutar uno de los actos libertarios nunca antes vistos, para que no vuelva a repetirse en ninguna nación que honra a la condición humana.

Edilio Peña
edilio2@yahoo.com
@edilio_p
Venezuela
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