viernes, 9 de octubre de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, VIERNES 09/10/2020

 





BEATRIZ DE MAJO, LA AMENAZA DEL EXODO EMPRESARIAL.CHINA HOY

Podemos llamarlo como mejor nos plazca: desacoplamiento, desentendimiento, guerra comercial, nueva guerra fría, … el caso es que la rivalidad cada vez más profunda que se ha instalado entre los gobiernos de Estados Unidos y China, está provocando un reacomodo de posiciones, de estrategias y de planes entre aquellos terceros afectados por la suerte de ruptura entre los dos titanes que es, a cada paso, más evidente. La pandemia del Corona Virus no deja, además, de alimentarlos. Las primeras en reaccionar son las empresas que operan entre los dos gigantes.

El periódico Financial Times de esta semana dedica un buen espacio a esta transformación que está teniendo lugar frente a nuestros ojos. Un número sustantivo de empresas establecidas en China están mudando sus órdenes de compra, sus capacidades manufactureras o sus operaciones fuera de la geografía china. Recordemos que una de las grandes fortalezas chinas de los últimos años proviene del inmenso contingente de industrias que se desplazaron a suelo chino o de nuevas inversiones que se iniciaron con la idea de proveer, desde allí, insumos, piezas y partes y productos terminados a la colosal operación de exportación  que se armó dentro del gigante asiático para aprovisionar el mundo entero  y, particularmente, a los dos grandes ejes importadores del planeta , Estados Unidos y Europa de bienes importados a precios imposibles de igualar desde otro lugar. 

Evidencias de que una deserción masiva se está cocinando a fuego lento no faltan. La Cámara  americana de Comercio con sede en China ha conducido una investigación que concluye que cerca de dos quintas partes de las empresas norteamericanas basadas en China en los dos últimos años han desertado y están mudando sus facilidades manufactureras fuera del territorio chino, o lo están, al menos, considerando.

A decir verdad no es solo la desavenencia política entre los titanes lo que alimenta el éxodo. Un tema de costos crecientes en suelo chino, lo que viene incrementándose en los diez últimos años, ha formado parte del proceso de toma de decisiones dentro de las cadenas de suministro. Más recientemente, la construcción por encargo de plantas y equipos industriales altamente automatizados y con tecnologías de punta en China se está examinando con recelo. La actitud permisiva de los chinos en el terreno de propiedad de derechos intelectuales y de robo de tecnologías no contribuye a que la adquisición de bienes de capital goce de seguridad ni ponga su privacidad a resguardo.   Industrias vinculadas con la defensa, producción farmacéutica, telecomunicaciones y tecnología en general, son las líderes de la reticencia en decisiones de negocios y de suministros y equipamiento que envuelve a China.

  En fin, lo que parece es que esta coyuntura caracterizada por un alejamiento político entre las dos más grandes potencias mundiales contribuirá a que la globalización no sea en el futuro un hecho que se da por descontado. La diatriba política que ambos países sostienen terminará por generar ambientes comerciales alternativos. China continuaría siendo una opción como socio comercial, pero cada día más se desarrollarán más centros de proveedores regionales alternativos en otros países de Asia o en América Latina que, aunque resultan más costosos contribuirán a temperar los riesgos que trae consigo un eventual descalabro de la relación bilateral entre Pekín y Washington. 

Beatriz de Majo
beatriz@demajo.net.ve
@beatrizdemajo1

RICARDO VALENZUELA, ¿TIENE FUTURO EL LIBERALISMO EN MÉXICO? I

Si algo positivo pudiera identificar del encierro obligado que he vivido durante los últimos meses, sería la profunda reflexión que en circunstancias tan especiales he podido llevar a cabo sobre diferentes temas que me interesan, me preocupan y otros que me entusiasman. Uno de los resultados ha sido el tener una apreciación más precisa de lo que, ante esta turbulencia mundial, pudiera representar el esquema de las ideas liberales que rigen gran parte de mi vida. El proceso que me llevó a dar mi apoyo a Trump, no siendo un liberal con la estricta musculatura que exigen los escolásticos, ha sido un camino muy interesante, aunque a veces doloroso.

Me ha enseñado que, entre quienes seguimos esta filosofía económica-política, hay básicamente dos grupos totalmente opuestos y ellos están conscientes porque se han construido con toda premeditación sabiendo que no pueden armonizar los principios fundamentales de lo que representamos. Y pregunto ¿Por qué?  

Del primero he aprendido que su inflexibilidad no reditúa. Que el seguir portando esa rigidez cuando algo no alcanza la pureza de sus mandamientos, no debemos impulsivamente cerrar nuestra mente y las puertas a la posibilidad de conjugar nuestras ideas con las de otros, buscando siempre, no abandonar nuestro camino, que tengan aplicación práctica y no quedarnos paralizados por la severidad con que tradicionalmente hemos actuado. Porque, si lo hacemos, corremos el peligro de quedar aislados solamente criticando todo lo que no cumpla con la visión de una perfección libertaria. Porque, creo yo, estaríamos actuando con soberbia y no es la mejor forma para que nuestras ideas permanezcan vivas como una alternativa.

El aspirar que todo el esquema surja mientras esperamos para, cuando finalmente arribe, sumarnos a la cena ya servida sin haber ayudado en la cocina, creo que nos quedaremos esperando. He llegado a pensar que, aunque una oportunidad no satisfaga totalmente nuestro ideal, sin renunciar o comprometer nuestro credo y nuestras ideas, a veces debemos aceptar vestir otros uniformes si es que representa algo interesante que persiga objetivos que podamos conjugar con los nuestros. Creo, también, que solo permanecer en el mundo de las ideas, el quedarnos a nivel de planeación o de consultoría cuidadosamente refinando la pureza del producto, podemos caer en la permanencia de esa situación de no ejecutar para nunca ver los resultados con los que se debe medir la validez de las acciones. 

El estilo agresivo, prepotente con el que actúan algunos puritanos de la libertad, pureza que, hasta cierto tipo acepto, pienso que rechazando todo lo que no alcance su exigente nivel de probidad, lejos de ser efectivos cierran puertas y se pierden oportunidades al permanecer rígidos solamente defendiendo el pequeño espacio conquistado en la batalla, y no atraer nuevos reclutas.

Pienso, también, que un ejemplo de cómo probar otras estrategias nos los ha ofrecido Ron Paul quien, sin dar un paso atrás, manteniendo inmaculados sus principios se subió al ring como miembro del congreso, e inclusive, como precandidato a la presidencia dentro del partido republicano. Desde esa trinchera pudo darle más fuerza a su mensaje y, sobre todo, con su ejemplo enseñarnos que debemos participar en política porque es la forma más potente de provocar cambios, pero siempre manteniendo el supremo objetivo que sean de acuerdo a nuestra filosofía. Y, más importante, la participación en el congreso le proporcionó una tribuna para convertirse en la consciencia de la nación. También, creo que la misma aseveración podríamos hacer de Pancho Burquez Valenzuela quien, como senador, su aportación más valiosa fue su evangelio pronunciando con gran fuerza la alternativa del hombre libre.     

En el otro grupo moran quienes se confiesan liberales, pero no significa sean Hayekianos pues sus compromisos con la libertad son muy cuestionables y, al momento de tener que defenderla, como el elefante en la sala, fingen no verlo y su actitud se modifica, pero, no motivados por lo que dicen ser su filosofía, sino por intereses personales porque en realidad no son verdaderos liberales. En este segmento tenemos casos muy prominentes como el de Carlos Alberto Montaner y Vargas Llosa que son harina del mismo costal. Ellos no aceptan el enunciado de; “los mercados son el mejor mecanismo para la asignación de recursos”. Ellos prefieren declarar, “los mercados son una vía para la asignación de recursos, pero, cuando los mercados fallan, necesitamos al gobierno”. Sin embargo, sabemos que las fallas del mercado son siempre provocadas por los gobiernos.

En el caso de México, en el recinto de esos liberales por conveniencia podríamos señalar el mejor de los ejemplos de conductas contradictorias. Y el agraciado por votación unánime sería Ricardo Salinas Pliego quien, desde la era que pariera la moderan sociedad gobierno-negocios, la administración de Salinas de Gortari, se ha distinguido por su habilidad para lograr los mejores negocios, las mejores oportunidades, las mejores condiciones en este espacio donde nacen, se desarrollan y se especializan en esa amarga profesión de la estatización empresarial. Pero, para acallar su consciencia, con gran difusión lanza sus odas a la libertad en sus escritos, declaraciones y, sobre todo, a través del evento de su televisora conocido como, Caminos de Libertad, en donde enaltece todo lo que él no practica.

Esto, es un ejemplo similar de moralidad elástica mostrada en la excelente cinta “El Padrino”. La asignatura se presenta cuando Michael Corleone se encuentra en la iglesia practicando sacramentos como el bautismo y comunión, pero, al mismo tiempo, sus bandas mercenarias asesinaban a enemigos, socios, competidores y, si era necesario, príncipes de la iglesia. Porque, por un lado, utilizando su particular administración de riesgo, liquidaban sus amenazas y, por el otro, ahí mismo conseguían la absolución de sus pecados y “su moralidad” quedaba intacta.    

El caso más dramático fue Joe Scarborough quien, siendo republicano, congresista de EU, una de sus jóvenes luminarias con sólidas ideas de libertad. Al conocer a su nueva esposa, hija de Zbigniew Brzezinski, ex colaborador de Johnson y Carter, se le abriría un nuevo panorama y, con apoyo político, se convertiría en exitoso analista de la cadena NBC, pero transformado al socialismo que ahora portan los demócratas. Y, aunque sus votos en el congreso lo definían como fornido libertario, se tornaba en enemigo feroz de los republicanos, miembro del grupo de odiadores de Trump, pero con un jugoso contrato como estrella de TV.

A ellos se refería Obregón cuando afirmaba; “no hay general que aguante un cañonazo de $50,000 pesos”. Ellos escriben profundas odas a la libertad en la mañana y en la tarde van a la secretaría fulana para firmar un contrato y, sin administración de riesgo, sus ganancias están aseguradas. La realidad es que no son liberales, son intervencionistas que no han salido del closet y no podemos contar con ellos para el cambio, porque ellos no quieren cambiar. 

Ricardo Valenzuela 
chero@refugioliberal.net
chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero
Mexico

El mercado libre no ofrece garantías, privilegios especiales, favores, monopolios, oligopolios, subvenciones, ventajas, protecciones, subsidios, apoyos, tratamientos especiales, distinciones, dádivas, cancelación de deudas, en pocas palabras, como lo afirmara Milton Freedman, no hay free lunch. Por eso es tan impopular y por muchos odiado.

ALFREDO M. CEPERO, EL GUERRERO QUE NUNCA SE RINDE, DESDE ESTADOS UNIDOS

Su impacto sobre el pueblo de los Estados Unidos ha sido tan dramático que la futura historia política americana tendrá que hablar de un antes y un después de Donald Trump.

La semana pasada Donald Trump fue abatido por el enemigo invisible que había combatido durante ocho meses. Sus médicos procedieron a recluirlo inmediatamente en el hospital militar de Walter Reed, uno de los más avanzados del mundo. No se podía perder tiempo. Porque la seguridad y la estabilidad del mundo libre están estrechamente relacionadas con la salud del presidente de los Estados Unidos. De hecho, los Estados Unidos son la única nación con el poderío militar, el ordenamiento jurídico y el prestigio político para servir de mediador y garante de la paz en los conflictos internacionales.

Por otra parte, mantener a Donald Trump en aislamiento es una tarea de proporciones siderales. Es altamente probable que sus médicos no hayan podido controlar al jinete. A las 72 horas de haberse caído ya estaba de nuevo montado en el caballo. Su hijo Donad Trump, Jr. declaró a Sean Hannity que esta era la primera vez en sus 74 años que su padre había estado hospitalizado durante tres días.

A su regreso a la Casa Blanca, después de su hospitalización en el Walter Reed, el Presidente Trump grabó un video de campaña y lo mandó a través de su medio predilecto de Twitter. Su mensaje fue el del Trump que todos conocemos. El virus no lo había cambiado en lo más mínimo y dijo: "Vamos de nuevo a trabajar. Como su líder yo estaré en la vanguardia. Eso es lo que hacen los verdaderos líderes". Y con respecto a la batalla contra  el Covid 19 dijo: "He aprendido mucho sobre el coronavirus. Y de una cosa estoy más que seguro. No dejen que éste enemigo los domine. No tengan miedo. Juntos vamos a derrotarlo".

Sus palabras fueron una simbiosis del pensamiento de Su Santidad Juan Pablo Segundo y del carácter del General George Patton. Durante su visita a Cuba Comunista en enero de 1998, Juan Pablo Segundo le dijo a los cubanos:"No tengan miedo". Por su parte, una de las máximas por las que vivió el General Patton fue: "La prueba del éxito no es lo que haces cuando estás en la cumbre. Éxito es cuan alto te elevas cuando has tocado fondo." Ese es el Donald Trump que, recién salido del hospital, dijo que estaría en Miami el próximo 15 de octubre para el debate con Joe Biden.

En otro ángulo de este episodio, los enemigos de Trump actuaron con el fanatismo y la hipocresía que los caracteriza. Tenían que lamentar su enfermedad pero no podían perder la oportunidad de atacarlo. Esa serpiente del pantano de Washington que es Nancy Pelosi dijo: "Esto es trágico. Pero era una invitación al desastre cuando alguien se reúne con las multitudes sin ponerse la máscara."

Por su parte, el compinche y subalterno de Nancy Pelosi también echo leños al fuego. Me refiero al líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, quién pidió protección para los senadores diciendo:"No podemos permitir que la actitud frívola de la Administración afecte en forma adversa nuestra rama del gobierno. Y el opositor de Trump en la campaña presidencial no podía quedarse atrás. Joe Biden dijo: "Espero que esto sirva de recordatorio de ponerse la mascarilla, mantener la distancia social y lavarse las manos."

Como hemos visto, la política nunca se detiene en el pantano de Washington. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, quiere aprovechar la enfermedad del presidente para descarrilar el nombramiento de la jueza Amy Coney Barrett al Tribunal Supremo. Schumer está utilizando el virus que sufren dos senadores republicanos del Comité Judicial del Senado para  pedir que se pospongan las vistas de confirmación de la Barrett. Pero los republicanos no han caído en la trampa y han dicho que las audiencias de confirmación comenzarán el próximo 12 de octubre.

En el ámbito internacional, tanto los amigos como los  enemigos de Trump han formulado declaraciones y enviado mensajes sobre su enfermedad. El Primer Ministro de Inglaterra, Boris Johnson, y el ex-Primer Ministro de Italia, Silvio Berlusconi, han expresado su solidaridad con el presidente. El Presidente ruso, Vladimir Putin mandó un mensaje casi poético: "Estoy seguro de que su inherente vitalidad, su espíritu positivo y su optimismo lo ayudarán a confrontar este peligroso virus".

En un inusitado mensaje, los medios de prensa de Corea del Norte informaron que el líder Kim Jong-un deseaba la pronta recuperación del presidente y la primera dama. Pero los medios de prensa de China Comunista echaron sal a la herida de habernos enviado el virus diciendo:"Esta prueba positiva es otro recordatorio de que el coronavirus continúa diseminándose a pesar de que el señor Trump siga afirmando desesperadamente que ya no existe peligro."

Para aquellos interesados en asuntos médicos, el Presidente Trump fue tratado, entre otros medicamentos, con dexamethasone, un esteroide que ha prolongado la vida a pacientes hospitalizados con síntomas críticos de Covid-19. Los médicos están familiarizados con el dexamethasone porque ha sido utilizado desde la década de 1950 y es un medicamento barato que se vende en paquetes de 30 tabletas por 22 dólares.  

Mirando hacia el futuro inmediato, es importante analizar la forma en que la enfermedad del presidente podría impactar las elecciones del 3 de noviembre. Si este virus traicionero no se hubiera presentado, Donald Trump habría propinado una soberana paliza a ese fantasma que vemos en las pantallas de nuestros televisores y que responde al nombre de Joe Biden.

Fueron tantos los éxitos de Trump que me veo obligado a señalar los que considero de mayor importancia, entre ellos: Ha creado más de 5 millones de nuevos empleos, 400,000 de ellos en el ramo de la manufactura que Obama había dado por perdidos, logrado un crecimiento económico superior al 4 por ciento, alcanzado la tasa de desempleo para negros, hispanos y asiáticos más baja en la historia de los Estados Unidos, la tasa de desempleo para mujeres más baja en los últimos 65 años.

Al mismo tiempo, ha abierto los oleoductos de ANWR, en Alaska, de Keystone XL y Dakota Access, alcanzado la independencia energética, asegurado 700,000 millones de dólares para las fuerzas armadas, sustituido el desastre del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con el Tratado de Estados Unidos, México y Canadá que beneficia a los obreros americanos y fue el primer presidente americano en imponer tarifas a China Comunista para poner fin a sus sistemas de transferencias forzosa de tecnología, sus robos de propiedad intelectual y sus tramposas prácticas comerciales.

Lamentablemente, los hombres tenemos mala memoria y padecemos con harta frecuencia del virus de la ingratitud. La prueba la tenemos en las numerosas encuestas que le dan ventaja a Joe Biden. Aunque los errores garrafales de los encuestadores en 2016 me llevan a desconfiar de las encuestas creo que debemos tenerlas en cuenta porque, como dice el dicho, "en la  confianza está el peligro".

Tal como lo hizo en 2016, Donald Trump tiene que apretar la marcha en las próximas cuatro semanas y subir la cuesta empinada de una prensa al servicio de la izquierda y encaprichada en sacarlo de la Casa Blanca. Si alguien puede hacerlo es este guerrero que nunca se rinde, ama a su patria y la sirve con todas sus energías. Su impacto sobre el pueblo de los Estados Unidos ha sido tan dramático que la futura historia política americana tendrá que hablar de un antes y un después de Donald Trump.

Culpar a Trump de los daños producidos por el virus−como lo han hecho los desaforados de la izquierda demócrata−no tiene ningún sentido. Sería como acusar a un constructor de destruir el edificio que él mismo ha construido. Un edificio que no ha terminado pero que, con nuestro voto el 3 de noviembre, quedará consolidado como el paraíso de los hombres libres y el faro de la libertad en el mundo.

Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos

JUAN CARLOS SOSA AZPÚRUA, POR QUÉ SÍ ME GUSTA DONALD TRUMP

Hace unos días, el periodista Carlos Alberto Montaner escribió un artículo titulado “Por qué no me gusta Donald Trump” y una apreciada lectora me pidió mi opinión al respecto. A continuación, enumeraré las premisas esgrimidas por Montaner para rechazar al actual presidente de los Estados Unidos y procederé a contestarlas una a una, a los fines de que mis lectores se puedan hacer una idea más fundamentada y decidir por su propia cuenta qué pensar al respecto.  

Por qué no me gusta Donald Trump

He de aclarar que respeto a Montaner como pensador y como persona. Le conocí hace años en una reunión muy grata que tuvimos en su hogar en Miami. Mi impresión de él fue la mejor, al igual que sus libros, que he leído todos con enorme interés, ya que son una valiosa escuela de pensamiento libertario.

No obstante, creo que el periodista es injusto con Trump. Señala hechos que son debatibles y en ocasiones da golpes bajos, que son mezquinos y propios de chismosos, no de intelectuales serios.

Tiene imprecisiones insólitas, y cae en lugares comunes, haciéndose eco de las mentiras que repiten los medios. Citar el libro de la sobrina de Trump, que es basura, es el epítome de su sesgo. Le cae mal Trump y punto. Pero los hechos que recalca no son tales.

A continuación, iré contestando, de manera sucinta, cada uno de los puntos que plantea Montaner en su artículo:

Montaner: No me gusta Trump, en primer término, porque no me gusta su carácter de persona arrogante y avasalladora (bully) que miente o exagera. Los “trumpólogos” le han contado más de veinte mil mentiras, deformaciones de la realidad o “post-verdades”:

El carácter “arrogante y avasallador” de Trump es una percepción subjetiva, que en nada le resta mérito a su capacidad como presidente. Las formas que una persona utiliza para mostrarse ante el mundo responden a elementos internos de la psique, por lo general mecanismos de defensa respecto al entorno, que no son de la incumbencia de terceros.

En el caso de Trump, quien ha tenido que hacerse espacio en un contexto laboral de gran complejidad, sus formas responden a herramientas imprescindibles para tener éxito en esos ámbitos: las Vegas, el campo de la construcción en Nueva York, el mundo del espectáculo televisivo, y finalmente ese mar picado de tiburones que es Washington.

Para sobrevivir en esos mundos, la persona debe armarse de una piel gruesa y una autoconfianza a prueba de todo, ya que de lo contrario se es devorado sin contemplaciones. La “arrogancia” de Trump es para muchos, incluyéndome, parte de su encanto personal, ya que es evidente que se trata de un montaje defensivo, que en nada perjudica a terceros y puede llegar a ser hasta gracioso y carismático. Además, uno no juzga la competencia de una persona por elementos tan superfluos y que obviamente son discutibles, dependientes de meras percepciones subjetivas.

Trump es pro vida y defiende los valores de la familia que hicieron surgir y volver grande a la Civilización Occidental. Su selección de jueces a la Corte Suprema de Justicia es impecable y demuestra un criterio excepcional, al igual que la selección, como su vicepresidente, de ese gran hombre que es Mike Pence, un caballero en todo el sentido noble de la palabra.

Trump tiene una personalidad frontal y dice las cosas como las piensa, sin máscara ni rodeos, directo al grano. Pese a tener a todos los medios de comunicación en contra y casi todos los artistas “cool” insultándole a diario y hasta deseándole la muerte públicamente, logra defenderse a sí mismo, con la sola fuerza de su carácter y verbo. Podrán criticarlo, pero considero que ese carácter es infinitamente mejor que las máscaras fariseas que suelen ponerse los políticos, en especial esos que tanto gustan a los “progre”. Al menos Trump muestra lo que es sin esconderlo, no como tantos hipócritas que se dan golpes de pecho y tienen sus armarios repletos de esqueletos.

Me gustaría saber quiénes son eso “trumpólogos” que le cuentan las mentiras. ¿Quiénes? ¿CNN y su panel de resentidos comunistoides? ¿Rosy O’Donnell y sus complejos de mujer poco agraciada? ¿Alec Baldwin y Sean Penn con sus amores a los dictadorzuelos bananeros? ¿Soros y su “Open Society”, controlando a los medios de comunicación más influyentes del planeta? ¿Quiénes contabilizan esas mentiras? Este argumento se desploma por sí mismo.

Montaner: No me gusta Trump, porque en un debate civilizado no se grita o se interrumpe al adversario constantemente, sino se aportan ideas. El primer debate con Biden fue un vergonzoso circo. Esos no son ademanes o mensajes propios de un presidente de Estados Unidos, que es, inevitablemente, un modelo de comportamiento, sobre todo para los jóvenes.

El primer debate con Biden fue mediocre, sin duda, pero no es fácil tener como contendor a un sujeto que frontalmente le falta el respeto a la Institución de la presidencia y claramente no tiene la capacidad intelectual para debatir temas complejos, ya que su demencia senil es imposible de disimular.

En el debate, Biden se comportó como un genuino patán, mandando a callar al presidente de los Estados Unidos, y refiriéndose a él como “payaso”. Aunque a muchos no les guste, Donald Trump es el presidente de todos los estadounidenses, de manera legítima e indiscutible. Llamarle “payaso” frente a millones de personas es un insulto al pueblo de EEUU, una afrenta grave, intolerable, que merece desaprobación unánime. Es cierto que Trump interrumpía, pero lo mismo hacía su contendor, una y otra vez.

Trump al menos logró exponer algunos de sus logros más importantes en materia económica, social, sanitaria, internacional y de defensa nacional. Pero faltó substancia y las formas de expresión pudieron ser mucho mejores, de mayor altura.

No obstante, es indudable que el comportamiento de Biden fue mucho más reprobable, aunado a que el árbitro, el señor Chris Wallace (quien está inscrito formalmente en el Partido Demócrata) desviaba los asuntos importantes, para llevarlos a un terreno frívolo y siempre beneficioso de los intereses del candidato Biden.

La parcialidad de Wallace fue grotesca. Fue notable cuando en lugar de pedir explicaciones al candidato demócrata sobre el por qué la señora Kámala Harris y George Soros (principal financista de “Black Lives Matter” y del partido demócrata) son factores que estimulan la anarquía callejera y los terribles “riots” que se han visto en los últimos meses, orientó el asunto hacia el “racismo “de Trump, pidiéndole que se pronunciara sobre el tema de los supremacistas blancos. Trump ha dicho reiteradamente que condena a dichos bellacos y que su prioridad es la “Ley y el Orden”, y sin embargo Wallace desviaba el tema para siempre favorecer la idea de Trump como “racista”.

También fue evidente la parcialidad del árbitro cuando se tocó el asunto del hijo de Biden. Ese caso es grave y amerita una discusión substancial. Biden se limitaba a decir que era mentira y Wallace buscaba la forma de sacarlo de aprietos. Ese tema es clave. La transferencia de casi cuatro millones de dólares a la cuenta de Hunter Biden, por parte de una mafiosa rusa, quedó registrado en una investigación formal que se le hizo a la susodicha, por estar incursa en delitos de gran magnitud. Y lo mismo el tema de las sumas estratosféricas que recibía Hunter por parte de empresas de energía operativas en países donde Estados Unidos tiene una posición geopolítica comprometida y cuando su padre ejercía como vicepresidente de Obama. ¿Por qué el hijo de Biden formaba parte de estas empresas sin tener el más mínimo conocimiento de la materia energética? Son temas cruciales, que Wallace prefirió omitir, para en cambio concentrarse en la forma de descalificar los logros de Trump.

 Repito, el debate dejó mucho que desear, tanto en forma como en fondo. Pero centrarse en el comportamiento de Trump, sin entender el contexto de irritabilidad en el que se encontraba también es erróneo. El presidente tenía motivos para sentirse entrampado y eso lógicamente es un elemento que desajusta el ánimo. No justifico sus constantes interrupciones. Eso es algo que debe corregir. Pero ¿y Biden? ¿Acaso su comportamiento no fue deplorable? No se puede hacer un análisis serio de este tema dejando por fuera al otro candidato que aspira al cargo más poderoso del planeta.

Montaner: No me gusta Trump, porque no se trata a los aliados de la OTAN a patadas, comenzando por Ángela Merkel, la líder de Alemania y acaso de Europa, siguiendo por Dusko Markovic, Primer Ministro de Montenegro, a quien empujara alevosa y ostensiblemente y luego fue incapaz de disculparse; o a Mette Frederiksen, la Primer Ministra de Dinamarca, a quien le canceló un viaje programado a Copenhague porque la señora se negó a considerar la venta de Groenlandia. 

Estas afirmaciones están fundamentadas en fuentes sin ninguna credibilidad y son falsas. Lo que ha hecho Trump en la OTAN es ponerle orden. Dicha organización representa una inversión cuantiosísima de recursos económicos y militares por parte de Estados Unidos, y lo cierto es que estaba mal gerenciada, cometiendo errores continuos respecto a temas de seguridad geopolítica y administración de recursos.

Trump ha exigido que se corrijan los errores y ha sido enfático en el rol protagónico que merece tener el país que mayores inversiones hace para la existencia de dicha organización. Los impases con Alemania le dan la razón a Trump. No tiene caso que Estados Unidos despliegue 34.500 operarios militares en suelo germano y Alemania no pague sus deudas con la OTAN. Lo que exige Trump es que Merkel honre sus compromisos y pague los montos morosos.

Pero lo cierto es que Estados Unidos, bajo el comando de Trump, ha fortalecido a la OTAN. Según lo dicho por el secretario general de dicha organización, EEUU ha desplegado nuevos contingentes bélicos en Europa: un batallón en Polonia, presencia en los países Bálticos, incremento de tropas en Rumanía, incluyendo una base para la defensa antimisiles y una nueva base en España.  Así mismo, Trump repotenció la presencia de EEUU en el mar Negro y en el Mediterráneo. Todas estas medidas, lejos de debilitar a la OTAN, la han fortalecido considerablemente. La posición de Trump es lógica y necesaria.

Respecto a los otros puntos, los mismos están basados en chismes de pasillo y noticias de medios parcializados, que buscan destruirle la imagen a Trump. ¿Estuvo Montaner al momento en que Trump trató a “patadas” a la canciller alemana? ¿Y qué tal la camaradería que se les ha visto en varias reuniones, donde Trump ha bromeado abiertamente con la dignataria y afirmado que él tiene sangre alemana corriendo por sus venas? ¿Estuvo Montaner presente cuando Trump “empujó con alevosía” al dignatario de Montenegro? ¿Supo si hubo alguna disculpa? ¿Qué sabe Montaner realmente de ese caso? ¿Sabrá si después del suceso (que obviamente si pasó no fue con alevosía) Trump y dicho personaje brindaron y rieron juntos sobre la anécdota? Y respecto a Mette Frederiksen, ¿por qué Montaner no menciona las conversaciones posteriores al percance que cita, donde Trump dijo de la primer ministro danesa:  “Es una mujer formidable. Hemos tenido una superconversación (…)”

Las pretensiones de Trump en Groenlandia están plenamente justificadas. Se trata de un interés geopolítico fundamental, máxime cuando tanto Rusia como China han incrementado su presencia en el Círculo Polar Ártico. Además, China tiene prácticamente el monopolio (95%) del comercio mundial de “Tierras raras” (químicos de gran interés en la industria manufacturera). Pero lejos de pelearse con Groenlandia, Trump ha suministrado millones de dólares en ayuda económica al gobierno de la isla y logró un acuerdo para establecer un consulado estadounidense en dicho territorio, algo que no se veía desde 1953.

Montaner: No me gusta Trump, porque está deshaciendo las buenas relaciones de Estados Unidos con sus mejores aliados, como Francia y Australia, probablemente por sus rudas costumbres newyorquinas de developer sin “clase”. Con Emmanuel Macron, el presidente de Francia, tuvo un innecesario encontronazo cuando el francés se cuestionó el curso actual de la OTAN bajo el liderazgo errático del estadounidense. Con Malcolm Turmbull, Primer Ministro de Australia, fue peor: le colgó el teléfono cuando éste le reclamó que cumpliera el compromiso establecido por el anterior presidente, Barack Obama, de aceptar un grupo de refugiados sirios. Era un compromiso de USA, no de la persona que ocupaba provisionalmente la Casa Blanca. Australia envió tropas a las dos guerras mundiales, a Corea a Vietnam y hasta a Afganistán e Irak.

“Developer sin clase” es un término que fácilmente entra en la categoría de “Bullying” que tanto dice Montaner rechazar.  Es el tipo de aseveración que uno debe reservarse para uno mismo o no sentir del todo, ya que suena muy esnob e insultante.

Yen los demás argumentos, Montaner vuelve a caer en el terreno de las revistas del corazón. ¿Qué sabe Montaner lo que realmente sucedió en la conversación con Turmbull? ¿Acaso él estuvo allí y vio lo ocurrido? En todo caso, el percance sucedido respecto al tema de los refugiados australianos fue solventado exitosamente y los dos presidentes sostuvieron posteriormente reuniones que sellaron los lazos de amistad, como la reunión trilateral que ambos tuvieron con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

Y respecto a los refugiados sirios. Razones de peso tuvo Trump para rescindir el acuerdo firmado por Obama. Siria está plagada de terroristas, enemigos declarados de EEUU y no luce sensato recibir refugiados de dicho país en un momento tan delicado, y donde se está combatiendo frontalmente al terrorismo, algo que Obama no solamente no hizo, sino que más bien promovió. Las políticas de esa administración fueron nefastas en materia internacional. Gracias a Obama se abrió la caja de Pandora en el Medio Oriente, liberando todos sus demonios y formando o fortaleciendo células terroristas, como ISIS, que llegó a tener su propio territorio y fuentes autónomas de financiamiento y Hamás que logró una fuerza sin precedentes.

La primera obligación de Trump es la seguridad nacional de los Estados Unidos, por encima de cualquier otra consideración. Y como presidente en ejercicio tiene plenas facultades para echar para atrás decisiones de presidentes anteriores que él considere perjudiciales para los intereses de los Estados Unidos, y lo de Siria entra en esa calificación.

Trump ha frenado el terrorismo, acabó con ISIS y debilitó a Hamás y, repito, en el Medio Oriente ha tenido logros que ningún presidente previo se ha siquiera acercado.  Logró acercar amistosamente a Libia, Irak y Siria, además de los Emiratos Árabes Unidos e Israel. Haciéndolo, ha permitido que bajen las presiones en la región y se logre crear un cerco contra Irán, potencia nuclear de alto riesgo que ha estado respaldada por Putin, el gran perdedor en este Ajedrez, tan magistralmente jugado por Donald Trump y su yerno, el genial y muy competente Jared Kushner. Y como guinda de la torta, en Israel logró trasladar la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén, medida que todos los presidentes anteriores prometieron y ninguno cumplió.  

Montaner: No me gusta Trump, porque todo lo despótico que es con sus aliados, resulta lo contrario cuando se trata de la Rusia de Vladimir Putin o la Corea del Norte de Kim Jong-un. Creo firmemente, como sospecha el FBI, que los rusos pueden chantajearlo, no sólo con la mediación autorizada por Trump en las elecciones del 2016 y el 2020 (acaso negociada por Paul Manafort), sino por la procaz “lluvia dorada” que presuntamente les pidió a dos prostitutas sobre el lecho en que había dormido Barack Obama en una visita oficial a Moscú.

Estas premisas son suficientes para que todo el artículo de Montaner se desmorone y caiga en un pote de desechos. ¡Qué golpe tan bajo!, propio de un chismoso de peluquería y no de un intelectual de alto calibre.

¿ Lluvia dorada con dos prostitutas sobre el lecho en que había dormido Barack Obama? ¿En serio Montaner? O sea, a Trump lo tienen amenazado con sacar a la luz algo que, por lo visto, según tú, ya está en la luz y tú, por milagros del más allá, logras saber y afirmar con ese nivel de desparpajo.  Es una vergüenza de argumento, propio de comadres ociosas.

Respecto a su relación con Putin y Kim Jong, allí aplica la tesis de a tu amigo cerca, pero a tu enemigo más cerca todavía. Tanto Rusia como Corea del Norte son potencias nucleares enemigas de Occidente y lo más inteligente que puede hacer un presidente de EEUU es cuidar con pinza esas relaciones, algo que Trump ha hecho de manera perfecta. Su relación con ambos líderes permite comunicación fluida e intercambio de información, a partir de la posibilidad de pulsar directamente el ánimo del enemigo. En ese Ajedrez, el gran maestro ha sido Trump.

¿Ylas elecciones de 2016? Allí lo único que se ha comprobado es que Obama espiaba el Trump Tower y que Hillary Clinton quemó miles de correos electrónicos incriminatorios de su corrupción como Secretaria de Estado, incluyendo la utilización de la Fundación Clinton para ganar millones de dólares promoviendo charlas de su esposo con los enemigos declarados de los Estados Unidos.

Montaner: No me gusta Trump, porque no respeta la Ciencia y a los científicos, como se ha demostrado en el irresponsable manejo de la crisis del Covid 19, no utilizando la mascarilla, burlándose de Biden por usarla, y recomendando públicamente remedios absurdos. Espero no los tome en cuenta, porque le deseo lo mejor, ahora que a él y a su mujer les han diagnosticado que padecen el coronavirus. Asimismo, esa actitud anticientífica se manifiesta en el tratamiento dado al cambio climático y en creer que el resultado de todas las acciones se mide en dólares y céntimos.

Esto, sencillamente, no es cierto. Trump ha hecho significativos aportes a la ciencia y se ha dedicado a promover personalmente la exploración espacial y los avances científicos necesarios para llevar al ser humano a estadios cada vez superiores en relación a sus posibilidades de trascendencia terrenal.

Cada avance científico en materia espacial, impacta directamente prácticamente cualquier nicho científico y tecnológico que se considere.

Respecto al COVID 19, Estados Unidos, bajo el liderazgo de Trump, es el país que más equipos ha desarrollado para abordar el problema y que más presión ha ejercido para solucionarlo, dando aportes financieros y tecnológicos esenciales para el desarrollo de una vacuna en tiempo perentorio. Aunque las cifras de fallecidos en Estados Unidos son elevadas respecto a otros países, lo cierto, en palabras del pulmonólogo Andrés Fernado Sosa, es que es muy simplista juzgar a Trump solo por esa estadística, ya que ésta no refleja densidad poblacional, responsabilidad del gobierno federal vs. estatal, obesidad en Estados Unidos, entre otros. Esta estadítica vista en frío solo sirve para manipular la historia y hacer quedar mal al presidente Trump.

Ysi a juzgamos por la recuperación meteórica de Trump, por lo visto los tratamientos de los que se mofa Montaner no son tan “absurdos” como él sostiene.

Ycon el Acuerdo de París, Trump no podía estar más en lo correcto. El tratado para combatir el cambio climático es una estafa, que perjudica substancialmente a los Estados Unidos. Primero porque es casi que el único país realmente afectado por ser la primera potencia económica del planeta y tener la obligación de hacer reducciones de emisiones que otros países, como China, han aprovechado para su exclusivo beneficio bajo la excusa de ser “países en vías de desarrollo”.

Reducciones que poco o nada impactan al clima, ya que son innumerables los países que violan el tratado y hacen lo que mejor les parece para sus propios intereses.

Y segundo, porque el mismo concepto de cambio climático está sujeto a múltiples posturas y aproximaciones. Son muchos los científicos de renombre, incluyendo ganadores del premio Nóbel, que ponen en duda asuntos que el acuerdo de París asume como verdades indiscutibles. Lo cierto es que es un tema muy debatible y Trump tiene todo el derecho de cuestionarlo y proteger los intereses de su país frente a las violaciones reiteradas de otros, que se venden como santos y son unos genuinos vivarachos.

Montaner: No me gusta Trump, porque yo soy un inmigrante hispano a USA y él nos rechaza. No es verdad que una buena parte de los mexicanos que cruzan la frontera son traficantes de drogas o violadores. Suelen ser campesinos mexicanos y centroamericanos que no pueden ganarse la vida en sus países, o que son amenazados de muerte por las bandas de delincuentes, atraídos por las estructuras laborales que observan del lado estadounidense. Realizan las labores que casi nadie quiere ejecutar en Estados Unidos, y contribuyen con su trabajo a mantener al país a la cabeza del planeta.

Este argumento, que Montaner expresa como si se tratase de una tragedia griega, es tan sesgado y carente de fundamento que termina siendo risible. Trump no califica a los mexicanos de esa manera peyorativa. Se refirió a un problema real, que causa estragos sociales y económicos en cualquier país que no tome medidas agresivas para evitarlo.

A juzgar por la tragedia latinoamericana (Y aquí sí superamos a Esquilo, a Sófocles y a Eurípides) en especial lo que sucedió en Venezuela en los años setenta -por no ser previsivos al respecto-, es carente de toda lógica y sensatez el pretender que no se apliquen políticas migratorias cuidadosas y exigentes en un país que se respete.

México está plagada de carteles de la droga y su índice de criminalidad es elevadísimo. Es necio tomarse el comentario de Trump como una generalización. Él se refirió específicamente a los criminales, que son muchos y que sí pretenden refugiarse en EEUU si no se les pone un control y se evita que suceda.

El tema migratorio es un asunto trascendental que toca la fibra más delicada de la seguridad nacional de cualquier país. Se tiene que ser responsable y filtrar con sumo cuidado el tipo de extranjeros a los que se les permite asentarse en un país. No hacerlo conlleva a tragedias que luego son prácticamente irresolubles.

Eso pasó en Latinoamérica con consecuencias catastróficas. Y eso está ocurriendo en Europa en el presente. Existe una crisis profunda que está generando problemas de gran envergadura. Trump lo único que ha pedido es que se cumplan las leyes y que quien pretenda vivir en EEUU se adapte a la cultura estadounidense y no al revés, como pretenden los musulmanes en Europa. Las políticas migratorias de Trump son nada comparable con las bestialidades de Obama y su trato a los niños y desamparados, a los que llegó a tener literalmente recluidos en jaulas, como bestias salvajes.

Pero si alguien jamás podrá ser señalado de xenófobo es Trump, un hombre que ha tenido dos esposas emigrantes, con las cuales procreó hijos. El argumento del hispano discriminado es el típico argumento de victimización que usa la Izquierda para manipular a las mentes débiles, con populismo y mentiras, que no soportan una mirada inteligente. 

Pregúntenle a Marco Rubio si alguna vez se ha sentido discriminado por ser hispano en los Estados Unidos. Este país se caracteriza por los incontables casos de hispanos que han llegado sin nada en el bolsillo y logran materializar sus sueños de manera exitosa y memorable. Lo que sí nunca se tendrá son historias de éxito con los individuos que se victimizan, y responsabilizan a otros, y no a sí mismos, por la suerte de sus destinos.

Trump logró el regreso de las inversiones a USA y disparó la bolsa de valores a niveles inéditos en su historia. Además, llegó a disminuir el desempleo a cifras históricas (3.5%) y las comunidades negras e hispanas nunca habían sido mejor atendidas, y por eso sus cifras de desempleo también han alcanzado tasas históricas.

Ha puesto a raya al ” big pharma”, logrando reducir precios de medicinas que antes eran incomprables para la mayoría. Para esto, Trump ha tenido que enfrentar a los lobbys más poderosos del mundo, con tentáculos en todas las esferas del poder estadounidense. No es tarea fácil, y solo un hombre sin rabo de paja ni compromisos de campaña puede llevar a cabo.

Insistentemente Trump ha condenado a los supremacistas blancos- no como Biden que es gran amigo de uno de los grandes líderes del Ku Klux Klan- y puesto orden en los incendios callejeros promovidos por Kámala Harris y su ejército descerebrado de la progresía mundial, tan generosamente financiada por George Soros, el especialista en comprar empresas públicas quebradas para vendérselas a la mafia rusa.  

Montaner: No me gusta Trump, porque el Presidente ni siquiera siente empatía por los “dreamers” y no quiere otorgarles la residencia. 

Se trata de unos ochocientos mil estadounidenses sociológicos que fueron traídos a USA por sus padres y que están en el limbo migratorio. Estos jóvenes carecen de otra identidad que la norteamericana. En muchos casos ni siquiera hablan español. (Si en los años sesenta Trump hubiera estado en la Casa Blanca los refugiados cubanos no hubiesen sido acogidos en Estados Unidos).  Es verdad que hay leyes migratorias, y que todo país debe cuidar su frontera, pero esos muchachos fueron traídos sin su consentimiento. Existe una cosa llamada “amnistía” que, previamente, ha sido utilizada por otros presidentes, como Ronald Reagan, y les ha resuelto la vida a esos inmigrantes indocumentados. Especialmente cuando se sabe que el 63% de los estadounidenses (mucho mejores que su presidente) están de acuerdo en abrirles los brazos a los “dreamers”.

Esto es una mentira del tamaño de “Notre Dame”. De hecho, tal y como le afirmó al periodista José Díaz-Balart, Trump decidió darles entrada a estos “Dreamers” a partir de una orden directa, ejecutiva, gracias a que así se lo permitió una sentencia de la Corte Suprema de Justicia. Lo que Trump hace hincapié, y con toda razón, es que debe otorgarse el beneficio en base a los méritos individuales de cada persona considerada. De lo contrario, ¿cuál es el propósito de esa política?

Montaner: No me gusta Trump, porque no les extiende un permiso de residencia a los venezolanos o a los nicaragüenses, a sabiendas de que las dictaduras de Maduro y Ortega son inclementes con los venezolanos y los nicas.

¿Pero que le está ocurriendo a Montaner? ¿Por qué mentirá de manera tan abierta y descarada? Si esto fuera cierto, los miles de venezolanos que han salido huyendo del desastre creado por el chavismo no estarían viviendo tan campantes en EEUU, al punto de darse el lujo de salir en entrevistas de televisión estadounidense despotricando contra Trump, pero a la vez informando que ya están en capacidad de votar en dicho país, con poco tiempo de haber emigrado de Venezuela. ¿Se habrá visto mayor caradurismo en esta vida?

Venezolanos que emigran a los Estados Unidos para votar por socialistas.

Montaner: No me gusta Trump, porque no anuló los decretos presidenciales de Obama con relación a la reunión familiar de los cubanos; o al programa especial que admitía en territorio norteamericano a los “esclavos de bata blanca”, personal médico “alquilado” a gobiernos insensibles al dolor ajeno; o al principio de “pies secos-pies mojados” que les daba acceso a las autoridades norteamericanas a los perseguidos cubanos que se presentaban dentro de las fronteras del país.

Estos decretos de Obama estuvieron fundamentados en una política de acercamiento al régimen de Castro, que echó para atrás décadas de lucha contra dicho régimen, y complicó aún más las posibilidades de resolver la tragedia venezolana. Además, dicha política entra dentro del universo migratorio que debe ser cuidadosamente analizado. No se puede ser flexible en un tema tan complejo y que tiene efectos tan agudos en la vida de un país. Trump hizo bien anulando esos decretos y buscando otros mecanismos para abordar esos casos, dentro de una política que garantice el control migratorio efectivo y evite los fraudes, tan típicos de este tipo de realidad.

Karl Lagerfeld en La Habana, organizando el desfile de Chanel. Este show se hizo frente a las miradas impávidas de un pueblo muerto de hambre: El sello emblemático de las políticas de Obama, que reflejan la frivolidad perversa de la agenda “progre”.

Montaner: No me gusta Trump, porque un presidente norteamericano debe ser absolutamente pulcro en sus obligaciones con el fisco y la investigación del NYT demostró que Trump no lo era. Probó, además, lo que decían sotto voce los empresarios de NY: había fracasado como negociante. Fracasó como dueño de casinos. Fracasó como empresario de universidades. Fracasó como propietario de hoteles. Tuvo éxito, en cambio, como vendedor de sí mismo en un programa de la cadena de tv NBC que se trasmitió durante años y que le produjo más de 400 millones de dólares.

Esto es falso. La misma investigación del NYT, para el que la lee completa y no el resumen de los manipuladores de oficio, es que Trump canceló un millón de dólares en 2016, y más de cuatro millones en 2017. Sus impuestos personales son su problema e hizo lo que hace TODO empresario: contratar a los mejores abogados tributarios para pagar la menor tasa posible de impuesto.

No obstante, es de los pocos presidentes que dona la totalidad de su sueldo ($400 mil anuales). Y lo que no paga en impuestos por las lógicas deducciones que hace, lo compensa no solo donando la totalidad de su salario presidencial, como ya dijimos, sino generando miles y miles de empleos a través de sus empresas. Son innumerables familias cuyo sustento de vida –y en consecuencia también pago de impuestos– se debe al empleo que les proporcionan las empresas de Trump. Me gustaría saber si Montaner cada vez que recibe un cheque sale corriendo al IRS a pagar la mayor cantidad de impuestos posibles, sin deducir siquiera los gastos médicos en los que incurrió.

Sus negocios personales fueron algunos fracasos, pero de cada golpe se levantó y volvió a construir, dando un ejemplo de resiliencia francamente admirable. Vendió su nombre como marca (algo perfectamente legítimo) y algunos de sus compradores no administraron bien los activos a su cargo (hoteles, universidad, etc.), pero no hubo fraude allí, no por parte de él.

Lo que sí es elocuente es que levantó una familia de triunfadores. Sus hijos son talentosos y exitosos, gente de familia y trabajo, y todos adoran a su padre. Sus ex esposas lo respetan y a las dos las dejó en excelentes condiciones económicas, para no tener que preocuparse por dinero el resto de sus vidas. Si quieres conocer el carácter de un hombre, nada es más efectivo que mirar el tipo de familia que ha levantado.

Si quieres conocer el carácter de un hombre, nada es más efectivo que mirar el tipo de familia que ha levantado.

Montaner: Por último, no me gusta Trump, porque el nacionalismo me parece el origen de las guerras y las limitaciones al comercio internacional. Porque creo que la primera función de un Jefe de Estado es unir a la sociedad y me parece que estamos ante un racista y supremacista blanco de la peor calaña, como opina Mary L. Trump, la sobrina del presidente, notable sicóloga clínica en su libro Siempre demasiado y nunca suficiente: Cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo.

Otra gran falacia. Lo que hace Trump es defender el orgullo estadounidense y el “made in the USA”, lo cual es su principal obligación como presidente. Eso es exactamente lo que debe hacer todo Jefe de Estado: poner los intereses de su nación por encima de cualquier otro interés foráneo, para eso los eligen y a eso se deben los mandatarios de un país.

Lo cierto es que EEUU firmó acuerdos en el pasado que frontalmente perjudicaron sus intereses económicos y geopolíticos, debilitándola en el concierto de naciones. Y el mundo necesita una potencia capaz de equilibrar la balanza y hacerles frente a los enemigos que acechan a la civilización. Es infinitamente mejor que sea un país como EEUU el que ejerza ese poder y no un país que sea fundamentalista islámico o comunista.

Las políticas migratorias en Europa han sido nefastas.

Trump hace bien incrementando el poder de los Estados Unidos, deslastrándose de todo aquello que le debilite. Obama en ese sentido fue nefasto.  No obstante, Trump ha logrado Importantísimos logros en el Medio Oriente, Siria, y Asia Central, devolviéndole al mundo un equilibrio necesario y un control de demonios que antes de su presidencia estaban desatados.  El tratado del clima es una vergüenza jurídica y conceptual e hizo bien en salirse. La OTAN por años estuvo muy mal gerenciada y Trump ha puesto orden.

Que Montaner cite el libro de Mary Trump como fuente de sus análisis es escandaloso. ¡Qué falta de seriedad! Dicha mujer, escupiéndole a una de las principales reglas de la vida –el que le pega a su familia se arruina– decidió hacer fortuna despotricando contra su tío de manera oportunista y vil, escribiendo un panfleto de chismes infundados, que solo puede competir con productos chatarra, tipo el reality show de las Kardashian, que los progresistas celebran como el símbolo de la cultura de los nuevos tiempos que nos quieren imponer.

El escritor en la jungla de las frivolidades

Finalmente, y lo más importante para nosotros. Trump con Venezuela ha sido extraordinario. Logró que los países más importantes del planeta desconocieran al narco régimen como gobierno y le condenaran formalmente. Y, por si fuera poco, logró que el Departamento de Justicia pusiera precio a las cabezas de sus capos, empezando por el jefe del cartel de los soles, Nicolás Maduro Moros, a quien Trump personalmente señala como el principal narcotraficante de la región.

Jaque Mate a Maduro

Si Trump no ha ido más lejos en el caso venezolano es porque no existe aquí la clase política que se requiere para ejecutar las acciones correspondientes. No obstante, ya dijo que en su presidencia acabaría definitivamente con el socialismo en el continente, liberando a Venezuela, Cuba y Nicaragua. Y si algo ha demostrado Trump en sus cuatro años de gobierno es que lo que dice lo hace.

Lo que nos jugamos en estas elecciones estadounidenses es el futuro de la Civilización Occidental. No se trata de un concurso de simpatía, de me gusta porque es chévere y no me gusta porque habla feo.

La alternativa, Joe Biden, supone el triunfo de la destrucción, con la agenda de los deconstruccionistas (“los progre”) imponiéndose y llevando al mundo a una genuina era de las tinieblas.

Sí, me gusta Donald Trump. Este acorazado humano representa nuestra última esperanza. JCSA

Juan Carlos Sosa Azpurua
venezuelafenix@gmail.com
@jcsosazpurua

CARLOS BLANCO, TOTALITARISMO DEMOCRÁTICO

1.- El pensamiento chavista ha penetrado profundamente la sociedad venezolana. Se podría ir más lejos: un sector de la intelectualidad venezolana, desde antes de que Chávez asaltara la escena política, ha tenido rasgos de intolerancia muy marcados, heredados tal vez de la cultura comunista cultivada en Venezuela durante el siglo XX. No toda la izquierda ha sido así; no hay que olvidar que una parte importante de ella vino de Acción Democrática, que tenía otra ideología y, por cierto, otra patología porque aun cuando obedecía a Marx no obedecía a Moscú.

2.- La intolerancia es el epifenómeno; el problema de fondo es el del pensamiento totalitario, que aspira a unificarlo todo en un todo controlado por ese pensamiento. Uno de los ejemplos más notorios y notables es el de la unidad política. Pretenden usar el concepto de unidad para arremeter –tal como el chavismo– en contra de la disidencia; es decir, de la diferencia. La unidad no la conciben –como en efecto es y no puede sino ser– como un punto de encuentro de los diferentes, para un determinado propósito y para un determinado momento; la ven más bien como la prisión en la cual quieren someter cualquier asomo de pensamiento crítico.

3.- La unidad es un punto de llegada, jamás un punto de partida. Convertida en punto de llegada, reconoce la diferencia; como punto de partida la anula desde el principio. Por tal razón, la unidad es una dinámica de encuentros y desencuentros, en la cual el debate es el instrumento privilegiado y nada tiene que ver con el unanimismo, la uniformidad y la unicidad.

4.- Dentro de la oposición venezolana, especialmente desde que el grupo de partidos que controla la Asamblea Nacional tomó las riendas (¡de la unidad!) la intolerancia se ha acentuado. El trato a la diferencia es ilustrativo. Cuando María Corina ha expresado sus puntos de vista, representativos de un sector importante de la sociedad venezolana (todos vemos las encuestas, ¿o no?) se le lanza la batería tanto de algunos dirigentes, como del sector de los golpes tobilleros. Está bien; no hay queja, digamos que es una forma de debate sin ideas. Sin embargo, cuando Capriles muestra su disposición inicial, ya abandonada mientras etc., etc., a participar en el fraude electoral de Maduro, el trato que recibe de ese sector unitario ha sido de una consideración y decencia dignas de diplomáticos de carrera. ¿La razón? Este es de los nuestros; ya volverá al redil; es del partido: la empresa perdona un momento de locura, y hasta varios desde 2013.


5.- Esa unidad totalitaria es experta en presentar los falsos dilemas. Uno de los más destacados es el de que los que se oponen al diálogo con el régimen quieren matar o eliminar a los chavistas del mapa social y político del país. La tesis de “reconocer a los chavistas” es una manera de contrabandear la tesis de que un gobierno de transición tiene que ser con sus representantes y que lo que se anhelaría es tener la oportunidad de derrotarlos electoralmente: no me toques a Maduro; convéncelo, para que no me suprima el placer de derrotarlo en las elecciones. Es decir, “o nos entendemos o nos matamos” y si no quieres entenderte es que quieres matarlos.


6.- El carácter fraudulento, intelectualmente fraudulento de esa tesis no elimina su peligro. Les encanta construir conceptos totales y totalizantes. Según esa visión el chavismo es Jacinto Pérez y también Vladimir Padrino; Lourdes Rodríguez y también Tareck el Aissami; entonces, ¿cómo vas a querer eliminar a Jacinto Pérez y a Lourdes Rodríguez? La necedad llevada al extremo. Por supuesto que nadie se plantea en serio desconocer a los ciudadanos que son o han sido chavistas en cuanto ciudadanos con derecho a pensar como les haya dado la gana; a lo que no tienen derecho los que quieren meter el entendimiento fraudulento es a pasar de contrabando a los integrantes, actores y jefes de la mafia criminal en el poder, como, por cierto, pretendían en la mamarrachada del 30 de abril de 2019. Esa operación no era con el chavismo “popular” sino con los generales Padrino López, Hernández Dala y Figuera, con el añadido del Maikel.

7.- El pensamiento totalitario en la oposición estos últimos días se manifiesta con ocasión de la insólita iniciativa de una “consulta popular” para consultar lo consultado 1 millón de veces; seguramente antecedente para una nueva “consulta” en 2021 o 2022 si las cosas siguen como van. Hasta hay quienes admiten que esa idea tiene fallas estructurales; pero, en vez de procesarlas y evaluarlas, lo que hacen es abalanzarse en contra de quienes se le oponen. ¡Mezquinos!, chillan.

8.- Otro asunto es el de la prolongación del interinato ad infinitum. Aquí hay dos temas conectados. Uno es el del fundamento constitucional; otro, es el del tiempo. En relación con el primero: la Constitución de Chávez es uno de los desastres más temibles que haya agobiado a Venezuela; sin embargo, ha sido adoptada/aceptada por los dirigentes del país como palanca, de unos para imponer su control, de otros para salir del régimen en un marco constitucional. Con fundamento en ese instrumento Guaidó asumió el interinato presidencial y recibió el apoyo internacional, por lo tanto ¿qué puede haber de malo? De malo hay que si Maduro sigue ejerciendo el poder la constitucionalidad del mandato de Guaidó decae, no solo en términos de apoyo popular, lo cual es evidente, sino de ese reconocimiento internacional ante la presencia de una “nueva” Asamblea Nacional producto del próximo fraude electoral.

9.- El otro es un tema de tiempo. Es bastante previsible que Guaidó siga siendo reconocido como interino el 10 de enero y el 15 de febrero, tal vez el 23 de marzo y por allí. Pero, supóngase como hipótesis trágica que Maduro sigue en Miraflores en enero de 2022, ¿tendríamos interinato hasta allá? No suena muy razonable porque la prolongación del interinato es la otra cara de la prolongación de Maduro en el poder.

10.- Del talante totalitario del régimen no hay dudas (incluso, los que faltaban y paseaban por Babia han descubierto ese carácter hace poco); pero, el talante totalitario de la oposición “oficial” lo han oscurecido sus más esclarecidos narradores en nombre de “los trapos sucios se lavan en casa”, “suma, no restes” (esto para los que no saben de suma algebraica), y otras tonteras al uso.

11.- Por fortuna, la unidad viene abriéndose paso, como lo hacen las sociedades: a trancas y barrancas. Ojalá fuese a través de conferencias y juegos florales; pero, no. Se hace con instrumentos plurales que van desde los argumentos de la Diosa Razón hasta las imprecaciones tuiteras; desde el Seminario Jesuita hasta los debates, rolo a tolete, en la vida cotidiana; desde el cerebro hasta las vísceras. Como si fuera la vida real.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

VÍCTOR A. BOLÍVAR, DE LA NUEVA CONSULTA Y EL COLAPSO COMO SALIDA

“A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar” Franz Kafka

Desde luego que suena bien oír como lema que la presión interna es clave en la estrategia para celebrar elecciones libres y verificables que le pongan fin a la usurpación; pareciera una obviedad, pero esas palabras dejan de ser mero recurso retórico para ser una expresión rayana con una dimensión desconocida. Desde hace rato se percibe una desconexión entre la intencionalidad de la dirigencia política con la nueva consulta y lo que la calle siente, quiere y necesita. Ese planteamiento constituye un reciclaje más en la tortuosa mutación kafkiana del mantra opositor.

Así lo percibimos los venezolanos que ya nos expresamos en la consulta popular del 16 de julio de 2017, y desde entonces solo hemos pedido que se honren sus decisiones vinculantes. De ellas, con más votos afirmativos que las otras dos preguntas, se aprobó la tercera por 7.454.703 votos que representaron 98,93% de los que participamos para que se procediera a la renovación de los poderes públicos de acuerdo con lo establecido a la Constitución, y a la realización de elecciones libres y transparentes, así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional.

En el ínterin, esa respuesta solo sirvió para ser vilmente manipulada para celebrar unas elecciones regionales que tuvieron que contar con el visto bueno de una “ANC” que por cierto fue desconocida y rechazada en la respuesta a la primera pregunta de la misma consulta. Igual sucedió con el errante TSJ legítimo que fue abandonado a su suerte y solo lo usan discrecionalmente.

Esa consulta del 16J, aprobada impecablemente por la mismísima AN basándose en los artículos 5, 70, 71 y 187.4 de la Constitución, incluyó la matriz del cese a la usurpación y la transición para celebrar unas elecciones libres, que hoy con algunos cambios y aliños se proponen en la nueva consulta. Es de preguntarse si esa dirigencia cree que invirtiendo el orden del planteamiento logrará lo que no ha podido hacer por su propia inconsecuencia con los resultados del 16J.

Del cese a la usurpación a un gobierno de transición, para celebrar unas elecciones libres, pasamos ahora al nuevo mantra de unas elecciones libres que pongan fin a la usurpación sin que medie un gobierno de transición que aparentemente desaparece del planteamiento. De allí que puede desprenderse de la segunda pregunta de la nueva consulta, que ese propuesto gobierno de transición del 16J, sea ahora suplantado por la continuación sin fecha en el calendario del gobierno interino que ejercen conjuntamente el presidente encargado y la AN (el G4). Simplemente corren la arruga.

El caso es que, con esta dictadura, jamás podrá negociarse para celebrar cualquier evento electoral aún con las mínimas condiciones, como tampoco para que el mismo régimen le ponga fin a su propia usurpación, o para que se busque una forma consensuada de salvaguardar de la crisis a los consultados y, menos aún, para que se abstenga la dictadura de seguir cometiendo delitos de lesa humanidad.

Por lo demás, creemos firmemente que esta nueva consulta morigera los efectos y alcances de la protesta popular en una catarsis que la diluye. La presión interna tiene que ser dirigida a un colapso total, que trascienda los hasta ahora infranqueables muros de los fuertes militares, poniéndolos en “tres y dos”; como también dirigida al universo de escépticos que se activarían y apostarían a ese desenlace. Esa presión interna con ese objetivo, requiere del mismo grado de compromiso que ha tenido la bancada 16 de Julio de la AN. A ellos nuestro reconocimiento.

Víctor Antonio Bolívar Castillo 
vabolivar@gmail.com
@vabolivar