martes, 22 de febrero de 2022

ACTUALIZACIÓN EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, MARTES 22/02/2022,

AQUÍ TITULARES DE HOY MARTES 22/02/2022, DIARIO DE OPINIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, PARA LEER PULSA SOBRE EL TITULAR

 

PAULINA GAMUS: VENEZUELA UN ÁGUILA MAJESTUOSA QUE VOLABA MUY ALTO… Y LE CORTARON LAS ALAS

ENTREVISTA A PAULINA GAMUS: 
POR DIEGO ARROYO GIL A PAULINA PARA RUNRUNES.COM

Abogada graduada en la Universidad Central de Venezuela, Paulina Gamus se dedicó a la política activa durante más de 30 años desde Acción Democrática. Fue concejal, parlamentaria y ministra. Hoy, a sus 84 y sobreviviente del covid, nos recibe en su casa, un apartamento sobrio y discreto en Caracas, para esta conversación en que repasamos momentos de su vida y del país.

Un mar de elocuencia y de carácter. Cruza el umbral de la puerta que conecta las habitaciones con la sala de su apartamento y pregunta “¿Ya llegaste?”, como si estuviera acostumbrada a recibir a un invitado que sin embargo está en su casa por primera vez y que nunca, hasta ahora, ha conversado con ella en persona. Saludo de pandemia: codo con codo. “Siéntate donde tú quieras –dice–, puede ser en cualquiera de esas dos sillas, que son cómodas”. Aunque prefirió que no se le hicieran fotos para ilustrar esta entrevista porque, según ella, no anda de buen look, tres horas antes, con ocasión de reconfirmar este encuentro, la llamada telefónica la pilla en la peluquería. El afán no es nuevo: quien la recuerda sabe que siempre, estuviera en el Congreso de la República, en una rueda de prensa en Miraflores o en un estudio de televisión, Paulina Gamus lucía, como hoy, impoluta. Lleva pantalón negro, suéter de rayas blanquinegras, labios de carmín, un collar, aretes, pulseras, un reloj discreto pero regio y el pelo corto de señora recién hecho.

Concejal, parlamentaria, ministra y dirigente de Acción Democrática durante la democracia, se retiró de la política activa en 1998 porque se dio cuenta de dos cosas: la primera, que había cumplido un ciclo “y estaba cansada de oírme a mí misma”, y la segunda, que, dado su ascendiente, se sintió corresponsable de los errores que habían derivado en la llegada de Hugo Chávez al poder, una derrota histórica que le recomendó pasar a la retaguardia y ejercer, desde allí, una especie de senaduría simplemente ciudadana que la terminó de fijar como una articulista de verbo directo y preciso. Nunca fue de medias tintas y tiene talento para escribir. Sus memorias, Permítanme contarles, publicadas por Libros Marcados (2012) y reeditadas por Dahbar Ediciones (2017), está aún en librerías.

Cruza el umbral de la puerta y pregunta “¿Ya llegaste?”, mientras camina ayudada por un bastoncito que usa para no esforzarse más de lo debido tras haber superado el covid. Deja el bastoncito a un lado, se sienta y explica: 

–Si estoy tranquila o en reposo no pasa nada, pero si camino mucho se me baja la saturación de oxígeno en la sangre y tengo que ponerme el respirador. Son las secuelas del covid, que me tuvo una semana hospitalizada. Ahora resulta que el síndrome post-covid puede hacer que se me caiga el pelo, como les pasó a dos amigas, y estoy aterrada, pero les agradezco a Dios y a la vida que me hayan permitido sobrevivir. Tengo 84, mucha gente mucho más joven que yo se ha muerto y yo no me morí.

–¿Se siente joven?

–No me trates de usted. Trátame de tú y de Paulina.

–Bueno… ¿Te sientes joven?

–Me siento joven de mente. No “demente”, o sea, loca, sino “de mente”. ¿Sabes por qué? Porque me adapto mucho a las cosas juveniles. No me visto de joven ni hago tonterías de joven, pero creo que entiendo bien a los jóvenes. Sobre todo después del covid he estado débil, pero en cuanto a mi parte mental y espiritual y a mi manera de reaccionar ante la vida, me siento joven. Trato de vivir sin amarguras, trato de apartarlas. Si hay un artículo de prensa que empieza diciendo que Venezuela se hunde, que Venezuela se desintegra, que Venezuela se acabó y tal, no lo leo. No porque crea que eso no está pasando, sino porque no quiero agregarle una carga depresiva a mi estado de ánimo. Yo estoy en modo avestruz, con la cabeza enterrada. Una amiga me dijo: “A las personas que están en modo avestruz puede que las ideas les salgan por el fundillo”. Pero no usó la palabra fundillo sino la otra. Me molesté mucho y le respondí que no fuera irrespetuosa, que creo que mis ideas todavía funcionan. Estar en modo avestruz es no estar todo el día… tú sabes. Yo leo la prensa nacional e internacional, pero rechazo todo lo que sean tragedias innecesarias: que si un tipo descuartizó a mil mujeres en México. Yo no voy a leer eso. –Señala la mesita de la sala y dice–: Ahí tienes unos dulcitos, no te vayas a comer uno solo, al menos dos, y los que queden te los puedes llevar, son para ti.

–Gracias. Me he dado cuenta de que las señoras judías, en general, ofrecen dulcitos. Son muy “idishe mame”, como dicen ustedes: muy madres.

–¿Ah sí? Fíjate que cuando los judíos de Marruecos regalan un dulce, suelen decir: “Dulce lo vivas”. Me parece muy bonito.

–Aunque usted…, aunque tú no eres una judía de Marruecos.

–No, yo nací en Caracas, en 1937. Mi padre era un judío de Alepo, Siria. Los judíos árabes se conocen como mizrajim. No es verdad, como dijo Ben-Gurión –ex primer ministro de Israel–, que solo hay judíos sefarditas y askenazíes. Nuestro apellido original en árabe es “Djamous”, pero aquí era más fácil Gamus. Mi madre era de Salónica, Grecia, era judía sefardita. Mis dos familias llegaron a Venezuela entre 1927 y 1929, cada una por su lado, por razones personales y económicas. Querían ir a los Estados Unidos, pero las visas eran costosas, en cambio las visas venezolanas no costaban nada. Mis padres se conocieron y se casaron aquí en Caracas.

–Con esa mezcla: Siria, Grecia, Venezuela, ¿cuando eras niña te preguntabas de dónde eras?

–No, nunca me lo pregunté, pero hace unos 15 años les escribí a mis nietos una historia que llamé “¿De dónde venimos?”. Todos mis nietos nacieron en Venezuela, aunque ahorita no viven aquí. Por mi parte tienen Siria y Grecia; por parte de su abuelo materno, Marruecos; y por parte de sus otros abuelos, Rumania, Yemen y Palestina. Quiero que mis nietos tengan ese recuerdo, que sepan que sus antepasados no llegaron a Venezuela ni en un avión ni en un crucero sino en la tercera clase de un barco, que pasaron trabajo, que la vida de nuestros ancestros no fue para nada fácil, que nunca fueron ricos pero que tenían principios. Ahora, cuando estuve hospitalizada por el covid, les grabé a mis seis bisnietos, con mi voz ya no tan sonora, las canciones infantiles que aprendí en mi escuela primaria, para que tengan alguna conexión con las raíces venezolanas de sus padres, abuelos y bisabuelos. De mis seis bisnietos, cuatro son colombianos y dos norteamericanos.

–Vista la vida en perspectiva, desde sus 84, ¿dirías que uno cambia con los años? Hay quien dice que el carácter, aunque sume matices, en el fondo es inalterable.

–A mí me hizo cambiar mucho dejar la política activa. Yo leo sobre política y escribo sobre política. Quien ha estado en la política no se aleja de ella. Pero cuando dejé la política activa, cuando dejé de estar preocupada por lo que iban a decir de mí, por lo que iban a hacerme, que si los adecos me iban a clavar un puñal por la espalda…

–¿Los adecos? Pero si tú eras adeca.

–Mis mejores amigos estaban en Copei. De eso puedes estar seguro –dice, en clara referencia a que el mundo partidista está lleno de acuerdos pero también de rencillas.

–Ya.

–Dejé la política activa y me hice más tolerante, menos agresiva. Ahora recibo mejor las cosas negativas. Antes era más sensible.

–¿Y en qué no has cambiado?

–En mi sentido del humor. Siempre trato de buscarle el lado divertido a la dificultad. Me da pena decirlo, pero en el velorio de mi papá no hice más que reírme. Las mujeres árabes amigas de mi casa se daban golpes en el pecho y en la cabeza, y a mí eso me hacía reír porque me parecía insólito. En mi familia tenemos mucho humor.

–Siempre has parecido una persona fuerte, ¿cuál es tu debilidad?

–Mi familia.

–Me refiero a una debilidad tuya personal.

–¿Mía? –Piensa–. ¿Qué será? –Piensa–. No voy a ser tan inmodesta como para decir que no tengo debilidades. –Piensa–. Tampoco soy muy fuerte. Es la imagen que doy, quizá.

–Concejal, parlamentaria, ministra, dirigente de AD, si volvieras a tu juventud, ¿volverías a dedicarte a la política?

–No lo sé. Yo quería ser cantante y un día me invitaron a cantar en Radio Continente, pero al llegar me encontré con Amador Bendayán, que era hermano de una tía política mía, y Amador me preguntó: “Mi amor, ¿qué haces aquí?”. Yo le dije una mentira y me fui ‘espepitada’ de ahí. Tenía 14 años, estaba escapada de la escuela y si mis padres se enteraban… Los políticos tenemos necesidad de reconocimiento, igual que los artistas. Un poco fue eso en mi caso, no sé si en el de los demás. Por eso me cuidé muchísimo de la corrupción. Cualquiera podría decir que yo fui corrupta, pero no, he sido una persona correcta, la gente lo sabe y me siento muy orgullosa de eso. Yo no me dediqué a la política para hacerme rica sino para que me reconocieran.

–¿Era muy fácil ser corrupto siendo político?

–Sí, porque no faltaba quien te ofreciera cosas, aunque los que ofrecían sabían a quién ofrecerle, y como yo no tenía un gran poder, no podía favorecer a nadie y no me molestaban. Además, aunque hubiera sido así, nunca en la vida.

–El día que el doctor Ramón Velásquez se despidió de la presidencia de la República dijo que, en Venezuela, “para estar con la conciencia tranquila hay que hacer lo que se debe y dejar de decir lo que se quiere”. ¿Estás de acuerdo?

–Es una buena frase, sí. Como político uno tiene que cuidarse de lo que dice. No se puede ser falso ni mentiroso con la gente.

–Ese mismo día, Velásquez también dijo que este “es un país implacable”.

–¿Implacable? Todo lo contrario. ¿Le cobramos algo a Chávez, el culpable de muchas de nuestras desgracias, aunque no el único culpable? Aquí olvidamos con una facilidad enorme, tal vez porque como los escándalos se suceden con tanta rapidez, no hay tiempo para ser implacable con uno cuando ya viene el otro. No sé. Velásquez era un historiador y yo no lo soy. A lo mejor él no solo veía el siglo XX sino también los anteriores.

–¿Cuáles fueron los errores de tu generación que permitieron el ascenso de Chávez al poder?

–El conformismo. Nos bastaba con ganar elecciones y tener mayoría parlamentaria para evitarnos el duro trabajo de hacernos una autocrítica y entender por qué crecía y tenía tanto éxito la antipolítica, cómo y por qué se iba desmoronando la ilusión democrática.

–¿Te persiguen esos fantasmas?

–Nunca dejo de recordarlo: Chávez ganó las elecciones un domingo, el 6 de diciembre de 1998, y al día siguiente, en la reunión de todos los lunes de la dirección nacional de Acción Democrática –Paulina Gamus era la segunda vicepresidente del partido–, Lewis Pérez, el secretario general, lo que planteó como discusión fue qué íbamos a hacer para la campaña de la Asamblea Constituyente [de 1999]. Ni una sola palabra para referirse al resultado de las elecciones ni a lo que nos había pasado. Ni una sola autocrítica. Pero la desgracia venía de antes. Chávez fue quizá la consecuencia de otro caso: cuando ganó Caldera, con el ‘chiripero’, en diciembre del 93. Como Acción Democrática y Copei hacían mayoría parlamentaria, no consideramos que teníamos que sentarnos a ver de dónde había salido la votación de la Causa R, que de tener tres diputados pasó a 40 y pico.

–Tal vez mi generación es demasiado cruel con la tuya. La cree culpable del origen. Pero ustedes también podrían decirnos a nosotros que no hemos sabido detener el avance de lo que comenzó antes.

–No, no. Los jóvenes no tienen ninguna responsabilidad.

–¿Cómo que no? Éramos adolescentes en 1998 y hoy somos unos hombres. Han pasado más de 20 años y…

–Está bien, está bien –ataja Paulina–, pero no puedes analizarlo así. ¿Cuáles han sido las condiciones? Los jóvenes han marchado, a los jóvenes los han perseguido, los han torturado, los han botado del país, los han matado, pero nosotros… Como te dije: primero, los partidos perdieron la conexión con la gente, se burocratizaron, y por otro lado estaba la antipolítica, auspiciada por intelectuales de renombre y por dueños de grandes medios de comunicación.

–¿Pero cómo es posible que Acción Democrática apostara por Luis Alfaro Ucero como candidato sabiendo que no iba a llegar a ninguna parte?

–Eso fue una tragedia… Mira, yo estoy convencida de que cuando a alguien le dicen que es una maravilla y que debe ser presidente, la persona se lo cree. Yo misma me lo creí cuando me propusieron ser precandidata de Acción Democrática para las presidenciales del 93. Me lo creí y me lancé, y estando en campaña me di cuenta de que aquello era un absurdo y comencé a burlarme de mí misma. Alfaro Ucero era el hombre más poderoso de Venezuela durante la segunda presidencia de Caldera. Los ministros iban a casa de Alfaro para consultarle las decisiones del Gobierno, para que Acción Democrática les aprobara las decisiones en el Congreso. Entonces pasó eso: a Alfaro le dijeron que era una maravilla y que tenía que ser presidente y él se lo creyó.

–¿Y nadie en el partido le dijo que estaba equivocado?

–Dos personas: Arístides Hospedales y yo, que éramos muy cercanos a él.

–¿Y qué les dijo?

–Que no, que él creía que era su oportunidad. Después, en plena campaña, cuando se decidió que Acción Democrática apoyara a Salas Römer como candidato unitario contra Chávez y Alfaro se negó, tanto Arístides como yo y casi todo el mundo votamos por su expulsión del partido. Luego, en enero, yo lo llamé para darle el feliz año y su hija no me dejó hablar con él. Lo lamenté, porque yo le tenía cariño a Alfaro.

–Perdóname que te haga esta pregunta: ¿te agobia pensar que podrías morirte sin haber visto la salida del chavismo del poder?

–No me agobia porque sé que me va a ocurrir. Yo espero que lo vean mi hija y mis sobrinos, que todavía viven aquí. Mis nietos, como te digo, están fuera. ¿Volverán? A lo mejor el mayor, que adora Venezuela. Esto está muy difícil, aunque yo voy a votar –se refiere a las elecciones regionales pautadas para noviembre de 2021–. Aun si no están dadas todas las condiciones, si hay un acuerdo masivo de la oposición, yo voy. Eso sí: la gente tiene que convencerse de que ir a votar por alcaldes y gobernadores no significa sacar a Maduro. Quien piense que eso es así está equivocado. Ni las negociaciones son para eso.

–¿Para qué son?

–Para tratar de flexibilizar algunas cosas de tipo político y económico, pero Maduro no va a negociar su salida, olvídate. Al menos yo no lo creo, quisiera estar equivocada.

–¿Y entonces?

–Bueno, ellos piensan en una especie de gobierno a la China, un capitalismo comunista. Y el país está anestesiado. Primero, hay seis millones de venezolanos que se fueron: quítale esa cantidad de gente a la población de Venezuela. Segundo, hay un porcentaje de los que no se han ido que viven en la burbuja de los dólares y están tranquilos con esa vida falsa. Y tercero, están los que tampoco se han ido y están pasando hambre, y quien está pasando hambre, qué va a hacer, si precisamente está pasando hambre. Ese es uno de los métodos de este tipo de regímenes: poner a la gente a buscar comida para que no pueda hacer más nada. Fue lo que hicieron Stalin y Mao con las hambrunas. Aquí hay manifestaciones, pero aisladas, y además son reprimidas de una manera brutal. Piensa en el Zulia. Todos los gobiernos de Venezuela adulaban al Zulia. Ser gobernador del Zulia era casi ser presidente de Venezuela. ¿Y qué le han hecho al Zulia? Lo han aplastado quitándole todo, todo.

–Mucha gente de oposición hoy en Venezuela, sobre todo jóvenes, creen que es imposible ser de izquierda nunca más, porque entienden izquierda como chavismo de un modo acrítico.

–Para mí los términos derecha e izquierda están totalmente demodé. Y además este régimen no tiene ninguna ideología. Estos son unos tipos que decidieron atornillarse en el poder y enriquecerse, eso es todo. Y como no tienen para dónde irse. ¿Para dónde se van a ir? A ellos les encantaría ir para los Estados Unidos, para Inglaterra, para Francia, qué sé yo. ¡Pero si no hablan ningún idioma, de milagro el español! No, no. No tiene sentido hablar de izquierda y de derecha, aunque les guste en España y en Europa en general. El mundo se mueve hacia algo verdaderamente terrorífico.

–¿Qué podrían oponer los demócratas, digamos, ante una situación como esa?

–Es que la democracia en el mundo está como apagada, está un poco como estamos los venezolanos: anestesiada, sin instrumentos. Hay un vuelco hacia el radicalismo.

–Tú has sido una mujer defensora de las mujeres, ¿cómo vives el feminismo actual?

–Si se trata del feminismo de “miembros y miembras”, me parece detestable. El feminismo que me interesa es el que promociona a las mujeres, el que hace algo para que las mujeres mejoren, no el que se basa en odiar a los hombres y en saltar para hacer con el feminismo lo que hace el machismo.

–¿Estás de acuerdo con la legalización del aborto?

–Sí.

–¿Y con el matrimonio igualitario?

–También.

–¿Siempre has pensado así o es algo que te ha dado el tiempo?

–He cambiado… No te has comido ni un dulcito.

–¿Cuál es el momento más importante de tu carrera política?

–Me sentí muy realizada cuando dije el discurso oficial del 5 de Julio en el Congreso, en 1992. Todo lo que yo pensaba que había que decir sobre lo que venía sucediendo en el país lo dije ahí. Para mí, la verdadera ruptura de Venezuela no comenzó con el golpe de Chávez sino con el Caracazo. Fui presidenta de la comisión parlamentaria que investigó lo que pasó ese día tan doloroso y tan vergonzoso.

–¿Por qué el Caracazo fue la verdadera ruptura?

–Porque fue a partir del Caracazo que comenzó la guerra contra la democracia y que Carlos Andrés Pérez comenzó a dar traspiés.

–¿Crees que el Caracazo fue organizado?

–Al principio lo pensé, pero en la investigación que hicimos en el Congreso no encontramos nada que demuestre que fue organizado. Creo que el Caracazo fue espontáneo en sus comienzos y aprovechado después. Chávez no se hubiera atrevido a dar el golpe sin el ambiente que se formó después del Caracazo. Ese fue el plomo en el ala de Carlos Andrés y de Venezuela. Desde entonces nada fue igual.

–¿Y de aquellos polvos vienen estos lodos, como dice el refrán?

–Ya sabemos.

–¿Salvaría a hoy a algún político de oposición?

–He optado por no hablar mal de ninguno. Aquí es necesaria la unidad opositora, aunque sea pegada con chicle. Siempre admiré a Capriles, y de verdad que le tengo admiración a Juan Guaidó: se habrá desinflado, habrá perdido su popularidad, pero ha sido un muchacho perseverante y valiente. Lamentablemente, la política es así.

–¿Hay alguna figura del Gobierno que respetes?

–Me estás pidiendo demasiado.

–Para terminar, me robo una pregunta que Leonardo Padrón inventó para la radio: ¿Una frase que se te parezca a lo que piensas de Venezuela?

–Un águila majestuosa que volaba muy alto… y le cortaron las alas.

Entrevista de Diego Arroyo Gil a Paulina para Runrunes.com

@diegoarroyogil
Periodista y escritor | Autor de la editorial Planeta. Entrevistas y artículos en
@RunRunesWeb y otros medios.

Paulina Gamus
gamus.paulina@gmail.com
@paugamus
Venezuela

CARLOS E. AGUILERA A.: MADURO Y SU OPROBIO CON LA TERCERA EDAD

“Un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, huella y usurpa las derechos del ciudadano o súbdito” // SIMÓN BOLÍVAR

La tercera edad, es una etapa en la cual el ser humano se encuentra a sí mismo con más tiempo, se interroga aún más de lo pasado y por medio de sus logros se proyecta en un futuro cercano; todo depende de la calidad que cada persona le da a su vida.

Desde tiempos remotos el ser humano reconoce su existencia en un ciclo vital, donde las diversas etapas marcan un significado especial en la vida del ser humano. La tercera edad, edad adulta tardía o vejez, es una etapa en la cual se cumplen ciertos rasgos de madurez física y psicológica, es consecuencia de un proceso biológico, pero es también una construcción cultural (Beauvoir, 1970). Una persona es “vieja” como en cualquier otro rol o estatus social, cuando las demás personas así la consideran y ellos la aceptan (Domínguez, 1990).

La “vejez” es muchas veces asumida por las sociedades como la fase terminal de la vida, por esta razón en ciertos casos es esperada con temor, puesto que implica un cambio tanto fisiológico como emocional de gran magnitud y de suma importancia; sin embargo es una etapa donde las vivencias individuales logran establecer un nexo entre una vida rica en experiencias y un camino recorrido.

El bagaje de experiencias y situaciones importantes en la vida de una persona cuyo relato resulta enriquecedor y gratificante debe ser recuperado y analizado en pos de comprender y encontrar mejores alternativas para una vida autónoma en la tercera edad en función de un mejor envejecimiento con un sentido de vida positivo. La vida de cada persona puede tener un sentido muy fuerte y arraigado a sus vivencias o bien puede aferrarse al olvido y negación de sí mismo.

En virtud de lo cual la vida de una persona de la tercera edad es la verdadera expresión del ser humano, por cuanto busca constantemente y se esfuerza por realizarse, cuya búsqueda le da al ser humano la posibilidad de modificar la realidad, en la medida de los necesario y posible, pues el ser humano desde una perspectiva humanista y existencial, es concebido como un ser total e integral, como una persona que es ante todo un ser libre que decide con responsabilidad, y es a través de las decisiones tomadas que la persona construye y dirige su vida hacia la búsqueda de una paz, tranquilidad, sosiego y amor para hacer frente a las situaciones de límite que pudieran trascender.

En nuestro país, en la Venezuela otrora portentosa y democrática, la tercera edad es un grupo poblacional desfavorecido, desprotegido, descuidado y abandonado, razón por la cual hoy día miles de estos seres a quienes mucho les debe la nación, se encuentran en la más desesperante situación, golpeada sin piedad por un régimen que nada le importa, y que lejos de protegerles, ampararles y cuidarles les mantiene en un estado de total indefensión social y económica, con una pírrica y vergonzosa pensión mensual, que apenas alcanza para comprar un paquete de harina pan y tres cambures.

Ignora Maduro y su séquito gubernamental que lo ideal es envejecer en un lugar el que se tenga un rol como persona, como mujer, como hombre, en el que se sienta que se está construyendo con su quehacer a la familia y a la sociedad, y que la vida es en esencia un “hacerse” y que no es un todo acabado, por cuanto la vida es esencial y digna de vivirse. Todo lo contrario a la tragedia que viven nuestros hombres y mujeres de la tercera edad, hoy día víctimas de la insensatez, humillación y discriminación de un régimen en el que lo abusos van hasta el aislamiento, el abandono y la violencia física y psicológica, como se ha observado en estos últimos días cuando fueron detenidos por espacio de tres días dos pensionados mayores de 70 años de edad, por el simple hecho de haber manifestado para pedir al gobierno una justa reivindicación de la miserable pensión que reciben.

Ignora también Maduro, que el Artículo 80 de la Constitución Nacional Bolivariana, - tantas veces pisoteada – contempla textualmente: “El Estado garantizará a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías. La satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos y ciudadanas y el Estado en todos sus ámbitos”. En tanto que el Artículo 83 refiere taxativamente que ”la salud es un derecho fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios”.

Lo enunciado en párrafos anteriores, es decir lo que contempla la Carta Magna es letra muerta para el régimen socialista, marxista y mal llamado bolivariano, como lo es igualmente la Ley de Bono para Alimentos y Medicinas para Pensionados y Jubilados, sancionada el 30 de Marzo del año 2016, engavetada desde entonces hasta la presente fecha por Maduro.

Con motivo del Día de las Personas de la Tercera Edad, la experta sobre derechos de las personas mayores, Rosa Kornfeld-Mate, urgió a las autoridades de todos los países, a que no se pueden seguir haciendo promesas que no se cumplen a la gente mayor, por cuanto deben ser parte integral de la sociedad. No acatar las disposiciones que contempla la Constitución Nacional, para amparar legalmente a las personas de la tercera edad, y por el contrario, sumirlas en el más deplorable abandono constituye, sin lugar a dudas, un crimen de lesa humanidad, que la Corte Penal Internacional deberá tomar en cuenta a la hora de aplicar las correspondientes sanciones a sus responsables autores, delito que por cierto jamás prescribe.

Carlos E. Aguilera A
careduagui@gmail.com
Instagram: aguilera424
@ToquedeDiana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
Venezuela

OMAR A. ÁVILA H. : MADURO PON COTO A TRINIDAD

Luego de los hechos acaecidos en Trinidad y Tobago en el que lamentablemente perdió la vida un niño venezolano, he insistido y seguiré pidiendo en la Asamblea Nacional para presentar un Proyecto de Acuerdo que sea llevado por una Comisión a la Embajada de dicho país.

Sin embargo, no me he quedado cruzado de brazos, razón por la cual el pasado 11 de febrero acudí al Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores a presentar una propuesta al Canciller Félix Plasencia para que se conforme una Comisión Binacional que aborde la problemática con el sentido de cooperación que ha caracterizado nuestras relaciones internacionales, en la que debemos tener claro que por primera vez en décadas, la población de Venezuela es decreciente. En contraposición Trinidad y Tobago es al día de hoy el país más rico del Caribe en términos de PIB per cápita, haciéndolo atractivo como destino migratorio.

Al haber pasado una semana sin respuesta alguna por parte del ministro, sumado a la infame declaración del Primer Ministro Keith Rowley tomé la decisión de acudir el pasado 18 del mes en curso al despacho del Defensor del Pueblo Alfredo Ruiz a solicitarle que intervenga en lo que tiene que ver con educación migratoria, tomando en consideración que no es solo desde el Delta Amacuro donde salen compatriotas a otras tierras, es Güiria en el estado Sucre, Falcón, Nueva Esparta y Zulia.

De la misma manera el mismo viernes 18 de febrero como representante del pueblo venezolano me apersoné en la sede del Ministerio Público a pedirle al Fiscal General de la República Tarek William Saab que abra una investigación sobre el presunto tráfico de personas que explota los deseos de emigrar de muchos venezolanos, en dicha misiva le exigimos que se clarifique, entre otras cosas quién o quienes dejaron zarpar la lancha insensatamente atacada por una nave armada de Trinidad y Tobago.

Lo cierto es que tanto el Ministerio Público, como la Defensoría del Pueblo tenían que haber actuado inmediatamente, porque sencillamente la denegación del derecho a la vida de migrantes es un acto de defensa a la soberanía que como consagra la Constitución Nacional reside en el pueblo. Hay que recordar que no es la primera vez que las autoridades trinitarias demuestran su xenofobia y profundos prejuicios hacia los migrantes venezolanos con actuaciones criminales que deben ser investigadas para castigar a los culpables de estos abominables actos.

Urge ocuparse de la diáspora y de las graves condiciones a la que es sometida en muchos países. Pudiera mencionar un sinnúmero de casos -como por ejemplo-, hace 3 años cuando desapareció una embarcación en el estado Falcón, en la que iban 32 compatriotas -entre ellos- un joven de apenas 15 años. Desde Unidad Visión Venezuela seguiremos alzando nuestra voz. Hay que evitar que sigan ocurriendo hechos como este, que ponen en evidencia la apatía del Estado hacia la tragedia que enfrentan nuestros venezolanos en muchos lugares del planeta.

Migrar no significa ni la pérdida de la nacionalidad, ni la desaparición del Estado venezolano hacia connacionales -que por la razón que fuese- decidieron probar suerte en otras latitudes.

Urge no solo una declaración por parte del gobierno nacional, sino una acción contundente que nosotros estamos dispuestos a acompañar con toda vehemencia. Se trata de la vida de nuestros connacionales. Razón por la que queremos invitar a que demos una respuesta categórica de todo un país unido alrededor de la solidaridad que debe existir entre venezolanos.

En resumen; que demostremos con hechos y no palabras que nos mueve realmente el compromiso con nuestra gente en alcanzar para todos una mejora sustancial en la calidad de vida.

Omar Avila
oavila1973@gmail.com
@omaravila2010
Diputado a la AN
Venezuela