sábado, 26 de diciembre de 2020

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II, DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ DOMINGO 27/12/2020.

 




MIBELIS ACEVEDO DONÍS, CLAUDICACIÓN

“Los hombres, a veces, son dueños de su destino”, sentencia Casio en la célebre pieza de Shakespeare, “Julio César”. Su esperanza es que sus “débiles palabras/ al menos estas chispas saquen”: inspirar a Bruto para que, lejos de actuar como un prisionero de la circunstancia, se atreva a unirse al complot contra el déspota, a aprovechar la ocasión que allí prospera. Justamente: sobre ese forcejeo entre la voluntad humana y la antojadiza fortuna se han llenado célebres legajos, se han emprendido memorables reflexiones, y la lucha por el poder ha servido de excusa para alentarlas. ¿Hasta qué punto es posible domar el albur y evitar que la fatalidad nos aplaste? Abandonar el terreno porque el contexto no nos favorece, negarse a reconsiderar lo que ex ante se juzga como irrevocable, ¿no califica en el caso del político como la peor de las claudicaciones? 

Imposible hablar de esto sin tropezar de nuevo con Maquiavelo, claro está. Su abordaje sobre la virtù -asociada a la eficacia, la pericia, la astucia, el aplomo- y cómo gracias a ella es posible resistir los embates del azar, deja referente insoslayable. Una virtù a la que no exime de valores, de paso. Al referirse a las maneras criminales de Agátocles, por ejemplo, tirano de Siracusa, carnicero del Consejo de los Seiscientos y falso restaurador de la democracia, el florentino afirmaba que no se podía llamar virtù al exterminio de ciudadanos, “traicionar a los amigos, carecer de palabra, de respeto… tales medios pueden conseguir poder, pero no gloria”. Sí: los medios, nos dice de algún modo, condicionan los fines. 

Detectar los males con antelación, entonces, es cualidad que permitiría al político sacar jugo a los buenos vientos, atajar con éxito el infortunio o la incertidumbre, trasmutar lo adverso. Responder a esos cambios que no dependen del propio control y volverlos, dentro de lo posible, parte de un plan que se actualiza y afina a cada paso, remite a un balance crucial para la supervivencia. Una tarea fatigosa, seguramente. Una meta que exige estar en permanente vigilia, no dormirse en los laureles, no dar todo por sentado. No creer que el solo factor externo será lo que determinará la calidad del porvenir, omitiendo la pericia del capitán para, si hace falta, maniobrar en medio de la díscola tormenta y salir de ella lo más entero posible. 

A propósito de tormentas, esta que azota a los venezolanos parece no tener fin. La crisis agravada por la pandemia aprieta cuellos, ánimos, bolsillos; según la consultora Ecoanalítica la inflación cerrará este año en 1.800%, eso en el marco de una contracción económica que, como anunció Cepal, es de -29,8%, la mayor de la región. El hambre gana terreno, la desafección cívica se recrudece, una oposición hecha trizas enfrenta su peor momento en 21 años y, contra todo pronóstico, el gobierno de Maduro sigue allí, en precario equilibrio pero aún aferrado con uñas y dientes al poder. El remate de un Annus horribilis, de un fallido itinerario que, irónicamente, se inauguró hace casi 2 años con las más altas expectativas, no debería sorprender tanto, sin embargo. Quizás debamos reconocer que en nuestro caso la fortuna fue sobrestimada y la virtù, en tanto capacidad para anticipar la dificultad, se consideró innecesaria. Cegados por el relumbrón del plan “A” pocos se detuvieron en la necesidad de considerar un modesto, realista plan “B”. Así, tras ver cómo mermaba el viento a favor y el pasmo sustituía a la disposición para responder a la contingencia, acá estamos. Mucho más debilitados, disgregados y expuestos que antes. 

Es probable que las elecciones del 6D –cuya realización a nadie debió haber tomado por sorpresa- pongan otro frustrante broche a este periplo. Por un lado, una mayoría desmoralizada, rota, despojada de la certeza de su fuerza. Por otro, un sector opositor tullido por la dificultad híper-diagnosticada, que renunció a contener el desplome mediante una solución imperfecta pero con potencial: todo eso no anuncia sino pérdidas. La consulta popular operaría acá como gesto simbólico, que poco o nada ofrece como alternativa a la abstención. “Eso es lo que hay”, se dice, una chusca constatación tras pregonar que sobre la mesa se apiñaban las opciones. “Cuanto he tomado por victoria es sólo humo”, escribió alguna vez Rafael Cadenas. Con la aceptación del fracaso también habrá que trajinar. 

Entonces, ¿hubo abundancia de fatalidad o déficit de virtù? Sería fácil echar toda la culpa a la Fortuna. Decir, por ejemplo, que lejos de ser la gentil diosa dispuesta a remover obstáculos y volcar su cornucopia, se ha mostrado inconstante y despiadada, tan capaz como siempre de convertir hombres en reyes y luego destronarlos, sin piedad. Nada de eso sería mentira, por lo cual no conviene depender de su sostén. Pero también es cierto que sus arremetidas no son irreversibles. La fuerza interior, la energía de la voluntad, la habilidad para actuar y decidir con determinación, la osadía, la técnica, el autocontrol, la originalidad y sabiduría práctica; en suma, “la capacidad subjetiva para superar obstáculos”, como afirma el filósofo argentino Tomás Várnagy, son algunos de los atributos que ayudarían a distinguir el rostro de la Ocasión -hija de la Fortuna- y esquivar la tentación de la renuncia a priori. 

“Los hombres, a veces, son dueños de su destino”. Contra el determinismo y la profecía autocumplida (esos efectivos aniquiladores de los “milagros” políticos) será justo plantearse una eventual cruzada. Amén del poder real que el actor político está obligado a perseguir, no es menos urgente hacerse de un ímpetu y una flexibilidad que hagan menos vulnerable ese tránsito. Ahítos de fracasos, de abandonos, de claudicaciones, lo menos que podemos pedir es que los líderes asuman su responsabilidad con el largo plazo. Que antes de asegurar que todo está perdido o que la circunstancia engulló sus opciones, recuerden que cada recomienzo también pone en riesgo su propia permanencia.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis
@ElUniversal
Venezuela 

CARLOS BLANCO, DIÁLOGO OPOSITOR

1.- Es absolutamente claro que la política de los distintos sectores de la oposición está en un severo lío. Atenidos a la evidencia empírica se puede decir que si Maduro está en Miraflores en diciembre de 2020 es porque no ha funcionado ninguna de las opciones empleadas para sacarlo de allí. Hay la tentación de decir que nada sirve dentro de lo existente porque ningún grupo o estrategia ha logrado el objetivo propuesto.

2.- Sin embargo, la afirmación anterior puede ser engañosa. Se puede argumentar que algunas estrategias deliberadamente han cambiado el objetivo y que han interceptado a las que, tal vez, habrían podido dar resultados. No es lo mismo decir que todo ha sido desastroso porque todas las políticas han tenido fallas de origen que decir que una estrategia exitosa fue desviada por estos o aquellos intereses.

3.- Este proceso de evaluación es continuo y debe serlo a los efectos de revisar dónde se está y hacia dónde se puede ir; pero, esta evaluación hay que convertirla en energía útil para encontrar una salida. Hay quienes piensan que ya Venezuela entró en el carril cubano y que lo que queda es esperar que la devastación haga su oficio para ver si en el futuro, por obra de algún acaso, las cosas cambian. También existen los que estiman que hay que adaptarse a la nueva normalidad; así como se hace con las medidas preventivas contra la pandemia, habría que hacerlo con Maduro: vivir con él, aunque con mascarilla y medidas higiénicas al máximo. Otros piensan que la política de las grandes potencias y los países menos potentes, aunque amigos, darán cuenta de alguna salida futura. Y hay quienes cifran sus esperanzas en movimientos internos con eventual apoyo externo.

4.- Como se observa, hay diagnósticos disímiles y, por tanto, prescripciones también disímiles; aun sin colocarle el aderezo de los intereses, legítimos o ilegítimos, privados o públicos. Porque –ha de decirse- una sociedad sometida al caos no puede tener un sector o grupo que sea ajeno al torbellino. No existe el observador neutral aséptico que vea desde afuera el caos, sin que ese mismo observador sea partícipe y contribuyente al desorden. No todas las posiciones son política o éticamente similares; hay que evaluarlas en la medida en que contribuyan realmente a los propósitos supuestos.

5.- Dicho lo anterior, sostengo que para salir del atasco actual deben explorarse entendimientos en el seno de la oposición. No sugiero una reunión de la diversidad opositora como entrada a este proceso; sino una dinámica de aproximaciones sucesivas, aunque urgentes. Comenzar por una reunión universal sugiere que alguien convoque, tarea normalmente cumplida por los curas que, como se ha dicho, son parte del –y contribuyen al– caos como cualquier otro agente social. Más bien propondría lanzarse a promover contactos entre los diferentes sectores, no de manera simultánea, destinados a explorar la disposición a un entendimiento.

6.- Es muy difícil que alguien pueda convocar a todos, porque, en realidad, no se sabe quiénes son todos. Algunos opinan que estos no son opositores y estos dicen que aquellos tampoco; si se sientan juntos no sacan las cartas; si lo hacen, el encuentro fracasa por los enfrentamientos basados en las posiciones mineralizadas previas. Debe ser un proceso que progresivamente defina a sus integrantes sobre la base de la agenda que se vaya abriendo paso; la agenda es el tema crucial. Este proceso será interferido, naturalmente, por las posiciones y los intereses existentes (que todos tenemos); pero, podría ser exitoso si se insiste en conversar entre dos, entre tres, aquí y allá, para definir la agenda.

7.- El mayor inconveniente es de los que piensan que tienen a Dios agarrado por la chiva y no quieren poner sus objetivos y estrategias en discusión; sin embargo, siempre habrá quien esté dispuesto en las vecindades de quien se niegue a la discusión, lo cual es una ventaja del caos: ya no existen rígidas disciplinas a las cuales ceñirse.

8.- Al fin y al cabo estas líneas solo tienen el propósito de expresar la necesidad de entenderse alrededor de temas que le puedan servir a una ciudadanía que sufre. He vivido lo suficiente como para decir que nunca jamás había visto tanto padecimiento, tan continuado y tan punzante como el de ahora, a pesar de las burbujas de equilibrio y de la aparente calma que refleja el simulacro de resignación social. Buscar la convergencia es la tarea; abrirse a pensar en un estros errores actuales es la vía para pensar en los posibles aciertos futuros. 

Carlos Blanco

carlos.blanco@comcast.net

@carlosblancog

@ElNacionalWeb 

Venezuela

DOMINGO A. RANGEL, SANCIONES Y CORRUPCIÓN

Varias veces terceras partes han sugerido que el diálogo entre gobierno y oposición puede solucionar algunos problemas.

En el pasado países amigos y aprovechadores, mediadores de alto coturno y asomados pidieron diálogo… y el gobierno, buscando ganar tiempo, los complació a sabiendas que esa senda no llevaría a ninguna parte. 

Parte de aquello fue ese diálogo de sordos, payaso e inútil, en el cual Ramos Allup debutó como histrión… ensayando la futura bufonada de sacar de la Asamblea Nacional un retrato del Libertador y el cuadro de Chávez… como si esa fuese la principal política que HRA tenía en mente. 

De esos años para acá, entre sanciones apoyadas por diputados venezolanos y políticas populistas que acabaron con lo poco que un sector privado producía… mi país se fue empobreciendo aceleradamente pero eso no le importaba al sector político. 

Hubo otros diálogos a los que la oposición acudió exigiendo “condiciones”. 

De esos intercambios poco se sacó de positivo… salvo que probaron la falta de sensibilidad y patriotismo de quienes llevan 20 años al frente de la oposición. 

Carencia de sensibilidad… cuando fueron incapaces de concordar con el gobierno medidas a fecha fija… para frenar el empobrecimiento que se veía venir. 

Aquellos asistentes a diálogos fracasados… pedían como “solución a los problemas”… altos cargos en el CNE… favores para sus amigos y para ellos. 

Ahora se vuelve al diálogo pero bajo condiciones muy distintas: Los opositores lambucios acaban de sufrir una derrota aplastante tanto en las urnas… como en la ilegal, sinvergüenza e inútil consulta. 

Con embustes es imposible cubrir la falta de pueblo que los ve con mezcla de indiferencia y desprecio. 

Pero el gobierno tampoco puede sentirse cómodo con una victoria donde lo menos que hubo fueron electores. 

Y ante la posibilidad de que Joe Biden mantenga las sanciones… se explica que el Presidente intente ampliar la base del gobierno bajo parámetros distintos. 

Tan distintos que en estos diálogos desde la oposición patriota solo caben dos temas que no son las “condiciones” de antier: Uno, el rechazo a las sanciones ya que solo desnaturalizados pueden exigir más sufrimiento para el pueblo. 

Y dos la corrupción que se come lo poco que se gasta en los presupuestos. 

Domingo Alberto Rangel

doalra@yahoo.com

@DomingoAlbertoR

@UNoticias 

Venezuela

VICENTE BRITO, AÑO DE DIFICULTADES Y SUEÑOS ROTOS

Concluye el 2020 con unos resultados no favorables a la Nación Venezolana, los niveles de desmejoras tienen varias interpretaciones. Van desde lo manifestado por analistas económicos y gremios empresariales, los cuales sostienen que es la continuidad del modelo, la razón de la permanente reducción de la economía la cual está reflejada en una caída del producto interno bruto en 2020 de un tercio al compararlo con el 2019. La vocería oficial insiste en responsabilizar a las sanciones como las causantes de las desmejoras económicas al no poder exportar petróleo o importar los elementos necesarios para producir combustible o cualquier otro insumo para mejorar producción. 

Sus efectos en lo social son evidentes, con una preocupante caída en el consumo donde se observan disminuciones entre el 20% y el 35% de los productos esenciales de acuerdo a los niveles sociales, observándose que las clases E y D que alcanzan el 75% de las familias son las más afectadas y altamente dependientes de la asistencia alimenticia proporcionadas por las cajas CLAP. El crecimiento de las actividades informales aumentó a casi el doble de hace un año, convirtiéndose en la manera como la mayoría de las familias obtienen buena parte de sus ingresos. La pobreza es creciente y  sostiene sus elevados niveles, observándose como un tercio de las familias que se encontraban en pobreza crítica han pasado a la extrema. Lo cual unido a la reducción de las remesas externas a casi la mitad del año pasado, ha tenido un efecto en los ingresos familiares de casi una cuarta de la población. 

La disminución del poder adquisitivo es preocupante como resultado de la hiperinflación que nos arropa la cual este año ha sostenido su ritmo ascendente, ubicando el ingreso total de casi el 90% de las familias por debajo de 100$ al mes, siendo considerado el país como el de los 10 en el mundo con mayores desmejoras sociales en el año 2020,  así lo indican los niveles de desarrollo humano publicados recientemente por las Naciones Unidas. El ingreso per cápita de las familias es quizás el segundo más bajo del continente al seguir reduciéndose el valor real de estos. La emigración que inicialmente les mejoró sustancialmente los niveles de ingresos a los que se fueron a otros países y pudieron apoyar a los familiares que se quedaron, hoy las condiciones de ingresos han disminuido. 

En lo económico se observa un decrecimiento en todos los sectores excepto en las importaciones, donde ahora traemos todo tipo de productos no solo materia prima sino terminados. Quizás el de mayor caída fue el agrícola donde los niveles obtenidos de maíz, arroz, café, azúcar, entre otros no alcanzan el 20% del consumo nacional. La industria nacional demuestra cifras preocupantes donde casi el 80% de sus productos han sido sustituidos por importaciones obligando al cierre total o parcial de empresas. Los efectos negativos en el sector turismo es la mayor que se pueda recordar con sus consecuencias en desmejoras socioeconómicas en las comunidades que dependen de esta actividad. En el conglomerado empresarial público se hace evidente la paralización total o parcial de casi todo el sector productivo con sus efectos en tener que importar buena parte de lo que antes producían como: acero, cemento, aluminio, alimentos, etc. 

Concluimos este año como el de mayores dificultades que hemos tenido los venezolanos en los últimos 100 años desde que el petróleo se convirtió en la fuente de nuestros ingresos,  convirtiéndose para muchos sus aspiraciones de superación y mejoras en calidad de vida en sueños rotos. 

Vicente Brito

vicent.brito@gmail.com

@vicentejbrito

Presidente

Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución Vicente Brito

Venezuela

JOSÉ ANGEL BORREGO, INDECISIÓN

Aún hay políticos valiosos. Me refiero a políticos en el sentido universal de la acepción. No dirigentes u operadores que trasiegan la política de un recipiente a otro sin extraer provecho social. O mejor, más que buenos políticos hay prototipos, no muchos, que tienen pedigrí para hacer gerencia política ajena a la chapucería usual. Llegará el momento en que el lenguaje politiquero nos obligue a pasar la página. Ojalá, antes, algún buen político asome las narices. 

Hemos observado a personajes considerables como buenos políticos. No son muchos, repito, la cosecha es tacaña. 

Amagan, pero pueden hacerlo mil veces mejor de lo gestado hasta ahora. Disponen de capacidad intelectual. Son carismáticos. Tienen excelente verbo y sagacidad política. Exponen, en el discurso, buena visión de conjunto y de estructura panorámica. Y hasta caen bien a quienes aún creemos en la política como método (más que herramienta) para lograr objetivos de Estado. 

¿Pero, qué pasa?, se habrá preguntado más de un deferente lector. Idéntica interrogante la hacemos nuestra. No hay una respuesta coherente. Nos aventuramos a la indulgencia de pensar que se espera por tiempos mejores, pero es posible que cuando los haya, que los habrá, mantengan idéntica la actitud de perdonavidas. 

Tal vez temen algo que no atinamos a deducir; o no confían en sus testículos. Sea como fuere, mientras ese devaneo se gesta el país pierde, retrocede, e igual al PIB, se hunde. 

Se les ha proveído de fórmulas para dinamizar el PIB a base de productividad que compulse el consumo y este al desarrollo. Propuestas humanas, sencillas y auditables. Planes que no lucen difíciles ni extemporáneos. Al contrario, con tan fértil terreno, abonado por minusvalías cognitivas de mandantes en ejercicio, resulta oportuno sembrar apostando a cosechar. Apenas se requiere talento político que pareciera poseen, aunque inhibido. (Tara devenida por obsolescencia comunicológica). 

Quizás en enero, año nuevo, década nueva, nuevas expectativas y ¿vida nueva? conozcamos alguna respuesta al SOS del país. 

José Angel Borrego

periodistaborrego@gmail.com

@periodistaborr1

Venezuela

ROMÁN IBARRA, AMOR Y PAZ

Con el nacimiento del niño Dios, se renuevan los sentimientos de fe y esperanza en la humanidad, por la construcción de un mejor presente, y un luminoso porvenir. 

Acabamos de conmemorar –una vez más por fortuna- el nacimiento de nuestro señor Jesucristo, el redentor; portador de la buena nueva. El mensaje de amor; de la reconciliación y de perdón de los pecados, de la solidaridad, y la empatía con quienes sufren y padecen carencias materiales, o de salud. 

Para los venezolanos, este ha sido un año sumamente duro porque se ha agravado la crisis socioeconómica, y política, con el añadido de la pandemia del Covid-19, y una importante suma de contagios y fallecimientos, con énfasis muy doloroso en el sector salud. 

Médicos, y enfermeros dedicados a atender con lo mejor de su conocimiento y esfuerzo a la población necesitada, han terminado siendo víctimas también de un sistema desorganizado; desvencijado, y sin atención oficial. Completamente desasistidos por un gobierno prepotente, e insensible al dolor y sufrimiento de la población. 

Cuando comience el nuevo año en breve, estarán cumpliendo 22 años ininterrumpidos en el ejercicio del poder, gracias a una gama interminable de abusos y atropellos institucionales que le han permitido perpetuarse en el gobierno, utilizando las herramientas del sistema democrático para destruirlo y desarrollar métodos de gobierno que conducen al totalitarismo. 

Desde luego, para la consecución de sus fines, han contado con la torpeza y errores de la oposición, extraviada en sus propósitos y conducción. Que no ha sabido aprovechar sus ventajas competitivas, e incapaz de mantener alianzas coherentes y leales con sus propias creaciones. 

El desvarío de la duplicidad de agendas, y la confusión de mensajes que envían a la población, terminan por sembrar frustración y desesperanza en la sociedad que tanto les animó y acompañó hasta hace poco. Aparentemente, de ese apoyo inmenso del pasado reciente, solo queda tristeza y desencanto. 

Ese lamentable escenario con balance negativo, tanto para el gobierno, como para la oposición, obliga a replantearse las tareas a realizar en el futuro inmediato. La situación socioeconómica de la mayoría de la población se ha hecho insoportable. 

Cuadros de desnutrición severa; deserción escolar; destrucción del aparato productivo; inseguridad creciente; corrupción institucional; paralización de la industria petrolera, e industrias básicas; desempleo y depauperación del salario; desinversión en el sistema educativo, desesperación por abandonar el país a cualquier precio, y además persecución política a la disidencia con alto número de presos políticos, comportan un cuadro insufrible. 

Estamos hablando de un gobierno decadente, pero con herramientas suficientes para aferrarse al poder y a la administración y control de los recursos que quedan para su beneficio exclusivo. 

Se hace urgente la implementación de mecanismos de negociación y diálogo para buscar soluciones conjuntas al drama existencial de la mayoría de la población. Sabemos de las dificultades que giran en torno a ello, pero para eso es la política. 

Hay que agotar todos los esfuerzos para lograrlo, y creo que se puede recurrir a la comunidad internacional, quienes han expresado su interés en solventar la crisis, habida cuenta de que la diáspora masiva de nuestros nacionales –nos guste o no- genera problemas adicionales a los ya existentes en los países que nos han estado recibiendo. 

Pensando en el interés nacional, y en la redención de nuestros ciudadanos, rogamos por la concordia y la voluntad de los hombres de bien, para construir un mejor futuro para la felicidad de todos nuestros compatriotas. 

El país tiene los recursos, y el talento humano para lograrlo. Inspirémonos en la conmemoración del nacimiento del niño Dios, y que el espíritu de la bondad nos guíe en la conquista del porvenir. Amor y Paz! 


Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela