sábado, 3 de julio de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com SÁBADO 03/07/2021

 






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TITULARES DE HOY
03/07/2021

SOLEDAD MORILLO BELLOSO: 21 DE NOVIEMBRE: CUMPLEAÑOS Y ELECCIONES

El 21 de noviembre fue siempre una fecha importante en mi familia. Un 21 de noviembre, de 1949, en Maracaibo, nacía una niñita linda, mi hermana mayor, María Milagros de las Mercedes, "Mila". Mi mamá había tenido varios embarazos fallidos. Siete, para ser precisos. El primero, Francisco José, había conseguido nacer pero había fallecido a las horas, con apenas tiempo para bautizarlo. Superado el dolor inmenso de semejante pérdida, mis papás se empeñaron. Mi mamá se sometió a todos los tratamientos existentes para la época. Incómodos, desagradables. Conseguía quedar embarazada pero a los pocos meses se producía la temida pérdida. Con cada una de ellas caían en una tristeza infinita, pero no se rendían.
 
Así las cosas, que Mila naciera y sobreviviera se convirtió en motivo de gozo. Pancho y Elena Morillo compartieron su luminosa alegría con conocidos y extraños. Mi papá mandó cartas y telegramas a todos sus parientes y amigos anunciando la buena nueva.
 
Mila vino al mundo sin que mi mamá le preparara ajuar de bienvenida. Una promesa había sido hecha a la Milagrosa: que el bebé no tendría sino lo que le pusieran en la maternidad. Y así fue.
 
Luego de Mila, Mami tuvo varias "barrigas". Carlos Francisco, Mercedes Elena, María Isabel y yo, María Soledad, que me llamaba Álvaro Francisco, pues mis papás estaban convencidos que yo sería varón.
 
Así las cosas, en mi familia los 21 de noviembre siempre fueron día de fiesta. Para mis papás no era un día más en el calendario. No era tan solo la celebración del nacimiento de Mila. Era esa fecha especial en la que ellos habían logrado una de sus mayores aspiraciones. Festejaban que su esfuerzo y sacrificio había dado frutos, que a pesar de las muchas pérdidas ellos no se habían dado por vencidos.
 
Tengo sentimientos encontrados con respecto a este próximo 21 de noviembre. Mi hermana Mila no está. Se mudó al cielo hace ya algunos años. Y allá está con mis abuelos, mis papás, con mi hermano Carlos, mis tíos  y mucha gente linda y buena. No están "descansando en paz". Estoy segura que están haciendo, trabajando, riendo, queriendo. El 21 de noviembre en el cielo habrá fiesta. Y para todos nosotros en la familia el día comenzará con una sonrisa.
 
El próximo 21 de noviembre habrá elecciones en Venezuela. No sé aún si voy a votar. Me parece pronto para decidirlo. Quiero hacerlo, lo ansío, porque quiero que se escriba una página de la recuperación democrática. No siento que estén todavía dadas las condiciones. Pero pienso que de aquí a allá queda tiempo para que esos señores que dirigen el CNE se comporten como venezolanos dignos y hagan lo que tienen que hacer; que se arremanguen las camisas, se amarren las correas, cumplan con su deber y pasen a la historia escribiendo buena y decente historia. Que no nos otro estornudo autocrático. Porque los venezolanos queremos elegir, queremos decidir, en libertad, con confianza. No voy a decir ni quiero escuchar que estas elecciones son importantes porque los gobernadores, alcaldes y legisladores estadales y municipales son el poder cercano al pueblo. Tampoco voy a comprar ni vender el argumento de "mantener o conseguir espacios". Basta de frases cursis que ni mojan ni empapan. Quienes las dicen bien saben que tienen un milímetro de profundidad.
 
Escribo elecciones y se me pone la piel de gallina. Pero a mis papás se les erizaba la piel cada vez que les decían que mi mamá estaba embarazada. Ellos hicieron todo lo que pudieron para tener hijos.
 
Yo voy a hacer todo lo que pueda para tener democracia.
 
Soledad Morillo Belloso
soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob
Venezuela

LUIS FUENMAYOR TORO: SOBRE LAS ZONAS ECONÓMICAS ESPECIALES. ANTECEDENTES

Tema extenso y complejo, que genera posturas principistas fundamentalmente en grupos nacionalistas y de izquierda, pero también respuestas viscerales y actitudes acomodaticias, en sectores que van desde aquellos siempre proclives a políticas económicas “salvadoras”, máxime si son neoliberales, hasta los enfrentados desde el inicio a las nacionalizaciones ideologizadas de Chávez. El recuerdo del “exprópiese” ilegal y autoritario, además de arbitrario y carente de razones de Estado, por parte del Comandante en Jefe ha dejado su impronta en las decisiones político económicas de hoy. Todo ello hace difícil tratar de abordar el tema con la mayor objetividad posible, sin levantar una nube entre los ya seguidores de alguna tendencia en esta materia. 

Personalmente considero como antecedente inmediato de las hoy propuestas zonas económicas especiales (ZEE), a la forma en que se instrumentó la apertura petrolera hecha por Chávez y su manejo en la zona petrolífera del Orinoco. Se trató de empresa mixtas, a las que le entregaron porciones del territorio nacional, que administraban en forma casi soberana, pues el Estado redujo su presencia en las mismas. De hecho, no había libre tránsito en estos enclaves y las condiciones laborales no estaban sometidas a las regulaciones, que supuestamente las norman en el resto del país. Los socios extranjeros de nuestra industria petrolera gozaban también de una serie de prerrogativas desde el punto de vista impositivo, además de facilidades cambiarias, de importación y de repatriación de capitales.

 

Otro antecedente que hay que señalar es que, en las contrataciones referidas, el Estado renunciaba a la inmunidad de jurisdicción, por lo que los conflictos que surgieran en la instrumentación de las mismas no se resolverían en los tribunales venezolanos. Esa disposición es la misma que hoy existe en la proposición de Ley de ZEE. Pero incluso podríamos irnos mucho más atrás, a la discusión y aprobación por la Constituyente de 1999 de la actual Constitución. El artículo 151 de la Carta Magna, presentado a la Constituyente, señalaba que en todos los contratos de interés público estaría incorporada una cláusula, aun si no estuviera escrita, que obligaba a resolver las controversias surgidas en los tribunales venezolanos. A ese artículo, antes de aprobarlo, Chávez le incorporó una coletilla que dice “si no fuere improcedente de acuerdo con la naturaleza de los mismos”, disposición que anula en la práctica el artículo.

 

Estos antecedentes significan que, desde el inicio mismo de la llamada revolución bolivariana, sus dirigentes máximos tuvieron en mente la posibilidad del desarrollo de relaciones económicas, similares a las que hoy aparecen como novedosas y necesarias, para enfrentar la grave crisis económica que todos sufrimos. En 1999, un grupo de venezolanos impugnamos y solicitamos ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la derogatoria del artículo 151 o la eliminación de la coletilla señalada, pues estaba en contradicción con el artículo primero de la Constitución aprobada. El TSJ negó nuestra petición, pese a que la argumentación era más que clara y evidente. No se puede establecer, por ejemplo, una diferencia entre empresarios nacionales, obligados a litigar en tribunales de la república, y empresarios extranjeros que litigarían en tribunales internacionales.

 

La violación de la inmunidad de jurisdicción está entonces presente desde la misma aprobación de la actual Constitución. Ha sido una política de Estado de todos los gobiernos de este siglo, como lo demostró la sentencia del TSJ ya mencionada. Hoy, Maduro simplemente aplica ese claro legado, lo cual por supuesto no lo libera de responsabilidades. En todo caso, su participación protagónica fue la de generar tal deterioro de la economía y del país, que hoy se asume como imposible explorar opciones distintas de la propuesta planteada. Recuerdo en este momento a Fidel Castro en el Hotel Eurobuilding en 1989, cuando quiso convencer a un grupo de dirigentes de la izquierda venezolana, de que Carlos Andrés Pérez no tenía alternativa al paquete económico de entonces, por lo que era obligatoria su aplicación. Tanto nadar para ahogarse en la orilla.

 

Luis Fuenmayor Toro

lft3003@gmail.com

@LFuenmayorToro

Venezuela

ANTONIO JOSÉ MONAGAS; PANDEMIA: ¿CRISIS DE DERECHOS HUMANOS?

Intentar dar respuesta a la pregunta que intitula esta disertación, no es fácil. Aunque pareciera que el hecho de aludir a alguna de las variables que más comprometen la pandemia en su más exacto terreno de movilidad, fuera suficiente. Pero no es así. El problema a tratar, tiene arraigo en tiempos anteriores a la pandemia del Covid-19. Fundamentalmente, por causa de la debilidad del estado de Derecho y la fragilidad de instituciones estatales que se vieron arrasadas por la furia de una realidad para la cual no se tenía ni preparación para controlarla. Ni experiencia, para tomar decisiones asertivas. Tampoco, el conocimiento científico para afrontar su capacidad de irrupción y vulneración.
 
 
El simple concepto de “pandemia”, toca crisis de todo orden. Problemas de cualquier tenor, forma, razón o tamaño. No son sólo de salud lo que dicha crisis incitó. La pandemia ha embrollado otros más, en términos de lo que sus realidades han implicado. Las crisis inducidas, son también crisis políticas, económicas y sociales, entre otras igualmente temibles. Pero que valiéndose de la pandemia, encubrieron sus maléficos alcances en ella. 
 
Es la razón que ha llevado a endilgarle a la pandemia causada por la aterradora irrupción del SARS Cov-2, el calificativo de crisis humanitaria. O de “emergencia humanitaria”. 
 
En principio, deben hacerse ciertas consideraciones que, por razones obvias, refieren a Venezuela. Hay que tener en cuenta que la situación nacional, ha venido padeciendo de agudas crisis en distintos ámbitos de su discurrir. El siglo XX, fue espacio para que se tramaran serios y vetustos problemas enquistados desde el mismo momento en que, en el siglo anterior, se tejieron significativos esfuerzos por la independencia de Venezuela. 
 
Así comenzó a cimentarse una estructura política, social y económica. Una estructura cuya funcionalidad fue resabiada en muchos aspectos. La misma sirvió de asiento a todo un entumecido proceso histórico de acumulaciones y desviaciones, equivocaciones y argucias, falsedades y evasivas, que terminó, dicho proceso, marcando serias brechas entre el discurso y la realidad. Brechas que signaron y motivaron crisis posteriores. 
 
En la espesura de tan caóticos escenarios, floreció la pobreza. Junto con ella, la inseguridad, la violencia y execrables condiciones de vida. La demagogia y el populismo fueron fértiles terrenos para que el fruto de tan repulsivo cultivo, se vieran infectados por la precariedad de disconformes políticas. 
 
¿Cómo las realidades se hicieron crisis? 
 
En su curso, la calidad de vida del venezolano se vio arrollada por gobiernos que lejos de ocuparse de afianzar el debido respeto a la dignidad del venezolano, sólo se dedicó a vulnerar condiciones de desarrollo que debilitaron el ejercicio de importantes derechos humanos, garantías y libertades. 
 
No hay duda de que Venezuela vivió buena parte del siglo XX, siendo crudamente zarandeada. El país se vio abatido por duros trancazos y rudos tropezones que dieron “puerta franca” al ingreso de gruesos problemas en materia de libertades y derechos humanos. A ello coadyuvó la opulencia de innumerables gobernantes que, actuando con base en caprichos y necedades personales, dejaron al garete importantes espacios que fueron ocupados por la violencia que evidenció la debilidad de una gestión gubernamental alcahuete de problemas envueltos en una grosera impunidad de todo orden. 
 
Ni siquiera, las potencialidades naturales permitieron salvar las grietas que sus crisis fueron abriendo a medida que el tiempo estrenaba nuevas y complicadas realidades. Crisis que revelaron el agotamiento del modelo de desarrollo puesto en escena desde mediados del siglo XX. 
 
Los años posteriores fueron aún más sorprendentes. Se vio cómo esa crisis del Estado venezolano, arrastró consigo una nueva crisis del tipo de acumulación. Igualmente, otra del tipo de dominación. 
 
Todas esas crisis, se enmarcaron en contextos políticos, económicos y sociales bastante conmocionados. Por consiguiente, incitaron crasas violaciones de derechos humanos que, al mismo tiempo, puso de manifiesto una insidiosa crisis de identidad y de pertenencia que salpicaba todo. Así, dio al traste importantes valores morales y políticos. Valores que desanimaron importantes esfuerzos que buscaban exhortar la ciudadanía. La ciudadanía, entendida como constructo tanto de ética social pública y de urbanidad, como de cultura política y de socialización. Así salta otra crisis más. Una crisis de ciudadanía. 
 
La pandemia en el contexto de insidiosas crisis 
 
Además de tantos avatares que fracturaron principios que fundamentan derechos humanos, haciendo que el país se redujera a una mínima expresión de tolerancia y pluralidad, apareció la pandemia para terminar de ofuscar actitudes políticas y sociales. 
 
Sin duda, esta pandemia puso al descubierto crecidas grietas de desigualdad que, tiempo atrás, pretendieron ser cubiertas con meros paliativos discursivos. Sólo que el sectarismo pudo más que la palabra adornada de promesas baladíes. Y que lejos de mitigar dicho problema, desnudó más aún las contusiones que, en lo político y social, habían emergido. 
 
Asimismo, esta pandemia potenció otra nueva crisis. Nada más que una crisis de derechos humanos. En tiempos de la terrible pandemia, esta última crisis incitó un sorprendente número de contagios del covid-19. Por donde se observa la situación en cuestión, las violaciones de DD.HH. se hicieron más frecuentes. Y peor aún, ante la indolente mirada de regímenes políticos de tendencia autoritaria y hegemónica, como en efecto es el caso Venezuela. 
 
De ello, podría inferirse que el acceso a la justicia se ha dificultado. Asimismo, el ejercicio de valores que exaltan y exhortan libertades y derechos. En medio de esta situación, se han avivado problemas relacionados con la intolerancia, la desconfianza y el individualismo. 
 
También, se exasperaron transgresiones de toda ralea. Independientemente de los espacios donde las arbitrariedades desplegaron sus fuerzas. La corrupción, en asociación con la impunidad, incitó a la desorganización social o flojedad de las normas (anomia). Fue terreno para que la soberbia de quienes se arrogan el dominio de todo lo posible, se convirtiera en parte de la actitud de muchos personajes acusados de violadores de derechos humanos. 
 
En la mitad, una crisis de Derechos Humanos 
 
Fue así como las restricciones se valieron de disposiciones, órdenes y decisiones, para que gobernantes actuaran discrecional y sigilosamente en perjuicio de los derechos humanos. Así se indujeron problemas que colindan con derechos educativos, económicos, ambientales, sociales, de las familias y civiles, particularmente. Acá la pandemia se prestó para camuflar buena parte de tan cuestionados eventos. Podría decirse que la pandemia hizo de las suyas. Y en esa dirección, los derechos humanos se han visto bastante vapuleados. 
 
Por tanto, la pandemia no sólo pone al descubierto agudas realidades profundamente cuestionadas. También permitió que se vulneraran derechos humanos en nombre de obtusas razones.
 
Cabría inferir que fútiles argumentaciones sirvieron al autoritarismo a valerse de la pandemia para discriminar, reducir o excluir social, cultural, económica y jurídicamente, poblaciones históricamente marginadas. Entre otras, comunidades indígenas, de personas de ascendencia foránea, campesinas y comunidades LGBTIQ. Sobre todo, comunidades en situación de pobreza extrema. 
 
Fue así como la represión se exacerbó convirtiéndose en criterio de gestión pública. Ahí arreciaron torturas, censuras, expropiaciones y acusaciones a personas. Y que además, vieron fustigadas sus obras, idearios y propiedades. 
 
En medio de tales desavenencias, las desigualdades lograron acentuar el estado de confusión y pobreza que había venido acusándose desde el discurso de democracia, ya tan manido. De cualquier modo, por donde se estudie el problema disertado, no habrá duda en afirmar que la pandemia sirvió de cauce para acentuar problemas que han comprometido la significación y valía de los derechos humanos. Rápidamente, se entendería al preguntarse: si es esta pandemia una ¿crisis de derechos humanos?
 
Antonio José Monagas 
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela 

BEATRIZ DE MAJO: UN TRASPIÉ QUE SE PAGA CARO. COLOMBIA EN CAPSULAS

Una de las figuras a la vez más influyente y más controvertida de la escena pública colombiana es Álvaro Uribe.
 
Porque es que el famoso político no deja indiferente a nadie dentro de la geografía de su país e incluso un colombiano de a pie puede haberse sumado a sus propuestas de manera apasionada a lo largo de un trecho de su vida y haberse colocado con igual convicción en la otra orilla de su credo político durante otro período de la misma. Así es como el ex presidente lleva ya dos décadas marcando la pauta política del país vecino, tanto para quienes se suman a sus ideas como para quienes lo adversan a rabiar.
 
El dirigente de origen paisa es agresivo y certero y ha logado mantener a los neogranadinos atentos a sus pautas no solo mientras se desempeñaba como mandatario sino también a lo largo de los últimos tres periodos presidenciales posteriores. Para este líder, quienes se suman a sus ideas son calificados de patriotas y quienes son sus opositores son señalados con epítetos erosivos y bien escogidos para provocar su descalificación por parte del colectivo.
 
Además la fama de Uribe y su influencia trasciende sus fronteras. Fue Uribe y no otro quien acuñó el concepto internacional del “castrochavismo” y no se equivocó.
 
El hombre actúa constantemente desde su cuenta de twitter, lo que lo lleva a hacer contacto con los estratos más jóvenes de la sociedad colombiana, consciente, como debe estar, de que Colombia está a punto de perder su talante democrático gracias precisamente a la manipulación de las actuaciones de este estrato poblacional, una prueba de lo cual son las recientes y destructivas revueltas que paralizaron al país.
 
Sin embargo, por extraño que parezca, Álvaro Uribe se encuentra en su peor momento con respecto a su imagen frente a los colombianos con un 73 % de desaprobación. Así lo ha señalado la encuesta Pulso País, la que dejó claro igualmente que solo es superado con 74% por su hijo Tomás a quien varios gremios desean postular como candidato a las elecciones del 2022.
 
Al líder del Centro Democrático se le están presentando nubarrones en el horizonte y hay quienes le atribuyen este viraje en la percepción de la colectividad a los singulares planteamientos que realizara en medio de las trifulcas callejeras que tanto afectaron la vida cotidiana de los ciudadanos mientras la pandemia estaba en su punto más álgido. Es el caso que un mensaje del ex presidente posteado a través de sus redes sociales atribuyó responsabilidad en los disturbios a la “revolución molecular disipada” un concepto de muy difícil compresión para los actores tanto activos como pasivos de las manifestaciones.
 
Las criticas le llovieron a través de las redes y sus trinos fueron objeto de acidas burlas en los programa de radio y TV conducidos por sus adversarios. Gustavo Petro llegó a asegurar que estaba “perdiendo la cordura”. El error de Uribe consistió en sumarse - con los escasos caracteres que permite un twitt- a la tesis con origen en la derecha chilena denominada “revolución molecular disipada” que proclama la existencia de “un nuevo modelo de acción revolucionaria horizontal, que normaliza de manera gradual y cotidiana disposiciones y conductas en orden de alterar el estado de normalidad social del sistema dominante, con el objetivo de ser derogado y sustituido”.
 
Lo que con otras palabras Uribe pretendía significar – y allí lo acompaña la razón - es que todo un movimiento de adoctrinamiento juvenil había estado al origen de las protestas violentas el vandalismo para desacomodar la cotidianeidad de la población con el objeto de lesionar y desestabilizar al estado democrático. Pero al sabio político le salió mal la apuesta al modernismo y su popularidad se vió negativamente afectada. Lo anterior no pasa de ser una anécdota, pero su resultado alimentó el escaso arraigo con que cuenta a esta hora quien llegó a amasar la más alta aceptación en el país vecino.
 
Ello lo que nos deja claro es que en el momento actual, existe una muy escasa capacidad de movilizar la opinión pública a favor de quien Álvaro Uribe señale como el mejor candidato para ocupar la silla del Palacio de Nariño. Así que no hay que contar con él para la batalla electoral que se avecina.
 
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Venezuela – España

ARIEL PEÑA: EL PARO Y LA PESTE CHINA

El peso especifico del paro nacional, que se inicio el 28 de abril, se concentró en los bloqueos, el vandalismo y el terrorismo, impulsado por pequeños grupos adoctrinados en el resentimiento y el odio, especialmente por el marxismo; sin haberse observado grandes movilizaciones como ocurría en otras ocasiones, a lo que hay que agregar la destrucción de la infraestructura perjudicando a la ciudadanía pobre, pero se sabe que dentro de la practica comunista el sufrimiento de las personas importa un comino; sin pasar por alto que el Covid-19 o peste china ha incrementado las desgracias de la población colombiana y, pareciera que todavía los llamados grandes medios de comunicación que inciden en la opinión pública, no se han enterado de esa situación.
 
Teniendo como dato curioso, que si en el paro se estaba protestando en contra de las injusticias, una de las peores injusticias que se ha cometido en contra de la humanidad y de Colombia en particular es el de la pandemia, originada y propagado en el planeta por culpa del el partido comunista chino; entonces así como fueron derribadas estatuas y quemados monumentos por los vándalos, prácticamente con la complacencia de gobiernos locales, no se vieron las quemas de banderas de China, ni de las efigies de Mao Zedong o de Xi Jiping actual gobernante chino, lo que demuestra los criterios selectivos del marxismo leninismo para realizar sus actos vandálicos, que están focalizados solamente en contra de símbolos que no son de los afectos de la secta comunista.
 
Bien es sabido que en el país existen desigualdades sociales, lo que genera pobreza, pero con la llegada de la peste china, las dificultades han aumentado enormemente, y esa situación nunca fue contemplada por los principales dirigentes del paro que promovieron la protesta, en donde se encontraba desde luego la gruperia comunista que fue la que manipuló desde un comienzo el paro, ante la laxitud de los dirigentes democráticos, que todavía viven acomplejados ideológica y políticamente frente a las fabulas marxistas de la lucha de clases y del materialismo histórico.
 
Los daños del paro para las gentes del común han sido grandes, en lo económico, la salubridad, lo social y lo moral, de modo que hay que fortalecer los valores democráticos para confrontar a las logias totalitarias que pretenden con sus acciones llevarnos a una dictadura, por ello desde ya, hay que establecer responsabilidades por el caos que generaron los terroristas narcocomunistas con el paro; así pues en las elecciones del 2022, los temas fundamentales para defender la libertad, deben de ser el de la denuncia al responsable de la peste china, por sus efectos catastróficos que ha tenido para Colombia y también el paro que fue orientado por los enemigos de la democracia, incrementando las aflicciones de la población.
 
Se creía que el propósito del paro, era buscar negociar con el gobierno el Pliego de Emergencia que se le presentó hace un año, con una hoja de ruta bien definida, pero las fuerzas extremistas se impusieron de forma aventurera, buscando la insurrección en primer lugar, o en su defecto impulsar el
 
proyecto político electoral de las fuerzas totalitarias denominadas alternativas, como claramente lo han dado a conocer, de ahí que se les debe salir al paso, denunciando las pretensiones infames del comunismo para esclavizar a las masas, si llegan al poder en el 2022.
 
Conociendo que los partidos y movimientos alternativos que estaban detrás del paro, pertenecen a la internacional comunista del foro de Sao Paulo, y que para las próximas elecciones pretenden quedarse con el poder político en el país, para no seguir engañando a la ciudadania deberían aclarar esa postura de militantes en semejante engendro, dado que se tienen que dilucidar las ambigüedades, pues frente al totalitarismo no pueden existir excusas de ninguna especie, en razón de que se debe medir con el mismo rasero la membrecía que internacionalmente tengan los partidos políticos.
 
Ya que nos imaginamos, lo que pasaría en Colombia si un partido de lo que llaman derecha con un importante responsabilidad política, perteneciera a una internacional neonazi, ¿Cómo serian los alaridos de la mamerteria? de la misma forma sabiendo que tanto el nazismo, igual al fascismo y al comunismo tienen su matriz en las tesis hegelianas, siendo los tres totalitarios, lo lógico es que se condene la presencia de los partidos de la denominada izquierda en el foro de Sao Paulo, que con diferentes atuendos ocultan su catadura comunista, para engrupir a las personas ingenuas, que no comprenden lo que se esconde detrás de ese discurso miserabilista.
 
Hay que insistir que en las elecciones del 2022, abran dos temas gruesos en el debate, los cuales ya enunciamos anteriormente, siendo el de Covid-19 o peste china, por las consecuencias que le trajo a la nación aumentando la pobreza y la catástrofe sanitaria con las muertes y los contagios, y el otro tema es el de los efectos del paro que ha traído tristeza, destrucción y más miseria, sin que los éxitos efímeros de la protesta con el retiro de la Reforma Tributaria, el no tramite al proyecto de Ley de la Salud y la caída del ministro de hacienda, pudieran compensar los males que se le ocasionaron a la población por la pérdida de empleos producto de la quiebra de pequeñas y medianas empresas; de suerte que los demócratas le deben enrostrar a los candidatos del totalitarismo su desprecio por el pueblo, en vista de que solo quieren utilizarlo para satisfacer sus nefastos objetivos comunistas.
 
Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia 

ALFREDO M. CEPERO: LA INMIGRACIÓN DESDE EL MAYFLOWER A JOE BIDEN

Es hora de rescatar la democracia norte americana eligiendo gobernantes que pongan en práctica el mandato de los votantes expresado en las urnas.

Según las estadística más confiables el planeta Tierra está poblado por casi 8 mil millones de seres humanos. La mayoría de ellos odian y admiran al mismo tiempo a un "imperio" que con sólo el 5 por ciento de la población mundial consume el 24 por ciento de los recursos del globo y ha mantenido por 245 años un sistema de libertad y democracia para todos sus ciudadanos. Por eso todos quieren venir a este país y a ninguno se le ocurre emigrar a esas sucursales del infierno en la Tierra que son Cuba, Venezuela o Nicaragua.

De hecho, la inmigración ha sido un factor importante en la vitalidad económica y cultural de los Estados Unidos desde que los 102 peregrinos a bordo del Mayflower pisaron tierra en Cape Cod en el año 1620. Alrededor de esos años otros colonos ingleses fundaron el enclave de Jamestown, en el actual estado de Virginia, que sirvió de escenario a la novela romántica de John Smith y Pocahontas.

Andando el tiempo, entre 1892 y 1954, 12 millones de inmigrantes−la mayoría irlandeses e italianos− llegaron a la isla de Ellis, en la bahía de Nueva York. En aquella época no eran necesarios pasaportes, visas o papel alguno. El proceso de entrada al país de estos inmigrantes se realizaba en unas pocas horas. Eran tiempos en que los Estados Unidos necesitaban la mano de obra y los conocimientos técnicos de aquellos inmigrantes. Los padres fundadores de 1776 crearon las instituciones políticas y jurídicas. Los 12 millones de inmigrantes de la isla de Ellis echaron los cimientos de los Estados Unidos como la mayor potencia económica del mundo. La segunda no habría sido posible sin las primeras.

Para mediados del Siglo XX las prioridades nacionales habían cambiado y, con ellas, las causas que promovían la inmigración. Los Estados Unidos ya se habían consolidado como potencia política, económica y militar del mundo.  Su nueva política migratoria estaba motivada por la generosidad más que por la conveniencia. Los Estados Unidos se convirtieron entonces en el refugio de los pobres y perseguidos del mundo.

En 1956, el Presidente Eisenhower abrió los brazos a los húngaros que habían sobrevivido la masacre perpetrada por los tanques soviéticos en las calles de Budapest. En 1959, comenzó el éxodo masivo de los refugiados políticos cubanos que escapaban de la orgía de sangre de la revolución castrista. En 1965, el Presidente Johnson firmó la Ley de Inmigración y Naturalización que puso en vigor un sistema de preferencias de la reunificación familiar. Por su parte, el Presidente Carter firmó la Ley de Refugiados de 1980 en la que aumento a 50,000 las visas anuales que se otorgarían a los refugiados políticos.

Y precisamente en 1980 una multitud de 10,000 cubanos tomaron por asalto la sede de la Embajada de Perú en La Habana como vía para salir del país después que el tirano Fidel Castro dijera que podían irse todos los que quisieran. Este fue el detonador que desató el traumático "Puente del Mariel" en que más de 125,000 seres desesperados retaron a la muerte en todo tipo de artefacto flotante en busca de libertad. El resultado ha sido una población de casi dos millones de cubanos residentes en los Estados Unidos, la mayoría de los cuales disfrutan de libertad y prosperidad. Lo que han ganado los Estados Unidos lo ha perdido Cuba.

En 1986, el Presidente Reagan firmó la Ley de Reforma y Control de Inmigración por la cual se le concedió amnistía a más de 3 millones de inmigrantes ilegales que vivían en los Estados Unidos. Pero aquí Reagan fue víctima del engaño de los promotores de fronteras abiertas. La promesa consistió en amnistía primero y cierre de fronteras después. Se produjo la amnistía pero las fronteras siguieron abiertas. Una prueba más de que no se puede negociar con los tramposos.

Durante el gobierno de George W. Bush y después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, el Servicio de Inmigración y Naturalización fue sustituido por el Departamento de Seguridad Interna. Fue una época en que se le dio prioridad a la seguridad en las fronteras, a la vigilancia en los aeropuertos y a la extensión de visas.

Por su parte, el Presidente Obama dio un  giro de 180 grados cuando el Departamento de Seguridad Interna redujo las deportaciones, ofreció visas de trabajo a inmigrantes ilegales y aumentó de 70,000 a 100,000 los refugiados que serían  admitidos todos los años en los Estados Unidos. Estas medidas tuvieron lugar en medio del conflicto en el Oriente Medio, África y el Sur de Asia, que desató la mayor migración global desde la Segunda Guerra Mundial.

Afortunadamente se hizo la "luz al final del túnel" con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2016. Una semana después de tomar posesión Trump firmó un decreto sobre prevención del terrorismo que suspendió el programa de refugiados por 120 días, puso fin de manera permanente a los refugiados procedentes de Siria y rebajó a 50,000 el número anual de refugiados. También suspendió por 90 días el ingreso a los Estados Unidos de nacionales de Irán, Iraq, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.

Pero en la primera mitad de 2019 aumentó el número de migrantes de Centroamérica que solicitaban asilo, al mismo tiempo en que los guardias fronterizos daban cuenta de 600,000 detenciones. Trump puso remedio a la situación con un decreto fechado 15 de julio en que se estipulaba que se le negaría el asilo en los Estados Unidos a los migrantes que viajaran a través de un tercer pais y no pidieran asilo en el mismo.

Sin embargo todo cambió en el mes de noviembre de 2020. Llegaron juntos el virus de Covid 19 y el virus de la trampa electoral que pusieron en la Casa Blanca al fantasma corrupto y decrépito de Joe Biden. El odio sustituyó a la razón y todas las medidas exitosas adoptadas por Trump fueron anuladas por los fanáticos de izquierda que manipulan a Biden. La más dañina fue la invitación que Biden les hizo a todos los que quisieran cruzar la frontera sur. Los coyotes aumentaron sus fortunas, los demócratas sus filas de votantes y los empresarios de ambos partidos su mano de obra barata.

La solución propuesta por Biden y su vicepresidenta Kamala Harris es mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes en sus países de origen. Pero estos dos personajes no fueron electos para resolver los problema ancestrales de Centroamérica. Fueron electos para resolver los problemas actuales de los Estados Unidos de América.

Y otra contradicción, aunque Biden se pasa el tiempo mencionando la necesidad de crear trabajo para los millones de americanos desplazados por la pandemia del covid 19, esta amnistía que está proponiendo para los inmigrantes ilegales los hará elegibles para competir por esos trabajos con los obreros americanos.

Las élites izquierdistas se refieren con desprecio a los miembros de la clase media que muestran indignación ante esta crisis migratoria. Pero estos privilegiados son unos hipócritas porque ninguno de ellos es afectado por la crisis. La peor es la serpiente del pantano de Washington Nancy Pelosi. Pero ella no es la única. La acompañan los multimillonarios del Valle de Silicón y de Wall Street que lucran con la mano de obra barata que atraviesa la frontera sur. ¿Ha ofrecido alguno de estos reformistas como Mark Zuckerberg o Michael Bloomber alguna  de sus residencias como albergue temporal para los necesitados inmigrantes de centroamericanos?  ¿Por qué universidades como Yale y Stanford no ofrecen albergue a los inmigrantes en sus dormitorios, muchos de ellos vacíos?

Y sigo con mi asombro. ¡Qué extraña y egoísta alianza la de estos magnates corporativos, cínicos políticos de izquierda y chauvinistas étnicos que han conspirado para erosionar las leyes americanas y promover sus mezquinos intereses al mismo tiempo en que califican de xenófobos, racistas y nativistas a quienes se les oponen! 

Y cierro con una pregunta: ¿De qué manera estos inmorales intereses especiales han secuestrado las leyes de inmigración y se han arrogado el derecho a decidir a nombre de 300 millones de americanos quienes pueden entrar en los Estados Unidos? La respuesta es simple. Es hora de rescatar la democracia americana eligiendo gobernantes que pongan en práctica el mandato de los votantes expresado en las urnas.

 

Alfredo M. Cepero

alfredocepero@bellsouth.net

@AlfredoCepero

Director de www.lanuevanacion.com

Cuba - Estados Unidos