lunes, 29 de noviembre de 2021

UNA INVITACION A PRESENCIAR POR EL CANAL ANALITICA TV "REVOCATORIO: PROXIMA JUGADA" 01/12/2021 A LAS 3 PM.


 


Además, podrás disfrutar del evento EN VIVO por la plataforma YouTube en el canal de ANALITICA TV, mediante el siguiente link

https://www.youtube.com/channel/UCMO9iMNuVm3AsByCAPXJ8Hw


ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com LUNES 29/11/2021

 


AQUÍ TITULARES DE HOY LUNES 29/11/2021, DIARIO DE OPINIÓN, PULSAR SOBRE EL TÍTULO PARA LEER

 

TITULARES DE HOY -  NACIONALES - 29/11/2021



NEURO VILLALOBOS: UNA REFLEXIÓN CONTROVERSIAL


LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¿QUÉ DEBEMOS HACER LOS VENEZOLANOS?


SIGFRIDO LANZ DELGADO: LOS VENEZOLANOS TAMBIÉN SOMOS CULPABLES Y RESPONSABLES



ESTHER PEROZO: EL TIEMPO LOS CONVENCIÓ

Desde Unidad Visión Venezuela jamás hemos llamado a la abstención, porque nuestro equipo a lo largo y ancho del país, mantenemos total sintonía con nuestra gente y sabemos que hemos sido un pueblo demócrata que le gusta y prefiere salir a votar, reconociendo el voto como nuestra mejor arma.

Queremos pensar que los abstencionistas se dieron cuenta que hemos ganado más votando que buscando salidas mágicas, que lo único que ha hecho es darle más tiempo y respiro a un gobierno moribundo, según todas las encuestadoras y que lo ratificamos día a día en el contacto permanente que mantenemos en las calles.

Imaginemos por un momento que esta decisión de votar el 21 de noviembre se hubiera tomado para el pasado 6D, hoy tendríamos mayor representación en la Asamblea Nacional, muchas más gobernaciones y alcaldías, así como más representantes en los Consejos legislativos y municipales. Lamentablemente no fue así y esos son los errores que nuestro pueblo no entiende, pero que la “oposición” del extinto G4 –ahora llamada Plataforma Unitaria- tampoco puede explicar.

Este grupo mejor conocido como el G4 le debe pedir perdón al pueblo por todos y cada uno de los errores cometidos; es una exigencia de los ciudadanos, porque no tenemos la menor duda de que hoy el país sería otro, y que producto de tantos fracasos esos “líderes políticos” tienen igual o mayor rechazo que el propio Maduro, pero se niegan a dar paso a las nuevas generaciones dentro de sus propias organizaciones políticas.

Errores que por soberbia y creerse los dueños de la razón, de la verdad absoluta, los llevó a desprestigiar a otra parte de la oposición que decidió continuar el rumbo democrático, posición que no los condujo a nada, y que por el bien del país cada día son menos los que continúan en espera de los marines y una invasión que nunca llegó, ni llegará.

Después de los resultados del pasado 21N a la “unidad” democrática del G4 debe quedarles claro que son solo un pequeño sector dentro de los múltiples sectores que adversamos a este gobierno, no los dueños y que urge reencontrarnos, reconciliarnos, porque un país crece con la participación de todos los factores, sin pase de factura ni discriminación y respetando las ideas pese a sus diferencias.

Todo no puede verse en blanco o negro, debemos dejar el radicalismo a un lado, porque si todos actuamos igual entonces podríamos decir que la llamada Plataforma Unitaria no se presentó a las elecciones del 6D porque se trataba de Venezuela y ahora se presentaron a las elecciones regionales y municipales porque eran pretensiones personales.

Ahora yendo al caso específico de mi estado Zulia la Alianza Democrática desde sus inicios se negó a la posibilidad de aceptar tanto a Manuel Rosales como candidato, así como a cualquiera que viniera de ese grupo abstencionista, pretendiendo así cobrarle a cada uno por sus errores. Por otro lado, los que se adueñaron de la tarjeta MUD, les negaron a estos el legítimo derecho de participar en las pocas primarias que se llevaron a cabo en la región, como si fueran los dueños absolutos de la oposición.

A Dios gracia pudo más el sufrimiento vivido y no olvidado durante los 4 años de mala gestión de Omar Prieto y Willy Casanova, y la gente reaccionó e hizo lo que corresponde y viene haciendo en los últimos 15 años, si no sirves te vas, el pueblo zuliano es noble cuando tiene que ser noble, pero también bravo cuando debe hacerlo y ha castigado sin distinción de toldas políticas, se lo hicimos a Pablo Pérez, a Francisco Arias Cárdenas y ahora a Omar Prieto.

Con respecto al mapa rojo rojito, algunos como siempre dirán que hubo fraude, trampa y demás, pero se les olvida que no existe tal unidad y sin ella seguiremos siendo una opción dejando a un lado la posibilidad de ser una verdadera fuerza.

Desde el Zulia hacemos un llamado a todas las toldas políticas a deponer su actitud, y dejen a un lado sus intereses personales, a hacer política con “P” mayúscula, a pisar tierra y entender que con esos casi 4,5 millones que salimos a votar en contra de los candidatos del gobierno NO revocamos a Nicolás Maduro. Hay que trabajar, construir y organizarnos desde todos y cada uno de los espacios ganados, para poder lograr en el 2024 salir del peor gobierno que hayamos tenido en la historia de nuestro país, de manera constitucional, pacífica y democrática.

Esther Perozo
vivzla@gmail.com
@stherp1
@visionvenezuela http://visionvenezuela.blogspot.com

VÍCTOR ÁLVAREZ R.: LA ABSTENCIÓN LE HABLÓ DURO A LAS ÉLITES POLÍTICAS

Las elecciones regionales generan muy poco interés. Son los comicios que registran menor participación en comparación con las parlamentarias y presidenciales. Sin embargo, en las megaelecciones del 21-N votaron 2,5 millones más de electores que en las Parlamentarias de 2020. La abstención en los comicios regionales fue de 58% mientras que en las Presidenciales de Chile -que se supone convocan más y celebraron el mismo día que las Megaelecciones de Venezuela-, la abstención fue de 53%. ¿Entonces dónde hubo abstención?

Lograr una participación de 42%, no muy lejos del 47% que votó en las Presidenciales de Chile, es una señal muy importante en un país que viene de escuchar insistentes llamados a la abstención. Han sido cinco años en los que los partidos más importantes de la oposición repitieron una y otra vez que “en Venezuela se vota pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en las megaelecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”. Desacreditaron la institución del voto, al árbitro electoral y a la propia la ruta electoral. Por si fuera poco, se postularon muchos candidatos mediocres e impresentables que se dedicaron a atacarse y descalificarse entre ellos mismos, desestimulando al elector. Escuche en análisis completo aquí https://n9.cl/uyxh6

Una oposición dividida y debilitada -a pesar de competir con los candidatos de un gobierno rechazado por el 80 % de la gente-, no logró los resultados que el país descontento esperaba. Pero no hay ninguna sorpresa. Se sabía que el gobierno ganaría la mayoría de los cargos. Sus candidatos obtuvieron 20 de las 23 gobernaciones y 205 de 335 alcaldías. Este resultado es responsabilidad de la dirigencia opositora, no del CNE ni del gobierno. El oficialismo consolidó su hegemonía territorial y dejó una oposición dividida, derrotada y desmoralizada.

Si bien es cierto que la abstención de 58 % favoreció al PSUV, toda vez que sus candidatos habrían sido barridos si el país descontento hubiese ido a votar masivamente por candidaturas unitarias, la dispersión del voto opositor fue lo que realmente sentenció el triunfo de los candidatos del gobierno. Al revisar los números se comprueba que -en al menos catorce estados- al candidato de la oposición que llegó de segundo le hicieron falta los votos del opositor que llegó de tercero para poder llegar de primero y ser proclamado gobernador.

Los principales partidos de la oposición tenían la posibilidad de empezar a construir una alternativa al chavismo desde las alcaldías y gobernaciones, de cara a las elecciones presidenciales de 2024, pero no lo hicieron. Querían ganar gobernaciones y alcaldías pero postularon varios candidatos para el mismo cargo. Se impusieron sus ambiciones personales por ser gobernador, alcalde, diputado o concejal y subordinaron el interés nacional. Con candidaturas unitarias y el mismo porcentaje de participación, un candidato único y unitario de la oposición habría doblado la votación del candidato del gobierno en cada estado y municipio. Por lo tanto, la principal causa de la derrota de la oposición no fue la abstención sino la división del caudal electoral del país descontento y opositor.

Cinco años llamando a la abstención causaron mucho daño a una oposición conformada por micropartidos nacionales y regionales que -al abstenerse de participar en las pasadas elecciones presidenciales, de gobernadores, alcaldes y diputados-, descuidaron el fortalecimiento de sus estructuras organizativas y no tuvieron con qué enfrentar la poderosa maquinaria electoral oficialista que corre con ventaja al poner a su favor los medios públicos.

La abstención de 58% le habló duro a las élites políticas. La gente no se sintió estimulada a votar por unos candidatos que no interpretan bien las necesidades de la gente. Hay una abstención que no responde al voto castigo sino al alto porcentaje de electores que sencillamente no se sienten convocados por una diatriba política que no da respuestas a su clamor.

A la Venezuela a la que no llegan los subsidios del gobierno ni ningún dirigente opositor, a esa Venezuela olvidada por los políticos también se le ha olvidado la política. Esa Venezuela desgastada y exhausta en la lucha por su sobrevivencia fue la que no salió a votar. Paradójicamente, ese país decepcionado con una mala práctica política es el caldo de cultivo para la emergencia de una nueva propuesta que los interprete, entusiasme y movilice. Quienes no votaron volverán a la política si una nueva generación de líderes nace de sus entrañas e interpreta su sentir.

Revertir el daño a la institución del voto y retomar la ruta electoral es un proceso que apenas comienza. En adelante se impone acumular fuerzas y complementar capacidades y recursos entre el nuevo liderazgo político emergente, los movimientos sociales y las expresiones de la sociedad civil organizada. Cada evento electoral constitucionalmente programado será una oportunidad para organizar y movilizar políticamente a la sociedad, y seguir avanzando hacia una solución democrática, electoral y pacífica del conflicto venezolano.

Víctor Álvarez
Pedagogía Económica 
@victoralvarezr
Venezuela

https://pedagogiaeconomicaconvictoralvarez.blogspot.com/2021/11/la-abstencion-le-hablo-duro-las-elites.html#more

JOISE MORILLO: ¿UNA INMENSA VANIDAD, NARCISISMO O IGNORANCIA?

En términos de psicología, mediante la enajenación mental, o lavado de cerebro, Fidel Castro con su verborrea agresiva hizo aflorar: “la Sombra” confinada que tenía Chávez en su espíritu narcisista.

"La sombra es la contraposición de lo luminoso y bueno, por un lado, y de lo oscuro y malo por otro (...) Esta oposición es propiamente el verdadero problema universal, que aún no ha sido resuelto”. Carl Gustav Jung.

En la psicología jungiana se define la sombra como el conjunto de frustraciones, experiencias vergonzosas, dolores, temores, inseguridades, rencor, agresividad que se aloja en lo inconsciente del ser humano formando un completo, muchas veces, disociado de la consciencia. Dicho de otra manera es el aspecto inconsciente de la personalidad, caracterizado por rasgos y actitudes que el yo consciente no reconoce como propios.

En el año 2013 En una entrevista del periodista venezolano Diego Arroyo (el nacional) con el fallecido político venezolano Luis Miquilena quien fuera mentor democrático de Chávez y presidente de la Asamblea Constituyente de 1999; el entrevistado Miquilena dijo lo siguiente:

“Chávez es el gran responsable del drama que padece Venezuela. Este es un país desquiciado (…) es un país que va a una catástrofe espectacular.”

Y continuó afirmando que, Fidel Castro se ganó a Chávez a punta de halagos. Por ese quiebre de su personalidad, Venezuela le ha dado más a Cuba que la misma Rusia. Fidel descubrió la gran vanidad de Chávez, de lo cual se aprovechó para la tajada del siglo. Que el tirano isleño desde entonces se dedicó, de una manera bellaca, a aprovecharse de Chávez, y exclama exaltado:

“Fidel, es un ¡Vagabundo!”

Y continúa explicando lo que escuchó durante una visita de los mandatarios y el, a Sabaneta de Barinas, cito:

“Una vez estábamos los tres, Chávez, Fidel y yo, frente a la casa donde nació Chávez, en Sabaneta, y Fidel dijo: “Mira, Hugo, dentro de 500 años, a esta casita donde tú naciste vendrán en procesión todavía a rezar y rezar”.

¡Vagabundo! ¡Esa vaina no se la creía ni él! (…) había descubierto la vanidad del personaje y por esa vía se dedicó a beneficiarse con prebendas.”

En conclusión, siempre he tomado la palabra de Renny Ottolina (Animador de TV venezolano) quien afirmaba que la pasta del venezolano que heredó la la casta valiente y nacionalista de nuestro único y verdadero libertados, Bolívar no se iba a dejar meter gato por liebre “nadie le venía a decir por aquí es el camino”

Por eso es, el espíritu de la injerencia cubana en la política venezolana, pues el narcisismo de Fidel, su vanidad patética, le obligaba a ser lo que su esencia dionisíaca y díscola le impulsaba hacer. Con su egolatría exacerbada se jactaba cínicamente de ello, cuando le venía en ganas. Lo confirma el propio autor de la autobiografía de Fidel Castro (Norberto Fuentes) con un fundamento veras. Desde el principio del libro se manifiesta poseedor de una estirpe noble y un don de mando con espíritu apologético, patético y espeluznante; un Dionisos nietzscheano o un "Calígula" de Camus. Cito:

“Yo siempre he pensado que mi apellido revela un componente inefable de composición genética que es relativo a la forma de posesión y usufructo de la tierra (…) desde que Don Rodrigo adoptó el Castro que ha llegado a mis rutilantes hombreras de comandante en jefe hoy día 2 de mayo del 2003 (…) no ha habido otro Castro que haya dado la guerra, que este servidor, y que, pongamos por caso, haya matado tanta gente, y se además gracias a los medios modernos de difusión, va a ser muy difícil más bien improbable, que todos los Castro que me hayan antecedido en los 1.119 años de probada genealogía, puedan superarme en prosapia y leyenda. Jodanse" 

Fuentes, N. 2004, autobiografía de Fidel Castro, pág. 97-101, Ed. Destino Barcelona, España.

Como pueden ver no fue casual que tan esplendorosa causa negativa haya obnubilado la mente de un resentido social ignorante de los más básicos conceptos de política. Aun cuando se haya hartado de los mejores libros, su conducta demuestra que no aprehendió nada de lo el estadista idóneo debería saber.

Su error se hace presente -insinúa el entrevistado por Arroyo- como el producto de quien no teniendo la menor idea de lo que le acontece y las consecuencias de sus yerros, escoge la peor opción en todo momento. La evidencia la representa la siguiente parábola:

“Chávez escogió a la Edad Media para que le quitaran un cáncer. Un cáncer del tamaño que tenía y se fue a “curar” a un país donde el automóvil más nuevo tiene 50 años y donde hay carretas que llevan mercancía a la capital del Estado”

Yo afirmo: ¡la ignorancia es atrevida!

La escogencia de Así hablaba Zaratustra de Nietzsche, como lo revela en uno de sus fastidiosos episodios televisivos lo descubre cómo creído de superpoderes, quizá quería emular al super hombre de la obra, sin tener la más mínima idea de la metáfora de la misma.

El caso Toripollo - como apodó Chávez a Maduro en un Aló presidente- fue más fácil para el Castrismo. Mediante la conspiración, en complicidad con los Rodríguez, Cilia Flores, Diosdado Cabello y otros acólitos audaces del chavismo sin Chávez, después del Chávez "difunteado" (valga el término), elevaron a la presidencia de Venezuela a un ser sin espíritu y, menos alma, a Nicolas Maduro, Aunado a una exhortación insólita del "difunteado" quien lo promovió. 

Caso que asevera a la opinión de Miquilena acerca del “vanidoso” enajenado, señalado en su última cita de este artículo y, que es la causa de la desgracia de Venezuela.

Joise Morillo
Kaojoise@gmail.com
@kao_joi-lin
Venezuela - EEUU

NEURO VILLALOBOS: UNA REFLEXIÓN CONTROVERSIAL

El miedo busca protegerte, algunas veces a expensas de tu felicidad. Daniel Habif.

No ocultemos nada. Si hubo un gran perdedor en el simulacro electoral del día 21 de noviembre pasado: fue el país, y a un costo terriblemente elevado. El costo del diferimiento de la salida del régimen más oprobioso y criminal que ha tenido la nación, aumentará en progresión geométrica y su destrucción material, difícil de cuantificar, también se incrementará. Las pérdidas de vidas por motivaciones políticas, el hambre y las enfermedades crecerá sin pausa, lamentablemente. En general, la pérdida de recursos seguirá su rumbo ascendente por la huida de cientos de miles de venezolanos más, la corruptela, el saqueo y la ambición sin límites de los delincuentes en el poder. Es un cuadro para atemorizar a cualquiera.

También quedó en evidencia que el régimen se debilitó aún más a juzgar por los resultados del evento en cuestión. En buena parte del territorio sus “militantes” y “simpatizantes” se abstuvieron o no votaron por sus candidatos a pesar del miedo por la vigilancia y control de sus dirigentes. Se estima que más de un millón de votos se le escurrió al régimen si se compara con la elección anterior y la oposición, con sus dimes y diretes, sacó más votos que el régimen.

Todo ello a pesar que se contabilizan alrededor de seis millones de almas venezolanas fuera del país en alarmante emigración; que muchos dirigentes fueron inhabilitados y partidos políticos democráticos fueron desmembrados y su identidad electoral entregada a otros “dirigentes” negociantes de la política.

A pesar de las posiciones divergentes en la oposición, no caigamos nuevamente en el error de descalificar a unos y otros o entre sí. No hay ni es tiempo para la discordia ni la diatriba estéril. El enemigo continúa allí, más debilitado y desnudo frente al mundo. Es a él a quien hay que atacar y derrotar. No es tiempo tampoco de celebraciones de victorias parciales, sobre los opositores que ganaron se cierne la amenaza y sobre todos nosotros el peligro del intento del régimen de poner en ejecución un sistema comunal, que no es más que las ideas comunistas en acción a pesar de su fracaso mundial. Con esas ideas en mente, ya aprobadas, se pretende anular cualquier posibilidad de avanzar con las victorias logradas.

Tenemos que aprender de nuestras malas y buenas experiencias. No debemos distraernos ni mucho menos paralizarnos por el miedo ni falsos supuestos; tampoco dejarnos abatir por la desesperanza y la decepción. No podemos caer en el quietismo irónico que es lo que busca el régimen y sus asesores. No hemos sido derrotados y el liderazgo político tendrá que recomponerse por exigencias de las circunstancias.

Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¿QUÉ DEBEMOS HACER LOS VENEZOLANOS?

La política venezolana se encuentra en su peor crisis de legitimidad, el régimen chavista se aferra al poder a través de la violencia institucionalizada, es por mucho la conducción nacional más rechazada de nuestra historia. Por otro lado, la oposición corre con la misma suerte aciaga, aunque los venezolanos mayoritariamente adversan al chavismo, no encuentran líderes políticos que interpreten su sentir.

La oposición venezolana reinante hasta 2021 ha sufrido una estocada final, el 21N dejó en evidencia la supremacía de los intereses individuales, la división, la desconexión social, la cohabitación, entre otras dantescas realidades.

El 2022 se avizora como un año mucho peor que el presente, porque políticamente el régimen no tiene freno ni control, continuará con su gestión desbocada, a su real placer. Los venezolanos abandonados a su suerte, a la sobrevivencia dentro del país o fuera de el. En 2022 Venezuela pasará ser la peor migración del mundo.

María Corina Machado, quien ha sabido descifrar al régimen desde hace mucho tiempo, ha lanzado una propuesta que intenta reorganizar una verdadera oposición con la participación de los ciudadanos, el asunto es que los candidatos aún no están claros, todo es muy reciente y todas las figuras políticas en la actual palestra pública no tienen hueso sano.

Juan Guaidó es la referencia internacional de la oposición, ratificado como tal por Estados Unidos y Europa luego del 21N. Ahora bien, Guaidó dentro de Venezuela tiene probablemente el mismo nivel de rechazo que Maduro… así de grave se encuentra nuestra conducción política.

Es harto difícil que de los 3 gobernadores y las alcaldías que entregó el chavismo surja una figura importante, estos tienen asegurado su fracaso, la institucionalidad psuvizada, la anémica renta petrolera y la exigua recaudación fiscal, en un Bolívar sin valor de uso ni de cambio, los arrincona en una crónica de una muerte anunciada.

Todas estas complicaciones originadas por la perpetración de procesos electorales al margen de la ley y de la democracia, eventos consumados para satisfacer las apetencias de una élite anclada violentamente al poder que reparte dádivas condicionadas a sus cómplices.

La propuesta de María Corina Machado no luce prudente, no lo será hasta que los venezolanos sepamos entre quienes debemos escoger. Obviamente, ella sería una de las alternativas, imaginamos que Don Salas Romer podría ser otra opción toda vez que en estos 23 años de castrismo él ha mantenido la misma férrea postura contra el régimen, no se nos ocurre otra más. En todo caso, ambas figuras pudieran encabezar la reconstrucción de la oposición, la cual, a pesar de su importancia y meticulosidad, no debe ser un proceso tan extendido.

Los venezolanos debemos, obligatoriamente, abandonar las gríngolas de los partidos políticos, de las ideologías y comenzar a valorar en su justo valor a quienes aspiren ser la nueva oposición para evitar se repitan los errores cometidos hasta hoy, donde solo se han elegidos personeros que aprovechan las luchas ciudadanas para extraer beneficios particulares.

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela

SIGFRIDO LANZ DELGADO: LOS VENEZOLANOS TAMBIÉN SOMOS CULPABLES Y RESPONSABLES

“Son los pueblos más bien que los gobiernos los que arrastran tras sí la tiranía”. Simón Bolívar, 1819

La primera culpa fue el aplauso complaciente de muchos venezolanos, yo entre ellos, con el golpe de estado de febrero de 1992, liderado por un desconocido teniente coronel del ejército venezolano, de nombre Hugo Chávez Frías. Con esa acción le abrimos la primera puerta a quien luego sería el aniquilador de la república. Era previsible que la extinción de la república fuera el resultado de este infausto acontecimiento, pues se trataba de un hombre con fusil al hombro el que provocó aquel entusiasmo en la población, un militar y, como tal, formado para dar órdenes, mandar y disparar, nunca para dialogar con respeto con su contrincante político, nunca para respetar las reglas del juego democrático, nunca para aceptar compartir el poder con otras instancias republicanas.

El esperado redentor, igual como pasaba en la Venezuela rural del siglo XIX, se presentó a la escena política nacional así, con fusil al hombro y con un florido verbo demagógico lleno de promesas, de proyectos y viejos anhelos ciudadanos. Y nosotros ingenuamente, cual tontos útiles, le creímos y sonreímos complacientes. Era en verdad un estafador vestido con ropaje democrático, como luego lo demostró.

El personaje traía muchas cartas escondidas bajo la manga, que destaparía a su tiempo y conveniencia. Su propósito era, ahora lo sabemos y la trágica realidad nacional actual lo demuestra, destruir la inmadura democracia venezolana y restaurar el hilo histórico de las largas autocracias militares en nuestro país. Para ese momento, 1992, Venezuela había padecido, desde 1830, unos 130 años de gobiernos militares. Y nosotros, de un plumazo olvidamos esas muy abundantes experiencias de déspotas uniformados instalados en la primera magistratura nacional, convertidos en dueños absolutos de la riqueza nacional y dueños también de la vida y destino de los venezolanos.

Partidos políticos, empresarios, prensa, radio, televisión, gremios profesionales, le dieron palos al loco cuando el teniente coronel entró en escena, tal como si estuvieran en una fiesta de piñatas. Cada quien sumó braza al fuego, contribuyó con su granito de arena a la invasión uniformada que se desplegaría progresivamente sobre el país a partir de esa infausta fecha.

El país mayoritario se dejó convencer por el recién llegado, le abrió los brazos y él, como el oso, aprovechó la oportunidad brindada y clavó sus afiladas garras sobre el cuerpo de la nación.

Ese pesado fardo de gobiernos militares, instalados en casi siglo y medio de historia política venezolana, ayudó a zanjar el camino para el encumbramiento del recién llegado. Y la deriva de aquello, esa torcida admiración que el venezolano ha sentido por el hombre de pistola al cinto, por el mesías salvador, por el cesar despótico facilitó en nuestro país que se filtrara hasta la cúspide del poder político un hombre que se dio a conocer gracias a su intento por derrocar, a través de una insurrección militar, al presidente de la república de Venezuela, electo por votación popular en diciembre de 1989 y que costó la muerte de una veintena de venezolanos. Ese delito, en lugar de hundirlo, lo catapultó. En vez de un golpista tuvimos un héroe. “Llegó el comandante y mandó a parar”, era la frase que brotaba por la boca de millones de venezolanos.

Y así fue como, adormecidos, aletargados, entumecidos, fuimos al matadero y elegimos al teniente coronel, en diciembre de 1998, presidente de la república de Venezuela. Y a los pocos días de instalado el golpista en Miraflores comenzó el proceso de aniquilamiento del sistema democrático venezolano. No servían para los planes del militar presidente nada de lo que estaba establecido en Venezuela. Ni la Constitución Nacional, ni las dos cámaras legislativas, ni el Tribunal Supremo de Justicia, menos el Consejo Supremo Electoral, ni los partidos de la democracia. Nada servía. Todo tenía que ser aniquilado para que sus megalómanas ambiciones de concentración total del poder en Miraflores pudieran concretarse.

El poder absoluto tenía que estar en manos suyas, sin compartirlas con nadie. Y nosotros le apoyamos su torcido proyecto. Lo votamos, lo aplaudimos. Fuimos a Caracas a sus concentraciones populares. Aprobamos su Constituyente. Elegimos a sus gobernadores, diputados, alcaldes, concejales. Todo aquel cuya mano fuera levantada por Chávez fue elegido por nosotros. Cualquier oscuro personaje, por más primitivo e ignaro que fuera, que recibiera la bendición del teniente coronel, era inmediatamente votado por nosotros para el cargo. Y así, le dimos todo lo que nos pidió: gobernaciones, alcaldías, concejalías. Y cuando no votamos lo apoyamos con aplausos, con nuestros escritos y opiniones, con nuestra entusiasta presencia en actos de masa aquí y allá.

Fuimos sus compinches. Le dimos poder absoluto, total, completo, tanto como nunca antes jamás en la historia de nuestro país un presidente había concentrado en sus manos. Poder político total, respaldo popular mayoritario, poder económico cuantiosísimo, apoyo militar extraordinario, respaldo legislativo que se le antojara. Pero, cómo debíamos esperar, tal poder fue utilizado de la peor manera, con arbitrariedad, con dispendio, sin control ninguno; para favorecer a sus áulicos, a su camarilla, a sus familiares, amigos y allegados; al mismo tiempo que para destruir propiedades, empresas, familias, todo al que osara contradecirlo o criticarlo. 

Fue un poder para destruir más que para construir, pues no se edificó nada trascendente ni beneficioso. Nada se construyó en beneficio de la nación con los milmillonarios dólares proporcionados por la industria petrolera: ningún hospital, escuela o universidad; ninguna carretera o autopista; ningún aeropuerto o puerto; ninguna empresa o fábrica; ningún gasoducto u oleoducto; ninguna vía férrea o tren; ningún embalse productor de electricidad; ningún plan de becas estudiantiles. Se dilapidaron y malversaron los millones de dólares recibidos de PDVSA, buena parte de los cuales fueron a parar a los bolsillos de la partida de zánganos que se cobijó bajo el manto protector del gobierno de Chávez. En fin, el comandante presidente dilapidó lo que recibió y destruyó lo que encontró. Esa fue su obra, en resumidas cuentas.

Pero no contento con esto, al final de sus días, nos solicitó que eligiéramos a maduro para presidente de nuestro país y como feligreses de cofradía le obedecimos. Y su sucesor vino a rematar la obra destructiva iniciada por el primero. El heredero cumplió sin remilgos la tarea demoledora. Lo hizo con más furia, con empeñosa dedicación, con eficiencia inaudita. Tanto que ahora, después de tal hecatombe arrasadora, los venezolanos no tenemos Estado ni República, ni empresas, ni universidades, ni hospitales, ni empleo, ni gremios, ni sindicatos, ni salarios o pensiones, ni comida ni medicinas. Venezuela es hoy, crudamente hablando, un pedazo de territorio con un poco de gente arriba, gente que sufre, que llora, que padece. No hay instituciones ni proyecto nacional ejecutándose. La obra del teniente coronel se ha cumplido. La destrucción es total.

Es verdad. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, esto es, los gobiernos que, por cualquier razón, esos pueblos han permitido instalarse. Los venezolanos no somos la excepción, nos merecemos el chavomadurismo. Nos dejamos tomar el pelo por el comandante. Y, para remate, elegimos también a maduro presidente de Venezuela.

Cierto es que existen las causas del desastre nacional, pero también existen las culpas, nuestras culpas. La buena noticia es que ya nos dimos cuenta de la estafa. Nos mintieron. Todo fue engañó, fraude, robo. Y ya marcamos distancia respecto a los embaucadores. Les descubrimos: sus malas intenciones, su ineptitud, su corrupción, su perversidad, su indolencia y su infinita capacidad de destrucción. Ahora debemos, de aquí en adelante, ser muy precavidos ante cualquier monserga proferida por otro redentor que aparezca por allí en el circo ocasional.

Aprendimos la lección. No nos dejaremos estafar nuevamente. Nunca más en nuestro país, golpistas presidentes; nunca más militares ejerciendo de ministros, de gobernadores, de rectores, de embajadores, de gerentes de empresas, de directores de hospitales o administradores de estaciones de gasolina. Tiene que acabarse para siempre la militarización de la política en nuestro país. De ahora en adelante la política tiene que ser civilizada, estar en manos de los mejores políticos del país, de los más virtuosos de nuestros conciudadanos. Porque será solo bajo la conducción de políticos serviciales que refundaremos la República de Venezuela. Diremos con El Libertador: “hombres virtuosos, hombres ilustrados, hombres patriotas, son los que hacen Repúblicas”.

Sigfrido Lanz Delgado
siglanz53@yahoo.es
sigfridolanz1953@mail.com
@Sigfrid65073577