jueves, 30 de junio de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY JUEVES 30/06/2022, DESDE VENEZUELA PARA EL MUNDO, PARA LEER PULSAR SOBRE EL TITULAR ESPECÍFICO

  HOY - OPINIONES TEMAS INTERNACIONALES Y NACIONALES -  

AURORA LACUEVA: CIENCIA EN LA GIRA Y DESPUÉS, DESDE VENEZUELA





AURORA LACUEVA: CIENCIA EN LA GIRA Y DESPUÉS, DESDE VENEZUELA

Me sorprendió gratamente el papel destacado que jugaron la ciencia y la tecnología (C y T) en la reciente gira de Nicolás Maduro. La ministra del área formaba parte de la comitiva, el grupo visitó instalaciones científicas y tecnológicas en varios países y, al decir del Presidente, se lograron importantes acuerdos en esa materia. 

Gracias al petróleo, Venezuela había subsistido comprando frívolamente soluciones tecnológicas producidas por otros: así se montaron industrias completas, desde refinerías hasta fábricas de espaguetis. Pero las mal llamadas sanciones pusieron en evidencia nuestra dependencia tecnológica y nuestra vulnerabilidad: no había ni cómo solucionar la rotura de una pequeña pieza. 

Los caminos han empezado a abrirse con ayuda de países no alineados con esa política de bloqueos, y a la par utilizando el ingenio de nuestros propios tecnólogos, tecnólogas y otros trabajadores. La ciencia y la tecnología, antes descuidadas, parecen pasar a un primer plano. “El país que avance en la formación de su pueblo, en el desarrollo científico y tecnológico aplicado al desarrollo de su nación, irá a la vanguardia”, ha dicho el propio Maduro. Ojalá todo no quede en retórica o en rimbombantes iniciativas aisladas que mueran al poco tiempo.

Al regreso de la gira, se creó una nueva Vicepresidencia: de Ciencia, Tecnología, Educación y Salud. Esto da realce al área y destaca su importancia.

También Maduro ordenó instalar, con apoyo de Irán, un parque tecnológico orientado a temas de alimentación, salud y educación. El mismo puede ser punta de lanza para el avance C y T, siempre que vaya creciendo orgánicamente, sin saltos al vacío, y vinculado con la sociedad. Y siempre que lo integren personas capaces y motivadas, en lugar de supuestos “amigos del gobierno”, con sus melifluas sonrisas y su escaso buen hacer. 

No se debe intentar partir de cero, dejando morir lo que ya hay: es necesario rescatar y usar a fondo las instituciones C y T existentes (institutos, centros universitarios…). Y la ayuda de países lejanos es valiosa, pero debemos desarrollar esfuerzos conjuntos en América Latina: institutos de investigación C y T regionales, redes, intercambios… La unión latinoamericana y caribeña es clave para nuestro progreso en esa área y en todas las demás.

Aurora Lacueva
lacuevat@hotmail.com
Aurora Lacueva
@AuroraLacueva
Venezuela

JOSÉ RAFAEL HERRERA: EDUCACIÓN ESTÉTICA. DESDE VENEZUELA

En recuerdo de Ezra Heymann y Yolanda Steffens,, queridos profesores ucevistas, quienes me enseñaron a transitar por las espiras del laberinto, desde Kant hacia Hegel.

“Lo bello es el símbolo de la moralidad” I. Kant
“Porque a través de la belleza que se llega a la libertad” F. Schiller

Dice Schiller, en sus Cartas sobre la educación estética de la humanidad, que “el encanto de la belleza estriba en su misterio” y que, justamente por esa razón, el arte es “la mejor parte de nuestra dicha”, porque “toca de cerca la nobleza moral de la humana condición”. Misterio al que, por cierto, no debe interpretarse como el preciado objeto de una secta de magos ocultistas, como si se tratara del arcano secreto de unos pocos “escogidos”, enigmático e ininteligible sino, más bien, en el sentido clásico del μυστήριον, palabra que deriva de μύστης o “iniciado” y que designa a las ceremonias -o costumbres- propias de la religión popular republicana greco-romana, celebradas en virtud -vir- de la patria, pues a ella, al espíritu del pueblo, dedicaban su vida por completo, sin exigir indemnizaciones o beneficio individual alguno. Un mistérion es, pues, aquel que trabaja por una idea, por deber, sin exigir nada a cambio, y sólo espera poder vivir en compañía de sus dioses y héroes en los Campos Elíseos. Este es el “misterio” al que hace referencia Schiller en su ensayo sobre la Äesthetische Erziehung.

Más interesante todavía es la inescindible relación que el gran pensador alemán establece entre ética y estética, siguiendo para ello -hasta cierto punto- la Crítica kantiana del juicio. En efecto, para Kant, la condición sine qua non tanto del juicio ético como del juicio estético es la libertad. Pero, lo que en Kant es una analogía de dos dimensiones distintas, en Schiller se transforma en el movimiento que posibilita la adecuación de una auténtica “estética operativa” o de una “ética de la realización”. En él, la ética deja de ser el desiderato de la ley moral para descender sobre el terreno firme del hecho estético, de lo sensible, en virtud de la libre voluntad, con lo cual la ética y la estética llegan a traspasar los rígidos límites del entendimiento abstracto, meticulosamente trazados por Kant, para devenir actividad sensitiva humana o, al decir de Benedetto Croce, “hazaña de la libertad”. El Bien y la Belleza ya no son más simples representaciones abstractas ni simples ejercicios de retórica escolástica, sino

nada menos que la realización histórico-concreta de una sociedad material y espiritualmente libre. Y es que, para Schiller, la obra de arte más perfecta, más bella, que puede llegar a construir la humanidad es la conquista de “una verdadera libertad política”. De manera que “para resolver en la práctica el problema político, se precisa tomar el camino de lo estético, porque a la libertad se llega por la belleza”.

Incluso formando parte de la naturaleza, lo que distingue al ser humano del resto de los entes naturales consiste en su capacidad de poder decidir voluntariamente -por supuesto, dentro de ciertas y determinadas condiciones objetivas. La voluntad humana es potencialmente creación que no puede permanecer sometida al estado que impone la naturaleza, porque “posee la capacidad de desandar, por medio de la razón, los pasos que la naturaleza anticipó, de transformar en obra de su libre albedrío la obra de la férrea constricción y de tornar la necesidad física en necesidad moral”. Por eso mismo, y como dice Schiller, siendo el arte “hijo de la libertad”, recibe sus leyes “no de las imposiciones de la materia sino de las necesidades del espíritu”. De hecho, sustentado en necesidades espirituales, ha terminado siendo el gran diseñador de la historia humana, esa “segunda naturaleza”. Por lo menos lo fue hasta que el entendimiento abstracto y el mecanicismo, propio de una racionalidad meramente instrumental, decidió imponer su predominio absoluto sobre el espíritu de la sociedad, empobreciéndolo, toda vez que hizo de la “segunda naturaleza” un “Estado natural”, con lo cual trajo de regreso, con sus “leyes”, calcadas de “el libro de la naturaleza”, las fuerzas ciegas de esa insufrible rotonda del “nada nuevo bajo el sol”, transformando la libre voluntad creadora en estricta techné y provocando con ello la latente amenaza de la barbarie retornada, que acecha de continuo la vida civil. Imperfecta, advierte Schiller, es una constitución política que “sólo suprimiendo la multiplicidad consigue establecer la unidad”.

No es posible retroceder, echando por la borda el desarrollo tecnológico y científico que, sin lugar a dudas, ha dejado, tras las huellas de su audacia, la labor del entendimiento reflexivo, abstracto. Nadie puede dejar de reconocer el triunfo del análisis, del conocimiento científico, de la experimentación y de la especialización modernas, todas las cuales tienen sus fundamentos conceptuales, sustancialmente, en el pensamiento de Kant. Pero algo de razón tuvo Hegel al caracterizarlo como el “Genghis Khan” de la filosofía. Al desestimar la educación estética, al instrumentalizarla, concentrándose exclusivamente en la instrucción, a objeto de producir masivamente técnicos y especialistas, aptos para la producción en serie, la sociedad moderna -heredera legítima de la “analítica trascendental”- fue creando el ambiente propicio para que, de un lado, la moral se hiciera un manojo de “buenos principios” inalcanzables, reflejados en manuales de “auto-ayuda” y, en realidad, extraños al desmembrado tejido social; del otro, la sociedad, escindida en sí misma y convertida en una

gigantesca cadena de montaje -un mecanismo de reloj, dice Schiller-, oculta en sus entrañas -tras el monstruoso mecanismo- sus instintos más primitivos, más violentos y salvajes: “la letra muerta toma el puesto de la inteligencia viva, y una memoria ejercitada es guía más valioso que el genio y la sensibilidad”.

De este modo, “el pensador abstracto suele tener un corazón frío, y el profesional suele tener el corazón estrecho, porque su imaginación, recluida en el círculo uniforme de la especialidad, no puede extenderse a otras formas representativas. Cuando en el hombre se aíslan las facultades particulares y se arrogan el derecho a legislar por sí solas, caen en contradicción con la verdad de las cosas y obligan al instinto de lucro, que con indolente frugalidad solía descansar en la apariencia externa, a penetrar en lo profundo de los objetos. El entendimiento puro usurpa autoridad sobre el mundo sensible; el entendimiento empírico se ocupa de someter aquél a las condiciones de la experiencia”.

Se impone la necesidad de volver a enmendar al entendimiento, como en su momento lo reclamaran, primero, Spinoza, y, más tarde, Hegel. El llamado “conflicto de las facultades” ha llegado al paroxismo. Por eso mismo, y sobre los fundamentos de una nueva Enmendatio, conviene reconstruir todo el sistema educativo, a objeto de que se reconozca la apremiante necesidad de la educación estética como nunca antes, por el bien de la entera humanidad.

José Rafael Herrera,
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela

PEDRO ELÍAS HERNÁNDEZ: CUESTA ABAJO EN MI RODADA. DESDE VENEZUELA

“Los odios que desataba Carlos Andrés Pérez fueron verdaderamente proverbiales. Era un líder con muy mala prensa entre los formadores de opinión, círculos conservadores de notables y medios intelectuales. Ministro policía, funcionario represivo, corrupto, político acaudalado y vida privada disipada, constituyeron algunas de las difamaciones en su contra. A pesar de eso, en el corazón de una porción enorme de venezolanos estaba sembrado un poderoso afecto hacia Pérez y tal cosa siempre fue refrendada por los votos. Sin embargo, tal popularidad hizo que le acecharan terribles rencores para pasarle factura. El sonado caso del barco frigorífico Sierra Nevada por el que en gavilla se le hizo juicio político y linchamiento moral luego de su primer gobierno, avisaba en ese momento sobre las futuras turbulencias en las que se vería envuelto y que a la postre lo defenestraron del poder, abriéndole las puertas de la cárcel, el destierro y la soledad política en medio de la cual murió en el año 2010, sin poseer importantes bienes de fortuna, sólo rodeado de familiares y algunos de sus antiguos amigos”. Por ahora, el aguacero de calamidades que cayó sobre el país desde hace dos décadas, no ha amainado. Llueve y no escampa, parafraseando una famosa expresión de CAP”.

Pedro Elias Hernandez

Buenos amigos míos han tenido la gentileza de invitarme a participar en varios eventos y reuniones a propósito de la conmemoración de los 100 años del nacimiento de Carlos Andrés Pérez (CAP). Ha sido interesante compartir con ellos reflexiones políticas y recuerdos personales sobre este conspicuo personaje de nuestra historia contemporánea.

Decir que Pérez fue una figura política de inmensa importancia en la vida nacional, sin duda es un lugar común. Como amante del estudio de la historia, lo que realmente me seduce de su trayectoria es que -como pocas en el siglo XX venezolano- deja su impronta en aspectos decisivos que todavía gravitan con fuerza en la vida del país.

CAP es el epítome del líder político formado y desarrollado al calor de las ideas que hicieron posible el período de la república civil en Venezuela y cabal expresión de las influencias de su tiempo y momento que le tocó vivir. Una prolongada vida política le permitió ejercer la presidencia de la república en circunstancias tan distintas tanto en el país, como en el contexto internacional. Así lo vimos como el trepidante líder del tercer mundo frente a los poderes mundiales en un período marcado por el nacionalismo económico y el gigantismo de los Estados, para que 10 años después desempeñara la posición de máximo exponente en Latinoamérica de las reformas neoliberales del Consenso de Washington.

Pérez jamás nadó contra la corriente, siempre se dejó arrastrar por ella y nos arrastró con él a todos nosotros. Cuando estaba de moda el estatismo económico lo abrazó con pasión y cuando se impusieron las corrientes neoliberales de signo contrario a lo anterior, las asumió sin rubor. Como nadie en Venezuela, sus ejecutorias al frente del poder marcaron la vida de los venezolanos hasta entonces. Desde el meritorio programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho, que hizo a Venezuela un país que se daba el lujo de tener casi en la práctica una universidad en el exterior con más estudiantes que toda la Universidad de Oriente, pasando por la crisis de la deuda y la década perdida de los años 80 del siglo pasado, el estatismo salvaje de su primer gobierno, “el caracazo”, los levantamientos militares de 1992 y una destitución presidencial que representa la más vasta conspiración política en contra de alguien de la que se tenga memoria en nuestro país, la cual reclutó en contra de CAP un espectro de factores que involucraron a la extrema izquierda nacional, la cúpula de su partido AD y sectores conservadores de la plutocracia mercantilista venezolana.

Los odios que desataba Carlos Andrés Pérez fueron verdaderamente proverbiales. Era un líder con muy mala prensa entre los formadores de opinión, círculos conservadores de notables y medios intelectuales. Señalamientos de ministro policía, funcionario represivo (leyenda negra de la época de su combate a la insurgencia marxista), político acaudalado con dinero mal habido y vida privada disipada, constituyeron algunas de las difamaciones en su contra. A pesar de eso, en el corazón de una porción enorme de venezolanos estaba sembrado un poderoso afecto hacia Pérez y tal cosa siempre fue refrendada por los votos. Sin embargo, tal popularidad hizo que le acecharan terribles rencores para pasarle factura. El sonado caso del barco frigorífico Sierra Nevada por el que en gavilla se le hizo juicio político y linchamiento moral luego de su primer gobierno, avisaba en ese momento sobre las futuras turbulencias en las que se vería envuelto y que a la postre lo defenestraron del poder, abriéndole las puertas de la cárcel, el destierro y la soledad política en medio de la cual murió en el año 2010, sin poseer importantes bienes de fortuna, sólo rodeado de familiares y algunos de sus antiguos amigos. Por ahora, el aguacero de calamidades que cayó sobre el país desde hace dos décadas, no ha amainado. Llueve y no escampa, parafraseando una famosa expresión de CAP.

Con el expresidente Pérez no tuve amistad personal, pero sí mi padre Pedro Elías Hernández Figueredo, quienes juntos fundaron el PDN en 1936 y luego, en 1941, en los estudios Ávila de Caracas, a Acción Democrática. Me reuní con él en distintas oportunidades en Miraflores, a donde cordialmente nos invitara, junto a los parlamentarios del partido liberal Nueva Generación Democrática, para hablar sobre la marcha de su programa económico, el cual apoyamos con nuestros votos en el Congreso Nacional. Como se sabe, el insumergible Pérez finalmente se hundió y arrastró “cuesta abajo en mi rodada”, como dice el célebre tango, a buena parte de quienes lo acompañaron en esa experiencia fallida de aproximación a un cambio estructural de la economía venezolana. Tal vez su principal legado fuera la descentralización del sistema político y de gobierno, con la elección directa de gobernadores y alcaldes. También su fidelidad al proyecto democrático en el cual creyó, de estricto acatamiento del poder civil sobre el militar.

Pedro Elias Hernandez
pedroeliashb@gmail.com
@pedroeliashb
Venezuela

JESÚS ELORZA: SIN PRONÓSTICOS, DESDE VENEZUELA

El viernes 24 de junio, tuvo lugar la ceremonia de inauguración de los XIX Juegos Deportivos Bolivarianos en la ciudad de Valledupar Colombia. En ese acto desfiló la delegación de nuestro país con 584 jóvenes deportistas que por encima de las dificultades que tuvieron que confrontar se sienten comprometidos y orgullosos de defender el tricolor venezolano.

La suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales por más de nueve años, es quizás, el aspecto que mayor afectación causó en la preparación de nuestros jóvenes, al ver disminuidas las competencias necesarias para su desarrollo deportivo. A eso, hay que sumarle, las insuficiencias presupuestarias para los Programas Operativos Anuales (PAO) de las Federaciones Deportivas y la falta de Protección Social a nuestros atletas y entrenadores.

Otro de los hechos, que llamó la atención en todo lo relacionado con nuestra participación en los referidos Juegos Bolivarianos, es lo relacionado con la tradicional costumbre de las autoridades deportivas de anunciar el estimado de medallas a obtener y la posición a ocupar en el evento que, en esta oportunidad repitieron la conducta asumida desde el año 2013 al no presentar, ni el Comité Olímpico, ni el Ministerio del Deporte, ni el Instituto Nacional de Deporte sus pronósticos de medallas.

Entre los años 2001-2009 el anuncio de los pronósticos por parte de las autoridades deportivas del régimen socialista bolivariano siglo XXI, era todo un espectáculo mediático, con ruedas de prensa cubiertas por todos los medios comunicacionales y allí se veía como, casi babeándose, el ministro o los presidentes del COV-IND anunciaban con bombos y platillos que íbamos a ganar los juegos y sonaban las fanfarrias para hacer ver que somos “Una generación de Oro” y “Una Potencia Deportiva”. Pero, la historia se encargó de dejar al desnudo a esos populistas incapaces de atender y superar las fallas que presentaba nuestro deporte. Y el descalabro, se hizo presente el 2013 en la edición número XVII de los Juegos Bolivarianos realizados en Perú. Allí, perdimos la supremacía que durante 48 años habíamos mantenido frente a Colombia.

En esos juegos, Colombia nos desplazó del primer lugar al alcanzar 30 medallas de Oro, 20 de Plata y 20 de Bronce contra las 17 de Oro, 28 de Plata y 20 de Bronce obtenidas por Venezuela. La diferencia en el total solo fueron 5 medallas.

Lejos de corregir los errores cometidos, la conducta de las incapaces autoridades del régimen fue la de “Suspender los Juegos Nacionales” y dejar sin este evento competitivo a la juventud del país, quedando nuestro alto rendimiento sin el evento principal para la conformación de nuestras selecciones nacionales para los venideros ciclos olímpicos.

Cuatro años después, en los Bolivarianos del 2017 quedaron al descubierto las incapaces autoridades deportivas del régimen al ver que en el cuadro final de medallas Colombia se mantuvo en el primer lugar ampliando el número de medallas; Oro 45, Plata 35, Bronce 39 mientras que Venezuela solo obtuvo 15 de Oro, 27 de Plata y 32 de Bronce. En el total de medallas la diferencia fue abismal 119 Colombia y 74 nuestro país.

Estas y no otras son las razones históricas por las cuales dejaron de realizarse las rimbombantes ruedas de prensa para anunciar “Los pronósticos del régimen” en relación a los juegos bolivarianos. Ahora, la fanfarria populista del régimen es “Venezuela se arregló”. Pero, la historia final de los Juegos en Valledupar nuevamente se encargará de dejar al desnudo a las incapaces e incompetentes autoridades deportivas del Comité Olímpico, Ministerio del Deporte y el IND.

Pretender creer que con consignas populistas vacías de contenido van a superar la crisis del deporte es una conducta de seres incompetentes e incapaces. Superar los problemas del Deporte requiere un cambio de gobierno, planes y programas para restituir integralmente los Juegos Nacionales, un programa de Asistencia Social para los atletas y entrenadores, acabar el flagelo de la corrupción, fortalecer la autonomía del sector deportivo federado, recuperar nuestras instalaciones deportivas, una ley de deporte que limite la dualidad de cargos en las organizaciones, que elimine la reelección indefinida, que prohíba la elección de funcionarios públicos de libre nombramiento y remoción en la dirigencia deportiva, un acuerdo con el sector universitario para la formación de entrenadores, el manejo transparente del Fondo Nacional del Deporte, la descentralización del programa Deporte para Todos y un presupuesto acorde con las necesidades del sector deportivo.

Es evidente, que presentar unos pronósticos sin haber atendido y superado los problemas aquí planteados, se convertirían en cantos de sirenas o consignas populistas.

Jesús Elorza Garrido
jesuselorza@hotmail.com
@jesuselorza
Venezuela

JOISE MORILLO: LA INDUSTRIA DEL RANCHO. DESDE VENEZUELA - USA

La familia Verde, de la que provengo por parte paternal con filiación Morillo, no tenía profesionales en su haber, todos los miembros que conocí en mi infancia eran artesanos excepto mi bisabuela María Concepción Verde (Concha Verde) una nonagenaria ciega que vivía de sus ahorros juveniles administrados por su única hija Hildebranda Verde quien era cocinera, fabricaba: empanadas, mandocas, tortitas dulces de masa de maíz, bollitos pelones de carne, pollo, etc. Transcurrieron los años 40-50 bajo regímenes dictatoriales y nunca, mis parientes tuvieron casa propia, vivían alquilados en una calle del llamado empedrado del casco urbano de Maracaibo, la calle Triana.

Mis abuelos María Chiquinquirá (Chinca Verde) oficio doméstico y Manuel Morillo (Cubillán) albañil, vivían en la calle Jugo de la misma parroquia. Casaron a su “único” hijo Manuel Segundo Morillo (Manuelito), con mi madre Josefina Antúnez, del distrito Bolívar (Puerto escondido) nacida en casa propia construida por mi abuela materna Asunción Antúnez –con sus propias manos- a la orilla de una playa del pueblo en el Lago de Maracaibo.

Transcurrieron nueve años de vida, sobreviviendo del trabajo de mi padre, obrero de la cervecería Zulia, sin muchas restricciones económicas, pero siempre viviendo en casas alquiladas. Con el proyecto habitacional de los años tempranos de la democracia a partir de los años 60 en Venezuela mi padre obtuvo dos créditos para vivienda, uno de Ivima que luego pasó a ser Inavi para una casa en la Urb. San Miguel de Maracaibo y otro de materiales para hacer por él mismo una nueva casa en un terreno cedido por el gobierno en el barrio Raúl Leoni del 18 de octubre en Maracaibo también.

Antes de yo tener conciencia de las vicisitudes y aconteceres políticos, sociales y económicos de nuestro país a lo largo de más de 40 años, Venezuela había pasado por diversos procesos políticos, todos enmarcados en un concierto antropológico caracterizado por el manejo de élites, tanto del sector económico como del sector militar y, en conjunto de ellas. Durante las dictaduras de lo tachirenses Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez el recurso artesanal de La Petrolia tachirense cuya producción se enfoca en abastecer de bitumen para el calafateo de embarcaciones de madera y para alumbrar las calles con candelabros de kerosene y producción de trementinas, dio un vuelco extraordinario con el reventón del pozo Barroso I, en la localidad de La Rosa en Cabimas, a partir de entonces las concesiones foráneas de distintas empresas explotadoras de petróleo vieron en las tierras zulianas un potencial inmenso de producción petrolera venezolana.

Ante esto, el gocho Gómez tuvo el acierto de regular, aunque con muchas imperfecciones, el manejo de la industria por parte de tales empresas. Por lo cual, se creó la primera ley de hidrocarburos de Venezuela (1920) impulsada por Gumersindo Torres ministro de fomento del régimen de J.V. Gómez. Ley que sufrió cambios en los años 1923, 1948 entre otros y más recientemente en el año 1976.

De Gumersindo Torres, Rómulo Betancourt el día de su sepelio (17-06-1947) en acto de presencia dijo lo siguiente:

“Fue ese gesto mío una forma de testimoniar reconocimiento del país, representado por el jefe del Poder Ejecutivo, a un funcionario que procuró la defensa de los Intereses de la Nación, en época en que el subsuelo de Venezuela era subastado en las peores condiciones entre los miembros de la internacional del petróleo”

A partir de estos años la producción de petróleo generó un cambio de actitud en la sociedad venezolana, una parte del pueblo, principalmente el habitante de los campos, tales como obreros, jornaleros e incluso, parientes de propietarios de granjas, haciendas y conucos vieron en la industria petrolera la oportunidad de acceder a un estatus mejor que el de la vida del campo, aunado a esto la migración de trabajadores del mar, pescadores de las costas Caribes de oriente del país, margariteños y sucrenses se vieron enamorados de las oportunidades de trabajo marino ofrecidas por las empresas ubicadas en las inmediaciones del Lago de Maracaibo.

Por este boom petrolero aparecieron también diferentes empresas de toda clase de productos que se ubican principalmente en las localidades de los estados centrales principalmente en el Distrito Federal para entonces capital Caracas y sus adyacencias.

La diáspora de gente de los estados orientales y del campo o llanos centrales y orientales no se hizo esperar, de modo que la situación habitacional se vio en un momento desesperante en las adyacencias de las empresas, algo que alarmó tanto a los gobiernos de la dictadura de Gómez como a la de M. Pérez Jiménez pasando por los gobiernos cortos de López Contreras, Medina Angarita, Rómulo Gallegos etcétera, por lo cual se impusieron regulaciones y prohibiciones de ocupar ciertas zonas como las colinas de Ávila y las adyacencias de la ciudad de Caracas. Para resolver este problema el gobierno de Marcos Pérez Jiménez creó un proceso urbanístico inmenso en todo el país patrocinado entre otros por el Banco Obrero, uno de los primeros proyectos fue el del "Urbanización 2 de diciembre" para evitar la invasión que, posteriormente, desde los años sesenta -con la derrota de la dictadura- cundió en el desorden urbanístico de los cerros de Caracas y de grandes bloques de terrenos ejidos ubicados en diferentes ciudades del país donde se instalaron también zonas industriales. Desde entonces el barrio fundado de principio como 2 de diciembre cambió de nombre a 23 de enero conmemorando la derrota de la dictadura. Luego de esto, un proceso de urbanismo emprendido por municipios con sede en concejos municipales de todo el país dio a la tarea de fundar recursos habitacionales mediante instituciones fundadas para crear y construir urbanizaciones. Entre ellos, el de la ciudad de Maracaibo con Ivima (instituto vivienda Maracaibo) y la anuencia del gobierno de Rómulo Betancourt. Por otro lado, se otorgaron terrenos sin costo alguno a cualquiera que se presentaba como necesitado de vivienda, incluso a extranjeros indocumentados, de esta forma aparecieron los invasores de terrenos y las mafias constructoras de ranchos para la venta de los mismos a bajo costo a parejas que necesitaban de un techo para vivir. Así se creó la industria del rancho y se hicieron ricos muchos a costa de las dádivas sin control que hacían sindicalistas inescrupulosos y políticos como parte de un proselitismo descarado y sin control alguno.

Actualmente existen dueños de inmensa cantidad de bienes habitacionales, incluso extranjeros, que construyeron tales edificaciones con dinero de los gobiernos de turno durante el periodo democrático imperfecto desde 1960 hasta 1999 que no invirtieron ni pagaron un centavo, ni en materiales, ni impuestos de ninguna especie y quienes viven cómodamente de sus rentas; esa fue la consecuencia de la industria del rancho. Una actividad que desangró las arcas nacionales agravadas con los despilfarros más recientes de los años de dictaduras del Chavismo-madurismo y sus misiones habitacionales fraudulentas.

Así como sucedió en Maracaibo ha sucedido en toda Venezuela

Joise Morillo
@kao_joi_lin
Venezuela-USA

LEANDRO RODRIGUEZ ¿SOLO PRIMARIAS?. DESDE VENEZUELA RODRIGUEZ ¿SOLO PRIMARIAS?. DESDE VENEZUELA

Los venezolanos aprensivos con relación a las primarias, hasta el momento no demuestran nada novedoso, mismos discursos, mismos rostros, en momentos que el voto está muerto, por tal motivo, casi nadie demuestra interés, es muy bajo el porcentaje de interesados en la estrategia opositora llamada Plataforma Unitaria Democrática (PUD).

Resulta tan asombroso como indignante apreciar no solo mismos “líderes” políticos de los últimos 20 años, sino que, además, mismas figuras de la “cuarta república” queriendo pescar en río revuelto, dicho sea de paso, todos estos sin ningún plan, solo esperando el chavismo dé las órdenes, de muestras de buene voluntad ¡Absurdo!

Con misma suerte transcurre el nuevo acercamiento en Noruega, parece estar condenado a la fatalidad de encuentros anteriores, donde los negociantes intercambian expresivas sonrisas, emotivos abrazos y sospechosos apretones de manos, siempre, previos a elecciones cada vez en condiciones más siniestras.

Ahora bien, por otra parte, la sociedad civil calentándose, adentrándose cada vez en aguas más profundas en torno a la presión social, con sus protestas de diversas índoles, exigiendo solución a sus problemas, que no son pocos, nuevos ni sencillos. Lo hace a motu proprio, sin apadrinamiento político, en justo ejercicio de su derecho sagrado y constitucional a manifestar por su bienestar, por sus derechos.

Los políticos no quieren comprender los venezolanos ven en los procesos electorales un problema, no una solución. En la forma como están concebidos, principalmente desde 2017, el chavismo no pierde ni perdiendo, electoralmente no hay forma de escapa al proyecto de Chávez. Por tal motivo, y por desespero, nuevamente la calle comienza a enfurecer porque ni régimen ni oposición hoy son asimiladas como soluciones, sino como parte del problema.

Hoy las primarias no bastan, ni siquiera pueden ser concebidas como una alternativa por la población, en cuanto nada se sabe al respecto; quiénes serán los candidatos, fecha, propuestas, cuánto cederá el chavismo (sí lo hará), entre un sinfín de otras interrogantes. Hoy, los políticos exacerban las primarias a espaldas de los ciudadanos.

Los ciudadanos están enfrentando en las calles la inoperancia y frialdad de las autoridades públicas ante el agravamiento de la falta de agua, electricidad, gasolina, salarios mínimos, inflación y un prolongado etcétera, mientras que por otro lado régimen y oposición intentan pactar en torno al poder… ¡Dos realidades antagónicas!

Para que las primarias sean apetitosas para los venezolanos los partidos, sus líderes, deben hablar el mismo idioma de la gente, acompañarlos en la calle, sentir exigen a los responsables de la crisis soluciones factibles. Los partidos deben abandonar sus arcaicos centralismos, dejar sean los liderazgos regionales y municipales quienes impongan la agenda en sus ámbitos territoriales, no lineamientos absurdos por divorciados de la real realidad.

Ningún venezolano saldrá a exigir primarias sí no siente sus políticos han cambiado, que son otra generación distinta a la que nos arrastró a esta descomposición, que representan propuestas y acciones nuevas. Lo apreciado hasta ahora en la PUD es desconsolante, insistimos; mismos rostros, mismos discursos, mismas acciones.

Ojalá no sean mal interpretadas estas líneas, solo buscan captar la atención de quienes puedan ser considerados oposición real, anhelan despertar el sentido común de lucha contra uno de los regímenes más abominables de la región. Los venezolanos no queremos solo votar, deseamos el voto recupere sus facultades de premiar, castigar y generar cambios… hasta que ello no ocurra la abstención será el desenlace.

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela

miércoles, 29 de junio de 2022

AQUÍ TITULARES DE HOY MIÉRCOLES 29/06/2022, DESDE VENEZUELA PARA EL MUNDO, PARA LEER PULSAR SOBRE EL TITULAR ESPECÍFICO

  HOY - OPINIONES TEMAS INTERNACIONALES Y NACIONALES -  

MARTA DE LA VEGA: GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA. DESDE VENEZUELA





MARTA DE LA VEGA: GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA. DESDE VENEZUELA

Las elecciones presidenciales en Colombia ya habrán ocurrido y definirán al ganador en la segunda vuelta antes de que este texto sea publicado. Cualquiera que sea el resultado, los desafíos serán grandes para el nuevo mandatario porque están en juego gobernabilidad, por un lado, y gobernanza, por el otro. La gobernabilidad significa la capacidad de un sistema político, a través del Estado o del gobierno, de responder a las demandas sociales de una manera eficaz y legítima. La gobernanza apunta, en cambio, a cómo se gobierna, a las reglas de juego establecidas que aseguran un consenso entre actores estratégicos y población, así como la necesaria estabilidad para que las demandas sociales sean respondidas o satisfechas con transparencia y eficiencia.

Hoy se contraponen dos modelos de democracia y de gestión pública en el ejercicio del poder con Hernández y Petro. La confrontación más significativa está en el dilema al cual se han enfrentado los electores entre dos modos de entender la democracia y dos formas de ejercer el poder. O bien se trata de una concepción liberal de la democracia que busca la inclusión social y a la vez combate el personalismo y la estructura clientelar en la participación política, que han sido vicios reiterados y la mayor amenaza contra instituciones y valores democráticos o la corrupción que carcome todo esfuerzo institucional de cambio social. O bien se trata de una visión estatista y dirigista de la democracia, que tiende a favorecer una visión mesiánica y caudillista, con la confluencia de actores muy heterogéneos, a la vez que excluye a los sectores considerados “anti-pueblo” u oligárquicos y reivindica todos los derechos, pero no exige deberes ni obligaciones a los ciudadanos.

En el caso de Petro se han juntado, desde los nostálgicos de la redención social de los dogmas del socialismo histórico autoritario o “socialismo real” de cuño estalinista, o los idealistas románticos de la justicia social sin aclarar cómo financiar las correspondientes políticas públicas, hasta grupos criminales provenientes de las FARC o el ELN, o integrantes de carteles narcotraficantes como los del “Clan del Golfo”, o personas como los asesores de estrategias de comunicación y ataque contra los contendientes, cuyas conductas -ha quedado claro- tienen implicaciones penales. Así lo ha visto la opinión pública, asombrada por la bajeza y ruindad de los intentos de destrucción del adversario, marcados por la anomia moral del “vale todo”, en los videos filtrados desde el propio entorno de Petro y recibidos anónimamente por los medios de comunicación social.

La coalición petrista responde a pactos y adhesiones acomodaticias de carácter utilitario, a la manera de las alianzas populistas que han tenido lugar en los países de América Latina donde irrumpieron estos movimientos de ruptura del statu quo en el siglo XX, sea como movilización de sectores antes excluidos, sea como reacomodo de las élites tradicionales.

En el caso de Hernández, su impulso apunta a una coalición por Colombia, con dos propósitos prioritarios: acabar con la corrupción y componendas de los grupos de poder o de los partidos políticos a los que llama “politiqueros” y erradicar la pobreza con políticas sociales de apoyo a las actividades económicas más deprimidas como el sector productivo agropecuario o las pequeñas y medianas empresas, golpeadas por el impacto de la pandemia de covid 19. Propone, además, empujar entre los sectores más vulnerables la superación y ascenso social mediante programas educativos de muy alta calidad. En este sentido, la vicepresidenta escogida para acompañarlo en su gobierno, está más que mejor preparada para lograr estos objetivos. Ella misma es ejemplo de que sean los méritos los que definan las responsabilidades en los cargos públicos.

Al apelar a todos los compatriotas que quieran apoyarlo para llevar a cabo sus propuestas de gobierno, sin establecer ni alianzas ni compromisos pagaderos con posteriores prebendas o parcelas de poder, ni a personas ni a partidos políticos, está buscando establecer nuevos modos de gestión política entre los diversos poderes del Estado y en la ciudadanía. Esto plantea el riesgo de ingobernabilidad entre los opositores al desarrollo de su proyecto de país.

Esperemos que sean preservadas la democracia y las libertades ciudadanas con equidad. Y se mantenga como apuesta, con el mandatario nacional electo, un mejor futuro para el país. Con ambos aspirantes, ante un país martirizado por altos índices de desigualdad y pobreza y por una violencia persistente de parte de grupos irregulares, hay un riesgo imprevisible, ya sea porque se produzca un retroceso a causa de la demagogia populista en relación con los logros alcanzados desde la instauración de un Estado social de derecho con la Constitución de 1991, ya sea porque se incite una permanente subversión de los que intentan destruir las instituciones vigentes o de los adversarios de la lucha contra la corrupción.

Marta De La Vega
@martadelavegav
Venezuela

LEANDRO AREA PEREIRA: LAS RELACIONES ENTRE COLOMBIA Y VENEZUELA. PRÓLOGO A UN RECIENTE LIBRO. DESDE VENEZUELA

Presentar el libro La Historia Secreta. Crisis en el golfo de Venezuela contada por sus protagonistas, de Jesús Aveledo Urdaneta, implica al menos una triple responsabilidad: la primera es la que tiene que ver con los que me escuchan o leen;

en segundo lugar, la que debo para con el amable autor, y la tercera, no menos importante que las anteriores, la que tengo para conmigo mismo.

Establecidas estas precisiones formales, informo que encontrará usted, cuando lea el libro, una narración a varias voces, ya verá lo que tiene de diversa, que Jesús Antonio Aveledo Urdaneta ha tenido a bien poner en nuestras manos con destreza e hilo de buen costurero.

Lo ha hecho de manera muy especial, vivida, diríamos que visual, con intenciones casi que cinematográficas, en la que se ponen en movimiento y relieve con documentos oficiales o no, unos ya conocidos y otros hasta ahora inéditos, o conversaciones personales con actores y voces fundamentales de la trama que aquí nos ocupa, eventos acaecidos entre el 9 y el 18 del mes de agosto de 1987. De ello hace tan solo 35 años que parecen más bien un siglo si nos atenemos a la velocidad y voracidad de los nuevos tiempos que nos toca vivir.

Estuvimos, Colombia y Venezuela en ese agosto de 1987 al borde de una guerra que no fue pero que pudo ser, entre naciones hermanas por desavenencias territoriales en el golfo de Venezuela, avivadas y llevadas a cabo arteramente desde determinados centros de poder.

Hombres, estrategias, máquinas, instituciones, países, se pusieron en movimiento intenso durante esos largos días, creando una tensión binacional e internacional de mediana envergadura, aunque no por ello menos significativa, comparada con otras entre las que destacan o se vienen a mi mente la de los misiles en Cuba en 1962 también conocida como “Crisis de los cohetes”, o la actual invasión que se ejecuta en territorio ucraniano por parte del gobierno ruso que ha puesto en vilo las reglas del orden internacional y encendido las alarmas de alerta en todo el mundo.

A los hechos aquí narrados y analizados por Jesús Aveledo, se les conoce con el nombre de la Crisis de la Corbeta Caldas o también el incidente del Caldas, que se analiza profusamente y con lujo de detalles en este trabajo que viene a complementar y enriquecer la bibliografía sobre el tema.

Vale la pena destacar a manera de ubicación de nuestras perspectivas, textos dentro de contextos, que los sucesos aquí reseñados ocurren en una época en la que la Unión Soviética está por terminar sus días, así como también la Guerra Fría. Para entonces, el papel y presencia de la URSS en las áreas del conflicto entre Venezuela y Colombia, que orbitaban casi que exclusivamente alrededor de los intereses del hegemón, los Estados Unidos, eran totalmente distintos a los actuales.

Hoy por hoy, en tiempos de pandemias, Rusia se involucra aceleradamente, con la anuencia activa de varias naciones y poderes de la región, en asuntos concernientes a nuestras economías y soberanías, inversiones militares e intereses políticos, es decir en áreas que hasta hace poco eran relativamente distantes a sus capacidades y ambiciones protagónicas y a nuestros gustos ideológicos.

La geopolítica de hoy es totalmente distinta a la de los años finales de la década de los 80 y las realidades o el contexto dentro del cual pudiera ocurrir un caso como el aquí narrado sería completamente distinto y sus consecuencias inimaginables.

¿Se regolfizaran las tensiones entre Colombia y Venezuela? Qué intereses pudieran estar detrás de tales aventuras; qué consecuencias mundiales tendrían dichos eventos; cuál es el nuevo mapa de las relaciones colombo-venezolanas; cuál es el papel que los Estados Unidos, Rusia y demás factores de poder pudieran jugar en una tensión como la vivida en 1987; qué lugar ocupa el Golfo de Venezuela dentro de las prioridades estratégicas del nuevo gobierno colombiano. Preguntas importantes para la reflexión, el estudio y la acción preventiva.

Una aclaratoria es pertinente. A pesar de que la obra en su presentación y contenido tiene una mirada fundamentalmente militar de los eventos, no hay que olvidar que una de las razones de esta circunstancia es que el padre del autor era para el momento de los hechos aquí analizados el General de División, Comandante general de la Fuerza Aérea Venezolana, Jesús Aveledo Penso a quien se rinde, como es natural, merecido homenaje filial en estas páginas.

No obstante, el autor presenta y defiende una perspectiva global e incluyente en la que asigna a cada actor su significación e importancia dentro de un ámbito de coordinación institucional y democrática, en concordancia con lo establecido en la Constitución Nacional de 1961 vigente para la época.

Bajo esas circunstancias, la jefatura y control político operativo de todas las acciones recaen en el Jefe del Estado, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, en este caso el para ese momento Presidente de Venezuela, doctor Jaime Lusinchi, que se sostuvo en tres pilares fundamentales, a saber, el brazo político e institucional, el diplomático y el militar. La soberanía reside en el pueblo y en sus representantes, no solo en una de las partes de la nación.

Así entonces nos apoyamos en el ámbito político y moral de la nación; en el diplomático cuya misión fundamental es la de buscar y preservar la paz, resolver conflictos con los demás países, entre ellos los vecinos, a través del diálogo y la conciliación; y el brazo armado, cuyo objetivo es el de prevenir y disuadir al oponente de cualquier ambición de irrumpir, más allá de los límites que la integridad territorial, la soberanía y la seguridad del Estado imponen. En suma, contra los intereses de la nación.

Por otra parte, hay que subrayarlo ya que tiene una connotación muy especial para el autor, el manejo y solución de la crisis se llevó a cabo dentro del Estado Democrático y de Derecho, y con la contundente fuerza esgrimida por Venezuela que se debió a una reacción coordinada y coherente del sistema político venezolano en su conjunto.

Dicho sistema operativo de decisión incluyó, ahora es distinto, a las instituciones propiamente dichas, así como también a los partidos políticos, las Fuerzas Armadas, sectores sociales, económicos, religiosos, académicos, medios de comunicación, y la opinión pública en general. A ello se agregó el juicio adecuado y efectivo de la comunidad internacional cuya prudente auctoritas desempeñó un papel extraordinario en el reforzamiento de los vínculos de hermandad latinoamericana y de integración regional, frente a apetitos bélicos.

No fue entonces exclusivamente un evento militar, sino un problema de Estado al que la nación como un todo encontró solución y frente a lo cual el Presidente de Colombia, Virgilio Barco, a fin de cuentas y no sin dificultades internas, se decidió por la paz y ordenó consecuentemente el retiro de las naves agresoras.

Toda crisis, como lo fue la originada por la incursión de la Corbeta ARC - Caldas en áreas marinas y submarinas indiscutiblemente venezolanas, se supera, lidiamos con ella pacíficamente o nos arrastra consigo.

En el caso de la experiencia histórica entre Colombia y Venezuela ha funcionado persistentemente la racionalidad por sobre los pasajeros brotes de histeria nacionalista y a veces xenófobos, pues hemos logrado superar cuantas situaciones difíciles se nos han presentado, sin haber llegado a un conflicto bélico.

Desde 1830, cuando ambas naciones decidieron separarse del sueño de El Libertador Simón Bolívar, La Gran Colombia, nuestros países han vivido ocasionalmente tiempos de tensión que hemos sabido superar a través de distintos mecanismos de acercamiento y comprensión mutua que de manera realista y exitosa han dado prioridad a lo que nos une, que es casi todo, más allá y por encima de lo que nos separa, que proviene siempre de manos infames, turbias y criminales. Lo que ocurre en Colombia repercute un Venezuela y viceversa. Somos vecinos interiores.

Es por eso mismo que lo que se narra en este libro, dentro de su singular y novedosa estructura, es tan importante y significativo. Las nuevas generaciones, tan distantes de los acontecimientos que aquí se explican tienen la oportunidad de acercarse a ellos y conocer de primera mano, narrado por algunos de sus principales actores, los detalles y circunstancias históricas, geográficas, políticas, militares y tantas veces personales, que generaron un conflicto que supimos resolver para bien pero que estuvo a punto de llevarnos al monstruoso escenario de una confrontación bélica que hubiera dejado huellas imborrables en la estructura emocional de ambas naciones.

Y este mensaje no es solo válido para venezolanos y colombianos sino para todo hombre de bien que aspire a la paz y el progreso en democracia, con respeto por los derechos humanos, frente a toda ambición hegemónica y dictatorial, hoy tan en boga, que pretende pisotear la condición humana y ciudadana de hombres y mujeres por doquier.

Este libro, apreciado lector, abre sus páginas al debate que se vive como una novela trepidante, en el mar, en el aire, en la tierra, en las instituciones y los hombres. Una crisis que se convirtió, hoy la vemos así, en una enseñanza para las nuevas generaciones. Para que no ocurra nuevamente. El autor del libro así nos lo demuestra y observa. Memoria imborrable de coraje, prudencia y respeto.

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea
Venezuela