viernes, 25 de septiembre de 2020

ACTUALIZACIÓN, OPINIONES NACIONALES, EL REPUBLICANO LIBERAL II, SÁBADO 26/09/2020


 




SOLEDAD MORILLO BELLOSO: LOS PAJARITOS VOLANDO EN RETROCESO

Así es el asunto. El señor jefe de estado recibe la carpeta con los resúmenes de los titulares y  noticias más importantes. Nota que hay mucho sobre un informe especial de la ONU sobre Venezuela. Hace una anotación para su canciller. Quiere, a la brevedad, un análisis sucinto de la situación y de los efectos externos e internos. Y quiere, también, una recomendación en cuatro vertientes: política, legal, internacional y comunicacional.

El señor canciller reúne a su equipo más cercano de expertos. Los próximos días tendrán que leer y analizar el informe, no el sumario de 21 páginas sino el libro completo, de pe a pa, sus 443 páginas. Tienen que trabajar contra reloj. La prensa nacional e internacional trabajó con el resumen ejecutivo los primeros días. Pero ahora los periodistas hurgan y buscan a las víctimas cuyas aterradoras experiencias están volcadas en esas 443 páginas.

El señor jefe de estado presiona al señor canciller y éste a su equipo. Con los ojos sombreados por las ya indisumables ojeras, las ropas ajadas (no han ido a casa en días) y con acidez por los litros de café que han tomado, el equipo (multidisciplinario) finalmente produce un documento. El canciller lo lee. Traga grueso. Ahora viene la parte más difícil, las recomendaciones.

El señor jefe de estado tiene que cuidarse, el pecho y las espaldas. El asunto no es leve y no es cuestión de darle base por bola. Un error puede resultarle carísimo. Líos internos por violaciones de derechos humanos en su propio país tiene. Y no es cosa  que este asunto de Venezuela le termine alborotando el avispero en casa. Sabe que la oposición está, como siempre,  en estado de cacería. También tiene que prestar atención a los vecinos de cuadra. Y a las ONG, y a los organismos internacionales. Y a las iglesias, variadas ellas. Y a las naciones de otros continentes.

No menos importante es lo de los números de comercio internacional. Que los países dicen que tienen amigos, pero en realidad tienen intereses.

El señor canciller le apunta que hay, además, lo que puede saltar para embrollar más todo. Lo del narcotráfico, lo que se dice de guerrillas, las infidencias que dan cuenta de miles de millones lavados en bancos de varias nacionalidades. Y la gentarada que tuvo de emigrar de Venezuela.

No está fácil. Se pasea por varios escenarios. Le presentan un abanico de  propuestas. Tiene que caminar de puntillas, cuidar cada palabra, cada gesto. Consultar interna y externamente antes de finalmente dar una declaración que fije «la posición de mi gobierno».

Varias cosas tienen claro el señor jefe de estado y el señor  canciller, que este lío demuestra que ya el mundo no es ni ancho ni ajeno, que de ésta no es fácil zafarse y aducir un ataque de afonía y que hay que tener mucho cuidado, porque el cambur verde mancha.

El señor jefe de estado decide consultar con la almohada, aunque le advierten que tiene el tiempo y el viento en contra, que si pestañea más de la cuenta, pierde. La jugada tiene que ser de nivel.

La instrucción es para los redactores del discurso. Que preparen tres versiones.

Es tiempo que los pajaritos preñados volando en retroceso aterricen. Y que lo hagan bien, no en aterrizaje forzoso. Y que recuerden que después de ojo sacado, no vale Santa Lucía.

Soledad Morillo Belloso 
soledadmorillobelloso@gmail.com 
 @solmorillob

CARLOS BLANCO, ¿POR QUÉ TORTURAN Y ASESINAN?

1.- Siempre me intrigará el momento y las causas por las cuales un ser humano se transforma en un criminal; más aún, en un criminal de Estado. Cómo una persona que puede haber sido un intelectual, académico, maestro, militar profesional, policía de investigación técnico o dirigente político más o menos normal, se convierte en un asesino, torturador o cómplice de estos crímenes. Es lo habitual en regímenes totalitarios; pero siempre asombra saber que gente que circulaba por las mismas calles que uno, a lo mejor paseaba por los mismos parques o iba a los frecuentados cafés, se revelan como delincuentes a todo meter.

2.- ¿Eran así siempre o se volvieron así? Conozco a varios personajes del régimen con quienes alguna vez hablé o compartí un café hoy transformados en monstruos irreconocibles, silenciosos ante la sangre que derraman o que, en su nombre, se hace. ¿Cuándo un militar puede ser el autor de la tortura o el asesinato de sus propios compañeros? ¿Cómo un general como Hernández Dala, director de la Contrainteligencia Militar, organiza las casas oscuras, secretas, de la tortura? ¿Cómo verá a su esposa e hijos? ¿Cómo el general González López es capaz de despertarse sin remordimientos cuando dirige ese antro de torturas que es el Sebin? ¿Cómo los enmascarados de la FAES tienen la autorización de disparar en el triángulo que va del pecho a la cabeza a quienes quieren ajusticiar para someter a bandas criminales de las cuales forman parte o con las cuales compiten?

3.- ¿Qué hace que unos sujetos rodeen a Oscar Pérez y sus compañeros, rendidos, viéndolos a los ojos, disparen a corta distancia para asesinarlos? ¿Cómo hay unos policías que puedan agarrar el cuerpo torturado y adolorido de Fernando Albán y lanzarlo desde el décimo piso del organismo policial? ¿Quién le responde a Waleswka Pérez de Acosta, esposa del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, cuando describe su calvario así: “Se lo llevaron a una casa clandestina, perteneciente al Dgcim, a las afueras de Caracas. Fue colgado de una viga, con sus brazos atados atrás. En su cara le pusieron una carpeta, fuertemente apretada con una cinta adhesiva. Le fracturaron 16 costillas, el tabique nasal, y un tobillo. Le practicaron descargas eléctricas; lo golpearon con tabla; lo asfixiaron con bolsas plásticas. Le echaron por todo su cuerpo ácido con agua fría. Así permaneció hasta el día 28 de junio que lo presentaron ante los tribunales, moribundo, no se podía parar. Lo presentaron en silla de ruedas. No podía articular ninguna palabra. Sus húmeros los tenía rotados. Sus ojos los tenía brotados. A su abogado lo único que le pudo decir fue pedirle auxilio. Pido justicia en nombre de él, de mis hijos y mío”? Lo asesinaron funcionarios militares bajo las órdenes de Hernández Dala.

4.- No son solo los asesinos y torturadores directos sino que toda la estructura con su presidente y ministros, generales, fiscales, procuradores y defensores del pueblo, constituyen el tramado en el cual las ejecuciones sumarias, los suplicios, las muertes lentas y atormentadas, son parte del ejercicio del poder.

5.- Así como hay gente que se financia con dineros sucios porque la bondad de los objetivos justificaría cualquier origen que los hagan posibles; así hay quienes, en nombre de la consolidación de la revolución, se tornan en sádicos criminales porque el noble fin que dicen perseguir lavaría sus manos ensangrentadas. El Che Guevara fue uno de los que dio forma a esta tesis: “Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”.

6.- Que Maduro, Padrino López y Reverol hayan sido señalados como autores/contribuyentes a los crímenes que el informe de la ONU revela, muestra cómo hay personajes que dan un paso, en algún momento, en que su destino los atrapa. Tal vez pensaron que ajusticiar a unos pocos o que sacar información a carajazo limpio podía ser un paso tan necesario como limitado, sin advertir que al derramar la primera gota de sangre como efecto de poder, lubricaron una máquina satánica que no puede detenerse sino hasta que ellos vistan su correspondiente traje naranja en el Distrito Sur de Manhattan, Nueva York.

7.- Así ocurrió con el acuerdo para el narcotráfico con las FARC. Pensaron que unos trasiegos necesarios para el financiamiento de los socios podría controlarse, y destaparon el masivo envolvimiento del poder civil y militar de arriba y del medio en el negocio, lo que los llevó a constituirse en una de las más poderosas y perversas mafias del mundo actual.

8.- La dinámica represiva, lo único que explica su permanencia en el poder, los condujo a la creación de una estructura de autores intelectuales, materiales y cómplices en la cual ninguno se puede salir pacíficamente de la trama y por tanto la reproduce; como en toda mafia, la prueba de lealtad es pegarle un tiro a un inocente a sangre fría, viéndole la cara. Toda la estructura de poder del régimen de Maduro es autora de los crímenes que sus policías cometen y los policías lo saben, y los tienen prensados por allá abajo. Una vez que se cebaron con el dolor y la sangre ajenos cortaron las vías de retirada.

9.- El caso de la corporación criminal en el poder no es el de una dictadura tradicional que suele tener un nivel de apoyo social, sea en las élites o sectores populares, que aunque bajo quiere conservar; los crímenes que cometen son horribles y se dirigen a sus enemigos más específicos. En el caso de Maduro, sobre la base de la experiencia cubana, la tortura y el crimen, tienen no solo carácter punitivo sino ejemplarizante: torturan y matan a los que se les oponen; y también a aquellos cuyo sufrimiento o muerte puede tener efecto disuasivo en otros. No se paran en nada; son capaces de convertir en prisioneros a las parejas, hijos, primos o vecinos, como el caso de la señora Antonia Turbay, cuyo crimen fue vivir cerca de la casa del comisario Iván Simonovis y estuvo 432 días presa.

10.- La conclusión es que no solo hay criminales en el poder; ni siquiera que hay muchos criminales; la verdad de todo esto es que hay una estructura organizada del crimen que es el poder en Venezuela. El crimen es el poder.

11.- Esa estructura hace que sus partícipes se conviertan en autores o coautores, testigos y cómplices, de torturas y asesinatos. Esta realidad hace entrever que de no haber una salida inmediata de este régimen la furia y el odio acumulados, la revancha en ciernes, pueden convertirse en fuerzas desatadas

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

RAUL AMIEL, EL MÉRITO CIUDADANO ES UNA IDEA, UNA ORIENTACIÓN INSTITUCIONAL…

Hoy voy con una nota que tenia tiempo queriendo escribir. Para lo cual, me es menester definir ambos conceptos. Tomaremos definiciones universalmente reconocidas.

MÉRITO. Derecho a recibir reconocimiento por algo que uno ha hecho. Acción o conducta que hace a una persona digna de premio o alabanza. Los sinónimos de mérito son virtud, decoro, cualidad, justicia, valor, aprecio, valía, entre otros. En cuanto a su origen etimológico, el término mérito es de origen latín meritum que significa “merecido”. El concepto de mérito es un concepto abstracto que tiene que ver con los valores y las capacidades que una persona puede llegar a desarrollar en pos de una actividad o como un logro específico. El mérito es aquello que hace que deba ser reconocido el esfuerzo, el trabajo, el compromiso, o diferentes acciones que ameriten justamente que una persona sea tratada de tal o cual manera. La frase “por méritos propios” es el mayor elogio que puede hacerse de una persona, en reconocimiento a sus méritos en cualquier campo de la actividad humana. El mérito es esencialmente una cualidad personal.

CIUDADANO. Ser ciudadano significa participar activamente en la vida social, política y económica de tu comunidad y de la sociedad. Como ciudadano puedes y debes informarte sobre lo que sucede a tu alrededor para aportar ideas, promover y apoyar cambios, mejoras y expresar tus opiniones con libertad y respeto. La formación ciudadana es un proceso que forma parte de la socialización de los individuos cuyo propósito es la educación en valores sociales, como la responsabilidad y la participación, que cooperen en el desarrollo de comportamientos fraternos, basados en una identificación plena con la comunidad y el respeto a la convivencia.

En el ejercicio de hoy me propongo a desmontar la palabreja meritocracia.

El término en sí es intuitivo y cautivador. ¿Quién podría oponerse a un mundo en el que todos tengan total igualdad de oportunidades y las diferencias en los resultados estén determinadas por algunos que tienen características más virtuosas o mejores talentos que otros? ¿Quién se atrevería a cuestionar los beneficios de una sociedad en la que se eliminan las ventajas “inmerecidas” que no están vinculadas a nuestra acción como individuos? Puede que sea simplemente una palabra de moda, pero debemos deshacernos del objetivo arrogante de una sociedad meritocrática y simplemente buscar ampliar las oportunidades para todos. En cambio, deberíamos simplemente reconocer que nuestra difícil situación está determinada por una gran cantidad de factores diferentes, que incluyen, entre otros, nuestra educación, habilidades aprendidas, rasgos genéticos y circunstancias o suerte. En un momento dado, algunos de nosotros lo estamos haciendo bien y otros no tan bien. Claramente, esta visión es utópica, o tal vez incluso distóica, una experiencia deshumanizante. Los liberales deberíamos oponernos a la idea de una meritocracia. Porque a diferencia de una economía de mercado donde cuánto ganamos está determinado por la interacción de la oferta y la demanda, una meritocracia requiere que alguien haga juicios de valor sobre qué resultados reflejan la iniciativa individual y qué oportunidades son «justas» o «injustas». En este caso, convierte al propio gobierno en el árbitro principal de si un resultado es justo y refleja la aplicación justa de nuestros talentos y ética de trabajo. Esto potencialmente abre la interferencia del gobierno en todos los campos de la interacción humana. Peligroso por lo demás.

Me atrevo a resaltar que el uso adecuado es Mérito Ciudadano.

El Mérito Ciudadano es una idea, una orientación institucional, más que una política particular, acción, o conjunto de acciones. Es más una filosofía rectora y, por lo tanto, aunque podemos juzgar políticas y prácticas particulares como más o menos consistentes con la noción de mérito democrático. El Mérito Ciudadano no es un conjunto de pautas formuladas, programas o políticas, más bien, es un marco integral desde el cual evaluar todo lo que sucede dentro de las paredes de cualquier organización o comunidad. La misión es prepararse para prosperar en un entorno diverso y diversificado. Todas las acciones están alineadas con el fin de cumplir con las metas que se han establecido en la declaración de misión a la cual te suscribes, y funcionan deliberadamente para construir e institucionalizar un sistema sostenible, uno que no dependa de cualquier persona para defender y mantener. De hecho, es identificar correctamente a aquellos individuos que finalmente cumplirán la misión con virtud, decoro, cualidad, justicia, valor, aprecio, valía, entre otros. Significa participar activamente en la vida social, política y económica de tu organización, comunidad y de la sociedad como un todo.

Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!


Raul Amiel
raulamiel@gmail.com 
@raulamiel

CAROLINA ESPADA, SIN PREAVISO

Licenciado:

Por medio de la presente me dirijo a usted con el fin de participarle mi renuncia irrevocable, bien irrevocable, a mi cargo de ayudante de la secretaria de su asistente personal.

No es por lo que dice mi papá: “¡Y que haber estudiado una carrera en la universidad para terminar de recepcionista y correveidile!”.  No, no es por eso, sino por lo que usted dijo el día en que yo llegué:  “Patricia, Elena, díganle a la muchacha del vestido marrón que me traiga café”.  ¿Ya me ubicó?  Ése era mi mejor vestido de trabajo y no me lo volví a poner más. Pero aquí todo siguió siendo:  “Patricia, Elena y la muchacha del vestido marrón”.

Tengo más de tres meses llevándole su café todas las mañanas, un cappuccino que me enseñaron a hacer siguiendo sus instrucciones exactas, y se lo pongo en su escritorio y me quedo para ver cómo se le llenan de espuma los bigotes.  Usted no levanta la vista sino que murmura algo.  No sé si me da las gracias, pero yo no me muevo esperando a que usted me mire… al menos un segundito.  No sé si se da cuenta de cuando salgo llevándome su taza vacía.  Pero qué importa, ¿verdad?, para usted es costumbre ser observado. No, “observado” no, “admirado”.  Y es que yo nunca había estado frente a un hombre tan distinguido, tan culto, tan agua de colonia todo usted.  Licenciado, usted está siempre como recién bañado y no se arruga; nada lo despeina ni lo altera.  Usted es como una estatua griega, pero con ropa carísima.  Y yo lo oigo cuando usted habla por teléfono con sus amigas, con sus novias y hasta con su ex esposa.  Usted tan fino, tan gentil, tan caballeroso.  Si al menos alguna vez me hubiese visto a mí.  No me tenía que hablar, sólo verme a los ojos.  Una miradita y hubiera sabido.

Yo estoy enamorada de usted.

Sí, ya está, ya lo escribí. Se lo he querido decir desde que empecé a soñar con usted. Conmigo y con usted. ¡Y si le contara mis sueños, Licenciado! Mis fantasías. No tiene idea de lo que soy capaz de imaginar. Pero sólo con usted y conmigo, con nadie más.

Hoy cumplo quince días quedándome para trabajar horas extra. Es mentira lo de las horas extra.  Me siento en su sillón de cuero, prendo su lamparita verde, pongo un montón de hojas en blanco sobre su escritorio, tomo su pluma fuente –tan pesada, tan varonil- y no puedo evitar cerrar los ojos y olerla.  Es usted.  Usted allí en la palma de mi mano, en mi respiración.  Mío. Eso es lo más cerca que yo lo he tenido.

El motivo de esta despedida -irreversible y oficial-, es que usted no sabe que yo existo. Ya le he escrito catorce cartas de renuncia; cartas que después me dan pánico y rasgo en mil pedacitos y voy botando en distintas papeleras una vez que huyo de aquí.  Pero hoy sí me armé de valor para dejarle ésta.  Hoy sí. ¿Por qué? Porque hoy es mi cumpleaños. Estoy cumpliendo veintidós. Me gustan las violetas, los caramelos de miel y los libros de pintores famosos. Y usted no sabe cómo me llamo y tampoco le importa.

Ya es de noche y sigo en su oficina redactando mi renuncia definitiva. Última vez que escribo con su pluma fuente. Mis palabras van en azul-usted, azul mar profundo, azul de cielo sin estrellas; y llevan una tinta que me diluye.

Lo adoro y eso me hace demasiado daño, así que renuncio a usted, porque usted es un imposible… Y aquí estaré mañana sin falta, haciéndole su café y escribiendo otra carta de renuncia que también voy a romper.

Sin otro particular al que hacer referencia,

Atentamente,

La muchacha del vestido marrón

Carolina Espada 
@carolinaespada
@ElNacionalWeb

JUAN GUERRERO, TORTURAR EN VENEZUELA, LECTURAS DE PAPEL

Una de las técnicas de tortura usada frecuentemente en la Venezuela del siglo XXI por las fuerzas de seguridad y que forma parte de una clara, permanente y constante Política de Estado, es la llamada ‘crucifixión’ del detenido. Se le colocan los brazos, generalmente esposados o también amarrados con sogas, sobre un tubo o reja, extendidos mientras las piernas quedan suspendidas del suelo. En esa posición el individuo sometido a tortura queda colgado durante el tiempo que los torturadores deseen, generalmente por varios días.

 Periódicamente es sometido a palizas, con bates y otros objetos. Algunos fueron torturados con tanta saña y por largo tiempo, que perdieron de manera permanente sensibilidad en brazos y manos. En otras torturas, lo describe el informe presentado por el equipo internacional de especialistas de la Organización de las Naciones Unidas; “Una de las víctimas declaró (a la misión de la ONU) que estuvo aislada en el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia) sin acceso a un baño, la obligaron a usar un pote de plástico para sus necesidades fisiológicas y en ese mismo envase le servían la comida.”

Los cientos de relatos, atroces, humillantes y degradantes son espeluznantes y aberrantes: “Otra víctima reportó que durante varios días estuvo encerrado en un área sin acceso al agua potable, los detenidos debían tomar agua de la poceta o retrete para saciar la sed.”

El informe de la ONU sobre violación de DDHH y crímenes de lesa humanidad investigados en Venezuela(Septiembre-2020), establece una responsabilidad directa e individual en la persona de Nicolás Maduro y su cadena de mando, los ministros de Relaciones Interiores, y de Defensa, así como demás oficiales y miembros de las fuerzas policiales y militares involucrados.

No se encuentra en el informe, de poco más de 400 páginas, espacio donde se narre alguna historia medianamente normal. Queda al final una sensación de náuseas, un asco por tanto terror narrado, tanta atrocidad de mentes desviadas, anormales y tenebrosas.

Me he quedado perplejo frente a este informe que supone un duro golpe moral, político y obviamente, de obligado cumplimiento para posteriores sanciones jurídicas, en quienes están involucrados en atrocidades y crímenes contra inocentes seres humanos.

El informe que en su momento presentó, José Vicente Rangel como denuncia y que luego se editó como libro, en 1972 Expediente Negro, menciona la serie de vejámenes, torturas y desapariciones forzadas contra dirigentes opositores a los gobiernos de esa época, entre 1960-70. Indicamos esto porque deseo significar un detalle que desde esos tiempos –y quizás desde antes, nos tiene atrapados como sociedad que no supera sus traumas sociopolíticos y cree que la venganza es la manera de ‘ajustar cuentas’ con el pasado y sus víctimas. 

El detalle que se aprecia, tanto en la violación de los derechos humanos y crímenes contra la humanidad, es que han sido ejecutados por venezolanos contra venezolanos. Es posible que puedan existir ‘asesores’ extranjeros, como en el pasado, pero lo esencial es esto que mencionamos.

Además, las técnicas usadas por estos aberrados parecen ser similares a la tradición castrista que narran quienes han podido sobrevivir para denunciarlas. Acá es importante agregar una característica que ‘innova’ y es el uso de la tortura psicológica y la constante amenaza y práctica de la tortura de tipo ‘sexual’ para obtener confesiones amañadas.

Tengo a mi lado, -cosa curiosa y coincidente, un texto Los libros malditos, que trata sobre aquellos documentos prohibidos, censurados y sujetos a persecución y castigo. Pues bien, ya para esa época, entre 1450-1460, la tortura inducida para extraer confesiones, sobre todo a mujeres acusadas de brujería, por parte de hombres misóginos desesperados por abandonar matrimonios y quedarse con la dote, disponía de técnicas y ejecutores para esas aberraciones.

Un libro donde se narran ciertos ‘trabajos’ es uno que en su momento fue tomado como libro de cabecera para la historia de la tortura, El martillo de las brujas, escrito por dos sacerdotes, Kramer y Sprenger (1486), donde se indica las forma de ‘interrogatorio’ y “procedimientos inquisitoriales” para lograr del acusado, generalmente de brujería, una confesión plena.

Pues bien, lo que encontramos por estos tiempos no es ni por mucho, diferente a las formas y maneras cómo por aquellos tiempos, se lograba aplacar a quienes adversaban el poder, sea por razones religiosas o políticas.

La tortura en la Venezuela de Maduro y sus pandilleros no es muy diferente a la de aquellos tiempos remotos o medianamente pasados, como en la época del dictador, Marcos Evangelista Pérez Jiménez (1948-1958), quien en múltiples oportunidades ordenó personalmente asesinar a sus enemigos políticos

Este informe de la ONU, por su rigor técnico y procedimiento metodológico absolutamente objetivo, claro y preciso, es un documento que debe ser difundido y considerado como parte de material de estudio en las áreas de ciencias penales y criminalística, antropología cultural, psicología, psiquiatría, para que nunca jamás volvamos a experimentar semejantes actos contra natura.

Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com 
@camilodeasis 

JESÚS PEÑALVER, CHAPUZAS ELECTORALES

A propósito del respetuoso debate tuitero, con altibajos, que hace poco sostuvieran mis estimados Mario Villegas y Andrés Caleca, me he propuesto pergeñar algunas ideas y emitir algunos conceptos, recurrentes los más de ellos, sobre algunos procesos electorales, en este caso con relación directa a las pretendidas “elecciones parlamentarias” del próximo 6 de diciembre, que para mí, lo reitero sin reserva alguna, constituyen otro fraude electoral, similar o peor a la farsa o simulacro del pasado 20 de mayo de 2018.

Con ese ánimo escribo, y no el del réferi de discusiones entre quienes tienen sus propias opiniones, coincidentes unas, divergentes otras. Y al propio tiempo sus individuales formas de defenderse, si fuere necesario.

Conviene describir todos los actos contra Carlos Andrés Pérez, desde el llamado Caracazo, su condena y el ascenso del golpista como conspiración. CAP había ganado en 1988 y asumido en 1989. En este año ocurrió el nada espontáneo y aludido Caracazo.

CAP descabezó las dos intentonas militares de 1992, se impuso como el presidente demócrata que fue, recibiendo el respaldo de muchos países y líderes mundiales, aun, hasta Fidel Castro lo llamó para expresarle su apoyo. ¡Curioso!

El 8 de noviembre de 1992, el malo José Vicente Rangel denunció la malversación de 250 MM de bolívares de la Partida Secreta del Ministerio del Interior. El fiscal general, entonces Ramón Escovar Salom, inició el antejuicio de mérito y el 20 de mayo de 1993, la sumisa corte suprema de justicia (minúsculas motu proprio) lo declaró con lugar.

Para sacar a CAP del poder, la conjura contó con la extinta csj, cómplice hasta las vísceras. Aunque algunos filibusteros le soplaban al presidente desconocer las instituciones, este aceptó ser enjuiciado y sometido a la patraña. El líder demócrata acató el fallo de aquella despreciable corte, en su mayoría comprometida hasta los tuétanos en la conspiración.

Caldera II sobreseyó al golpista y su combo, quien nunca fue a juicio, dizque “por no confiar en la justicia”. De allí que no fuera sentenciado. Contra el mediocre milico golpista no hubo indulto, no hubo juicio, no hubo condena. Todos hasta los tuétanos en la conspiración contra CAP.

El difunto golpista nunca fue indultado, pues nunca fue a juicio, ergo, nunca fue sentenciado. Caldera II lo sobreseyó. Caldera no podía inhabilitar al golpista Hugo Chávez y su combo, porque la Constitución de 1961 no lo permitía.

El sistema judicial de entonces ha debido juzgar a los golpistas e imponer la sanciones o penas correspondientes. No dejar que un criminal y su hatajo de conmilitones accedieran al poder, como si no hubieran roto un plato, matado a tanta gente y haber hecho tanto daño a la República y sus instituciones.

Al no estar sentenciado el golpista Chávez, haber sido sobreseído, y salir en libertad plena, adquiere sus derechos políticos y ciudadanos. De allí su candidatura y elección en 1998. Por eso resulta detestable la frase “por eso estamos como estamos”. ¡NO!

Estamos así porque en 1998 la mayoría eligió al desquiciado milico golpista, ruin, mediocre y resentido y delirante, que en mala hora sembró esta pesadilla coloreada de un rojo siniestro y alarmante.

Por fallas graves de un poder judicial que no lo juzgó conforme a derecho, no lo procesó ni lo condenó.

Si bien el golpista tuvo su legitimidad de origen en 1998, no pasó mucho tiempo en caer en la ilegitimidad de ejercicio. Son muchos los ejemplos de abusos y delitos del delirante de Barinas, pero ese es otro tema.

El 19 de enero de 1999 la extinta y cómplice csj, resolvió un recurso afirmando que sí era posible consultarle al pueblo, vía referendo, sobre convocar una asamblea constituyente, en franca violación de la Constitución Nacional de 1961.  Y digo esto porque la Carta Magna de entonces estaba blindada en cuanto a sus enmiendas (ya había experimentado dos) y también en cuantos a sus posibles reformas.

Tanto así, que existía entonces (en receso) una Comisión de Reforma Constitucional que presidía el propio Rafael Caldera.

Dijo aquella sumisa csj: “Una asamblea nacional constituyente que elabore una nueva carta magna acorde con los nuevos tiempos que le toca vivir a la República”. Evidentemente, un grupete metido hasta las vísceras, de patas y hombros en la conspiración.

Insisto, CAP, que era un demócrata a carta cabal -a las pruebas me remito- aceptó el bodrio que dictó aquella csj, regalándole al muerto Chávez la constituyente para que se cogiera el poder. ¿O no?

Imposible olvidar a aquella inefable exmagistrada y su peregrina tesis de la “supraconstitucionalidad”. Allí tienen, pues, cojan su “supraconstitucionalidad”.

De allí el origen de estos lodos, esta vergüenza y este dolor que nos arropa en mala hora.

El próximo 30 de noviembre hogaño se cumplirán 68 años de otra chapuza electoral, del fraude  perpetrado por el dictador militar, general Marcos Pérez Jiménez, apodado el Cochinito de Michelena, sátrapa por quien aún lloran algunas desvergonzadas viudas que no ocultan su devoción por un uniforme. Son los mismos que anhelan las charreteras de aquel sátrapa que tanto daño causó a Venezuela.

Entonces, en 1952, Venezuela enarboló la bandera de la dignidad, y en las urnas electorales derrotó el régimen oprobioso de la Junta Militar que jefaturaba el sátrapa de Táchira. Conviene recordarlo e informarlo a quienes ignoran el episodio y también para que el pueblo tenga en cuenta la conveniencia de la memoria.

La memoria es de los demócratas, del autócrata el olvido. La memoria es esa casa amoblada con todas sus cosas, donde al llegar el recuerdo nos da la bienvenida. Y no olvide que si usted no cultiva su memoria, vendrá otro a sembrar cuentos de rutas y caminos, de empanadas y conucos.

Ante el triunfo de la oposición, el general Pérez Jiménez, cuando supo de los votos amarillos que echaban por la borda su afán continuista, el FEI ordenó al Consejo Supremo Electoral alterar los votos.

Pero su presidente, el Dr. Vicente Grisanti, en una actitud digna y valiente, se negó rotundamente a aceptarla y otros miembros lo apoyaron y tuvieron que salir del país. ¡Cuánta dignidad y decoro!

Los errores no son convalidables, ni las fallas cometidas en el pasado (gravísimas muchas de ellas), pueden servir de argumentos para violar el ordenamiento jurídico, particularmente ahora cuando a troche y moche el régimen pretende imponer la realización de un proceso electoral plagado de vicios e irregularidades.

He sido recurrente en mi posición de apoyo y respaldo a la acción de amparo conjunto con recurso de nulidad, del acto que convoca a elecciones el próximo 6 de diciembre. Abundan las razones de hecho y de derecho, y para más INRI, razones de pandemia por el llamado covid-19.

Acción judicial a través de la cual, se pretende suspender el proceso para restablecer la Constitución, garantizar transparencia en condiciones técnicas mejores, libre ejercicio de los derechos políticos y observación internacional. No es capricho.

Se trata, incluso, quizá lo más importante, de recuperar la confianza en la institución del voto como mecanismo fundamental de la democracia.

Mis letras no persiguen erigirse en infalible análisis crítico-político; se refieren a la hora aciaga del país, a la acuciante situación que padecemos. Y si alguna intención han tenido estos trazos, no es otra que reconocer en el espíritu de los nombrados ab initio, el mérito de quien usa la palabra para levantar sus ideales, sin codos ni violencia, sin sembrar odio ni venganza; pero sí como bandera limpia y en alto.

Jesús Peñalver
penalver15@gmail.com 
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