domingo, 17 de enero de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ LUNES 18/01/2021


 


BEATRIZ DE MAJO, BIDEN: ¿ COLOMBIA O CUBA?, COLOMBIA EN ESTADOUNIDENSE CAPSULAS

¡Menuda herencia la que le deja Donald Trump a los demócratas que se inauguran en el poder la semana que viene, en lo referente a la relación de la gran potencia norteamericana con Colombia!. 

Esta semana que termina los funcionarios encargados de los asuntos de seguridad estadounidense consiguieron motivar al presidente saliente para que éste incluyera de nuevo a Cuba en la lista de “países patrocinadores del terrorismo” dentro del contexto de una simple pero sólida argumentación: “Cuba , de manera repetida, provee sustento al terrorismo internacional cuando les garantiza un enclave seguro a los terroristas”. 

Esta declaración en la boca de Mike Pompeo establece una realidad de la que no puede desasociarse la nueva administración por tratarse de temas de seguridad nacional. El Departamento de Estado no podrá desconocer este acto formal del gobierno saliente por lo que Joe Biden se verá atado de manos si quisiera replicar hoy las política de ex presidente Barack Obama que fue quien, dentro de una estrategia de acercamiento con el régimen de los Castro, había decidido sacar en 2015 al régimen cubano de la Lista que existe desde hacen 39 años. Gracias a esta iniciativa e reanudaron las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. 

Al encontrarse Cuba de nuevo dentro de la mencionada lista, se hace acreedora de sanciones para con el régimen comunista. Su exclusión suspendería las sanciones. 

Pero vayamos un poco más lejos: si el asunto es de enorme importancia dentro de la bilateralidad cubano-estadounidense no lo es menos para la relación de Washington con Bogotá. Es muy protuberante el hecho de que Colombia resulta ser el principal país afectado por la actuación de núcleos terroristas dentro de nuestro Continente, por la colaboración prestada por La Habana a actores terroristas dentro del país neogranadino. Fue gracias a esta actividad terrorista que fueron asesinados 22 efectivos de la policía de Bogotá en un atentado de bomba que tuvo lugar en enero del año 2019. Y es en Cuba donde se han refugiado los criminales .fichas del ELN, hoy solicitados en extradición por la Justicia colombiana. 

Colombia, como es notorio, ha desarrollado con los Estados Unidos una relación preferida que se traduce en una presencia activa de Norteamérica dentro los asuntos domésticos de combate a las drogas y combate al terrorismo que afectan a los Estados Unidos de manera directa. La cooperación de Colombia en estos dos terreno ha sido irrestricta y solidaria. Además, el país vecino en virtud de la colaboración activa del Régimen de Maduro con el ELN y la FARC se ha estado convirtiendo en un enclave de extrema peligrosidad para el vecindario. Hoy, más que nunca, una cooperación incondicional de los Estados Unidos es imperativa. La Casa de Nariño ha querido ir más lejos y sus estrategas en política exterior y seguridad llevan ya muchos meses en tratativas con el gobierno norteamericano para promover la inclusión de Venezuela en la lista de países que colaboran con el terrorismo. 

Así pues, todo parecería indicar que Joe Biden se inaugura con una papa caliente entre las manos en el terreno de sus relaciones con América Latina: la de la redefinición de una estrategia de seguridad hemisférica. Ella pasa por sancionar a La Habana, por aliarse estrechamente con Bogotá y por facilitar la eyección de la dictadura en Caracas.

Beatriz de Majo
beatrizdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo1
España-Venezuela

CARLOS A. MONTANER, EL SEGUNDO IMPEACHMENT DE DONALD TRUMP

A Donald Trump le han incoado un segundo impeachment. ¿Ganarán sus adversarios? No importa. Nathaniel Rakich, un notable estadígrafo, afirma que el 52% de los estadounidenses respalda que Donald Trump deje inmediatamente el poder, mientras el 42% opina lo contrario. Se basa en nueve encuestas que él ha diseccionado. Ha hecho las sumas y las restas y esos son los promedios que obtuvo. Sospecho que por ahí andan los tiros. 

El problema es que no se trata de estadísticas, sino de creencias, y muchas personas están dispuestas a matar o morir por lo que creen. Creen, además, cualquier cosa: creen en extraterrestres que nos visitan a menudo y se dedican a abducir a los incautos. Creen en los fenómenos paranormales, incluidos los fantasmas y la güija. Creen en el carácter único y real de sus dioses, como la diosa Durga del hinduismo que posee varios brazos y cabalga un león, o como el Espíritu Santo de los cristianos, representado por una paloma que forma parte de la triada máxima de esa religión. Creen en el zodíaco, la astrología, el espiritismo y todo tipo de extravagante superstición, especialmente si ha sido predicada por una persona “carismática”.  Por ejemplo, Donald Trump. 

Los demócratas, en general (menos el 18%), y con ellos una buena parte de los independientes, están convencidos de que no hubo fraude en las elecciones del 3 de noviembre del 2020. Pero un porcentaje notable de los republicanos (un 62%) piensa que decenas de miles de muertos votaron, o que millones de indocumentados acudieron a las urnas, o que las máquinas alteraron los resultados, o que las boletas fueron cambiadas por unos malvados funcionarios. 

Aunque Trump, finalmente, aceptó la victoria de Biden, no ha dicho (y nunca dirá) que no hubo fraude. No sé, siquiera, si lo cree realmente. A veces pienso que sí, pero otras supongo lo opuesto. En todo caso, admitir que ha mentido sería un balde de agua fría para sus seguidores. (Aunque a estas alturas dirían que lo hizo para evitar un baño de sangre, o porque lo ha amenazado la congresista afroamericana Maxine Waters, o por una variante de cualquier teoría conspirativa). 

Ni siquiera se ha atrevido a acogerse a la tesis de Tucker Carlson (Fox News), mucho más inteligente, pero muy discutible. Carlson -alega el presentador en su afán de defender a Trump-, que sí hubo “fraude”, pero ocurrió previamente a las elecciones, y después de ellas, y consistió en el ataque personal a Trump desde el mismo momento en que tomó posesión, a cualquier medida republicana, o a todos sus nombramientos, sin siquiera concederle los 100 días de gracia que supuestamente se les otorgan a los nuevos inquilinos de la Casa Blanca. 

En realidad, las elecciones, como es la costumbre en EE.UU, fueron limpias y transparentes, pero apasionadas. Así ha sido desde que George Washington abandonó el poder en 1797, primer y único presidente al que tirios y troyanos le rindieron pleitesía. A partir de ese punto, como suelen decir los españoles en su lengua rica en coloquialismos, “se armó un gran cacao” y cada dos años, o cada cuatro, sucede lo mismo.  

La gran diferencia es que por primera vez el candidato derrotado reclama haber sido víctima de un fraude, y una gran cantidad de los electores de su partido lo cree a pie juntillas, sin preguntarse por qué 60 tribunales, entre los que abundaban los jueces republicanos, habían rechazado las demandas unánimemente por absoluta falta de pruebas. Por otra parte, un buen número de personas engañadas acudió al capitolio a solicitud del presidente Trump, a rectificar la pérfida conducta de los demócratas.

Eran la versión multitudinaria del sujeto que se presentó en una pizzería de la ciudad de Washington, armado de un rifle de asalto, para “liberar” a unos niños víctimas de las perversiones y la sevicia de los demócratas. Bulo que había echado a rodar QAnon, un grupo de extrema derecha al que también se atribuye la creación de la teoría conspirativa del “deep state” o “Estado Profundo” que, teóricamente, le ha hecho imposible la vida presidencial a Donald Trump. 

Cuanto sucedió el 6 de enero en el Capitolio tendrá muy graves repercusiones económicas y políticas. Las económicas tienen que ver con la estabilidad interna del país. El dólar americano es la moneda del 80% de las transacciones internacionales, entre otras razones, por la confianza que generaba contemplar cada cuatro años la trasmisión pacífica y organizada de la autoridad. Esa verdadera fiesta de la democracia ha sido sustituida por un espectáculo tercermundista de guardias armados, alambre de púas y perros feroces. 

Las repercusiones políticas son de otra índole y tienen que ver con el carácter de “cabeza del mundo libre” que el país se había ganado tras la Segunda Guerra mundial y la victoria contra la URSS en la Guerra Fría. USA era la única superpotencia que había quedado en pie tras el combate. Ese triunfo es hoy discutido por las imágenes de la toma del capitolio por una turba agresiva de facinerosos. ¿Podrán Joe Biden y Kamala Harris restaurar la imagen de EE.UU? Ojalá, pero eso está por verse.

Carlos Alberto Montaner
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner
España-Estados Unidos

ALFREDO CEPERO, LA COSECHA DEL ODIO.

"Es inconcebible que después de una investigación de tres años y una exoneración por parte de Robert Mueller, todavía estos bolcheviques acusen a Trump de ser un instrumento de Putin"

El vandalismo y la destrucción perpetrados el día 6 de enero por turbas enardecidas en el Capitolio de Washington no pueden ser tolerados en la nación que fue la primera y sigue siendo la mayor democracia del mundo. Como conservador y partidario de Donald Trump condeno enérgicamente el terrorismo venga de donde venga y sea efectuado por quien sea. Eso es lo que nos distingue a nosotros de una izquierda vitriólica y un periodismo parcializado que condena el menor desliz de la derecha mientras cierra los ojos ante el terrorismo de la izquierda. Nosotros tenemos principios, ellos tienen objetivos que alcanzan sin pudor ni vergüenza porque, para esta gentuza, "el fin justifica los medios".

Pero los desórdenes del pasado 6 de enero no se produjeron por generación espontánea. Fueron infiltrados y liderados por los terroristas de Antifa y de Black Lives Matter. Según un agente del FBI destacado en los terrenos del Capitolio un ómnibus lleno de miembros de Antifa se unió a la manifestación de los partidarios de Trump. Esto es confirmado por la presencia de personas vestidas de negro, portando cascos protectores en la cabeza y mochilas en la espalda.  Este no es el atuendo de personas que desean participar en una manifestación pacífica. No sería exagerado decir que, esta vez, los enemigos de Donald Trump le dieron un "jaque mate".

Fueron además la consecuencia inescapable de la tortura y el ensañamiento a que ha sido sometido el Presidente Trump desde el principio de su período de gobierno. Tan temprano como el cinco de enero de 2017 el sinuoso y malévolo Barack Obama se reunió en  la Casa Blanca con un puñado de sus apandillados− incluyendo a su corrupto vicepresidente Biden− para dar comienzo a la resistencia sucia contra Donald Trump. Una transición dominada por la venganza y muy diferente a la pacífica que ellos piden ahora para el fantasma del sótano que nos han impuesto por la intimidación y por la trampa.

En estos cuatro años alucinantes Trump ha sido acusado de ser un instrumento de Vladimir Putin, sometido a dos juicios políticos e investigado durante más de tres años por una comisión presidida por Robert Mueller. Una comisión que fue integrada por docenas de abogados partidarios de Hillary Clinton y agentes del FBI de James Comie con un costo de 30 millones de dólares de los contribuyentes americanos. Al final Donald Trump fue totalmente exonerado de todos sus cargos. En un artículo titulado: "Trump solo contra el mundo", escrito el 21 de octubre del año pasado, afirmé: "Es inconcebible que después de una investigación de tres años y una exoneración por parte de Robert Mueller, todavía estos bolcheviques acusen a Trump de ser un instrumento de Putin"

Aliados de esos bolcheviques son los miembros de la prensa complaciente con la izquierda fanática. Los desórdenes de este 6 de enero fueron transmitidos profusamente y condenado con adjetivos virulentos por la gran prensa del país. Para no quedarse atrás, Twitter tuvo la osadía de cerrar indefinidamente la cuenta del Presidente de los Estados Unidos. En chocante contraste, esta prensa podrida ignoró en gran medida los desafueros de los terroristas financiados por los Soros, los Bezos, los Bloomberg  y los Gates.

Entre ellos, el incendio de la Iglesia Episcopal de St John, a unos pasos de la Casa Blanca, la demolición de monumentos en memoria de los padres de la patria americana, la creación de las llamadas "zonas autónomas" en Portland y Seattle, donde los terroristas campean por su respeto. La camarada alcaldesa de la ciudad de Washington tuvo la osadía de mandar a pintar en la calle un letrero de Black Lives Matter frente a la misma Casa Blanca. Y lo más inaudito, organizaciones noticiosas como CNN, The New York Times y The Washington Post han llegado al descaro de calificar estas marchas no sólo de pacíficas sino de justificadas.

Por otra parte, es importante que, en medio de todas esta algarabía y desorden, tengamos el coraje de identificar este terrorismo doméstico como una cosecha del odio sembrado por la izquierda que se ha apoderado del Partido Demócrata en los últimos cuatro años. Una izquierda empeñada en cambiar y hasta en destruir las instituciones democráticas que han hecho de esta nación la admiración y la envidia del mundo.

Es al mismo tiempo importante reconocer que una de las características de los seres humanos es el deseo de cambiar a sus gobernantes cada ciertos períodos de tiempo. Porque todos sabemos que el poder absoluto por tiempo prolongado conduce inevitablemente a la tiranía.

El cambio al cual hago referencia se produce la mayor parte de las veces de dos maneras radicalmente diferente. Por el procedimiento pacífico de los votos o el estallido violento de las balas. Cuando los ciudadanos pierden confianza en los votos recurren casi siempre a las balas. Este es el tiro de gracia de la democracia y el final de la convivencia civilizada. En este momento, 74 millones o quizás hasta 80 millones de americanos, si tomamos en cuenta los votos robados a Trump y adjudicados a Biden, han perdido la confianza en los procesos electorales. Ha llegado la hora de que nuestros políticos se pongan a trabajar y se ganen el sueldo.

Resulta inaplazable la creación de una ley electoral justa, equilibrada y transparente que sea aplicada por igual a todos los ciudadanos de este país. Estoy seguro de que la mayoría de los miembros de ambos partidos participarían en su redacción y le darían su aprobación. La minoría de forajidos que perpetró el fraude de las últimas elecciones no tendría otra opción que aceptarla o ser excluidos del proceso político.

Aunque no presumo de ser un experto en asuntos electorales, me considero con el derecho ciudadano de ofrecer algunas ideas sobre un proyecto de ley que devuelva la paz a esta sociedad convulsionada por el odio. Yo empezaría por crear una tarjeta de identificación para todos los ciudadanos que pretendan ejercer y tengan derecho al voto en los Estados Unidos. Limitaría a un período de 24 horas la votación en todas sus formas. Eliminaría la llamada "cosecha de votos" en que activistas políticos sirven de intermediarios entre el votante y las urnas de vocación.

Además, pondría fin al llamado "voto por correo"  a través de los cuales personas ficticias, muertas o residentes fuera del estado ejercen ilegalmente un derecho que no les pertenece. Y finalmente, pondría estrictas condiciones a las llamadas "boletas ausentes" de personas discapacitadas cuyas dolencias les impiden asistir a los colegios electorales. Como diría Manolito, el borracho de mi pueblo, "se acabó el relajo".

Concluyo estas notas regresando a Donald Trump. En estos días he contemplado con una considerable dosis de asco la euforia de los enemigos del presidente en ambos partidos y en la prensa desprestigiada de la izquierda. Les auguro que la alegría les va durar muy poco tiempo. En uno de mis artículos califiqué a Trump de "El guerrero que nunca se rinde". Por eso estoy convencido de que ya comenzó a organizar sus campañas políticas de 2022 y 2024. 

Vaticino que en 2022 el "trumpismo republicano"−porque el republicano tradicional ya dejó de existir− ganará la mayoría de los escaños en la Cámara de Representantes y en el Senado. Y en 2024, Donald Trump ganará la presidencia si aspira al cargo. Y si no aspira, el candidato que él apoye será el postulado por el partido. Porque no hay político en este país que cuente con el apoyo de millones de partidarios incondicionales. Estoy convencido de que ni su líder los abandonara ni ellos dejarán de seguirlo.

Como para que no quepan dudas del camino que ha de tomar, días antes de concluir su mandato, Donald Trump declaró: "Siempre he dicho que continuaré la lucha para asegurar de que sean contados solamente los votos legales". Y concluyó diciendo: "Aunque esto representa el final del primer período más grande de nuestra historia presidencial, es solamente el comienzo de nuestra lucha por "hacer grande de nuevo a nuestra América".

Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos

ENRIQUE AVOGADRO, MIEDO, ¿POR QUÉ?

"Los grandes criminales no están en prisiones  sino en la cúspide de la sociedad".  Alexis Carrel 

Cristina Fernández, casi como el coronel de Gabriel García Márquez, evidentemente no tiene quien le lea, al menos las encuestas. Si no fuera así, se habría enterado de los datos del último análisis de Poliarquía (https://tinyurl.com/y5kztlsb), que debieran preocuparla. Lo cierto es que hasta sus partidarios perciben, cada vez con mayor claridad, que al ánimo de su jefa no lo afectan las pésimas noticias de la pandemia y el fracaso del patriotero y corrupto show de las vacunas, la monumental crisis socio-económica que la irracional "cuareterna" provocó, la catástrofe educativa generada en complicidad con los gremios, el crecimiento exponencial de la pobreza y la indigencia, el desmadre de la inseguridad y la proliferación incontenible del narcotráfico y, ni siquiera, las permanentes violaciones a los derechos humanos que se han producido desde diciembre de 2019. 

Muy por el contrario, muchos (13%) de esos fieles de antaño se han dado cuenta que su único objetivo es lograr la impunidad para los innumerables delitos que han cometido ella misma, sus hijos, sus testaferros y sus socios de todos los pelajes; cuando, cada vez que se levanta una piedra y aparecen millones de dólares robados, no pueden evitar recordar que esos billetes faltan de las arcas del Estado y que hoy servirían, si fueran repuestos, para aliviar las muchas penurias que padecen. En el camino, además y producto de sus desesperados intentos por lograrla y de los disparates discursivos de sus alfiles, aniquila toda posibilidad de que nuestro país reciba inversiones capaces de generar trabajo genuino y, ni siquiera, ayuda financiera para salir del pozo al que nos ha llevado. 

Hoy, el escenario político podría resumirse diciendo que hay un oficialismo (el panperonista Frente para Todos) aterrado ante la figura de la PresidenteVice y, en la Provincia de Buenos Aires, de su hijo Máximo Kirchner, y una oposición que parece esencialmente ser incapaz de articular una gran coalición dispuesta a evitar que ella destruya definitivamente la democracia y la República, tal vez porque también la atemoriza. Pero, a la luz de de los últimos acontecimientos y cuanto nos dice esa encuesta, nada amerita que unos y otros padezcan ese inequívoco "síndrome de Estocolmo" frente a la secuestradora del poder. 

Otro aspecto notable es que quienes por décadas han aplaudido las infames persecuciones y prisiones a los militares que vencieron a la subversión, lo hicieron bajo un lema repetido hasta el hartazgo: "memoria, verdad y justicia"; hoy los mismos, apurados por los plazos procesales y políticos que han comenzado a roer los talones de Cristina Fernández, lo han invertido e imponernos "olvido, mentira e impunidad". 

En ese inequívoco sentido, además de las maniobras para favorecer a los condenados Amado Boudou, Julio de Vido, Milagro Sala y tantos otros, va el Presidente Pinocho que, descaradamente, ha afirmado que va a "meter mano en la Justicia" y enviará al H° Aguantadero un proyecto de ley para crear una nueva instancia judicial que, según sus intenciones, se dedicará a tratar sólo los temas de las sentencias arbitrarias para aliviar a la Corte Suprema de parte de sus labores actuales. Que su mandante, la PresidenteVice, haya planteado nueve recursos precisamente por arbitrariedad ante la Corte -que ésta inexplicablemente aún no ha rechazado- no es una mera coincidencia. 

Para sancionar su creación, el kirchnerismo cuenta con los votos necesarios en ambas cámaras pero, ya promulgada la ley y reglamentada con las recomendaciones de la comisión "Beraldi" -otra casualidad: es abogado de la quejosa- entrará en un sendero que, necesariamente, será muy largo y que puede extenderse más allá del actual período presidencial. Por supuesto, muchos plantearemos de inmediato la inconstitucionalidad del adefesio, y será la Corte, otra vez, quien deberá decidir. 

Mientras tanto, si consigue los votos necesarios en el Consejo de la Magistratura (¿otra vez traicionarán sus miembros a la ciudadanía?), se abrirán los concursos para ocupar los cargos, y ese proceso suele llevar años; con sus resultados, se elevarán las ternas al Poder Ejecutivo para que elija a cada uno y, finalmente, el Presidente -quien quiera que sea entonces- enviará los pliegos al Senado, donde nuevamente se requerirán las mismas mayorías de las que el kirchnerismo carece, algo que le ha impedido desplazar al Procurador General, Eduardo Casal, y reemplazarlo por alguien más tolerante ante las dislates jurídicos de la insana ladrona. 

Cristina Fernández, que no debe dormir muy tranquila por la noches aunque sea en su pacífico "lugar en el mundo", está tan obsesionada con el negro futuro carcelario que la espera en un plazo que ve consumir diariamente, como pronosticaron sus fanáticos Hebe de Bonafini y Luis D'Elía, que ha perdido toda empatía con sus votantes, si es que alguna vez la tuvo. Nadie olvida sus espantosos y ridículos bailecitos en Plaza de Mayo mientras en Tucumán morían tantos, o el aturdidor silencio con que respondió a la tragedia de Cromañon, al crimen de Once y a las inundaciones de La Plata. Entonces, ¿por qué tenerle tanto miedo o siquiera un "miedito", como supo recomendar alguna vez en su anterior reencarnación?

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro
Blog: http://egavogadro.blogspot.com
Argentina

OSCAR E. BISCET, ASHLI BABBITT, UNA SOLDADO POR LA LIBERTAD

La joven Ashli, 32 años, era considerada por su familiares y amigos como una gran patriota.

No me digas otra cosa, no banalice más la brutalidad de los hechos, que como pudimos observar en los videos, es un crimen que tipifica en la categoría de asesinato. Una ejecución a quemarropa; simplemente, un frio, calculado y cobarde asesinato de la activista prodemocrática Ashli Babbitt. Ella murió durante la protesta de la marcha a Washington, DC (WDC), el 6 de enero de 2021, convocada por el presidente Donald Trump, para condenar las irregularidades y fraude de las elecciones de noviembre 2020, que derivó espontáneamente en el ingreso de una multitud en el Capitolio, sede del Congreso de los Estados Unidos de América.

La joven Ashli, 32 años, era considerada por su familiares y amigos como una gran patriota. Veterana exmilitar que sirvió en el ejercito de la los EEUU, en su Fuerza Aérea durante 14 años y estuvo en operaciones en Afganistán, Irak y Emiratos Árabes Unidos. Su amor patrio le hizo una defensora de la América libre y constitucional y por esos principios entregó su vida. ¡Qué ironía del destino!, combatir en países extranjeros por esos principios libertarios y morir exigiéndolos para su gente en su propio país.

La entrada y permanencia en el Congreso por la muchedumbre, en su gran mayoría no uso la violencia, incluso los que usaron la fuerza de la ira para poder entrar en el Capitolio, no observe en ellos la cólera enajenante de los múltiples y desastrosos motines desencadenados por Antifa y BLM. Esto estuvo muy alejado de las falsas comparaciones, al afirmar en leguaje engañoso que los sucesos de del 6 de enero en el Capitolio eran igualados a la invasión de los británicos a la capital estadounidense y quema del Capitolio, 1814, o la noche de los cristales rotos en Alemania nazi, 1938. Y mucho menos asegurar que estas personas son terroristas.

Breve comentario sobre aquellas realidades históricas

La quema del Capitolio estadounidense. Los ciudadanos entraron en pánico y muchos ya se habían marchado cuando el ejército británico invadió y ocupó la ciudad de Washington, durante la guerra angloamericana (1812-1815). Las tropas británicas deciden quemar los edificios del gobierno y así ocurre con la Casa Blanca, poder ejecutivo, y el Capitolio, poder legislativo. Este último aún estaba en construcción. Las llamas ardieron poderosamente que en la noche se observaban a muchos kilómetros de distancia; ambas edificaciones federales quedaron en ruinas. La mansión ejecutiva la pintaron de blanco y comenzó a llamarse Casa Blanca y el Capitolio lo convirtieron en una majestuosa y bella edificación.

Noche de los cristales rotos, una serie de linchamientos y ataques a la propiedad de judíos en Alemania y Austria, entre ellas más de 1000 sinagogas quemadas, durante los días 9 y 10 de noviembre de 1938. Costó la vida de 91 judíos y 30 000 detenidos y deportados en masa a los campos de concentración. Incitado y dirigido por los nazis, su elite del partido y policiaca, tras la justificación de la muerte en París de su embajador por un judío alemán. Este pogromo es el paso previo del inicio de la Solución Final y del Holocausto judío.

Las realidades históricas descritas en el párrafo anterior ninguna coincide con las protestas pacíficas reciente en WDC. Un aislado y pequeño grupo uso la fuerza para abrir las puertas del Capitolio después de ser invitados por las autoridades custodias del edificio. Muy pocos activistas estaban armados, quizás para defenderse de los maleantes en el camino de sus casas al DC y viceversa. Lo cierto es que las cuatro horas de su estancia en el edificio legislativo ninguno las usó para disparar ni amenazar. El único disparo fue realizado por el custodio oficial a la joven

Ashli Babbitt. Tampoco hubo destrucción de las estatuas ni de las pinturas ni otro valor patrimonial. Las turbas no se comportan así y muchos menos los terroristas.

En realidad, los manifestantes, con sus iras contenidas ante su convencimiento del robo masivo de las elecciones y el desprecio de las instituciones de apoyarse en la ley para legitimación de la injusticia, el ocultamiento de la verdad y no escuchar las demandas mínimas para sentirte ciudadano y parte activa de la nación. Estos oyeron palabras despreciativas y prepotentes de los líderes de Congreso, quienes no aceptarían de ningún modo una comisión mixta de legisladores y juristas para investigar en pocos días tal situación. Tal parece que el Capitolio dejará de ser el símbolo de libertad y se convertirá en el abominable Kremlin bolchevique.

Babbitt y sus acompañantes al Capitolio evocan el ideario de libertad, la decencia y dignidad de patriotas como John Brown, sus hijos y amigos abolicionistas, en su última acción en el arsenal de Harpers Ferry. Sin embargo, Ashil me recuerda más a Henry David Thoreau, cuando aceptó con gusto su encarcelación por enfrentar y no entregar su impuesto a un estado esclavista. Brown y Thoreau fueron figuras polémicas por sus acciones justicieras, que con los tiempos sus posiciones fueron reafirmadas como patrióticas y libertarias. Hoy en el Capitolio y la Casa Blanca son honrados como héroes de la nación.

Por supuesto, lamento la muerte del oficial de la policía, Brian Sicknick, quien cayó en cumplimiento de su deber. También las de los otros ciudadanos que sucumbieron durante las protestas. Estas son situaciones que ocurren cuando se censura la libertad de pensamiento, en especial la libertad de expresión y de hablar.

Aún quedan pendientes los casos enviados por el equipo legal del Presidente y el de Nosotros El Pueblo a la Corte Suprema, espero que actúen con patriotismo y adherido al derecho constitucional y no en los intereses personales; sino presidente Donald J. Trump, será hora de ser lo que es Ud. De los que ha perfeccionado en estos cuatro años, como persona, estadista y héroe. Es hora de ser Trump y liberar la verdad para pasar “De la oscuridad a la luz” y resaltar Ashil Babbitt como un resplandor perenne de libertad y resistencia a las injerencias de las dictaduras globalistas del socialismo y sorosismo en EEUU y evitar el Nuevo Orden Mundial.

Oscar Elías Biscet:
lanuevanacion@bellsouth.net
@oscarbiscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Presidente del Proyecto Emilia
Medalla Presidencial de la Libertad
Cuba
https://www.diariolasamericas.com/opinion/ashli-babbitt-una-soldado-la-libertad-n4214127

ARIEL PEÑA, MENTIRAS Y TERRORISMO

Con el Covid-19 o peste china, se demostró una vez más sin atenuantes, el carácter protervo del marxismo en su aplicación práctica, cuando maneja una dictadura, tal es el caso del régimen de Pekín que desde un principio mintió sobre la aparición del virus que se extendió por toda la tierra, debido a que fue el 17 de noviembre de 2019 fecha en que apareció el primer caso en la provincia de Hubei cuya capital es Wuhan epicentro de la epidemia, y solo dos meses después se informó acerca de la nueva plaga, siendo por la demora una conspiración en contra de la humanidad. 

Con el agravante de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aliada del gobierno chino, hasta 11 de marzo de 2020 caracterizó al Covid-19 como pandemia. Subrayando que el marxismo no solo es perverso cuando dirige una tiranía en una nación, también lo es en otras circunstancias, o en la oposición atacando a los gobiernos democráticos en donde usa las mentiras y el terrorismo. 

Una mentira monumental del comunismo es el caso de Venezuela con los infectados por el Covid y los fallecidos; porque comparada con Colombia según la Federación Médica Colombiana, cuyos directivos no son afectos al gobierno, han muerto por el Covid 300 trabajadores de la salud y de acuerdo al ejecutivo sobrepasan los 150, mientras tanto en Venezuela en cifras que no desmiente la camarilla comunista han muerto 300 trabajadores de la salud. 

Entonces si en Colombia hasta el 15 de enero se han contagiado 1.849.101 personas con 47.491 fallecidas, y en Venezuela el informe de la dictadura dice que no hay sino 118.415 infectados y 1.090 muertos, en sana lógica Maduro y su pandilla mienten, puesto que la estadística no cuadra, ya que al haber más muertos en el país vecino de trabajadores de la salud por encima de Colombia, estadísticamente sin ser alarmistas las cifras de fallecidos y contagiados en la patria de Bolívar son ampliamente superiores a las de nuestro país, pues es absurdo que el 30% de los decesos en esa nación sean de los que trabajan en la salubridad. 

De acuerdo a las anteriores consideraciones no cabe la menor duda acerca de la condición mentirosa y terrorista del comunismo, de tal suerte que el debate propiciado por algunos líderes políticos en los últimos años, acerca de que en Colombia ha existido una amenaza terrorista y no un conflicto político-militar, crea confusiones, por lo que la sociedad debe de tener plena claridad sobre los asuntos que inciden profundamente en su vida, y precisamente una cosa es amenazar y otra muy distinta es atacar, de ahí que las bandas armadas narco-marxistas de las Farc, Eln, Epl, M-19 y otras, no se quedaron en simples amenazas sino que practicaron de diferentes maneras el terrorismo, en un conflicto generado por seguidores de la doctrina marxista para la toma del poder. 

Así que eso de una simple amenaza terrorista, no es cierto, puesto que el marxismo es terrorista por principio y lo ejecuta sin quedarse en solo amenazas, lo que significa que indirectamente se exculpa al comunismo totalitario de ser terrorista, cuando se plantea que no ha sido bien aplicado o que no hay una interpretación correcta del mismo, porque para el marxismo no importa que su teoría sea inescrupulosa, criminal y terrorista, pues lo que interesa es que se cumpla en la práctica. 

No hay que caer en dubitaciones frente a una doctrina genocida como el marxismo leninismo, que con su accionar es responsable de cerca de 140 millones de asesinatos en el último siglo, convirtiéndose en la organización que más crímenes a cometido en todos los tiempos, por eso es que precisamente sin perder su esencia en Colombia, con los acuerdos de La Habana, un parte de las Farc se desmovilizó y otra entró en la “disidencia”, impulsando un nuevo escenario en la combinación de todas las formas de lucha. Ante ese enemigo tan siniestro que enfrenta la democracia, hay que combatirlo con denuedo ideológica y políticamente. 

A raíz de las acciones terroristas que a través de los años han realizado las Farc y el Eln en compañía de otras bandas armadas, se escuchaban voces, no se sabe si por inocencia suma o picardía extrema, que decían que los grupos guerrilleros habían perdido su idealismo por semejantes prácticas, lo que es una gigantesca equivocación, ya que esos grupos guerrilleros estaban y están en lo de ellos, con el terrorismo que es el sustrato del marxismo, y por eso no tienen ningún empacho también en ser narcotraficantes, al igual que lo hacía Lenin con sus bolcheviques en Rusia antes de tomarse el poder, pues aparte de practicar el terrorismo cometían delitos con negocios de prostitución y proxenetismo, porque la naturaleza del marxismo es la perfidia y el crimen. 

Se dice que en la actualidad hay varios grupos que siguen las enseñanzas del marxismo que no practican la violencia, recordando que el comunismo totalitario actúa de acuerdo a las condiciones y, para el caso colombiano el partido comunista que en su momento seguía como una especie de Vaticano infalible a Moscú fue el creador de las Farc y el M-19, de la misma forma el partido comunista m-l de línea maoísta fundó el Epl y seguidores de Fidel Castro organizaron al Eln. 

Además los trotskistas plantean una insurrección popular violenta y el Moir (movimiento obrero independiente y revolucionario) también maoísta, afirmaba que no estaban dadas las condiciones para la lucha armada. Lo que demuestra que ninguna organización marxista en sus diferentes presentaciones ha descartado a la violencia para la toma del poder en Colombia, con todo lo que ello representa. 

El marxismo no sólo ha utilizado al terrorismo para tomarse el poder en diferentes países, sino que también tiene el campeonato mundial en terrorismo de Estado con sus más connotados dirigentes como: Pol Pot, Lenin, Stalin, Mao, Kim il Sung, Ho Chi Ming y Fidel Castro, entre otros; teniendo en el último tiempo ejemplos patético de terrorismo de Estado en Latinoamérica con los regímenes comunistas de Venezuela y Nicaragua, en donde Maduro y Ortega han cometido genocidios en contra de esos pueblos. 

El terrorismo de Estado no es como lo entienden y difunden de mala fe, los mamertos de Colombia, para responsabilizar a la institucionalidad, ya que hay terrorismo de Estado cuando existe un régimen dictatorial totalitario que controla todos los poderes, como sucede en las naciones que han caído bajo la férula del comunismo. 

EL marxismo con todas sus etiquetas y sus máscaras es intrínsecamente mentiroso y terrorista, pues tiene de fundamentos a la lucha de clases como ajuste de cuentas o vendetta. 

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia