viernes, 21 de enero de 2022

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com HOY VIERNES 21/01/2022

 


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                 HOY -  OPINIONES INTERNACIONALES Y NACIONALES -                                                                          * 21/01/2022 *

GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS: AMOR CON HAMBRE NO DURA


TRINO MÁRQUEZ: PELIGROS DEL REVOCATORIO


LUIS FUENMAYOR TORO: SOBRE EL REVOCATORIO

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¿2024?




GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS: AMOR CON HAMBRE NO DURA

“El hambre es un señor gordo y malo que se mete en mi panza y me pide comida. Pero como yo no le doy porque no tengo, se va haciendo más grande. Tan grande que siento que la barriga me va a estallar”. 

El hambre, miseria en el estado más puro, es uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis en la tradición judeocristiana. A pesar de tantos avances, un sexto de la población mundial sigue muriendo de hambre, literalmente. «El hambre es el primero de los conocimientos», decía el poeta Miguel Hernández. Cuando venimos al mundo, llorar para pedir comida es lo primero que aprendemos.

Hace unos años, la ONG Acción contra el Hambre llamó a un concurso centroamericano de cuentos cortos para sensibilizar a la sociedad en torno a ese acuciante asunto, usando como vehículo el medio más antiguo de trasmitir cultura, valores, lenguaje: contar cuentos. Se recibieron más de 300 relatos, de los que se escogieron 25, a los que se sumaron contribuciones de escritores centroamericanos consumados, como Sergio Ramírez, Gioconda Belli y Claribel Alegría. El resultado fue el libro «Cuentos del hambre» (Alfaguara, Guatemala, 2012), de donde he tomado el epígrafe y líneas del primer párrafo de mi nota de hoy.

El tema viene a cuento porque bajo la coordinación de la colega Marisol Tapia (UCV, Facultad de Ciencias; Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales), el 4 de enero pasado fue publicado un compendio de 11 artículos en la prestigiosa revista digital Frontiers in Sustainable Food Systems (Fronteras en Sistemas Alimentarios Sostenibles), dedicado a los desafíos venezolanos en seguridad alimentaria. Una treintena de autores recogieron sus experiencias en diversos aspectos del tema alimentario en Venezuela, desde políticas públicas y manejo del agua en la producción agrícola hasta malnutrición y ética en el acceso a los alimentos.

Los resultados refuerzan lo ya manifestado por diversas organizaciones nacionales e internacionales especialistas en estos temas, sobre la dolorosa situación de inseguridad alimentaria que vive la mayoría de los venezolanos, en un territorio que hasta fines del siglo pasado fue considerado uno de los más prósperos y estables de la región.

En 1948, la Declaración de los Derechos Humanos aprobada por la ONU reconoció el derecho a la alimentación como un derecho humano básico, principio que fue acogido en la actual Constitución de Venezuela (art. 305). Pero ya lo sabemos: del dicho al hecho hay mucho trecho. Desde la entrada en vigencia de la Carta Magna en 1999, es poco lo que se ha hecho. Por el contrario, desde la segunda década de este siglo, ha habido un aumento dramático de empobrecimiento general de la población que en lo relativo a alimentación ha desembocado en resultados catastróficos, merecedores de la gravísima calificación de «Emergencia Humanitaria Compleja».

Dado el severo cerco del régimen al acceso de estadísticas, hay que recurrir a otras fuentes para dimensionar el problema. Así las cosas, el Programa Mundial de Alimentación estimó en 2019 que el 7,9% de la población (2,3 millones) sufría de inseguridad alimentaria severa y que 24,4 % (7 millones), la sufría en forma moderada. Es decir, 1 de cada 3 venezolanos requería asistencia por razones de insuficiente alimentación y pobreza dietética.

Datos como estos son corroborados en la encuesta ENCOVI 2020 de la Universidad Católica Andrés Bello y ahora avalados por la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en un giro de tuerca a su complacencia previa, cuando felicitó al gobierno de turno por presuntos logros en materia de alimentación, acción que condujo a severos reclamos de especialistas en el tema. El reciente informe de la FAO, en cambio, revela que los países con mayor prevalencia de subalimentación en América Latina son Haití (46,8 %), Venezuela (27,4 %), Nicaragua (19,3 %), Guatemala (16,8 %) y Honduras (13,5 %).

¿Cómo salir del atolladero? Amartya Sen, Premio Nobel en Economía 1998, tiene la firme convicción de que ninguna hambruna ha tenido lugar en países donde funcione una democracia, perfecta o no. Debe haber recordado las grandes hambrunas en la China de Mao, la Cambodia de Pol Pot, o la Unión Soviética de Lenin, con sus millones de muertos, para afirmar eso.

Si, de acuerdo con Sen, la solución implica el retorno a la democracia, ya saben entonces nuestros líderes el camino a seguir: unirse en la bandera de las reivindicaciones sociales exigidas por un pueblo afligido, y olvidarse de apetencias personales que tanto daño han hecho. El próximo 23 de enero, día de gran simbolismo para los venezolanos, podría ser ese momento reflexivo que sume a la idea colegiada de luchar por un mejor país para los habitantes de esta tierra devastada.


Gioconda San-Blas
sanblas@gmail.com
@DiarioTalCual
@daVinci1412
http://giocondasanblas.blogspot.com
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales,
Individuo de Número, Sillón XX
Caracas, Venezuela
acfiman.org

"Allí donde se niega el conocimiento científico, se difunden las teorías de la conspiración y la agitación". Angela Merkel, discurso de despedida como Canciller de Alemania. 02/12/2021

“El castigo por rehusarte a participar en política es ser gobernado por personas inferiores a ti”. Platón

TRINO MÁRQUEZ: PELIGROS DEL REVOCATORIO

El éxito de la unidad opositora en las elecciones de Barinas ha llevado a algunos sectores a pensar que esa victoria puede proyectarse al resto del país y, por lo tanto, que es posible acelerar la salida del catastrófico gobierno de Nicolás Maduro. Este razonamiento mecánico encierra algunos peligros que deben advertirse para que las decisiones adoptadas se ajusten a lo factible.

Los riesgos del referendo se sitúan en dos planos. Unos por el lado del gobierno; otros por los campos de la oposición.

Revocar el mandato de las autoridades electas a través del voto popular es un derecho establecido en el artículo 72 de la Constitución Nacional. Los ciudadanos pueden ejercerlo si 20% del patrón electoral de cada estado del país así lo manifiesta, luego de haberse certificado la validez de cada firma. Sin embargo, no existe ninguna norma explícita que obligue a las instituciones del Estado –todas controladas por el PSUV- a materializar esa aspiración. La historia desde que Hugo Chávez –principal propulsor de ese despropósito institucional- fue obligado a someterse a ese juicio, demuestra que el régimen maneja los hilos para estirar o reducir los trámites y plazos requeridos. En 2004, Chávez llevó la fecha del plebiscito hasta que, con la ayuda de Fidel Castro, logró garantizar la ratificación en el cargo. Los hechos son suficientemente conocidos.

Luego, en 2016, unos tribunales de provincia iniciaron el movimiento que condujo a paralizar el llamado al revocatorio iniciado poco tiempo antes. El derecho constitucional no se tradujo en materialización de la voluntad popular porque la sociedad no poseía los instrumentos para obligar al régimen a aceptarlo. En la actualidad el cuadro es muy similar, o peor, que en 2016: el madurismo ostenta el dominio casi absoluto de todas las instituciones capaces de favorecer o entorpecer el curso del RR. La oposición no controla ninguna. Todas son variables independientes. Lo único que le queda a la oposición democrática es invocar el vago derecho a aplicar el artículo 72. Pero, ya sabemos que este no es un Estado constitucional y mucho menos democrático.

Al régimen madurista no va a derrotársele por knockout, que sería el revocatorio. No hay fuerza para lograrlo. El RR solo avanzaría si el Maduro se convence de que en esa aventura él saldría favorecido. Si con las cifras del Registro Electoral real y los sondeos de opinión, llega a la convicción de que le propinará una derrota humillante a sus detractores y quedará como líder único del PSUV y candidato indiscutido a los comicios de 2024, que de todas maneras tendrán que realizarse. Eclipsaría a esa sombra fastidiosa que es Diosdado Cabello. De lo contrario, en cualquier fase del engorroso proceso suspendería el ensayo con cualquier argumento. Para eso cuenta con Maikel Moreno y sus obedientes discípulos del TSJ.

Abortar el RR no tendría mayores costos políticos para el régimen en el plano internacional. Los países amigos de Venezuela están más interesados en que la crisis del país se resuelva mediante el diálogo y las negociaciones, y que la cita electoral del 24 –esta sí, un mandato constitucional- se realice dentro del ambiente de transparencia y equilibrio que exigen las normas democráticas. Solo si el RR formara parte de los pactos entre el régimen y la oposición, la comunidad internacional se interesaría por su destino. Tal posibilidad luce remota.

El éxito del RR, medido por la salida anticipada de Maduro, se ve demasiado improbable. El régimen no va a dejarse infligir una derrota si puede evitarla cómodamente. Por otro lado, si decide permitirlo sería porque la victoria la considera asegurada, pues en las actuales condiciones del país, que la propuesta de rechazar a Maduro obtenga más de seis millones de votos, que fue la cantidad obtenida por el gobernante en 2018, luce poco factible.

Por los lados de la oposición, el RR también muestra muchas amenazas. La principal es la controversia estéril que podría desatarse entre los promotores del referendo y quienes se oponen a la consulta. La oposición ha mostrado en algunas ocasiones una tenaz vocación suicida. Al menos diez gobernaciones se perdieron en los comicios del 21 de enero por la incapacidad de abordar las diferencias existentes (algunas significativas) con pragmatismo. La falta de acuerdos en Táchira y en Mérida, por ejemplo, fueron el resultado de rivalidades personales contrarias a las prioridades de los líderes con aspiraciones de poder.

Hay que evitar las descalificaciones. Quienes creen que el RR puede activarse no sufren de un ataque de ceguera o ingenuidad repentina, solo evalúan, considero, de forma incorrecta la coyuntura. Quienes se oponen al referendo porque priorizan las elecciones de 2024 deben cumplir numerosas tareas, cuyo planificación no ha sido ni siquiera asomada, entre ellas elegir cuanto antes el comando que promoverá la participación popular, Todos los dirigentes de la oposición democrática son necesarios para derrotar al régimen en esas elecciones. Ya Maduro se anunció como candidato. Sabemos lo que eso significa: que todo el aparato de Estado estará a su servicio.

La decisión final que se adopte –impulsar o no el RR- deberá tomarse con espíritu unitario. Hay que evitar los traumas.



Trino Márquez
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc
Venezuela

LUIS MANUEL AGUANA: LAS PATAS DE BARRO DEL REFERENDO REVOCATORIO

La aprobación instantánea de las tres solicitudes presentadas para inicio del procedimiento de activación de un Referendo Revocatorio al usurpador Nicolás Maduro Moros por parte del CNE ilegítimo, claramente nos indica a los venezolanos el interés del régimen de realizar ese proceso (ver CNE aprobó inicio del procedimiento para eventual activación del Referendo Revocatorio, en http://www.cne.gob.ve/web/sala_prensa/noticia_detallada.php?id=4116).

Y digo instantánea porque en esta oportunidad el CNE no exigió la recolección del 1% de las firmas del padrón electoral que debían ser contrastadas en su veracidad antes de proceder con el cronograma de la Junta Nacional Electoral para la recolección del 20% del Registro Electoral requerido constitucionalmente. Y no es que fuera muy difícil recoger ese 1% (en el 2016 se recogieron en dos días 1.102.236 firmas, obviamente muchas más de las 197.978 exigidas para ese entonces) sino que extrañamente destrabaron el proceso para inmediatamente dar la autorización.

Ahora bien, las métricas que está manejando ahora el CNE son aquellas por las cuales “eligieron” a Nicolás Maduro Moros en la elección presidencial ilegal de Mayo de 2018. ¡De hecho no existen otras porque no ha habido elecciones presidenciales legítimas! Partiendo de allí ya ese Referendo Revocatorio nace con las patas de barro. No solo porque no se podría revocar en buena lógica a alguien que ejerce el poder inconstitucionalmente –y además con las reglas de misma constitución que han violado de manera descarada- sino que no se puede sostener que la oposición oficial formal reconocida internacionalmente avale tal despropósito sin que al perderlo en ese intento, le transfiera automáticamente la legitimidad que el régimen busca desesperadamente. De allí su gran interés en que se produzca.

Cualquiera podría decir que es un riesgo calculado de la oposición oficial. Y que incluso aceptando tal riesgo, es una apuesta al todo o nada con el régimen, algo así como jugárselo todo a Rosalinda. Sin embargo, en la famosa copla de Ernesto Luis Rodríguez, el juego era justo y al apostárselo todo, “el dado en la noche linda” le devolvió los corotos al jugador que apostó a su mujer. Pero en el caso de que la oposición oficial “gane” este juego que el régimen ha “concedido”, igualmente se lo quedará todo.

En el fondo, de acuerdo al Artículo 72 Constitucional, el objetivo fundamental de un Referendo Revocatorio, en caso de cumplirse los extremos constitucionales, es provocar la falta absoluta del revocado. Y si este resulta ser (que en el presente caso no es porque Maduro no es Presidente de la República, sino un usurpador) el Presidente de la República, aplican entonces las reglas de la falta absoluta del Presidente de la República establecidas en el Artículo 233 de la Constitución.

Recordemos aquí porque Juan Guaidó es Presidente Encargado. Había la falta absoluta del Presidente Electo el 10 de Enero de 2019, antes de tomar posesión del cargo, porque no hubo elección presidencial válida, por lo cual se debían convocar a nuevas elecciones en un período de 30 días. Ahora bien el Artículo 233 es claro al señalar: “Si la falta absoluta del Presidente o la Presidenta de la República se produce durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o la Vicepresidenta Ejecutiva”. Esto es lo que esencia están buscando los promotores de ese Revocatorio.

Pero, ¿qué pasa si el Referendo se produce después del 4to año del período presidencial, en otras palabras, en el transcurso de los últimos dos años? De nuevo esto lo responde el Artículo 233: “Si la falta absoluta se produce durante los últimos dos años del período constitucional, el Vicepresidente Ejecutivo o la Vicepresidenta Ejecutiva asumirá la Presidencia de la República hasta completar dicho período”.

Maduro cumplirá 4 años de usurpación el 24 de Mayo de 2022, desde su juramentación ante la Asamblea Nacional Constituyente ilegítima (vean ustedes la cadena de ilegitimidad del sujeto). Si aún desconocemos el cronograma del CNE del régimen, les pregunto: ¿Cuándo creen ustedes que sea la fecha para ese Referendo Revocatorio, en el caso –muy posible por cierto si el régimen desea que haya revocatorio- que sea aprobado porque se logren levantar el 20% del actual padrón electoral? ¿Antes o después del 24 de Mayo de 2022? Buena pregunta ¿verdad? Dejaré que cada uno de ustedes imagine la respuesta.

La única manera en que ocurra una convocatoria a elecciones presidenciales bajo este esquema suicida de la oposición oficial, es que la fecha del revocatorio que publique el CNE sea ANTES del 24 de Mayo de 2022, en el caso de que se logre juntar el 20% del Registro Electoral, y que asimismo se logre un voto más que lo que Maduro sacó en esa elección fraudulenta de 2018: 6.248.864 votos, y “…siempre que haya concurrido al Referendo un número de electores o electoras igual o superior al 25% de los electores o electoras inscritos o inscritas” (Artículo 72 Constitucional).

Les diré lo que creo que puede pasar sin tener una bola de cristal. El cronograma del revocatorio se desplegará por gran parte de 2022, para entretener a los opositores lo que queda de año. Claramente, la fecha del Referendo, si es que se dan los requisitos exigidos, será posterior al 24 de Mayo de 2022 (con la excusa válida de la organización de las mesas del CNE y demás), quedando solo dos opciones. O nos clavamos a Maduro si es que lo perdemos, o a Delcy Rodríguez, si es que lo ganamos, ambos hasta el 2025. En los dos casos la casa gana y se ríe.

El régimen logrará en uno u otro caso reclamar la legitimidad ganada mediante el sufragio ante la Comunidad Internacional, y salir al mismo tiempo del Gobierno Encargado de Guaidó (con el personaje preso, por supuesto). Todo esto sin contar con una renovada, reluciente y actualizada “Lista de Tascón” que le servirá para la siguiente arremetida de persecución autoritaria. Y todo esto con la pequeña ayuda de la oposición oficial y los insignes promotores de esa trampa, quienes también habrán “ganado” porque siempre dirán que “después si les ganaremos” en el siguiente carnaval electoral de 2024. Y mientras tanto los venezolanos seguirán muriendo y huyendo de este infierno.

Si los venezolanos no han aprendido nada hasta ahora acerca de con quién están lidiando en ambos casos, el régimen y su oposición, no vale la pena seguir discutiendo de esto. Los pueblos del mundo que han aprendido de los golpes han progresado. Y Venezuela ha llevado demasiados golpes como para continuar detrás de las decisiones tóxicas de un liderazgo político desgastado y criminal, cuyas malas decisiones y sus consecuencias siempre termina pagando el pueblo venezolano. Aquellos pueblos que siguen sin aprender estarán sometidos para siempre, o hasta que se deshagan de esos liderazgos y de sus soluciones con patas de barro…

Luis Manuel Aguana
https://ticsddhh.blogspot.com/
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Venezuela

LUIS FUENMAYOR TORO: SOBRE EL REVOCATORIO

El revocatorio no es un instrumento electoral como lo son los comicios para elegir Presidente de la República, gobernadores, alcaldes y organismos de representación popular. No está incluido en el cronograma de éstos eventos, por lo que no es organizado automáticamente y sin la necesidad de trámite ninguno por parte de los votantes. Se arguye que es un derecho constitucional y que por tanto debe realizarse, lo que ha sido respondido señalando que no se trata de un derecho obligatorio sino optativo por parte de quienes deseen su realización. En mi opinión, el derecho constitucional reside en la potestad de los ciudadanos de impulsar la realización del revocatorio y no su realización misma, y esto debería ser entendido. Se tiene derecho a solicitar su convocatoria, pero que se solicite no significa que se dé, pues se requieren ciertos requisitos para ello.

La Constitución establece dos requisitos para que se active el referendo revocatorio y pueda entonces realizarse, y lo hace en su artículo 72. El primero es que su activación sólo puede hacerse “transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario”. El segundo requisito para la activación es que lo solicite “un número no menor del veinte por ciento de los electores inscritos” en la correspondiente circunscripción”. Ha debido promulgarse una ley que extendiera y profundizara estos mandatos constitucionales, pero las asambleas nacionales habidas han incumplido con total impunidad éste y muchos otros mandatos de la Constitución vigente, lo que hace entonces que el CNE tenga total discrecionalidad para incluir esos otros requisitos, que como hemos visto pueden llegar incluso a la aberración de impedir el ejercicio del derecho de los ciudadanos de activar el referendo revocatorio.

Otro elemento importante a tener en cuenta es que la activación del revocatorio la hacen los votantes mediante su firma, lo que significa que no se garantiza el secreto del voto, algo totalmente inconstitucional y que se presta para prácticas monstruosas de retaliación de distinto tipo contra los firmantes, como fue y es todavía el caso de la tristemente famosa lista Tascón, atribuida posiblemente a la persona equivocada, pues los malhechores generalmente quedan en las sombras. Se podría evitar este tipo de inconveniente, si el CNE recogiera las adhesiones electrónicamente, con máquinas y programas similares a los utilizados en los comicios, que garantizarían el secreto de esta decisión. Aunque lo mejor sería, si es que se quiere seguir manteniendo la revocación del mandato presidencial, que el revocatorio no requiera ser activado, sino que estuviere incorporado en el cronograma de los comicios regulares.

En Venezuela, hasta ahora, el referendo revocatorio ha sido una fantasía politiquera manipuladora, producto de la mente de Chávez que se llenaba la boca diciendo que en el país los mandatos erar revocables, lo que nos hacía una democracia superior a las del resto del mundo. Pura demagogia barata. La práctica ha demostrado como este instrumento ha sido mínimamente utilizado, en todos estos años de “socialismo del siglo XXI” (que por cierto, ya ni se menciona) y cómo ha sido retardada su instrumentación, dificultada al máximo su activación y suspendido, mediante sentencias retorcidas de tribunales delincuentes, avaladas tácitamente por el Poder Electoral y la oposición extremista del momento. Estos son hechos que tienen que ser tomados en cuenta por quienes hoy, en su eterna impaciencia política, se aferran a este instrumento como si tuviera carácter salvador.

Lo ideal sería que los gobernadores y alcaldes, cuyos períodos son cortos, no sean revocables y sólo puedan ser reelegidos una vez. En el caso de la Presidencia, cuya duración es de seis años, lo que se debería hacer es reducir ese lapso a cuatro años con una sola reelección. No habría entonces ninguna necesidad de ningún revocatorio.

Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¿2024?

Estamos fregados, la política venezolana continúa su rumbo catastrófico, se obra en las orillas, en los márgenes, no en el tema central, en la realidad. Es triste observar cómo connotados analistas y políticos curtidos continúan insistiendo en vías convenientes solo para el chavismo ¿Será ingenuidad, complicidad, resignación?

Recientemente uno de ellos, quien no mencionaremos porque no es un tema personal sino de intentar aportar al enfoque pragmático, insistía en que el revocatorio no debe convocarse motivado a que no están dadas las condiciones, el régimen puede bloquearlo como en 2016, además aconsejaba que el objetivo debería ser las presidenciales 2024…. ¿En serio?

Nos preguntamos ¿Qué proceso electoral el régimen permitiría celebrar sin su ingeniería ilegal e ilegítima cuando su rechazo se incrementa día a día? Pues ninguno, sobre todo atendiendo a todas las deudas que posee con la justicia dentro y fuera del país, adeudos que le genera esquizofrenia enfrentarlos sin ser poder absoluto en Venezuela.

Para quienes piensan en las presidenciales 2024 permítanme señalar están espantosamente equivocados en evento y estrategia, pues los mismos ardides que usa el chavismo hoy día los continuará utilizando en 2024, 2025, 2026, en todos y cada uno de los procesos electorales que le permitan organizar con sus instituciones psuvizadas.

El “revocatorio”, léase bien, solo es plausible, en primer lugar, con el acompañamiento masivo de los venezolanos y, en segundo lugar, convocado por la oposición reconocida de la mano de la comunidad internacional como garante y observadora. Sin embargo, dejémonos de ilusiones en cuanto a su activación, el castrismo venezolano jamás lo permitirá “sanamente”, con esta estrategia se buscaría activar la protesta social, generar protestas sostenidas en cada paso burlado por las instituciones chavistas, volver al dinamismo político real.

Ha sido la protesta social, permitida constitucionalmente, la que ha doblado al régimen, lamentablemente, dichos esfuerzos han sido traicionados por una diligencia opositora que a través de presuntos diálogos y elecciones han cedido ante el régimen de manera vulgar, incluso con razonables dudas de complicidad.

Debemos comprender que no puede existir diálogos con quien se ha burlado de él hasta el hastío y solo lo ha usado para ganar tiempo e imponer sus condiciones. No se puede dialogar con quien la democracia ha sido solo un comodín verborreíco y en la práctica la profana afanosamente. No puede haber elecciones sin institucionalidad, en Venezuela las instituciones son sedes del Psuv, jamás de los jamases permitirán un proceso electoral atente contra el “proyecto chavista”. Por ello, a pesar de ser el régimen más rechazado en la historia de nuestro país, el chavismo se desvive por consumar elecciones, van cerca de 3 decenas.

No tenga la menor duda, todo aquel político que desee convocar procesos electorales “inocentemente” en condiciones absurdas, que plantee más diálogos o presuntos pactos es pro chavista, así de claro. Por otro lado, todo líder que llame a desconocer la agenda chavista, que busque animar la presión social, ese puede ser considerado opositor.

Pensar en las presidenciales 2024 es un acto tan ilógico como insano, sería rendirse y premiar toda la ilegalidad e ilegitimidad que tanto daño y sufrimiento le ha causado al país, sería ofender la memoria de quienes perdieron sus vidas, su libertad. Sería premiar a los responsables de la destrucción de las familias, de las tragedias que padecen los venezolanos fuera de nuestras fronteras. Sería burlar la memoria de nuestros próceres quienes en la peor de las condiciones supieron alzarse triunfadores para heredarnos todo lo que el chavismo nos está arrebatando.

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela

JOSÉ RAFAEL HERRERA: ANGELUS NOVUS

Para sacarme a mí mismo de entre las ruinas, tendría que volar. Y volé. En ese mundo destrozado ya sólo vivo en el recuerdo, así como a veces se piensa en algo pasado. Por eso soy abstracto con recuerdos”.Paul Klee, Confesiones creativas.

En días recientes, en la autopista Francisco Fajardo de Caracas, el gansterato erigió una escultura que, según dicen, representa al cacique Guaicaipuro, aunque más bien pareciera representar una jaula de pájaros que, aun sin vida, intenta lanzar flechas contra los conductores a diestra y siniestra. En realidad, es una buena representación del régimen, por la decadencia y sentido del ridículo que transmite. Su distinción con el arte es notoria: “Cuanto más terrible se hace el mundo, como ocurre ahora, tanto más abstracto se hace el arte”. Son palabras escritas por el genial artísta plástico Paul Klee, en sus Schöpferische Konfession, publicados por primera vez en la Tribuna de Arte y Tiempo, en la Berlin de 1920. En estas palabras, su autor parece anunciar la caracterización de una nueva expresión estética, que es, además, resultado reflejo de la salvaje experiencia dejada a su paso por el mecanicismo de un concepto de “progreso histórico” mal entendido y peor comprendido. Un “progreso”, por demás, poroso, sustentado en la crueldad dejada por la sangre que corre como lava hirviente, entre los escombros apilados ante el poder de fuego, la violencia del “más apto” y el más voraz saqueo. Todo ello en nombre de la “libertad”, la “justicia”, “la paz” y, por supuesto, la “revolución” del “pueblo”.

No sin horror, semejante concepción del “progreso” ha terminado históricamente sometiendo la humanidad entera a los designios de la voluntad del “hombre fuerte”, de il gran Capo, del político devenido criminal que, enseñoreado, decide transmutar el sacerdocio público en culto por lo privado. La sociedad debe ser, entonces, sometida y convertida, precisamente, en brutales fragmentos, en “cuadritos” -al decir de Aquiles Nazoa-, en abstracciones al cobijo del frenesí de las perversiones de la dialéctica de la Ilustración. Como señalara Klee: “Algo nuevo se anuncia, lo diabólico se mezcla en simultaneidad con lo celeste, el dualismo no será tratado como tal, sino en su unidad complementaria. Ya existe la convicción. Lo diabólico ya vuelve a asomarse aquí y allá, y no es posible reprimirlo. Pues la verdad exige la presencia de todos los elementos en conjunto”.

Que la inocencia de un ángel quede perturbada, que se haya visto absorto, paralizado, lleno de horror y de un sinfín de sensaciones inexplicables ante el tropel de “los hechos” de la historia, es cosa que la sensibilidad de un pintor como Klee no podía dejar de orientar al sutil refugio de las abstracciones, porque éstas, no pocas veces, comportan in nuce el compendio del logos de la suprema concreción que conduce al hegeliano “reino de las sombras”. Y, de hecho, se trata de un desafío, de un reto a la inteligencia, a la creación especulativa, a eso a lo que Kant designaba como la Imaginación productiva, nervio central de toda auténtica praxis filosófica. Desafío que impone la reconstrucción de lo que los abatidos ojos del Angelus Novus de Klee miran, no sin temor y temblor. Klee le exige, le impone al pensamiento la tarea de concretar lo que la sensibilidad propia del arte ya no puede. Y Walter Benjamin asume el reto: “Hay un cuadro de Paul Klee llamado Angelus Novus. En este cuadro se representa a un ángel que parece a punto de alejarse de algo a lo que mira fijamente. Los ojos se le ven desorbitados, tiene la boca abierta y además las alas desplegadas. Pues este aspecto deberá tener el ángel de la historia. Él ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde ante nosotros aparece una cadena de datos, él ve una única catástrofe que amontona incansablemente ruina tras ruina y se las va arrojando a los pies. Bien le gustaría detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destrozado. Pero, soplando desde el Paraíso, una tempestad lo empuja incontenible hacia el futuro, al cual vuelve la espalda mientras el cúmulo de ruinas ante él va creciendo hasta el cielo. Lo que llamamos progreso es justamente esta tempestad”.

Sobre este fragmento de Benjamin -la novena de sus tesis sobre la Filosofía de la Historia-, se fundamenta la crítica de la “Ontología del Infierno”, cabe decir, el reconocimiento y comprensión de la experiencia de la conciencia ilustrada que llevarán adelante Adorno y Horkheimer en su Teoría Crítica de la sociedad: en el trayecto que viene desde el abismo y alcanza el presente, cuenta tanto la reconstrucción de la historia del sujeto, devenido demonio de sí mismo, como su propia demolición. El fascismo no es un accidente, un hecho aislado o curioso de la historia, provocado por un grupo de aventureros “cara pintada” o de vándalos encapuchados, poseídos únicamente por el odio y la sed de venganza. Es, más bien, la consecuencia determinante y necesaria de una Ilustración que, guiada por una instrumentalización vaciada de todo contenido ético -y, en consecuencia, auténticamente político-, ha terminado mostrando el más genuino rostro de la ratio instrumental: el despotismo totalitario.

Una plaza ubicada en la Valencia venezolana, construida en honor a Cristobal Mendoza, primer presidente de la república tras la declaración de Independencia, hoy lleva el nombre de “Plaza Drácula”, para el jocoso beneplácito de una considerable parte de los habitantes de esa -otrora noble- ciudad, la misma que, hasta no hace mucho tiempo, aseguraba sentir el orgullo de vivir -nada menos- “donde nació Venezuela”. Al despojar la vida política de sus fundamentos éticos, sólo queda el cuerpo sin alma, la vacía instrumentalización, la medición de porcentajes y estadísticas, el balbuceante mecanicismo de la techné, la polea con sus engranajes y el murmullo de un discurso -o como se insiste en decir hoy, de una “narrativa”- en la que el sujeto, introductor del sentido, ha quedado sin sentido. Y sólo entonces emerge la barbarie totalitaria, sorprendida por el Angelus Novus, el ángel contemporáneo de Klee, impecablemente descrito por Benjamin como “el Ángel de la Historia”, el de la mirada retrospectiva del devenir que -lo sabe bien- requiere de las ruinas del pasado para poder construir la polis del futuro.

José Rafael Herrera
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela