martes, 28 de diciembre de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com HOY MARTES 28 /12/2021


AQUÍ TITULARES DE HOY MARTES 28/12/2021, DIARIO DE OPINIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, PARA LEER PULSAR SOBE EL TITULAR DECIDIDO

 

       HOY -  OPINIONES NACIONALES - 28/12/2021

CAROLINA JAIMES BRANGER: YIYO DE LOS MILAGROS; UNA VIVENCIA


AMÉRICO MARTÍN:LA CULTURA ADECA


NOEL ÁLVAREZ:MI TERRUÑO

OMAR A. ÁVILA H.: UNA NUEVA POLÍTICA ES NECESARIA


CAROLINA JAIMES BRANGER: YIYO DE LOS MILAGROS; UNA VIVENCIA

Se llamaba Gumersindo Serrano, pero para nosotros era simplemente Yiyo. Llegó a mi casa antes de que naciera mi mamá. No sé cuántos años tendría entonces, pero permaneció con una fisonomía inalterada toda la vida. No le gustaba que le tomaran fotos… solo muy al final permitió que le tomara una foto con mis hijas… Menciono lo de las fotos porque en la única foto que mi abuela logró tomarle cuando mi mamá estaba pequeña, Yiyo aparecía idéntico a como yo lo conocí y como lo conocieron mis hijas.

El sombrero de pelo’e guama formaba parte de su cuerpo. Usaba pantalones de kaki que no disimulaban sus piernas totalmente cambetas, lo que hacía que su caminar fuera divertido, pero jamás un impedimento: Yiyo trepaba las matas mejor que un mono.

El jardín era su hogar: Yiyo era el mejor jardinero del mundo. Todo lo que sembraba retoñaba y crecía fuerte y frondoso. Tal vez porque le echaba borra de café a la tierra. Y cuando Yiyo no estaba sembrando o desmalezando, barría. Su escoba era su compañera.

Yiyo era poseedor de una sabiduría ancestral. Pero en mi casa nadie se asombraba por las cosas que él hacía. Eran parte de nuestras vidas, como lo era el mismo Yiyo.

Él podía, por ejemplo, apagar la fogata donde quemaba las hojas secas soplando desde muy lejos. Usualmente lo hacía cuando nosotros nos acercábamos demasiado cuando jugábamos a la “ere” o al escondite, y pasábamos en carrera desenfrenada cerca del fuego. Cuando crecimos más, jugábamos a brincar sobre la fogata, y siempre, de lejos, Yiyo soplaba y el fuego se apagaba.

―¡No, Yiyo, no la apagues! –gritábamos.

―¿Y si te tropiezas? ¿Vas a quemarte las rodillas? –decía invariablemente.

―¡Yo no me voy a caer, ni me voy a quemar!

Pero era inútil pedírselo.

Cuando nos picaba algún insecto, Yiyo trituraba con sus dedos “tres hojitas” y nos las colocaba sobre la picada. Tenían que ser tres hojas distintas, aseguraba él. Esa receta siempre me ha funcionado, hasta para las picadas de avispas.

A Yiyo no le gustaban los insectos, porque los insectos se comían las matas que con tanto amor cuidaba. Los gusanos peludos, grandotes y de colores brillantes tenían en él a su peor enemigo. A esos gusanos les encantaba la mata de amapola. Y Yiyo esperaba pacientemente a que se cundiera de gusanos. Entonces agarraba un gusano, lo mataba, lo trituraba y lo enterraba al pie de la mata. Al día siguiente, si se veía de lejos, cualquiera creería que el suelo estaba cubierto por una alfombra mullida y multicolor. Pero al acercarse, se daría cuenta de que no se trataba de algo tan estrafalario como pudiera ser una alfombra debajo de una mata de amapola, sino una infinidad de gusanos muertos.

Tampoco le gustaban los camaleones. Tenía una aprehensión especial por ellos. Siempre nos previno de que, si un camaleón nos llegaba a tocar, incluso a rozar, debíamos tomar agua primero que él, porque el que no tomaba agua primero, se moría.

Una tarde de Semana Santa, mis hermanos y yo estábamos sentados en el murito que había alrededor del jardín donde estaba la mata de rosa de montaña, merendando mangos de bocado. En la mata de rosa de montaña vivían muchos camaleones. De pronto, un camaleón dio un enorme salto y cayó sobre mi hombro. Fueron fracciones de segundos que resultaron eternos y aterradores. No sé si fue por mis alaridos o solo porque quería un apoyo para su siguiente salto, el camaleón siguió raudo su camino.

Entonces Yiyo salió de la nada, me llevó a la pila que había debajo de la glorieta de la mata de trinitarias, me metió la cabeza en el agua y me dijo:

―Rápido, niñita, toma agua, toma agua.

Nosotros teníamos absolutamente prohibido tomar agua de la pila: era agua estancada ya que la fuente había dejado de funcionar. Pero la manifiesta angustia de Yiyo y sus advertencias sobre que había que tomar agua antes de que el camaleón lo hiciera, pudieron más y tomé abundante agua de la pila. Aún recuerdo el sabor entre metálico y mohoso, no sé si por lo malo o por el miedo. Un rato más tarde, Yiyo se apareció con el camaleón muerto.

Si ese día fue una sorpresa que Yiyo hubiera salido de la nada, hubo otro día cuando demostró poseer el don de la ubicuidad.

Era un sábado en la tardecita y Yiyo, como siempre los sábados, había salido. Nosotros jugábamos en el jardín y los adultos conversaban en el corredor. Alguien observó lo feos que se veían unos alambres en el lindero con los vecinos. Mi papá decidió ir a cortarlos. Se subió en una escalera, alicate en mano. Cortó el primer alambre y subió dos peldaños más. Cuando trató de cortar el segundo, alcanzó a gritar:

―¡Me electrocuto!

El alambre estaba amarrado de un cable de electricidad de alta tensión.

Una tía abuela mía gritó:

―¡Corten la luz! – pero no había quien subiera al cuarto de los interruptores a hacerlo.

De repente, la luz se cortó y mi papá se bajó de la escalera, lívido. Yiyo, aparecido de la nada, había cortado la luz.

Pero si esta aparición resultó mágica, también lo resultó su obra más insólita. Supimos que era insólita por la reacción de un taxista que estaba en mi casa esperando a un tío mío.

Era uno de los días de fin de sequía y el calor era insoportable. Acabábamos de almorzar y salimos con pesadez al jardín donde esperaba el taxista. Buscamos sombra en la glorieta de la pila. De pronto, un “chiss, chiss, chiss” nos llamó la atención. Volteamos.

“Chiss, chiss, chiss”.

¡Era una culebra cascabel, armada y lista para atacar!

―No se muevan – susurró el taxista.

En ese instante apareció Yiyo. Su presencia nos calmó. Sabíamos que él se encargaría de la culebra. Estiró el brazo con el que sostenía la escoba en dirección a la culebra y se la quedó viendo fijamente. Fue algo que jamás olvidaré. La cabeza de la culebra comenzó a temblar. Luego le tembló todo el cuerpo. La lengua, segundos antes erecta, le quedó colgando. El “chiss, chiss, chiss” ahora sonaba más rápido. ¡Chiss, chiss, chiss, chiss, chiss, chiss! Estaba agonizando. Y Yiyo seguía viéndola fijamente, apuntándola con la escoba.

Finalmente cayó muerta. Nosotros celebramos con alborozo. Pero el pobre taxista estaba espantado. Tomó la manguera, se echó agua en la cara, balbuceó algo que no entendimos, se montó en el carro y salió en retroceso a toda velocidad.

Lo mágico de estar con Yiyo lo volví a vivir cuando mis hijas estaban chiquitas y les encantaba estar cerca de él, tanto como le había encantado a mi mamá cuando era niña y más tarde a mis hermanos y a mí.

Cuando yo venía a Caracas, Yiyo y mis hijas pasaban horas juntos. Siempre cerca, pero siempre haciendo algo, porque Yiyo no sabía estar sin hacer nada. Le preocupaba que mi hija mayor no caminara bien y me preparó un menjunje de aguardiente con una culebra morrona que amorosamente envasó en un frasco de vidrio, para que yo le diera fricciones en las piernas. Lo hice con la fe absoluta de que si Yiyo lo había preparado, tenía que funcionar.

Un día me dijo que iba a encargar un chivo vivo, porque la “cagarruta” de chivo era también muy buena para dar masajes y mejorar los trastornos de la marcha. A todo el que llegaba le preguntaba si iba por los lados de Lara o Falcón para que le trajeran el chivo.

Recuerdo el día de las fotos. Yo tenía tiempo pidiéndole que me dejara retratarlo con las niñitas porque conocía su reticencia, sin embargo, no perdía la esperanza de que se dejara retratar. Ese día se acercó con su escoba y unas mangas que había recogido.

―Toma para que les des mangas a las niñitas. Y trae la cámara para que me tomes las fotos con ellas –me dijo.

Yo literalmente volé a buscar la cámara antes de que se arrepintiera. Las fotos quedaron bellísimas. Tal vez Yiyo, con esa intuición que tenía para todos los hechos naturales, intuyó que el final estaba cerca y quiso dejar un recuerdo.

―La muerte está en la mata de manga –me dijo una mañana. Eso mismo había dicho unos días antes de que mi papá perdiera la vida en un accidente de tránsito.

―¡Ay, Yiyo! ¡No digas esas cosas! –le pedí.

―Ahí está… pero no te preocupes, me está viendo a mí – dijo con naturalidad.

Yiyo falleció una semana después, un día en que olía a tierra mojada porque había caído un aguacero, justo en el momento en que salió de nuevo el sol, los pajaritos trinaban y un magnífico arco iris cruzaba el cielo de Caracas, desde Petare hasta el centro. Esa maravilla sensorial fue el merecido homenaje de la Naturaleza a su amigo de sombrero de pelo’e guama, alma transparente y generosidad ilimitada.

Carolina Jaimes Branger
carolinajaimesbranger@gmail.com
@elsoldmargarita
@cjaimesb
Venezuela

SIGFRIDO LANZ DELGADO: GUARACHANDO EN NAVIDAD

Feliz año nuevo 2022 tengan todos los venezolanos, especialmente los lectores del Republicano Liberal.

Durante los tiempos de la dictadura gomecista, la represión y la tortura impuestas por el régimen, hicieron de los venezolanos un pueblo asustado. Por su lado, el hambre y las enfermedades recurrentes, que azotaron por estos tiempos a buena parte de las familias de nuestro país, agregaron al susto la tristeza. En tales condiciones el pueblo venezolano tenía muy pocas razones para celebrar nada. De allí que no se organizaran festejos populares en los pueblos y ciudades del país durante aquellas décadas amargas. Las fiestas eran asuntos que se realizaban puertas adentro, en las casas de los principales funcionarios de gobierno o en las mansiones de la burguesía incipiente de la Caracas de entonces. En tales ocasiones, organizadas para celebrar algún cumpleaños, un matrimonio o la graduación de algún miembro de la familia, se echaba mano de uno de aquellos improvisados grupos de música cañonera, que ponían a bailar a los asistentes con interpretaciones de valses venezolanos, pasodobles o merengues. Estos eran los ritmos bailables entonces, y aquellas sencillas agrupaciones, integradas por cuatro o cinco músicos, eran las que amenizaban las fiestas.

Pero la muerte del tirano, en diciembre de 1935, permitió que en el país se soltaran las amarras. Fue como si el cadáver de Gómez se llevara a la tumba el pánico impuesto a la población durante los casi treinta años que duró su mandato. Entonces la gente se armó de valor y volcó a la calle a linchar gomecistas y a destruir los símbolos del régimen que acababa de fenecer. Y en la calle se quedaría para siempre, tanto para participar en los mítines organizados por los partidos políticos insurgentes, como para disfrutar de las fiestas populares que, por variadas razones, a partir de entonces, tendrían lugar a lo largo y ancho de la geografía nacional. Y así fue como, en medio de esta nueva situación, y no por casualidad, llega a Venezuela, el día 31 de diciembre del año 1937, procedente de República Dominicana, el hombre que a partir de ese momento pondrá a bailar a los venezolanos a lo largo de cincuenta años. Nos referimos a Luis María Frómeta, el popular Billo. Esa misma noche amenizará la fiesta de fin de año caraqueña en el amplio salón del Rooff Garden, del hotel Madrid, iniciando así lo que con el transcurrir de los años se convertirá en una tradición raizal de los venezolanos, esto es, disfrutar la navidad con la música de la Billos.

Con la llegada de aquella colosal orquesta de casi veinte integrantes, la Billos Happy Boys, llamada luego, a partir de 1940, la Billos Caracas Boys, quedaban atrás los ritmos de la acompasada música cañonera, puesto que las preferencias de los venezolanos se volcaron hacia las muy movidas guarachas, cumbias, pasodobles y merengues salidas de los ruidosos trombones, trompetas, saxofones, piano, tumbadora y timbales, musicalizados por los inigualables Manolo Monterrey, y Rafa Galindo. De esa Primera República billera merece la pena recordar canciones como La Mulata Caridad, Maybá y Taboga, grabadas en el siempre recordado sello RCA Víctor.

Pero los mejores tiempos para la Billos estaban por venir. Las nuevas circunstancias establecidas en el país a partir de los años sesenta, con la instauración de gobiernos electos por votación popular y en medio de una boyante situación económica generada por el incremento en las ventas de los volúmenes de exportación de petróleo, trajeron para Venezuela un ambiente socioeconómico donde prosperaron los negocios, se acrecentó la construcción de edificios, carreteras y avenidas, creció la población de las ciudades, se incrementó la matrícula escolar y mejoraron el empleo y los salarios. En tales condiciones, a las que se sumaron la aparición de la radio y la televisión, hubo suficientes razones para que el pueblo festejara, se divirtiera, y se pusiera a bailar, al compás de la música billera, interpretada ahora por maravillosos monumentos vocales, como lo fueron Felipe Pirela, José Luís Rodríguez, Memo Morales Ely Méndez y el simpar guarachero Cheo García. Con tan promisorias condiciones políticas y socioeconómicas reinantes en el país y con los atributos musicales reunidos en la Orquesta la Billos, se convirtió rápidamente ésta en la agrupación musical más popular de Venezuela, preferida por los venezolanos para amenizar fiestas patronales en los pueblos y ciudades del país, carnavales, matrimonios, cumpleaños, graduaciones y, sobre todo, para celebrar la navidad. Fueron numerosas las grabaciones realizadas por el maestro Frómeta dedicadas a las fiestas decembrinas; entre ellas mencionamos: Cantares de Navidad, Año Nuevo, Fiesta Decembrina, Cantemos con Alegría, Gaita con Billos, Brindis Navideño y Aguinaldo con Billos, canciones que con el transcurrir del tiempo pasaron a ser la compañera infaltable a la hora de elaborar las sabrosas hallacas y darse el abrazo de fin de año. Y es que no podía ser de otra manera, pues entre nosotros, diciembre es el mes de las mejores celebraciones. Es el mes de la Noche Buena y de la despedida del año viejo, y es también la oportunidad de los bautizos y casamientos. Es diciembre, en fin, el mes del bonche, de la rumba, del baile, y la música apropiada para mover el cuerpo es sin duda la de Billos. Una sabrosa Guaracha billera cantada por Cheo García es una invitación a ocupar la pista que muy pocos podemos resistir; ante su contagioso sonido no hay pié que se quede quieto y mucho menos en diciembre cuando tenemos la disposición anímica para cabriolar el esqueleto. De manera que no es una exageración el dicho popular venezolano según el cual navidad sin Billos no es navidad.

Entre nosotros, es casi una obligación tararear en diciembre el “Cantemos con alegría pero con felicidad que el niño Jesús bendito con nosotros rezará”, así como también el “Año Nuevo Vida Nueva, más alegres los días serán, las mujeres y los hombres un besito nos daremos”, y eso se lo debemos en buena hora al cronista musical de Caracas, al siempre recordado, Luis María Frómeta, el maestro Billo, cuyas composiciones continúan aún deleitándonos, casi un siglo después de aquel día inaugural en el Rooff Garden y a casi treinta años de su desaparición física. Que siga siendo así hasta que el cuerpo rumbero de los venezolanos aguante. Que siga siendo así a pesar de las penosas circunstancias del presente.

Feliz año nuevo 2022 tengan todos los venezolanos, especialmente los lectores del Republicano Liberal.

Sigfrido Lanz Delgado
siglanz53@yahoo.es
sigfridolanz1953@mail.com
@Sigfrid65073577
Venezuela

AMÉRICO MARTÍN:LA CULTURA ADECA

Cuando AD llega al poder pone a Andrés Eloy y Augusto Malavé Villalba a dirigir la Asamblea Constituyente; presidente el primero, vicepresidente el segundo. Estaba respondiendo a lo que se esperaba del “partido del pueblo”. Poesía, humor, narrativa, teatro popular difundieron ampliamente esos tipos. 

Había un natural regodeo en ver al sindicalista que cambiaba la “l” por la “r” ocupando la vicepresidencia de la Cámara de Diputados. ¡El cojo Malavé en la curul donde habían pontificado José Gil Fortoul y otras eminencias! Ciertos sectores de la clase media se burlaban de los “alpargatudos”. Los adecos, imitando el estilo de su fundador, convertían el agravio en virtud:
Sí, eso, “alpargatudos” somos ¡y lo seguiremos siendo!

En 1941 había nacido Acción Democrática. Casualmente, en la misma fecha Miguel Otero Silva fundó el periódico humorístico más popular y de mayor calidad que se hubiera leído hasta ese momento en Venezuela. Hablo del país donde habían brillado Leo y su Fantoches, Job Pim y antes Rafael Arvelo. Con Miguel estaban en El Morrocoy Azul excelentes humoristas y escritores: Kotepa Delgado, Aquiles y Aníbal Nazoa, Isaac Pardo, Víctor Simone de Lima y Andrés Eloy Blanco. ¡Un adeco de tan alto calibre trabajando en un instrumento periodístico fuertemente crítico y burlón, en su mayoría dominado por los comunistas! ¿Qué hacía Andrés Eloy en ese grupo? ¿Cómo se lo permitían los comunistas y los adecos?

Se lo permitían porque los intelectuales de la época eran más tolerantes que sus propios partidos, porque flotaban en el aire efluvios unitarios nacidos en la lucha contra el gomecismo, y porque se trataba de gente de gran talento y el talento de algún modo termina por ser reconocido y aceptado.

Simone de Lima, por cierto, hizo famosa su tira cómica El Bachiller Mujica. La evolución o involución de este personaje de ficción fue llamativa. De Lima se inspiraba en los plumarios que les traducían las barbaridades a sus jefes; en el caso de marras, el galleguiano general Pernalete. El bachiller Mujica se las acomodaba a formas legales o leguleyas, como se prefiera.

– ¡Mujiquita!

– A sus órdenes mi general, respondía atemorizado y derretido.

El éxito de De Lima fue inmediato porque la administración gomecista y todas las que lo han seguido, están repletas de estos pobres gusanos obsequiosos.

El problema vino con el cambio de gobierno. De Lima se amistó con la dictadura y, con la misma, el Bachiller Mujiquita se hizo más antiadeco. La involución no extinguió la chispa de De Lima. En sus tiras cómicas, su Bachiller parodiaba a Betancourt cual Bonaparte con una mano metida bajo el chaleco. ¡El Napoleón de Guatire! lo llamaba.

Noticias de los comunistas venezolanos

Alrededor de 1947 supe por primera vez de la existencia del Partido Comunista. En mi casa, como en la mayor parte del país, los comunistas eran pintados con ferocidad y no obstante su candidato, Gustavo Machado, era recibido con amabilidad y hasta simpatía. Su origen social, su distinción y gracia expresiva podrían explicar la paradoja. En mi familia, en el barrio y en el Colegio Los Caobos, los comunistas eran percibidos como una sombría amenaza que arrebataría propiedades, disolvería el vínculo familiar y desgajaría a los niños de sus padres. 

Nadie dudaba, por otra parte, que en un eventual conflicto EEUU y sus aliados derrotarían al oso soviético. Pero escuchando las jactancias que, como es natural, emitían los comunistas del mundo nos invadían las preocupaciones. El tema rebotó inevitablemente en el colegio. Armando Benacerraf pensaba en un resultado indeciso. Entre todos quisimos convencerlo, pero él, con una sonrisa confiada decía que los rusos invitarían a los norteamericanos a ingresar en su territorio:
Vengan, vengan, repetía reforzando las palabras con movimientos de las manos. Entre el frío y los ataques por sorpresa –insistía- se saldrán con la suya.

Él era tan anticomunista como podíamos serlo nosotros, pero disfrutaba en el papel del aguafiestas, dueño de secretos inalcanzables por sus ingenuos contradictores. Tiempo después descubrí que en aquel debate parvulario, Armando estaba reproduciendo la mala suerte de Napoleón Bonaparte. Seguramente su padre le había proporcionado el argumento. El confiado emperador quería vencer al enemigo con un solo golpe demoledor. Daba vueltas en el inmenso y helado territorio buscando el corazón de Rusia para destruirlo, pero aquel país no tenía un corazón sino muchos. Por ignorarlo, el emperador sufrió una catastrófica derrota.

Américo Martín
amermart@yahoo.com
@AmericoMartin
@DiarioTalCual
Venezuela

NOEL ÁLVAREZ:MI TERRUÑO

Hace poco tiempo me hicieron una entrevista radial, en la cual querían conocer, fundamentalmente, el lugar donde me había criado. Allí me di cuenta de lo poco que he comentado sobre el Batatillo.

El Batatillo es un caserío ubicado en la carretera panamericana vía Monay, situado entre La Pastora, estado Lara y Monay, de Trujillo. Está ubicado en una zona llana, conocida como los llanos o las sabanas de Monay, estratégicamente situado en un valle, rodeado por los cerros de Santa Cruz, El Morro y San Isidro. Por estar asentado a 290 metros sobre el nivel del mar, registra unas altas temperaturas que en algunas ocasiones alcanzan hasta los 40º. Según las pocas estadísticas existentes, registra una población cercana a los 3 millares de habitantes.

Mi pueblo de adopción cuenta con tres corrientes de agua. El rio San Antonio, de aguas no muy limpias donde no es sano bañarse. La quebrada de las Mulas, múltiples pozos adornan su paso por nuestro pueblo, empezando por mi preferido: el pozo de la Peña, fuente de agua fría y cristalina que baja por una cascada natural, esculpida, me imagino que por el paso del tiempo, en una piedra, culmina en una piscina natural construida en la base de la misma piedra. Su temperatura es muy baja por lo que cada vez que uno se baña, sale tiritando por el frio. Espectáculo que marcó mi infancia y dudo que jamás logre olvidarlo. Quebrada abajo se encuentra el pozo del tanque, seguido del pozo de la raíz, el de la pollera para culminar su paso por el Batatillo con el pozo del puente. El caño del alumbre, esta es una corriente con muy escasa circulación de agua, solo incrementada en las temporadas de lluvia. Creo que su denominación se debe a que allí se podía encontrar el mineral del cual recibe su nombre.

Recuerdo que, los fines de semana nuestros padres preparaban un día de campo y nos llevaban a bañarnos en esa quebrada de las mulas. Mi mamá preparaba unas ricas arepas, cuajada, agua miel y pasábamos los días felices y contentos, bañándonos en los pozos y degustando los manjares. Por cierto, olvidé comentarles que en las cercanías del Batatillo, también hay otro manantial de agua adulce, al cual le hicieron una canalización para convertirlo en un surtidor para camiones cisternas. El agua la llevan a los poblados vecinos que no les llega agua por tubería. En ese sitio, conocido como los chorritos, se reúnen muchas personas, unos a lavar carros, otros a llenar envases y muchos a bañarse.

La economía del Batatillo está basada en la cría de ganado vacuno, porcino, ovejas, chivos y gallinas. Hace muchos años, en las riberas del rio San Antonio, estaba instalada una refinadora de arena para la extracción de sílice, llamada “La Aresca”, esta empresa era un proveedor seguro de empleo para los lugareños, desafortunadamente, cesó sus operaciones en la década de los 70.
Contribuyen con la economía diversas especies frutales como el mango, guayaba, guanábana, patilla, lechosa, piña aguacate, limón, naranja, plátano, cambur, mamón, curibijuri y una de las frutas más deliciosas que he probado, pero que nunca más he podido encontrar, nosotros la llamábamos “modroño”, últimamente me he enterado que su nombre es madroño. También se cultiva en buena escala el maíz, caña de azúcar, ají dulce y picante, yuca, auyama, ajonjolí, entre otros. En las cercanías del Batatillo abundan los pastizales espesos, con especies de árboles superiores a los 20 metros como el caracolí, el canalete y la ceiba.

Entre las especies animales más comunes que se pueden encontrar en los alrededores del Batatillo, están, el rabipelado, conejo, zorro, cachicamo, iguana, tragavenado; y aves como el loro, el arrendajo, el azulejo, la chupita, el titirijí, el carpintero, la tortolita, el perico, la garza, la golondrina, la perdiz y el alcaraván.

En 1963, época en la que llegué al Batatillo, recuerdo que en la estación de gasolina que funciona en el pueblo, había un árbol de Batatillo, inmenso, gigante diría yo, el cual le daba el nombre al pueblo. Alrededor de este colosal espécimen fue colocado un redondel que servía de asiento para todos los visitantes, quienes se recreaban a la sombra del árbol. Los niños jugaban entre sus variados troncos, mientras que, los adultos lo utilizaban como sitio de tertulia y terminal de carritos y autobuses. En un pueblo donde había escasos espectáculos, la mayor diversión era sentarse en el redondel del árbol a ver el paso de los carros por la carretera. Desafortunadamente, hace tiempo enfermó y murió el árbol y con él se marchó parte de la historia del pueblo.

El Batatillo era un pueblo muy pintoresco, su patrona, la virgen del Carmen, era agasajada con grandes fiestas, en fechas cercanas al 16 de julio de cada año: carreras de caballos; de burros; de bicicletas; de sacos; palo encebado. Una atracción especial era, la llegada del carrusel del viejo chato, como lo llamábamos. También el sr. Valentín vestía la cruz de mayo y organizaba grandes parrandas en su honor.

El pueblo tenía una calle principal y como tres secundarias, todas de tierra. Recuerdo que por el centro del pueblo pasaban los postes y las cuerdas del telégrafo y una de nuestras diversiones, al salir de la escuela era pegar el oído a los postes de madera para escuchar unos raros sonidos que despedían.

Cuando mi familia se mudó, desde Cerro Libre para el Batatillo, en este ultimo pueblo, casi todas las casas eran de bahareque, techos de palma, pisos de tierra, sin agua de ningún tipo, la cual debíamos cargarla en tobos desde sitios muy lejanos. Las necesidades fisiológicas eran practicadas en los montes o en algunos casos en letrinas, el papel higiénico era inexistente. Nos alumbramos con velas, mechurrios, lámparas de querosén y un poco después con lámparas de gasolina. Se cocina en fogones de leña o en cocinitas de querosén.

Las bodegas usaban neveras de querosén y a falta de luz, cerraban cuando oscurecía. Los radios eran de pilas, las planchas eran de hierro y se calentaban en brasas. En el año 1974, en casa de unos vecinos que tenían una planta de gasolina, vi mi primer programa de televisión: el Zorro ¡Por fin! en el año 1975 llegó la electricidad al Batatillo y con ella desaparecieron los espantos, reales o imaginarios. 

Para concluir esta parte, quiero desearles una feliz navidad y pronto nos leeremos nuevamente, para seguir contándoles acerca de mi vida.

Noel Álvarez
Noelalvarez10@gmail.com
@alvareznv
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
Venezuela

OMAR A. ÁVILA H.: UNA NUEVA POLÍTICA ES NECESARIA

Desde Unidad Visión Venezuela queremos un país donde nuestros niños vayan a la escuela para formarse y así puedan ser independientes, donde podamos contar con seguridad en todas sus dimensiones; especialmente en la calidad de la salud, con hospitales dotados, que la infraestructura se modernice permanentemente a lo largo y ancho de Venezuela. Que tengamos una economía progresista que garantice que todos podamos tener un salario digno que alcance para cubrir nuestras necesidades básicas y podamos tener capacidad de ahorro, que se traduzca en calidad de vida.

Visualizamos una Nación en la que todos los servicios públicos funcionen de manera óptima, donde tengamos un transporte público de primer mundo, en donde sea operativo el Sistema Metro de Caracas, de Valencia, Maracaibo y Guarenas y se extienda a todos los estados del país, es decir, que el Metro sea la gran solución no solo de Caracas –como lo fue en algún momento- sino de todo el territorio nacional.

Una Venezuela en la que produzcamos no menos de 6 millones de barriles de petróleos diarios, que nos permitan no solo contar con el combustible que requerimos para nuestro consumo, sino que además podamos exportar gasolina, gasoil y otros productos derivados del oro negro. Que no haya un solo hogar sin gas directo. Donde todos podamos tener casa propia, carro y un buen empleo.

Lo hemos dicho de manera clara y contundente que somos oposición con posición, que no seguimos personas, que trabajamos un proyecto viable, realizable de país, y así lo hemos demostrado con los planteamientos que hemos venido haciendo en todos los ámbitos.
Esa es la política con la que soñamos, por la que venimos trabajando y seguiremos ofreciendo alternativas y soluciones para la gente. Urge convencernos e internalizarnos que la solución está y pasa por cada uno de nosotros.

No hace falta mirar hacia otras fronteras, en la que podemos ver por ejemplo en el vecino país a ciudades como Bogotá o Medellín, aquí contamos con municipios como Baruta, Chacao, San Diego, entre otros pocos que sus gobernantes han demostrado que cuando se quiere se puede, que si es posible avanzar incluso en medio de la adversidad, y que solo con la voluntad han confirmado que si es posible salir adelante. Esta es la nueva política a la que nos referimos. Esa es la Venezuela del futuro posible por la que apostamos.

Nuestra invitación es a pasar la página, dejar a un lado cualquier rencilla o celo, avanzar y pensar en ese país bonito que es posible con la ayuda y el concurso de todos. Este es nuestro sueño, construyámoslos juntos. Ayúdennos a conquistar el poder, para ponerlo al servicio de la ciudadanía, como lo venimos haciendo con nuestro programa #VisiónSolidaria.

Omar A. Ávila H.
dip.omaravila4@gmail.com
@OmarAvilaVzla
Diputado a la Asamblea Nacional
Teléfonos: 04125999733 // 04166065484
@OmarAvilaVzla
Venezuela

DOMINGO A. RANGEL: EL PRESIDENTE TOMA VACACIONES

Como es natural en diciembre la vida se desacelera y más allá lo caro de las hallacas no hay temas para comentar… salvo el Feliz Navidad que hasta los ateos aceptan.

No obstante entre tanta medianía leí una nota importante que, sin embargo, pasó desapercibida como el jab de un boxeador en el primer asalto.

“Olvídense de mí por quince días”, dijo el Presidente confirmando que pensaba tomar vacaciones… luego siguió un tuit lleno de recuerdos adolescentes “me voy con Cilia de mochilero por toda Venezuela”.

Las respuestas no fueron muchas lo que demuestra lo desinflada que está la política tras décadas de polarización intensa y estúpida. Algunas de las respuestas aparecieron en twitter llenas de odio y faltos de información:

“Para qué va a tomar vacaciones si no hace nada”, escribió una conocida ociosa que puede competir con el interino en semanas abonadas al seguro social durante décadas de vagancia.

“Eso es un fake”, replicaba desde otra trulla una seguidora del proceso que negaba siquiera como posibilidad… el natural descanso a su jefe.

Y así por el estilo lo que me llamó a pensar que ante un hecho natural… que unos niegan como posibilidad… y otros recriminan como si fuese un delito tomar vacaciones… debe haber un punto intermedio y más racional.

Las vacaciones presidenciales son normales en países donde las instituciones funcionan y los primeros mandatarios, año tras año, toman descanso.

A ver: para los seguidores del presidente Maduro debería ser natural que su portaestandarte aproveche el final del año… para renovar fuerzas… aunque si se da lo de mochilero… quién sabe al final termina agotado.

Y para los adversarios llenos de odio… tampoco es malo que Nicolás Maduro salga unos días de la escena… y así ellos también descansan.

Sería deseable que las instituciones funcionaran en mi país, que el Presidente siempre tomase su descanso decembrino y que nadie rezongara por eso.

Que Nicolás Maduro y los sucesores le pasaran el mando por unos días a la vice de turno. Aunque como comentario aparte la vice Delcy también luce agotada.

Qué todas las instituciones civiles y militares siguieran su trabajo… aunque el titular esté de vacaciones. No es mucho pedir ni es una jugada riesgosa… que queda para años posteriores… pero por ahora se reconoce el primer paso.

Domingo Alberto Rangel
doalra@yahoo.com
@UNoticias
@DomingoAlbertoR
Venezuela