viernes, 5 de febrero de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ SÁBADO 06/02/2021

 




ANA MARÍA MATUTE, MIRANDA ES UN PEINE

I

Después de que regresó de hacer el posgrado de Pediatría en Uruguay, el doctor se instaló en Ocumare del Tuy con su esposa y sus tres hijos. Un pueblo de calor sofocante pero necesitado, como decía, de un médico que se ocupara de los niños 

El vínculo del doctor con el estado Miranda era de toda la vida, pues allí se estableció con su madre cuando era muy pequeño, en la capital. Y cuando su esposa se cansó del calor sofocante de Ocumare, le compró una casa en el frío pueblito de Los Teques. 

Así que ese amor y esa dedicación al pueblo mirandino fue creciendo y ya instalado su consultorio al lado de la casa, recibía pacientes de muchos otros pueblos del estado. 

En Miranda también consiguió el doctor su solaz, pues todos los fines de semana iban a Barlovento, como él lo llamaba. Se lanzaba al mar, nadaba, compraba lebranche y regresaba al frío de Los Teques. 

II

Cuando estudiaba bachillerato por alguna razón se celebró el nacimiento de Francisco de Miranda por todo lo alto. Por meses los alumnos de diferentes colegios y liceos practicamos una especie de desfile militar que estaba previsto pasaría por delante del pódium en donde estaría el presidente de la república y todos sus ministros. 

Incluso, nos entregaron botas militares e hicimos formación y todo. Lo cierto es que recorrimos marchando las principales avenidas de Los Teques. No crean que fue muy largo el recorrido, porque era y sigue siendo un pueblo pequeño. 

En ese momento no entendía la dimensión de Francisco de Miranda, pero ya que estoy en estas, debo confesar que siempre lo he preferido sobre la figura de Simón Bolívar. Y lo digo con conocimiento de causa porque pertenecí a eso que llamaban la Sociedad Bolivariana de mi colegio. Sí, siempre fui nerd. 

III 

Ya establecida suficientemente mi conexión con el estado Miranda, debo decir que presencié como periodista la creación de los municipios Baruta, Chacao y El Hatillo. El pionero fue Sucre, con sus extensas barriadas. 

He conocido a varios de los gobernadores mirandinos y he recorrido el estado por aire, por tierra y por mar. He llegado hasta las entrañas de Birongo y he presenciado el baile de los Diablos de Yare y la celebración de San Pedro en Guarenas. Mi hija nació en el municipio Chacao y ha patinado en la plaza de El Hatillo. 

El estado Miranda es diverso y así es su gente, como toda Venezuela. Pero ahora es un peine. Hace semanas se lanzó el rumor de que van a incluir al Distrito Capital los cuatro municipios mirandinos, y los políticos opositores se volvieron locos. Comenzaron con esta excusa una campaña cuyo punto culminante seguramente serán las “elecciones” regionales. Nos dirán una vez más que no podemos “perder los espacios”. 

Algunos ya están visitando pueblos y caseríos para alertar a la gente que lo que quieren es dividir el estado y dejarlo sin la mayor parte de los ingresos que generan estos municipios capitalinos. Además de que contados como parte de la capital, aportarían una inmensa cantidad de votos. Y no dejan de tener razón. 

Yo lo único que digo es que dejen de pisar ese peine. La prueba está en que ni siquiera el gobernador actual está de acuerdo con semejante desmembramiento, y es un líder rojito. No se pongan a comer cuentos con la excusa de que lo que quieren es un puestico de alcalde o de concejal. La oposición debería entender de una vez por todas que la culebra se mata por la cabeza, no desenterrando los huevitos que va dejando por todos los estados. 

Alguno me dirá que es muy temprano estar alertando esto, pero como comencé la semana pasada, insistiré en que la oposición debe dejar de desviarse del camino y última meta. Sacar a los rojitos, no recuperar parcelitas de poder, que si bien puede ser una vía para conseguirlo, es demasiado lenta y los venezolanos ya no aguantamos más. 

Ana María Matute
amatute@el-nacional.com
@anammatute
@ElNacionalWeb
Venezuela

JOSÉ RAFAEL HERRERA, DEL ALMA JUSTA

Decía Platón que las sociedades justas son aquellas en las cuales cada ciudadano ejerce conscientemente la función que le corresponde. Un ambicioso, lujurioso y glotón conductor de Metrobús, por ejemplo, no es la persona más apta para ejercer las delicadas funciones concomitantes a la presidencia de un determinado Estado. Ni el narcotráfico puede ser considerado como una función propiamente dicha, en tanto que aquí se considera por “función” el aporte, cabe decir, la contribución en virtud de la cual cada individuo hace progresar al cuerpo entero de la sociedad, lo cual, evidentemente, no es el caso del narcotráfico. De tal modo que para que cada ciudadano ejerza adecuadamente la función que le corresponde, resulta indispensable la construcción de un riguroso, sólido y vigoroso sistema educativo, porque, como afirmaba Platón, la educación es la base firme sobre la cual se puede construir la residencia, el hogar, de toda auténtica república. Y mientras más profundos sean los fundamentos de la educación de una determinada ciudadanía, mayor será su prosperidad, su libertad y el ejercicio de la justicia.

La función principal de quienes ejercen la responsabilidad de gobernar consiste, según Platón, en la purificación del alma de los ciudadanos, lo cual redunda tanto en su enriquecimiento espiritual como material. En efecto, para el filósofo griego, purificar el alma de la ciudadanía quiere decir hacer que la población se forme cada vez más, que sea instruida y educada convenientemente. O en otros términos, que sea una auténtica ciudadanía, a fin de superar sus naturales inclinaciones bestiales, decadentes y patéticas y, con ello, su consecuente pobreza espiritual. Una efectiva política de Estado debe sostenerse sobre la convicción de que solo las metas a largo plazo, sostenidas en el tiempo y ajenas a los concursos de popularidad –tan afines a la demagogia y al populismo–, son propicias para el desarrollo integral de la sociedad en su conjunto. No es con consignas vaciadas de contenido, gratas a los oídos de la mediocridad, que se construyen los grandes proyectos políticos. Las democracias afectadas por la corrupción y en estado de descomposición son caldos de cultivo propicios para el advenimiento de las tiranías. Estas, a su vez, ofrecen dar rápida y eficaz realización a las promesas incumplidas por gobernantes que decidieron convertir su pomposa palabrería –siempre aderezada de lugares comunes– en la única realidad existente. Pero una vez en el poder, los tiranos comienzan a demostrar su incapacidad absoluta para gobernar. Y cuando tienen inicio las primeras protestas por exigencia de justicia, no dudan en utilizar las armas que ya habían usado contra los demagogos, pero esta vez para apuntar a la población defraudada y, ahora, aterrorizada. Con el tiempo, la tiranía deviene oligarquía. Se trata de un reducido grupo de gánsteres, auténticos criminales que se enriquecen con los dineros provenientes de la corrupción, el narcotráfico y el más desalmado saqueo de los recursos de la extinta nación. Son los que mantienen secuestrado al Estado, y los que, día tras día, abren con mayor profundidad la ya intolerable brecha de las desigualdades sociales. 

Para Platón, la demagogia, la tiranía y la oligarquía son sistemas de gobierno que, en la medida en la cual desprecian el saber, se hacen cada vez más susceptibles a la corrupción y terminan empobreciendo y desintegrando a la sociedad. Todo régimen corrupto, por su propia condición, disocia, disgrega y promueve la injusticia. Por eso mismo, y a medida que va socavando el Ethos, termina siendo débil e incapaz de satisfacer las mínimas necesidades materiales y espirituales de los ciudadanos. Cada individuo, según el filósofo ateniense, está compuesto de cuerpo y alma. El alma, elemento inmaterial, es el aliento, el respiro, el principio de la existencia de los seres humanos. Sin el alma el cuerpo es, apenas, un amasijo de instintos, “la cárcel del alma”. Y mientras que el cuerpo vincula con el mundo sensible, el alma vincula con el mundo inteligible. Por eso mismo, el alma es enérgeia, la energía vital de la corporeidad, la acción productiva propiamente dicha, la fuerza de trabajo que definiera Marx. 

Dice Platón que el alma está formada por tres partes: una parte sensual, que conduce a los vicios de la avaricia, la lujuria y la gula; una pasional, que conduce al vicio de la ira; una racional, que conduce al vicio de la pereza y la soberbia. Pero estos vicios del alma pueden ser reorientados mediante la educación. Es posible formarse para la buena ciudadanía. Así, la parte sensual del alma puede ser elevada a templanza, esa benigna cualidad que impone hacer las cosas con moderación. De igual modo, la parte pasional puede ser educada y convertida en valor, es decir, en arrojo o esfuerzo. Lo mismo que la parte racional puede llegar a conquistar la sabiduría. Un alma que ha sido adecuadamente educada y logra conquistar la templanza, el valor y la sabiduría es llamada por Platón un alma justa. El imperio de las almas justas forma el espíritu de un pueblo sano, próspero, culto y libre. 

Hubo un tiempo en Venezuela en el que las almas justas florecieron por doquier, y como nunca antes en su historia. La formidable migración de profesores universitarios, científicos, artístas y técnicos, llegados de una Europa depauperada y en crisis orgánica, fue uno de los mayores aciertos de la dirigencia política de un país pujante y hambriento de saber que, finalmente, pudo romper la larga y pesada cadena de las dictaduras militares decimonónicas, y poder entrar así –a pesar del retraso histórico– al siglo XX pleno de democracia viva, exenta de la muerta baratija demagógica. Fue a partir de entonces que la educación, comprendida como formación social y cultural, comenzó a dejar de ser un mero requisito formal para obtener un título y transformarse en materia, oficio, compromiso con el pujante país que, en breve lapso, llegó a ser. Se comprende, entonces, la saña del gansterato contra la educación. Sabe bien que ella contiene el alma justa que posa, ante su puerta, los pies de los que la van a enterrar. 

José Rafael Herrera,
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela

VÍCTOR A. BOLÍVAR, DE LAS MAROMAS ELECTORALES AL CONGRESILLO SINE DIE

La sola comparación de las gráficas tomadas el 23 de enero del 2019 y las de este año delata el grado de postración a la que el G4 redujo a la oposición venezolana que venía del propio Olimpo. Ha sido una de las más grandes pérdidas de capital político alguno en la historia de nuestro país. Basta ver cómo puja con el oficialismo los altos índices de rechazo reflejados en recientes estudios de opinión. Frustrante debe ser para sus dirigentes que desde el 2015, cuando se decretó el fin del régimen en un término de seis meses, hasta la fecha solo puedan exhibir fracasos por sus desatinos y grandes contradicciones.

Cómo explicar los constantes altibajos del carrusel electoral, decididos por los egos que sometieron a los venezolanos a una abstención en las parlamentarias del 2005, a participar en el 2010 y en el 2015, para llamar de nuevo a la abstención en el 2020 bajo el mismo argumento de la falta de garantía y condiciones electorales. ¿Y es que acaso las hubo en el 2015 con las 4 rectoras del chavismo Tibisay Lucena, Socorro Hernández, Sandra Oblitas y Tania D’Amelio?  Entonces se obtuvo una gran victoria que le dio a la oposición una mayoría calificada que no supo aprovechar, pese al escenario de desventaja en los que siempre ha estado jugando. 

Para muestra, recordamos cómo en un detallado trabajo de Phil Gunson, investigador y analista político para Crisis Group, región de los Andes, titulado “Elecciones parlamentarias en Venezuela 2015: unos dados cargados”, nos ponía de relieve toda una carrera de obstáculos en esa campaña electoral que amenazaba con unos resultados nada auspiciosos para la oposición. En ese rosario de dificultades señalaba, entre otras, a: la intimidación de lograr la victoria  oficialista “como sea” y su declaratoria de no “entregar la revolución”, los brotes de violencia, la única observación internacional de los representantes de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR); así como la prohibición de participación de algunos dirigentes opositores, los pequeños partidos intervenidos, el sesgo, las cadenas y el monopolio mediático, la participación de los miembros de las FANB en actividades de proselitismo político, la falta de una auditoría independiente del registro electoral (REP) desde 2005 y la creencia generalizada que el voto no es secreto. 

Sin embargo, en forma extraordinaria, sus resultados sorprendieron a propios y extraños. El país le concedió una significativa dosis de legitimidad a esa dirigencia para conducirlo por un derrotero y lograr como fin propuesto la instauración de otro sistema de gobierno pese a que no había condiciones que garantizaran un resultado favorable. 

De allí, que resulte cuando menos extraña esa especie de reedición parcial de la abstención del 4 de diciembre del 2005, bajo la premisa lastimera de la carencia de condiciones este 6 de diciembre para participar; pero más extraña aún es que, en contravía a la posición de Guaidó y de la posición de la comunidad internacional afecta que exigen elecciones presidenciales, muchos de aquellos quienes alentaron esa abstención hoy se manifiestan a favor de la participación electoral para elegir gobernadores y alcaldes. No les importará en esta oportunidad si hay o no condiciones electorales.  A qué juegan esos irresponsables que con su injustificable actitud desestimaron la oportunidad de evitar por lo menos la obtención de la mayoría calificada de la AN por el chavismo; más aun después de haberle vendido al venezolano falsas expectativas con el espejito de la consulta. Pareciera que toda esa maquinación solo les ha servido para darle continuidad presupuestaria al G4. 

Para ilustrar las consecuencias de cuanto se ha señalado, referimos parte de un trabajo de France 24 (con EFE y AFP) del 6 de enero de este año, que al respecto señala: “Pronto se cumplirán dos años desde ese órdago lanzado por la oposición, que intentó poner contra las cuerdas al Gobierno de Maduro y que provocó una oleada de reconocimiento internacional hacia Guaidó. Sin embargo, el tiempo ha revelado que ese impulso no hizo avanzar a la oposición, especialmente después de que perdiera el control de la Asamblea. El chavismo sigue manteniendo su fuerza en Venezuela”. 

Ya Alemania, República Dominicana y la Unión Europea han tomado iniciativas dentro de ese contexto. Es un hecho que la pirueta de la que surgió la Comisión Delegada como un espectral  “congresillo”  sine die, correrá la misma suerte de esa maroma de la consulta. 

De tanta inconsistencia se cansa uno, como diría Omar Lárez


Víctor Antonio Bolívar Castillo
vabolivar@gmail.com
@vabolivar
Venezuela

LUIS FUENMAYOR TORO, LAS HOY MAL LLAMADAS MEGA ELECCIONES

La primera vez que se habló y calificó a unos comicios como “mega elecciones” fue el 30 de julio de 2000, cuando luego de la aprobación de la Constitución bolivariana se procedió a la relegitimación, así la llamaron, de todos los poderes que habían sido elegidos antes de la modificación constitucional. Se trató de unas elecciones para elegir Presidente de la República, gobernadores, alcaldes, diputados de la Asamblea Nacional (AN), consejos legislativos y concejos municipales, es decir todos los poderes de elección directa, universal y secreta. De allí, que el nombre no estuviera mal aplicado, pues era la elección más grande que se pudiera hacer.

El artífice de la proposición de relegitimar a todos los poderes fue por supuesto el mismo Hugo Chávez, que de esa manera ganaba un año y medio más en su cargo de Presidente, que era el lapso que ya había ejercido desde su elección en diciembre de 1998. Ganaba Chávez también un nuevo Poder legislativo, donde obtuvo más de los 2/3 de los diputados, una composición más acorde con sus intereses hegemónicos. Ganó todas las gobernaciones menos siete y la mayoría de las alcaldías. No sabía en ese momento que recibiría una ayuda inesperada en el año 2002, cuando la Coordinadora Democrática echó el resto, “pues el país no soportaba más la tiranía asesina existente”. Tiranía de un Chávez que todavía no controlaba ni conocía todos los hilos del poder. 

Esas fueron unas mega elecciones en las que Chávez ganó la Presidencia contra su compadre y amigo Francisco Arias Cárdenas, quien fue postulado nada más y nada menos que por la Causa R. La abstención fue del 43,7 por ciento de los inscritos, lo que significó más de 5,1 millones de votos, una cifra muy superior a los 3,8 millones obtenidos por Chávez. Si hubieran votado ganaban con amplia ventaja, sin tener que hacer alianzas con Arias Cárdenas; hubieran podido elegir a Claudio Fermín, tercer candidato que sólo obtuvo 171 mil votos. Por eso, cada vez que oigo que quienes votamos por Chávez somos los culpables del desastre actual, casi me les carcajeo en la cara. 

Las mega elecciones que Maduro y parte de la oposición democrática están proponiendo no son por lo tanto nada mega, pues les faltarían las presidenciales, las de AN y las de concejos municipales. Estas elecciones no tienen el respaldo de ninguna decisión de la fenecida ANC, por lo que no se deberían hacer si respetamos aquello de que “dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”. Además, es público y notorio que una parte de los partidos opositores de las elecciones de diciembre no están de acuerdo con esta violación tan temprana de la Carta Magna. Tan temprana digo en referencia a la decisión que debería tomar la AN para que las mismas pudieran ser convocadas. 

No comprendo la prisa opositora, pues vienen de sufrir una derrota grande por el PSUV de la que requiere recuperarse. Con ventajismo y todas las ilegalidades que sabemos, que además estarán presentes en las elecciones que vengan, sean micro o “mega”. Los comicios que tocan según la Constitución son los de gobernadores y consejos legislativos. La oposición necesita 23 candidatos y además debe tratar de acordarse en torno a los mismos. Debe acordarse también en las candidaturas a los consejos legislativos: varios centenares de candidatos. Deben derrotar a la abstención, su reto mayor. Hay que ser un tanto insensato para meterse en una contienda que incluya además a los 335 alcaldes. Creo que el gobierno quiere hacer caída y mesa limpia y no entiendo que se trabaje para permitírselo.


Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Venezuela

LUIS A. RAPOZO, OTRO 4F, SIN CHÁVEZ, EMPOBRECIDOS Y EN CRISIS.

Eran las cinco de la mañana en punto y se escuchan cañonazos que se disparan desde algún lugar de Caracas. Son ruidos espaciados. Supuse inmediatamente, que venían del 23 de Enero; del cuartel de la montaña, donde reposa Chávez. Entonces, me levanto y monto mi café, prendo la radio de costumbre y me asomo a la ventana para recibir una cachetada de frío, que viene del este, de la cota mil. Echo para atrás como lo haría un gallo a esa hora y me quedo observando el panorama. Ya no hay fuegos artificiales, ni los escandalosos Bim Laden.

No hay jolgorio, ni franelas rojas deambulando de un lado para el otro. Este 4 de febrero comienza frío, quizás sea por la pandemia en una semana radical, quizás, quizás. Pero, me parece que no hay entusiasmo… Ni siquiera los “cobra-bonos” gritaron una consigna. Me vuelvo a asomar a la ventana y miro a la distancia algunos bloques del 23 de Enero, y siguen durmiendo, en una penumbra extraña. Todo estaba oscuro. Hace 20, 10 y hasta 5 años, una fecha como esta, generaba una furia de plomo al aire de gente del 23 de Enero. Para mí, era como un indicador. Puede ser que una bala esté muy cara, solo disponible para bolichicos, gente con real.

Son 29 años transcurridos desde aquel  4 de febrero de 1992, Chávez y su gente se alzaron contra la Constitución para derrocar al gobierno democrático e incluso dirigieron sus armas sobre la Casona, en La Carlota. Y allí salió una primera dama con cojones democráticos... Un magnicidio frustrado con más de 300 muertos entre civiles y militares. Esa historia, la hemos echado varias veces, en esta, casi treintena de años. Lo que si observo, es que los alzados mejoran cada año su forma de ver el acontecimiento. Ya se parece a la gesta de la batalla de Carabobo. Ustedes saben, que el vencedor cuenta la cosa; la escribe, la canta, la deforma y hasta los cobardes que se mearon los pantalones en esos actos, terminan como héroes y haciendo cosas increíbles que jamás hicieron. No me extrañaría, que un alzado terminaría contando una historia donde él solito hubiera cambiado los resultados, por un pelito más de heroísmo rojo. Al que le pique, que se rasque.

II

¿Qué pasó con la revolución? Eso será analizado en el término de la distancia, pero no precisamente por sus aduladores. No tendría valor alguno. Han pasado 22 años continuos sentados en Miraflores, o en algún bunker, escondidos,  por temor a un atentado descubierto por la inteligencia cubana. Pero, han estado con el poder en la mano. Han perdido apoyo popular, han tenido resistencia a su manía de querer meternos a juro, cucharadas de comunismo mal estudiado.  Han sido corroídos por una gigantesca corrupción. Y quizás, una de las cosas más grave, han destruido  la industria petrolera, que de ser una de las cinco empresas más importantes, en su rublo; la han puesto a nivel de indigencia. Y con ella, a todo un país. Han fracasado. Y siguen con el poder, gracias a una oposición desarticulada, errática. Pero, su tiempo, ya pasó.

Perdieron la oportunidad de lograr importantes avances, con la bonanza petrolera. Solo financiaron los viajes de Chávez por el mundo, en su frenética creencia que llevaba la espada de Bolívar por el mundo y persiguiendo afanosamente, un puesto como líder mundial y propiciador de revoluciones, en el tercer mundo. ¿De qué pueden vanagloriarse? ¿Cuáles han sido sus logros? Ellos tienen la palabra. Hay que preguntarle a la rata peluda de Rafael Ramírez, un choro inteligente;  tipos como Herman El Troudy, otro ladrón de siete suelas, que robó en las narices de Chávez con su cara de pendejo, bien administrada; y a todos esos babosos que han estado y siguen en Miraflores con sus cuentas repletas de dólares. Hoy, pienso que Chávez murió, hizo lo que le dio la gana. Y dejó a su familia millonaria, en un país destrozado, aniquilado, paupérrimo.

III

Se mantienen en el poder con 4 millones de votos, que asistieron a soportar su Asamblea y ante una ausente oposición, que cantaba con pajaritos preñados, con pajaritos en el aire, revoloteando alegremente. Sin embargo, mantener la AN con 249 diputados falsos, que no deberían estar allí y con un pueblo que no respalda esa Asamblea realmente, es un asunto que tiene sus consecuencias. No reflejan la realidad. En la calle, todo hiede a desgaste. ¿Quién quiere revolución? Ustedes saben, que la juventud ha cruzado fronteras; que la gente no está comiendo bien aquí. No digo, que come perra-harina, porque ese alimento es muy caro. Pero si digo que no come las proteínas necesarias. Entonces, el nivel de vida de los venezolanos está por debajo al de aquel venezolano de 1989, 1992, 1998. Cuando consiguieron los elementos, que soportaron su alzamiento. Es decir, estamos peor, en revolución.

Cualquiera podría imaginarse fácilmente, un gobierno que quiere mantenerse 500 años-como dicen-, pero secándose, envejeciendo con su caparazón y haciéndose añicos con el transcurrir del tiempo. Eso es la revolución. Un triste espectáculo, digno de ser retratado por Steven Spilberg, para que haga una película de cómo se cae una revolución sola.

Los revolucionarios, están pegando gritos en la AN, en cualquier parte, pero su fracaso se lee claramente en el mal estado de los servicios; en la ausencia de empleos dignos, en empresas famélicas como perro moribundo, en un estado general de deterioro, que parece un cáncer demoledor. Hoy me atrevo a decir, que la revolución se tiró tres pedos, falta que expire. Los gritos de Maduro en Miraflores, frente a una cámara de TV., no despiertan a la gente del 23 de Enero; no van a parar su caída inexorable, y tampoco podrán justificar su incapacidad en el bloqueo, por siempre. No.

-¿Qué opinas de la revolución ,poeta?-me pregunta un vecino en la esquina de Guanábano, mientras me tomo un cafecito-. Le miro a los ojos y le digo como le respondería un militar en desgracia: ¡Es una mierda!

 

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
Venezuela

JOSÉ ÁNGEL BORREGO, EL PAÍS NECESITA LÍDERES

Verdad absoluta. En un conglomerado destacan personas con ideas para solucionar asuntos comunes. Cada individuo observa, escucha planteamientos, decide sobre su ejecutoria y una vez visto el resultado, positivo claro, ofrece un voto de confianza, mudo o expresivo al embrión de líder que se estimula para nuevas acometidas. Se va forjando el adalid que alguna vez tendrá respuestas para grandes problemas; primero del municipio, luego del estado y al final del país. Un proceso que pocas veces elude el tinglado y permite que la gente juzgue por currículos más que por caras bonitas. Eso acontece en todo el globo y antes ocurrió en Venezuela. 

Ahora, como decíamos ayer, no hay líderes. Tan solo Nicolás Maduro y pecaríamos de mezquinos desconociendo su liderazgo intramuros. El hombre, percibido de reducido kilataje más por propios que por adversos, se irguió a ojos vista, aun entre tanta dificultad; y antes que languidecer se ha robustecido, no por dotes exultantes, sino por competidores inexistentes o pigmeos. Y no solo en la oposición. Tal vez esta asimetría sea mayor dentro del oficialismo, porque lo que no logró Chávez (un solo partido de gobierno) lo ha gestado Maduro quedando apenas un PCV debilitado y en UCI. 

Pese al amalgamiento a la brava, en ese coto rojo no destaca un solo dirigente con característica de líder porque cuando Maduro percibe “algo extraño” guillotina cuellos. Los más recientes degollados fueron El Aissami y Diosdado en ese mismo orden. Jura un colega palaciego que silenciar a El Aissami fue sugerencia de Diosdado. 

En la oposición qué te cuento..! Aquél aciago 5 de enero del 2016 cuando Ramos Allup ofreció la cabeza de Maduro selló su tumba. Luego Borges, cual Esaú bíblico, aceptó gustoso departir ententes opíparas con Jorge Rodríguez en Dominicana y Barbados negociando lentejas que no eran suyas. Todo, sépase, planificado desde Miraflores por consultores de Maduro. 

Lo anterior en lo político, pero tampoco existen líderes empresariales, ni sindicales, ni gremiales, ni estudiantiles, ni sociales ni de ningún sector respetable. Escapa lo episcopal aunque ahora prudente y poco urticarioso. Mientras tanto, Maduro se refocila. 

Llegamos hoy con apenas vestigios de aquella Venezuela de liderazgo descollante “auto-suicidado” por minusvalías e inhibiciones propias. Pero un país necesita líderes y es oportuno el momento para que se postule gente idónea. No necesariamente aspirantes presidenciales. Requerimos emprendedores con ideas interesantes; gerentes que revivan a PDVSA, influencers que descolapsen el marasmo empresarial, profesionales que encumbren luchas productivas, muchachos que vibren con la universidad. Hacen mucha falta. 

José Angel Borrego 
periodistaborrego@gmail.com 
@periodistaborr1 
Venezuela