domingo, 12 de febrero de 2017

CARLOS BLANCO, CONQUISTA DEL ESPACIO

CRISIS DE REPRESENTACIÓN

No es la misión de la NASA sino una manoseada tesis que suelen usar algunos dirigentes, la de “agarrar aunque sea fallo”. Ocupar los espacios, si hay más de uno. Meter el pie para que no cierren la puerta. En fin de cuentas, “del lobo, un pelo”. Esta versión desmejorada de la ambición política es moneda falsa, de circulación corriente en la esfera de las migajas, tan carente de ideas como ahíta de oportunismo.

La tesis de obtener espacios políticos tiene varias connotaciones. Una muy relevante es la de que los ciudadanos a través de sus representantes lograrían espacios institucionales, como ocurrió hace poco en Venezuela, al obtenerse algunas gobernaciones y muchos diputados a la Asamblea Nacional. El problema se presenta cuando esos espacios no son, en rigor, de los ciudadanos sino que los presuntos representantes usan a los ciudadanos para lograr sus cargos, pero, en realidad, no los representan. La crisis de representación existe en muchos países y en Venezuela también: los partidos y sus dirigentes no encarnan a la sociedad sino que la usan para que esta les ayude a conseguir sus empleos y, una vez obtenidos, dejan de lado a aquellos a quienes pidieron su voto o su apoyo.

Esta desventura tiene lugar porque los propios partidos y sus dirigentes padecen, a su vez, una crisis de representación interna: no consultan a las bases, no hacen elecciones libres y limpias, se escudan –como Fidel con el embargo– en las condiciones “externas” para desarrollar una peculiar forma de autoritarismo. Hay quienes tienen más tiempo en las direcciones de los partidos que muchos de los dirigentes que estuvieron al mando de la república democrática o han estado “enchufados” en la administración pública más que el mismo Chávez.

La crisis de representación es lo que ha generado el cortocircuito de opinión pública con la dirección opositora. Al no haber una circulación de representación entre el ciudadano, sus diputados y dirigentes políticos, lo que queda son chispazos de coincidencia entre la opinión pública y los debates parlamentarios; pero cuando el azar no contribuye, lo que restan son desencantos, por lentitudes, desatinos y elocuencia inane.

La única manera de resolver tanta disonancia es definir el objetivo principal: ¿salir del régimen lo más pronto posible?, ¿o marear la perdiz con un hipotético, impreciso y lejano reemplazo de Maduro en 2019? Si no se define con antelación el objetivo, los reglamentos y el cambio de caras no sirven para nada.


Cuando los representantes no representan el cambio se torna aventura inescrutable.

Carlos Blanco G.
@carlosblancog 
www.tiempodepalabra.com
El Nacional
Caracas - Venezuela

MARIANELLA SALAZAR, TRAICIONADOS Y EN LA ORFANDAD

UNA INSTITUCIÓN ULTRAJADA

Se le acabó el tiempo a esa dirigencia opositora que nos quitó los ánimos esperanzados y alegres que habían llegado a su clímax el día que anunciaron la “hoja de ruta” para salir constitucionalmente del régimen, pero, de inmediato, de forma inexplicable, por colaboracionistas o por pura cobardía, metieron un tremendo frenazo y desmovilizaron en seco a esa gran mayoría de ciudadanos dispuestos a acompañarlos.

Hay un sentimiento generalizado de que nos negociaron y entregaron en esa Mesa de Diálogo que solo sirve para darle más tiempo a un gobierno en fase terminal. Significa una traición. Y hoy, cuando Nicolás Maduro jura y perjura que mantiene contacto “permanente” con líderes opositores y asegura, además, que hay sectores de la MUD que “desean regularizar la situación del desacato constitucional y cumplir y acatar absolutamente las sentencias del TSJ”, desnuda a esa dirigencia amoral y termina por darles la razón a quienes plantean la necesidad de un movimiento unitario alternativo con un liderazgo transparente, frontal, por encima de todo coherente, que sea capaz de sacarnos de la orfandad.

Se les ha caído la careta, algunas demasiado, como la de Manuel Rosales, que sacó del “horno” (Manuel Rosales dixit: “No se le pueden pedir peras al horno”) la conseja del diálogo y la negociación política. La gente sabe que el gobierno escogió su oposición y candidato a conveniencia, lo que impulsará a abstenerse de votar llegado el momento electoral; esa será una acción política para castigar y repudiar a un sector de la oposición que solo inspira repugnancia.

Los candidatos con más posibilidades para aglutinar y garantizar un triunfo definitivo de la oposición son hoy presos políticos: Leopoldo López y Antonio Ledezma. Pretenden inhabilitar a Henrique Capriles para sacarlo del juego, con el beneplácito de sectores en la MUD y, aunque cueste creerlo, también en su partido Primero Justicia. En cuanto a la desafiante líder de Vente Venezuela, María Corina Machado, que ha demostrado tener el coraje a punto de extinción en la clase política, ha sido ninguneada en la MUD y atacada vilmente por el régimen que le ha declarado una guerra sin cuartel. En cuanto a los otros aspirantes presidenciales, ¿acaso inspiran confianza y respeto?; no es posible que continuemos votando por quienes nos inspiran repulsión.

Fui de las que votó en la elección de diputados por el candidato de la Unidad en el municipio Libertador, no había otra opción, y allí tenemos el resultado de su gestión en la presidencia de la Asamblea Nacional, ¡un tremendo bluff! que aspira a ser presidente de la República. El otro aspirante es el gobernador de Lara, Henri Falcón, que solo entusiasma a una parte de la disidencia chavista. Rosales, Falcón y Ramos: tres palos endebles para que la oposición termine de ahorcarse.

Una institución ultrajada.

El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, se sumó al coro contra las elecciones, según documentos publicados por Hernán Lugo Galicia en este diario –“Guía de Planeamiento del Ministerio de la Defensa, Comando Estratégico Operacional, 2017”–; la convocatoria a elecciones genera un “clima de desestabilización y desconocimiento de las autoridades legítimas”.


No es posible que sectores institucionalistas de la Fuerza Armada continúen indiferentes ante continuas violaciones de la Constitución y guardando silencio ante las gravísimas acusaciones que a escala nacional e internacional se hacen a esa institución por narcotráfico y corrupción. En un futuro también serán sujetos, por cómplices, a sanciones contenidas en la Convención de Naciones Unidas contra el crimen organizado global y delitos de lesa humanidad.

Marianella Salazar
marianellasalazar@cantv.net
@aliasmalula
El Nacional
Caracas - Venezuela

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ENTRE GRITONES, CAMORREROS Y ABUSADORES

PIDO LA PALABRA 

Y fue así como el país político hizo un salto (al vacío), un quiebre de erradas proporciones, en su historia política contemporánea.

La vida del país cambio casi radicalmente. Fue, quizás, el resultado más contundente que arrojó la llegada de la “revolución”. 

No hay duda. El país se descompuso. Pero no sólo se imprimieron daños a su estructura urbanística, a su condición moral y a su dirección de vida. También, se afectó en cuanto al régimen político que se estableció luego del advenimiento de una pléyade de militares defraudados y derrotados por decisión propia. Pero igualmente, por la desesperación de verse y sentirse asfixiados por la voracidad de gobernar en nombre de una historia por ellos mismos usurpada.

Desde que este grupo de equivocados conductores de procesos políticos, sin conocimiento alguno de los modos de operar la política apostaron a alcanzar propósitos sin mayor contenido, además con determinaciones infundadas sobre postulados militares con lo cual ganaron el espacio político necesario para gobernar un país sacudido por la crisis de Estado que venía desarrollándose desde la década de los ochenta, Venezuela comenzó su veloz rodada cuesta abajo. Sin un freno que al menos paliara los desórdenes que sus atribulaciones fueron causando en tan perturbado recorrido. Su interés estuvo centrado en generar más reacciones pasionales, que lo que sus promesas y ofertas electorales habían planteado. Detrás de cada pretendido programa o acción de gobierno, iba disfrazado toda una ristra de objetivos preparados alevosamente con el único fin de enquistarse en el poder a costa de todo.

 “El poder por el poder”. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Consignas éstas que sin necesidad de ser divulgadas, iban camufladas. Aún así, no dejaban de exudar el hálito corrosivo del fascismo. Por cierto, bastante disimulado. Para entonces, estaba ya asintiéndose un estilo de gobierno con aires despóticos. Los años del primer quinquenio del siglo XXI, comenzaron a trazar un camino con un nauseabundo olor a totalitarismo. Aunque fumigado con aires de un populismo embadurnado por los abultados ingresos que sólo podía conseguirse del mercado petrolero.

De hecho, estos militares con ínfulas de gobernantes, comenzaron a afilarse las uñas para de esa forma afincar sus ambiciones políticas en cuanto proyecto de gobierno presentaban al país. Fue momento para dar cuenta de una reforma constitucional que pretendió imponerse por vía de la coerción y la amenaza. Pero esta idea no logró levantar el vuelo que la perfidia de sus estrategas calcularon. Sin embargo, apelaron a la fuerza de los poderes públicos en sus manos. Y fue así como el país político hizo un salto (al vacío), un quiebre de erradas proporciones, en su historia política contemporánea. Se abrió un nuevo período de mayor beligerancia cuyo espacio en el tiempo consintió que se dieran nuevas contingencias que, a su vez, permitieron las posibilidades para poner de manifiesto la procacidad e irreverencia contenidas en las vísceras de estos militares.

Fue así como se llegó a la segunda década del siglo XXI. O sea, entre golpes y traspiés. Pero que, sin pausa pero con prisa, fueron desacomodando la democracia que con dificultad logró instalarse desde 1958. La ideología sobre la cual se montaba el encubierto totalitarismo, mal llamado socialismo, desbordó el terreno político para intervenir espacios de la sociedad y hasta de la familia venezolana. Y aunque a la actualidad, todavía no se ha establecido una ideología única de manera obligatoria, el panorama viene decreciendo y oscureciéndose a consecuencia del carácter impositivo y carente de toda sentimiento de desarrollo económico y social, propio del estilo del régimen militarista. Sobre todo, cuando cada morisqueta del cancerbero mayor es recibida por su gente entre aclamaciones y aplausos. Particularmente, sin llegar a reconocer el tamaño del daño que está haciéndose sobre el futuro de la nación. Quizás por desconocimiento o simple interés, dado el beneficio que creen poder recibir en el curso de sus halagos y alabanzas ante el poder. O sencillamente, porque actúan sin entender que su proceder sólo refleja cruda manipulación que se da al interior de un macabro juego político realizado entre gritones, camorreros y abusadores.

VENTANA DE PAPEL
¡ABAJO CADENAS!

Tristemente, las cosas en este país se desenvuelven al revés. Y asimismo se resuelven.  En esta onda de graves contradicciones, se violenta la Constitución, se atropella al ciudadano, la corrupción rebasa los límites de la arbitrariedad, la violencia social cunde toda realidad. ¿Y qué decir de la violencia política o la violencia institucional, cuando las realidades se ven aplastadas por sus efectos?

Las instituciones gubernamentales casi ni funcionan pues lejos de sus objetivos, se han dedicado al proselitismo político con cínico descaro. La administración pública se extravió entre compromisos foráneos que, por extemporáneas razones, desatendió su naturaleza como servidora de la ciudadanía y garante de justicia.

En medio de tal revuelo, había que justificar las ejecutorias del gobierno mediante la imposición de un modelo político que no sólo encubriera tan exagerados disparates, sino también que permitiera el desorden administrativo como fundamento de una mal llamada “revolución bolivariana”. Así, con la depravación que representaba sustentar tanta dispersión de recursos y esfuerzos, tanta desintegración del sentido venezolanista sobre el cual se han forjado valores cívicos, morales y familiares, surge el término “socialismo del siglo XXI”. Precisamente, para retrotraer el país hacia niveles de depauperación económica, debilidad social y anemia política. Por eso se exalta la pobreza y se alaba la miseria.

En esas condiciones, será fácil incitar conductas de genuflexión y subordinación que permitan al gobierno erigir una sociedad de uniformados, sumisos y aduladores. Pero la Venezuela demócrata no es dócil. La historia ha demostrado su tenacidad. La sociedad venezolana siempre ha actuado entendiendo que “la fuerza es la unión” y según el sabio aforismo convertido en grito de lucha: ¡Abajo cadenas!


 “En el seno de todo gobierno que acude a la fuerza para imponer sus decisiones, sólo se consigue entre los recursos a los que apela para acometer sus propósitos, la miseria humana de sus gobernantes”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Merida - Venezuela

EDUARDO FERNANDEZ, VENEZUELA

TRANSICIONES

He dedicado mis últimos artículos a comentar ejemplos exitosos de transiciones interesantes de la dictadura a la democracia… También los venezolanos hemos dado ejemplos de inteligencia y de patriotismo en circunstancias dramáticas.

He dedicado mis últimos artículos a comentar ejemplos exitosos de transiciones interesantes de la dictadura a la democracia. Hemos visto los ejemplos de Polonia, Chile, Sur África y España. En todos esos casos terminaron prevaleciendo dos valores: la inteligencia y el patriotismo.

Vale la pena recordar que también en Venezuela hemos tenido momentos luminosos en los que ha prevalecido la inteligencia y el patriotismo. Uno de esos momentos fue cuando los tres jefes políticos más importantes de su tiempo: Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, suscribieron el Pacto de Punto Fijo que nos dio cuarenta años de República Civil.

El Pacto de Punto Fijo tuvo el mérito de haber sido suscrito antes de conocerse cuantos votos tenia cada uno de los partidos. Los firmantes no sabían cuál de ellos iba a ser el presidente en el próximo periodo constitucional. Los tres se comprometían a respaldar al que resultara electo en las elecciones que se celebrarían unos meses más tarde.

Otro mérito del Pacto de Punto Fijo es que estaba acompañado de un programa común. Ganara quien ganara todos se comprometían a llevar adelante un programa de beneficio para la nación entera.

El signo del Pacto de Punto Fijo fue el de la unidad y el de poner los intereses de Venezuela y de los venezolanos por encima de los intereses partidistas o personales.

El partido comunista fue excluido del Pacto de Punto Fijo por dos razones: en primer lugar, por su subordinación a los intereses de una potencia extranjera como la Unión Soviética y, en segundo lugar, porque el PCV proponía una dictadura del proletariado. Y los venezolanos queremos vivir en democracia y no en dictadura. Ni siquiera del proletariado.

Fue una lástima. El PCV venia cargado de méritos por la lucha sostenida en contra de la dictadura de Pérez Jiménez. A veces me pregunto si la inclusión del PCV en el acuerdo de Punto Fijo hubiera contribuido a la cultura democrática de ese partido y nos hubiéramos ahorrado la dolorosa política de violencia y de sangre que inspiró, en muchos militantes de la izquierda, el ejemplo de Fidel Castro.

También los venezolanos hemos dado ejemplos de inteligencia y de patriotismo en circunstancias dramáticas.

Hoy, Venezuela está viviendo unas circunstancias tan dramáticas que requieren, más que nunca, de la inteligencia y del patriotismo de todos sus hijos y, particularmente, de sus líderes políticos.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
@EFernandezVE
Miranda - Venezuela

ANDRÉS HOYOS, LA IRA DEL HOMBRE COMÚN, DESDE COLOMBIA

SUELE TERMINAR MUY MAL

Vivimos en tiempos de la ira del hombre común. Uso la palabra hombre en el sentido tradicional de “ser humano”, como la usa Aaron Copland para titular su famosa fanfarria, aunque no se me escapa que hablo de una ira que afecta más que todo al género masculino. De hecho, las mujeres fueron las primeras en reaccionar contra Donald Trump al día siguiente de su posesión. No sé si exista la ira de la mujer común, pero en todo caso será distinta y menos potente que su contraparte masculina.

En aquellas épocas que llamamos normales sin saber muy bien a qué nos referimos, el hombre común se muestra más o menos tranquilo y se contenta con ejercer sus prejuicios en privado. Pero, sin previo aviso, puede saltar de la pasividad al frenetismo, de la indolencia al deseo de aplastar al diferente, de la insignificancia al peligro. Lo que desata la ira del hombre común es alguna frustración constante, el desprecio reiterado de alguna élite, una acumulación de detalles aparentemente insignificantes, eso siempre y cuando surja un caudillo que canalice su ira, un ídolo sobre el cual el hombre común pueda volcar sus pasiones, un hombre poco común al que el hombre común pueda entregarse.

El alemán que se afilió al partido nazi y cometió atrocidades vistiendo el uniforme gris rata era un hombre común; los comisarios que enviaban a miles al paredón durante la Revolución bolchevique eran de lo más comunes; tanto los militares que en Colombia torturaban, como los paramilitares que masacraban y los revolucionarios que secuestraban y aplicaban un tiro en la nuca a sus secuestrados eran todos gente común.

El hombre común —según lo hemos visto hace poco en los seguidores de Trump y un poco antes en los de Chávez— se aferra a una serie de “verdades” inamovibles con una irracionalidad a prueba de balas. El hombre común resiente como lo peor que gente más educada, más elocuente que él, o simplemente diferente, le explique sus errores o le señale sus prejuicios. Considera que esas explicaciones y señalamientos son afrentas inaguantables; debe haber algo en extremo perverso, algo diabólico en un discurso de apariencia sólida que contradice sus “verdades”.

Los caudillos que tienen éxito en los tiempos de la ira del hombre común son aquellos que aprenden a hablar en el idioma de esa ira, que retroalimentan esas “verdades” con explicaciones maniqueas y descaradas. Quienes intentan reflexionar, matizar o desmenuzar lo que pasa son unos mentirosos y unos traidores. Y se notará que lo son porque se exasperan ante la irracionalidad del hombre común, ante su testarudez. Sí, lo verde es amarillo, el círculo es cuadrado, ¡y qué!

Por todo lo anterior, la ira del hombre común suele terminar muy mal. Un día, sin embargo, el hombre común tal vez regrese a su antigua pasividad y se alce de hombros. Dejará su ira, al tiempo que no sentirá remordimiento por el daño causado. No querrá explicar nada, no aceptará ninguna culpa, volverá a enjaular sus demonios y entrará a hibernar para años después, quizá, volver a despertar, si no le llega antes una muerte común, que lo sorprenderá rodeado de otros hombres, mujeres y niños comunes.

Tratados uno a uno y lejos de los caudillos que los enloquecen, estos hombres comunes pueden ser agradables y serviciales. De nada sirve vociferar contra el hombre común. La gente común es la mayoría de la humanidad. Uno, ufano o no, a veces también puede ser de lo más común.


Andrés Hoyos
andreshoyos@elmalpensante.com,
@andrewholes
Colombia

MARIA CELSA RODRIGUEZ, MORENA LA REINA DEL DRAMA DESESTABILIZADOR, CASO MEXICO

Andrés Manuel López Obrador es el candidato de la izquierda peligrosa a la presidencia de México que busca hacerse con el poder a como dé lugar, y para ello fogonea desde hace tiempo un golpe de estado contra Peña Nieto, escondido tras una peligrosa red de mafias que dirige su partido MORENA.
Ya ha fracasado estrepitosamente como candidato a presidente en dos oportunidades: la primera vez en el 2006 con la Coalición por el bien de Todos y la segunda vez en el 2012 por la coalición Movimiento Progresista. Desde hace tiempo que está “en campaña”, financiada desde el exterior, en que su partido MORENA (Movimiento Regeneración Nacional), le sirve de trampolín para las elecciones del 2018 en las que sueña, llegar a Los Pinos a pesar que muchos lo consideran que es un peligro para México, porque orquesta una violenta y anticipada ruptura institucional.
En su larga “campaña” política, ya ha intentado cinco veces provocar un golpe de Estado, en una nota publicada en el diario La Jornada del lunes 3 de junio de 1996, donde se analizaba un ensayo hecho por López Obrador, titulado “La Defensa de las Instituciones y Rechazo a la Renuncia Presidencial”, se afirmaba que: “desde el extranjero y vinculado a grupos políticos y económicos que traicionan al régimen, se prepara un proyecto para deponer al presidente Ernesto Zedillo”. Hoy nuevamente López Obrador está obsesionado con hacer caer el gobierno de Peña Nieto, porque busca llegar al poder a través de un golpe y no por medio de las urnas, porque sabe que perderá las elecciones venideras.
Varias veces ha pedido la renuncia del presidente alegando que es un incapaz. En Twitter en el 2014 escribió: “Existe el rumor de que Enrique Peña Nieto está enfermo. No lo creo, ni lo deseo. Pero es una buena salida para su renuncia por su evidente incapacidad”. Mientras que en su muro de Facebook dijo: “Peña Nieto debe renunciar a la presidencia antes del primero de diciembre. Por su ignorancia o mala fe está dañando gravemente al país. Los hechos demuestran que la economía permanece estancada, agobia el desempleo, prevalece la violencia y el gobierno se ha corrompido por completo […] debe renunciar para evitar más tragedias”. Y en una conferencia dictada en los Estados Unidos, llamó a “derrocar al régimen” sin pelos en la lengua.
Nuevamente lo intentó cuando el ahora Presidente Donald Trump visitó Mexico en su condición de candidato a la Casa Blanca, argumentando que Peña Nieto se estaba inmiscuyendo en las cuestiones políticas y electorales de otro país. Algo que resulta contradictorio cuando él mismo se propone “ir a Estados Unidos a crear un Frente Cívico en Defensa de los Migrantes, en contra de la xenofobia”, y comenzará una gira en febrero por Los Ángeles, El Paso, San Francisco y Nueva York, donde intentará “convencer a todos, incluidos los mismos estadounidenses, que las acciones de Trump son contrarias a los derechos humanos”.
Ahora es el Gasolinazo y los saqueos, prueba de ellos es el informe de la División Científica de la Policía Federal (PF) (Ver informe: https://drive.google.com/file/d/0B1u2lQxjxhtZNGRTcGV5bTlYZ1U/view) que entre los días 1 y 5 de enero del presente año en las protestas “espontáneas” por el aumento en las gasolinas, Andrés Manuel López Obrador (otra vez MORENA) figura entre “Los promotores de actividades en contra del gasolinazo”. Allí se puede ver dónde y cuando tuvieron lugar los eventos.
Cuenta con varios aliados fuertes en los movimientos de izquierdas, y entre los campesinos, como el Líder de Autodefensa Jorge Vazquez que apoya la revolución y propone tomar el gobierno por la fuerza. También algunos sindicatos docentes hicieron que se presionara desde la gran movilización que incluyó a 11 estados contra el gobierno. Los sindicatos que lo apoyan son la Universidad Autónoma de México (UNAM), el Instituto Mejicano de Seguro Social (IMSS), el Sindicato Único de la Industria Nuclear, la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), los Tranviarios y los trabajadores del Colegio de Bachilleres. Y trabajadores y organizaciones de los Estados de Sinaloa, Yucatán y Guerrero. Y todos apoyan un golpe de estado popular.
Lopez Obrador no acepta debate alguno, admira a Fidel Castro y ha dicho que le gustaría ser un Lula da Silva a la mexicana, ambos personajes siniestros del Socialismo del Siglo XXI en América Latina.
Hay que reconocer que la presidencia de Peña Nieto ha sido bastante discreta muy a pesar de ser del PRI y que mantiene una economía relativamente estable, pese a la fuerte devaluación del peso mexicano frente al dólar.
Sin embargo, MORENA orquesta desde hace tiempo una ruptura institucional violenta y expone argumentos que los medios y los manifestantes a sueldo intentan instalar, a través de la teoría del pánico, mientras los saqueos continúan fortalecidos por los infiltrados, grupos de choques y gente preparada para hacer daño y romper todo a cambio de los pagos que reciben. Pero los mexicanos parecen haber comenzado a darse cuenta que todo está armado para desestabilizar al gobierno, incluso se han visto a policías participando de los saqueos y hombres armados en la calle dispuestos a matar. Por lo dicho, la gente no piensa entregar su libertad, sus derechos y su futuro a aquellos a quienes no les importa destruir a México para saciar su hambre desmedida de poder.
La izquierda mexicana, como en todas partes, continúa intentando engañar y manipular a la población a través de MORENA, mientras disimula su intención de imponer un régimen autoritario que busca beneficiar a unos pocos mientras destruye las libertades del resto de los mexicanos, víctimas de un candidato que incentiva fomentar la confusión para reinar, y engullirse de ese modo la república.
* Informe especial de María Celsa Rodríguez Mercado para Fundación  HACER
María Celsa Rodríguez  maricelrm10@gmail.com  Fundación HACER  @ebiglione    @ChacoRealidades Argentina

ALBERTO MEDINA MENDEZ, LA EDUCACIÓN EN CLAVE SALARIAL, CASO ARGENTINA

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

A esta altura del año y en especial en estas latitudes, los dirigentes sindicales aparecen en los medios de comunicación exigiendo incrementos salariales, los gobernantes intentan moderar esas aspiraciones, y los educadores promueven sus mezquinos intereses preparando el terreno.

El tema parece eterno. Se trata de la inagotable controversia acerca de cuáles deben ser los parámetros de las remuneraciones de los docentes. Sobrevuelan la polémica aspectos éticos, consideraciones subjetivas y una aureola que convierte el asunto en algo solemne, sagrado  e incuestionable.

 De un lado del mostrador los profesores y maestros se ocupan de exaltar su labor convirtiéndola en el eje absoluto de la vida en comunidad. Bajo el paraguas de una interminable lista de trilladas frases hechas pretenden colocar el debate en un pedestal de opinable majestuosidad.

Del otro lado, un Estado paternalista, siempre políticamente correcto y extremadamente culposo, intenta hacer malabares para encontrar ese punto intermedio que no coloque a los gobernantes en un lugar incómodo y que los muestre genuinamente preocupados con el futuro del país.

Toda esta parodia, repleta de hipocresía y ausencia de sentido común, finalmente se resumirá en un frio número que surgirá de la negociación entre las dos despiadadas corporaciones. Sindicatos y Estado, fumarán la pipa de la paz, a regañadientes, alcanzando un acuerdo salarial que pagarán todos los contribuyentes y regirá hasta el año entrante, cuando vuelva a reeditarse esta patética escena circular.
No existe duda alguna que la educación es trascendente para una sociedad, pero también se sabe que su calidad no depende de los niveles salariales de los actuales docentes. Abundan pruebas al respecto. Un fabuloso salario no convierte a un pésimo educador en uno excelente, ni tampoco al revés.

El problema de fondo sigue siendo que estas pulseadas están lideradas por dos enormes monopolios legales. Esa palabra es detestada por la mayoría pero paradójicamente en estos asuntos se acepta sin pudor. Es extraño que la gente aborrezca las posiciones dominantes en las actividades lucrativas y en estos menesteres aplauda vigorosamente que el Estado y los gremios manejen todo sin competencia alguna.

Suponer que la educación mejorará como consecuencia de una discusión sobre como se actualizarán los salarios es una falta de respeto a la inteligencia cívica. Nada evoluciona mágicamente de ese modo, sin embargo los docentes siempre reiteran la desgastada cantinela de que si no están bien pagados no pueden ser eficientes a la hora de dar clases.

Que alguien deba destacar la relevancia de los incrementos a su propio sueldo es un hecho vergonzoso. Son los usuarios, directos e indirectos, del sistema los que tienen autoridad moral para afirmar eso. Nadie aceptaría que un comerciante diga que merece mayores utilidades. El debe ganarse, como todos, ese derecho ofreciendo buenos servicios, a un excelente precio y conseguir que los consumidores lo hagan alcanzar sus pretensiones.

Tiene muy poco de ético, presionar a la sociedad, tomar de rehenes a padres y alumnos, para conseguir una mejora en los ingresos. Aun cuando las metas sean conquistadas y esas herramientas fueran efectivas, la inmoralidad del proceso deslegitima cualquier argumento utilizado.

No toda la culpa la tienen los desprestigiados líderes sindicales y los manipuladores políticos de siempre. Buena parte de la responsabilidad recae en esos docentes que se ufanan de una supuesta superioridad que hace que toda la comunidad tenga el deber moral de protegerlos y de una sociedad hipócrita que recicla crónicamente su inocultable doble discurso.

Esos ciudadanos que repiten hasta el cansancio que hay que mejorar el sistema educativo, son los mismos que luego respaldan aumentos lineales, donde no existen criterios que evalúen méritos profesionales, exijan mayor compromiso o establezcan resultados mínimos razonables.

Nadie, en la vida cotidiana, quiere pagar mucho por algo malo. Sin embargo en temas educativos, la gente parece estar dispuesta a alentar reclamos salariales, a sabiendas de que el alumno que egresa de la escuela no tiene el nivel esperado. Un absoluto sinsentido gobierna el debate.

No parece razonable deliberar acerca de los salarios sin incorporar a la discusión el producto final que se espera a cambio de esa compensación. No se pagan retribuciones mejores o peores con independencia del servicio que se presta, sino justamente para lograr un óptimo rendimiento deseado
.
Demasiados docentes creen con convicción que “merecen” un buen salario y que hacen lo que pueden, y por lo tanto no se sienten responsables de cómo culmina todo el proceso. Que alguien egrese del sistema, sin saber leer, escribiendo con errores ortográficos y con visibles dificultades para comprender textos simples o hacer operaciones matemáticas, no es un tema que para muchos de ellos tenga vínculo con sus remuneraciones.

Sería deseable que la misma pasión que los docentes, sus representantes gremiales y la sociedad le ponen a lo salarial, puedan invertirse en demandar una calidad equivalente para que los alumnos que emergen del sistema sean una satisfacción para todos y no un grupo de personas que terminen resignándose a convivir con la mediocridad.

En esta ocasión todo culminará como siempre. Unos se enojarán, los otros buscarán apaciguar los ánimos y luego de toda esa pantomima, alcanzarán el ansiado nuevo acuerdo. Demasiado esfuerzo para contentar a la tribuna, para que los salarios docentes finalmente se adecúen, pero el sistema siga funcionando igual. En definitiva, la educación en clave salarial.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@arnet.com.ar
albertomedinamendez@gmail.com
@amedinamendez
Argentina

JOSÉ ERNESTO PONS BRIÑEZ, “EEUU: LAS RELACIONES INTERNACIONALES PRIORIZADAS EN LOS DDHH”

CUBA Y VENEZUELA EN LA AGENDA

Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, declaro recientemente que: “EEUU revisará y evaluará sus políticas con Cuba, basados en el respeto que exista en esta Isla, en cuanto a los DDHH.” Esta medida, aceptada por todos los demócratas latinoamericanos, viene acompañada con el profundo deseo de que se realice desde la nación norteamericana, como de la ONU y la OEA; logrando determinar las distorsiones existentes en América Latina.

Spicer aseguró que el presidente, D. Trump, “está comprometido con una agenda que garantice los Derechos Humanos para todos los ciudadanos del mundo”, por lo que ese tema ocupará un lugar “principal” en la revisión de la política con Cuba, reseñó EFE. Dando u ofreciendo así, la apertura del perfil en el cual esta administración norteamericana se manejaría sin mencionar los intereses subyacentes, que existirán en toda convivencia continental.

El caso Venezuela, posee mucha tela que cortar, en tan áspero recorrido, la igualdad paso a ser un cuento del nunca jamás, la casta revolucionaria discrimina  entre la libertad y la igualdad, y las distinciones que existen entre la religiones, el sexo, y la condición política diferentes a la de esta especie de ungidos por la riqueza petrolera venezolana, que por cierto ha generado para sí, en estos últimos 25 años, para fines políticos y no para el desarrollo económico de todos los venezolanos.

Con los estándares ofrecidos por la administración “Maduro-Chávez”, la gente no vive sino, sobrevive en condiciones precarias, sometidos a la bota militarista, tal cual esclavitud moderna. Los Cuerpos represivos del estado, someten a tortura y trato cruel a todo aquel que se les resista y coloquen a la democracia como bandera política; el sector empresarial cada día más débil, es sometido dentro del marco jurídico más frágil y acomodaticio que existe en Latinoamérica. Por lo cual, esto se traduce a la aplicación caprichosa de la ley y la justicia.

La participación protagónica, es reducida, a las marchas donde los empleados del gobierno nacional, obligados  a cargar los colores y fetiches revolucionarios, actúan como mirones de piedra ante tanta injusticia. La propiedad privada, esta sujeta a los intereses particulares de los personeros del régimen, cuyas ansias de enriquecimiento los lleva a arrastrar a la muerte a ciudadanos, familias y grupos, propietarios de bienes de producción.

En este cúmulo o sumatoria de miserias, estos pueblos desguarnecidos de todo Derecho Humano, luchan con pujante esperanza por una democracia y un gobierno que no sea más de los mismos. Que logre darle a nuestro país, la vida digna que nos merecemos. Es por ello que, a pesar que tengamos que padecer los males de los remedios a recibir para salir de tan profunda enfermedad; pensamos que con el tapiz de los DDHH de guía, seguramente lo asumiremos con gran esperanza.


Jose Ernesto Pons Briñez
 buzondecorreodejosepons@gmail.com
@joseponsb
@ascenso_social
Movimiento de Acenso Social/MAS
Zulia – Venezuela


JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, "SUCRE, EL HEROE DE LA GLORIA"

LAS ARMAS PARA DEFENDER LA LEY

Sucre, el ciudadano; Sucre, el magistrado; Sucre, el patriota; Sucre, el vencedor; Sucre, el hombre de virtudes; Sucre, el soldado que no afligió a su patria de vergüenza y deshonor.

Tal fue la plenitud de su existencia que pareciera descubrirse en él varias vidas humanas. Lo que en otros distinguió como una predominante, ejemplar y rotunda cualidad, Sucre tuvo varias a la vez, diversas facetas que se congregaron en un hombre modesto que sin perder su dignidad prefería rechazar los honores y dedicarse afanosamente a su deber.

Pocos, escasísimos hombres de nuestra independencia, reúnen tan compleja y admirable presencia de virtudes, de posibilidades y de obras que lo testimonian y lo exaltan con mérito sublime a lo que los antiguos denominaban gloria: kleos, cloria, fama, esplendor, grandeza.

JOSÉ LUÍS MÉNDEZ LA FUENTE, A UN CUARTO DE SIGLO DEL GOLPE DE ESTADO DE FEBRERO 4

DE LA AUREOLA A LA CORONA DE ESPINAS

Se cumplió este 4 de febrero,  un  cuarto de siglo del  golpe de estado intentado por el teniente coronel Hugo Chávez Frías  en contra del gobierno  de Carlos Andrés Pérez.  Recordar  una fecha  como ésa,  en la cual hubo víctimas fatales además de  violencia contra las instituciones legítimas del Estado, no tendría  mayor sentido, si no fuese  porque una vez más en la historia de Venezuela, lo que no es ajeno a las otras historias, se busca manipular los hechos y la verdad acerca de lo sucedido, con opiniones y mentiras.

Desde prácticamente su llegada al poder, apenas unos siete años más tarde, en esta ocasión por la vía democrática, la misma que había llevado a la presidencia a CAP en diciembre de 1988, Chávez puso dentro de su agenda  de propaganda, el golpe del 4 de febrero, que por arte de magia comenzó a ser visto como un acto casi heroico de raíces populares, una especie de reivindicación contra un gobierno opresor del pueblo con sus medidas capitalistas y neoliberales.

Aquella rebelión militar, así vista, a través del tamiz ideológico del chavismo y de los intereses de clase del grupo dominante, no había sido un golpe de estado como decían los enemigos del nuevo gobierno, sino una auténtica revolución que había tenido ya un prolegómeno en la protesta  del pueblo contra el oprobioso gobierno de CAP, en febrero del  año 1989, y que alcanzaría su cenit, después  del  “por ahora”, con el triunfo electoral de Chávez en diciembre de 1998.

En relación con aquel supuesto antecedente, no es difícil comprender, basta simplemente con atar cabos, después de escuchar repetidamente tales argumentos en estos tres largos lustros de chavismo, que en realidad si hubo algún plan, una especie de mano peluda para decirlo en criollo, detrás de aquellas manifestaciones violentas de febrero 27 y 28 del año  89, presentadas como  espontáneas; sino ¿de qué otro modo se pueden explicar dichos sucesos? pues CAP tenía apenas un mes escaso en la presidencia, a la que acababa de arribar con la más alta votación de la historia y su paquete de medidas económicas, supuestamente la causa del descontento, estaba empezando a aplicarse en algunos renglones.  

De manera que ni siquiera es exacto hablar de una revolución. Si hacemos caso al chavismo, se trataba de todo un proceso revolucionario, escribiendo una historia nueva, con bases ideológicas tomadas del  pensamiento de Bolívar, de Ezequiel Zamora y de Simón Rodríguez, como se ha llegado a decir alegremente en más de una ocasión, que rompió las estructuras corruptas del Pacto de Punto Fijo y acabó con el monopolio del poder, usufructuado por Acción Democrática y Copei durante cuatro décadas.

Tal vez lo único cierto de todo lo anterior, es la pérdida del poder por los dos partidos tradicionales del estatus quo, hasta ese momento. Pero lo que no se puede es mezclar la victoria de Chávez en las presidenciales del año 99, con el golpe de estado del 92, para luego concluir que la primera fue continuación de la segunda, o que el pueblo cuando votó por Chávez  avaló también la “revolución” que había comenzado en febrero del 89, o lo que es peor, el golpe de estado del 92.

Se ha llegado a la desfachatez de bautizar al 4F, como el Día de la Dignidad. Una fecha que en cualquier momento, más bien extraña que aún  no lo hayan hecho, será celebrada en el calendario de fechas patrias, junto con el 19 de Abril o el 5 de Julio. Por qué, evidentemente, no se puede meter al  Padre de la  Patria en este paquete revolucionario, sin no es con la intención de equiparar al golpe de estado del 92, o al menos, dejar la posibilidad abierta, con el proceso de lucha independentista contra la corona española, el otro imperio; no importa si en aquel entonces, durante los eventos de 1810 y  1811, el  joven oficial Bolívar, aun no era el gran protagonista que fue más tarde  en la  guerra  de  independencia.

Pero si el papel lo aguanta todo, el pueblo también. Si como ya expliqué en un artículo anterior, refiriéndome  a que para el señor Trump, los hechos como tal no existen, sino más bien la opinión que la gente tenga de ellos; es posible, entonces, que los venezolanos terminen creyendo que lo del 4F fue efectivamente una acción revolucionaria justificada y no un golpe de estado contrario a  la ley y a las instituciones; será cuestión de esperar.

Lo que si no cambia es esa percepción que tienen los venezolanos, durante los últimos cuatro años, de la realidad a su alrededor, la cual no es comparable, en modo alguno, con aquella otra realidad del segundo gobierno de CAP o de alguno de los gobiernos que conformaron eso que Chávez denominó, para desmarcarse de élla,  como la  IV República. Una realidad económico-social y política, que bajo los criterios ideológicos del chavismo justificaría no uno, sino varios golpes de estado en todo este tiempo.

Desgraciadamente, aún hay quienes esperan a que un nuevo Chávez aparezca como la  solución mesiánica a todos nuestros problemas.


Jose Luis Mendez
Xlmlf1@gmail.com
@Xlmlf
Miranda - Venezuela   

ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN, "PAZ Y RECONCILIACIÓN"

                        LA VERDAD REQUIERE HONRADA HUMILDAD

Para   enrumbar a Venezuela por los caminos de la prosperidad,  la convivencia y la paz, necesitamos superar ese largo clima de confrontación y enfrentamiento que nos está llevando al abismo e impide superar las gravísimas crisis (moral, económica, política, productiva, social)  que están carcomiendo las entrañas de la República. ¡Son ya demasiados años de promesas, improvisación, ineficiencia  y medidas desacertadas que  han traído ruina, violencia y divisiones!  

La paz se construye sobre las bases del diálogo,  la verdad, la justicia y el perdón, pero exige también  competencia,  prosperidad, trabajo digno y bien remunerado,  seguridad, observancia de las leyes,  cumplimiento de la Constitución,   acceso sin humillaciones ni colas a los bienes y servicios esenciales.   

Reconstruir la paz y la  convivencia  ciudadana   va  a exigir a  todos cambiar la confrontación y hostilidad por el  respeto; las ofensas por el  diálogo y la negociación;  la desconfianza por convergencias y alianzas;  la soberbia por humildad; la retórica y el ocultamiento de la realidad por políticas eficientes que resuelvan problemas; la mentira por la  verdad.  Cuando la verdad no es reconocida e incluso es negada y se miente abiertamente, no es posible la reconciliación y se producen quiebras y desencantos  en el camino hacia ella.  

La verdad requiere honrada humildad, es decir, deponer el orgullo que consiste en la defensa absoluta de una causa, sin ojos para ver las consecuencias de esa causa que, en teoría y en el discurso,  puede sonar como muy buena. Las causas y banderas por las que se lucha pueden parecer dignas y, en consecuencia,  también su firme defensa; sin embargo pueden estar también atravesadas de indignidad,  ignominia y resultados desastrosos.  La honradez en reconocerlo hace posible asumir la verdad y caminar con pasos firmes hacia la reconciliación y la superación de los problemas.   La verdad implica también reconocer la situación problemática y superar la tentación de confundir deseos con hechos, culpar siempre al otro de los errores,  y  negar la historia reescribiéndola a conveniencia de los que mandan.

El orgullo y la ceguera, disfrazados de patriotismo y amor,  llevan  a la impunidad, el autoritarismo  y a la negación de la democracia y la  justicia. La impunidad es una verdadera lacra social y política que favorece la corrupción,  los abusos y las conductas delincuenciales. En Venezuela, la delincuencia se está convirtiendo  en una forma de vida y cada vez más personas viven hoy de ella,  como nos lo está evidenciando el auge desmedido e incontrolado  de todos los tipos de especulación,  bachaqueo y apropiación, y reventa de los productos regulados. No es posible que se utilice el hambre para ganar fidelidades, obtener dividendos politiqueros y castigar a los adversarios.  Actuar de este modo no sólo supone una gran inmoralidad, sino que contribuye al hundimiento del país porque lleva a la desvalorización del estudio, el trabajo, la responsabilidad  y el esfuerzo.  No puede ser que cualquier persona, civil o militar,  bachaqueando o matraqueando gane en un rato  más que lo que gana un profesional con su trabajo.

 La reconciliación exige justicia, pero tampoco podemos confundirla con venganza. El deseo de venganza sólo engendra violencia y transforma el deseo de liberación en odio. Necesitamos abandonar nuestros dogmas y  prejuicios  para  enrumbar a Venezuela por el camino hacia la verdad que libera, la justicia que restaura y el perdón que dignifica.

Antonio Perez Esclarin
pesclarin@gmail.com
@pesclarin
Zulia - Venezuela