sábado, 21 de agosto de 2021

AQUÍ TITULARES DE HOY SÁBADO 21/08/2021 PULSA SOBRE EL TÍTULO PARA LEER

     

MIBELIS ACEVEDO: CAUSALIDAD

“El hombre de acción es el que en una coyuntura singular y única, elige en función de sus valores e introduce en la red del determinismo un hecho nuevo”. Eso escribía Raymond Aron (1959) en su prólogo al trabajo de Weber, “El político y el científico”. Así, tener la mirada puesta sobre las consecuencias de jugadas en contexto siempre movedizo, demandaría del político voluntad, precaución y habilidad: no para asegurar que nunca se equivocará, sino para hacerlo lo menos posible. “Obrar razonablemente es adoptar, tras haberlo meditado, la decisión que ofrezca más probabilidades de conseguir el fin que se pretende. Una teoría de la acción es una teoría del riesgo, al mismo tiempo que una teoría de la causalidad”.

Crucial encargo el del político. Procurar acomodos en la cuerda floja de la incertidumbre. Dar pasos firmes a través de lo que suele ser selva intrincada, consciente de que se está al frente de una nutrida caravana, que se es responsable por la suerte de los más. Para asumir esa conducción debe ser capaz de concitar la confianza y el concurso de aquellos. Convencerlos de que es él o ella, no otros, los calificados para la tarea. Que si bien el éxito no es una garantía, un balance de medios y recursos lleva a creer que en el camino escogido hay menos ocasión para el extravío. Camino que, cuando la coyuntura se vuelve díscola, facilitaría también algún ejercicio ventajoso de control.

“Obrar razonablemente” para anticipar consecuencias es, pues, medular en ese tránsito. Esto es, lo contrario de lo que se plantea el pequeño chimpancé que, armado de un palo y su mondo optimismo, sin calcular desenlaces para su temerario avance, pretende atacar al león dormido. Necesario es proyectar, entender los peligros y hacerlo sobre la marcha; no para desistir del envión, sino para saber cómo operar con ellos. Porque si bien los planes no son antídotos infalibles contra la debacle, al menos ofrecen pistas para enfrentar aquello que el premier británico Harold MacMillan consideraba lo más inquietante de su oficio: “los acontecimientos, hijo, los acontecimientos”.

El canadiense Michael Ignatieff, quien hizo de su agridulce paso por la política un auténtico espacio de disección para el tema del éxito y el fracaso de los líderes, ya lo advertía: “las maniobras políticas de última hora no suelen evitar el naufragio de una nave que se está hundiendo”. Lo cual lleva a pensar que si esa noción de la causalidad a la que se refería Aron no se inserta en un continuum, es poco probable que la enmienda tardía o la marcha caótica sobre cadáveres logren revertir el daño: no el sustancial, al menos. Incluso, podrían profundizarlo, en tanto el afán remede la incierta reconstrucción sobre bases endebles y malogradas.

La reflexión remite a la coyuntura venezolana, donde no sólo un gobierno fallido, sino una oposición fallida trajina con las resultas de sus limitaciones para introducir novedad en el statu quo y promover así un cambio. Cabe preguntarse cuántos de esos fallos son hijos de los anteriores, de los que se consumaron hace dos, tres, más años; hasta qué punto se empalman, incluso, con desórdenes no exorcizados que se arrastran desde hace décadas. ¿Acaso el sinsabor que hoy deja la política entre ciudadanos escépticos, molestos o abrazados al ni-nismo no delataría el ciclo crónicamente truncado, el boquete que no surge de la noche a la mañana?

En país al que muchos prefieren atribuir memoria corta, las secuelas de tales yerros resucitan a las puertas del proceso electoral. El súbito, compulsivo convencimiento de que “hay que avanzar”, sin mínima autopsia de lo (des)hecho, no parece contemplar que, al esfumarse la coordinación estratégica, la verbalización de la urgencia es apenas flatus vocis. Que a merced de las tirrias cainitas, los discretos pero sustantivos avances técnicos que se gestionan en el CNE, por ejemplo, se licuarían en la intrascendencia. Que si bien el encuentro gobierno-G4 podría abrir una ventana proclive a la “cooperación antagónica” (D. Welsh), sin diálogo interno para acordar candidaturas unitarias, capaces de encarnar la integración de posiciones contrarias, se reduce el chance de concretar mayoría democrática y rearmar el flanco doméstico. Porque en atención, además, a heridas una y otra vez abiertas y desatendidas, la conexión emocional que da soporte al voto aparece comprometida.

A santo de ese principio de causalidad tan subestimado, persiste el problema: ¿cómo recomponer un vínculo entre liderazgo y sociedad que sea no sólo electoralmente efectivo y afectivo, sino perdurable? ¿Qué hacer si la identidad partidaria ahora mismo es casi nula; si la apuesta a la elección racional sucumbe por culpa de la apatía y la desinformación? Apelar a la sintonía emocional es movida forzosa, pero que también se enmarca en ese “obrar razonable” y consistente de la dirigencia. Ignorar que la desmaña de ayer dejó tajos vivos como legado, será como creer que el león abruptamente despertado por el leñazo optará por celebrar la imprudencia.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis
@ElUniversal
Venezuela

RAFAEL GARCÍA MARVEZ: CARTA DE CARABOBO PARA JULIO CASTILLO

Con base en la importancia de los prolongados y complejos momentos que vivimos los venezolanos, he considerado conveniente para la democracia, que las fuerzas que componen estos sectores actúen con la misma discreción y respeto por el contendor interno tal y como lo han hecho numerosos carabobeños. Carabobeños, que, por cierto, como una tromba se han lanzado a apoyar sin reservas al amigo Julio Castillo. Lastimosamente, por razones de espacio me veo obligado a omitir los nombres de quienes firman la carta que a continuación transcribo, solo señalaré a la Asociación de columnistas de Carabobo. Finalmente, les invito a leer la publicación oficial de esta carta donde aparecerán innumerables firmas, ya verán, no se imaginan.

Quienes suscribimos esta CARTA DE CARABOBO somos todos vecinos de este estado que tanto ha significado en la vida nacional. Como todos los venezolanos estamos preocupados y angustiados por la prolongación de la crisis que ha ocasionado la nefasta administración del país en los últimos veinte años.

Somos indeclinablemente demócratas y creemos que ese es el mejor mecanismo de resolver nuestros problemas. La mayoría de las democracias más decentes e importantes del mundo nos han acompañado en esa lucha por recuperarla para nuestro país. Hoy en México, se ha puesto en evidencia ese apoyo y lo necesario que es que avancemos en el logro de las mejores condiciones posibles para que podamos recuperar el valor del voto y la participación ciudadana como medio de resolver nuestras controversias.

Como sabemos, la Constitución y las leyes prevén que se deben renovar los mandatos de gobernadores y alcaldes este año, pues su periodo fenece. A tal efecto se han convocado unas elecciones para elegirlos el próximo 21 de noviembre.

Pensamos que se trata de una oportunidad para hacer valer nuestros derechos y para que se logre, en el marco de la negociación que se ha emprendido, bajo los auspicios del Reino de Noruega, un ambiente que nos permita renovar la dirigencia regional y local.

En Carabobo necesitamos recobrar la seriedad y el respeto de las instituciones. Necesitamos que desde el capitolio regional se gobierne con sentido de amplitud para todos, atendiendo a los principales problemas de la región y también que haya un vocero sin ataduras políticas con el régimen de Nicolás Maduro para que defienda consecuentemente nuestros derechos.

Quienes suscribimos este documento queremos proponer el nombre de JULIO CASTILLO encabece esa cruzada de rescate de la seriedad y el buen gobierno. Julio es un dirigente regional de aquilatada experiencia. Ha sido desde su juventud un líder que desempeño los más importantes cargos de la dirección del movimiento estudiantil carabobeño: Ha sido concejal de Valencia en dos ocasiones, Síndico Procurador Municipal de Valencia; Secretario de Desarrollo Económico en el gobierno del doctor Henrique Salas Römer; diputado en dos periodos y dos veces vicepresidente de la cámara de diputados, ha sido alcalde del municipio Naguanagua reelecto en el cargo y profesor de nuestra Alma Mater, Universidad de Carabobo.

Ha estado siempre ligado al acontecer social, deportivo y cultural de la región y es conocido como un hombre honesto, con capacidad gerencial y con una gran capacidad para relacionarse con todos los sectores sociales y políticos.

Estamos conscientes de que seguramente varios otros nombres podrán ser postulados por organizaciones políticas y sociales para la misma responsabilidad, pero no tenemos dudas de que Julio, es, en este momento el nombre que mejor encarna nuestras aspiraciones y esperanzas de cambio. Por esa razón proponemos a toda la opinión pública carabobeña, la consideración de su liderazgo como candidato a la gobernación del Estado.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Venezuela

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: “POLÍTICOS” QUE NO SABEN DE POLÍTICA

Escribir sobre la cuestión política, parte del hecho conocido sobre cómo entender la política en términos de su quehacer o su discurrir. Para lograrlo, primeramente debe tenerse claro que antes que Platón se diera a la tarea de advertir la condición política del hombre social, debe reconocerse lo que luego Aristóteles definió como el “zoon politikón”. Un tanto para referir la esencia del hombre como “animal político”.

Con esto busca significarse que el hombre es por naturaleza un ser político. Esto hace ver la condición de político que muestra el hombre desde el mismo momento que logra expresar sus intereses y necesidades. De esa forma, puede comenzar a preciar su capacidad intelectual, emocional y física para organizar la vida en sociedad. Y que consigue hacerlo al desarrollar su conciencia y demostrar sus aptitudes para conciliar la vida.

El problema que acá quiere hacerse notar, es la confusión que se tiene entre la figura del hombre-político y del político-individuo. O sea, la condición política del ser humano no distingue momentos en que la presunción se impone sobre la razón. Aunque la naturaleza política no abandona al ser humano en su devenir social, cultural y económico, la soberbia y la vanidad lo llevan a actuar desprendido de la razón política propiamente.

Vivir esta
tentación o desviación desde un cargo político (de gobierno), le impide comprender el significado de un cargo de representación popular. En consecuencia, el individuo se ve afectado en cuanto a la actuación político desempeñada. Por eso, muchas veces, se arroga una impostura que lo distancia del carácter político y del papel que infunde el conocimiento cabal de la Política.

Esto termina marcando una diferenciación entre el hombre-político y el individuo-político. Finalmente, el individuo asume un comportamiento social disociado del que pudo mostrar antes de verse imbuido en un ámbito de compromisos determinados por el ejercicio de la Política.

De ahí que esta disertación busca aludir a “políticos” que no saben de Políticapor cuanto en el fondo, son neófitos en Política. Como parafraseando aquello de que son “animales de otra especie”. Más, luego de comprender que la política, según Hannah Arendt, “reposa sobre un hecho: la pluralidad humana”.

Resulta una incongruencia de “solemnidad” que muchos de quienes usurpan cargos públicos, alcanzados incluso por votación popular (manipulada), no sepan de Política. De su concepción, implicaciones y facultades. Suponen que el sólo hecho de haber alcanzado un curul o la responsabilidad que compromete la función pública o de gobierno, es razón suficiente para abusar de atribuciones y decisiones. Además, tomadas al voleo. Desconocen el manejo ecuánime de las relaciones de poder y sus correspondientes exigencias administrativas.

¿Y así es cómo se gobierna?

De manera que el ejercicio de la política se vuelve un relajo de máxima jerarquía. La administración de gobierno se convierte en un enjambre de decisiones que terminan conculcando derechos, libertades y preceptos sin razón alguna. No se tiene idea de lo que engloba la coordinación de políticas. Muchos menos, su formulación, gerencia y evaluación. Tampoco, su planificación y alineación de medidas tomadas en función de reversión de problemas clamados social y económicamente.

La tendencia a manejar coyunturas sin siquiera tener claridad de conceptos (aislacionismo, autonomía, centrismo, coerción, desarrollo, estrategia, funcionalismo, humanismo, interés nacional, liberalismo, burocracia, formas de estado, formas de gobierno, meritocracia, nacionalismo, filosofía de gestión política, negociación, derechos humanos, táctica, tecnocracia, soberanía, teoría crítica de la sociedad, entre muchos más) conduce a enredos operativos e instrumentales que entraban toda gestión política posible.

Estos “políticos” que insisten sólo en enquistarse en el poder, por razones más sociales que ideológicas, y que la teoría política califica de “politiqueros”, cuentan apenas con la suerte. O también con el factor aleatorio que consiguen bajo arreglos de oscura y pervertida consistencia. Ni siquiera se forman para luego detentar encargos como funcionarios. Porque ni un libro sobre ideología, o de normativa administrativa, terminan leyendo por completo.

Habría que preguntarles sobre el concepto de Política que mejor pueden exponer, para advertir la precariedad y mediocridad de sus pensamientos políticos. O peor aún, para decepcionarse por el nivel de cultura política que detentan. Y lo que se atreven a explicar o declarar, es sólo una retahíla de consideraciones “traídas de los pelos”. Pues no son capaces de articular una opinión que relativamente pueda exaltar la condición que se arrogan al hacerse llamar “políticos”. Así, para no mentarse “politiqueros”.

Estos personajes de marras, que pululan por doquier, como si se tratara de los bucaneros, corsarios o filibusteros que merodearon los mares del planeta cometiendo cuanto exceso les era posible. Vale esta analogía pues estos politiqueros, igualmente, andan tras la primera aventura de la que puedan aprovecharse “a manos llenas”. A la caza de la primera oportunidad para usurpar, taimar o trampear. Asimismo, para someter al otro afincado en su pretensión que le confiere un cargo público. Es decir, para abusar del poder político investido. Son, definitivamente, ni más ni menos, personajes que maltratan, humillan y por tanto, decepcionan. Son “políticos” que no saben de Política.

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ: ¿CÓMO NOS PUEDE SALVAR EL 21N?

El voto está definitivamente muerto, sus verdugos han sido las mismas instituciones del Estado que, al estar partidizadas por más de dos décadas, primero por el inefable MVR y luego por sucesor PSUV, lo han aniquilado, da lo mismo votar a no hacerlo, pues el régimen impone su proyecto sin limitantes.

La diferencia de no votar, abstenerse, es que no se convalida la destrucción del sufragio, de la democracia ni de la constitucionalidad. Hasta 2015 se votó en condiciones mínimas, el peor error jamás cometido, pues el aceptarlas nos deparó un país en mínimas condiciones. En esta etapa se lograron “triunfos” importantes como alcaldías y gobernaciones claves, se evitó una reforma constitucional que pretendía cubanizar constitucionalmente al país, e incluso, se ganó el poder más importante en una democracia, el parlamento nacional, pero… ¿De qué valió?

A cada alcaldía y gobernación que los venezolanos han quitado al chavismo éste le resta competencias, facultades, recursos e impone poderes paralelos. Del mismo modo, destituye, apresa, persigue o inhabilita a placer sus titulares. La reforma que Chávez perdió no valió de nada, a los pocos días comenzó imponer su contenido vía habilitantes. Lo perpetrado contra la AN 2015-2020 fue apoteósico, no importó que, no solo sea el poder democrático de mayor relevancia, sino que fue el poder publico más votado en toda nuestra historia. Antes de instalarse comenzó a sabotearla, restó 3 diputados, luego anuló todos sus actos vía TSJ y finalmente impuso un desacato inexistente en nuestro derecho positivo… ¿Votar? ¿Para qué?

Tras la anulación bochornosa (jurídicamente hablando) del revocatorio 2016, el venezolano dijo “!Ya basta, no sigo haciendo el papel de pendejo!” La historia no acaba, desde 2017 el régimen cambió las condiciones electorales mínimas a absurdas, pues impone partidos, candidatos, electores y resultados, por eso desde ese año la abstención surgió espontáneamente, siendo hasta hoy día el sentimiento nacional más legítimo y arraigado en Venezuela, contra instituciones psuvizadas mata votos... la abstención es el fenómeno que más ha golpeado al régimen todo este tiempo, lo deslegitimó e legalizó mundialmente, lo hizo objeto de acciones punitivas por parte de la comunidad internacional y hasta logró vencer a China, que de financista principal del castrismo venezolanos pasó a ser solo un aliado diplomático, pero que no olvida cobrar.

Siendo lo electoral un camino agotado, un escenario creado por y para el chavismo, entonces ¿Qué hacer? Aquí una propuesta:

Proponemos que la abstención continúe siendo la pesadilla del chavismo. Se debe aprovechar el “diálogo” que comenzó en México, la presencia de los observadores internacionales, para acordar la lucha sea votos vs abstención, es decir: La oposición debe llamar a la abstención y el régimen a votar este 21N, quien gane debe aceptar lo pactado previamente, nos explicamos:

Por ejemplo, sí la abstención triunfa, como manifestación pública, notoria y preestablecida contra el régimen, se debe escoger un CNE realmente imparcial para que abone el terreno a unas verdaderas (constitucionales y democráticas) parlamentarias, ya que la AN, al escoger los demás poderes nacionales, es el único ente con facultad para reinstitucionalizar al Estado

Por otro lado, sí el régimen logra obtener una participación mayor a la abstención se respetan los resultados y el país continuará el rumbo que ellos han impuesto, incluso, con las instituciones que hoy hacen vida, fijando la esperanza en el “revocatorio 2022”. La comunidad internacional debe ser la garante de este pacto, estableciendo las sanciones en caso que alguna de las partes incumpla.

Este escenario permitiría encontrar una salida democrática, pacífica y se ajusta a la realidad política de la nación, considerando las herramientas vigentes: El arma del régimen (elecciones en condiciones absurdas con instituciones psuvizadas) contra el arma de los venezolanos (la abstención contra las instituciones psuvizadas). Veremos sí en realidad el régimen tiene verdadera voluntad política de destrabar a Venezuela.

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela

JUAN GUERRERO : LAS PRIMERAS PALABRAS. LECTURAS DE PAPEL

Después de las tradicionales, ‘ma-me-mi-mo-mu’, y ‘mi mamá me mima’ la palabra que inició mi vocabulario, fue Singer. Mi madre era modista y yo la veía todos los días frente al mueble, ella sentada frente a su máquina, yo, carreteando mis juguetes artesanales que ella me fabricaba con los carretes del ‘hilo Elefante’. Así, desplegaba sus telas y ellas viajaban por los aires y dejaban impregnado el ambiente de extrañas fragancias. Olían a cosa nueva. Las llamaba, popelina, caqui, gabardina, casimir, lino, seda, entre tantas otras. Las acompañaba mientras pronunciaba los colores, con el fino timbre del hilo y aguja, o el grueso tono del, botón, o ese chasquido llamado, rache, que después cambió, cuando nos fuimos a vivir a Caracas, por el novísimo, cierre mágico.

Pero antes de combinarlas para saber que todas eran parte de una prenda de vestir, en silencio me iba a mi escuela particular, en el patio de mi casa, allá en el Maracaibo de finales de los 50, y mientras conversaba con mi amigo imaginario y las hormigas, pronunciaba esas mágicas palabras y las usaba en mis juegos inventados para vestir a las hormigas. Bajando los dos peldaños de la escalera de cemento, entraba a mi escuela donde tenía al señor mango, un inmenso árbol en todo el frente con sus grandes brazos,abiertos y cubiertos de hojas, a mi izquierda, veía a la espigada lechosa con sus frutos en lo más alto. También, casi al centro, el níspero delgado y con la fragilidad de sus ramas. Del otro lado estaba la acacia, donde colgaba un columpio. Allí pasaba el resto de la tarde contemplando cómo mis pequeños amigos elevaban las petacas llamadas después, volantines

Yo andaba por las tardes aventurado en un espacio todo para mí. Hasta que una amiga de mi madre le sugirió que debía enviarme a la escuelita. –Carmen, mira que el muchacho anda como hablando solo. Es bueno que también vaya y se entretenga con otros niños en casa de la vecina. Era una improvisada escuela vecinal al final de la vereda número 32. Y de esa conversación recuerdo otra extraña palabra: kindergarten. En mi tiempo nada de eso existía, solo las escuelitas donde íbamos con nuestro taburete y una locha, dinero que nos daban para comprar el helado casero.

En realidad creo haber nacido a la consciencia de existir, de tener idea de estar en el mundo, una tarde cuando mi madre me llamó. Yo, como siempre en el patio, subí los escalones mientras ella entraba al baño. –Tienes que tener siempre las manos limpias. Así como lavo tus manos, así hacía siempre la negra Hipólita con El Libertador. Esa expresión me impactó. Cuando salí del baño el mundo era otro. Mi madre me llevó hasta el comedor, buscó mi libro de Primaria, se sentó y me subió a su regazo, y me leyó el cuento de la Cucarachita Martínez y el ratón Pérez.

Al final terminé en un puro llanto. Mi hermana, Tane, trató de calmarme. Pero todo fue infructuoso. Ya para la noche, el típico ataque de asma se hizo presente. Me acostaron en mi hamaca de lona blanca y me llenaron el pecho con numoticine, otra de las primeras palabras que recuerdo.Después, mi mundo se fue ampliando a medida que iba conociendo palabras. Tantas, que mi madre inventó un juego: buscó el diccionario de mi hermana mayor, pequeño y lleno de páginas, y como ya sabía leer, mencionaba una palabra y yo tenía que encontrarla en ese libro. Supe entonces que las palabras vivían también en esos objetos que llamaban libros. Esa asociación se fue ampliando, ya no estaban adheridas al ruedo de pantalones ni al zurcido de vestidos, ni al ruido de la máquina de coser de mi madre. Se fueron más allá de ese entorno. Tanto, que cierta tarde, mientras mi padre salía de la casa, mi madre apresuró el paso, abrió la ventana y llamó a mi padre: -Guerrero, no olvide traer el pan y el litro de leche. Con esa palabra llamaba mi madre a mi padre. Supe entonces que su trabajo estaba fuera de la casa. Era fotógrafo, y pude grabar ese término en mi memoria. Pude ver toda la inmensidad de esa palabra la vez que visité a mi padre en plena plaza Baralt. Allí, en medio del bullicio y la algarabía, mi padre tenía metida su mano en una manga de tela negra, en un cajón. Este se soportaba en un trípode de madera. Al frente, sentada en una silla de metal, una goajira estaba inmóvil mientras mi padre le daba instrucciones y después escuché un ‘clic’, y –listo, dijo mi padre.

Lo ayudaba en las vacaciones cortando, con una tijera dentada, los pequeños sobres blancos donde se colocaban las fotografías. De esas visitas asocio algunos términos, como Agfa, unos sobres que estaban en una caja pequeña de color rojo. De mi escuela y de mi maestra, Josefa de Morles, puedo asociar la palabra, severidad. La vez que una representante fue a reclamarle por los reglazos que le propinó a su hija. Pero mi maestra Josefa, si bien era severa, no era ni mala ni menos perversa. Ella nos dejaba ir, en el recreo, hasta la casa donde vendían la chicha Williams, esa otra palabra que tanto me gustaba pronunciar.

Después, ya un poco mayor, mi lenguaje se fue acercando a las orillas naturales donde fluye el discurso literario. Pasé de esa mágica oralidad donde las palabras son carne y sangre, discurren en la tonalidad de la pronunciación, a estar fijas, como estáticas, casi frías, de los libros. Los puedo a ellos asociar a la familiaridad, a la cercanía de otras experiencias. Como cuando nos tocó enterrar los libros de mi hermana mayor; los envolvíamos en bolsas plásticas, hacíamos huecos en el patio y los enterrábamos. De esta manera, la policía política de la época no podía encontrarlos para llevárselos. Así, días después íbamos al patio para desenterrarlos. Mientras los sacábamos y limpiábamos, yo escuchaba la conversación de mis padres y hermanos. De nuevo salían otras palabras, ahora nombres como, Kafka, Gorki, Ramos Sucre, Andrés Eloy Blanco, Rilke. Eran parte de mi familia, esa era mi conclusión.

Por eso amo tanto las palabras y a quienes las cultivan. Me agrada el timbre, el tono, la entonación de quien a bien tiene pronunciarlas. Hoy sigo regresando a mi primera escuela y mi primera maestra, mi madre y el patio de mi casa. Allí moran mis palabras, estas y tantas otras. Siempre he de regresar, como una interminable costura donde el hilooriginal se adhiere a otras telas, otras texturas, otras fragancias, pero con la misma sensación del primer encuentro, con la emoción de la primera vez.

Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com
@camilodeasis
@camilodeasis1
Venezuela

VICENTE BRITO: ¿SON LAS ELECCIONES ALTERNATIVA DE CAMBIO?

Se observa una creciente actividad de los partidos políticos en promover sus candidatos, a través de distintas alianzas a los cargos de gobernadores y alcaldes para las próximas elecciones del 21 de noviembre.

Muchos voceros partidistas insisten en que estas elecciones son la verdadera alternativa de cambio, para lograr que los candidatos de la disidencia política obtengan la mayoría de las Gobernaciones y Alcaldías y con ello demostrar a través del voto que sí es posible derrotar a la mayoría de los candidatos que representan a los que ejercen el poder. Su estrategia política se sustenta en demostrar cómo el centralismo abandonó las regiones al reducir los recursos asignados a sus mínimos históricos, así como la crisis social que afecta a esas comunidades, siendo mucho mas pronunciada en el interior del país.

Lo cual se hace evidente en los altos niveles inflacionarios que diluyen cada DIA más el poder adquisitivo de las familias Venezolanas, la caída del consumo de alimentos sobre todo carne, pollo, pescado, leche, etc. Con un costo de la canasta alimentaría que pasa los ochocientos millones de bolívares, así como las muy escasas posibilidades de lograr empleos bien remunerados como consecuencia de la disminución de las actividades económicas. Hoy los ingresos de esas familias son los más bajos del continente.

En este proceso electoral se proponen candidatos que tuvieron destacada actuación durante la descentralización y en las encuestas realizadas lucen bien posesionados. Es preocupante observar en algunos municipios o estados a varios candidatos que se definen como opositores, ésta situación de múltiples aspirantes sin duda favorece a los candidatos oficiales y puede estimular la abstención en la base opositora.

Existen partidos y movimientos de opinión que insisten en la abstención como un mecanismo de protesta, al considerar que estas elecciones solo le darán fortalecimiento al sector oficial y las posibilidades de obtener la oposición una mayoría son remotas, al considerar que la maquinaria oficial tiene el control electoral del CNE.

Los próximos días serán cruciales en lograr la integración de los distintos aspirantes y presentar candidatos unitarios, que gocen del apoyo de la base popular, la cual según las encuestas manifiestan mayoritariamente su desacuerdo con la manera como se conduce el país y la compleja situación de vida en que nos encontramos. Esperemos los acuerdos necesarios para lograr demostrar que por la vía del voto se pueden obtener la mayoría de las Gobernaciones y Alcaldías del país. ¿Es eso posible?

Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución Vicente Brito
Venezuela