jueves, 4 de febrero de 2016

TRINO MÁRQUEZ, ¿QUÉ ESCONDE EL ATAQUE AL TÍTULO DE PROPIEDAD?

Venezuela se convirtió desde hace diecisiete años en el país de las paradojas y las extravagancias. En medio de la mayor bonanza petrolera en la historia nacional, el gobierno revolucionario se endeudó y derrochó la inmensa riqueza. Resultado: tenemos un país arruinado, insolvente y desacreditado. Nadie quiere prestarles dinero a los rojos por maulas. Con gente pasando hambre, sin agua, ni electricidad, y la población sometida a largas horas de cola para conseguir las migajas que llegan a los mercados y supermercados, Nicolás Maduro celebra un nuevo aniversario de haber llegado Chávez a Miraflores y los 24 años del aciago 4-F de 1992.

         En esta marcha hacia el suicidio emprendida por el régimen, aparece  una nueva excentricidad: oponerse a la Ley de Títulos de Propiedad de la Misión Vivienda. Hasta 1999, e incluso durante la etapa inicial de la era de Chávez, los distintos gobiernos construían viviendas acompañando su otorgamiento a los beneficiarios con el título  que los acreditaba como legítimos propietarios. Es lo racional. La propiedad solo existe si quien la usa, goza y disfruta, también puede disponer de ella (artículo 115 de la Constitución). La propiedad social, comunitaria, pública, estatal o familiar, son todas formas de esconder al verdadero propietario: el Gobierno y la burocracia arrogante que lo dirige. Quien carece de las competencias para vender, alquilar, hipotecar o dejar como herencia un bien que usufructúa, no es propietario, sino solo beneficiario en los términos y condiciones fijados por el verdadero dueño, que en el caso de las viviendas es el Gobierno.
         Para negar la proposición presentada por la alternativa democrática de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro y los diputados oficialistas han esgrimido los argumentos más insólitos. Han dicho que las casas y apartamentos van a convertirse en mercancías que circularán en mercado capitalista, contaminado y putrefacto. Han señalado que los beneficiarios de la Misión Vivienda rechazan la propiedad privada. Han llamado a movilizarse contra la pretensión de mercantilizar las viviendas. Ni Proudhon, el distraído socialista utópico, autor del opúsculo ¿Qué es la  propiedad?, en el que afirma que la propiedad  es un robo, habría apelado a tal clase de argumentos. Marx estaría sorprendido y desconcertado. La socialización de la que hablaba era la de los medios de producción. Jamás habló de socializar o colectivizar los bienes particulares. Nunca dijo que las viviendas familiares deberían ser controladas por el Estado.
         Los chavistas se quedaron en la fase anterior a Marx. En el siglo XXI pregonan el comunismo primitivo, del cual el autor de El Capital hablaba con sarcasmo. ¿Por qué lo hacen? No todo forma parte de la telaraña ideológica. Hay poderosas razones prácticas para apelar a los excesos. La propaganda oficial habla de una cantidad de viviendas inexistente. La cúpula roja sabe que el número de soluciones habitacionales está muy lejos del millón que vociferan y de la comodidad que proclaman. El registro de los títulos revelará que esa cifra es fraudulenta y que numerosas casas se encuentran en  condiciones deplorables. La verdad es que se han construido bastante menos viviendas de las prometidas y el monto de la inversión, o es menor o no ha sido utilizado para la edificación de casas confortables, sino para engordar los bolsillos de los empresarios cercanos al gobierno y de los funcionarios que tramitaron las órdenes de pago.
         Otra razón para lanzar tantos fuegos artificiales es que mientras el Gobierno sea el propietario legítimo de las viviendas, los beneficiarios son presas fáciles del chantaje, la amenaza y la extorsión por parte del PSUV y de la burocracia gubernamental. La falta de títulos de propiedad transforma a los beneficiarios de las viviendas en inquilinos transeúntes. En personas que pueden ser desalojadas del recinto cuando la ira del mandatario lo disponga. Maduro ya ha dado muestras de cómo entiende el poder y la inversión pública. Amenazó a los taxistas favorecidos  con la Misión Transporte con despojarlos del vehículo otorgado. Encolerizado por la derrota del 6-D amenazó con parar la construcción de viviendas populares.
         A Maduro y al PSUV hay que quitarles la capacidad de extorsionar, siempre inaceptable. Las viviendas fueron construidas con el presupuesto público para favorecer a los más necesitados. Ahora hay que convertirlas en un patrimonio inalienable de las familias pobres. El empoderamiento vendrá con el Título de Propiedad.
Trino Marquez Cegarra
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc
Miranda - Venezuela  

CLAUDIO FERMÍN, SACAR AL PAÍS DEL HOYO

Maduro propuso un decreto de emergencia económica cuando en realidad se trataba de más poderes para él. Control sobre el dinero de los particulares, sobre sus bienes y sobre el producto de su trabajo.

No aludía al desabastecimiento de alimentos. Tampoco a la escasez de medicinas. No indicaba qué hacer para superar la inexistencia de repuestos para automóviles y de insumos para la producción agropecuaria.
Por eso 109 diputados rechazaron un decreto que usaba la palabra emergencia como señuelo para identificarse con la angustia de los venezolanos pero que ninguna solución aportaba.
Sin embargo, el debate económico se ha puesto de lado para dar paso al debate político.
La ley de propiedad para proteger a los adjudicatarios de la Misión Vivienda amenazados de desalojos si reclaman desperfectos de sus inmuebles o si manifiestan simpatías políticas distintas del gobierno. Interpelaciones a altos funcionarios públicos. Recepción de denuncias sobre la dudosa nacionalidad de Maduro.
Todos asuntos de gran importancia pero no por ellos deben postergarse decisiones para enfrentar el derrumbe de la economía que nos tiene sin comida, medicinas ni insumos para la producción agropecuaria y para el cabal funcionamiento de las flotas de transporte terrestre y aéreo del país.
Urge que la Asamblea Nacional redefina el Presupuesto del año 2016 que no ofrece respaldo para respuestas a los gravísimos apremios que hoy vivimos  y que, además,  fue elaborado en base a un ingreso de 40 dólares por barril de petróleo, lo que ya no es verdad.
Ese trabajo de reingeniería financiera debe prever recursos para recuperar de inmediato las líneas de crédito internacionales que perdieron los proveedores de insumos que no se producen en el país.
La Asamblea debe aprobar incentivos, exonerando del pago de impuestos, al menos por un año, a esos importadores, al igual que aprobar un agresivo programa de refinanciamiento para productores expropiados y que con la sola devolución de sus tierras en nada podrían contribuir de inmediato a la producción de alimentos.
Hay que sacar al país del hoyo con decisiones concretas y medidas heroicas.
Y hablar con la verdad. Ofrecer programas sociales con una economía derrumbada es un engaño. No hay programas sociales sustentables en medio de una economía enferma.
Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin
@claudiocontigo

Caracas, Venezuela

ADRIANA AGUILERA ROJAS, CONUCO DE MADURO ES INSULTO A LA INTELIGENCIA


El tan cacareado concepto de conuco urbano propuesto primero por Emma Ortega, quien duró en el cargo de ministra de Agricultura Urbana solo 15 días y ratificado por Nicolás Maduro para supuestamente resolver el problema de producción y abastecimiento de alimentos en el país, es un atropello a la inteligencia y capacidad de razonamiento del venezolano. Hay que estar fuera de la realidad del siglo XXI para pretender creer que en estos tiempos de tecnología cuando los venezolanos  tienen la oportunidad de investigar y comunicarse a través de la tecnología con el resto del mundo, va a creer en esas tonterías.

Eso es tan primitivo y muy parecido a lo que ocurrió durante los tiempos de la colonia cuando nuestros antepasados andaban en guayucos y los invasores de esa época ofrecían cambiar espejitos por piedras preciosas. No mi estimado amigo, estamos en pleno siglo XXI cuando los Estados Unidos ya llegaron a la Luna, la exploraron y ahora están organizando un viaje turístico al planeta Marte integrado por 400 personas, aproximadamente dos por cada país, con la intención de conquistarlo y poblarlo, este señor Maduro nos viene con la muela de sembrar y cosechar en los balcones de los apartamentos de la metrópolis caraqueña.

Esta gente después de haber gastado en viajes familiares y parrandas, robado a través de empresas de maletín por enchufados camisas rojas, regalos en obras a presidentes de otros países, mas de un millón de millardos de dólares provenientes de la venta de nuestro petróleo y por carambola haber provocado la escasez mas grande de alimentos que haya vivido nuestro país, ahora el presidente Nicolás Maduro nos ofrece como una gran solución el concepto del conuco urbano para salir de la crisis humanitaria donde su propio gobierno nos hundió. Esto, además de ser una ofensa a la inteligencia, es como regresar a dos siglos atrás.

En esa verborrea en el discurso de Nicolás con el concepto del conuco por ser originario de nuestro país, queremos ver a la primera combatiente Cilia Flores, las infantas hijas del comandante galáctico, las amantes, como las de Naiguatá, las esposas de los ministros y de los generales enchufados, las esposas de los diputados rojitos en la Asamblea Nacional y las ministras que forman parte del gabinete de Maduro, especialmente la de agricultura urbana, sembrando y cosechando tomates en esos conucos de los cuales habla como una gran cosa Nicolás.

La verdad verdadera es que estos individuos además de corruptos son ineficientes y destructores de todo aquello que huela a prosperidad. Para 1998 había en el país aproximadamente 12 mil  empresas de todo tipo y de todos los tamaños que producían para abastecer al mercado interno y para exportar, pero como el galáctico primero y Maduro después acabaron con ese aparato productivo que estaba considerado como el  mejor equipado de Latinoamérica. Ellos soñaron y creyeron que el petróleo sería eterno y que siempre se cotizaría a más de 150 dólares el barril, destruyendo ese aparato productivo. Ahora vienen con el cuento que el modelo petrolero rentista se agotó  
 
 Gracias a ese aparato productor que forjado durante décadas por varias generaciones de emprendedores, los venezolanos íbamos a cualquier hora a los supermercados y abastos expendedores de alimentos, a las tiendas de ropas y de calzados, distribuidores de repuestos de vehículos y maquinarias agrícolas, negocios chinos expendedores de papel sanitario,  donde comprábamos todo sin necesidad de hacer largas colas desde muy temprano de la mañana, ni éramos obligados a colocar el dedo pulgar como sospechosos  traficantes de mercancía ni tampoco nos limitaban a comprar una cantidad determinada por culpa del racionamiento y escasez como ocurre ahora.

En esa época nuestro bolívar tenía poder adquisitivo y lo aceptaban en varios países de la región, no teníamos limitación para viajar al exterior cuando quisiéramos, comparábamos en los bancos o casas de cambio los dólares que necesitábamos   sin  tener que llenar carpetas y presentarlas a ningún funcionario mal encarado del gobierno ni tampoco teníamos que rendir cuentas detalladamente como habíamos gastado nuestros dólares que habíamos pagado con nuestros bolívares. En pocas palabras, teníamos un país maravilloso. 

Adriana Aguilera Rojas,
Concejal Metropolitano de Caracas

@aaguilerarojas

IVÁN OLAIZOLA D’ALESSANDRO, TIME IS OVER, VENDO PAPEL HIGIÉNICO ESPECIAL PARA FABRICAR BILLETES. DEL RR AL RM. PARANINFO DE LA SEMANA

Es ya un lugar común, voz populis, decir que a este gobierno se le acabó el tiempo. No tiene mañana. En todas partes, en todos los corrillos, en todos los medios de comunicación, en los partidos políticos, incluidos los del GPP, en las  inmensas colas para comprar lo poco que se consigue, en bares, restaurantes casas de familia, la conversa obligada es cuándo se acaba esto, cuándo cambiamos de gobierno, cuándo renuncia el presidente. Ya hemos visto en algunos sitios pintas que nos recuerdan, guardando las distancias y qué distancias, aquello de RR (Renuncia Rómulo), pero ahora es RM (Renuncia Maduro).

Es que realmente la situación del país, en todos los órdenes, se ha hecho inaguantable. Nada funciona, nada sirve, nada se consigue. Muertos, atracos, secuestros, saqueos, redadas de OLP, espectáculos horribles en las cárceles. Hospitales sin insumos ni equipos, supermercados con los anaqueles vacíos. Farmacias sin medicinas. Bachaqueros haciendo su agosto. Precios por las nubes. El innombrable rompió la barrea de las tres cifras. Las estimaciones de organismo especializados, nacionales e internacionales, lo que presagian es mucho peor de lo que vivimos en el 2015. Cada día son más los casos de corrupción gubernamental que se denuncian en los medios. Los poderes controlados por el Ejecutivo cometiendo graves errores que indignan a la mayoría de la población.  Irrespeto y trato desconsiderado hacia la legítima Asamblea Nacional. Y el gobierno con la misma cantaleta. Que si la guerra económica, que si el Imperio, que si la derecha maltrecha, que el otro menos yo. 9 motores, 50 mesas. Reuniones con unos tales “empresarios” y cadenas y más cadenas. Y rotación de ministros, más presidencias y ministerios, más viceministerios. Y las caras nuevas, muy pocas por cierto, nadie sabe de qué caverna salieron. Así las cosas, con un presidente que no aterriza, que no se dé cuenta de lo que está pasando, del desastre nacional, de la olla de presión que ya está a punto de reventón, no sabemos si por ignorancia o aposta, lo que se infiere, como ya dijimos que es clamor nacional, es que la única salida es que el presiente renuncie. Que se vaya, Que se haga a un lado para que se pueda comenzar a resolver la grave situación del país. Tirios y troyanos, montescos y capuletos, están totalmente de acuerdo. Dicen que El Vaticano, Cuba, USA, la OEA, la ONU, la UE, CELAC, Mercosur y Raymundo y todo el mundo están conversando el tema. Solo falta decidir el cómo y el cuándo. Carnaval a la vista. 

Muchos hablan de horas o semanas, febrero siempre ha sido un mes de acontecimientos, los menos optimistas alargan a algunos meses. Lo que si es que la decisión hay que tomarla antes de que se acabe con lo poquito de país que nos queda. La Constitución, esa que se supone es la mejor del mundo, no señala con claridad cuál es la salida ante esta gravísima crisis. Muchos ahora entendemos lo del negro porvenir. Aristóbulo pícher relevo.          

Iván Olaizola D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1

Miranda - Venezuela 

EDILIO PEÑA, EL MIEDO A LA LIBERTAD CREADORA CINE Y TOTALITARISMO EN VENEZUELA,

 ‘Libertador’, de Alberto Arvelo, fue una de las películas que complacieron la necesidad narcisista del Comandante Eterno, para afianzar su imagen de predestinado en los orígenes fundacionales de su proyecto político.

A mi amigo, el cineasta y analista político Thaelman Urgelles

Es inevitable que todo cine realizado a la sombra de un Estado totalitario sea alcanzado por su naturaleza. El artista de la imagen pretende ignorarlo, concentrándose en la creación de su obra. Pero en  ese impoluto universo de su intimidad que cela, como en la sala oscura donde habrá de proyectarse su futura película, por algún resquicio de su conciencia, se cuela la imagen de la bestia del Estado totalitario para seducirlo o quebrarlo en sus principios. Si tiene vendida el alma o es vulnerable existencialmente, al artista de la imagen no le importa ser devorado por las apetencias del Estado y puede acceder a convertirse en el realizador oficial del gobierno que en el fondo lo desprecia; así los demás lo tilden de rata. Mas si las circunstancias económicas o vanidosas lo acorralan y se le hace imposible la creación  y la sobrevivencia  misma, opta por la ambigüedad y comienza a transitar hacia la concesión, la autocensura y, sobre todo, como parte de un gremio, actúa,  aun sin saberlo, como una facción secreta del gobierno que pone en peligro los propios intereses del gremio artístico al que pertenece.

Firmará anteproyectos de ley para que estos jamás se conviertan en ley. Porque sabe que las leyes en el totalitarismo preservan su mala intención al arrogarse todo el derecho de legislar sólo a favor de sus intereses ideológicos y políticos. Además, en el fondo del ego del cineasta cautivo hay una necesidad superior: hacer una película que lo consagre y lo ayude a escapar de la diatriba política que lo atormenta y acosa en su particular momento histórico. Es una manera de exilarse de sí mismo. Está persuadido por aquellos que se han degradado hasta la médula, aconsejándole que el arte se juzga sólo por sus valores artísticos, así el artista previamente haya firmado un pacto con Mefistófeles. Lo que no sabe, o ignora saber, este hijo de las musas de la modernidad y la posmodernidad, es que hay valores artísticos que el totalitarismo no tolera  porque le harían competencia. El cine, en un Estado totalitario, aspira a que el espectador se convierta en un simple mirón, anulándole su posibilidad crítica y reflexiva. En cambio, en el cine de autor el espectador alcanza esa condición expurgativa que pretendían los griegos con sus espectáculos teatrales. El espectador auténtico, al contemplar la obra o la película, entra en un estado de remoción física, psíquica y espiritual que vence la inducción política e ideológica del arte amaestrado por el Estado.

Sergéi Eisenstein, el celebrado cineasta ruso, colocó su talento a disposición de las exigencias del dictador Joseph Stalin, cuando este le encargó la realización de la película Iván, El Terrible, a fin de exaltarse ante su pueblo como el salvador y protector de la Rusia comunista que enfrentaba la embestida nazi, a través de la operación Barbaroja, en la Segunda Guerra Mundial. En cambio, Andréi Tarkovski, el poeta de la imagen esculpida en el tiempo, fue perseguido  y buena parte de sus películas fueron censuradas o destruidas por el estado soviético. En 1969, su película Andrei Rubliov alcanzó a llegar al Festival de Cannes, pero las autoridades soviéticas convencieron a los organizadores del festival de que la película se proyectara el último día de la muestra, a las cuatro de la mañana. De esa manera, la obra cinematográfica no ganó ningún premio y el público no pudo protestar ni reclamar justicia para un film que no había visto. Sin embargo, entre el estupor y la vergüenza, la crítica se vio obligada a redimir el film. En el exilio, Tarkovsky tuvo la oportunidad y el coraje, confiado en su memoria y profundidad poética, de reconstruir de nuevo una de sus películas más emblemáticas, destruida por el fuego del totalitarismo.

En la misma Alemania nazi, la documentalista Leni Reifenstahl se prestó al régimen de Adolfo Hitler para crear una estética del mal, donde, paradójicamente, el horror no figuraba como tema explícito de sus documentales. La belleza apolínea aria era perfecta, pero helada en sus documentales propagandisticos. Con ella se desterraron los hallazgos del expresionismo alemán en el cine, encarnado en figuras cimeras como Robert Wiene y Fritz Lang. Las imágenes de Reifenstahl eran demasiadas apolíneas y sublimes, porque el horror se habría de cocinar en los hornos crematorios de los campos de concentración. Es común que en los Estados totalitarios se le prohíba al artista  introducir el horror en su obra, como tema a explorar, porque el Estado, quien lo propulsa a su manera, se lo reserva para sí, instrumentándolo e imponiéndolo en la realidad como una de sus virtudes políticas que todos están obligados aceptar, tolerar, inclusive, a celebrar. Y en este umbral, la ficción del artista no puede competir con el poder absoluto que se arroga el Estado totalitario, con sus mecanismos bestiales. Alfredo Guevara, el ícono fundador del ICAIC  de Cuba, llegó a destruir toda una película de un cineasta porque en esta aparecían otras épocas del pasado cubano, más felices, las cuales contrastaban y le hacían sombra a la Cuba socialista que se estaba instalando, con los fusilamientos y la escasez. Nunca olvidaré el privilegió que tuve, cuando el famoso y celebrado director de cine Humberto Solás una noche proyectó en mi casa su película —en ese momento inédita y por primera vez— Un hombre de éxito, con el temor angustioso de que esta no pudiese ser distribuida en Cuba. Luego, si bien la película fue nominada al Oscar, alguien impidió desde la Habana que ese film llegara a la Alfombra Roja del Imperialismo.

Aquí en Venezuela, desde hace diecisiete años, el cine ha adquirido dos modalidades de realizarse, presionado por un Estado que invariablemente se ha ido convirtiendo burdamente en totalitario. Por un lado, gran parte de la generación más curtida de los cineastas se ha dedicado estos años a realizar un cine que exalta a los próceres independentistas o a cualquier icono nacional que sustente la idea de patria y nacionalismo; inclusive, a tergiversar los destinos de los próceres, de manera impúdica. Estos cineastas han regresado al pasado por no encontrar el horror en el presente y no saber qué hacer con él, si lo encuentran, a la hora de los riesgos y las demandas. Libertador, basada en la vida de Simón Bolívar, de Alberto Arvelo, y El Caracazo, de Román Chalbaud, son parte de esta impudicia que fue financiada con exagerados presupuestos en dólares, nunca antes imaginados o invertidos, pero a despecho de negárselo a otros proyectos cinematográficos menos delirantes. Pero ambas películas formaban parte de la necesidad narcisista del Comandante Eterno, para afianzar su imagen de predestinado en los orígenes fundacionales de su proyecto político. Estos dos cineastas glorificados por el poder corrupto que gobierna a Venezuela, se atrevieron a falsear la realidad pasada, la del pasado remoto y la del pasado cercano, y la de sus protagonistas, porque también carecen de una estatura ética que se los demande o los juzgue.

Los más jóvenes cineastas en Venezuela, han optado por un cine bucólico, con una visión turística de lo rural, o por un cine social que se resuelve en moralejas edificantes, ocultando la responsabilidad del poder, con personajes que están de espaldas a su propia realidad o a sus pesadillas. La tragedia horrorosa que han vivido los estudiantes venezolanos no están en sus películas. Menos La Tumba, donde muchos están confinados. El horror de las cárceles tampoco. Las largas colas para sobrevivir o morir en un hospital, jamás han aparecido en una película venezolana contemporánea. Mucho menos, el tema del narcotráfico en las Fuerzas Armadas y la corrupción de la cúpula del poder. La invasión de Cuba con la mascarada de la ayuda humanitaria, ardid con la que se apoderó de todos los entes del Estado, no ha sido plasmada en la imagen cinematográfica. Ni en el cine de ficción, ni en los documentales, aparece esta tragedia profunda en la que se convirtió Venezuela. ¿Cómo celebrar, entonces, un cine que traicionó el corazón de su propia patria?

En estas circunstancias, el cineasta sucumbe al imaginario colectivo secuestrado por pautas ideológicas, dislocadas y populistas. La trasgresión es prohibitiva desde el punto de vista de la composición estructural, pero también conceptual. Las propuestas formales de exposición narrativa transitan la linealidad de las telenovelas, o en el refugio de una intimidad ciega o barata. Porque en el fondolo que se pretende es encontrar al venezolano en la ideología y no en la ontología. En los festivales de cine, financiados por el propio Estado, se premian y valorizan mucho más, a veces con trampas y argucias de sus organizadores, estas dos vertientes de la cinematografía nacional que se han ido imponiendo como un discurso político y estético del Estado actual. Se ha llegado al extremo de sobornar a jurados de prestigiosos festivales internacionales de cine para crear la falsa percepción de que en Venezuela hay libertad de expresión y creación. Una oleada de películas premiadas en las últimas décadas, internacionalmente, tienen esta sombra negra. Aunque, ciertamente, no todas las películas, ni todos los cineastas se han prestado para esta desvergüenza.

Mientras la realidad, progresivamente, se va llenando de horror a través de la imposición del llamado Estado socialista o esta peor aberración que se instaló en Venezuela, que como un cáncer devora todos los espacios de libertad colectiva y personal, pocos cineastas apuestan a confrontar, desde sus imágenes, la desgarradura que acontece hoy en día, con metáforas reveladoras y sustantivas. Por vez primera, el Estado ha financiado al máximo el cine nacional y hasta le creó una Villa del Cine, como hizo Benito Mussolini al fundar Cinecitta, pero como nunca antes, el cineasta venezolano se ha autocensurado, tanto en nombre de la sobrevivencia como del temor consciente o inconsciente a ser execrado de las dádivas del Estado totalitario.

Edilio Peña
edilio2@yahoo,com
@edilio_p

Caracas - Venezuela

MILOS ALCALAY, RESPONSABILIDADES DE LA DIPLOMACIA VENEZOLANA EN EL 2016

El exceso de responsabilidades asumidas por la Casa Amarilla para el año 2016, muestra un alto grado de irresponsabilidad de las actuales autoridades, especialmente si se toma en cuenta que con la desprofesionalización de la actual Cancillería, no podrán dar una respuesta profesional adecuada a sus múltiples compromisos institucionales puesto que al carecer del concurso de diplomáticos de carrera, estarán tentados -una vez más-  en demostrar su desapego en cumplir el papel que le corresponde asumir desde la Presidencia de las diferentes instituciones.

Lo que si sabemos, es que utilizaran esos espacios como palanca para proyectar una “propaganda” oficialista y repetir hasta el cansancio la falsa afirmación de que ello obedece al “respaldo mundial por las medidas revolucionarias del Presidente Maduro”, cuando en realidad se trata de funciones que están regidas por las reglas de la rotación alfabética o de la representación de la región.
Desde el 1 de Febrero la diplomacia “bolivariana” preside durante este mes el Consejo de Seguridad de la ONU, y en meses siguientes asumirá la Presidencia Pro Tempore de MERCOSUR, la Presidencia Pro Tempore de UNASUR, la Presidencia del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) y volverá a representar a América Latina (junto a Cuba y el Ecuador) en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU además de estar obligado a presentar ante la Comisión el Examen Periódico Anual sobre e la situación de los Derechos Humanos y sus incumplimientos.
 Al asumir al mismo tiempo demasiadas responsabilidades, en un año muy difícil por el colapso económico, comienza mal su desempeño porque ni siquiera  cumple con su responsabilidad de pagar las cuotas en organismos como la ONU, razón por la cual tenemos la vergüenza de constatar que se suspende el derecho a voto en la Asamblea General. Si tuviera una visión diplomática acertada, la primera Sesión del CS de la ONU la hubiera presidido el Jefe de Estado con una agenda concertada con otros Jefes de Estado. Pero desaprovecharon esa oportunidad.  Por otra parte, asume sus responsabilidades mundiales sin cumplir con las diferentes resoluciones aprobadas por diferentes Comités de la ONU  como el de detenciones arbitrarias, que exige la libertad de presos políticos; el de tortura; el de violación a la libertad de expresión, y otros incumplimientos en materia de Derechos Humanos. A su vez, asumirá la Presidencia de MERCOSUR  sin adaptar las leyes para acoplarse al sistema del “mercado común” y colocando obstáculos para adelantar acuerdos internacionales como el previsto con la UE, con lo que debilitará aun mas a MERCOSUR.
En relación a UNASUR, asumirá la Presidencia ante el creciente aislamiento de Venezuela, ya que la solidaridad automática que lograba a través de los mecanismos de las alianzas propiciadas por los socios del ALBA, ya están perdiendo fuerza, inclusive entre sus aliados que se van distanciando. Las mismas consideraciones valen para el Movimiento de Países No Alineados que tampoco se “alinearan” automáticamente con un Gobierno desprestigiado. Sera un año de “mucho ruido y pocas nueces” con una Asamblea Nacional mayoritaria clara en su papel internacional.
Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@MilosAlcalaym
Internacionalista

Miranda - Venezuela

ALFREDO M. CEPERO, LA FASCINACIÓN DE LAS MASAS CON LOS FALSOS MESÍAS.

"No siendo capaces las muchedumbres ni de reflexión ni de razonamiento, carecen de la noción de lo inverosímil, porque generalmente las cosas más inverosímiles son las que hieren más profundamente en su espíritu". (Psicología de las Multitudes, Gustavo Le Bon, Cap. III).
Muchos de quienes hemos observado durante años a la sociedad norteamericana y a su extraordinario experimento de democracia, hemos atribuido cualidades superiores a su pueblo. La racionalidad, la disciplina, la puntualidad y la ética de trabajo de sus hombres y mujeres fueron para muchos de nosotros ejemplos a seguir y metas a conquistar. Jamás se nos habría ocurrido que en los Estados Unidos pudiera ganar influencia o poder un orate como Adolfo Hitler, un simulador como Fidel Castro o un payaso como Hugo Chávez.

Hagamos un breve recorrido por el camino seguido por estos farsantes para esclavizar a sus pueblos. En noviembre de 1923, un desconocido Adolfo Hitler y un reducido grupo de seguidores intentaron dar un golpe de estado en Munich a un legítimo gobierno alemán. El intento fracasó y Hitler fue a parar a la cárcel pero sirvió de inicio a su carrera política. Nueve años más tarde, el Partido Nacional Socialista de Hitler llegó al poder por elección popular, aunque sin la mayoría absoluta que demandaba el endemoniado.

Para lograrla por la violencia, el 27 de febrero de 1933 prendió fuego al Reichstag (Parlamento Alemán), anuló importantes derechos fundamentales como la libertad de opinión, de prensa, de asociación y reunión, se suspendió el secreto epistolar y telegráfico, así como la garantía de la inviolabilidad del domicilio y se autorizó a la policía a prohibir reuniones. Así empezó el régimen que, según Hitler, perduraría por un milenio pero que terminó doce años más tarde con el saldo alucinante de los 60 millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial.

El 26 de julio de 1953, un pandillero de 26 años de edad encabezó a un abigarrado grupo de jóvenes ilusos que entraron a tiros en un cuartel militar de la dictadura de Batista y, en una orgía de sangre, dieron muerte incluso a enfermos recluidos en el hospital de la institución. Como su ídolo alemán, Fidel Castro fue a parar a la cárcel. Y, siendo un discípulo aventajado, seis años más tarde, el primero de enero de 1959, se hizo con más poder que ningún otro gobernante previo en la convulsionada historia de Cuba. La pesadilla que ha desatado por 57 años le ha robado al cubano no sólo la prosperidad material sino sus principios morales y su dignidad personal. Hoy somos un pueblo sin derrotero y sin puerto que no encuentra donde anclar el barco de su esperanza.

Volviendo a su camino diabólico, a partir de 1959 Castro desplegó una habilidad extraordinaria para el engaño, la mentira y el encantamiento de un pueblo arrodillado a sus plantas. Desde un principios negó ser comunista y dijo que celebraría elecciones libres, que no estaba interesado en el poder, que no utilizaría la fuerza para mantenerlo y que se iría cuando el pueblo no lo quisiera. Prometió cosas descabelladas como que Cuba tendría el mejor ganado del mundo, que produciría más naranjas que la Florida, que pronto se convertiría en exportador de petróleo y que el pueblo alcanzaría un nivel de vida superior al de los Estados Unidos.

Pero donde alcanzó la cima de lo inverosímil y perpetró la mayor burla contra un pueblo crédulo fue cuando dijo que su Vaca Ubre Blanca daría leche suficiente para llenar la Bahía de La Habana. El resultado trágico es tan conocido que basta con resumirlo. Centenares de miles de presos por el simple hecho de contradecirlo, dos millones de cubanos regados por el mundo y más de 100,000 muertos entre fusilados, asesinados, muertos en prisión, misiones internacionales y devorados por los tiburones en el Estrecho de la Florida. Nunca ha celebrado elecciones libres pero estoy seguro de que si lo hubiese hecho en los primeros cinco años de su "reinado" las hubiera ganado con facilidad.

Al mismo tiempo, el discípulo de Hitler tuvo también su propio discípulo en un payaso carismático llamado Hugo Chávez. En 1992, aquel analfabeto osado intentó dar un golpe de estado contra el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez pero fracasó en el intento. Como Hitler y Castro, Chávez sufrió primero cárcel y después destierro. Regresó de su curso en La Habana preparado para hacerse con el poder por el mismo camino del engaño de los dos anteriores. Entre 1998 y 2012, Chávez ganó cuatro elecciones presidenciales contra cuatro contrincantes diferentes, por lo menos las primeras tres con resultados reales.

En el curso de esos 14 años, Chávez dijo que no sería dictador, prometió que no confiscaría empresas privadas y afirmó que respetaría la libertad de los medios de comunicación. Cuando la providencia se apiadó de Venezuela y se lo llevó a la tumba ya Chávez no sólo había violado todas sus promesas sino había sumido en la miseria a su pueblo para mantener en el poder a la tiranía obsoleta y al régimen fracasado de los hermanos Castro. Como los cubanos, los venezolanos no escucharon a quienes tratamos de advertirles sobre el terremoto que se les venía encima y, como los cubanos y los alemanes, los venezolanos cayeron presa del encantamiento de su Mesías.

Por estos días los Estados Unidos parecen enfilarse por el mismo camino de los alemanes, los cubanos y los venezolanos. En un panorama nacional hipertrofiado por la pesadilla que ha sido Barack Obama, aparece un Donald Trump con su narcicismo galáctico, su conducta incoherente y su retórica corrosiva. Con ello se ha ganado un lugar destacado en el salón de la fama de los falsos Mesías y puesto en peligro la tarea de restaurar la armonía tan necesaria en esta sociedad pulverizada por el fanatismo y la polarización.

En realidad, Trump y Obama, dos hombres, supuestamente ubicados en polos opuestos del espectro ideológico, tienen tantas similitudes como diferencias. Pero, como la paciencia del lector es limitada, destacaré solamente la capacidad de ambos para hechizar multitudes y la inmensa habilidad para manipular a las comunicaciones masivas. Obama llegó al poder sin dar detalle alguno sobre sus planes de gobiernos. Su lema central de "Hope and Change" (esperanza y cambio) fue diseñado para estimular sentimientos de solidaridad hacia un joven elocuente e "idealista" que era hijo de una raza sufrida. La gente le dio un cheque en blanco en el cual Obama ha escrito 20,000 millones de dólares de una deuda nacional que ha hipotecado por muchos años a los Estados Unidos.

Aunque desde un ángulo diferente, Donald Trump está haciendo algo muy parecido. Cuando algún periodista le pregunta sobre planes específicos de gobierno, Trump la emprende con una diatriba sobre la incompetencia de Barack Obama y la corrupción de los políticos de ambos partidos. Insulta a sus adversarios en las primarias republicanas y amenaza a gobiernos como los de China, Japón y México con los cuales los Estados Unidos han mantenido y seguirán manteniendo relaciones políticas y comerciales. En esto difiere del simulador y cautelosos Barack Obama de las elecciones del 2008. Pero al igual que Obama, su lema de "We will make America great again" (Haremos a America grande de nuevo) no es un plan de gobierno sino un mensaje de alta carga emotiva a quienes resienten el deterioro de los Estados Unidos en los últimos siete años. Dos falsos Mesías vestidos con distintos ropajes.

En conclusión, el éxito de estos cinco farsantes en su misión de hacerse con el poder absoluto demuestra que tanto pueblos de supuestos altos niveles de desarrollo económico, madurez ciudadana y sofisticación cultural como pueblos considerados más atrasados son vulnerables al hechizo de los falsos Mesías. Podríamos quizás aventurarnos a decir que a pesar de los adelantos de la civilización desde la llegada del hombre a la Tierra, de todas las conquistas sociales, de los descubrimientos de la medicina y de los progresos tecnológicos, el hombre de los rascacielos y el hombre de las cavernas comparten los mismos instintos básicos y padecen de las mismas debilidades. Quizás la mejor enseñanza que podemos sacar de todo esto es que la libertad nunca está totalmente segura y que el precio de mantenerla es la vigilancia perpetua.

Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com

Estados Unidos

JOSÉ LUÍS MÉNDEZ LA FUENTE, PEDRO Y PABLO

La situación en que se encuentra actualmente la política española, pudiera apreciarse a simple vista como de normal o típica dentro de los avatares propios de  la formación de un gobierno,  en el sistema parlamentario;  más aún, cuando  ninguno de los dos principales partidos del espectro ideológico español  alcanzó, en las elecciones del 20 de diciembre pasado, una mayoría autosuficiente de escaños para lograrlo. Sin embargo,  una segunda mirada, en profundidad,  a ese panorama político, nos permite ver los peligros que lo amenazan.

Nos referimos a la naturaleza y alcance de los pactos que  pudiera realizar el líder de PSOE, Pedro Sánchez,  encargado como ha sido ya por el Jefe de Estado, Felipe VI,  de  formar gobierno, con el fin de ser Presidente a toda costa y por encima de todo. 
Tal como están las cosas, esto es, con posturas enfrentadas entre el  PSOE  y el PP, que no admiten acuerdos entre ellos, para que alguno de los dos gobierne,  pero con socios minoritarios importantes como Podemos o Ciudadanos, que si bien pueden brindar apoyos  directos significativos, no son aún suficientes, no queda más remedio que echar mano de las otras facciones políticas más pequeñas, alguna como es el caso de Izquierda Unida, con apenas dos diputados; aunque dos  votos son dos votos y, al final, suman.
El obstáculo, el verdadero obstáculo a vencer es como obtener los respaldos minoritarios de los grupos nacionalistas regionales en Cataluña y el País Vasco; pero, sobre todo, a qué precio. Y aquí, el precio lo pone el señor Pablo Iglesias, líder prominente de Podemos y de varias coaliciones electorales regionales.
El problema para Sánchez, más allá de su arrogancia y ansias de poder, radica en que sin los votos o abstenciones del PP y de Ciudadanos y solamente con los apoyos de Podemos, carece del soporte necesario para formar gobierno,  lo que lo coloca forzosamente en el camino del diablo y de la tentación.  Un diablo, que en esta ocasión, tiene voz propia en boca de Pablo Iglesias, quien le dice a Sánchez, o simplemente le recuerda a diario lo que tiene que hacer, como por ejemplo, aceptar las cuotas de poder que le pide Podemos  en el nuevo gabinete,  entre ellas, la vicepresidencia  y varios ministerios, así como la exclusión de Ciudadanos  y la participación de Izquierda Unida  en cualquier coalición de gobierno, o la aplicación de medidas y programas del ideario  político de Podemos,
La tentación no es otra que la de cruzar la línea roja, prohibida, de  pactar con los diferentes separatismos del mosaico español. Su propio partido le ha puesto alertas, aunque no ya condiciones,  en tal sentido, y la historia y tradición de Estado, del  PSOE,  lo obligan, en principio, a no cruzarla. Pero el diablo, es el diablo.
Hay compañeros de viaje que pesan como una losa y Podemos es algo más que un peso muerto. Es un socio obligado y obligante, en busca de una simbiosis con el PSOE, que a todas luces le favorece y de la cual Pedro Sánchez, aun conociendo los riesgos, quiere sacar provecho personal, sin importarle las posibles consecuencias para España. Sin Podemos y la ascendencia sobre los grupos separatistas, de Pablo Iglesias, quien prometió referendos a catalanes y vascos en su campaña electoral,  la investidura de Sánchez luce imposible y eso lo saben tanto Pedro como Pablo. Pero ambos  saben  igualmente,  que Pablo juega con ventaja, pues en el caso de que la investidura de Pedro se frustrase, el escenario  de unas nuevas elecciones beneficiaría más a Podemos que al PSOE, con la posibilidad cierta de que Pablo fuese el próximo candidato de la izquierda española  para ocupar la Moncloa.
En resumen, que Pedro Sánchez tendrá  que hacer malabares para materializar esa  investidura, pues de lo contrario desaparecerá del mapa político. Además, deberá convencer a los jefes locales de su propio partido y a los españoles, en general, de que su investidura, de llegar a alcanzarla, es el producto de unas alianzas y acuerdos transparentes, en los cuales no se traicionaron, ni vendieron, los principios soberanistas del Estado español, ni su unidad territorial, así como tampoco los valores que han venido animando al  PSOE desde su fundación,  los cuales deben  estar presentes en cualquier nuevo gobierno socialista, aun de coalición.
Los caminos de Pedro y Pablo se cruzan en momentos en que los viejos fantasmas del separatismo y de los compartimientos estancos, resultado, estos últimos, de la superposición de los intereses particulares y grupales sobre los nacionales de España, a que hacía referencia Ortega y Gasset, hacen su aparición nuevamente en la política española, con un rol protagónico.
Mientras tanto, Pablo defiende su idea de Estado o “realidad plurinacional”, con todos los peligros que conlleva, incluida la potencial “balcanización” de España, y Pedro juega con las palabras, ofreciendo una constitución federal, no obstante que la vigente ya establezca, bajo el ropaje de las autonomías, un federalismo singular.
Lamentablemente, una cosa es segura dentro del escenario de incertidumbres que se presenta para España, en el caso de que Pedro y Pablo lleguen a cristalizar sus aspiraciones, y es que ningún gobierno conformado con una variedad de partidos que tienen ideologías diferentes e incluso objetivos e intereses contrapuestos, con el PP y Ciudadanos en la oposición, podrá mantenerse a flote por mucho tiempo. Y esto, Pedro y Pablo, también lo saben.
Jose Luis Mendez
Xlmlf1@gmail.com
@Xlmlf1

España       

ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, EL FRAUDE DE LA TARIFA SOCIAL.

La idea de subsidiar el consumo de ciertos servicios esenciales dista de ser original. Es una larga historia, que el paso del tiempo solo ha ido perfeccionando perversamente como parte del nutrido andamiaje que ha montado desde hace mucho la demagogia populista contemporánea.

Parafraseando a Alvaro Alsogaray, vale aclarar que decir que una tarifa es social, es una absoluta redundancia. Es que no existe tal cosa como una tarifa animal, vegetal o mineral porque solo los seres humanos pueden hacer transacciones de estas características.

La visión que propone que un sector de la sociedad pague, por un bien cualquiera, menos que los demás a expensas de ellos esconde innumerables falacias y una indisimulable hipocresía.

La gratuidad es un gran embuste, porque invariablemente alguien siempre paga la cuenta. La discusión real pasa por establecer con claridad quién financiará finalmente ese monto. Es que si alguien paga menos es porque otro paga más. Hasta es posible que el mismo beneficiario termine sosteniendo ese cargo a través de los infaltables vericuetos estatales.

A nadie sensato se le ocurriría que el precio de un bien dependa de la situación de quien lo compra. Cuando los que más tienen pagan un valor superior al resto, se institucionalizan incentivos para preferir la miseria al progreso, denostando a quienes se esmeran por superarse.

Sin embargo, son demasiados los que validan con determinación este pérfido argumento. Ocurre muy especialmente cuando se trata de servicios públicos, como el caso de la energía eléctrica, probablemente el más emblemático y habitual de esta era.

Muchos están convencidos que hacerlo constituye un verdadero acto de justicia. Ellos sostienen que quienes disponen de escasos recursos deberían pagar un valor inferior por idéntica prestación. Suponen, ingenuamente, que se puede hacer esa excepción, sin consecuencia alguna, como si esa ayuda surgiera mágicamente de la nada o esa bendición cayera del cielo.

Si alguien sigue pagando lo mismo y a otros les incrementan sus costos, es porque los últimos abonarán un valor mayor al que corresponde, solo para solventar la subvención de aquellos que discrecionalmente resultaron agraciados.

Preocupa la inmoralidad de este retorcido principio que intenta camuflarse detrás de la sensibilidad y el altruismo. Quienes enarbolan estas banderas creen que la persona auxiliada no puede valerse por sí misma, al punto de considerar imprescindible que el "subsidiado" transite el humillante proceso de exhibir su paupérrima condición, a través del cumplimiento de determinados requisitos formales para acceder a ese privilegio.

La creatividad para denigrar a la gente parece infinita. Es que el supuesto beneficiario debe, bajo esa tesis, demostrar fehacientemente su circunstancia con certificados de pobreza, revelando que recibe programas sociales, que sus ingresos no superan cierta caprichosa cifra fijada por el burócrata de turno, que es jubilado, pensionado, desocupado o discapacitado, inclusive explicitando su actividad cotidiana como ocurre con el servicio doméstico, con la consiguiente estigmatización que eso implica.

Se trata de una canallada con mayúsculas, perpetrada por los mismos que declaman su preocupación por los que menos tienen pero que a la hora de asignar recursos menoscaban sin piedad alguna a los presuntos favorecidos.

No solo los funcionarios que diseñan la ingeniería de esta despiadada herramienta, sino también los ciudadanos que tratan de legitimar esta modalidad, no aportan su dinero para este filantrópico fin con el que ellos comulgan. Lo que hacen es lo de siempre, imponer a través de la fuerza de la ley, Estado mediante, un saqueo generalizado a todos los contribuyentes forzándolos a cumplir con sus cuestionables deseos personales.

El sistema de precios es un orientador vital para la asignación eficiente de recursos. Los subsidios e impuestos, o cualquier otro componente exógeno, solo distorsionan la matriz básica y alejan las posibilidades de alcanzar un genuino equilibrio que derive en las esperables soluciones reales.

Si el loable propósito es que todos abonen menos por cualquier servicio, primero habrá que comprender la dinámica económica. El camino es abrir el juego, garantizar el máximo de transparencia posible en los mercados y reducir las barreras de acceso para que cualquier prestador pueda hacerlo.

Cada uno, como sucede en otros ámbitos, debe consumir lo que puede y quiere en función de lo que sus ingresos le permiten, sin pretender que otros se hagan cargo de sus coyunturales necesidades. El trabajo es el medio adecuado para obtener lo necesario y disfrutar no solo de una vida digna, sino del progreso como anhelo natural de la especie humana.

Una sociedad que por un lado hace una eterna apología de la pobreza y por el otro la ofende enrostrándoselo públicamente tiene mucho que reflexionar. Premiar a los más débiles con dádivas y esquilmar a los que prosperan gracias a su esforzado trabajo obligándolos a pagar más, es una actitud ciudadana que denota una escala de valores que merece ser revisada.

En tiempos de innegable cinismo, de ambigüedades ideológicas evidentes, de discursos que se recitan en público afirmando lo que parece políticamente correcto para reservar las profundas convicciones al ámbito de la conciencia individual, demuestran que esta comunidad ha hecho méritos suficientes para padecer el fraude de la tarifa social.

Alberto Medina Méndez
albertomedinamendez@gmail.com
amedinamendez@arnet.com.ar
@amedinamendez

Argentina

PEDRO CORZO VIDEO ENTREVISTA A CARLOS SÁNCHEZ BERZAIN, DESDE ESTADOS UNIDOS, CASO BOLIVIA,

Pedro Corzo pedroc1943@msn.com @PedroCorzo43 Estados Unidos

JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, EL MENSAJE DE SUCRE II

‘Preferiría mil muertes antes que por mí se introdujese en la América el ominoso derecho del más fuerte’ (Sucre)
Si el Mariscal hablara nos diría, otra vez, que conservásemos “el honor y la reputación de que el hombre es justamente celoso”; y nos precisaría defender “el bien de la patria que tanto nos cuesta”, y que le diésemos a ella “Anegada la América en lágrimas y sangre (…) un término a sus males”.

Nos recordaría que “nunca son esclavos pueblos que resuelven ser libres”, pero que para lograrlo era necesaria “una misma la causa de los americanos” y “una misma nuestra patria” para todos sus ciudadanos.

Nos ordenaría para muchos propósitos “tomar medidas fuertes y severas para restablecer la moral (...)” y salvaguardar a la República contra sus males y contra sus causantes, “porque amigo de la patria más que de mí mismo”, como lo demostró, prefirió “ser conducido a la vía de la justicia, y observar que hay (...) ciudadanos vigilantes que sean el escollo de la arbitrariedad (...)”.

El Mariscal nos reclamaría contra todos los males de nuestras “disensiones”, y nos advertiría cuán alto es el deber del verdadero patriotismo para que no nos destruyamos en luchas fratricidas, y a los pueblos y a sus conductores, y a sus militares y a sus ciudadanos: “evitarles la deshonra de empañar sus armas en guerras civiles”.

Su voz admonitoria y su ejemplo de magistrado de naciones nos señalaría con firmeza que “los destinos sin el honor son más bien el vilipendio que la dignidad del hombre”; y amonestaría a los que gobiernen que “desprendiéndose de respetos particulares, y unidos solos a sus obligaciones en beneficio del pueblo, representen (...)”, dirijan y actúen con lealtad y honor.

Nos enseñaría que “la educación es un caudal mucho mayor que los bienes de fortuna”, y que “un pueblo no puede ser libre si la sociedad que la compone no conoce sus deberes y derechos (...)”; y que por ello, como formador y previsivo gobernante consagró “un cuidado especial a la educación pública (...)”, de la que se erigen las naciones que cultas y perdurables avanzan y progresan.

Nos señalaría además, otra vez, que “preferiría mil muertes antes que por mí se introdujese en la América el ominoso derecho del más fuerte”, y nos ofrece como estadista superior la lección eminente de sus virtudes públicas como hombre, como demócrata y como ciudadano, al expresar que “siguiendo los principios de un hombre recto, he observado el de que en política no hay amistad ni odio, ni otros deberes que llenar, sino la dicha del pueblo que se gobierna, la conservación de sus leyes, su independencia y su libertad”.

Sensible su alma americana a nuestros dolores y esperanzas proclamó con firmeza y con fe: “Deseo la paz porque la necesitan los pueblos”.

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez

Anzoategui - Venezuela

NESTOR SOLANO, ESPERANDO UNA SEÑAL

Asesores internacionales, empresas especializadas en manejo de opinión pública, gobiernos agradecidos por los favores concedidos, brujos, rezanderos, hechiceros, encantadores de serpientes, videntes y santeros, han sido llamados para ayudar a Maduro en su estruendosa caída, pero no encuentran formula alguna que les permita cambiar la firme decisión que ha tomado el pueblo Venezolano de sacarlo, ante el rotundo fracaso de una gestión calificada como de las más corruptas de todo el orbe, con un gran número de presos políticos y permanentes violaciones a los derechos humanos.

En los últimos años los Venezolanos nos hemos unido para frenar esta locura, el aumento de la pobreza está en un 76%, el desempleo en un 50%, la pequeña y mediana industria paralizada, la agricultura abandonada por falta de insumos, las bodegas y supermercados con estantes vacíos, farmacias sin medicinas, 60% la escasez de alimentos de la dieta diaria, inflación 300%, transporte sin repuestos, sin cauchos y baterías en un 60%, la industria manufacturera paralizada, vivimos la mayor inflación de todo el mundo y hemos logrado el récord de convertir a Caracas la capital de la República, como la ciudad más peligrosa de todo el planeta.

El empobrecimiento es total y cada día los Venezolanos comprobamos, que el periodo democrático de 1958 a 1998 fue el de mayor desarrollo a lo largo de nuestra historia, se logró el mayor avance político, educativo, social y económico que se recuerde, se disminuyó la deuda pública, se entregó una matrícula de 7 millones 8 mil 692 alumnos, se crearon  el 90% de los liceos, grupos escolares y Universidades existentes, bibliotecas, hospitales, embalses, el reservorio de agua más grande del país, viviendas con propiedad en mano, el metro de Caracas, carreteras y autopistas, en pocas palabras la mejor gestión con menos recursos, mejor nivel de vida, altos niveles de crecimiento económico y respeto y oportunidades para todos.

Chávez y Maduro serán recordados por ser los propulsores de la mayor fábrica de pobres que ha tenido Venezuela,  por permitir la reproducción masiva de la delincuencia en todo el territorio nacional, por inventar el bachaqueo con uniforme verde oliva, por acabar con hatos, fincas y haciendas productoras, por entregar los penales a delincuentes armados vinculados con el gobierno, por politizar a las fuerzas Armadas Nacionales, por designar a los funcionarios más incompetentes al frente de la administración pública, por asesinar estudiantes, por militarizar al poder ejecutivo, por entregar el registro de cedulación a los Cubanos, por cerrar la frontera y romper lazos comerciales y de solidaridad con nuestros hermanos Colombianos.

También serán recordados, por enseñar a los Venezolanos a endulzar las cosas sin azúcar, freír sin aceite, cepillarse los dientes sin crema dental, soportar el mal olor en las axilas por falta de desodorante, convertirnos en una especie de felinos capaces de movernos en la oscuridad por falta de luz, potenciar nuestra capacidad auditiva para escuchar el murmullo del agua cuando llega en la madrugada y llenar cuanta perola tengamos en casa, comer crudo porque no hay gas y poner a la prensa escrita en una permanente agonía por la falta de papel periódico y a los ciudadanos en apuros por falta de papel higiénico.

Fuentes dignas de todo crédito, aseguran que Maduro y Aristobulo buscan negociar una salida con tiempo y beneficios, las condiciones económicas y sociales del País no les permiten ser optimistas, los números de sus propias encuestas son cada día peor, el rechazo es total y ante el acelerado empobrecimiento, el partido de gobierno y sus aliados ya no tienen margen de maniobra, buscan una salida que les permita eludir responsabilidades y proteger sus fortunas, las alarmas están encendidas, el pueblo está esperando una señal y no está dispuesto a admitir pasos en falso de parte de los líderes opositores.

Nestor Solano
solano.nestorep@gmail.com
@SolanoNestorep
Tachira - Venezuela

DANIEL CHALBAUD LANGE, EL AUMENTO DE PRECIO A LA GASOLINA

El aumento del precio de la gasolina para el mercado interno, en estos momentos en los cuales “los sin carro”: millones de venezolanos que no poseen vehículo, están gastando suelas y zapatos para trasladarse, o un alto porcentaje de sus insuficientes ingresos para pagar hasta cuatro buses –parados o colgados de las puertas-, es similar, al de pedirle a un enfermo que done parte de su sangre para alargar la vida de quienes, por años, estuvieron, como murciélagos, chupándole la sangre al pueblo. Por cada bolívar que se incremente el precio por litro vendido, el efecto, casi inmediato, es el incremento de los pasajes y del costo del transporte en general.

El pueblo ya abrió los ojos (6D) y ya no se deja meter cuentos y falsas promesas. El pueblo, ya sabe cuántos litros hay en un barril de petróleo (158,984 lts.) y sabe a cómo se vende, en dólares, en el mercado internacional ($ 30,00 aprox), y también sabe que en bolívares, PDVSA recibe del Banco Central, Bs. 6,50 por cada dólar. 30 x 6,50 = Bs. 195,00; pero, también sabe que el precio internacional de un barril de gasolina es, en promedio, mucho más alto que un barril de petróleo
También sabe, más por comenzar a salir del engaño que por viejo,  que el gobierno nacional, no solo vende el petróleo a Cuba y a otros países caribeños y centroamericanos, a precio con un alto descuento, sino que les otorga ventajosos acuerdos de pagos; por supuesto, muy desventajosos para Venezuela.
El pueblo, que ya se sabe de memoria, las Tablas de Sumar, Restar, Multiplicar y Dividir, ya ha calculado cuánto se ahorraría Venezuela si suspendiera su MISIÓN de CASA MATRIZ DE LA BENEFICENCIA PÚBLICA INTERNACIONAL.
Al mismo tiempo, el pueblo piensa que si bien, el precio de los derivados de hidrocarburos en el mercado interno son más bajo que su costo de producción, ese diferencial debería ser el subsidio para el traslado de los millones de venezolanos que diariamente y de manera obligatoria, deben hacer uso de nuestro ineficiente sistema de transporte y, también, como subsidio al costo de transporte las mercancías. No le echen la culpa al pueblo con el tarareo de la “leyenda urbana” de que el venezolano es un derrochador en el consumo de energía. La ineficacia en la implantación de sistemas de transporte colectivo y la obligada mejora en la infraestructura vial, obligan a gastar buena parte del mísero salario en el uso y mantenimiento de viejos vehículos, retrocediendo a la época del consumismo: con su mismo carro, su mismo zapato, su mismo pantalón… y lo peor: con su mismo gobierno.
Otro gallo cantara si se hubieran terminado los kilómetros que le faltan a los Metros de Valencia, Caracas, Maracaibo y otras ciudades. Si en vez de haber derrochado, por años, miles de millones de bolívares en la construcción de una red ferrocarrilera que, si la llegan a terminar, al final solo servirá para buscar alimentos y mercancías a Puerto Cabello – economía de puerto- y regresar con miles de huacales vacios, porque no hay que exportar.
No es el momento para tomar medidas que pudieran provocar el fuego a un barril de gasolina.
Daniel Chalbaud Lange
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
Carabobo – Venezuela