domingo, 20 de junio de 2021

ESPECIAL DEL DOMINGO: QUE SON LAS COMUNAS. SUS TIPOS


La comuna fue una forma de organización social, política y económica popular de carácter local y participativo1​ donde los individuos gestionan diversas instituciones de autogobierno para cubrir y regular sus necesidades comunes con miras a ser autosuficientes en la medida de lo posible.​
 

Tanto marxistas, como socialistas, anarquistas y otros movimientos de izquierda han visto a la comuna como la base de un modelo de sociedad liberada del capitalismo a través de la democracia participativa. 

Índice

1          La comuna en el marxismo

2          La comuna en el anarquismo

3          Movimientos políticos contemporáneos que manejan la idea de la comuna

3.1       Chavismo

4          Comuna capitalista

5          Comuna laica

6          Véase también

7          Referencias

La comuna en el marxismo

Karl Marx, en el escrito La Guerra Civil en Francia (1871), promulga los logros alcanzados por la comuna de París y la describe como un prototipo para un gobierno revolucionario futuro. 

En la teoría marxista, la comuna es una forma de organización política adoptada durante la primera (o más baja) fase del comunismo denominada socialismo. Las comunas son propuestas como la contraparte proletaria a las formas de gobierno de la llamada «burguesía». En el escrito mencionado Marx explica el propósito y la función de la comuna durante el periodo denominado «dictadura del proletariado» ​ 

La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo..

Marx, Engels, y posteriormente Lenin crearon elementos para definir las características que habrían de tener las comunas en particular dentro del concepto de la «dictadura del proletariado». 

La comuna en el anarquismo

Artículo principal: Comuna (anarquismo)

Véase también: Principio federativo

La comuna en el anarquismo se concibe como una organización libre y voluntaria formada para la institucionalización a escala humana de la vida común de los seres humanos.  

Los modelos económicos de cada comuna libertaria pueden variar de acuerdo a la voluntad de sus miembros: el mercado puede existir (mutualismo, anarcocolectivismo) como estar ausente (anarcocomunismo). Al no existir el Estado se establecería un mercado libre, aunque los productores pueden asociarse para regular y planificar voluntaria y descentralizadamente la vida económica.5​ De igual manera, las comunas pueden pactar libremente entre sí para cooperación mutua en asuntos de diversa índole, formando federaciones de comunas (así como también otros órdenes superiores voluntarios: regional, nacional, internacional).6​7​8​ Bajo este modelo el Estado se reemplazaría por un orden federativo popular de abajo hacia arriba fundamentado en la unión libre de productores y en una «administración simple de asuntos comunes».  

Por otra parte, dentro del anarquismo, las comunas representan organizaciones autónomas que confrontan al Estado.  

Movimientos políticos contemporáneos que manejan la idea de la comuna

Abahlali baseMjondolo

Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas

Federación Democrática del Norte de Siria

Chavismo

Artículo principal: Chavismo

Kléber Ramírez Rojas, ideólogo del Estado comunal en Venezuela.


En Venezuela, el presidente Hugo Chávez, dentro del marco del socialismo del siglo XXI, planteó la construcción de lo que llamó el «Estado comunal», que tuvo entre sus más fuertes antecedentes ideológicos la propuesta del guerrillero venezolano Kléber Ramírez Rojas que llamó «Estado comunero». 
 

La comuna tiene como propósito fundamental la edificación del estado comunal, mediante la promoción, impulso y desarrollo de la participación protagónica y corresponsable de los ciudadanos y ciudadanas en la gestión de las políticas públicas, en la conformación y ejercicio del autogobierno por parte de las comunidades organizadas, a través de la planificación del desarrollo social y económico, la formulación de proyectos, la elaboración y ejecución presupuestaria, la administración y gestión de las competencias y servicios que conforme al proceso de descentralización, le sean transferidos, así como la construcción de un sistema de producción, distribución, intercambio y consumo de propiedad social, y la disposición de medios alternativos de justicia para la convivencia y la paz comunal, como tránsito hacia la sociedad socialista, democrática, de equidad y justicia social.  

Según la Ley Orgánica de las Comunas, este término es utilizado para denominar al espacio socialista que, como entidad local, es definida por la integración de comunidades vecinas con una memoria histórica compartida, rasgos culturales, usos y costumbres, que se reconocen en el territorio que ocupan y en las actividades productivas que le sirven de sustento, y sobre el cual ejercen los principios de soberanía y participación protagónica como expresión del poder popular, en concordancia con un régimen de producción social y el modelo de desarrollo endógeno y sustentable, contemplado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación. 

De acuerdo con Chávez el sistema económico comunal se debe desarrollar a través de distintas formas de organización socioproductiva como empresas de propiedad social (EPS), unidades familiares, grupos de intercambio solidario y demás formas asociativas para el trabajo. 

En 2009, tras la derrota sufrida por el chavismo en el referéndum constitucional de Venezuela de 2007 en el cual se pretendía incluir como una institución a las comunas, se crea el Ministerio del Poder Popular para las Comunas.14​ Las comunas en Venezuela están regidas por la Ley Orgánica de las Comunas y la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal. 

Comuna capitalista

La comuna capitalista es una forma de organización social, política y económica popular de carácter local y democrática donde los individuos gestionan diversas instituciones de autogobierno con el objetivo de crear riquezas colectivas con miras a alcanzar un bienestar social más elevado que las comunas que lo rodean, creando una competencia que fomenta el bienestar social. 

Los movimientos de derecha han tomado esta iniciativa de la comuna de la izquierda pero en vez de cubrir sus necesidades humanas básicas de alimento y techo, construyen riquezas colectivas para tener un desarrollo pleno del individuo. Es una base modelo de una sociedad democrática, liberal y sostenible, que mantiene un equilibrio con el ambiente y la justicia social. 

Comuna laica

La comuna laica es una forma de organización social, política y económica popular de carácter local y democrática donde los individuos gestionan diversas instituciones de autogobierno con el objetivo de lograr los objetivos aprobados en una asamblea local, ya sean estos objetivos de crear riquezas colectivas o simplemente cubrir una necesidad, sin imponer un modelo económico ni capitalista ni socialista. 

Nace de la idea de que el fin del estado no puede imponer ningún modelo económico ni socialista, ni capitalista, el estado debe garantizar las libertades económicas del individuo y no debe regular la economía, debe garantizar la información sobre ambas tendencias económicas socialistas y capitalistas, debe tener leyes que eviten el monopolio, debe fomentar la inversión de los ciudadanos en las empresas, y combatir la corrupción. 

Cada comuna con sus instancias de autogobierno buscan fomentar la economía de empresas socialistas o capitalistas y con ello construir la geometría del poder económico de carácter popular, para avanzar en el ejercicio pleno de la soberanía y la democracia ya que la misma no excluye a ninguna de las tendencias económicas, en los territorios comunales.

https://es.wikipedia.org/wiki/Comuna_(socialismo)

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ DOMINGO 20/06/2021


 




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TITULARES DE HOY
20/06/2021

MIBELIS ACEVEDO DONÍS: LA CIUDAD VISIBLE

En su obra “Las crisis de la Venezuela contemporánea”, Manuel Caballero pone agudo ojo en un hito que inaugura la era de la política en el país. “La que entra en escena en 1928 es la Venezuela que se bajó del caballo en 1903. De ahora en adelante, todas y cada una de las batallas políticas del siglo XX se darán y, sobre todo, se vencerán en la ciudad”. La figura del ciudadano, el habitante de la ciudad moderna, hombres y mujeres “de a pie” y armados de palabras, se vuelve estelar. Caballero afirma que incluso “el voto democrático es una invención citadina”; por ende, ciudadana.
 
La oposición liberal que pretendió reinstalar sus oxidados códigos tras cien años de guerra -los “caracortada”, los llamó Betancourt en 1932- debió rendirse ante la fuerza de los hechos. “Al vacío intelectual de sus dirigentes se une la ineficacia de sus métodos: la Venezuela de a caballo ha muerto para siempre”. Como suele ocurrir, la expiración, por impotencia, de un modo de pensar y hacer, sirve al nacimiento de nuevos paradigmas. Ya el campo de batalla no será la arena de la disputa por el poder, sino la calle tomada por quienes la sienten suya. Allí, pinchado por una generación que adopta como símbolo la boina azul -guiño dispensado al gran civilista, Miguel de Unamuno- un país de ciudadanos en botón y dispuestos a domeñar la adversidad, se afana en dar piso y carácter a la democracia del s.XX.
 
Pocas nociones tan plenas de significación como la de “ciudadano” hay en nuestra historia, en fin. Eso sin contar todo lo que ella sintetiza en tanto antiguo oficio político, algo que Arendt desgrana con maestría al retratar a quien participa activamente en la gestión de los asuntos humanos, siempre frágiles, imprevisibles, infinitos. Un co-dirigente de la ciudad que le brinda sentido de pertenencia, como lo fue el ateniense, el romano, el revolucionario francés y el estadounidense, el comunero de 1871, por ejemplo. Ese sujeto igual y distinto que, al actuar concertadamente, es capaz de generar dinámicas donde palabra y acción se conjugan para dar visibilidad perdurable a quienes las portan.
 
Reiteremos entonces que el ciudadano es aquel que consciente de sus derechos y deberes, libertad y límites, participa en la esfera pública. Al que le importa tomar parte de las decisiones que allí se ventilan y de-liberan, pues amén de entender que está unido a otros, se reconoce como constructor de su propia realidad. Es ese “polites” que por definición y como apunta Sartori, se opone al “idiotes” griego, término peyorativo que designaba al hombre privado, incompleto en cuanto a su vínculo con la comunidad política, volcado sobre sí mismo: el no-ciudadano.
 
No hay tregua en esa gimnasia relacional que la ciudad habilita y renueva de continuo. Muestra de ello está en ese espacio de alumbramiento que analiza también Caballero: crisis tras crisis, desestabilización tras desestabilización, momento decisivo tras otro, el sujeto político no podía darse el lujo de apagarse. Y era precisamente en esos contextos autocráticos que instan a la mortificación, a la renuncia por hartazgo, donde ese ciudadano pensante debía encontrar mayores razones para no victimizarse, para no auto-anularse.
 
Entonces, ¿cabe aspirar al ejercicio ciudadano aun inmersos en un sistema hostil, que destruye la noción del contrato social, vulnera la esfera privada y conculca derechos de quienes coexisten en el espacio de todos? La respuesta está en ese trayecto de la propia historia que coronó con la llegada de la democracia. Prácticamente huérfanos de derechos políticos, esos venezolanos lucharon con lo que tenían por aquello que les faltaba: el reconocimiento existencial que, en tanto sujetos políticos, otorgaba la conquista del voto, por ejemplo.
 
Por supuesto, frente a un presente estancado, frente a la promesa consistentemente rota de quienes dirigen o aspiran a dirigir la polis que hoy habitamos, el ciudadano tiene derecho a manifestar su enojo, su fatiga y desencanto, sin duda. Esa desafección es un signo de los tiempos, junto al sentimiento de impotencia que experimentan los sujetos políticos, falibles en tanto humanos. Pero a sabiendas de que la apatía puede ser no sólo síntoma sino causa del atasco, evitar el autogol que deriva en gruñido crónico y negación a la participación, es vital. La sociedad exasperada de la que habla Innerarity (una donde la indignación-denuncia se vuelve vehículo privativo de expresión colectiva, alimento de las “burbujas emocionales” que en redes sociales privilegian a los temperamentos por sobre los discursos) lejos de redimirnos podría acentuar la incapacidad.
 
El desafío es estirar la oportunidad de transformación que surge con mucho en contra y algo a favor. Exigir resultados al liderazgo siempre es lo procedente, sí; como lo es asumir que el poder de los sin-poder (Havel) reside no en el entumecimiento o la digna espera, sino en la autonomía para pensar, hablar y actuar con otros, organizarse y participar. He allí la visibilización ciudadana que necesitamos.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis
@ElUniversal
Venezuela 
 

CARMELO CASALE CALABRÓ: LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA, ¿SIGUE VIGENTE COMO SISTEMA IDEAL DE GOBIERNO?

Tal vez no sea esto lo que a la mayoría de la gente – quizás a usted - le gustaría leer en un artículo sobre La Democracia. Pero la realidad es que tenemos que empezar por tocar tierra y no caminar por la vida a tres centímetros del suelo, como hacía un representante del maligno en una novela de misterio que alguna vez leí.
 
En principio, dejemos ya, de una vez, de asignarles todas las culpas y responsabilidades a los pueblos -no "al pueblo" que manipulan ciertos políticos-; y centrémonos más en los sistemas y  modelos de gobierno que se les ofrecen y las promesas que se les hacen para conquistar sus votos.
 
Los pueblos son personas de carne, hueso y cerebro que, fuera de trabajar y luchar por su sustento, no tienen mayores opciones que la resignación y la espera.
 
La esperanza  es, siempre, la última frontera entre sus dificultades y una sociedad que les permita desarrollo y bienestar en lapsos razonables – media vida- y, así, poder transmitirlo a sus hijos.
 
Liberalismo limitado
 
Los conceptos básicos de libertad individual, asociación e igualdad ante la ley; la defensa de la propiedad privada, autonomía contractual y reparación de daños; del individualismo y la globalización aunada a la limitación del poder de control del Estado (con sus inevitables corolarios: libertad total de mercados y comercio libre) se ha venido deteriorando con el tiempo.
 
Las dificultades concretas para lograr implementar estas teorías y la poca absorción de sus preceptos en los estratos sociales para beneficiar igualitariamente a la mayoría neta de los seres humanos ha hecho que la filosofía liberal y sus herramientas básicas pierdan fuelle e impulso en el nuevo mundo que advino en el Siglo XXI.
 
¿Está el capitalismo exhausto?
 
Tampoco el sistema económico que deriva del liberalismo, el capitalismo, ha logrado permear hacia todos.
 
Así, los dogmas relativos a que los Medios de Producción sean privados, que el Mercado servirá como mecanismo justo y eficaz para asignar recursos (siempre escasos) y que el Capital, sin más, sirve de fuente principal para producir mayores riquezas, se han venido agotando hasta casi llegar a una asfixia funcional.
 
En su etapa más eficaz, el capitalismo  logró avances increíbles para la civilización y el desarrollo humano. Pero hoy, masas ingentes de personas en las periferias de los grandes centros de producción, no logran acceder a sus mecanismos para beneficiarse eficazmente del sistema.
 
Las realidades del Mundo Nuevo
 
La llegada del Siglo 21, las economías emergentes exitosas (China, India o Turquía) y la irrupción globalizadora de los Medios de Comunicación (y ahora la Pandemia Covid19), están llevando a nuevos – reformulados o “aggiornados”- modelos políticos, económicos y sociales que buscan nuevos nichos y formatos que permitan participación, aunque sea nominal, de los pueblos para superar necesidades casi ancestrales o muy antiguas.
 
Así, dicen, “garantizan” –con promesas novedosas- que podrán hacer “algo” de forma directa para su mejoría existencial aquí y ahora.
 
Y no sólo bajo las conocidas formas éticas, morales, religiosas o apegadas a lo legal: también de manera disruptiva y distópica  cuando no abiertamente ilegal, represiva o criminal.
 
La Pandemia “Covid19” ha exacerbado dichos procesos a niveles mundiales y ha obligado a naciones enteras a comenzar a pensar la reformulación de su acercamiento real a la sociedad que las soporta y a la forma de resolver problemas concretos de sus poblaciones, de sus bloques asociativos y del mundo en sí mismo.
 
El Momentum para un Nuevo Liberalismo
 
Con nuevas, inteligentes y bien adaptadas aproximaciones políticas a los problemas de toda índole que han venido surgiendo, el liberalismo debe ahora –si de verdad quiere sobrevivir- ya no establecer premisas para un mundo en crecimiento sino para un mundo en desarrollo, -no significan  en absoluto lo mismo- para empezar a lograr que los inmensos beneficios que ofrece el sistema (cuando logra aplicarse bien)  alcance, de verdad y en breves lapsos, sin utopías insostenibles, a esas grandes porciones de excluidos del desarrollo, de la vida digna, de la salud pronta, de la diversión necesaria y el reposo debido además de la alimentación como un acto humano reflejo e inalienable más que de una ingente necesidad diaria.
 
No es únicamente “resolver” temas económicos (que han mejorado muchas cosas, es verdad, aunque no bastaron) y que cada quien se arregle con las demás variables del sistema.
 
Es lograr que los pueblos retomen la ilusión por participar activamente en el mundo del que son parte para lograr aquella “máxima felicidad” en su breve lapso vital, además de mantenerse activos en todos los sentidos.
 
Y sobre ese tema, hay mucha tela que cortar.

Carmelo Casale Calabró
@CarmeloCasale
(*) Miembro de Expresión Libre

RAFAEL RODRÍGUEZ MUDARRRA: LA SOLUCIÓN NACIONAL BUSCA CAMINOS

La Plataforma Unitaria Electoral tenida como un compromiso: de gran significado para el entendimiento resuelto del venezolano opositor. No ha surgido como fruto del azar, o por casualidad fortuita; o, como desgracia imprevista para el cambio de un régimen que de continuar, como muy pocos quieren, sería por la imposición de un dialogo sin concurrencia de aceptación, cuajado en el cenáculo de un pequeño componente militar, guarecidos con una figura incordio inhalado de la sociedad civil, la que haciendo las veces de presidente, se ha convertido en instrumento expedito para la perpetuación en el poder: a las vez que continuar las fechorías que ha venido cometiendo en la desastrosa conducción de la República, haciendo propio el habernos llevarnos a ser la nación de régimen más autoritario de América , muy por encima de Cuba, a la vez que aumentar el repudio de los nacionales, como de grandes potencias que hoy luchan por la instauración de los derechos inherentes a la persona humana; y se asocian para buscarnos salidas de presencia en el concierto de naciones libre, democráticas y soberanas.
 
Venezuela la otrora prospera, admirada por su comprobado progreso, con desarrollo científico y cultural; con profesionales de varias licenciaturas; con la llegada al poder de lo que se ha dado en llama la revolución chvista- comunista; su desarrollo económico dejó de existir. Su progreso pertenece al pasado. Todos está detentado por una infestada cúspide proveniente de castas obsesionadas por el despilfarro, como fuente para el lujo superfluo.
 
Lo epónimo es usual en la función pública. La administración, precedente de probidad fue secuestrada, desplazada y legada sin escrúpulos a un grupo de militares activos, incapaces para el desempeño en la función pública, acarreando la más grande e irreversible migración de nuestros nacionales. La educación bajó a niveles de deterioro inaudito, los servicios públicos colapsados. Se carece de asistencia sanitaria. Las enfermedades se extiende a los niños con fuerza irreparable; campea la falta de idoneidad producto de la escogencia a dedo de los servidores públicos, como fuerza de poder.
 
A partir de noviembre de 2017 se nos instaló una hiperinflación de las de mayor duración en la región: El gobierno agotó la fuente genuina de financiamiento; acude al BCV para generar dinero inorgánico. Todo debido a que al ineficaz mandato de NM. El Dólar reemplaza al bolívar haciendo espontaneo su vigencia. Aumenta la pobreza que con ese signo ha pasado a ser miserable.
 
La divisa gringa goza del respaldo del régimen. Todo se cobra en dólares. No se da vuelto. Se transformó en medio eficaz para que comerciantes inescrupulosos conviertan la usura en un oficio, que hace de su valor una fuente de dineros mal habidos.
 
¿Por qué padecemos esta situación que hace ricos a unos pocos, que se han apropiado de los recursos de nuestro situado? El gobierno quiere hacer universal. Le da pregón al de que nuestra miseria es causada por los yanquis, dado las sanciones impuestas a funcionarios del régimen. Por lo que compartir los argumentos de un Estado fallido y forajido que crea supuestos para justificar el
 
mal ocasionado a la población, nos haría cirineo de un gobierno usurpador que contó con la abstención del 80% de los electores, que condenaron como fraudulento la elección de la AN, que se dice legítima
 
La verdad de lo que estamos padeciendo y las razones que nos hace hartos de parecerla, donde no se le pone término al latrocinio; ni cese a las humillaciones contra el ciudadano; donde los que se dicen dirigentes del proceso pasan por delante de la gente miserable, muy ufanos, luciendo alardes de posturas comunistas, profiriendo lecturas bíblicas, llevándonos a la convicción, de que por más dinero que dilapiden en la captación de conversos, no se les será posible cambiar la mentalidad resuelta del que hace conciencia, de cambio en las filas decididas de la oposición.
 
¿Dónde está la causa que nos lleva y nos mantiene en pie de lucha contra un régimen insoportable?: Es única, perdura protegida con leyes elaboradas por una AN espuria, con pleno respaldo del TSJ; con una entelequia de Fiscalía General; con contralor indecoroso; pues bien, dicho, sea: no es otra; que la que nos lleva a afirmar que ha consistido en la arbitrariedad con qué se han ejercido las funciones; y de medios que reposan en la corrupción, que no consideran válidos los actos que se fundamentan en una norma legal, haciendo del manejo corrupto de los fondos del Estado, una práctica que consiste en el uso del poder para sacar un provecho. Los casos de corrupción en Venezuela copan las primeras planas de los diarios del mundo: El tráfico de influencia; el soborno y el fraude son prácticas concurrentes e impugnes. Nos dan nota del gobierno perverso, con pronunciamiento de rechazo.
 
¿Cómo ponerle fin a un régimen indeseado: que gobierna con el zurriago de los que le han dado un respaldo impostor? La oposición ha logrado el clima unitario para la lucha a fondo. Se ha deslastrado de sujetos que quisieron convertirla en rebaño de la infección chavista. Acrecienta el apoyo internacional, Juan Guaido se ha libertado de ataduras. Se activa para la lucha. El pueblo se solidariza con su propuesta, la estima medio para vencer la crisis; le da autoridad para la resolución de conflictos: ir a una negociación, la que de no darse facilitaría el resuelto para otros medios de lucha. No es el falso dialogo que le ha sirva a Madura para la chancas y mofas. Es el camino para elegir al Presidente de la República con libertad. Concurrir a las elecciones fraguadas a imagen y semejanza NM, conlleva a la reacción contumaz del que busca el pan, el trabajo, la convivencia y la paz. Tenemos que buscar soluciones en la Constitución para libertarnos del régimen de fa-facto. El pueblo habla en su nombre. Se ha hecho homogéneo. La propuesta de “Solución Nacional” para salir de la crisis provocada por Maduro, fuerza respaldar la negociación propuesta por Guaidó, como medio idóneo para resolverla. Otra distinta produce un desenlace no deseado. El pueblo está harto de dictadura. He aquí una propuesta, que abre caminos para la solución nacional. 

Rafael Rodríguez Mudarra
1rodriguezmudarra@gmail.com
@Ramudarra
Presidente de Unión Republicana Democrática
Venezuela

MARÍA AUXILIADORA DUBUC: ESTADO FEDERAL VS. ESTADO COMUNAL

La reciente polémica sobre la Primera Discusión del Proyecto de Reforma de la Ley de Ordenación del Territorio, me obliga a tocar el tema del
Estado Federal vs. Estado Comunal 
 
El 28 de diciembre de 1989 se aprueba la Ley Orgánica para la Descentralización, Delimitación y Transferencia del Poder Público. Con mucha alegría sentimos que avanzamos en el camino de la descentralización y que autoridades cercanas al ciudadano, se encargarían de atender algunos asuntos con mayor celeridad y eficiencia. Recuerdo que en ese año se aprueba incluso la Ley Orgánica de Justicia de Paz, implantando así un sistema alternativo de resolución de conflictos al tratamiento propiamente jurisdiccional, como una posibilidad que los ciudadanos resolviéramos en la instancia vecinal y a través del dialogo nuestras desavenencias. La descentralización aseguraba la unidad nacional, dentro de un marco discrecional de oportunidades para el crecimiento regional, a través inclusive, de la autonomía fiscal, todo ello con una coordinación que resultaba muy productiva para todos.
 
En 1999 se aprueba la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, esta consagra al país como un estado democrático y social de derecho y de justicia, un estado federal descentralizado que estimula la participación ciudadana y el derecho soberano del pueblo a demandar una mayor calidad en la prestación de los servicios, entre otros. Pues bien, ese estado federal descentralizado, democrático y social de derecho y de justicia, está montado sobre un sistema de distribución vertical del poder público en tres niveles: nacional, estadal y municipal, con unas características específicas que consagra nuestra carta magna, su carácter electoral, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.
 
Hoy en día, todo ese avance que teníamos en materia de descentralización se detiene, o más bien se encuentra en franco retroceso, dada la implantación compulsiva por parte del Régimen de un sin número de ideas absolutamente centralizadoras contrarias a nuestra tradición republicana. Ideas que convergen en  la generación de una nueva estructura: El Estado Comunal. La creación del Poder Popular solo busca reemplazar el Estado Federal de Gobierno, de modo que el Ejecutivo Nacional, esto es el Presidente de la República, pretende con esta herramienta manejar directamente todas las instituciones del estado, a través de la sustitución de estas por autoformas territoriales llamadas Comunas, Consejos Comunales o Ciudades Comunales.  Coordinadas por un Consejo Federal de Gobierno, manejado por el Presidente de la República directamente a su antojo.
 
Así es como el Estado Comunal se instaura como un carácter o instancia del  poder popular que vacía de sus competencias constitucionales a los órganos del estado, con funciones políticas, sin garantizar su carácter electivo ni su autonomía, y mucho menos la pluralidad ya que está vinculado con una sola ideología política: el Socialismo. Por si fuera poco, el esfuerzo del régimen está centrado en instaurar en Venezuela un modelo político social y económico anacrónico que  privilegia la estatización y reduce y constriñe a su mínima expresión la actividad privada, modelo que este país en pleno rechaza, lo hizo el 7 de diciembre de 2007 y el 26 de septiembre del 2010, porque trae como consecuencia la realidad que vivimos hoy día, un franco deterioro socio económico y una situación de crisis institucional en el país.
 
Pero a pesar de haberlo rechazado, el régimen se burla de la Constitución y de la decisión del soberano, del pueblo, de todos nosotros los venezolanos y sin consulta previa continúan en su empeño en desmantelar el estado constitucional para sustituirlo por un estado socialista paralelo, un estado socialista centralizado, militarista y policial,  a través de la aprobación de un montón de leyes que regulan su instauración. De este modo se aprueba en 2006 y se reforma en 2009 la Ley de Consejos Comunales, que paso a ser orgánica,  luego en 2010 la Ley del Consejo Local de Planificación Pública, la Ley de los Consejos Estadales de Planificación Publica, la Ley de las Comunas, la Reforma Parcial de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal  y en 2012 la Ley Orgánica de Justicia de Paz Comunal, entre otras.
 
¿Dónde queda entonces el ejercicio de nuestra soberanía? Hasta ahora hemos tenido la opción de elegir a través del sufragio universal directo y secreto a nuestras autoridades, hemos pasado por fraudes electorales inclusive, pero ahora nos imponen la elección de voceros dentro de unos consejos comunales que se escogen a mano alzada en una asamblea  y que coordinaran la prestación de nuestros servicios básicos, constituyen una instancia de planificación de políticas públicas, instancias que legislaran para nosotros a través del parlamento comunal y  serán además una instancia de decisión judicial a través de las competencias que se le otorgan a los jueces de paz comunales.
 
Ahora bien, ¿será que a través de la reformada Ley de Ordenación del Territorio, van a organizar geográficamente la distribución de los consejos comunales, para la conformación definitiva de las comunas? La interrogante nos abre los ojos, ya que a todas luces pareciera una reforma más política que técnica, con la intensión de continuar avanzando en la implantación del Plan de la Patria a espaldas del soberano, al margen de la Constitución, en un irrespeto campante a la institucionalidad y al estado de derecho. 
 
Maria A. Dubuc
mdubucster@gmail.com
@mauxi1
mariaadubuc.wordpress.com

VICENTE BRITO: LAS DIFERENCIAS ENTRE UN ESTADO COMUNAL Y UN ESTADO FEDERAL

Actualmente se define el futuro político de la nación entre dos propuestas que se están debatiendo, la primera es la que se discute en la Asamblea Nacional donde se avanza a la Chito callado en la conformación de un conjunto de leyes para la creación del estado comunal y la segunda es la que se desarrolla en la promoción de las elecciones para alcaldes y gobernadores, donde algunos aspirantes reclaman la conformación del estado federal, sustentado en la reforma constitucional de 1992, en el cual se les otorgó a los estados autonomía y recursos a través de la ley de asignaciones especiales y competencia administrativa.
 
Cuando se le consulta a la base popular su opinión sobre el proyecto de estado comunal, no existe mayor entusiasmo en su respaldo, incluso muchos lo identifican con los consejos comunales que se crearon hace más de una década, a los cuales se les dotó de inmensos recursos para el desarrollo de miles de proyectos a lo largo y ancho del país, cuyos escasos resultados están a la vista al no lograrse lo anunciado por sus promotores y observarse el abandono de muchos de estas inversiones realizadas, no logrando las comunidades los beneficios ofrecidos y estas se convirtieron en la mayoría de los casos en desilusiones.
 
Lo contrario se observa al promoverse la recuperación de las autonomías regionales por parte de aspirantes a las Alcaldías y Gobernaciones, se hace evidente que cuenta con un gran apoyo popular en todos los estados del país. Ya que se puede observar en los resultados positivos obtenidos en las inversiones realizadas con los recursos otorgados por el FIDES en obras y mejoras sociales. Hay que destacar los beneficios obtenidos para la década de los 90 en los servicios hospitalarios mejorados y el mantenimiento adecuado de las vías de comunicación, servicios de agua potable, mejoras en las comunidades que todavía se mantienen. En cada rincón de Venezuela hay una prueba de los beneficios obtenidos con esos recursos obtenidos e invertidos con mayor transparencia. El empuje alcanzado por las regiones durante la descentralización es evidente.
 
Sería necesario que se sometiera a consulta popular si los venezolanos estamos de acuerdo con el estado comunal, donde un solo gobierno el central dispone de los recursos de la Nación así como su destino, o un estado federal que si le garantice a los gobernadores y alcaldes a ser electos los recursos necesarios para ser invertidos en las mejoras necesarias en sus comunidades.
 
Están a la vista ambas experiencias y los resultados obtenidos. Es por ello la importancia de que el estado federal sea el que garantice el desarrollo y crecimiento de nuestras regiones y no el de un estado comunal centralizado que pretenda imponer nuestro destino como Nación.
 
Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución Vicente Brito
Venezuela

RAMÓN ESCOVAR LEÓN: ESTADO FEDERAL VS. ESTADO COMUNAL

“Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada” es una frase que repetía constantemente Hugo Chávez. Al contrario, José Tadeo Monagas, el 24 de enero de 1848, proclamó un concepto distinto: “La Constitución sirve para todo”.
 
Tanto Monagas como Chávez son representantes de la tradición militarista que ha gobernado Venezuela sin detenerse en lo que diga la Constitución: ambos hicieron lo que quisieron porque lo importante es saber que manda quien dispone de las bayonetas. En nuestra tradición autoritaria se han usado las constituciones para darle apariencia de legitimidad a cada caudillo y a cada dictador.
 
Esto nos ubica ante la distinción que hizo la aguda inteligencia de Laureano Vallenilla Lanz entre constitución de papel y constitución efectiva o vital. La primera contiene las atractivas declaraciones abstractas; la segunda es la que se impone brutalmente en la realidad. Pese a los postulados constitucionales, desde el siglo XIX el poder quedó en manos de los caudillos militares, caldo de cultivo del autoritarismo. Ellos fueron quienes ejercieron la autoridad sin detenerse en la letra constitucional.
 
La Constitución de 1961 califica como constitución efectiva: fue elaborada por civiles y una alianza -el Pacto de Puntofijo- le dio sustento político. También pueden incluirse en esta lista las constituciones de 1811 y de 1830. La de 1811 fue la primera de nuestra historia republicana y contiene el núcleo del contrato social; en ella encuentra carta de naturaleza el predominio del poder civil sobre el militar, tal como lo reguló su artículo 179. La de 1830, por su parte, tuvo una duración de 17 años, en los cuales hubo una vigorosa vida civil y republicana. Merece especial comentario la Constitución de 1947; aunque de corta duración, fue efectiva porque consagró el voto universal y el voto de la mujer. Estos mandatos se cumplieron con la elección de Rómulo Gallegos en 1947.
 
La Constitución de 1999 fue hecha bajo el impulso y orientación de Hugo Chávez, quien avant la lettre la convirtió en Constitución de papel; y, sobre todo, a partir del momento en que el pueblo rechazó, mediante referéndum, su propuesta de reforma constitucional en el año 2007.
 
 
La consecuencia de esto fue comenzar a dictar leyes para aplicar las políticas que fueron repudiadas por el pueblo por referéndum; entre ellas, ir echando las bases de un Estado comunal. De esta manera, se demuestra que es la lapidaria frase de Monagas la que rige la conducta de los gobiernos militaristas. Así ocurrió con la Ley Orgánica del Poder Popular; con la asamblea nacional constituyente de 2017, que tenía como objetivo elaborar una constitución que nunca elaboró; y con las “leyes constitucionales”, como la Ley del Odio y la Ley Antibloqueo. Todo esto fue advertido por el constitucionalista Enrique Sánchez Falcón en un valioso ensayo en el cual explica que lo que se pretende es el desmantelamiento del Estado federal y la total centralización económica (“Las leyes del poder popular como orden jurídico de una pretendida transición hacia el socialismo. Análisis crítico”. Revista Jurídica N° 7, 2011).
 
Para estudiar este asunto vale la pena revisar también los conceptos expuestos por los profesores Allan Brewer-Carias y Rafael Badell Madrid en dos presentaciones sobre el atropello constitucional que significa el Estado comunal. Brewer-Carias expuso “El poder comunal y la desconstitucionalización del Estado”, en el cual desmonta las arbitrariedad jurídica y políticas de este proyecto de ley. Badell Madrid, por su parte, en su ponencia titulada “Del Estado federal al Estado comunal” plantea la descontitucionalización que entraña ese proyecto de apartarnos del Estado federal para ir a un Estado comunal. Ambos académicos demuestran con argumentos jurídicos y políticos el proceso que se lleva a cabo para vaciar de contenido a la Constitución, todo a contrapelo de nuestra tradición federal.
 
Por si fuera poco, el artículo 4 de la Constitución de 1999 declara que la “República Bolivariana de Venezuela es un Estado federal descentralizado en los términos consagrados en esta Constitución”. Y este mandato es el que pretende ser burlado. Asimismo, el consenso entre los juristas que he citado antes es que el Estado comunal es sinónimo de Estado comunista. Esto hay que recordarlo porque se está avanzando hacia un modelo de Estado no previsto en la Constitución, y que, además, ha sido repudiado -hay que insistir- por el pueblo en referéndum.
 
 
Este conflicto entre la normativa constitucional y la constitución efectiva sigue siendo el punto nuclear de nuestra historia. Se trata de dos maneras de asumir el asunto: o respetar la norma o respetar la voluntad de quien detenta el poder. Mientras se imponga lo segundo, seguiremos teniendo una Constitución a los únicos fines de justificar las apariencias. Distinta sería la situación si ese modelo comunal hubiese sido aprobado por el pueblo. Pero no es así.
 
La propuesta de Estado comunal demuestra el menjurje ideológico que significa el chavismo. Por una parte, invocan urbi et orbi, el nombre de Ezequiel Zamora, defensor de la federación, y, al mismo tiempo, promueven aniquilar la federación que este defendió. Ello porque usan el nombre de Zamora solo con fines propagandísticos.
 
Hemos vivido la experiencia federal hasta que el discurso incendiario pretende sustituirlo por el Estado comunal. Es la visión antirrepublicana recubierta de fanatismos ideológicos con el propósito de implantar un modelo político que solo garantiza el fracaso. El destino vital de los venezolanos merece algo mejor.
 
 
Ramón Escovar León
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Venezuela