sábado, 8 de agosto de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, DOMINGO 09/08/2020

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, UNIDAD… ¿PARA QUÉ?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 11 minutos
A partir de 1974 y en medio de un ambiente ajeno a épicas maximalistas, se comienza a trabajar en Brasil a favor del blindaje de una coalición opositora fuerte y amplia, enfocada en debilitar a la dictadura militar mediante conquistas parciales. Una fórmula que, administrada de forma progresiva y consistente, resultó decisiva en la transición. “Los factores más importantes son los internos. La experiencia de Brasil muestra la importancia de combinar la presión social con la ocupación de los espacios institucionales, incluso si estos son muy reducidos”. Así, “la presión social pudo ... más »

CARLOS BLANCO, ABSTENCIÓN 2020

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 18 minutos
1.- Cualquier análisis sobre Venezuela tiene que tener el paraguas del covid-19. El origen es un virus; pero su expansión en los niveles actuales y previsibles es obra (in)humana de Maduro y el séquito perverso. Su arrogancia, su desprecio por la vida ajena, su vocación enfermiza por la propaganda para mostrarse como invencibles, su confianza en los brebajes cubanos y su cuidada depravación, han dibujado un panorama nada promisor para el país. 2.- Por fortuna, la conciencia de millones de venezolanos sobre el hecho de que nadie cuidará de ellos si no se cuidan por sí mismos, hace q... más »

EDUARDO FERNÁNDEZ, ¿QUIÉNES SOMOS?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 23 minutos
Somos venezolanos que queremos lo mejor para Venezuela. Lo mejor para cada una de las familias venezolanas. Queremos que la gente tenga comida, especialmente los niños y las madres. Queremos que tengan agua de buena calidad y que tengan luz eléctrica. Queremos que tengan trabajo y salarios adecuados y suficientes para atender las necesidades del grupo familiar. Queremos que tengan gas doméstico y gasolina. Queremos que tengan salud y educación. Queremos que dejen de tener inflación e inseguridad. En fin, queremos que tengan todo lo que se necesita para vivir una vida digna y confor... más »

LIDIS MÉNDEZ, LA MOVILIDAD PANDÉMICA EN LA FRONTERA COLOMBO-VENEZOLANA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 34 minutos
El planeta lleva aproximadamente cuatro meses transitando por una crisis pandémica que está transformando la vida de las personas. Dentro de cada país se adoptan medidas sanitarias y protocolos de convivencia para detener la agresividad del contagio y garantizar la salud de la mayoría de la población dentro del territorio nacional. Sin embargo, el valor de la vida humana, la libertad y la seguridad resultan ser bastante vulnerables en los espacios fronterizos. Los miles de venezolanos que transitan por Colombia para retornar al territorio venezolano desde Chile, Perú y Ecuador está... más »

LUIS FUENMAYOR TORO, LA LEGITIMACIÓN DE LAS ELECCIONES DEPENDE DEL GOBIERNO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 45 minutos
La oposición de la Mesa de Diálogo Nacional tiene como políticas rescatar de la vía electoral para la reinstitucionalización del país, salir de la larga crisis en que está sumergida la nación venezolana, iniciar la necesaria recuperación socioeconómica y política y garantizar la alternabilidad gubernamental constitucional. En el desarrollo de estas tareas debe enfrentar a un gobierno para quien el apego a la Constitución, las leyes y los acuerdos, no constituye la base de su proceder, pues tiene como motivación casi única el mantenimiento del poder a toda costa, sin importar las co... más »

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XIII

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 51 minutos
Continuamos con esta serie explicativa de nuestra historia reciente, intentando orientar a nuestros conciudadanos acerca de los errores que hemos cometido, con la idea de no volver a cometerlos, aunque no siempre ello es posible. A propósito de la recurrencia en la comisión de errores que lejos de ayudarnos a resolver, agravan nuestra crisis y postergan la posibilidad de atender con eficacia la demanda social, hacemos un inciso para mostrar nuestro más profundo desagrado por el llamado que ha hecho la oposición liderada por el Diputado Juan Guaidó para abstenerse en las elecciones... más »

MIBELIS ACEVEDO DONÍS, UNIDAD… ¿PARA QUÉ?

A partir de 1974 y en medio de un ambiente ajeno a épicas maximalistas, se comienza a trabajar en Brasil a favor del blindaje de una coalición opositora fuerte y amplia, enfocada en debilitar a la dictadura militar mediante conquistas parciales. Una fórmula que, administrada de forma progresiva y consistente, resultó decisiva en la transición. “Los factores más importantes son los internos. La experiencia de Brasil muestra la importancia de combinar la presión social con la ocupación de los espacios institucionales, incluso si estos son muy reducidos”. Así, “la presión social pudo encauzarse en las elecciones”, recuerda el ex presidente Fernando Henrique Cardoso. (Lowenthal y Bitar/ “Transiciones democráticas”).

No fue fácil. Nunca lo es enfrentar a estas autocracias que hacen de la arena electoral prácticamente el único -también muy viciado- espacio de aparición de la política; una arena que modifica a su vez la lógica interna del conflicto. Para entonces, todos los partidos preexistentes habían sido liquidados, y sólo quedaba en pie un partido opositor “potable” para el régimen, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) en el que militaba Ulysses Guimarães. Las sospechas, las grietas, los ataques entre opositores “verdaderos” y “falsos” hacían fiesta. Un punto de partida que, sin duda, podía desalentar hasta al más optimista.

Pero contra todo trance, e impulsada por las gestiones de Guimarães y Cardoso, la certeza de que era necesario recurrir a esa unidad con propósito –una que lograse capitalizar el descontento social para convocar mayoría políticamente útil- se impuso. “Según los compañeros teníamos que ser puros, la verdadera oposición no debía entrar en contacto con la otra oposición, la que contaba con la aprobación del régimen”, continúa Cardoso. La respuesta fue: es imposible quebrar la red militar sin establecer alianzas entre sectores.

Una visión de conjunto, pragmática, integradora de la diferencia, de índole profundamente democrática, hizo posible remontar las distancias, restañar las viejas, frescas sangrías. Y avanzar con tenacidad a pesar de los zigzagueos y reveses, gracias a la participación en sucesivos comicios. Así se consolidó en 1982 la presión por “Diretas já”, a favor de la elección presidencial directa. Paradójicamente, esa aspiración sólo pudo concretarse tras la participación en las elecciones indirectas de 1989, en las que la oposición resulta ganadora.

El episodio brinda oportunos referentes para la oposición venezolana, hoy vapuleada por similares dilemas. El debate en torno a la construcción de una unidad no sólo representativa de todos los factores democráticos que hacen vida en nuestro país, sino capaz de congregar fuerza numérica para desafiar al régimen en su mismo terreno, sigue mostrando un proyecto inacabado. Desde 2018 para acá, especialmente, la idea de la unidad sufre a expensas de las discrepancias respecto a la ruta electoral, se diluye en el choque con estrategias que parecieran ajenas a la conciencia de posibilidad, al conocimiento de la instrumentalidad o al sentido de la razonabilidad, para decirlo con Sánchez Pelayo.

“Tenemos que unirnos”, es consigna que jamás deja de resonar. Una que hoy reverdece a la luz del “Pacto unitario” de ese sector que nucleado alrededor de Guaidó, decide renunciar a la contienda parlamentaria. La pregunta es… ¿para qué unirnos? Porque la unidad no puede convertirse en reducto de frustraciones compartidas, en club de voluntades venidas a menos. Tampoco en coartada para el compulsivo inventario de escollos ya sabidos, reforzando la desgana de una sociedad que se licúa en la espera de que el cambio sea impulsado por la acción política, que moviliza y articula. La unidad útil supone no sólo el acercamiento estratégico entre sectores que, en un marco de competitividad libre y democrática, probablemente no se cruzarían. También exige inteligencia para neutralizar la intransigencia moralista y antipolítica. Esa que, presta a encajar etiquetas -“cohabitadores”, “colaboracionistas”, “vendidos”- anula a priori la posibilidad de hablar y actuar juntos.

Un liderazgo aglutinador, consciente de la necesidad de una confluencia que transcienda la prédica, sabrá valerse de esa potencia ampliada para estrujar las incertidumbres institucionales e informativas que, según Schedler, amenazan a estos autoritarismos. “E pluribus unum”: de muchos, uno. Hay un sentido de urgencia, en fin, justificando la incómoda alianza. Se trata de contener el avance de ese Gran Otro anti-democrático, anti-constitucional y antipolítico, para quien es más fácil operar frente a rivales múltiples pero dispersos. Pero esa contención sólo ocurrirá, presumimos, en el marco de una estrategia que preste atención a la evidencia.

Hay que partir de una certeza casi tautológica: en un contexto autoritario no cabe esperar elecciones libres. En el caso brasileño, la ruta electoral, asumida con sereno realismo, ofreció el medio para habilitar la fuerza interna y reivindicar en la práctica derechos ciudadanos conculcados. En nuestro caso, lo confirman los sondeos, sólo una coalición que re-agrupe al archipiélago opositor, que remonte la desafección y entusiasme a más de 56% del electorado; capaz de pasar del desperdicio de impulsos atomizados a un solo y robusto cuerpo, podría ofrecer ventajas que –según proyecciones de Súmate- asegurarían bastante más que la simbólica presencia en el nuevo parlamento.

Capacidad para inducir a la acción, propia de “el que guía”, surge aquí como atributo esencial, claro. Declararse de nuevo impotentes para superar la dificultad puntual y profusamente diagnosticada, nos hace dudar de la facultad de esa dirigencia para emprender proyectos tan complejos como desalojar al madurismo del poder. Ante ese penoso panorama estamos. El que remite a otra rabiosa lista de motivos para inmovilizarse, cuando el país está esperando la propuesta que lo saque de la anomia y le muestre lo que SÍ podemos hacer.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis

CARLOS BLANCO, ABSTENCIÓN 2020

1.- Cualquier análisis sobre Venezuela tiene que tener el paraguas del covid-19. El origen es un virus; pero su expansión en los niveles actuales y previsibles es obra (in)humana de Maduro y el séquito perverso. Su arrogancia, su desprecio por la vida ajena, su vocación enfermiza por la propaganda para mostrarse como invencibles, su confianza en los brebajes cubanos y su cuidada depravación, han dibujado un panorama nada promisor para el país.

2.- Por fortuna, la conciencia de millones de venezolanos sobre el hecho de que nadie cuidará de ellos si no se cuidan por sí mismos, hace que (aunque con rezagos lamentables) la prevención se instale en los individuos y las familias, un poco a la buena de Dios en la medida en que la urgencia por comida, gasolina y medicinas, no arrope la necesidad de cuidarse.

3.- El caos en Venezuela hace de todo intento de previsión un ejercicio riesgoso; si al caos chavista se añade la pandemia, hay un incremento exponencial del desorden. Esto es lo que ocurre. Ya el régimen de Maduro ni se ocupa de proveer a sus fieles; más bien, están tratando de salvarse de las sanciones de Estados Unidos y las nuevas y más severas que vienen del Altísimo en forma de pérfidos y astutos virus.

4.- En este marco, el régimen y un sector cohabitante que se identifica como opositor, han llegado a convenir unas elecciones parlamentarias para finales de 2020. Dejando de lado que la pandemia y la anemia en el interés público puedan obligar a aplazarlas unos meses o para nunca, esas elecciones lucen más como velorio institucional que como jornada cívica. María Corina Machado y Antonio Ledezma habían anticipado que era un evento inaceptable desde que se comenzó a hablar de este; y recientemente los partidos que controlan el interinato y la Asamblea Nacional actuaron igual.

5.- La inmensa mayoría del país no participará en las elecciones y si la cosa se pone fuerte es posible hasta que las suspendan por razones políticas. La falta de ganas de los soldados que cuidan las mesas electorales, el aburrimiento de los colectivos y la furia ciudadana, también podrían impedirlas por la vía de los hechos; pero, es prematuro saber si ocurrirán o no. Lo que es cierto es que no serán reconocidas por la mayoría del país; no serán reconocidas por la comunidad internacional; y cumplirá –en caso de escogerse la AN– idéntico papel al de la asamblea nacional constituyente que deambulaba en el Palacio Legislativo, disuelta en su propio bostezo.

6.- La abstención se impondrá. Sin embargo, hay que decirlo con claridad, una política que se agote en ese llamado es de corto vuelo. Recordemos que la abstención de 2005 era correcta en el marco de una dinámica insurreccional que seguiría y que los partidos al mando abandonaron. Esa abstención quedó colgada en el aire. La de 2020 tiene otro ambiente, más favorable, porque la mayoría del país asume la necesidad de salir del régimen; pero, de no convertirse la eyección de Maduro y su combo en objetivo explícito, el “empate” actual puede permanecer como equilibrio inestable por un buen tiempo.

7.- Es en este punto donde hay que preguntarse de qué va “el cese de la usurpación” que proclamaba Guaidó antes de la amnesia temporal que sufre sobre el tema. Si esta consigna se abandona y más bien se centran en estirar su mandato interino, se crea una extraña situación: prolongar el interinato es, de suyo, admitir la prolongación del régimen de Maduro y es, aunque sea en forma involuntaria, un estadio de cohabitación, si bien sería en el desvencijado sótano de la mansión. Así se tendría un interinato sin las asperezas del ejercicio real del gobierno y con los beneficios de un poder económico y financiero creciente.

8.- No basta decir que se quieren elecciones libres. En otro contexto bastaría; pero, en la Venezuela de hoy, cuando hay quienes aspiraban elecciones “libres” con Maduro en el poder, “el cese de la usurpación” debe preceder cualquier invocación electoral, de lo contrario sería dejarse imponer una política por parte de los dialogantes y de sus graciosos representantes criollos, afanosos en la venta del “Paquete Noruego”.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

EDUARDO FERNÁNDEZ, ¿QUIÉNES SOMOS?

Somos venezolanos que queremos lo mejor para Venezuela. Lo mejor para cada una de las familias venezolanas. Queremos que la gente tenga comida, especialmente los niños y las madres. Queremos que tengan agua de buena calidad y que tengan luz eléctrica. Queremos que tengan trabajo y salarios adecuados y suficientes para atender las necesidades del grupo familiar.

Queremos que tengan gas doméstico y gasolina. Queremos que tengan salud y educación. Queremos que dejen de tener inflación e inseguridad.

En fin, queremos que tengan todo lo que se necesita para vivir una vida digna y confortable y para recuperar la esperanza y la ilusión de ofrecerles una vida mejor a sus hijos y a sus nietos.

Por eso estamos en política. Porque entendemos que la política es una vocación para servir al país, para servir al bien común. Para trabajar por la felicidad de la gente, de los ciudadanos, de cada una de las familias.

Sabemos que para lograr lo mejor para Venezuela y para los venezolanos hay que salir de Maduro y de su gobierno. Ellos no solamente son los responsables del sufrimiento de los venezolanos sino que, mientras permanezcan en el poder, ese sufrimiento no sólo es que no se va a resolver, sino que se va a agravar.

Un alto interés nacional aconseja cambiar el gobierno. Ese mismo interés nacional aconseja que ese cambio sea pacífico, democrático, civilizado, electoral y, si posible, consensuado.

No nos gusta la violencia, no nos gustan los golpes militares, ni las invasiones extranjeras. No nos gusta que se derrame más sangre de ciudadanos de la que ya se ha derramado. Rechazamos el odio y la venganza. Preferimos el amor, la paz, el perdón y la justicia.

Sabemos que para cambiar al gobierno no existen sino dos caminos: la violencia o la ruta electoral. Sabemos de todas las trampas electorales que practica el Gobierno. De todas maneras preferimos la ruta electoral. Sabemos que la inmensa mayoría de los venezolanos quiere cambiar al gobierno y prefiere que sea por una vía pacífica.

Por eso estamos poniendo a la orden los venezolanos una tarjeta no comprometida ni contaminada: la tarjeta de Unión y Progreso.

Esa tarjeta está a la orden de todos los venezolanos que quieran contribuir a trabajar eficientemente por Venezuela y por su gente, por la democracia y la justicia.

Seguiremos conversando.

Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
@EFernandezVE
@UNoticias

LIDIS MÉNDEZ, LA MOVILIDAD PANDÉMICA EN LA FRONTERA COLOMBO-VENEZOLANA

El planeta lleva aproximadamente cuatro meses transitando por una crisis pandémica que está transformando la vida de las personas. Dentro de cada país se adoptan medidas sanitarias y protocolos de convivencia para detener la agresividad del contagio y garantizar la salud de la mayoría de la población dentro del territorio nacional. Sin embargo, el valor de la vida humana, la libertad y la seguridad resultan ser bastante vulnerables en los espacios fronterizos.

Los miles de venezolanos que transitan por Colombia para retornar al territorio venezolano desde Chile, Perú y Ecuador están más desprotegidos y vulnerables que cuando se inició la diáspora, ya que ahora todos tienen un destino común al llegar: Venezuela. No debe haber otro lugar en América Latina con un desplazamiento tan activo en medio de la interminable cuarentena como el eje Cúcuta-Arauca y San Antonio-Guasdualito.

El impacto que la imprevista movilidad de retorno tiene en ambos países, ha generado una crisis sin precedentes en materia sanitaria y de derechos humanos, a pesar de los cuantiosos recursos y logística de parafernalia implementada en los disfuncionales corredores humanitarios.

Al pisar los espacios fronterizos, los venezolanos pierden automáticamente su condición de seres humanos en los puestos de control fronterizo, las bestias para el consumo de carne son tratadas con más premura y dignidad que niños, ancianos y mujeres embarazadas. Es obvio que el problema aparte de ser sanitario, pasa a ser de seguridad y en su defecto económico, pero la frontera viva y de hermandad que hace apenas dos décadas unía a ambos países, se ha convertido en un corredor de discriminación, abandono, precariedad, delincuencia, degeneración, abuso, enfermedad, y en algunos casos la muerte.

El tema de la movilidad pandémica en la frontera colombo-venezolana es grave en materia de derechos humanos y deja un sabor amargo en el paladar de los organismos migratorios de ambos países, cuando deja al descubierto la incapacidad de respuesta de los gobiernos fronterizos ante fenómenos fortuitos.

La condición física, psicológica y económica de los migrantes o desplazados siempre es vulnerable en cualquier lado del planeta; sin embargo, dentro de este contexto pandémico, y a pesar de los recursos disponibles, la condición humana del ciudadano venezolano genera pena e impotencia. El Gobierno Bolivariano de Venezuela en sus dos vertientes, no puede justificar el abandono, maltrato, retaliación, humillación y despojo de la dignidad de miles de hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos que ejercieron su libertad al salir del país y la ratifican al intentar regresar.

Espero que este espacio sirva para denunciar ante la opinión pública el uso de los protocolos de emergencia sanitaria y climática bajo los principios de los protocolos de guerra; el trato de los funcionarios públicos hacia los migrantes, los cuales suelen confundir con delincuentes y para recordar a los ciudadanos que la nacionalidad y los derechos humanos no se pierden al salir de las fronteras del país de origen.

Lidis Mendez
vivzla@gmail.com
@lidismendezm

LUIS FUENMAYOR TORO, LA LEGITIMACIÓN DE LAS ELECCIONES DEPENDE DEL GOBIERNO

La oposición de la Mesa de Diálogo Nacional tiene como políticas rescatar de la vía electoral para la reinstitucionalización del país, salir de la larga crisis en que está sumergida la nación venezolana, iniciar la necesaria recuperación socioeconómica y política y garantizar la alternabilidad gubernamental constitucional. En el desarrollo de estas tareas debe enfrentar a un gobierno para quien el apego a la Constitución, las leyes y los acuerdos, no constituye la base de su proceder, pues tiene como motivación casi única el mantenimiento del poder a toda costa, sin importar las consecuencias que su conducta le está generando a la nación venezolana.

Un gobierno que está contra la pared como resultado de su incapacidad, codicia, soberbia e indolencia, con serios problemas de reconocimiento por la comunidad internacional y sometido a sanciones económicas por la más poderosa potencia mundial, pareciera no comprender la crítica situación en que se encuentra y en que viven los venezolanos. En lugar de buscar la legitimidad interna y externa que no tiene y la unidad nacional, que le ayuden a superar la crisis actual, de manera de impulsar la normalización política, recurre a acciones que lo siguen descalificando nacional y mundialmente.

Rescatar la vía electoral, como medio fundamental de la nación en la resolución de sus conflictos políticos, debería ser una tarea de primer orden para la nación 
entera. De lo contrario otras posibilidades, menos civilizadas si se quiere, se abren paso y terminan por imponerse. El principal interesado en este rescate debería ser el gobierno nacional, lo que parece lamentablemente no ser el caso en la Venezuela actual. Se convoca un proceso electoral que, por las razones que sea, está siendo muy cuestionado interna y externamente. Lo lógico sería que quienes gobiernan hicieran todo lo posible por eliminar o ir reduciendo palatinamente estos cuestionamientos.

Algunas medidas han sido tomadas. Existe una Mesa de Diálogo entre el gobierno y los partidos opositores, que han señalado su vocación soberana, pacífica y democrática. Ha sido designado un nuevo Consejo Nacional Electoral con mayor participación de la oposición. Ambas medidas van en el sentido correcto, pero no son suficientes y el gobierno no lo quiere entender. Las decisiones que se tomen desde ambas instancias deben demostrar que realmente se quiere la vía electoral y la paz. Deben darse entonces todas las condiciones para una participación equitativa de los grupos políticos, garantizando la transparencia y respetando los resultados.

Hay que convencer al país de que ha habido un cambio de actitud. Y hablo del país. No de la oposición que tiene como política la vía no electoral, la cual ha declarado que en ningún caso participaría a menos que ellos tuvieran total control del proceso. Es a la gente a la que hay que convencer, y olvidarse de tratar de incorporar a quienes no son susceptibles de ser incorporados simplemente porque no quieren serlo. Decisión que tomaron en forma definitiva al romper las negociaciones de Santo Domingo. Son los venezolanos quienes tienen que ser convencidos de la necesidad de votar, de que se expresarán libremente y que su decisión será respetada.

Ello implica que el ventajismo gubernamental debe terminar y así lo debería comprender el alto gobierno y demostrarlo con acciones concretas. Venezuela necesita de estas elecciones para iniciar su normalización política. El gobierno y su partido las necesitan para despejar su futuro político y las requiere también la oposición para garantizar la alternabilidad política.

Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro

ROMÁN IBARRA, AUTODESTRUCCIÓN XIII

Continuamos con esta serie explicativa de nuestra historia reciente, intentando orientar a nuestros conciudadanos acerca de los errores que hemos cometido, con la idea de no volver a cometerlos, aunque no siempre ello es posible. 

A propósito de la recurrencia en la comisión de errores que lejos de ayudarnos a resolver, agravan nuestra crisis y postergan la posibilidad de atender con eficacia la demanda social, hacemos un inciso para mostrar nuestro más profundo desagrado por el llamado que ha hecho la oposición liderada por el Diputado Juan Guaidó para abstenerse en las elecciones parlamentarias convocadas para el mes de diciembre. 

Ya antes habíamos sugerido que, a pesar del ventajismo y el abuso del régimen, tanto en la forma en que se produjo la designación de los rectores del CNE, como por la normas, el número arbitrario de nuevos diputados, y los procedimientos aprobados para el proceso, la oposición liderada por el presidente de la Asamblea Nacional, tenía la obligación de reconfigurar la unidad maltrecha que hoy existe, y convertir la adversidad en oportunidad para derrotar al gobierno y demostrar –otra vez- de qué lado está la mayoría. 

Era necesario un movimiento muy cohesionado para presionar interna e internacionalmente con nuestros aliados, a objeto de garantizar mejores condiciones electorales; participación y observación internacional, y reanimar a toda la sociedad tras la búsqueda de salidas políticas a la crisis, y no seguir enviando mensajes ambiguos. 

Se trata de desarrollar una sola agenda político-electoral, y con ella ofrecer una válvula de escape a la presión interna que agobia la vida de nuestros ciudadanos. 

No obstante, la decisión como otras veces antes, pide a la ciudadanía abstenerse, a sabiendas de que ese mecanismo no ha servido sino para perpetuar a Maduro y su gente en el poder. Es una pena que a estas alturas la oposición no haya aprendido de sus propios errores. Lo pagaremos caro, pues seguiremos postergando las soluciones que el pueblo necesita en un país que se hizo imposible por la falta de estado de derecho; una economía en el subsuelo; una inflación por las nubes, inseguridad, desempleo, pandemia, y la muerte rondando en cada esquina. Es insufrible la vida hoy en Venezuela. 

Luego de este que para mí es un craso error, llegará Enero 2021 y Maduro estará feliz con una Asamblea Nacional favorable, y la oposición habrá desaparecido en las nebulosas del reclamo de esa tesis peregrina, según la cual, pretenden –por arte de magia- prorrogar el mandato de la actual, y con ello seguir administrando los recursos pertenecientes a la nación, y que gracias a los aliados han sido confiscados en Estados Unidos y Europa. 

Amanecerá y veremos, pero me temo que lo que viene es –otra vez- un largo y tortuoso camino para los venezolanos, por no haber hecho lo correcto la dirigencia de la oposición que no fue capaz de articular la unidad de manera permanente, entre otros errores. 

Volviendo a lo nuestro, debemos recordar que luego de que la Asamblea Nacional Constituyente interviniera el poder judicial, y el congreso de la República, el 30 de agosto de 1999, decreta la emergencia legislativa, y suspende toda actividad del congreso recién electo, aunque el cese efectivo se cumplió el 27 de diciembre de ese mismo año, dando paso al congresillo, el cual funcionó hasta agosto de 2000, apenas seis meses. 

La nueva Constitución aprobada en referéndum de fecha 15 de diciembre de 1999, en medio de la tragedia natural de Vargas, introdujo cambios importantes con relación a la anterior. Dejó de llamarse Congreso Nacional, para pasar a llamarse Asamblea Nacional, copiando el nombre de la cubana, y ahora unicameral. Se acabó el espacio, continuará.  

Román Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra