Ya el mandato del pueblo quedó establecido con claridad meridiana en
la jornada cívica del 6D. Con asistencia masiva a las urnas, la sociedad venezolana dispuso que una mayoría calificada en el Poder
Legislativo asuma sin delación su función controladora y legisladora de acuerdo
a las facultades que le otorga la Carta Magna. A tal efecto, la MUD a través de
su página en internet, ha informado sobre una agenda inicial de los temas a
abordar a partir del 05E, llamada “Oferta legislativa para el cambio”. Demás
está decir que dicha oferta aborda las áreas más prioritarias en las cuales se
deben echar a andar las soluciones de los muchos problemas que aquejan a todos
los ciudadanos de este país. Entiendo que para cada una de estas áreas la MUD
debe tener un plan estratégico de acción con sus respectivos planes
alternativos a ejecutar de ser necesario.
Sin embargo, me llama mucho la atención que en
dicha oferta no aparece por ninguna parte el tema militar. Ni una sola línea
sobre las Fuerzas Armadas, lo que a mi entender es un error ya que se trata de
un aspecto principalísimo en el camino hacia el cambio, dado que se refiere a
una institución fundamental para la existencia del Estado-Nación, la cual ha
sido la más dañada en estos tres lustros.
La reconstrucción de la sociedad venezolana, el rescate de sus valores
éticos y morales, el necesario reencuentro de la ética y la política, pasa
necesariamente por la recuperación de
las FAN como una institución al servicio de la nación, para lo cual se requiere
una revisión exhaustiva de los instrumentos legales elaborados durante estos
años, cuyo objetivo no ha sido otro que convertir a las FAN en un apéndice del
partido de gobierno, en unas “milicias revolucionarias”, en un aparato militar
pretoriano que exacerba el culto a la personalidad; todo ello en flagrante
violación de la Carta Magna vigente.
Se presenta entonces, en base al mandato que ha
otorgado el pueblo el pasado 6D, una oportunidad única no solo para revisar y
desmontar lo efectuado en detrimento de la institución militar, sino también
para analizar lo que fue la política militar durante los 40 años de democracia,
si es que hubo alguna que pudiera calificarse como política de Estado en esa
materia. Y digo esto porque en un Estado democrático moderno que se precie de
tal, el Parlamento por mandato de la sociedad debe establecer las
características del aparato militar que dicha sociedad requiere y ejercer el
control positivo del mismo.
En mi opinión, una de las falencias importantes en
lo relativo al asunto militar fue la ausencia de una política militar de Estado
bien definida, con la suficiente fortaleza institucional que asegurara a la
sociedad disponer de un elemento depositario de las armas de la república, con
una elevada convicción democrática. Para ello se requiere entre otras cosas,
que la dirigencia política que hace vida en el Parlamento tenga un conocimiento
profundo del elemento armado, para poder controlar y legislar adecuadamente en
beneficio de la nación. A título de ejemplo, que demuestra la falta de
conocimiento de las realidades de la vida militar, sucedió que las FAN venían
solicitando desde hacía tiempo la reforma de la Ley Orgánica de las FAN
(LOFAN), particularmente en lo relacionado a los años de servicio activo que
habían sido fijados en 30 años, lo cual acarreaba la pérdida de la experiencia
de un recurso humano que debía retirarse a una edad promedio de 51-52 años y
que además obligaba a una elevada rotación en los cargos. No fue sino en 1983
cuando por fin se procedió a una reforma de la LOFAN que aumentó los años de
servicio activo a 33, pero con una disposición
insólita que estipulaba que ese aumento debería comenzar a ejecutarse a
partir del 2013, es decir 30 años después de promulgada la reforma. Siempre se
dijo que se había establecido ese límite de los 30 años para evitar la
conformación de una “elite” militar en los altos grados que pudiera atentar
contra el sistema democrático. Nada más alejado de la realidad, porque las
logias que atentaron contra el sistema se conformaron en los cuadros
intermedios y subalternos y mientras esto sucedía no se observó alguna
actuación del órgano controlador, sobre el Ejecutivo.
En esta materia del tema militar es ineludible una
retrospección, no solo de los últimos tres lustros sino desde el período que
arranca en 1958, para entender la importancia que este aspecto tiene en la
estabilidad del sistema de gobierno democrático. Para identificar los errores,
algunos muy notorios, en el tratamiento
de la organización armada en el sentido que la misma debe quedar definida en
todos sus aspectos por la sociedad a la cual sirve. Desde la Asamblea debe
surgir con claridad el criterio de que las FAN no son coto cerrado que se
misionan a si mismas, sino que son producto de un debate en la sociedad plural
a la cual pertenecen.
En mi caso, como corredactor de un Proyecto de Ley
Orgánica de la FAN que fue consignado en la AN en el 2000, en el cual se trataban
y se presentaban soluciones a los diversos problemas de la organización
militar, considero conveniente que esta AN con base en el mandato que la
sociedad le ha conferido, incluya en su “Oferta legislativa para el cambio”, lo
concerniente al tema militar.
César Augusto Manzano
Zavala
neptuno42@gmail.com
@neptuno42
Caracas – Venezuela
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