domingo, 27 de diciembre de 2015

MIGUEL BAHACHILLE M., ¡ALGO CAMBIÓ!; ¿O NO?

El conglomerado de medios nacionales e internacionales que componen el universo informativo del oficialismo, ha perdido su tendencia envolvente aunque aún preserve el control de su infraestructura. La gigantesca y costosa propaganda oficial que involucró a buena parte de funcionarios públicos demostró el 6-D que “la revolución” ya no fija directrices políticas, sociales ni afectivas. El exagerado espectro televisivo y radial, sobre todo con la figura del presidente excluyó lo sustantivo: un compromiso social.

El mensaje gubernativo, sobre todo en el último quinquenio, se concentró más en explayar retahílas ideológicas vacías que confrontar la dura realidad del país. Peor aún, los funcionarios se cultivaron para desnaturalizar u ocultar intricados conflictos, aunque visibles y palpables, en vez de auscultarlos y atenderlos. Entre tanto la inestabilidad económica, y por ende la social, iba irrumpiendo en todos los estratos sociales, sobre todo entre los más pobres. 

No bastó la azotina cívica el 6-D para que los poseyentes del poder entiendan, para bien del país, el significado de esa derrota. Por el contrario, se resisten a concebir que “algo cambió”.

Las colas no ocurrían porque había pocos cajeros en los expendios de alimentos como reveló el presidente; tampoco por una supuesta guerra económica propiciada por la insidiosa “oligarquía pelucona” que conspira contra el pueblo; mucho menos porque sean “sabrosas”. Por el contrario, se propició una gigantesca corrupción que de paso indujo al nacimiento de díscolas figuras degradantes, como por ejemplo “el bacahaqueo”, que ocasionaron inéditos jaleos por la comida entre “pueblo contra pueblo”. ¿No cree la cúpula estatal que la gente buscó un cambió el 6-D?. 

Por otra parte, en vez de advertir en profundidad la magnitud del grave problema de la delincuencia que trasgrede la paz de la familia y estudiarlo en toda sus ámbitos con asesoría de extraordinarios expertos del país, el gobierno decidió sentenciar que “la criminalidad desatada se debe a la formación de bandas armadas que obedecen a grupos paramilitares infiltrados en la sociedad venezolana”.

Invenciones similares podrían llenar cientos de páginas de un libro. El régimen durante 15 años invirtió los términos de la Democracia productiva, predicó una ideología históricamente inservible, quitó y puso nombres extravagantes a instituciones tradicionales, multiplicó el número de Ministerios al azar, etc. “La terapia revolucionaria o socialista”, impuesta desde arriba, decepcionante para la mayoría y de aguante coercitivo para otros, fue penada el 6-D. ¡Algo cambió!.

El iniciado proceso de cambio no puede detenerse ni dominarse puesto que ya no depende de las cúpulas gubernativas. El vecino está contrariado porque sus expectativas, nada ambiciosas sino de avenencia, se esfumaron a lo largo de 17 años. Aun así, el régimen persistir con “ejercicios revolucionarios y patrióticos”, como el invento azaroso de una Asamblea Comunal paralela, en contradicción a lo decidido por el pueblo. La gente anhela otra cosa: un contexto liberal y sistematizado que le brinde algo de bienestar. ¡No fue poco lo que cambió el 6-D; fue mucho!.

Para beneficio del país, no de grupos, el régimen debe asimilar la derrota y apoyarse en los sectores productivos para atenuar en algo la actual crisis. De lo contrario la debacle seguirá incrementándose y atentando contra la cordura cívica y paz necesaria. Basta de confrontación y ojalá el gobierno entienda que ciertamente el 6-D algo cambió. ¡FELIZ AÑO!

Miguel Bahachille M.
miguelbmer@gmail.com
@MiguelBM29

Miranda – Venezuela

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