En la primera asamblea ordinaria
de la Conferencia Episcopal Venezolana de 2016, el nuncio apostólico Aldo
Giordano manifestó la esperanza de la Iglesia en que los conflictos en el país
se resuelvan por la vía de la paz, la mediación y el diálogo
En la primera asamblea ordinaria
de la Conferencia Episcopal Venezolana de 2016, el nuncio apostólico Aldo
Giordano manifestó la esperanza de la Iglesia en que los conflictos en el país
se resuelvan por la vía de la paz, la mediación y el diálogo.
Planteó varias interrogantes
sobre las cuales es urgente reflexionar, al Ejecutivo y al Legislativo, entre
ellas. ¿Buscarán formas de colaboración para enfrentar los problemas que está
sufriendo el pueblo? ¿Qué reflexiones están haciéndose en las fuerzas del
oficialismo después de la derrota? ¿Cuál será la contribución de la oposición a
la solución de los problemas sociales ligados a la economía? ¿Cómo reaccionará
el pueblo ante el agravamiento previsto de la situación económica y la eventual
falta de respuestas?
Estas preguntas merecen ser
respondidas con seriedad. El país manifestó el 6 de diciembre su desesperación
por la crisis económica y le dio a la oposición una mayoría calificada de dos
terceras partes. La gente votó con la esperanza de que sus problemas fueran
atendidos. La frustración que se va a generar con el deterioro de la economía a
partir de la agenda de confrontación política planteada puede tener
consecuencias impredecibles.
El oficialismo tendría que haber
respondido con humildad, reconociendo errores y manifestando disposición de
corregir. Persistir en la misma política es profundizar las razones del
descontento y, mucho más grave, profundizar el sufrimiento de millones de seres
humanos que ven cómo se deteriora su calidad de vida y el futuro de sus hijos.
La gran pregunta para la
oposición es cuál será su contribución a la solución de los problemas. La tarea
más importante es ser parte de la solución y en el esquema de confrontación
seremos parte del problema y el país puede terminar repudiándolos a todos.
Esta es la última pregunta que
hace el nuncio y en la que debemos reflexionar con detenimiento: “¿Cómo
reaccionará el pueblo ante el agravamiento previsto de la situación económica y
la eventual falta de respuestas concretas?”. Hoy más que nunca, el liderazgo
político tiene que actuar con mucho desprendimiento y con mucha responsabilidad
frente a los seres humanos que sufren las consecuencias de las cosas que hacen
y dejan de hacer.
Pedro Pablo Fernandez
pfernandez@ifedec.com
@PedroPabloFR
Caracas - venezuela
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