domingo, 16 de diciembre de 2018

CARLOS PADILLA, EL PELIGRO Y EL MIEDO


He estado pensando, investigando, leyendo sobre el tema que se enuncia en el título y de ello puedo concluir lo siguiente:

El peligro puede ser real, objetivo, pero el miedo está en el futuro por lo tanto no existe en el presente, es adelantar lo que nos puede pasar ante el peligro por lo que podemos sufrir sus consecuencias dos veces

Del latín periculum, el peligro es un riesgo o la contingencia inminente de que suceda algo malo. Puede tratarse de una amenaza física o de una circunstancia abstracta, que depende de la percepción de cada individuo.

Al reconocer el nivel de un riesgo se puede actuar con valentía o con su contrario la cobardía o con la exageración de la valentía que se le conoce como temeridad.

La temeridad casi siempre está basada en una decisión irracional en la cual actúan sentimientos ajenos a la razón.

Ante cualquier peligro debe actuarse evaluando las realidades y comparándolas con las reales posibilidades de enfrentarlas valerosamente y superarlas. Si las realidades no son evaluadas y se actúa temerariamente la posibilidad de fracaso aumenta y podemos ser vencidos por el peligro detectado, pero no evaluado.

Una actitud temeraria se refiere a las acciones de quienes piensan sin motivo, razón o fundamento. Una persona temeraria es la que se expone a peligros o a situaciones complicadas de forma totalmente imprudente y que lo hace sin tener ningún fundamento o motivo. Una especie de acción con imprudencia. La temeridad implica aumento del riesgo o del peligro.

La palabra miedo proviene del término latino metus, y es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Es un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea. El concepto también se utiliza para nombrar al rechazo o aversión que siente un individuo a que le pase algo malo u opuesto a lo que pretende para sí mismo y para sus seres queridos. El miedo resulta desagradable para quien lo padece. Esta emoción, sin embargo, también funciona como un método de supervivencia ya que pone en alerta a las personas y los animales frente a una amenaza.

Es importante destacar que, más allá de su función biológica y psicológica y de su calificación como emoción desagradable para los individuos, el miedo también aparece en el arte como una forma de entretenimiento. Por eso constituye un género literario (como los cuentos o las novelas de miedo) y un género de la industria cinematográfica (el cine calificado como de terror) por sí mismo.

Debemos concluir que al peligro hay que enfrentarlo venciendo al miedo sin caer en la cobardía ni en la temeridad, hay que abordarlo con el valor necesario y nuestras acciones deben estar acordes con las posibilidades de vencerlo. Si no podemos superarlo de inmediato debemos esperar mejores oportunidades en las cuales contemos con los recursos para enfrentarlo con reales posibilidades de éxito.

A quien recomienda acciones temerarias debemos preguntarle si él está dispuesto a realizarlas para eliminar un peligro que se detecta. Usted no puede recomendar acciones que no se sienta en capacidad de acometer por sí mismo.

No tengáis miedo, dijo Jesus de Nazaret a sus discípulos. No hay que tener miedo. Nunca. A nada. Salvo a nuestro propio miedo.

Carlos Padilla
@carpa1301

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