domingo, 12 de mayo de 2019

RAFAEL MARTÍNEZ NESTARES, RECONOCERSE EN EL OTRO

Al ver la situación actual de Venezuela, nos percatamos que, pareciera como si hubiésemos involucionado a la nuestra ya lejana historia nacional del siglo XIX. Ciertamente, los actores políticos y sociales actuales, en especial los representantes del régimen chavista/madurista han venido haciendo un esfuerzo inconmensurable por retrotraernos a las ya superadas etapas decimonónicas, propio Chávez sentía, al parecer, una fijación por ese triste período nacional, destructor del legado del Libertador y de todo lo que fue su obra, la independencia y creación de la Gran Colombia, con los países fruto de sus luchas emancipadoras. 

Hoy día vemos con preocupación cómo bastiones armados del régimen, llamados colectivos, se enfrentan armados a dirigentes políticos y civiles opositores y a venezolanos en general. Esta tan grave nueva forma de practicar la política es justamente a lo que llamamos el regreso a las montoneras de nuestro siglo XIX en el siglo XXI. 

No puede haber paz en el chantaje ni en la conculcación de las libertades humanas de nuestros compatriotas. La paz tan cacareada como propia y, casi exclusiva, de un régimen que promueve el amor, a su muy “sui géneris” manera. 

Es así que, el momento actual mueve a dos grupos fundamentales que pugnan por el poder político nacional. Por un lado nos encontramos al conjunto de ciudadanos que, con militancia política o no, estamos de seguro ajenos al conflicto pero inmersos en él. Mientras que del otro lado, se encuentran los aspirantes al poder gubernamental, bien sean opositores o, psuvistas más sus aliados. 

De esta forma se abre una interesante puerta en nuestra historia contemporánea. Cierto es que el estamento político y militar venezolano tienen una relevancia singular a los fines de detentar, en forma directa o subrepticia, el poder del régimen; pero no es menos cierto, que el colectivo nacional, entendido el colectivo al conjunto de venezolanas y venezolanos que conforman nuestra patria y no las montoneras decimonónicas reinstauradas en el siglo XXI por los trasnochados líderes del gobierno actual. 

Debemos formar el conglomerado de compatriotas que seremos signatarios de un nuevo pacto político, económico y social que, cual Pacto de Punto Fijo, permita a las generaciones venideras construir y preservar una sociedad mejor y más justa de cara a los venideros años. Nuevo pacto que debe provenir de las multitudes sin nombre, de quienes somos la mayoría y, que a pesar de nuestras eventuales posturas somos capaces de vernos, reencontrarnos en el otro, en el distinto, en el diferente y descubrirnos nuevamente como venezolanos. 

Rafael Martinez N.
@RafaelMartinezN  
@ProyectoPais

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