Recientemente cerraron Pelispedia, una página web de películas gratis que era muy popular desde el año 2013.
Esta página representaba una forma ilegal (libre y a la mano) de acceder a todo tipo de películas y series. Sus dueños, una pareja uruguaya, han tenido que responder ante la ley. Al parecer hacían mucho dinero con este “negocio” que ponía al alcance de miles de personas un sinfín de contenidos audiovisuales.
Debo admitir que lamenté el cierre de la página. Viviendo en Venezuela, donde la cartelera nacional es prácticamente inexistente (creo que no llega al cine ni el 10% de lo que se filma a nivel mundial), Internet siempre ha sido el pozo sin fondo donde podemos apagar nuestra sed los amantes del séptimo arte residenciados en el país.
Pelispedia representaba la oportunidad de ver las películas que en otras partes del mundo se exhiben en las salas comerciales.
Además, esta web fue también durante años una referencia para encontrar cintas de otras décadas, clásicos, series, etc. Como bien lo refería su nombre, hacía las veces de enciclopedia, pero de películas online y en HD.
Obviamente no todos los usuarios de esta página residen en Venezuela. Pelispedia fue hasta hace muy poco una web popular en gran parte de América Latina. Es por eso que su cierre ha sido noticia y generó emociones contradictorias. Me las generó a mí y por lo que he sabido a muchos otros de sus adeptos.
Por un lado, algunos usuarios expresan que simplemente quieren ver películas sin mayores problemas (no todo el mundo tiene dinero para pagar Netflix, HBO o algún otro servicio de streaming) y por eso les pesa el cese de esta alternativa. Mientras que por otro, en el fondo saben que ver películas gratis constituye un delito, una forma de robo. Una triquiñuela que viste de ilegalidad una afición tan noble como la del amor al cine.
Me identifico con esa disyuntiva.
Si nos dejamos llevar por lo que dice la ley, ser un usuario regular de páginas como Pelispedia representa un delito. Si vemos películas gratis somos parte del negocio de la piratería. Somos de algún modo cómplices, ¿o no es así?
Sin embargo, dejar de ver cine online es correr el riesgo de no tener acceso a películas que de otro modo sería imposible disfrutar.
Algunos podrían argumentar que existen servicios legales y pagos para ver cine online, pero insisto: no todo el mundo puede pagarlos y mucho menos en países donde contar con los servicios básicos es casi una proeza. Además, se filman tantas películas en el mundo lejos de Netflix y el resto de las plataformas pagas y legales que siempre se necesitan otras opciones.
La tentación de beneficiarse de la piratería siempre está presente para los aficionados al arte. La música, los libros, las películas, todo parece estar a nuestro alcance gracias a Internet: ¿cómo decirle que no cuando lo tienes a la mano?
Esa es una pregunta difícil de contestar.
Por ahora los amantes de Pelispedia deben buscar otros caminos, la página está cerrada, sus creadores presos. No hay nada que hacer para evitar el final de esta historia.
Luisa Ugueto
@luisauguetol
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