sábado, 29 de junio de 2019

ROMÁN IBARRA: CRISIS TERMINAL

La crisis venezolana alcanza niveles de calamidad. Los venezolanos de hoy se mueren de mengua sin comida, ni medicinas; sin trabajo, ni seguridad. Sin presente que haga viable la existencia, y lo peor de todo sin futuro, si seguimos bajo la destrucción de un régimen como el de Maduro, absolutamente incompetente; innoble; mediocre; corrupto; inhumano, y sobre todo cruel, cínico y mentiroso.

Nuestros compatriotas en medio de la desesperación del hambre y la miseria se lanzan a la aventura triste y dolorosa de marcharse del país, utilizando los precarios recursos con que cuentan, sin saber qué les espera en el exterior, y la incertidumbre de si serán recibidos o no por nuestros vecinos.

Cientos de venezolanos salen caminando a diario por las fronteras con Colombia, o Brasil, sin saber qué les espera, y no siempre consiguen el objetivo de llegar a salvo; muchos mueren en el intento, con lo cual, agregan dolor a sus ya maltratadas vidas. Simplemente a la buena de Dios! 

Sin esperanzas de solución en el corto, o mediano plazo, nuestros compatriotas prefieren marcharse a realizar cualquier tipo de trabajo en el exterior, que quedarse a esperar la muerte en nuestra tierra.
La desesperación de ver a los hijos hambrientos, tristes, y sin futuro, obliga a cientos de familias a emprender la huida como el que huye de la guerra o de una peste letal. Efectivamente, la situación venezolana solo es comparable con países en los que hay guerras declaradas, o epidemias graves que imponen el éxodo masivo. La situación que se vive en nuestro país no tiene comparación con nada preexistente en el hemisferio.

En nuestro caso se juntan todas las calamidades de manera simultánea: la crisis política, económica y social exacerbada por un régimen comunista destructor de todo lo existente de manera ininterrumpida a lo largo de los últimos 20 años, potenciada por la incapacidad de las fuerzas opositoras para hallar un camino adecuado que garantice estabilidad.

La antipolítica galopando a sus anchas para evitar una salida negociada a la prolongada crisis de nuestro país, ofreciendo como solución, guerras o invasiones imposibles por inviables e indeseadas.
La reciente visita de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pudo constatar el drama que se vive en Venezuela, y en los próximos días dará a conocer su informe final. Ojalá sea un trabajo profesional e imparcial, que le diga al mundo a través de su organización las condiciones de supervivencia de la mayoría de nuestros ciudadanos, y con ello sensibilice a los factores internacionales para que contribuyan en la consecución de una salida política y electoral en Venezuela.

El drama que se vive en Venezuela se ha convertido en un problema grave de inestabilidad y crisis de servicios en todos los países de la región debido al éxodo forzado de nuestros compatriotas, por lo cual, todos deberían estimular de manera prioritaria una salida para solventar en paz la crisis en nuestra tierra.

Es urgente entonces que las autoridades políticas, económicas, diplomáticas, sociales, y religiosas del mundo pongan de su parte para negociar una salida a nuestra crisis, que de continuar como hasta el presente, amenaza no solo la paz regional, sino mundial, habida cuenta de la importancia geopolítica de Venezuela.

Lo correcto es que se negocie de una vez un proceso electoral, con observación internacional; nuevo árbitro electoral; depuración del REP; participación de todos los venezolanos en el exterior y en Venezuela, y la liberación de los presos políticos. El pueblo tiene que decidir su futuro.
Evitemos más errores y garanticemos la paz. Los venezolanos merecemos vivir y progresar. Si se puede.

Román Ibarra 
@romanibarra

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