Desde los extremos se critican las negociaciones. Importantes personeros oficialistas las implosionan, cuando dicen que nunca pondrán la presidencia de facto en la mesa. Insisten en que lo que está en discusión es el adelanto de las elecciones parlamentarias. Lo que es ridículo. La magnitud de la crisis exige buscar al problema estructural una solución de fondo. Hay que poner la salida en manos del pueblo. El artículo 71 de la Constitución establece que las materias de especial trascendencia nacional podrán ser sometidas a referéndum popular y el artículo 5 señala que la soberanía o sea el máximo poder reside en el pueblo.
En el diálogo que se lleva a cabo con la facilitación de Noruega debe haber un acuerdo sobre las preguntas a consultar al pueblo. Hay que recomponer la situación de los poderes públicos. Necesitamos volver a la independencia de los poderes, al pluralismo y a la alternancia, tal y como lo exige el artículo 6 de la Carta Magna. Por ello lo primero que deben hacer las partes es elegir un nuevo Consejo Nacional Electoral. Entre las preguntas a consultar podrían estar: 1) ¿Si se quiere continuar o no con el actual régimen?, y entonces proceder a una nueva elección. Recordemos que el pasado referéndum revocatorio establecido en la Constitución fue violentado. 2) ¿Si se está de acuerdo o no en convocar la elección de una nueva Constituyente, conforme a los parámetros del voto universal, directo y secreto?.
En los últimos días la Conferencia Episcopal y sus voceros han emitido importantes declaraciones. Se hacen solidarios con el informe Bachelet, reclaman la persecución, la tortura y las violaciones de los derechos humanos contra la oposición y cualquier tipo de disidencia. Exigen la convocatoria a elecciones. Cuestionan la situación económica y social, la profunda crisis de los servicios públicos, la corrupción. Piden la vuelta a la democracia.
En medio de tan dramática situación se trata de reencontrar el camino por la vía pacífica. Agotar todos los caminos Constitucionales. Para luego convocar un gobierno de unidad nacional. Un país que con el presidente Caldera produjo 3.700.000 barriles de petróleo diario y que se encaminaba a los 6 millones con la apertura petrolera, ha caído a los 700.000 barriles. Destruido en lo moral, económico, político y social. Lo tenemos que levantar.
Oscar Arnal
@OscarArnal
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