domingo, 18 de agosto de 2019

ROMÁN IBARRA: VIDA O MUERTE

Luego de la ruptura de conversaciones protagonizada por el régimen comunista venezolano, a raíz de la profundización de las sanciones del gobierno de Trump, y vistas las reacciones en ambos lados del espectro político nuestro, pareciera que nos encontramos en una zona extrema. 

Por el lado del régimen, los extremistas y saboteadores de cualquier proceso que ayude a salir de la crisis, están felices porque está suspendida la mesa y en ese escenario ellos pueden seguir administrando las miserias a su antojo.

Por el lado de los extremistas de la oposición, hay quienes juegan a que se sigan extendiendo y profundizando las sanciones internacionales, aunque con ello se extienda también la agonía de los más pobres para proveer los recursos que lleven alimentos y medicinas a los suyos. Parece que nadie se detiene a pensar en que quien paga los platos rotos sigue siendo el ciudadano de a pie, el más desposeído. 

En lugar de promover argumentos y ayudar a resolver la crisis, hay quienes –de lado y lado- prefieren seguir generando el caos, como si con ello pudieran destruir a su adversario de manera absoluta.
Es que acaso a nadie le importa que el país esté paralizado desde el punto de vista de la producción; que la industria petrolera esté en el suelo; que el campo no produzca nada; que el país se muera de hambre?

En ese escenario, el venezolano sigue pensando y buscando la manera de irse del país a buscar mejores horizontes donde trabajar y mejorar las condiciones de vida de su familia y las suyas propias. Cuántos más venezolanos habrán de irse, acaso todos lo pueden lograr sin fracasar en el intento? Vale la pena? el país se perdió definitivamente?

Todas esas interrogantes son pertinentes y válidas para la gente común, pero qué piensan acerca de ello quienes tienen en sus manos la decisión política? 

De verdad, tienen interés en resolver la crisis, sienten pena por el sufrimiento de sus semejantes?
Por fortuna, y haciendo el debido seguimiento a su facilitación, el gobierno de Noruega ha enviado a una delegación a Venezuela para reunirse con ambos sectores, y seguir buscando los mecanismos para resolver pacíficamente la crisis. 

Creo que es necesario que todos aboguemos por el éxito de esas gestiones, y exigir por igual a los jefes del régimen y a los jefes de la oposición por la búsqueda de  soluciones democráticas, pacíficas, constitucionales y electorales para recomenzar la vida republicana en paz.

Una buena manera de volver a la mesa utilizando la mediación del gobierno noruego, sería retomar las negociaciones en el punto en que se quedaron y auspiciar la suspensión de las sanciones internacionales que tengan que ver –directa o indirectamente- con acceso a alimentos y medicinas, para quitarle ese argumento y excusa a Maduro y su gente, y avanzar de manera significativa en la consecución de la meta electoral que es la que puede sacarnos del atolladero.

Lo más importante para la vida de los venezolanos es que podamos recuperar la democracia civil, y que sean los ciudadanos con su voto, y las instituciones con su poder constitucional, los que resuelvan los conflictos, cualesquiera que estos sean sin importar su magnitud.

Los países civilizados y avanzados resuelven sus conflictos con la existencia del Estado y sus instituciones  democráticas; nosotros debemos avanzar hacia eso.

Hemos sostenido que la velocidad de la crisis social y económica es mucho mayor que la velocidad de los mecanismos diplomáticos internacionales; se requiere urgencia y claridad en la toma de decisiones, pues se trata de garantizar la vida de millones de personas.

Garanticemos la vida!   

Román Ibarra
romanibarra@gmail.com 
@romanibarra

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