Paradójicamente, hoy lo electoral no debe ser abordado desde lo político, mucho menos desde la ceguera partidista, debe ser afrontado desde la venezolanidad. Aseverado esto, debemos ponderar la conveniencia de cualquier proceso electoral inmerso en una crisis estructural sin precedentes, donde para nadie es un secreto todos los organismos públicos parecen sedes del partido del gobierno. Asimismo, con casi 5 millones de venezolanos fuera del país debe ser prioritario agotar todos los esfuerzos para que ellos ejerzan su derecho al sufragio antes de cualquier elección, su participación es determinante.
Por otro lado, es indispensable auditar el registro electoral permanente, así como todos los registros SAIME, despejar todas las dudas que se ciernen sobre éstos. La ingeniería electoral que va desde el marco normativo, circunscripciones y centros de votación exigen misma revisión. Es por todos estos requerimientos, por todas las tinieblas que levantan, que el pueblo venezolano en su amplia mayoría está renuente a votar, pues continuar haciéndolo en este oscurantismo ha llevado a que el voto no premie, no castigue, ni genere cambios. En estas condiciones de severo rechazo a las instituciones públicas, de desesperanza en el voto, forzar procesos electorales produciría estos escenarios:
Elecciones con nuevo CNE: Este escenario pareciera ser el más trabajado por la dirigencia opositora, presidenciales con nuevo ente rector electoral, sin embargo, sí el chavismo se viera obligado aceptarlas y las perdiera, no debemos olvidar cuál ha sido la suerte de alcaldes, gobernadores opositores electos popularmente y el de la propia Asamblea Nacional, el chavismo institucionalizado, llámese ANC, TSJ y demás poderes públicos psuvizados, les ha castrado competencias, recursos, infringido inhabilitaciones, persecuciones y encarcelamientos. Así, un nuevo presidente opositor muy seguramente correría misma suerte. Por eso, esperar la sola elección de un CNE nuevo e imparcial sea la solución es una forma muy simplista de abordar la problemática real, el pueblo lo sabe y este escenario tampoco aseguraría una participación importante.
Quienes aluden esta elección sería “vital” para comprobar la ilegitimidad de todo el régimen, les aclaramos que ello no está en discusión desde hace tiempo, en la forma tan flagrantemente ilegal e ilegitima como fue (des)electo Maduro el 20 de mayo de 2018, quedó fehacientemente demostrado, la comunidad internacional determinante e influyente así lo certifica con su no reconocimiento e incontables sanciones ¿llover sobre mojado? Este mismo escenario se aplicaría sí la oposición accediese a las pretensiones del régimen de afrontar por acuerdo un adelanto de parlamentarias.
Elecciones convocadas por el chavismo: Muy a su usanza, sí unilateralmente el régimen vía ANC-CNE y demás instituciones rojas rojitas decidiese convocar elecciones, por ejemplo, adelanto de las parlamentarias, el resultado sería exactamente el mismo al de los últimos 6 “procesos electorales”, otra abstención histórica, el chavismo sumaría otro poder público ilegal, ilegítimo, no reconocido mundialmente, la crisis del país continuaría su acelerado rumbo de caotización.
Dos conclusiones, la primera apunta a que el reto para la democracia venezolana (y de la región) no es salir solo de un presidente, sino de toda una usurpación, no olvidemos todo cuanto detenta el chavismo hoy día es ilegal, ilegitimo, sostenido a través de la violencia institucionalizada, salir solo del “presidente” quedando su institucionalidad nada cambiaría.
En segundo lugar, ya es hora de haber asimilado que los procesos electorales JAMÁS deben ser desarrollados en “condiciones mínimas” pues ello ha deparado la tragedia país que hoy nos desintegra y mata. Los procesos electorales deben ser SIEMPRE consumados en condiciones óptimas, sino es así se convierten en parte del problema.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
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