Existe un verdadero temor para acercarse al tirano. El peligro es latente y no vale el riesgo trastornado. No es la época de los mogoles salvajes ni de los sueños encumbrados en el Himalaya. Ni jurando al frente de una mezquita podrían resguardarse de las secuelas de las sanciones. Son quizá la tercera economía más importante del planeta y un puñado de forajidos no los pondrán en peligro ante un posible conflicto.
Por eso no es casual que los refinadores indios planeen reducir la compra de petróleo venezolano a partir de abril. No hay cuadrante mercantil que imposibilite las nuevas reglas de juego impuestas por los Estados Unidos. La meta es aislar cualquier transacción; tapizar con determinación las posibilidades y decirle al planeta entero que prevalece un plan infalible para resolverle los estragos a Venezuela.
Los indios no desean que se desencadene una tormenta de calamidades. La presencia de Donald Trump la semana pasada no fue casual. Hizo advertencias desde Nueva Delhi a los socios comerciales de la dictadura. Fue enfático es sus declaraciones y dejó en claro que vendrán más sanciones de época para los involucrados con el régimen.
“Lo que está pasando en Venezuela es tan triste. Las personas están muriendo de hambre”, alertó el mandatario norteamericano en la India, como si tuviese en sus manos algunas cifras infames. Según la ONU, una de cada tres personas no tiene suficiente alimento en nuestro país. Más de 74 por ciento de las familias se las ingenia en adoptar “estrategias de sobrevivencia” para poder comer. Alrededor de 60 por ciento han recortado las porciones, sin contar aquellos que se han visto en la tarea de trabajar a cambio de comida o han vendido sus bienes para llevarse algo a la boca.
Las afinidades con la miseria son demasiadas. Es una pugna diaria por salir airoso. Una lucha intestina por no desmayar y seguir vivos. Una situación disparatada e impuesta; crispante y que indigna hasta la médula.
Por ahora, estas grietas se solventan con disposiciones inmediatas. La meta inicial es aislar a Pdvsa y sus aliados selectos. Trataron de efectuar transacciones a hurtadillas, ocultando los procesos y los protagonistas en Asia. No ha sido difícil desvelar los secretos de estas comercializaciones turbias y ya se reconocen hasta los montos de estos manejos.
Por eso, las refinerías indias Reliance Industries y Nayara Energy ya programan la cancelación de las adquisiciones de crudo venezolano en abril. La primera es el complejo de refinación más grande del mundo. La segunda es de propiedad parcial de Rosneft. Según las estimaciones, el país asiático representó un tercio de los envíos en enero de petróleo venezolano.
La estatal petrolera venezolana está en una situación peliaguda. El Gobierno norteamericano le bloqueará todas las vías de negociación. También se avizora que EE. UU. no le renovará su exención a Chevron. Parece encaminada las acciones a un momento determinante. No he visto las evasivas de antaño, sino más bien causa común en esta cruzada.
Mientras, Rosneft están inmutada y atada en sus maniobras. La sanción recibida semanas atrás le va deteriorando su economía paulatinamente. Se dice que casi dos mil millones de dólares recibió de Venezuela el año pasado. Eso evidencia su ligamento con la tiranía de Maduro. Pero esta petrolera rusa esgrime que el hidrocarburo entregado por Pdvsa no le genera efectivo a la estatal venezolana, pues son pagos de deudas contraídas.
No sabemos qué tan verdadero puede ser este alegato. Resulta cierto que muchas petroleras han recibido una venia momentánea ante préstamos vencidos y pagos de dividendos. Entre éstas se encuentran Repsol, Eni y la propia Chevron. Por ahora solo se sabe que las compañías pueden hacer compras hasta el 20 de mayo con Rosneft.
Se observa un panorama menguado para la usurpación. A pesar de los traspiés y aquellas equivocaciones dolorosas de 2019, no debe predominar en nosotros la desesperanza. No se escatimará en esfuerzos. La dictadura quedará reducida a polvo y estoy convencido que habrá una coalición internacional. Lo ha dicho también Simonovis, ante el último informe de la ONU sobre la presencia de grupos delictivos en el ejército venezolano.
El reconocimiento del Cartel de Soles es un paso ejemplar. Confirmar la actuación del narcotráfico en las fuerzas de seguridad del Gobierno venezolano por parte de esta organización, puede ser trascendental y un punto de inflexión para las acciones venideras.
Presos políticos, tráfico de drogas, corrupción desmedida, absolutismo, trampa, hambre y miseria pueden ser razones notables para justificar la restitución de la democracia en nuestra nación, por las vías más sencillas o complicadas.
Veo a Maduro con aire espantado y con un histrionismo debilitado. Avisto un “Plan País” y la búsqueda de la protección de los activos de la República pronto a emprender. El destino ulterior será de buenas nuevas. No será fácil la tarea, pero hay mayor osadía al respecto. Los tiempos cumbres están cercanos y todos debemos ser acompañantes certeros para alcanzar la ansiada libertad.
José Luis Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
Ex director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”
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