viernes, 17 de abril de 2020

ARIEL PEÑA, LOS TRABAJADORES Y EL COVID-19, DESDE COLOMBIA

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por cusa  del Covid-19, se perderán  millones de empleos en el mundo, previéndose que desaparecerán el 6.7% de las horas de trabajo en el segundo semestre del 2020, lo que perjudicara  a 195 millones de trabajadores, en  diferentes partes del planeta,  constituyéndose una catástrofe laboral, que traerá una recesión que se podría convertir en una depresión como la de los años 30 del siglo pasado. No se puede desconocer que la actual calamidad se originó y propagó con la   responsabilidad única del  Partido Comunista de  China, como se ha demostrado ampliamente, de ahí que las organizaciones de los trabajadores en este caso los sindicatos, no pueden guardar silencio y por eso tienen que condenar un hecho que conspira en contra del trabajo y la vida.  

El Partido Comunista de China, no solo en esta oportunidad ha sido verdugo de los trabajadores con el Coronavirus, sino que al aliarse hace mas de 4 décadas con las grandes corporaciones financieras, para superexplotar a los trabajadores chinos, también fortaleció el neoliberalismo que desarrollo la flexibilización laboral en varios países de mundo, con las consecuencias nefastas para los trabajadores dentro de ellas la tercerización  a gran escala, lo que demuestra que el marxismo en su aplicación práctica es enemigo de los trabajadores, y que  utiliza a los sindicatos para que sus élites mediante el engaño se tomen el poder, o cuando ya se encuentren en él, ayuden a someter y enajenar a los trabajadores como ocurre en las dictaduras comunistas de Cuba, China, Vietnam, Norcorea y Venezuela, entre otras, subrayando que por el contrario los sindicatos deben de ser expresión de independencia frente a cualquier Estado.  

Jesús antes de la  pasión y muerte,  según el evangelio de San Juan 14:30,  le dice a sus discípulos: “No hablaré   ya mucho con vosotros: porque viene el príncipe de este mundo, y el nada tiene de mí”. Lo que demuestra el antagonismo entre el plan salvífico de Dios y las obras diabólico del príncipe de las tinieblas; de la misma manera tiene que haber un distanciamiento categórico, entre el sindicalismo que encarna  como principio a  la libertad  y el marxismo o comunismo totalitario que es fuente de perversidad y brutalidad, como lo estamos viendo en la actualidad con el Covid-19 o “virus chino”.  

 Los  integrantes del marxismo  en todos sus pelambres, les debería dar vergüenza hablar  acerca de que la ideología de los trabajadores es el comunismo, resaltando que los más  connotados lideres  libertarios del siglo XlX le propinaron una humillante derrota conceptual e ideológica a Karl  Marx, quien pretendía mediante el Estado crear una esclavitud política en contra de los obreros,  de ahí que el marxismo fue definido por los anarquistas como una patraña burocrática de engaño al proletariado,  que se fundamentaba en el   absolutismo y la crueldad que es lo que hace el Partido Comunista de China y que es aplaudido por los mamertos.  

Marx  con sus  dogmas estatistas, buscaba que el Estado fuera un especie de yugo bienhechor, por eso el cuento  de que el marxismo es  la doctrina que deben  de seguir los obreros  es  un embuste, ya que la historia así lo ha demostrado, porque  además con los dogmas de Marx  se  han montado  dictaduras oprobiosas como las de Pol Pot, Stalin, Lenin, Mao Zedong, Kim il sung, Ho Chig Minh y Fidel Castro que le han regalado a la humanidad  alrededor de 140 millones de asesinatos que comenzaron con el  golpe bolchevique en Rusia hace 102 años, amén de la creación de  monarquías como las de Cuba y Norcorea.  

Al marxismo en toda su historia no le ha interesado el bienestar de las masas, porque lo que pretende  es  mantener y reproducir la miseria como condición necesaria para que  el Estado comunista represivo y burocrático perdure eternamente, por eso el sacrificio de los Mártires de Chicago ocurrido en 1886 quienes eran libertarios y en cuya memoria se conmemora el Primero de Mayo,  es la antítesis del marxismo que aplasta la libertad individual, para montar nomenclaturas infames, cuyas élites parasitan con el Estado oprimiendo a los pueblos y convirtiéndose en las burocracias más corruptas que  hay sobre la tierra, pues al ser dictaduras no tiene ningún control.  

La justeza de  las luchas sociales, que deben de ser lideradas por los sindicatos, especialmente, se tiene que basar en la solidaridad  rechazando la infiltración  de grupos  marxistas leninistas terroristas,  ya que estas bandas  buscan  utilizar la protesta para desarrollar  sus aviesos planes, pues como seguidores del adefesio comunista  pretenden  tener a obreros y campesinos como  herramientas para satisfacer sus apetitos, recordando que el comunismo totalitario ha sido el peor enemigo de los trabajadores, desde que existe.  

El Cristianismo Católico ha sabido responder a los desafíos que de manera abyecta a impulsado el comunismo totalitario en el movimiento de los trabajadores, comenzando por el papa León Xlll quien el 15 de mayo de 1891, promulgó  la encíclica Rerum Novarum, fundamento de la dignidad de los trabajadores, en ella se muestra el carácter social de la Iglesia, al apoyar incondicionalmente a los sindicatos, rechazando la acumulación desmedida de capital y repudiando la perfidia   del comunismo totalitario.  

Ante el complot del régimen chino con el Coronavirus, la tarea de los sindicatos tanto  a nivel de las naciones como mundialmente, es discernir las implicaciones que tendrá el  Covid-19 para el futuro de los trabajadores en diferentes partes de la tierra; teniendo en cuenta que cambiaran las relaciones comerciales entre los países, por lo que fortalecer la producción nacional es el camino, en donde los gobiernos democráticos podrán  romper el paradigma de la globalización  que favoreció a China,  y que trajo desgracias a la tierra como este del Covid-19 o “virus chino”. 

Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Desde Colombia

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