Para los efectos de la reconstrucción del país opositor, para la ciudadanía, y también los partidos el tiempo corre. No obstante, nos separan casi tres años de la próxima meta electoral, como es el 2024, fecha de las presidenciales.
Tiempo valioso para promover de inmediato todas las iniciativas que conduzcan a retomar la agenda democrática, cuyo éxito ya antes se demostró, pero abandonado por las ambiciones e inmediatismo de extremistas y sus golpes.
Retomar la lucha cívica; pacífica; constitucional, y electoral es el primer paso, y eso es posible si hay voluntad, y no cartas ocultas. Aparentemente, los aliados internacionales se dieron cuenta del error que supone la asfixia económica y financiera aplicada hasta ahora, con su larga estela de migrantes desesperados; enfermos; hambrientos; presos, y muertos.
En la reunión reciente de 15 países encabezados por EEUU, ya no se habla de gobierno interino, sino de oposición, y pone en los venezolanos la solución al problema, con el 2024 como fecha de elección presidencial, invitando a que se retome el ciclo de conversaciones y acuerdos en la mesa de México.
La migración masiva de los venezolanos se ha convertido en un problema para el hemisferio, y a instancias de EEUU, buena parte de los países de la región han impuesto la necesidad de visa para acceder a sus territorios. Así, México; Costa
Rica; República Dominicana; Chile, entre otros, lo han hecho para frenar el éxodo de los venezolanos. Se requiere entonces retomar las conversaciones entre gobierno y oposición, con la recomposición de esta última, visto el resultado electoral del 21N.
El gobierno que se había levantado de la mesa exigiendo la liberación de Alex Saab, el ¨diplomático¨ sobrevenido, ahora tiene que resolver si retorna a la negociación, habida cuenta de que se descubrió el papel de doble agente del colombiano Saab, en sus roles de ¨empresario¨ al servicio del gobierno de Maduro, y de informante de la DEA, y el FBI desde 2018.
Lo cierto es que gobierno y oposición lucen mal por sus propios errores, mucho más la oposición por la división, y desorden. Es tan grave la situación venezolana desde el punto de vista económico, social, y político, que se requiere un esfuerzo sincero para lograr avances significativos.
Hay quienes en medio del desastre, no exentos de buena fe, han comenzado a promover candidatos en uno y otro bando, y creemos que es un error, pues antes deberíamos promover un programa en torno al cual estemos de acuerdo para recuperar el país.
Un acuerdo para que de forma conjunta, gobierno y oposición recurran a organismos internacionales para obtener financiamiento para la recuperación del sistema eléctrico; hidrológico; sanitario; de transporte subterráneo y superficial; seguridad ciudadana; de empleo y salarios dignos para todos los trabajadores, pero de manera especial para maestros y profesores en todos los niveles de educación.
Luego en lo político, procurar consensos y no mayorías circunstanciales para logar la eliminación definitiva de tres tipos de cáncer del sistema político, como son: reelección presidencial; la Constituyente, y el Revocatorio, para dar paso a reformas que garanticen la gobernabilidad, como la doble vuelta presidencial; el retorno a la bicameralidad, y la representación proporcional de las minorías.
Lograr acuerdos en este sentido es difícil, pero no imposible. Requiere sinceridad, desprendimiento, e interés en hacer las cosas bien al servicio de todos.
Vistas las complicaciones tanto en el gobierno, como en la oposición, me luce que podemos buscar un acuerdo de transición de tres o cuatro años, para que una figura representativa de los mejores intereses, aceptable para todos, y un programa como el propuesto, conforme un gobierno que enderece el rumbo, y luego de paso a unas elecciones libres y competitivas. La crisis nuestra será infinita si dejamos que el odio y la venganza acaben con lo que queda. Actuemos con sentido histórico!
Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela
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