jueves, 7 de abril de 2022

ARLENE B. TICKNE: ELECCIONES EUROPEAS, A LA SOMBRA DE LA GUERRA. DESDE ESTADOS UNIDOS

La guerra en Ucrania está conmoviendo la política europea y el debate público en los países del continente. Ha convertido a Polonia, antes una piedra en el zapato de la Unión Europea (UE), en socio esencial, hecho que Finlandia y Suecia replanteen su relación con la OTAN y llevado a que Alemania aumente el gasto en defensa, antes restringido. También ha tenido un impacto en las elecciones de Hungría, Serbia y Francia, en donde, debido a asuntos como la pandemia, la migración y la economía, las posiciones que estas deben adoptar frente a Rusia y el concierto occidental se han tornado decisivas.

En Hungría y Serbia las contiendas del fin de semana pasado confirmaron a los ultranacionalistas de extrema derecha Viktor Orbán y Aleksandar Vucic en el poder. En ambas naciones —la primera integrante de la UE y la OTAN y la segunda aspirante a ser admitida en la Unión Europea— la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) criticó la ausencia de condiciones idóneas para garantizar elecciones transparentes y libres, dadas las diversas maniobras de los dos líderes por amordazar la prensa, alterar las reglas de juego electorales y reducir la independencia de la rama judicial. Tanto Orbán como Vucic simpatizan con Putin por más que sus posturas frente a la invasión a Ucrania han variado levemente.


Con base en el aumento reciente de Emmanuel Macron y Marine Le Pen en las encuestas en Francia, en ausencia de cualquier imprevisto en la primera vuelta presidencial de este domingo, ambos pasarían a la segunda. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en 2017, cuando Macron obtuvo un holgado triunfo, hay un margen de diferencia mucho más estrecho entre el presidente centrista y la candidata de derecha, el cual puede verse afectado por la abstención y la indecisión de los electores. Mientras que el rol protagónico de Macron en las negociaciones diplomáticas con Rusia ha sido una de las fuentes centrales de su ascenso, el de Le Pen se debe primordialmente al énfasis puesto en los problemas internos de interés para las clases trabajadoras, en especial los económicos, sociales y migratorios.
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Más allá de sus particularidades, se trata de elecciones en las que la extrema derecha ha apelado al deseo ciudadano de mayor estabilidad y certidumbre, instrumentalizado el miedo respecto a los migrantes y en Hungría, la comunidad LGBTI y prometido defender los intereses nacionales, que se contraponen supuestamente a los de Europa. Los desafíos para la UE no son menores, ya que en su conjunto estos resultados electorales podrían determinar el rumbo futuro de las respuestas colectivas ante la crisis ucraniana, en especial en relación con la adopción de sanciones energéticas y la necesidad de reducir su dependencia frente al petróleo y gas de Rusia. Sobra advertir que el triunfo presidencial de Le Pen —quien, después de abogar por el retiro total de Francia de la UE, ahora argumenta que esta debe devolver muchas de sus competencias a los países miembros en línea con su discurso soberanista y nacionalista— constituiría un golpe letal.

Arlene B. Tickner
arleneb.tickner@urosario.edu.co
Colombia - Estados Unidos

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