EPÍSTOLA SIN DEDICATORIA ESPECÍFICA
En estos tiempos de total incertidumbre, donde la angustia se hace
colectiva, he comprobado lo necesario que es proyectar siempre la esperanza en
la sociedad, donde finalmente termina convirtiéndose en motivo, además de
resultado.
Podemos llegar a ser la luz en el camino del caído, e inclusive, me
atrevería a afirmar, que somos la voz de muchos ciudadanos deseosos de expresar
su opinión, sobre la situación actual del país, a través de los medios de
comunicación.
A pesar de haber esbozado en mi artículo anterior, ciertas
recomendaciones que permitiese buscar el equilibrio en la vida de cada ser,
algunos asiduos lectores manifestaron la titánica tarea de comenzar ese gran
cambio, en medio de la indolencia y desidia de algunos políticos, que según la
opinión de ese grupo de seguidores, forman parte del problema, mas no de la
solución a la crisis.
En virtud de lo relatado, y de conocer mi entusiasmo hacia las letras
por varios de ellos, me exigieron publicar un tautograma escrito escasos años
atrás a manera de soneto, el cual dediqué a un despreciable hombre del ámbito
cultural, quien sumergido en su incapacidad natural, se atrevió a ofender en
reiteradas oportunidades a una dama que formaba parte del equipo de trabajo.
Mucho se preguntarán ahora, ¿qué relación tiene el tautograma con el
artículo de hoy? ¡Pues, muy simple! Todos alegaron sin discrepancia sentirse
identificados con el mensaje, y a manera casi de ruego, exigieron la
publicación del mismo, con dedicatoria especial a varios funcionarios públicos.
Manifiesto rotunda negación a dicha petición, por lo que decido
responsablemente omitir nombres en la siguiente epístola. De esta forma, cumplo
con la única intención de ser portavoz del sentir de un grupo de venezolanos
inconformes, como en otra época y por situación distinta, pudo sentirse el
autor.
Altivo, adocenado, altanero;
antepones ambiguas aserciones.
Asumes, ¡aciago!, atroces acciones,
asiduo abusador andadero.
Adulas ágilmente acorralado,
amenazas aflorando arrogancia;
aforas adornada alternancia,
ante aquel aumento acobardado.
Andas alardeando aún atrevido,
adjudicando alevosía agravante;
áspid, asno, andrógino aburrido,
ahogas, apestoso, aberrante,
apodado andrajo aborrecido,
adicto alocado alucinante.
Daniel Hernández Luengo
dahlpahg@gmail.com
@danielovtsky
Zulia - Venezuela
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