lunes, 1 de mayo de 2017

NEURO J. VILLALOBOS RINCÓN, UN DISTINTO AMANECER

La libertad pertenece a la estructura misma de la conciencia. Jean-Paul Sartre

El deseo de vivir en paz y con tranquilidad después de transcurridos dieciocho años en permanente desasosiego e incertidumbre, ha hecho que la ansiedad y la angustia se apodere de muchos miembros de la población venezolana, y con ellas, viene acompañado el pesimismo al no haber un desenlace que anuncie el fin de esta pesadilla y el comienzo de una nueva etapa que aclare y afiance nuestro destino como nación civilizada y moderna. Quizás por estar inmersos en este convulsivo proceso social que nos tocó vivir, en unos casos como actores, y en otros como espectadores, no alcanzamos a percibir las señales que anuncian que el cambio de rumbo es indetenible.

Los venezolanos estamos dando una gran lección al mundo porque hemos decidido tomar con valor y mucha fe en nosotros mismos, las riendas de nuestro futuro. La presión y el tratamiento de nuestro caso en los organismos internacionales es muy importante, pero sus mecanismos de acción son muy lentos y cautelosos debido a la existencia de intereses diversos. El régimen acaba de anunciar la salida de Venezuela de la OEA. Decisión previsible porque las dictaduras prefieren el aislamiento tratando de evadir los llamados y acciones correctivas al cumplimiento del orden democrático.

Los venezolanos hemos hecho de nuestra soledad en esta lucha, una filosofía. Llevamos varias generaciones en ella mientras los países observan con la actitud de los buitres algunos, y con indiferencia ante el temor de la teoría del bumerang, otros.

Los héroes anónimos y el liderazgo moral de algunos valientes y decididos compatriotas, ha impulsado a los dirigentes políticos para que asuman con gallardía la conducción de las acciones políticas que pongan fin a esta locura.


La desnudez de un joven clamando un freno a la barbarie, respeto a los derechos humanos y permitir la protesta en paz, también desnudó a la injusticia venezolana ante el mundo, esa cuya balanza se inclina totalmente hacia un solo lado. La señora que íngrima y sola se atrevió a tocar el frío metal de una tanqueta militar para detenerla mientras aspiraba el caliente y tóxico gas del odio oficial; la monjita que con su fe puesta en Dios extiende su mano a uno de los verdugos del régimen; las vidas que se han ido inocentemente en pos de la libertad; la entereza de los presos políticos a pesar del ensañamiento de la dictadura, y el llanto de los que se despiden con la esperanza de volver , son nutrientes que alimentan nuestro ánimo para seguir en la lucha, tornando más vigente que nunca el grito de Emiliano Zapata: 

“Si no hay justicia para el pueblo que no haya tranquilidad para el gobierno” 

Hasta que las trompetas de la libertad anuncien un distinto amanecer.

Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela

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