“Lo ven en cuestión de semanas. Los rusos no esperaban
la dureza de Estados Unidos y su determinación para derrocar a Maduro”.
(Wikimedia)
En los últimos días, con la tensión política de
Venezuela en el paroxismo, se ha hablado mucho sobre las diferentes fuerzas
internacionales que juegan un papel determinante.
Estados Unidos ha amenazado, como nunca, al régimen de
Nicolás Maduro. Desde el 23 de enero no hay declaración sobre Venezuela en la
que no se subraye: “Todas las opciones están sobre la mesa”. Y ahora sabemos
que hay militares estadounidenses en Colombia, que el Gobierno de Donald Trump
asestó el golpe más letal en años a la industria petrolera estatal venezolana y
que ya están reconociendo a los diplomáticos nombrados por el nuevo Gobierno
interino de Juan Guaidó.
Son pasos claves que hablan de la determinación de la
administración republicana de Trump. Y, frente a ello, la dictadura de Nicolás
Maduro —sobre todo en voz del número dos del chavismo, Diosdado Cabello— ha
respondido con una ingenua antipatía. Con hostilidad. Reviran a la gran
potencia del mundo, como si pudieran confrontarla. Muestra, quizá, de que creen
que gozan de un gran apoyo. Y el único que pudiera darle ese respaldo es Rusia.
Pero no lo hará.
De forma extraoficial, una fuente anónima vinculada a
la embajada de Rusia en Caracas dijo al PanAm Post lo siguiente: “Rusia se
desmarca de este juego. No va a apoyar a Maduro más de lo que ya lo ha
apoyado”.
Según dijo la fuente, ya el Kremlin da por sentado el
desmoronamiento del régimen de Nicolás Maduro. Algo que les sorprendió fue la
última gran estocada de Estados Unidos contra la petrolera estatal PDVSA. “Es
una muestra de la determinación de Trump para derrocar a Maduro”.
“Los rusos ya están empezando a hablar de Maduro en
pasado”, dijo la fuente, quien señaló que, si bien es cierto que el Gobierno de
Vladimir Putin tiene grandes intereses en Venezuela, como la gigantesca deuda
de USD $ 22 mil millones —y están conscientes de que el Gobierno legítimo de
Juan Guaidó podría desconocerla—, estarían pensando en acercarse a Guaidó y
negociar con su Gobierno legítimo.
“Lo ven en cuestión de semanas. No se esperaban la
dureza de la medida de la OFAC contra PDVSA”, dijo la fuente.
A Nicolás Maduro, ahora, no le quedarían muchas
opciones. Al estar desamparado de quien hubiera sido su mayor aliado militar —y
el segundo económico, detrás de China, que también se desmarcó de la crisis
venezolana—, solo puede: “Negociar una salida. Maduro quiere gobernar dos años
y luego convocar elecciones. Pero no va a poder”.
La información brindada por la fuente anónima coincide
con lo publicado por el diario estadounidense The Wall Street Journal este 28
de enero.
“Aunque Moscú lidera los esfuerzos de quienes aún ven
a Maduro como el legítimo presidente de Venezuela, el vocero del Kremlin,
Dimitry Peskov, dijo este lunes que no había discusión en cuanto a que el
Gobierno ruso no dará más apoyo militar o financiero para mantener a Maduro en
el poder”, se lee en el diario estadounidense.
Por último, este lunes también se supo que el Gobierno
de Estados Unidos había decidido, de forma sorpresiva, levantar las sanciones
contra tres empresas rusas controladas por un millonario vinculado
estrechamente al Kremlin.
“El Gobierno estadounidense levantó este domingo las
sanciones al gigante ruso del aluminio Rusal y su filial En+, dos compañías
controladas hasta ahora por el multimillonario Oleg Deripaska, incluido por
Washington en una lista negra de oligarcas cercanos al Kremlin”, se lee en el
diario Infobae.
Agencias de propaganda del Gobierno ruso como Sputnik
y RT también confirmaron el levantamiento de sanciones de Estados Unidos a las
empresas Rusal y E+.
Son decisiones que se toman en un contexto tormentoso.
Orlando Avendaño
@OrlvndoA
PanAm Post
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