Como era de
esperar frente a las vacilaciones del recién designado Presidente de la
Asamblea Nacional el pasado 5 de enero. El único órgano del Poder Público
Nacional con legitimidad política para ejercer el Gobierno hasta la inmediata
realización de comicios presidenciales, traicionó una vez más al pueblo
venezolano.
Es así por
cuanto los miembros del Parlamento Nacional, salvo honorables excepciones como
la “Fracción 16 de julio”, desde hace mucho perdieron la autoridad moral para
liderar el restablecimiento del orden constitucional -obra maestra del
socialismo en gobierno, experimentado destructor de instituciones republicanas
a través de la historia-.
La mejor
prueba de tal decadencia se hizo palpable en la propia negativa de la Asamblea
Nacional para asumir provisionalmente la Presidencia de la República conforme
al artículo 233 constitucional, aun contando con apoyo internacional en grado
tal que sería la envidia para cualquier gobierno democrático a escala mundial.
En lo
adelante, todos los eufemismos, excusas y vericuetos jurídicos esgrimidos para
justificar la traición no hacen más que profundizar el hundimiento de ese
Parlamento Nacional en el más inmundo lodazal de la historia patria. A partir
de ahora nada resta para que el socialismo en gobierno ponga fin al último
bastión institucional del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia
consagrado en la Carta Magna de 1999, iniciando así otro capítulo en el
genocidio más vergonzoso en la historia de la humanidad, cohonestado por
aquellos llamados a confrontarlo ¡Prohibido Olvidar!
Ora y
labora.
Ronny Padrón
caballeropercivall@gmail.com
@caballeroperci
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