sábado, 16 de marzo de 2019

ALBERTO JOSE HURTADO B.¿Y LA MOROSIDAD DE LA BANCA VENEZOLANA?


Las instituciones bancarias tienen un papel fundamental en la economía, son responsables de la intermediación de fondos, es decir, captan recursos que luego facilitan a los agentes económicos con necesidad de financiamiento. De esta manera, fungen como canalizadores del ahorro y la inversión en una actividad cuya rentabilidad está condicionada por el nivel de riesgo que son capaces de asumir.

Los bancos enfrentan diferentes tipos de riesgo, entre ellos el riesgo de crédito. La posibilidad de ganar o perder capital como resultado de la actividad crediticia constituye uno de los principales riesgos a los que se enfrentan las instituciones bancarias en la actualidad, y su gestión representa todo un reto para este tipo de organizaciones. Esto debido a que todas las crisis bancarias han tenido como principal característica la presencia de problemas de solvencia. Por ejemplo, en Venezuela la crisis bancaria de mayor impacto fue la de 1994 y provocó grandes desequilibrios en la economía como consecuencia de la elevada insolvencia del sistema. Por lo tanto, resulta relevante para todos los agentes económicos conocer el nivel de morosidad y las variables que lo determinan para tener una idea de la salud del sistema bancario.

La literatura económica reconoce un conjunto de características de la actividad bancaria que influyen en el nivel de morosidad del sistema, entre ellas se suele mencionar el nivel de liquidez, la rentabilidad, la política crediticia, la eficiencia en el manejo del riesgo, entre otras (Ahumada y Budnevich, 2001; Salas y Saurina, 2003). Además de estos elementos, también se reconocen factores macroeconómicos que explican el comportamiento y la tendencia de la morosidad de la banca, entre los cuales se destacan: a) la evolución de la actividad productiva, principalmente porque cuando la economía entra en una fase recesiva, las empresas y los hogares sufren la reducción de sus ingresos; y b) la tasa de desempleo, debido a que sucesivos aumentos en esta tasa ocasiona que las familias reduzcan sus posibilidades de obtener los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades, reduciéndose su capacidad para cumplir con las obligaciones crediticias previamente asumidas, incluso si se está recibiendo políticas gubernamentales de subsidios y transferencias.

Para Venezuela, la evidencia empírica demuestra que (Atuve y Hurtado, 2018): 1) existe una relación de largo plazo entre la morosidad de los bancos y las variables liquidez monetaria, inflación, tasa de interés activa, tipo de cambio, rentabilidad de la banca, cartera de créditos y liquidez del sistema bancario; 2) mayores niveles de liquidez, rentabilidad y más altos saldos en la cartera de crédito, disminuyen la morosidad de la banca venezolana; y 3) más inflación, mayores tasas de interés pasiva y altos niveles de liquidez del sistema bancario, generan mayor morosidad. Estos resultados se explican en gran medida por el impacto que tienen los controles vigentes en el sector y en la economía. De igual forma, revelan que el componente sistémico de las variables microeconómicas y macroeconómicas seleccionadas es de enorme importancia para el sistema bancario venezolano.

El reto ahora es reconocer el papel que tienen los bancos en la economía, dado que son actores claves para incentivar el crecimiento y desarrollo. En este sentido, es necesario crear espacios para que el gobierno y los entes privados monitoreen y actúen de acuerdo al comportamiento que vaya teniendo el sistema bancario, principalmente por el desafío que representa la evolución de la cartera de créditos y los resultados que de esta se desprendan.

Alberto Jose Hurtado B
@ajhurtadob

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