¿Por
qué no ha caído Maduro? El mundo entero se lo pregunta. Jamás se había visto un
cerco diplomático tan fuerte y rotundo contra su régimen. Como es bien sabido,
además de catorce países latinoamericanos que reconocen a Juan Guaidó como
presidente interino de Venezuela, Estados Unidos y las naciones más importantes
de Europa hacen sonar también sus timbres de alarma contra un dictador que solo
tiene el apoyo de Cuba, Irán, Rusia, Turquía y China. Huyendo del hambre, de la
falta de víveres y medicamentos, tres millones y medio de venezolanos han
abandonado su país. La ayuda humanitaria que debía traspasar las fronteras de
Colombia y Brasil para socorrer a la población no pudo llegar a su destino. Dos
camiones cargados de provisiones y medicinas fueron incendiados tanto por la
Guardia Nacional de Venezuela como por los colectivos chavistas que les
bloquearon el paso.
Miles
de venezolanos se agolparon en las líneas fronterizas de Ureña, de los puentes
internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, intentando
convencer a los guardias de dejar pasar la ayuda. Mientras muchos de ellos se
mostraban infranqueables, algunos uniformados decidieron unir su voluntad al
pueblo y refugiarse en Colombia. Nunca pude olvidar las confesiones de uno de
los desertores de ese 23 de febrero, las cuales revelaban las duras condiciones
de la tropa. “El sueldo –dijo– no alcanza para nada, ni para alimentar a una
familia de dos personas. Nos dan arroz, caraotas y granos, pero poquitos. La
tropa pasa necesidades mientras el alto mando tiene todos los beneficios.
Muchas veces tuve que salir a reprimir las marchas sabiendo por dentro lo que
siente el pueblo. También sentía miedo porque la gente descarga su rabia contra
nosotros, y nosotros solo cumplíamos órdenes”. En un lance al vacío, ya son
casi 300 los policías y militares venezolanos que han desertado, pese a temer
por sus familias en Venezuela.
Los
organizadores de la ayuda humanitaria y la prensa mundial consideran que todos
los factores están dados para esperar una pronta caída de Maduro. Pero muchos
tememos que, por desgracia, no es así. El soporte del régimen venezolano reside
en Cuba. La intervención del castrismo en Venezuela es abrumadora. Un informe
especial publicado en The Wall Street Journal indica que las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Cuba (FAR) respaldan a Maduro, hasta el punto de que en el
país vecino operan miles de militares cubanos, entre ellos 3 generales, 12
coroneles y tenientes coroneles, 6 capitanes de fragata, 25 oficiales de
distintas graduaciones, 4.500 soldados de infantería en 9 batallones y las
fuerzas especiales de seguridad. A esto se suman 34.000 médicos y profesionales
con la orden de defender a Maduro con las armas. Otros cientos de cubanos
ocupan puestos directivos en el Gobierno y en las fuerzas represivas.
La
seguridad de Nicolás Maduro está a cargo del Minint (Ministerio del Interior de
la República de Cuba). Los servicios de inteligencia y contrainteligencia
también están bajo la dirección de la agencia cubana G2, que utiliza el sistema
de espionaje Watson, un cerebro artificial capaz de procesar grandes cantidades
de datos.
Como
si fuera poco, con el régimen colaboran 4.000 guerrilleros del Eln y de las
disidencias de las Farc, así como agentes iraníes, miembros de Hezbolá y Al
Qaeda. No debe olvidarse tampoco el infame papel que juegan los colectivos o
milicias bolivarianas, integradas por civiles armados. Todos ellos actúan bajo
las vibrantes consignas de ‘Hasta la victoria, siempre’, ‘Patria o muerte,
venceremos’.
“La
larga pesadilla terminará, Venezuela será libre”, dijo el vicepresidente de
Estados Unidos, Mike Pence, en la reunión del Grupo de Lima. Por su parte,
Trump asegura que Maduro es un hombre controlado por las fuerzas militares
cubanas. Es cierto. Precisamente, por eso el desenlace no es tan sencillo. ¿Qué
más se puede hacer para no llegar a las armas?
Plinio
Apuleyo Mendoza
@PlinioApuleyoM
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