sábado, 2 de marzo de 2019

PLINIO APULEYO MENDOZA, DE LA MANO DE CUBA


¿Por qué no ha caído Maduro? El mundo entero se lo pregunta. Jamás se había visto un cerco diplomático tan fuerte y rotundo contra su régimen. Como es bien sabido, además de catorce países latinoamericanos que reconocen a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, Estados Unidos y las naciones más importantes de Europa hacen sonar también sus timbres de alarma contra un dictador que solo tiene el apoyo de Cuba, Irán, Rusia, Turquía y China. Huyendo del hambre, de la falta de víveres y medicamentos, tres millones y medio de venezolanos han abandonado su país. La ayuda humanitaria que debía traspasar las fronteras de Colombia y Brasil para socorrer a la población no pudo llegar a su destino. Dos camiones cargados de provisiones y medicinas fueron incendiados tanto por la Guardia Nacional de Venezuela como por los colectivos chavistas que les bloquearon el paso.

Miles de venezolanos se agolparon en las líneas fronterizas de Ureña, de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, intentando convencer a los guardias de dejar pasar la ayuda. Mientras muchos de ellos se mostraban infranqueables, algunos uniformados decidieron unir su voluntad al pueblo y refugiarse en Colombia. Nunca pude olvidar las confesiones de uno de los desertores de ese 23 de febrero, las cuales revelaban las duras condiciones de la tropa. “El sueldo –dijo– no alcanza para nada, ni para alimentar a una familia de dos personas. Nos dan arroz, caraotas y granos, pero poquitos. La tropa pasa necesidades mientras el alto mando tiene todos los beneficios. Muchas veces tuve que salir a reprimir las marchas sabiendo por dentro lo que siente el pueblo. También sentía miedo porque la gente descarga su rabia contra nosotros, y nosotros solo cumplíamos órdenes”. En un lance al vacío, ya son casi 300 los policías y militares venezolanos que han desertado, pese a temer por sus familias en Venezuela.

Los organizadores de la ayuda humanitaria y la prensa mundial consideran que todos los factores están dados para esperar una pronta caída de Maduro. Pero muchos tememos que, por desgracia, no es así. El soporte del régimen venezolano reside en Cuba. La intervención del castrismo en Venezuela es abrumadora. Un informe especial publicado en The Wall Street Journal indica que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) respaldan a Maduro, hasta el punto de que en el país vecino operan miles de militares cubanos, entre ellos 3 generales, 12 coroneles y tenientes coroneles, 6 capitanes de fragata, 25 oficiales de distintas graduaciones, 4.500 soldados de infantería en 9 batallones y las fuerzas especiales de seguridad. A esto se suman 34.000 médicos y profesionales con la orden de defender a Maduro con las armas. Otros cientos de cubanos ocupan puestos directivos en el Gobierno y en las fuerzas represivas.

La seguridad de Nicolás Maduro está a cargo del Minint (Ministerio del Interior de la República de Cuba). Los servicios de inteligencia y contrainteligencia también están bajo la dirección de la agencia cubana G2, que utiliza el sistema de espionaje Watson, un cerebro artificial capaz de procesar grandes cantidades de datos.

Como si fuera poco, con el régimen colaboran 4.000 guerrilleros del Eln y de las disidencias de las Farc, así como agentes iraníes, miembros de Hezbolá y Al Qaeda. No debe olvidarse tampoco el infame papel que juegan los colectivos o milicias bolivarianas, integradas por civiles armados. Todos ellos actúan bajo las vibrantes consignas de ‘Hasta la victoria, siempre’, ‘Patria o muerte, venceremos’.

“La larga pesadilla terminará, Venezuela será libre”, dijo el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en la reunión del Grupo de Lima. Por su parte, Trump asegura que Maduro es un hombre controlado por las fuerzas militares cubanas. Es cierto. Precisamente, por eso el desenlace no es tan sencillo. ¿Qué más se puede hacer para no llegar a las armas?

Plinio Apuleyo Mendoza
@PlinioApuleyoM

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