El Banco Mundial, en su Informe: La naturaleza cambiante del trabajo (2019) señala que estamos atravesando por una ola de incertidumbre, dado que el ritmo de la innovación (establecimiento de nuevas funciones de producción) continúa acelerándose, al tiempo que la tecnología afecta gran parte de la realidad creando nuevos empleos y modificando otros. En lo atinente al futuro del proceso educativo, se enfrenta un desafío extraordinario: ¡Los estudiantes actuales trabajarán en empleos que hoy ni siquiera existen!; tal reto exige que el sistema educativo impulse iniciativas trascendentes en la formación del capital humano orientadas al logro de habilidades específicas que armonicen competencias alternativas y conocimientos tecnológicos, al igual que habilidades blandas asociadas con la capacidad para resolver problemas y el pensamiento crítico; en el marco de la denominada economía del trabajo esporádico que en esencia sostiene que los trabajadores no podrán permanecer durante mucho tiempo ejerciendo un mismo empleo, ante la existencia de un ambiente de trabajo donde las empresas se inclinarán por contratar nuevos y actualizados trabajadores para desempeñar actividades de corto plazo en sustitución de aquellos que realizan tareas rutinarias; configurando un contexto que los obligará (a los trabajadores) a un aprendizaje permanente a lo largo de su permanencia laboral.
De igual modo, el progreso tecnológico continuará progresiva y sistemáticamente impulsando la generación de nuevos modelos de negocios tal como las empresas basadas en plataformas digitales que ponen énfasis en la naturaleza virtual de las actividades productivas, las cuales competirán con los patrones de producción tradicionales, habida cuenta que solo necesitan acceso a Internet de alta velocidad para intercambiar bienes y servicios, creando un efecto de red que conecta a los clientes, los productores y proveedores en un modelo polifacético.
Venezuela, como es harto conocido, ha visto detenido su crecimiento y desarrollo económico ante la presencia, en los últimos veinte años, de un régimen de corte militar-cívico orientado hacia el narcoestado, la corrupción y el terrorismo, al extremo de haber reducido en más de la mitad el tamaño de su economía y paralizado y/o destruido cerca de un 80% del aparato productivo, siendo que los trabajadores “sobrevivientes” a la penuria chavista-madurista se encuentran, en su mayoría, ubicados tanto en el sector informal de la economía como en la administración pública (burocráticamente o en empresas “expropiadas”) ejerciendo, en cualquiera de los casos, empleos de mínima productividad. Tan indeseable escenario, obligará al nuevo gobierno que se iniciará luego del inminente cese de la usurpación, a una reconstrucción económica del país en un contexto de respeto constitucional; donde el proceso educativo puede y debe convertirse en una sublime herramienta para sustituir y refundar el agotado e indeseable modelo socioeconómico que heredará, caracterizado por una ¡sociedad que vive del Estado! (independientemente de su condición de fallido y/o narco) bajo el “encantador” influjo de un populismo macroeconómico donde se prioriza la distribución (por encima de la producción) sin prestar atención a los riesgos de la inflación y el déficit de las finanzas públicas, y que igualmente exige muy poco o casi nada del esfuerzo creador del trabajo; todo ello en una orientación contraria al deber ser: ¡El Estado debe depender de la riqueza generada por la población económicamente activa y ocupada!; al tiempo de constituir un transparente y eficiente mecanismo de distribución del ingreso nacional por la vía de la remuneración al trabajo productivo y eficiente. Se desprende, por obviedad de razonamiento, que en el nuevo modelo socioeconómico, el sector privado de la producción se desenvolverá en un ambiente de economía de mercado que hace referencia a la organización, producción y consumo de bienes y servicios bajo el imperio de la oferta y la demanda como mecanismo de asignación de los factores de la producción donde el Estado solo participará para controlar sus fallas; por ende las empresas funcionarán con independencia del financiamiento estatal, a diferencia del régimen en extinción, que en muchos casos es obtenido a través de “sus contactos” en el gobierno a la luz de una corrupción que quiebra los valores éticos y morales e igualmente desvía las finanzas públicas del circuito económico hacia un descarado beneficio personal.
Resulta una verdad de perogrullo, que destruir y refundar el (des)modelo económico que intencionalmente propició el régimen chavista-madurista con complicidad de la triada Cuba-Rusia-China en favor de establecer la dominación social y un uso inapropiado de la riqueza natural requiere de un tiempo de instrumentación que compite con las urgentes necesidades de una población que en más de un 90% se encuentra en una pobreza de ingresos ( salario de 3 US$ diarios vs cesta alimentaria de 300 US$ mes); lo cual constituye una de las razones fundamentales por la cual durante la etapa de refundación ha de adelantarse, al menos: (1) Un Plan Integral de Inclusión y Robustecimiento Social, sustentado en inversiones en capital humano (valor económico de las habilidades profesionales de una persona/factor de producción del trabajo) con especial relevancia a la primera infancia ( educación, nutrición y salud) en aras de sentar la adquisición de habilidades cognitivas, en el entendido que es desde el periodo prenatal hasta los 5 años cuando la capacidad del cerebro para aprender de la experiencia alcanza su máximo nivel; y (2) Inversión en infraestructura que facilite el acceso de bajo costo a Internet, en aras de propiciar tanto (A) La incorporación de innovadoras modalidades de aprendizaje, como (B) Nuevas formas de negocios en el sector terciario de la economía, también conocido como sector servicios, dedicado a la organización y distribución de lo producido en los sectores primario (extracción de recursos naturales) y secundario (transformación de los recursos naturales a través de procesos industriales).
En el marco del citado Plan Integral de Inclusión y Robustecimiento Social, y en paralelo a una estrategia de reindustrialización, puede adelantarse un Programa Nacional de Emprendimientos en el Sector Servicios en pro de brindar múltiples oportunidades de empleo, en un contexto de modernidad y potencial adaptabilidad a los cambios que impone la economía del trabajo esporádico (antes mencionada), en las áreas de actividades financieras y de servicio; transporte y comunicación; comercial (minorista, al por mayor, franquiciados y un largo etcétera); turismo y hotelería; telecomunicaciones; servicios personales de bienestar y estética (escuelas, hospitales, peluquerías, maquillaje, otros); ocio y cultura (música, deporte, teatro, cine, etc); medios de comunicación; tecnologías de la información y la comunicación, entre otras.
Reflexión final: La recuperación de la industria petrolera es, sin duda alguna, de suprema importancia para la generación del ingreso nacional (más del 95% en la actualidad), pero tal bondad de la naturaleza se ha convertido en un enclave económico (genera pocos empleos y no se integra en mucho a los otros sectores), y en una “caja chica” del gobierno por intermedio del BCV a la luz del denominado populismo macroeconómico (antes mencionado); escenario que el nuevo gobierno debe interrumpir con la inmediatez posible, so pena de mantenerse inalterable la histórica aspiración de “sembrar” el petróleo que hasta el presente solo se ha traducido en un “riego” de la mano extendida (dadivas al pueblo) en pro de “capsular” su competencia consciente en favor de “abonar” una hegemonía con la intención subyacente de “cultivar” un perverso totalitarismo.
Jesús Alexis González
@jesusalexis_gon
No hay comentarios:
Publicar un comentario